April 20th, 2025
1001 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 20 de abril del 2025
El poder de la resurrección de Jesucristo
“18 Pido que Dios les abra la mente para que vean y sepan lo que él tiene preparado para la gente que ha llamado. Entonces podrán participar de las ricas y abundantes bendiciones que él ha prometido a su pueblo santo. 19 Verán también lo grande que es el poder que Dios da a los que creen en él. Es el mismo gran poder 20 con el que Dios resucitó a Cristo de entre los muertos y le dio el derecho de sentarse a su derecha en el cielo. 21 Dios ha puesto a Cristo por encima de cualquier gobernante, autoridad, poder y dominio, tanto de este mundo como del que está por venir. 22 Dios puso todo bajo sus pies y lo nombró como cabeza de todo para bien de la iglesia, 23 la cual es su cuerpo. Cristo, quien llena todo en todo momento, llena la iglesia con su presencia.” (Efe1:18-23, PDT)
Los versos bíblicos que aparecen en el epígrafe de esta reflexión pertenecen a la primera de dos oraciones (plegarias) que el Apóstol Pablo presenta en esta carta (Efe 1:15-23; 3:14-21). Esa oración, la primera, es una que el Apóstol levanta pidiendo a Dios por el crecimiento espiritual de la iglesia[1]. Él le pide al Padre de nuestro Señor (v.17) que derrame unas bendiciones muy particulares sobre los miembros del cuerpo de Cristo. Pablo pide que la Iglesia reciba iluminación en el conocimiento de Dios (v.17). Pablo pide aquí que esa revelación permita que la iglesia se plenamente capaz de conocer lo siguiente (vv. 18-19):
O sea, que se trata de una oración para que conozcamos más acerca de Dios. Es una oración para que conozcamos más acerca de la gloria que ha sido preparada para nosotros, tanto aquí (conectada al propósito santo), como en la eternidad. Se trata de una oración elevada al Padre pidiendo que seamos capaces de conocer acerca del poder que Dios ha separado para mostrar su gloria a los santos. Es una oración levantada por el Apóstol pidiendo que seamos capaces de conocer el poder que emana de la resurrección de Cristo y que está disponible para los que creen en Su nombre. Es una oración elevada por el Apóstol Pablo pidiendo que conozcamos acerca del poder que hace que Cristo se siente en lugares celestiales a la diestra del Padre; los mismos lugares en los que la Iglesia está sentado juntamente con Él (Efe 2:6).[2]
Es muy interesante que el Apóstol dice en esta oración que todo esto está configurado en la obra del poder de Dios en Cristo, como manifestación de su obra en los creyentes. Esto es, en su resurrección, en su elevación a la diestra de Dios, en su dominio universal y en la relación que Él tiene con la Iglesia.
Dentro de las cosas que esa oración paulina afirma encontramos que hay varios escenarios que se desarrollan en la resurrección de Cristo. Uno de estos es la afirmación de su señorío, Él es Señor y Dios.
“3 acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, 4 que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos,” (Rom 1:2-3, RV1960)
Otro, la garantía de nuestra resurrección: los muertos en Cristo resucitarán primero tal y como ha sido prometido.
“12 Ahora bien, si se predica que Cristo ha sido levantado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos de ustedes que no hay resurrección? 13 Si no hay resurrección, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado. 14 Y si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación no sirve para nada, como tampoco la fe de ustedes. 15 Aún más, resultaríamos falsos testigos de Dios por haber testificado que Dios resucitó a Cristo, lo cual no habría sucedido si en verdad los muertos no resucitan. 16 Porque, si los muertos no resucitan, tampoco Cristo ha resucitado. 17 Y si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes es ilusoria y todavía están en sus pecados. 18 En este caso, también están perdidos los que murieron en Cristo. 19 Si la esperanza que tenemos en Cristo fuera solo para esta vida, seríamos los más desdichados de todos los mortales. 20 Lo cierto es que Cristo ha sido levantado de entre los muertos, como primicias de los que murieron. 21 De hecho, ya que la muerte vino por medio de un hombre, también por medio de un hombre viene la resurrección de los muertos. 22 Así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir, 23 pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; después, cuando él venga, los que le pertenecen.” (1 Cor 15:12-23, NVI)
“13 Y ahora, amados hermanos, queremos que sepan lo que sucederá con los creyentes que han muerto, para que no se entristezcan como los que no tienen esperanza. 14 Pues, ya que creemos que Jesús murió y resucitó, también creemos que cuando Jesús vuelva, Dios traerá junto con él a los creyentes que hayan muerto. 15 Les decimos lo siguiente de parte del Señor: nosotros, los que todavía estemos vivos cuando el Señor regrese, no nos encontraremos con él antes de los que ya hayan muerto. 16 Pues el Señor mismo descenderá del cielo con un grito de mando, con voz de arcángel y con el llamado de trompeta de Dios. Primero, los creyentes que hayan muerto se levantarán de sus tumbas. 17 Luego, junto con ellos, nosotros, los que aún sigamos vivos sobre la tierra, seremos arrebatados en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Entonces estaremos con el Señor para siempre. 18 Así que anímense unos a otros con estas palabras.” (1 Tes 4:13-18, NTV)
A esto hay que añadirle que otro escenario es el del poder que se desata sobre aquellos que creen en el nombre del Cristo resucitado. El poder que resucitó a Cristo nos eleva a nosotros para poder vivir la vida desde la gloriosa experiencia de la resurrección del Señor y teniendo ese poder actuando sobre nosotros y en nosotros.
