December 28th, 2025
1037 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 28 de diciembre del 2025
El mensaje de la navidad: la proclamación de las buenas nuevas de salvación y vida eterna
“8 Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. 9 Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. 10 Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: 11 que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. 12 Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. 13 Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: 14 ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres! 15 Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado. 16 Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. 17 Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño. 18 Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían.” (Lcs 2:8-18)
La historia bíblica de la navidad ha sido sin duda alguna una de las favoritas de la humanidad por los pasados dos mil años. La navidad es la irrupción de la gracia salvadora en nuestra historia. Dios decide encarnar a Su hijo unigénito para resolver el problema de nuestro pecado y de la interrupción de nuestra comunión con Él. No obstante, los enfoques y detalles que nos regalan los escritores bíblicos acerca de la navidad están cargados de tanta intensidad que provocan emociones, ensoñación y la necesidad de continuar explorando los datos que ellos ofrecen.
Por ejemplo, examinemos una de las conclusiones a la que han llegado varios exégetas bíblicos sobre la respuesta que María le ofrece al ángel que le comunicó el mensaje de que ella había sido escogida para ser la madre del Salvador del mundo (Lcs 1:26-38). La respuesta de esta jovencita, “he aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra” (v.38), la comprometió, tanto a ella como a José, con el plan profético de la salvación. Ambos estarían ligados a este plan por toda la eternidad. O sea, que la historia de la navidad incluye compromisos con los planes proféticos diseñados por Dios.
Los relatos bíblicos nos hacen saber que Dios había designado que el artífice y consumador del plan de salvación para la humanidad sería un ser humano y no un ángel (Gén 3:15). Así mismo lo explica el escritor de la Carta a los Hebreos cuando dice lo siguiente:
“14 Los hijos de una familia son gente de carne y hueso, por eso Jesús se hizo de carne y hueso igual que ellos. Sólo así pudo morir y con su muerte derrotar al diablo, quien tenía el poder de la muerte. 15 Jesús se hizo hombre para liberar a los hombres, quienes habían estado esclavizados toda la vida por temor a la muerte. 16 Sabemos que Jesús vino a rescatar a los descendientes de Abraham, no a los ángeles. 17 Por lo tanto, era necesario que Jesús fuera igual a sus hermanos en todo sentido. Se hizo como nosotros para poder ser sumo sacerdote fiel y compasivo en su servicio a Dios. De esta manera Jesús pudo ofrecer un sacrificio que quita los pecados de la gente.” (Heb 2:14-17, PDT)
Las profecías bíblicas acerca del nacimiento de nuestro Salvador fueron tan explícitas que sabíamos que este sería judío (Gén 12:1-3; Núm 24:17), que sería de la tribu de Judá (Gén 49:10), de la familia de David (2 Sam 7:17), que nacería de una virgen (Isa 7:14) y que nacería en Belén, la ciudad en la que nació el rey David (Miq 5:2). En otras palabras, que el nacimiento del Niño Dios no fue un accidente en la historia. Sólo Dios puede anunciar un evento con tanta precisión, en algunos casos, miles de años antes de que acontezcan. Esta precisión divina forma parte del mensaje de la navidad.
El pasaje bíblico que encabeza esta reflexión escrita señala que el nacimiento de nuestro Salvador ocurrió en un establo preparado para el cuidado de animales domésticos y que su primera cuna fue un recipiente en el que se colocaba el alimento de estos. Esta fue la descripción que los ángeles le proveyeron a los pastores, indicándoles que esta les serviría como señal de que habían encontrado a la familia correcta.
“12 Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre” (Lcs 2:12, RV1960)
Esta descripción nos anima a pensar que la navidad es también una invitación a desarrollar la búsqueda correcta del Salvador del mundo. Además, la humildad que proyectaría el cuadro que los pastores debían encontrar, identifica la navidad con la sencillez del nacimiento del Niño Dios y del mensaje que este evento proclama. Desde entonces, esta realidad forma parte del mensaje del Evangelio de las buenas nuevas de salvación.
