January 26th, 2025
989 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 26 de enero del 2025
Funciones y operaciones del Espíritu Santo: nos conduce a adorar
“14 Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado.” (1 Ped 4:14)
Hoy damos inicio a una nueva serie de reflexiones acerca del significado que posee una Iglesia dirigida por el Espíritu Santo. En esta ocasión pretendemos analizar y reflexionar acerca de algunas de las funciones y operaciones del Espíritu Santo en la vida del creyente. Recordamos que hablar acerca de las operaciones del Espíritu Santo es hablar de las acciones y las metas que Él procura realizar. En cambio, hablar acerca de las funciones del Espíritu es hablar acerca de las capacitaciones, tareas y finalidades que Él dirige y promueve. En otras palabras, también estaremos analizando y reflexionando acerca de algunas áreas de capacitación que administra y desarrolla el Espíritu de Dios.
Las reflexiones de El Heraldo publicadas el 14 de enero del 2024 y el 11 de febrero de ese mismo año contienen un análisis específico de funciones y operaciones del Espíritu Santo.
Ahora bien, en esta nueva serie de reflexiones procuraremos enfocarnos en las funciones del Espíritu Santo aleatorias a la adoración y a establecer, solidificar y mantener nuestra relación con Dios. El pasaje del capítulo 4 del Evangelio de Juan será clave en estos análisis.
“23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. 24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.” (Jn 4:23-24, RV 1960)
Claro está, no podemos desarrollar esta empresa sin antes repasar algunos postulados básicos que la Biblia ofrece acerca del Santo Espíritu. Por ejemplo, ya hemos presentado evidencias de que el Espíritu Santo es Dios; co-igual, coeterno y coexistente con el Padre y con el Hijo. La Biblia le adscribe las mismas características y reconocimientos que a las otras dos (2) personas de la Trinidad.[1] Así también hemos presentado los argumentos bíblicos y teológicos que demuestran que el Espíritu Santo:
Hay otras funciones del Espíritu que debemos destacar aquí. Aunque parezca innecesario, tenemos que afirmar que no hay duda alguna que el Espíritu Santo es un regalo que nos ha sido dado por el Padre. Así lo afirma la Palabra de Dios cuando nos dice lo siguiente:
“24 Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.” (1 Jn 3:24)
Recordemos que la Biblia afirma que nosotros somos templo del Espíritu Santo.
“16 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” (1 Cor 3:16)
En otras palabras, que no se trata de un visitante casual, sino de una persona que reside dentro de nosotros. La Biblia también señala que este regalo no es un elemento más en nuestra relación con Dios. Ella afirma que la convicción que poseemos los creyentes de que permanecemos en Dios está amarrada a este regalo.
“13 En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu.” (1 Jn 4:13)
“13 La prueba de que nosotros vivimos en Dios y de que él vive en nosotros, es que nos ha dado su Espíritu. 14 Y nosotros mismos hemos visto y declaramos que el Padre envió a su Hijo para salvar al mundo.” (DHH)
No solo esto, sino que la Biblia dice que el Espíritu de Dios reposa sobre nosotros.
“14 Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado.” (1 Ped 4:14)
La expresión “reposa sobre vosotros” proviene de la traducción del verbo griego “anapauō” (373) que significa reposar, con la implicación de descanso continuo, detenerse y/o permanecer.[2],[3] Este concepto griego era utilizado en la antigüedad para describir la acción de "hacer cesar" (Homero. Il., 17, 550; Gr. Sirach. 18:16); "cesar con algo o de algo" (Xenophon of Athens, Anabasis, IV, 2, 4. b.) y/o "para dar descanso a alguien" (Xenophon of Athens, Cryopaedia, VII, 1,4; LXX 2 βασ (2 Reyes) 7:11; 1 Chr 22:18; Prv 29:17, etal); para ayudar a "descansar de algo," "descansar", "permanecer en descanso", y/o "descansar en."[4]
A base de lo antes expuesto, podemos concluir que la expresión “el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros”, literalmente dice que el Espíritu que nos ha sido dado, no solo se detiene para estar con nosotros, sino que permanece en nosotros y nos da descanso continuo. Esta expresión afirma que Él nos hace descansar de los afanes y las tribulaciones que trae la vida (Sal 23:2), sino que nos hace descansar en Él y permanecer en descanso.