Algunos apóstoles describen ese escenario como la capacidad para vivir la vida con una esperanza viva.
“3 Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, 4 para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, 5 que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.” (1 Ped 1:3-5, RV1960)
Pablo dice en esos versos del primer capítulo de la Carta a los Efesios que la resurrección de Jesucristo es demostración del poder de Dios. La resurrección de nuestro Señor desata sobre nosotros el poder para vencer las más grandes pruebas y adversidades que podemos enfrentar en la vida. Esto valida las promesas bíblicas. Entre estas, aquellas acerca de nuestra resurrección (1 Cor 15:12-26), la destrucción de la muerte (1 Cor 15:55-57), la autoridad para vencer las tentaciones (1 Cor 10:13) y el restablecimiento de la justicia sobre la tierra (Isa 43:2-3)
La resurrección de Cristo desata el poder para dar vida a todo aquello que está irremediablemente muerto, no sólo para garantizar que llegaremos a las mansiones celestiales, sino para ser capaces de vencer las tribulaciones y lo efectos que estas producen en nuestras vidas.
“14 sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros. 15 Porque todas estas cosas padecemos por amor a vosotros, para que abundando la gracia por medio de muchos, la acción de gracias sobreabunde para gloria de Dios. 16 Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. 17 Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; 18 no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” (2 Cor 4:14-18)
En otras palabras, que la resurrección de Cristo es para nosotros tanto doctrina como vida. La resurrección de nuestro Señor es columna y fundamento mismo del cristianismo.
Hacemos un paréntesis aquí para señalar que la Carta del Apóstol Pablo a la iglesia que estaba localizada en la ciudad de Éfeso nos ha servido como base para varias series de sermones y reflexiones. La primera de estas series fue presentada en los años 2006-07. La segunda, en el año 2022. Algunas de esas reflexiones sirvieron para presentar el contexto de esa carta y algunos modelos estructurales de la misma. Nos lanzamos a hacer esto con el fin de poder facilitar a los lectores el estudio de la misma. Esta es una de las razones por las que no comenzamos esta reflexión presentando estructuras y elementos exegéticos de la misma. No obstante, a continuación, presentamos algunos elementos que nos parecen vitales para poder acercarse a esta reflexión de forma responsable.
La siguiente es una cita una extraída de esas reflexiones:
“La carta a la Iglesia en Efeso es uno de los documentos bíblicos que mayor énfasis hace acerca de la estructura de la Iglesia del Señor. Efeso era una ciudad puerto en la región de Ionia, en Asia Menor, y en una ocasión la metrópolis de esa parte del mundo. La ciudad antigua estaba localizada en la boca del río Cayster, en las orillas del Mar Egeo; a unas 50 millas al sur de Esmyrna. La ciudad de Efeso en la que el Apóstol Pablo funda la Iglesia no era la Efeso antigua, pues esta había sido destruida mucho antes. La ciudad en la que el Apóstol predica el Evangelio era una nueva ciudad (con el mismo nombre) construida por Lisímaco luego de la batalla de Ipsus en el 301 AC. Este Lisímaco era uno de los guarda-espaldas de Alejandro el Grande y que luego se convirtiera en General Macedonio y en uno de los sucesores del antes mencionado emperador.
A lo largo y a lo ancho de esa carta el Apóstol insiste entre otras cosas, que Dios continúa trabajando en su gran propósito para la humanidad, llamando seres humanos a Cristo y formando en Cristo una sociedad nueva y redimida[3] (Donald Guthrie, New Testament Introduction, p479-521). El Apóstol hace referencia de muchas maneras a esa sociedad redimida que constituye el nuevo pueblo de Dios. Por ejemplo, entre otras cosas él les llama santos y fieles (1:1-2), herencia de Dios (1:11), edificio de Dios (2:19-20), Cuerpo de Cristo (1:22-23), esposa de Cristo (5:22-31), Iglesia (3:10, 21), nuevo hombre (2:14-15; 4:24) e imitadores de Dios (5:1). Sólo con estos datos podemos llegar a la conclusión de que la declaración más comprehensiva de esta carta es el eterno propósito de Dios y el lugar de Cristo y de su pueblo en ese propósito.
