Reflexiones de Esperanza: El mensaje del profeta Isaías: conociendo el libro el propósito de Dios para nuestras vidas (Parte X)

(Análisis de Isaías 49:9)
 
“9 para que digas a los presos: Salid; y a los que están en tinieblas: Mostraos. En los caminos serán apacentados, y en todas las alturas tendrán sus pastos.” (Isa 49:9, RV 1960)

“8 El SEÑOR dice esto: «En el momento que yo te mostré mi bondad, respondí a tus oraciones. El día de salvación, te ayudé. Te protegí y te designé como mediador de un pacto con la humanidad, para reconstruir el país y devolver las tierras arrasadas. 9 Dirás a los prisioneros: “Quedan en libertad”, y a los que están en tinieblas: “Salgan”. Se alimentarán por los caminos y en todo monte árido, encontrarán pastos. 10 No tendrán hambre ni sed. Ni les hará daño el sol ni el viento caliente del desierto. El Dios que alivia los conducirá y los guiará a manantiales de agua. 11 Convertiré todas mis montañas en una avenida y mis caminos se allanarán.” (Isa 49:8-11, PDT)

La palabra profética que el Señor nos regala a través de Isaías nos revela un esquema de predicación que ha trascendido por cerca de 28 siglos. El capítulo 49 del libro de este profeta presenta un bosquejo de predicación que trasciende al pueblo de Israel. El Dr. Warren W. Wiersbe utiliza varias metáforas cuando analiza el mensaje que hemos recibido en los versos del ocho (8) al trece (13) de ese capítulo. Wiersbe señala que esa porción de las Sagradas Escrituras convierte a los creyentes en Cristo en figuras similares a Moisés y a la Iglesia en el Nuevo Israel. Todo esto, para anunciar la agenda de la liberación de los cautivos. Además, Wiersbe suscribe que los versos del diez (10) al doce (12) miran más allá de la liberación de la cautividad en Babilonia (536 AC). Estos versos apuntan al futuro glorioso del reino en el que el Señor llamará a los Judíos de todos los confines de la tierra para establecerlos en su tierra (Isa 14:1–3; 35:6; 40:11; 43:19).[1]

Hemos analizado el verso ocho (8) del capítulo 49 del libro del profeta Isaías en nuestras reflexiones anteriores. El verso nueve (9) dice lo siguiente:

“9 Les diré a los prisioneros: “Salgan en libertad”, y a los que están en tinieblas: “Vengan a la luz”. Ellos serán mis ovejas, que se apacentarán en pastos verdes y en colinas que antes estaban desiertas.”(NTV)

Algunos comentaristas bíblicos han señalado que a los cautivos, a los prisioneros, los “ʼâsar” (H631) que Isaías identifica aquí, inicialmente se les predica como individuos. Luego se les predica como rebaño. Este concepto, “ʼâsar”, describe la acción de atar (2 Rey 7:10), y de uncir los animales a una carreta o a un yugo (Jer 46:4; 1 Sam 6:7, 10). Este concepto también describe la acción de ponerle ataduras a alguien (Jue 16:6, 10, 13), tomarle preso (Gén 42:24), de guardar como prisionero, de encarcelar (2 Rey 23:33) y hasta la acción de asumir una obligación.[2],[3],[4]

El mensaje de liberación que Isaías predica aquí no es para los cautivos en Babilonia. Los prisioneros que Isaías identifica vienen de muchos lugares de la tierra (Isa 49:12). En el idioma de muchos comentaristas bíblicos, estos cautivos son los siervos del pecado, los atados por el pecado que están en todas partes del planeta.

A nosotros se nos ha encomendado ordenar la liberación de estos prisioneros. La autoridad para ordenar no es nuestra. Pronunciamos la orden y la hacemos nuestra como embajadores (2 Cor 5:20) que hablan a nombre del primer ejecutivo de la nación a la que pertenecemos: el cielo (Fil 3:20).

“20 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;”

La orden que tenemos que pronunciar sobre ellos es directa: “salgan” (“yâtsâʼ”, H3318).

