Notas del Pastor MJ: Calma y paz

Si hay algo de lo que podemos estar seguros es que Dios escucha nuestra oración.  Es cierto que a veces su respuesta nos puede parecer atípica, pero sin lugar a duda, él nos escucha. En la más reciente aventura de viajes relacionados a mi trabajo como auditor tuve uno de esos testimonios. Mientras abordaba toqué la parte de afuera del avión y le pedí a Dios que nos dirigiera a todos con bien, hacia nuestros respectivos destinos.  Esto es algo que acostumbro a hacer.  Justo cuando estábamos listos para despegar el capitán anunció que descubrieron un desperfecto mecánico en los frenos de la aeronave, el cual necesitaban atender.  Para que pudieran efectuar dicho mantenimiento nos mandaron a desalojar el avión, provocando así un retraso en el vuelo.  Esto tuvo un efecto en cadena que desajustó toda la logística del viaje de auditorías que llevaba.  El retraso provocó que perdiera mi próxima conexión de vuelo, mis estadías y transportes reservados y la cita de la auditoría con la compañía que iba a visitar al día siguiente.  Al fin y al cabo, luego de tres horas de retraso, el vuelo fue cancelado ya que no se pudo completar el mantenimiento requerido para que pudiéramos salir.  Mientras me dirigía de regreso a mi casa, en medio de la ansiosa inquietud por todas las cosas que tenía que atender por virtud de este evento, escuche la voz de Dios diciendo: ¿No me pediste que te cuidara a ti y a los pasajeros del avión? Ten calma, yo estoy contigo.  

Ciertamente Dios utilizó este suceso para librar a todos los pasajeros de un potencial accidente; incluyéndome a mi.  Sin embargo, un vuelo atrasado o cancelado, no suele tener un impacto mayor, más allá del inconveniente inmediato.  Precisamente por esta razón es que quise compartir este relato.  Personalmente me maravilla la ternura y el amor de Dios de insertarse en medio de las experiencias del día a día y dejarnos saber que él siempre está presente.  El está presente en lo cotidiano; en medio de los atrasos de un vuelo, en medio de la solicitud que se demora, en medio de la provisión para el arreglo del automóvil, en medio de la rutina del trabajo y en medio de los sucesos habituales del hogar.  Pero también está presente en aquello que es inusual.  El está presente medio de la noticia de la enfermedad terminal, en medio de la pérdida de un ser querido, en medio de la ruptura de esa relación y en medio de la escasez severa e inmediata.  El ha prometido estar con nosotros todos los días hasta el fin de las cosas y ha prometido escuchar nuestro clamor y contestar nuestras suplicas.  Esta una garantía de esperanza poderosa para comenzar un nuevo año.  Dios siempre está presente y se acuerda nosotros.  Podemos tener calma y paz pues él está con nosotros.

“Jehová es Rey eternamente y para siempre; De su tierra han perecido las naciones.  El deseo de los humildes oíste, oh Jehová; Tu dispones su corazón y haces atento tu oído.” (Salmo 10:16-17)

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