En los primeros 6 versos del capítulo 1 podemos sintetizar varios temas poderosísimos relacionados a Dios el Padre, a Cristo su Hijo y al Espíritu Santo. También podemos sintetizar algunos conceptos relacionados a esos creyentes a quienes el Apóstol llama santos y fieles. El primero de ellos: que nuestra vida tiene significado en Cristo. El segundo: que en Cristo somos suficientes. El tercero: que en Cristo estamos seguros.” [4]
Sabemos que esta carta, de seis (6) capítulos y escrita desde una prisión, puede ser analizada de muchas maneras. Algunos especialistas la han dividido para su estudio en dos secciones a saber; tres capítulos de doctrina: (el llamado de la Iglesia) y tres capítulos de aplicación: (la conducta de la Iglesia). Otros la han estudiado valiéndose de una segmentación distinta. Por ejemplo, John R. W. Stott ve en ella que el apóstol Pablo se enfoca aquí en lo que Dios hizo a través del trabajo histórico de Jesucristo y en lo que hace el día de hoy a través del Santo Espíritu. Para Stott, la Carta a los Efesios puede ser vista de la siguiente manera:
1. La nueva vida que Dios nos ha dado en Cristo (1:3 - 2:10)
2. La nueva sociedad que Dios ha creado a través de Cristo (2:11 - 3:21)
3. Los nuevos estándares que Dios espera de esa nueva sociedad en términos de
pureza y unidad (4:1 - 5:21)
4. Las nuevas relaciones a la que Dios nos ha traído—armonía en el hogar y hostilidad
con el malo y la maldad (5:21 - 6:24)
Según Stott la Carta a los Efesios busca describir todo esto que es nuevo[5]. Este mismo exégeta bíblico, presenta la siguiente estructura en su serie “John Stott Bible Studies; ‘Ephesians’: Building a community in Christ: 12 studies with Commentary for Individuals or Groups.”[6]
Por otro lado, otros escritores, buscando el lado pastoral de esta carta, apuntan en sus análisis que la Carta a los Efesios trata de un proceso de peregrinación. Esto es, describir cómo se camina con Dios y cómo se le sirve en medio de la revelación de su gloria.
Creemos que estas pequeñas y sencillas muestras estructurales que hemos compartido, son suficientes para que usted se haya percatado de que cada erudito consultado nos permite extraer avenidas distintas para acercarnos al estudio de esta carta.
Regresando al escenario del poder desatado en la resurrección de nuestro Señor, el Apóstol Pablo señala aquí la naturaleza de ese poder: “…la supereminente grandeza de su poder” (v.19). Esto es, un poder que puede vencer todos los obstáculos. El profesor Thomas Croskery decía que esta es la base para la exclamación paulina que encontramos en Romanos 8:31: “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Rom. 8:31). Él añadía que los creyentes en Cristo hemos sido conminados a orar así. Él utiliza como ejemplo que en la oración del “Padrenuestro” (Mat 6:9-13), después de haber pedido el perdón de nuestros pecados, y pedir por lo que es necesario, somos llamados a declarar con firmeza lo siguiente: “Tuyo es el reino, y el poder, y la gloria”. O sea, que ese poder en el cual hemos sido llamados a vivir proviene de Dios: es Dios el que lo posee.[7]
El Doctor Henry Donald Maurice Spence dice en uno de los comentarios bíblicos para los que sirvió como editor general que hay al menos cuatro (4) declaraciones básicas que se desprenden de la resurrección de nuestro Señor.[8]
Los creyentes en Cristo hemos sido llamados a vivir en el poder de la resurrección de nuestro Señor. Vivir bajo y en ese poder transforma por completo el sentido de todo lo que hacemos en la vida. La vida entera se convierte en la vida de Jesús porque Él es la vida (Jn 14:7). Tal y como dicen Henry y Melvin Blackaby, el poder de la resurrección garantiza la realidad de la salvación. Personas como Saulo de Tarso pueden ser transformadas. El poder de la resurrección de nuestro Señor afirma la realidad de la eternidad. Cristo está vivo y nosotros esperamos su regreso mientras vivimos en Él, por Él y para Él. Pero aún más: la eternidad es real porque los creyentes en Cristo hemos comenzado a vivir la vida eterna (Jn 6:47; 10:10).
Ser cristiano es eso: nuestra relación con el Resucitado con Su poder impacta todas las áreas de nuestras vidas, reorganiza nuestras prioridades y somete todo lo terrenal al gobierno de lo eterno. El poder de la resurrección que ha sido garantizado para los que creemos en Cristo transforma la forma en que manejamos los asuntos familiares. Esto es así porque nos hace conscientes de que ese poder es más que eficiente para operar sobre el alma de cada uno de los nuestros. El poder de la resurrección transforma la manera en que trabajamos con la mayordomía de nuestros talentos, nuestro tesoro y nuestro tiempo. Ese poder transforma la óptica del aquí y del ahora porque afirma nuestra convicción de que somos administradores de unos regalos y unas oportunidades que Dios nos ha concedido.
Por último, el poder de la resurrección transforma la forma en que vemos el mundo y las cosas que acontecen a nuestro alrededor. El poder que levanta Cristo de entre los muertos es suficiente para transformar cualquier situación y a cualquier persona.
La invitación que nos hace la Palabra de Dios es que decidamos vivir bajo la autoridad y en ese poder: el poder de la resurrección de Cristo.