“9 Ustedes conocen la gracia generosa de nuestro Señor Jesucristo. Aunque era rico, por amor a ustedes se hizo pobre para que mediante su pobreza pudiera hacerlos ricos.” (2 Cor 8:9, NTV)
En otras palabras, el mensaje de la navidad está predicado desde la sencillez y la humildad que nuestro Señor y Salvador escogió para nacer y para vivir.
El pasaje del Evangelio de Lucas que aparece en el epígrafe de esta reflexión añade que el nacimiento de nuestro Redentor estuvo precedido por un concierto angelical. Esto no nos debe sorprender porque la Biblia dice que los ángeles cantaban y danzaban cuando Dios estaba creando los cielos y la tierra.
“¿Sobre qué bases descansa la tierra? ¿Quién puso la primera piedra, 7 mientras cantaban a una voz las estrellas de la mañana y los ángeles lanzaban gritos de alegría?” (Job 38:6-7, PDT)
Por lo tanto, no sería inusual ver a los ángeles hacer lo mismo durante la “premier” de la nueva creación que Dios ensambló a través del plan de salvación. No olvidemos que la Biblia establece que nuestra salvación es descrita como una nueva creación.
“17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (2 Cor 5:17, RV1960)
“15 Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación.” (Gál 6:15). [1]
En otras palabras, que la navidad es también la puerta de entrada para esa nueva creación y una invitación eterna a cantar alabanzas al Creador.
Ahora bien, lo que nunca deja de impresionar a los lectores es la letra del himno que ellos decidieron cantar durante la madrugada en la que María soportaba los dolores de parto.
“¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!”
(Lcs 2:12, RV1960)
Debemos comenzar estableciendo que las Sagradas Escrituras nos permiten conocer que Dios decidió llenar con su gloria el Tabernáculo que ordenó a Moisés construir.
“34 Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo. 35 Y no podía Moisés entrar en el tabernáculo de reunión, porque la nube estaba sobre él, y la gloria de Jehová lo llenaba.” (Éxo 40:34-35)
Así mismo llenó con su gloria el templo que Salomón construyó (2 Cró 7:1-3). Sin embargo, la Biblia es también escueta al señalar que Dios decidió separar su gloria del pueblo de Israel a causa de la maldad y el pecado que ellos insistían en cometer y practicar (1 Sam 4:21; Eze 8:4; 9:3; 10:4, 18; 11:22–23). No obstante, Dios había prometido restaurar esa gloria. El profeta Isaías es uno de los mejores exponentes de ese plan divino.
“1 Mas no habrá siempre oscuridad para la que está ahora en angustia, tal como la aflicción que le vino en el tiempo que livianamente tocaron la primera vez a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí; pues al fin llenará de gloria el camino del mar, de aquel lado del Jordán, en Galilea de los gentiles.” (Isa 9:1)
La Biblia establece que el cumplimiento de esa profecía ocurrió cuando Cristo decidió trasladar la base de operaciones de su ministerio para esa región: Capernaum.
“13 y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí, 14 para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: 15 Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, Camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles; 16 El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; Y a los asentados en región de sombra de muerte, Luz les resplandeció.” (Mat 4:13-16)
Todos estos datos tienen como denominador común, como eje central, que la Biblia dice que el Salvador del mundo es la gloria del unigénito hijo de Padre, lleno de gracia y de verdad (Jn 1:14). Cristo es el resplandor de la gloria del Padre (Heb 1:3). La profecía de Isaías antes citada se cumple cuando nuestro Señor se establece allí. Es así que por fin se llenó de gloria el camino del mar. La navidad es entonces la encarnación de esa gloria con la que el Padre decidió volver a llenar la tierra.