Esto es, salgan libres, sin culpa (1 Sam 14:41), llevados fuera (Gén 15:5; Esd 10:3).[5] Este concepto describe la acción de salir voluntariamente (Gén 8:16) así como la de ser sacados de algún lugar, como en el caso del pan y el vino que “sacó” Melquisedec, rey de Salem, cuando recibió a Abram (Gén 14:18).[6]

También se utiliza para describir la ruptura de la relación esclavo-dueño (Lev 25:39-41, “saldrá libre”) y hasta para describir la acción de producir, como cuando la tierra se abre para que nazca aquello que la semilla ha producido (Gén 1:12, 24).[7]

La sangre de Cristo posee toda la autoridad para libertarnos del pecado. La sangre de Cristo posee toda autoridad para sacarnos de esas prisiones libres y sin sentido de culpa. La sangre de Cristo posee toda autoridad para llevarnos fuera de esos escenarios que nos conducen a fallarle a Dios. La sangre de Cristo posee toda autoridad para que decidamos salir voluntariamente de estas prisiones, así como para comisionarnos para propiciar que otros sean sacados de estas. La sangre de Cristo posee toda autoridad para romper la dependencia y las ataduras que nos esclavizan. La sangre de Cristo posee toda autoridad para sacarnos de esas prisiones libres y con la capacidad para producir.

Pero el pecado no es la única prisión de la que tienen que ser liberados los seres humanos. Hay personas presas en prisiones de angustia. Hay otros presos en los calabozos de la depresión y los del desaliento. Hay amigos y hermanos que son prisioneros de los efectos de sus errores y equivocaciones. Hay seres humanos que son prisioneros de algunas de las muchas adicciones que existen en la posmodernidad. Los vicios y las adicciones han trascendido las sustancias y se han diversificado hasta saturar el mundo cibernético. Se trata de adicciones a los videojuegos, al uso de las plataformas cibernéticas, a los vicios sexuales y adicciones sexuales que producen las redes de información, etc. El mensaje que encontramos en Isaías 49:9 predica libertad para esos prisioneros.

Isaías dice que estos prisioneros también están sumergidos en las tinieblas, en las del pecado y de la maldad, en las tinieblas de las ciencias ocultas y en las causadas por el dolor. Los creyentes en Cristo hemos sido comisionados para ser luz en medio de esas tinieblas (Mat 5:14). [8] Tal y como dice el Apóstol Pablo en su carta a los Filipenses:

“15 para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo;”
(Fil 2:15, RV 1960)

La Iglesia está compuesta por hombres y mujeres que hemos sido libertados de esas tinieblas y llamados a caminar como hijos de la luz.

“8 Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz. 9 (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad), 10 comprobando lo que es agradable al Señor. 11 Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas; 12 porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto. 13 Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo. 14 Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo.” (Efe 5:8-14)

La orden para que aquellos que están en tinieblas puedan salir de estas está acompañada del brillo refulgente que Dios ha puesto en aquellos que hemos creído en el mensaje del Evangelio. Esta orden, “mostraos”, (“gâlâh”, H1540 ) implica apartarse de, salir (Pro 27:25), poner al descubierto (Eze 21:24), descubrirse, entrar a las cosas reveladas (1 Sam 3:7; Det 29:29),[9] quitar una capa o una sábana (Rut 3:4), poder ver, ser libre, remover una venda o un sello, recibir revelación que permita abrir los ojos, una información que permita ver aquello que está ocurriendo.[10]

Hacemos un paréntesis para señalar que las metáforas acerca del pueblo de Israel como rebaño y sus necesidades de ser pastoreado y de ser llevado a las aguas son comunes en la profecía de Isaías (Isa 40:11; 41:17; 43:2, 15; 44:27; 48:20). Sabemos que el lenguaje de este profeta es elegante, poético, lírico e intenso. No nos debe sorprender el lirismo con el que este profeta describe algunos encuentros de Dios con Su pueblo. En ocasiones describe esto como un acontecimiento de salvación que ocurre en la noche, una fiesta en la que el pueblo se acerca al monte del Señor y lo hace con flautas y con danzas. Todo esto ocurre en medio de la manifestación del fuego consumidor que hace temblar al adversario.

“29 Vosotros tendréis cántico como de noche en que se celebra pascua, y alegría de corazón, como el que va con flauta para venir al monte de Jehová, al Fuerte de Israel. 30 Y Jehová hará oír su potente voz, y hará ver el descenso de su brazo, con furor de rostro y llama de fuego consumidor, con torbellino, tempestad y piedra de granizo. 31 Porque Asiria que hirió con vara, con la voz de Jehová será quebrantada. 32 Y cada golpe de la vara justiciera que asiente Jehová sobre él, será con panderos y con arpas; y en batalla tumultuosa peleará contra ellos.”  (Isa 30:29-32)

Un comentarista bíblico del siglo 19 gustaba decir acerca del Profeta Isaías que este solía cerrar algunas frases de manera artística, con un allegro forte, para comenzar la siguiente estrofa con un piano maestoso.

“The Prophet closes here in an artistic way as with a forte allegro, while the following strophe begins with a piano maestoso.” [11]

Este profeta, Isaías, usó el concepto “gâlâh” en el capítulo 40 del libro de su profecía para decir que la gloria del Señor habría de ser revelada, que se manifestaría.