[1] La oración que Pablo levanta a favor de la iglesia en Éfeso es también a favor de toda la iglesia.
[2] Spence-Jones, H. D. M., ed. (1909). Ephesians (pp. 6–31). Funk & Wagnalls Company.
[3] Guthrie, D. (1996). New Testament Introduction (4th rev. ed., pp. 503–504). Inter-Varsity Press
[4] El Heraldo, Enero 15, 2006.
[5] Stott, John R.W. 1979. “The Message of Ephesians” in The Bible Speak Today. Leicester, England: Intervarsity Press.
[6] Stott, John R. W. 1998. “John Stott Bible Studies; ‘Ephesians: Building a community in Christ: 12 studies with Commentary for Individuals or Groups.” Downers Grove, Intervarsity Press.
[7] Spence-Jones, H. D. M., ed. (1909). Ephesians (pp. 6–31). Funk & Wagnalls Company.
[8] Spence-Jones, Op. cit, pp. 27-28.
[9] Op. cit, pp. 6–31.
El poder de la resurrección de Jesucristo
“18 Pido que Dios les abra la mente para que vean y sepan lo que él tiene preparado para la gente que ha llamado. Entonces podrán participar de las ricas y abundantes bendiciones que él ha prometido a su pueblo santo. 19 Verán también lo grande que es el poder que Dios da a los que creen en él. Es el mismo gran poder 20 con el que Dios resucitó a Cristo de entre los muertos y le dio el derecho de sentarse a su derecha en el cielo. 21 Dios ha puesto a Cristo por encima de cualquier gobernante, autoridad, poder y dominio, tanto de este mundo como del que está por venir. 22 Dios puso todo bajo sus pies y lo nombró como cabeza de todo para bien de la iglesia, 23 la cual es su cuerpo. Cristo, quien llena todo en todo momento, llena la iglesia con su presencia.” (Efe1:18-23, PDT)
Los versos bíblicos que aparecen en el epígrafe de esta reflexión pertenecen a la primera de dos oraciones (plegarias) que el Apóstol Pablo presenta en esta carta (Efe 1:15-23; 3:14-21). Esa oración, la primera, es una que el Apóstol levanta pidiendo a Dios por el crecimiento espiritual de la iglesia[1]. Él le pide al Padre de nuestro Señor (v.17) que derrame unas bendiciones muy particulares sobre los miembros del cuerpo de Cristo. Pablo pide que la Iglesia reciba iluminación en el conocimiento de Dios (v.17). Pablo pide aquí que esa revelación permita que la iglesia se plenamente capaz de conocer lo siguiente (vv. 18-19):
- La esperanza de su llamamiento.
- Las riquezas de la gloria de su herencia en los santos.
- La grandeza del poder disponible para los creyentes.
O sea, que se trata de una oración para que conozcamos más acerca de Dios. Es una oración para que conozcamos más acerca de la gloria que ha sido preparada para nosotros, tanto aquí (conectada al propósito santo), como en la eternidad. Se trata de una oración elevada al Padre pidiendo que seamos capaces de conocer acerca del poder que Dios ha separado para mostrar su gloria a los santos. Es una oración levantada por el Apóstol pidiendo que seamos capaces de conocer el poder que emana de la resurrección de Cristo y que está disponible para los que creen en Su nombre. Es una oración elevada por el Apóstol Pablo pidiendo que conozcamos acerca del poder que hace que Cristo se siente en lugares celestiales a la diestra del Padre; los mismos lugares en los que la Iglesia está sentado juntamente con Él (Efe 2:6).[2]
Es muy interesante que el Apóstol dice en esta oración que todo esto está configurado en la obra del poder de Dios en Cristo, como manifestación de su obra en los creyentes. Esto es, en su resurrección, en su elevación a la diestra de Dios, en su dominio universal y en la relación que Él tiene con la Iglesia.
Dentro de las cosas que esa oración paulina afirma encontramos que hay varios escenarios que se desarrollan en la resurrección de Cristo. Uno de estos es la afirmación de su señorío, Él es Señor y Dios.
“3 acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, 4 que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos,” (Rom 1:2-3, RV1960)
Otro, la garantía de nuestra resurrección: los muertos en Cristo resucitarán primero tal y como ha sido prometido.