Analizando esto desde otra perspectiva, tenemos que concluir que los ángeles cantan gloria como alabanzas a Dios al mismo tiempo que como testimonio del cumplimiento del plan eterno. Los ángeles cantaron gloria porque la gloria de Dios había nacido en Belén. Ese plan eterno no solo incluye la restitución de esa gloria. Ese plan también incluye que cada creyente en Cristo sea convertido en una alabanza para la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. O sea, que los creyentes en Cristo sustituimos al coro angelical que cantó en Belén, no solo con las alabanzas que cantamos, sino siendo alabanzas encarnadas que testifican acerca de la gloria de Dios. Esto también forma parte del mensaje de la navidad.
“6 para alabanza de su gloriosa gracia, que nos concedió en su Amado. …. 12 a fin de que nosotros, que fuimos los primeros en poner nuestra esperanza en Cristo, seamos para alabanza de su gloria. 13 En él también ustedes, cuando oyeron el mensaje de la verdad, el evangelio que les trajo la salvación, y lo creyeron, fueron marcados con el sello que es el Espíritu Santo prometido. 14 Este garantiza nuestra herencia hasta que llegue la redención final del pueblo adquirido por Dios, para alabanza de su gloria.” (Efe 1:6, 12-14, NVI)
Los ángeles cantan acerca de la paz en la tierra porque el Niño que nació en Belén es nuestra paz. Él es el único capaz de restablecer la paz con Dios y la paz entre nosotros.
“14 Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, 15 aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, 16 y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. 17 Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; 18 porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.” (Efe 2:14-18)
Entonces, el mensaje de la navidad incluye el restablecimiento de la gloria de Dios y de la paz que sobrepasa todo entendimiento.
Es interesante que esto también forme parte del mensaje de salvación que predica el Nuevo Testamento.
“1 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;” (Rom 5:1, RV 1960)
Hay más, el mensaje de la navidad predica que Dios convirtió el establo en el que nació el Niño Dios en algo similar al Lugar Santísimo que había en el Tabernáculo y en el templo de Jerusalén. Sí, ese era el lugar para colocar el Arca del Pacto, el testimonio de la presencia permanente de Dios que luego fue removida. Era allí que residía la gloria del Dios de Israel. Esta aseveración no es muy complicada. Después de esto, solo hace falta que Cristo habite en un lugar para que ocurra esta transformación. Esta aseveración también forma parte del mensaje de la navidad.
El pasaje del Evangelio de Lucas que estamos analizando aquí también incluye la descripción de la responsabilidad que tiene todo aquél que escucha acerca de estas buenas nuevas. Se trata de la responsabilidad de no conformarse con ser oidores del mensaje y proceder a buscar al Salvador del mundo; no detenerse hasta encontrarlo.
“15 Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado. 16 Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.” (Lcs 2:15-16)
¿Cómo podemos llegar a esa conclusión? El texto lucano dice que los pastores “hallaron” a María, y a José y al niño acostado en el pesebre. El concepto griego que Lucas utiliza aquí es “aneuriskō” (G429). Este puede ser traducido buscar con diligencia,[2] y como encontrar por medio de la búsqueda (Lcs 2:16; Hch 21:4).[3] Dicho de otra manera, los pastores no se detuvieron en su búsqueda hasta haber encontrado exactamente aquello que le habían descrito.
Las respuestas de estos pastores han sido exaltadas a través de todas las generaciones por los pasados dos mil años. Haber recibido por fe el mensaje de los ángeles los condujo a la búsqueda y de allí al encuentro con el Señor y Salvador del mundo. Esto provocó en ellos alabanzas que la historia ha clasificado como el segundo coro que cantó en Belén.
El mensaje de la navidad entonces incluye el compromiso con el plan divino de salvación. El mensaje de la navidad predica la precisión divina para irrumpir en nuestra historia. El mensaje de la navidad es una invitación a desarrollar la búsqueda correcta del Salvador del mundo. Este mensaje se predica desde la sencillez y la humildad que presenta el pesebre en el que nació el Salvador del mundo.