Sabemos que por los pasados 13 meses hemos dedicado estas reflexiones al análisis de este tema. No obstante, tenemos que señalar que existe una cantidad significativa de funciones y operaciones que el Espíritu Santo desarrolla en el creyente en Cristo que “se han quedado en el tintero.” Veamos algunas de estas.
El Espíritu Santo purifica nuestras vidas:
“22 Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; 23 siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. 24 Porque: Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; 25 Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.” (1 Ped 1:22)
El Espíritu Santo habla constantemente a la Iglesia:
“22 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.” (Apo 2:7,11,17,29; 3:6,13,22)
El Espíritu Santo nos ayuda a cuidar el depósito (la enseñanza) que hemos recibido:
“13 Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús. 14 Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros.” (1 Tim 1:13-14, RV1960)
“13 Sigue la enseñanza que te di como ejemplo, pues conduce a una vida recta; mantenla con la fe y el amor que tenemos como seguidores de Jesucristo. 14 Esa enseñanza es un tesoro que se te ha confiado, así que guárdalo con la ayuda del Espíritu Santo que vive en nosotros.” (1 Tim 1:13-14, PDT)
“13 Aférrate al modelo de la sana enseñanza que aprendiste de mí, un modelo formado por la fe y el amor que tienes en Cristo Jesús. 14 Mediante el poder del Espíritu Santo, quien vive en nosotros, guarda con sumo cuidado la preciosa verdad que se te confió.” (NTV)
“13 Con fe y amor en Cristo Jesús, sigue el ejemplo de la sana doctrina que de mí aprendiste. 14 Con el poder del Espíritu Santo que vive en nosotros, cuida la buena enseñanza que se te ha confiado.” (DHH)
El Espíritu Santo fomenta la unidad a la Iglesia:
“3 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;” (Efe 4:3)
El Espíritu Santo fortalece nuestro interior:
“16 para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu;” (Efe 3:15)
El Espíritu Santo nos alerta de los peligros y amenazas que enfrentaremos en la vida Cristiana:
“1 Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; 2 por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, 3 prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad.” (1 Tim 4:3)
El Espíritu Santo garantiza la predicación efectiva del Evangelio:
“5 pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros. 6 Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo,” (1 Tes 1:5-6)
El Espíritu Santo nos enseña y nos ayuda a orar:
“26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. 27 Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos. 28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” (Rom 8:26-28)
“18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;” (Efe 6:18)
“19 Estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no tienen al Espíritu. 20 Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, 21 conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna.” (Judas 19-21)
Hacemos un paréntesis para indicar que si el Espíritu Santo intercede por nosotros, nos ayuda en nuestras debilidades y nos enseña cómo hablar con Dios, entonces Él es garantizador de nuestra comunión con el Eterno. En otras palabras, no existe otra forma en la que podamos conocer a Dios y estar en comunión con Él si no es mediante la presencia y participación activa del Espíritu de Dios.
El Espíritu Santo nos da la paciencia necesaria para ser capaces de esperar:
“5 Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia;” (Gál 5:5)
“5 Sin embargo, los que vivimos por el Espíritu esperamos con anhelo recibir por la fe la justicia que Dios nos ha prometido.” (NTV)
El Espíritu Santo garantiza la vida en espiritual en Cristo:
“9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. 10 Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. 11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.” (Rom 8:9-11)
El Espíritu Santo nos ayuda a andar en Él, ser guiados por Él, vivir por en Él y dar fruto de Él:
“16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. 17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. 18 Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. 19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. 22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. 24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. 25 Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.” (Gál 5:16-25)
El Espíritu Santo nos conmina a sembrar para Él:
“8 Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.” (Gál 6:8)
El Espíritu Santo anhela que Cristo regrese por nosotros:
“17 Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.” (Apo 22:17)
El Espíritu Santo redefine el concepto de la muerte: (la muerte como descanso de los trabajos)
“13 Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen.” (Apo 14:13)
¡Alabado sea el Señor por haber enviado al Espíritu Santo! A la luz de lo antes expuesto: ¿cuáles deben ser nuestras conclusiones conociendo que el Espíritu Santo está en nosotros y sobre nosotros, conociendo que intercede por nosotros con gemidos indecibles y conociendo que Él nos revela a Cristo? Una de estas debe ser que no podemos vivir sin la presencia del Espíritu Santo. Otra conclusión debe ser que no podemos hacer nada, ni siquiera orar sin esa presencia. Otra, que no podemos ser capaces de conocer más a Dios sin esa presencia. Esta conclusión nos conduce a una axioma simple, pero muy importante: no podemos ser capaces de adorar como Dios requiere que adoremos sin la presencia del Santo Espíritu de Dios.