“12 Ahora bien, si se predica que Cristo ha sido levantado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos de ustedes que no hay resurrección? 13 Si no hay resurrección, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado. 14 Y si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación no sirve para nada, como tampoco la fe de ustedes. 15 Aún más, resultaríamos falsos testigos de Dios por haber testificado que Dios resucitó a Cristo, lo cual no habría sucedido si en verdad los muertos no resucitan. 16 Porque, si los muertos no resucitan, tampoco Cristo ha resucitado. 17 Y si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes es ilusoria y todavía están en sus pecados. 18 En este caso, también están perdidos los que murieron en Cristo. 19 Si la esperanza que tenemos en Cristo fuera solo para esta vida, seríamos los más desdichados de todos los mortales. 20 Lo cierto es que Cristo ha sido levantado de entre los muertos, como primicias de los que murieron. 21 De hecho, ya que la muerte vino por medio de un hombre, también por medio de un hombre viene la resurrección de los muertos. 22 Así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir, 23 pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; después, cuando él venga, los que le pertenecen.” (1 Cor 15:12-23, NVI)
“13 Y ahora, amados hermanos, queremos que sepan lo que sucederá con los creyentes que han muerto, para que no se entristezcan como los que no tienen esperanza. 14 Pues, ya que creemos que Jesús murió y resucitó, también creemos que cuando Jesús vuelva, Dios traerá junto con él a los creyentes que hayan muerto. 15 Les decimos lo siguiente de parte del Señor: nosotros, los que todavía estemos vivos cuando el Señor regrese, no nos encontraremos con él antes de los que ya hayan muerto. 16 Pues el Señor mismo descenderá del cielo con un grito de mando, con voz de arcángel y con el llamado de trompeta de Dios. Primero, los creyentes que hayan muerto se levantarán de sus tumbas. 17 Luego, junto con ellos, nosotros, los que aún sigamos vivos sobre la tierra, seremos arrebatados en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Entonces estaremos con el Señor para siempre. 18 Así que anímense unos a otros con estas palabras.” (1 Tes 4:13-18, NTV)
A esto hay que añadirle que otro escenario es el del poder que se desata sobre aquellos que creen en el nombre del Cristo resucitado. El poder que resucitó a Cristo nos eleva a nosotros para poder vivir la vida desde la gloriosa experiencia de la resurrección del Señor y teniendo ese poder actuando sobre nosotros y en nosotros.
Algunos apóstoles describen ese escenario como la capacidad para vivir la vida con una esperanza viva.
“3 Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, 4 para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, 5 que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.” (1 Ped 1:3-5, RV1960)
Pablo dice en esos versos del primer capítulo de la Carta a los Efesios que la resurrección de Jesucristo es demostración del poder de Dios. La resurrección de nuestro Señor desata sobre nosotros el poder para vencer las más grandes pruebas y adversidades que podemos enfrentar en la vida. Esto valida las promesas bíblicas. Entre estas, aquellas acerca de nuestra resurrección (1 Cor 15:12-26), la destrucción de la muerte (1 Cor 15:55-57), la autoridad para vencer las tentaciones (1 Cor 10:13) y el restablecimiento de la justicia sobre la tierra (Isa 43:2-3)
La resurrección de Cristo desata el poder para dar vida a todo aquello que está irremediablemente muerto, no sólo para garantizar que llegaremos a las mansiones celestiales, sino para ser capaces de vencer las tribulaciones y lo efectos que estas producen en nuestras vidas.
“14 sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros. 15 Porque todas estas cosas padecemos por amor a vosotros, para que abundando la gracia por medio de muchos, la acción de gracias sobreabunde para gloria de Dios. 16 Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. 17 Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; 18 no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” (2 Cor 4:14-18)
En otras palabras, que la resurrección de Cristo es para nosotros tanto doctrina como vida. La resurrección de nuestro Señor es columna y fundamento mismo del cristianismo.
Hacemos un paréntesis aquí para señalar que la Carta del Apóstol Pablo a la iglesia que estaba localizada en la ciudad de Éfeso nos ha servido como base para varias series de sermones y reflexiones. La primera de estas series fue presentada en los años 2006-07. La segunda, en el año 2022. Algunas de esas reflexiones sirvieron para presentar el contexto de esa carta y algunos modelos estructurales de la misma. Nos lanzamos a hacer esto con el fin de poder facilitar a los lectores el estudio de la misma. Esta es una de las razones por las que no comenzamos esta reflexión presentando estructuras y elementos exegéticos de la misma. No obstante, a continuación, presentamos algunos elementos que nos parecen vitales para poder acercarse a esta reflexión de forma responsable.
La siguiente es una cita una extraída de esas reflexiones:
“La carta a la Iglesia en Efeso es uno de los documentos bíblicos que mayor énfasis hace acerca de la estructura de la Iglesia del Señor. Efeso era una ciudad puerto en la región de Ionia, en Asia Menor, y en una ocasión la metrópolis de esa parte del mundo. La ciudad antigua estaba localizada en la boca del río Cayster, en las orillas del Mar Egeo; a unas 50 millas al sur de Esmyrna. La ciudad de Efeso en la que el Apóstol Pablo funda la Iglesia no era la Efeso antigua, pues esta había sido destruida mucho antes. La ciudad en la que el Apóstol predica el Evangelio era una nueva ciudad (con el mismo nombre) construida por Lisímaco luego de la batalla de Ipsus en el 301 AC. Este Lisímaco era uno de los guarda-espaldas de Alejandro el Grande y que luego se convirtiera en General Macedonio y en uno de los sucesores del antes mencionado emperador.