El mensaje es también una invitación a dar gracias al Eterno por habernos tenido por dignos de formar parte de una nueva creación. Es además una invitación a prorrumpir en alabanzas al Autor de nuestra salvación. El mensaje de la navidad proclama que Dios quiere convertir cada corazón en el Lugar Santísimo, para colocar allí a Cristo, el resplandor de su gloria eterna. El mensaje de la Navidad proclama alabanzas que cantan a cerca de la gloria revelada en Cristo y de la paz que sólo Dios puede darle a la creación.
El mensaje de la navidad proclama que Dios quiere convertir en alabanzas encarnadas a todos a aquellos que reciben este mensaje. Para esto, se requiere que aquellos que escuchan su proclamación busquen sin cesar hasta encontrar al Salvador del mundo, al Señor de la vida, al Niño Dios que nació en Belén.
¡Feliz Navidad!
[1] Wiersbe, W. W. (1996). The Bible exposition commentary (Vol. 1, p. 175). Victor Books.
[2] Tuggy, A. E. (2003). En Léxico griego-español del Nuevo Testamento (p. 69). Editorial Mundo Hispano.
[3] Swanson, J. (1997). En Diccionario de idiomas bı́blicos: Griego (Nuevo Testamento) (Edición electrónica.). Logos Bible Software.
El mensaje de la navidad: la proclamación de las buenas nuevas de salvación y vida eterna
“8 Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. 9 Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. 10 Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: 11 que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. 12 Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. 13 Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: 14 ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres! 15 Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado. 16 Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. 17 Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño. 18 Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían.” (Lcs 2:8-18)
La historia bíblica de la navidad ha sido sin duda alguna una de las favoritas de la humanidad por los pasados dos mil años. La navidad es la irrupción de la gracia salvadora en nuestra historia. Dios decide encarnar a Su hijo unigénito para resolver el problema de nuestro pecado y de la interrupción de nuestra comunión con Él. No obstante, los enfoques y detalles que nos regalan los escritores bíblicos acerca de la navidad están cargados de tanta intensidad que provocan emociones, ensoñación y la necesidad de continuar explorando los datos que ellos ofrecen.
Por ejemplo, examinemos una de las conclusiones a la que han llegado varios exégetas bíblicos sobre la respuesta que María le ofrece al ángel que le comunicó el mensaje de que ella había sido escogida para ser la madre del Salvador del mundo (Lcs 1:26-38). La respuesta de esta jovencita, “he aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra” (v.38), la comprometió, tanto a ella como a José, con el plan profético de la salvación. Ambos estarían ligados a este plan por toda la eternidad. O sea, que la historia de la navidad incluye compromisos con los planes proféticos diseñados por Dios.
Los relatos bíblicos nos hacen saber que Dios había designado que el artífice y consumador del plan de salvación para la humanidad sería un ser humano y no un ángel (Gén 3:15). Así mismo lo explica el escritor de la Carta a los Hebreos cuando dice lo siguiente:
“14 Los hijos de una familia son gente de carne y hueso, por eso Jesús se hizo de carne y hueso igual que ellos. Sólo así pudo morir y con su muerte derrotar al diablo, quien tenía el poder de la muerte. 15 Jesús se hizo hombre para liberar a los hombres, quienes habían estado esclavizados toda la vida por temor a la muerte. 16 Sabemos que Jesús vino a rescatar a los descendientes de Abraham, no a los ángeles. 17 Por lo tanto, era necesario que Jesús fuera igual a sus hermanos en todo sentido. Se hizo como nosotros para poder ser sumo sacerdote fiel y compasivo en su servicio a Dios. De esta manera Jesús pudo ofrecer un sacrificio que quita los pecados de la gente.” (Heb 2:14-17, PDT)
Las profecías bíblicas acerca del nacimiento de nuestro Salvador fueron tan explícitas que sabíamos que este sería judío (Gén 12:1-3; Núm 24:17), que sería de la tribu de Judá (Gén 49:10), de la familia de David (2 Sam 7:17), que nacería de una virgen (Isa 7:14) y que nacería en Belén, la ciudad en la que nació el rey David (Miq 5:2). En otras palabras, que el nacimiento del Niño Dios no fue un accidente en la historia. Sólo Dios puede anunciar un evento con tanta precisión, en algunos casos, miles de años antes de que acontezcan. Esta precisión divina forma parte del mensaje de la navidad.