[1] Ver El Heraldo publicado el 31 de diciembre del 2023.
[2] Swanson, J. (1997). En Diccionario de idiomas bı́blicos: Griego (Nuevo Testamento) (Edición electrónica.). Logos Bible Software.
[3] Tuggy, A. E. (2003). En Lexico griego-español del Nuevo Testamento (p. 62). Editorial Mundo Hispano.
[4] Bauernfeind, O. (1964–). ἀναπαύω, ἀνάπαυσις, ἐπαναπαύω (anapauō, anapausis, epanapauō). En G. Kittel, G. W. Bromiley, & G. Friedrich (Eds.), Theological dictionary of the New Testament (electronic ed., Vol. 1, p. 350). Eerdmans.
Funciones y operaciones del Espíritu Santo: nos conduce a adorar
“14 Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado.” (1 Ped 4:14)
Hoy damos inicio a una nueva serie de reflexiones acerca del significado que posee una Iglesia dirigida por el Espíritu Santo. En esta ocasión pretendemos analizar y reflexionar acerca de algunas de las funciones y operaciones del Espíritu Santo en la vida del creyente. Recordamos que hablar acerca de las operaciones del Espíritu Santo es hablar de las acciones y las metas que Él procura realizar. En cambio, hablar acerca de las funciones del Espíritu es hablar acerca de las capacitaciones, tareas y finalidades que Él dirige y promueve. En otras palabras, también estaremos analizando y reflexionando acerca de algunas áreas de capacitación que administra y desarrolla el Espíritu de Dios.
Las reflexiones de El Heraldo publicadas el 14 de enero del 2024 y el 11 de febrero de ese mismo año contienen un análisis específico de funciones y operaciones del Espíritu Santo.
Ahora bien, en esta nueva serie de reflexiones procuraremos enfocarnos en las funciones del Espíritu Santo aleatorias a la adoración y a establecer, solidificar y mantener nuestra relación con Dios. El pasaje del capítulo 4 del Evangelio de Juan será clave en estos análisis.
“23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. 24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.” (Jn 4:23-24, RV 1960)
Claro está, no podemos desarrollar esta empresa sin antes repasar algunos postulados básicos que la Biblia ofrece acerca del Santo Espíritu. Por ejemplo, ya hemos presentado evidencias de que el Espíritu Santo es Dios; co-igual, coeterno y coexistente con el Padre y con el Hijo. La Biblia le adscribe las mismas características y reconocimientos que a las otras dos (2) personas de la Trinidad.[1] Así también hemos presentado los argumentos bíblicos y teológicos que demuestran que el Espíritu Santo:
- nos guía a toda la Verdad (Jn 16:13)
- glorifica a Cristo (Jn 16:14-15)
- es maestro (Jn 14:26)
- nos da testimonio de que somos hijos de Dios (Rom 8:16).
- nos guía (Rom 8:14-15)
- intercede por nosotros (Rom 8:26-27)
- nos llena (Hch 4:31)
- habla y comisiona los ministerios de la Iglesia (Hch 13:2-4;21:10-11)
- nos permite participar de procesos de toma de decisiones (Hch 15:28)
- bautiza con el poder de lo alto (Hch 11:15-18)
- se revela (Lcs 2:25-32)
- reparte carismas (dones) a todos los creyentes como Él quiere (1 Cor 12:7-11)
- levanta y mueve profetas (Hch 11,27-30)
- da órdenes (Hch 11:12-14)
Hay otras funciones del Espíritu que debemos destacar aquí. Aunque parezca innecesario, tenemos que afirmar que no hay duda alguna que el Espíritu Santo es un regalo que nos ha sido dado por el Padre. Así lo afirma la Palabra de Dios cuando nos dice lo siguiente:
“24 Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.” (1 Jn 3:24)
Recordemos que la Biblia afirma que nosotros somos templo del Espíritu Santo.