A lo largo y a lo ancho de esa carta el Apóstol insiste entre otras cosas, que Dios continúa trabajando en su gran propósito para la humanidad, llamando seres humanos a Cristo y formando en Cristo una sociedad nueva y redimida[3] (Donald Guthrie, New Testament Introduction, p479-521). El Apóstol hace referencia de muchas maneras a esa sociedad redimida que constituye el nuevo pueblo de Dios. Por ejemplo, entre otras cosas él les llama santos y fieles (1:1-2), herencia de Dios (1:11), edificio de Dios (2:19-20), Cuerpo de Cristo (1:22-23), esposa de Cristo (5:22-31), Iglesia (3:10, 21), nuevo hombre (2:14-15; 4:24) e imitadores de Dios (5:1). Sólo con estos datos podemos llegar a la conclusión de que la declaración más comprehensiva de esta carta es el eterno propósito de Dios y el lugar de Cristo y de su pueblo en ese propósito.
En los primeros 6 versos del capítulo 1 podemos sintetizar varios temas poderosísimos relacionados a Dios el Padre, a Cristo su Hijo y al Espíritu Santo. También podemos sintetizar algunos conceptos relacionados a esos creyentes a quienes el Apóstol llama santos y fieles. El primero de ellos: que nuestra vida tiene significado en Cristo. El segundo: que en Cristo somos suficientes. El tercero: que en Cristo estamos seguros.” [4]
Sabemos que esta carta, de seis (6) capítulos y escrita desde una prisión, puede ser analizada de muchas maneras. Algunos especialistas la han dividido para su estudio en dos secciones a saber; tres capítulos de doctrina: (el llamado de la Iglesia) y tres capítulos de aplicación: (la conducta de la Iglesia). Otros la han estudiado valiéndose de una segmentación distinta. Por ejemplo, John R. W. Stott ve en ella que el apóstol Pablo se enfoca aquí en lo que Dios hizo a través del trabajo histórico de Jesucristo y en lo que hace el día de hoy a través del Santo Espíritu. Para Stott, la Carta a los Efesios puede ser vista de la siguiente manera:
1. La nueva vida que Dios nos ha dado en Cristo (1:3 - 2:10)
2. La nueva sociedad que Dios ha creado a través de Cristo (2:11 - 3:21)
3. Los nuevos estándares que Dios espera de esa nueva sociedad en términos de
pureza y unidad (4:1 - 5:21)
4. Las nuevas relaciones a la que Dios nos ha traído—armonía en el hogar y hostilidad
con el malo y la maldad (5:21 - 6:24)
Según Stott la Carta a los Efesios busca describir todo esto que es nuevo[5]. Este mismo exégeta bíblico, presenta la siguiente estructura en su serie “John Stott Bible Studies; ‘Ephesians’: Building a community in Christ: 12 studies with Commentary for Individuals or Groups.”[6]
A life of spiritual blessings (Efe 1:1-14) - A life of prayer (1:15-23)
A life of resurrection (2:1-10) - A new humanity (2:11-22)
A new ministry (3:1-13) - A new confidence (3:14-21)
Unity (4:1-16) - Purity (4:17-5:4)
Righteousness (5:5-21) - Love ((5:21-33)
Respect (6:1-9) - Power (6:10-24)
Por otro lado, otros escritores, buscando el lado pastoral de esta carta, apuntan en sus análisis que la Carta a los Efesios trata de un proceso de peregrinación. Esto es, describir cómo se camina con Dios y cómo se le sirve en medio de la revelación de su gloria.
Creemos que estas pequeñas y sencillas muestras estructurales que hemos compartido, son suficientes para que usted se haya percatado de que cada erudito consultado nos permite extraer avenidas distintas para acercarnos al estudio de esta carta.
Regresando al escenario del poder desatado en la resurrección de nuestro Señor, el Apóstol Pablo señala aquí la naturaleza de ese poder: “…la supereminente grandeza de su poder” (v.19). Esto es, un poder que puede vencer todos los obstáculos. El profesor Thomas Croskery decía que esta es la base para la exclamación paulina que encontramos en Romanos 8:31: “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Rom. 8:31). Él añadía que los creyentes en Cristo hemos sido conminados a orar así. Él utiliza como ejemplo que en la oración del “Padrenuestro” (Mat 6:9-13), después de haber pedido el perdón de nuestros pecados, y pedir por lo que es necesario, somos llamados a declarar con firmeza lo siguiente: “Tuyo es el reino, y el poder, y la gloria”. O sea, que ese poder en el cual hemos sido llamados a vivir proviene de Dios: es Dios el que lo posee.[7]
El Doctor Henry Donald Maurice Spence dice en uno de los comentarios bíblicos para los que sirvió como editor general que hay al menos cuatro (4) declaraciones básicas que se desprenden de la resurrección de nuestro Señor.[8]
- Es la esencia constitutiva del cristianismo histórica y moralmente.
- Posee un gran valor teológico porque es el sello y la corona del sacrificio redentor de Cristo.
- «Resucitó para nuestra justificación» (Rom. 4:25).
- Su resurrección proporciona la imagen y la base de nuestra renovación en la comunidad de fe (Rom 6:1-13; Gál 2:20; Col 2:10-13; 3:1-10).