El pasaje bíblico que encabeza esta reflexión escrita señala que el nacimiento de nuestro Salvador ocurrió en un establo preparado para el cuidado de animales domésticos y que su primera cuna fue un recipiente en el que se colocaba el alimento de estos. Esta fue la descripción que los ángeles le proveyeron a los pastores, indicándoles que esta les serviría como señal de que habían encontrado a la familia correcta.
“12 Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre” (Lcs 2:12, RV1960)
Esta descripción nos anima a pensar que la navidad es también una invitación a desarrollar la búsqueda correcta del Salvador del mundo. Además, la humildad que proyectaría el cuadro que los pastores debían encontrar, identifica la navidad con la sencillez del nacimiento del Niño Dios y del mensaje que este evento proclama. Desde entonces, esta realidad forma parte del mensaje del Evangelio de las buenas nuevas de salvación.
“9 Ustedes conocen la gracia generosa de nuestro Señor Jesucristo. Aunque era rico, por amor a ustedes se hizo pobre para que mediante su pobreza pudiera hacerlos ricos.” (2 Cor 8:9, NTV)
En otras palabras, el mensaje de la navidad está predicado desde la sencillez y la humildad que nuestro Señor y Salvador escogió para nacer y para vivir.
El pasaje del Evangelio de Lucas que aparece en el epígrafe de esta reflexión añade que el nacimiento de nuestro Redentor estuvo precedido por un concierto angelical. Esto no nos debe sorprender porque la Biblia dice que los ángeles cantaban y danzaban cuando Dios estaba creando los cielos y la tierra.
“¿Sobre qué bases descansa la tierra? ¿Quién puso la primera piedra, 7 mientras cantaban a una voz las estrellas de la mañana y los ángeles lanzaban gritos de alegría?” (Job 38:6-7, PDT)
Por lo tanto, no sería inusual ver a los ángeles hacer lo mismo durante la “premier” de la nueva creación que Dios ensambló a través del plan de salvación. No olvidemos que la Biblia establece que nuestra salvación es descrita como una nueva creación.
“17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (2 Cor 5:17, RV1960)
“15 Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación.” (Gál 6:15). [1]
En otras palabras, que la navidad es también la puerta de entrada para esa nueva creación y una invitación eterna a cantar alabanzas al Creador.
Ahora bien, lo que nunca deja de impresionar a los lectores es la letra del himno que ellos decidieron cantar durante la madrugada en la que María soportaba los dolores de parto.
“¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!”
(Lcs 2:12, RV1960)
Debemos comenzar estableciendo que las Sagradas Escrituras nos permiten conocer que Dios decidió llenar con su gloria el Tabernáculo que ordenó a Moisés construir.
“34 Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo. 35 Y no podía Moisés entrar en el tabernáculo de reunión, porque la nube estaba sobre él, y la gloria de Jehová lo llenaba.” (Éxo 40:34-35)
Así mismo llenó con su gloria el templo que Salomón construyó (2 Cró 7:1-3). Sin embargo, la Biblia es también escueta al señalar que Dios decidió separar su gloria del pueblo de Israel a causa de la maldad y el pecado que ellos insistían en cometer y practicar (1 Sam 4:21; Eze 8:4; 9:3; 10:4, 18; 11:22–23). No obstante, Dios había prometido restaurar esa gloria. El profeta Isaías es uno de los mejores exponentes de ese plan divino.