“16 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” (1 Cor 3:16)
En otras palabras, que no se trata de un visitante casual, sino de una persona que reside dentro de nosotros. La Biblia también señala que este regalo no es un elemento más en nuestra relación con Dios. Ella afirma que la convicción que poseemos los creyentes de que permanecemos en Dios está amarrada a este regalo.
“13 En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu.” (1 Jn 4:13)
“13 La prueba de que nosotros vivimos en Dios y de que él vive en nosotros, es que nos ha dado su Espíritu. 14 Y nosotros mismos hemos visto y declaramos que el Padre envió a su Hijo para salvar al mundo.” (DHH)
No solo esto, sino que la Biblia dice que el Espíritu de Dios reposa sobre nosotros.
“14 Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado.” (1 Ped 4:14)
La expresión “reposa sobre vosotros” proviene de la traducción del verbo griego “anapauō” (373) que significa reposar, con la implicación de descanso continuo, detenerse y/o permanecer.[2],[3] Este concepto griego era utilizado en la antigüedad para describir la acción de "hacer cesar" (Homero. Il., 17, 550; Gr. Sirach. 18:16); "cesar con algo o de algo" (Xenophon of Athens, Anabasis, IV, 2, 4. b.) y/o "para dar descanso a alguien" (Xenophon of Athens, Cryopaedia, VII, 1,4; LXX 2 βασ (2 Reyes) 7:11; 1 Chr 22:18; Prv 29:17, etal); para ayudar a "descansar de algo," "descansar", "permanecer en descanso", y/o "descansar en."[4]
A base de lo antes expuesto, podemos concluir que la expresión “el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros”, literalmente dice que el Espíritu que nos ha sido dado, no solo se detiene para estar con nosotros, sino que permanece en nosotros y nos da descanso continuo. Esta expresión afirma que Él nos hace descansar de los afanes y las tribulaciones que trae la vida (Sal 23:2), sino que nos hace descansar en Él y permanecer en descanso.
Sabemos que por los pasados 13 meses hemos dedicado estas reflexiones al análisis de este tema. No obstante, tenemos que señalar que existe una cantidad significativa de funciones y operaciones que el Espíritu Santo desarrolla en el creyente en Cristo que “se han quedado en el tintero.” Veamos algunas de estas.
El Espíritu Santo purifica nuestras vidas:
“22 Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; 23 siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. 24 Porque: Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; 25 Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.” (1 Ped 1:22)
El Espíritu Santo habla constantemente a la Iglesia:
“22 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.” (Apo 2:7,11,17,29; 3:6,13,22)
El Espíritu Santo nos ayuda a cuidar el depósito (la enseñanza) que hemos recibido:
“13 Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús. 14 Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros.” (1 Tim 1:13-14, RV1960)
“13 Sigue la enseñanza que te di como ejemplo, pues conduce a una vida recta; mantenla con la fe y el amor que tenemos como seguidores de Jesucristo. 14 Esa enseñanza es un tesoro que se te ha confiado, así que guárdalo con la ayuda del Espíritu Santo que vive en nosotros.” (1 Tim 1:13-14, PDT)
“13 Aférrate al modelo de la sana enseñanza que aprendiste de mí, un modelo formado por la fe y el amor que tienes en Cristo Jesús. 14 Mediante el poder del Espíritu Santo, quien vive en nosotros, guarda con sumo cuidado la preciosa verdad que se te confió.” (NTV)
“13 Con fe y amor en Cristo Jesús, sigue el ejemplo de la sana doctrina que de mí aprendiste. 14 Con el poder del Espíritu Santo que vive en nosotros, cuida la buena enseñanza que se te ha confiado.” (DHH)
El Espíritu Santo fomenta la unidad a la Iglesia:
“3 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;” (Efe 4:3)
El Espíritu Santo fortalece nuestro interior:
“16 para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu;” (Efe 3:15)
El Espíritu Santo nos alerta de los peligros y amenazas que enfrentaremos en la vida Cristiana:
“1 Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; 2 por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, 3 prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad.” (1 Tim 4:3)
El Espíritu Santo garantiza la predicación efectiva del Evangelio:
“5 pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros. 6 Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo,” (1 Tes 1:5-6)
El Espíritu Santo nos enseña y nos ayuda a orar:
“26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. 27 Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos. 28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” (Rom 8:26-28)
“18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;” (Efe 6:18)
“19 Estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no tienen al Espíritu. 20 Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, 21 conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna.” (Judas 19-21)
Hacemos un paréntesis para indicar que si el Espíritu Santo intercede por nosotros, nos ayuda en nuestras debilidades y nos enseña cómo hablar con Dios, entonces Él es garantizador de nuestra comunión con el Eterno. En otras palabras, no existe otra forma en la que podamos conocer a Dios y estar en comunión con Él si no es mediante la presencia y participación activa del Espíritu de Dios.