- Jesús mismo fusiona expresivamente los componentes históricos y morales de nuestra fe en la sublime frase: «Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá; y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente» (Jn. 11:25).
- No se trata simplemente de que la resurrección sea la descripción más verdadera de la experiencia personal del creyente día a día, sino que, en virtud de su unidad con Cristo, es «vivificado juntamente con Cristo, y resucitado juntamente con Él, y sentado juntamente con él en los lugares celestiales» (Efe 2:5-6).
- La extinción de la pena del pecado por parte de Jesús, su ruptura del sello de la muerte, su recuperación del poder del Espíritu Santo para el hombre, todo ello atestiguado por la Resurrección, nos lo revela al mismo tiempo como una fuente de luz y poder moral. Este es “el poder de la Resurrección” por el que ora el apóstol (Fil 3:10).
- La resurrección es la prenda (garantía) de nuestra inmortalidad (resurrección) y el cuerpo del Resucitado, el tipo del futuro ser humano glorificado.
- El apóstol dice: “Si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros” (Rom. 8:11).
- Por lo tanto, la resurrección de Cristo es más que una mera ilustración del poder de Dios “para con nosotros los que creemos”; es una garantía de la continuidad y consumación de todo lo que implica la redención de Cristo.[9]
Ser cristiano es eso: nuestra relación con el Resucitado con Su poder impacta todas las áreas de nuestras vidas, reorganiza nuestras prioridades y somete todo lo terrenal al gobierno de lo eterno. El poder de la resurrección que ha sido garantizado para los que creemos en Cristo transforma la forma en que manejamos los asuntos familiares. Esto es así porque nos hace conscientes de que ese poder es más que eficiente para operar sobre el alma de cada uno de los nuestros. El poder de la resurrección transforma la manera en que trabajamos con la mayordomía de nuestros talentos, nuestro tesoro y nuestro tiempo. Ese poder transforma la óptica del aquí y del ahora porque afirma nuestra convicción de que somos administradores de unos regalos y unas oportunidades que Dios nos ha concedido.
Por último, el poder de la resurrección transforma la forma en que vemos el mundo y las cosas que acontecen a nuestro alrededor. El poder que levanta Cristo de entre los muertos es suficiente para transformar cualquier situación y a cualquier persona.
La invitación que nos hace la Palabra de Dios es que decidamos vivir bajo la autoridad y en ese poder: el poder de la resurrección de Cristo.
[1] La oración que Pablo levanta a favor de la iglesia en Éfeso es también a favor de toda la iglesia.
[2] Spence-Jones, H. D. M., ed. (1909). Ephesians (pp. 6–31). Funk & Wagnalls Company.
[3] Guthrie, D. (1996). New Testament Introduction (4th rev. ed., pp. 503–504). Inter-Varsity Press
[4] El Heraldo, Enero 15, 2006.
[5] Stott, John R.W. 1979. “The Message of Ephesians” in The Bible Speak Today. Leicester, England: Intervarsity Press.
[6] Stott, John R. W. 1998. “John Stott Bible Studies; ‘Ephesians: Building a community in Christ: 12 studies with Commentary for Individuals or Groups.” Downers Grove, Intervarsity Press.
[7] Spence-Jones, H. D. M., ed. (1909). Ephesians (pp. 6–31). Funk & Wagnalls Company.
[8] Spence-Jones, Op. cit, pp. 27-28.
[9] Op. cit, pp. 6–31.
Categories
Archive
2025
January
986 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 5 de enero del 2025987 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 12 de enero del 2025988 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 19 de enero del 2025989 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 26 de enero del 2025
February
990 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 2 de febrero del 2025991 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 9 de febrero del 2025992 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 16 de febrero del 2025993 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 23 de febrero del 2025
March
994 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 2 de marzo del 2025995 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 9 de marzo del 2025996 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 16 de marzo del 2025997 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 23 de marzo del 2025998 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 30 de marzo del 2025
2024
January
934 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 7 de enero del 2024935 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 14 de enero del 2024936 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 21 de enero del 2024937 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 28 de enero del 2024
February
938 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 4 de febrero del 2024939 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 11 de febrero del 2024940 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 18 de febrero del 2024941 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 25 de febrero del 2024
March
942 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 3 de marzo del 2024943 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 10 de marzo del 2024944 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 17 de marzo del 2024945 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 24 de marzo del 2024946 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 31 de marzo del 2024
April
947 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 7 de abril del 2024948 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 14 de abril del 2024949 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 21 de abril del 2024950 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 28 de abril del 2024
May
951 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 5 de mayo del 2024952 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 12 de mayo del 2024953 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 19 de mayo del 2024954 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 26 de mayo del 2024
June
955 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 2 de junio del 2024956 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 9 de junio del 2024957 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 16 de junio del 2024958 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 23 de junio del 2024959 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 30 de junio del 2024