“1 Mas no habrá siempre oscuridad para la que está ahora en angustia, tal como la aflicción que le vino en el tiempo que livianamente tocaron la primera vez a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí; pues al fin llenará de gloria el camino del mar, de aquel lado del Jordán, en Galilea de los gentiles.” (Isa 9:1)
La Biblia establece que el cumplimiento de esa profecía ocurrió cuando Cristo decidió trasladar la base de operaciones de su ministerio para esa región: Capernaum.
“13 y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí, 14 para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: 15 Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, Camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles; 16 El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; Y a los asentados en región de sombra de muerte, Luz les resplandeció.” (Mat 4:13-16)
Todos estos datos tienen como denominador común, como eje central, que la Biblia dice que el Salvador del mundo es la gloria del unigénito hijo de Padre, lleno de gracia y de verdad (Jn 1:14). Cristo es el resplandor de la gloria del Padre (Heb 1:3). La profecía de Isaías antes citada se cumple cuando nuestro Señor se establece allí. Es así que por fin se llenó de gloria el camino del mar. La navidad es entonces la encarnación de esa gloria con la que el Padre decidió volver a llenar la tierra.
Analizando esto desde otra perspectiva, tenemos que concluir que los ángeles cantan gloria como alabanzas a Dios al mismo tiempo que como testimonio del cumplimiento del plan eterno. Los ángeles cantaron gloria porque la gloria de Dios había nacido en Belén. Ese plan eterno no solo incluye la restitución de esa gloria. Ese plan también incluye que cada creyente en Cristo sea convertido en una alabanza para la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. O sea, que los creyentes en Cristo sustituimos al coro angelical que cantó en Belén, no solo con las alabanzas que cantamos, sino siendo alabanzas encarnadas que testifican acerca de la gloria de Dios. Esto también forma parte del mensaje de la navidad.
“6 para alabanza de su gloriosa gracia, que nos concedió en su Amado. …. 12 a fin de que nosotros, que fuimos los primeros en poner nuestra esperanza en Cristo, seamos para alabanza de su gloria. 13 En él también ustedes, cuando oyeron el mensaje de la verdad, el evangelio que les trajo la salvación, y lo creyeron, fueron marcados con el sello que es el Espíritu Santo prometido. 14 Este garantiza nuestra herencia hasta que llegue la redención final del pueblo adquirido por Dios, para alabanza de su gloria.” (Efe 1:6, 12-14, NVI)
Los ángeles cantan acerca de la paz en la tierra porque el Niño que nació en Belén es nuestra paz. Él es el único capaz de restablecer la paz con Dios y la paz entre nosotros.
“14 Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, 15 aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, 16 y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. 17 Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; 18 porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.” (Efe 2:14-18)
Entonces, el mensaje de la navidad incluye el restablecimiento de la gloria de Dios y de la paz que sobrepasa todo entendimiento.
Es interesante que esto también forme parte del mensaje de salvación que predica el Nuevo Testamento.
“1 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;” (Rom 5:1, RV 1960)
Hay más, el mensaje de la navidad predica que Dios convirtió el establo en el que nació el Niño Dios en algo similar al Lugar Santísimo que había en el Tabernáculo y en el templo de Jerusalén. Sí, ese era el lugar para colocar el Arca del Pacto, el testimonio de la presencia permanente de Dios que luego fue removida. Era allí que residía la gloria del Dios de Israel. Esta aseveración no es muy complicada. Después de esto, solo hace falta que Cristo habite en un lugar para que ocurra esta transformación. Esta aseveración también forma parte del mensaje de la navidad.
El pasaje del Evangelio de Lucas que estamos analizando aquí también incluye la descripción de la responsabilidad que tiene todo aquél que escucha acerca de estas buenas nuevas. Se trata de la responsabilidad de no conformarse con ser oidores del mensaje y proceder a buscar al Salvador del mundo; no detenerse hasta encontrarlo.