“5 Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado.” (Isa 40:5)

Ese mismo concepto fue utilizado por él para formular una de las preguntas soteriológicas (relacionadas a la salvación) más importantes de la historia:

“1 ¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?”
 (Isa 53:1)

Los que llevan algunos años en el Evangelio saben que ese capítulo 53 del libro de Isaías describe la pasión y la muerte de Cristo con unos detalles impresionantes. En otras palabras, que Isaías dice que Dios dispuso que la revelación de la salvación y del plan celestial para sacar a los seres humanos de las tinieblas del pecado, tiene que ser a través del sacrificio de Cristo en la cruz del Calvario.

Isaías volvió a utilizar ese mismo concepto, “gâlâh”,  para describir la manifestación de la justicia de Dios, en vías de presentar el plan de Dios para hacer regresar a Su casa, al monte santo, a todo aquél que guarda el derecho y hace justicia (Isa 56:1-8). Nosotros sabemos que Cristo es el único que es capaz de devolvernos al centro de estos requerimientos divinos.

Por último, “gâlâh”, el concepto que la Biblia traduce en Isaías 49:9 como “mostraos,” también significa ser desnudado, ser despojado de la ropa que cubre a uno, ser encontrado, ser removido de algún lugar.[12] O sea, que salir de las tinieblas es similar a ser desnudados para ser vestidos con una ropa distinta a la de la prisión.

Esta explicación nos permite ser capaces de entender mejor algunas expresiones del lenguaje paulino para describir el pecado y lo que se requiere cuando venimos a los pies del Señor aceptándole como el Salvador de nuestras vidas:

“22 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, 23 y renovaos en el espíritu de vuestra mente, 24 y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.” (Efe 4:22-24)

“12 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; 13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. 14 Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. 15 Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.”
(Col 3:12-14)

La primera parte del verso nueve (9) del capítulo 49 del libro del Profeta Isaías es un llamado a la evangelización que liberta, que rescata, que sana y que transforma. La primera parte de ese verso predica el amor de Dios que liberta de las prisiones en las que hemos sido apresados. La primera parte de ese verso predica la gracia de Dios que cancela las tinieblas y nos hace andar en su luz admirable.
Referencias

[1] Wiersbe, W. W. (1996). Be Comforted (pp. 120–125). Victor Books.

[2] Chávez, M. (1992). En Diccionario de hebreo bı́blico (1. ed., p. 57). Editorial Mundo Hispano.

[3] Whitaker, R., Brown, F., Driver, S. R. (Samuel R., & Briggs, C. A. (Charles A. (1906). En The Abridged Brown- Driver-Briggs Hebrew-English Lexicon of the Old Testament: from A Hebrew and English Lexicon of the Old MTestament by Francis Brown, S.R. Driver and Charles Briggs, based on the lexicon of Wilhelm Gesenius. Houghton, Mifflin and Company.

[4] Swanson, J. (1997). En Dictionary of Biblical Languages with Semantic Domains : Hebrew (Old Testament) (electronic ed.). Logos Research Systems, Inc.

[5] Chávez, M. (1992). En Diccionario de hebreo bı́blico (1. ed., pp. 254–255). Editorial Mundo Hispano.

[6] Swanson, J. (1997). En Dictionary of Biblical Languages with Semantic Domains : Hebrew (Old Testament) (electronic ed.). Logos Research Systems, Inc.

[7] Whitaker, R., Brown, F., Driver, S. R. (Samuel R., & Briggs, C. A. (Charles A. (1906). In The Abridged Brown-Driver-Briggs Hebrew-English Lexicon of the Old Testament: from A Hebrew and English Lexicon of the Old Testament by Francis Brown, S.R. Driver and Charles Briggs, based on the lexicon of Wilhelm Gesenius. Houghton, Mifflin and Company.

[8] Spence-Jones, H. D. M., ed. (1910). Isaiah (Vol. 2, pp. 232–233). Funk & Wagnalls Company.

[9] Chávez, M. (1992). En Diccionario de hebreo bı́blico (1. ed., pp. 120–121). Editorial Mundo Hispano.

[10] Swanson, J. (1997). En Dictionary of Biblical Languages with Semantic Domains : Hebrew (Old Testament)(electronic ed.). Logos Research Systems, Inc.

[11] Lange, J. P., Schaff, P., Nägelsbach, C. W. E., Lowrie, S. T., & Moore, D. (2008). A commentary on the Holy Scriptures: Isaiah (pp. 535–536). Logos Bible Software.

[12] Strong, J. (2009). En A Concise Dictionary of the Words in the Greek Testament and The Hebrew Bible (Vol. 2, p. 27). Logos Bible Software.

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