July
960 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 7 de julio del 2024961 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 14 de julio del 2024962 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 21 de julio del 2024963 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 28 de julio del 2024Nota pastoral editorial sobre los actos de apertura de los Juegos Olímpicos París 2024
August
964 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 4 de agosto del 2024965 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 11 de agosto del 2024966 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 18 de agosto del 2024967 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 25 de agosto del 2024
September
968 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 1 de septiembre del 2024969 • El Heraldo Digital - Institucional • Volumen XVII • 8 de septiembre del 2024970 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 15 de septiembre del 2024971 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 22 de septiembre del 2024972 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 29 de septiembre del 2024
October
973 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 6 de octubre del 2024974 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 13 de octubre del 2024Celebremos el don inefable que nos ha dado Dios975 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 20 de octubre del 2024976 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 27 de octubre del 2024
November
977 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 3 de noviembre del 2024978 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 10 de noviembre del 2024Carmelina García Pérez “Minín”979 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 17 de noviembre del 2024980 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 24 de noviembre del 2024
December
981 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 1 de diciembre del 2024982 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 8 de diciembre del 2024983 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 15 de diciembre del 2024984 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 22 de diciembre del 2024985 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 29 de diciembre del 2024
2023
January
881 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 1 de enero 2023Reflexiones de Esperanza: La plenitud de Dios: el propósito para la vidaReflexiones de Esperanza: Isaías: El profeta Isaías y su mensajeNotas del Pastor MJ: El año del propósito de Dios882 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 8 de enero 2023Reflexiones de Esperanza: El mensaje del profeta Isaías: conociendo el libro y el propósito de Dios para nuestras vidasReflexiones de Esperanza: El mensaje del profeta Isaías: conociendo el libro el propósito de Dios para nuestras vidas (Parte II)883 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 15 de enero 2023Reflexiones de Esperanza: El mensaje del profeta Isaías: conociendo el libro el propósito de Dios para nuestras vidas (Parte III)Reflexiones de Esperanza: El mensaje del profeta Isaías: conociendo el libro el propósito de Dios para nuestras vidas (Parte IV)Notas del Pastor MJ: Calma y paz884 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 22 de enero 2023885 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 29 de enero 2023Reflexiones de Esperanza: El mensaje del profeta Isaías: conociendo el libro el propósito de Dios para nuestras vidas (Parte V)
February
Reflexiones de Esperanza: El mensaje del profeta Isaías: conociendo el libro el propósito de Dios para nuestras vidas (Parte VI)Notas del Pastor MJ: No dejes pasar la oportunidad.886 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 5 de febrero 2023Reflexiones de Esperanza: El mensaje del profeta Isaías: conociendo el libro el propósito de Dios para nuestras vidas (Parte VII)Reflexiones de Esperanza: El mensaje del profeta Isaías: conociendo el libro el propósito de Dios para nuestras vidas (Parte VIII)887 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 12 de febrero 2023Reflexiones de Esperanza: El mensaje del profeta Isaías: conociendo el libro el propósito de Dios para nuestras vidas (Parte IX)Reflexiones de Esperanza: El mensaje del profeta Isaías: conociendo el libro el propósito de Dios para nuestras vidas (Parte X)Notas del Pastor MJ:888 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 19 de febrero 2023Reflexiones de Esperanza: El mensaje del profeta Isaías: conociendo el libro el propósito de Dios para nuestras vidas (Parte XI)Reflexiones de Esperanza: El mensaje del profeta Isaías: conociendo el libro el propósito de Dios para nuestras vidas (Parte XII)Notas del Pastor MJ: Paz sinigual889• El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 26 de febrero 2023Reflexiones de Esperanza: El mensaje del profeta Isaías: conociendo el libro el propósito de Dios para nuestras vidas (Parte XIII)
Recent
1001 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 20 de abril del 2025
April 20th, 2025
1000 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 13 de abril del 2025
April 13th, 2025
999 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 6 de abril del 2025
April 6th, 2025
998 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 30 de marzo del 2025
March 30th, 2025
997 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 23 de marzo del 2025
March 23rd, 2025
Tags
#vidaamec
AUTOR: MIZRAIM ESQUILIN GARCIA
AUTOR: PASTOR MJ
Editorial AMEC-CDA
Editorial Pastoral
Efesios
El Heraldo
Epistolas Paulinas
Heraldo Digital
Heraldo
Isaias
MIsiones
Navidad 2022
Notas del Pastor MJ
Pastor Mizraim Esquilin
SALMO 23
SALMO 91
SERIE: ALABANZAS PARA EL ALMA: ORACIONES
SERIE: DIOS NOS HABLA EN MEDIO DE LAS CRISIS
SERIE: EL ARCA DEL PACTO
SERIE: EL EXODO - LA VIDA DESPUES DE LAS PLAGAS
SERIE: ENSEÑANZAS EN LA CUEVA
SERIE: ENTRE EL MAR Y LA TIERRA PROMETIDA
SERIE: LOS ANGELES DE DIOS
Serie: El mensaje del profeta IsaÃas
Serie: La Agenda de la Transformación
Serie: La Carta a los Efesios
VidaAMEC
Volumen XVI
Volumen XV
mundo post-COVID
No Comments