“15 Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado. 16 Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.” (Lcs 2:15-16)
¿Cómo podemos llegar a esa conclusión? El texto lucano dice que los pastores “hallaron” a María, y a José y al niño acostado en el pesebre. El concepto griego que Lucas utiliza aquí es “aneuriskō” (G429). Este puede ser traducido buscar con diligencia,[2] y como encontrar por medio de la búsqueda (Lcs 2:16; Hch 21:4).[3] Dicho de otra manera, los pastores no se detuvieron en su búsqueda hasta haber encontrado exactamente aquello que le habían descrito.
Las respuestas de estos pastores han sido exaltadas a través de todas las generaciones por los pasados dos mil años. Haber recibido por fe el mensaje de los ángeles los condujo a la búsqueda y de allí al encuentro con el Señor y Salvador del mundo. Esto provocó en ellos alabanzas que la historia ha clasificado como el segundo coro que cantó en Belén.
El mensaje de la navidad entonces incluye el compromiso con el plan divino de salvación. El mensaje de la navidad predica la precisión divina para irrumpir en nuestra historia. El mensaje de la navidad es una invitación a desarrollar la búsqueda correcta del Salvador del mundo. Este mensaje se predica desde la sencillez y la humildad que presenta el pesebre en el que nació el Salvador del mundo.
El mensaje es también una invitación a dar gracias al Eterno por habernos tenido por dignos de formar parte de una nueva creación. Es además una invitación a prorrumpir en alabanzas al Autor de nuestra salvación. El mensaje de la navidad proclama que Dios quiere convertir cada corazón en el Lugar Santísimo, para colocar allí a Cristo, el resplandor de su gloria eterna. El mensaje de la Navidad proclama alabanzas que cantan a cerca de la gloria revelada en Cristo y de la paz que sólo Dios puede darle a la creación.
El mensaje de la navidad proclama que Dios quiere convertir en alabanzas encarnadas a todos a aquellos que reciben este mensaje. Para esto, se requiere que aquellos que escuchan su proclamación busquen sin cesar hasta encontrar al Salvador del mundo, al Señor de la vida, al Niño Dios que nació en Belén.
¡Feliz Navidad!
[1] Wiersbe, W. W. (1996). The Bible exposition commentary (Vol. 1, p. 175). Victor Books.
[2] Tuggy, A. E. (2003). En Léxico griego-español del Nuevo Testamento (p. 69). Editorial Mundo Hispano.
[3] Swanson, J. (1997). En Diccionario de idiomas bı́blicos: Griego (Nuevo Testamento) (Edición electrónica.). Logos Bible Software.
Categories
Archive
2025
January
986 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 5 de enero del 2025987 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 12 de enero del 2025988 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 19 de enero del 2025989 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 26 de enero del 2025
February
990 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 2 de febrero del 2025991 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 9 de febrero del 2025992 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 16 de febrero del 2025993 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 23 de febrero del 2025
March
994 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 2 de marzo del 2025995 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 9 de marzo del 2025996 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 16 de marzo del 2025997 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 23 de marzo del 2025998 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 30 de marzo del 2025
April
999 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 6 de abril del 20251000 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 13 de abril del 20251001 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 20 de abril del 20251002 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 27 de abril del 2025
May
1003 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 4 de mayo del 20251004 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 11 de mayo del 20251005 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 18 de mayo del 20251006 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 25 de mayo del 2025
June
1007 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 1 de junio del 20251008 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 8 de junio del 20251009 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 15 de junio del 20251010 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 22 de junio del 20251011 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 29 de junio del 2025
July
1012 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 6 de julio del 20251013 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 13 de julio del 20251014 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 20 de julio del 20251015 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 27 de julio del 2025
August
1016 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 3 de agosto del 20251017 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 10 de agosto del 20251018 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 17 de agosto del 20251019 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 24 de agosto del 20251020 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 31 de agosto del 2025
September
1021 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 7 de septiembre del 20251022 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 14 de septiembre del 20251023 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 21 de septiembre del 20251024 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 28 de septiembre del 2025
October
