954 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 26 de mayo del 2024

954 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII •  26 de mayo del 2024
La promesa que Dios nos dio en Cristo: la presencia del Espíritu Santo (Pt. 2)

 
8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” (Hch 1:8)
 
En nuestra reflexión anterior tuvimos la oportunidad de revisitar algunos pasajes bíblicos que describen las funciones y operaciones del Espíritu Santo.[1] Esto lo hicimos con un objetivo específico. Estamos desarrollando una estructura bíblica que procura establecer que la promesa del poder (“dunamis”, G1411) que hace nuestro Señor y Salvador (Hch 1:8) no puede estar divorciada de la presencia misma del Espíritu Santo en la vida del creyente. O sea, que no hay poder efectivo y operacional del Espíritu fuera del gobierno de la Tercera persona de la Trinidad.

Sabemos que el capítulo uno (1) del Libro de Los Hechos describe la visitación del Espíritu Santo con la agenda de potenciar, empoderar a la Iglesia del Señor para que esta pudiera ser capaz de cumplir con la misión de predicar el mensaje del Evangelio de las buenas nuevas de salvación. En cambio, los primeros pasajes bíblicos que citamos en esa reflexión describen la promesa de la llegada y de la participación del Espíritu Santo como una experiencia vital para la vida misma del creyente (Jn 4:13-14, 7:37-39). Esto es, para que los creyentes pudieran estar capacitados y empoderados para vivir la vida en Cristo. Es muy importante señalar que hace 30 años no habría sido necesario dar todas estas explicaciones. La Iglesia de esa época recibía esta enseñanza como parte del ABC del Evangelio con el que fueron discipulados. Desgraciadamente no sucede lo mismo en la Iglesia de la posmodernidad.

Uno de los escenarios que analizamos en la reflexión anterior es aquel en el que opera un número significativo de creyentes en Cristo. Estos son aquellos que anhelan ese poder, pero que no parecen querer dejarse dirigir por el Espíritu de Dios. Apuntamos en esa reflexión que desde el punto de vista esto bíblico es en sí paradójico. Lo es porque la Biblia sostiene que un creyente en Cristo ha sido sellado como propiedad del Señor desde que decidió creer en Cristo como su Salvador y su Señor (Efe 1:12-14). Además, la Biblia dice que ese nuevo creyente es también templo del Espíritu Santo (1Cor 6:19-20). No obstante, la paradoja se encuentra en que la Biblia también afirma que aquellos que han recibido el Espíritu Santo se dejan dirigir por Él (Rom 8:11-14) y que esto es un distintivo que les permite ser llamados hijos de Dios (Rom 8:15-16; Gál 5:24-25).

Nos parece que hay una metáfora posmoderna que nos puede ayudar a entender este dilema.  ¿En alguna ocasión usted le ha hecho un regalo a un ser querido que este ansiaba tener y usted se ha quedado intrigado por las reacciones de este familiar? Suponga por un instante que usted es un súper experto que diseña y construye unidades electrónicas para la comunicación y que usted decide regalarle a ese hijo adolescente, universitario o un joven adulto, un Iphone 15 Pro Max 1TB[2] o un Galaxy S24 Full 1TB- (12GB RAM).[3] Estas unidades (teléfonos celulares) son excelentes herramientas para desenvolverse en el mundo moderno.

Ahora bien, suponga que ese chico o esa chica agarra ese regalo y se marcha a su recámara y no le permite a usted compartir con él o con ella lo que está haciendo con esa unidad. Usted descubre más tarde que su hijo no se limitó a usar la unidad para facilitar su comunicación con otros, para hacer compras, abrir algunas puertas para participar de conciertos, o adquirir las gafas (espejuelos) 3D nuevos para jugar y hasta para asistir a ese concierto al que quería asistir de forma virtual (mientras permanece en su casa). Usted es informado que el teléfono fue utilizado para comprar ropa nueva que le facilitó a ese chico recibir muchos “likes” en las plataformas sociales. Además, que ese equipo electrónico se convirtió en una herramienta clave para que ese hijo o esa hija se convirtiera en un “tuber”, y en un “influencer”, con los mejores vídeos y los mejores podcasts. Usted se entera que hasta se ha hecho famoso, que ha monetizado esa fama y ha logrado viajar de gratis por el mundo. Es más, que hasta ha aprendido a usar el teléfono para no mojarse cuando va a llover.

Sin duda alguna que todas estas noticias le producirán a usted mucha alegría; se trata de los triunfos de uno de los suyos. Sin embargo, sabemos que lo más seguro es que en lo más adentro de su corazón usted también sentirá tristeza porque no pudo formar parte de esos procesos que usted facilitó con el diseño y el regalo de ese equipo.  Algo triste es que usted también descubre que ese chico o esa chica continúa sintiendo soledad y experimentando tristeza, coraje, abandono y angustias del alma. El regalo no ha servido la función de quitarle esas emociones negativas y dolorosas.  A todo esto, ese muchacho o esa muchacha nunca se le ha acercado a usted para pedirle ayuda o para hacerle preguntas acerca de funciones y operaciones de ese equipo que ellos no conocen y usted sí. ¿Cómo usted se sentiría con todo esto?