El Espíritu Santo nos da la paciencia necesaria para ser capaces de esperar:
“5 Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia;” (Gál 5:5)
“5 Sin embargo, los que vivimos por el Espíritu esperamos con anhelo recibir por la fe la justicia que Dios nos ha prometido.” (NTV)
El Espíritu Santo garantiza la vida en espiritual en Cristo:
“9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. 10 Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. 11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.” (Rom 8:9-11)
El Espíritu Santo nos ayuda a andar en Él, ser guiados por Él, vivir por en Él y dar fruto de Él:
“16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. 17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. 18 Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. 19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. 22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. 24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. 25 Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.” (Gál 5:16-25)
El Espíritu Santo nos conmina a sembrar para Él:
“8 Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.” (Gál 6:8)
El Espíritu Santo anhela que Cristo regrese por nosotros:
“17 Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.” (Apo 22:17)
El Espíritu Santo redefine el concepto de la muerte: (la muerte como descanso de los trabajos)
“13 Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen.” (Apo 14:13)
¡Alabado sea el Señor por haber enviado al Espíritu Santo! A la luz de lo antes expuesto: ¿cuáles deben ser nuestras conclusiones conociendo que el Espíritu Santo está en nosotros y sobre nosotros, conociendo que intercede por nosotros con gemidos indecibles y conociendo que Él nos revela a Cristo? Una de estas debe ser que no podemos vivir sin la presencia del Espíritu Santo. Otra conclusión debe ser que no podemos hacer nada, ni siquiera orar sin esa presencia. Otra, que no podemos ser capaces de conocer más a Dios sin esa presencia. Esta conclusión nos conduce a una axioma simple, pero muy importante: no podemos ser capaces de adorar como Dios requiere que adoremos sin la presencia del Santo Espíritu de Dios.
[1] Ver El Heraldo publicado el 31 de diciembre del 2023.
[2] Swanson, J. (1997). En Diccionario de idiomas bı́blicos: Griego (Nuevo Testamento) (Edición electrónica.). Logos Bible Software.
[3] Tuggy, A. E. (2003). En Lexico griego-español del Nuevo Testamento (p. 62). Editorial Mundo Hispano.
[4] Bauernfeind, O. (1964–). ἀναπαύω, ἀνάπαυσις, ἐπαναπαύω (anapauō, anapausis, epanapauō). En G. Kittel, G. W. Bromiley, & G. Friedrich (Eds.), Theological dictionary of the New Testament (electronic ed., Vol. 1, p. 350). Eerdmans.
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2023
January
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February
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March
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1 Comment
Gloria a Dios!! Por este mensaje verdaderamente Hermoso ❤️
nAprovecho la presente para disculparme si en algunos de los comentarios anteriores e ofendido a algún hermano mi intención es comunicar mi opinión no de contender con nadie
nLa palabra nos dice que nos soportemos y toleremos con amor
nEl próximo fin de semana cumplo un año de visitar la iglesia AMEC para mí a sido de gran bendición en mi vida y me siento parte de la misma
nPodemos discrepar en varios aspectos seculares pero el amor del Señor a través del Espíritu Santo nos une como hermanos