1025 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 5 de octubre del 20251026 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 12 de octubre del 20251027 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 19 de octubre del 20251028 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 26 de octubre del 2025
November
1029 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 2 de noviembre del 20251030 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 9 de noviembre del 20251031 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 16 de noviembre del 20251032 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 23 de noviembre del 20251033 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 30 de noviembre del 2025
December
1034 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 7 de diciembre del 20251035 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 14 de diciembre del 20251036 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 21 de diciembre del 20251037 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 28 de diciembre del 2025
2024
January
934 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 7 de enero del 2024935 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 14 de enero del 2024936 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 21 de enero del 2024937 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 28 de enero del 2024
February
938 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 4 de febrero del 2024939 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 11 de febrero del 2024940 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 18 de febrero del 2024941 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 25 de febrero del 2024
March
942 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 3 de marzo del 2024943 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 10 de marzo del 2024944 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 17 de marzo del 2024945 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 24 de marzo del 2024946 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 31 de marzo del 2024
April
947 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 7 de abril del 2024948 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 14 de abril del 2024949 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 21 de abril del 2024950 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 28 de abril del 2024
May
951 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 5 de mayo del 2024952 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 12 de mayo del 2024953 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 19 de mayo del 2024954 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 26 de mayo del 2024
June
955 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 2 de junio del 2024956 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 9 de junio del 2024957 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 16 de junio del 2024958 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 23 de junio del 2024959 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 30 de junio del 2024
July
960 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 7 de julio del 2024961 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 14 de julio del 2024962 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 21 de julio del 2024963 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 28 de julio del 2024Nota pastoral editorial sobre los actos de apertura de los Juegos Olímpicos París 2024
August
964 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 4 de agosto del 2024965 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 11 de agosto del 2024966 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 18 de agosto del 2024967 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 25 de agosto del 2024
September
968 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 1 de septiembre del 2024969 • El Heraldo Digital - Institucional • Volumen XVII • 8 de septiembre del 2024970 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 15 de septiembre del 2024971 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 22 de septiembre del 2024972 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 29 de septiembre del 2024
October
973 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 6 de octubre del 2024974 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 13 de octubre del 2024Celebremos el don inefable que nos ha dado Dios975 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 20 de octubre del 2024976 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 27 de octubre del 2024
Recent
1037 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 28 de diciembre del 2025
December 28th, 2025
1036 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 21 de diciembre del 2025
December 21st, 2025
1035 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 14 de diciembre del 2025
December 14th, 2025
1034 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 7 de diciembre del 2025
December 7th, 2025
1033 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 30 de noviembre del 2025
November 30th, 2025
Tags
#vidaamec
AUTOR: MIZRAIM ESQUILIN GARCIA
AUTOR: PASTOR MJ
Editorial AMEC-CDA
Editorial Pastoral
Efesios
El Heraldo
Epistolas Paulinas
Heraldo Digital
Heraldo
Isaias
MIsiones
Navidad 2022
Notas del Pastor MJ
Pastor Mizraim Esquilin
SALMO 23
SALMO 91
SERIE: ALABANZAS PARA EL ALMA: ORACIONES
SERIE: DIOS NOS HABLA EN MEDIO DE LAS CRISIS
SERIE: EL ARCA DEL PACTO
SERIE: EL EXODO - LA VIDA DESPUES DE LAS PLAGAS
SERIE: ENSEÑANZAS EN LA CUEVA
SERIE: ENTRE EL MAR Y LA TIERRA PROMETIDA
SERIE: LOS ANGELES DE DIOS
Serie: El mensaje del profeta IsaÃas
Serie: La Agenda de la Transformación
Serie: La Carta a los Efesios
VidaAMEC
Volumen XVI
Volumen XV
mundo post-COVID

No Comments