Piense por un momento que ese equipo representa la promesa del Espíritu Santo. Esto es, salvando las diferencias abismales que existen entre el teléfono y la promesa del Espíritu Santo que describe la Biblia. Esto es lo mismo que hacen muchos creyentes con la promesa de ese poder (“dunamis”, G1411). El uso antropocéntrico de ese poder les conduce a buscar la fama, los “likes”, a procurar convertirse en “influencers” y hasta priorizar la adquisición de beneficios personales, incluyendo ser famosos en el mundo entero. Todo esto en el nombre del Señor y utilizando los beneficios que se desprenden del poder del Consolador. Y en este caso, sin contar con la participación de Aquél diseñó y creó es poder y les regaló esa autoridad y esas obras de gracia. Es muy probable que en algún momento esa autoridad les abandone, pero esto no detendrá a muchos de ellos. Con mucha sagacidad diseñarán imitaciones del poder de Dios y continuarán operando hasta que surja un problema que no puedan resolver o que sean descubiertos por las personas que les rodean.

Ahora bien, piense por un momento que esos chicos recapacitan y deciden utilizar ese teléfono para conseguir buenas exégesis bíblicas y ampliar su conocimiento y adquirir revelación de la Santa Palabra. Suponga que lo usan para abrir las puertas necesarias para reconciliar las fisuras que existen en las relaciones familiares y para tratar la enfermedad de ese ser querido que está tocado por la muerte. Suponga que lo utilizan para conseguir herramientas para discernir, para conocer lo que le pasa a ese muchacho que es uno de sus amigos, y en el caso de hijos adultos ya casados, encontrar herramientas para trabajar asertivamente con su cónyuge, con sus padres y/o con sus hijos. Suponga que lo utilizan para ser capaces de reconocer de antemano los cambios en el clima de hoy y hasta para prepararse para hablar acerca del cielo y/o del Calvario.

Ahora bien, suponga que repitieron el error de la conducta anterior y nunca le vinieron a consultar lo que hicieron o a preguntarle sobre las posibles alternativas existentes para conseguir lo que están buscando. Ellos no se acercan a preguntarle a usted que es el creador y el súper experto en las funciones, las operaciones y el uso de esos equipos. Las únicas ocasiones en que usted le vio llegar fue cuando se acercaron para informarle las cosas que habían hecho, los resultados que habían obtenido y pedir su bendición para todo lo nuevo y excitante que han planeado hacer. ¿Cómo usted se sentiría con todo esto? Con toda probabilidad usted se sentiría contento con los resultados, pero al mismo tiempo relegado. Es obvio que el regalo se convirtió en algo mucho más importante que aquél que lo obsequió.

Esto es lo que sucede con otro sector importante de los creyentes en Cristo con el uso del poder que el Espíritu de Dios nos ha concedido. El “regalo” o la promesa se ha convertido en algo más relevante e importante que el Dador de la misma. La ausencia de una vida de oración que busca entrega del alma y unción fresca para continuar trabajando y haciendo la voluntad del Señor, separa cada vez más a estos creyentes de la posibilidad de tener una vida saturada de encuentros íntimos con el Señor de la vida. Los testimonios son cada vez más importantes que la relación con el Dador de esa autoridad.

El creyente en Cristo debe arribar a la conclusión de que existe un “camino más excelente” (1 Cor 12:31) por el que podemos transitar para administrar y utilizar la promesa del poder del Espíritu de Dios. Aquél que nos obsequió ese “dunamis” (G1411) nos quiere enseñar a usar ese poder. El Espíritu Santo nos quiere conducir a aprender a hacer y a conocer cosas, funciones y operaciones que nosotros no conocemos de ese poder, ni de Aquél que nos lo regaló. Pero el Espíritu Santo quiere hacer algo más: quiere que nos amistemos con Él.

Regresando a la metáfora que hemos utilizado hasta aquí, considere que usted pudiera hacerles saber que ellos pueden tener ese teléfono insertado en su piel, algo que se ha propuesto que puede ocurrir en los próximos 25 años.[4],[5] O mejor aún, que usted pudiera enseñarles cómo insertarse dentro del teléfono. No crea que esta metáfora es alocada. Consideremos que la Biblia dice que el Espíritu de Dios nos puede introducir dentro del poder que Él nos ha obsequiado consiguiendo así que nosotros seamos participantes de la naturaleza divina.
 
3 Mediante su divino poder, Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para llevar una vida de rectitud. Todo esto lo recibimos al llegar a conocer a aquel que nos llamó por medio de su maravillosa gloria y excelencia; 4 y debido a su gloria y excelencia, nos ha dado grandes y preciosas promesas. Estas promesas hacen posible que ustedes participen de la naturaleza divina y escapen de la corrupción del mundo, causada por los deseos humanos.” (2 Ped 1:3-4, NTV)

Estos versos bíblicos no se limitan a afirmar que en la manifestación del poder de Dios se nos ha concedido todo lo que necesitamos para la vida. Esos versos dicen que mediante ese poder podemos ser capaces de conseguir algo más grande: ser participantes (“koinōnos”, G2844) de la naturaleza (“phusis”, G5449) divina. El primer concepto significa “compañero”, “participante”. Este concepto implica compañerismo o compartir con alguien o en algo.[6] El segundo concepto, el que se refiere a la naturaleza, se define como la naturaleza de algo y esto como resultado de su desarrollo o condición natural.[7] En otras palabras, este pasaje de la Segunda Carta de Pedro dice que el poder de Dios nos permite ser compañeros de Dios y estar asociados a la misma naturaleza de Dios. Sin duda alguna que esto va más allá que poder y/o saber utilizar el poder de Dios para ver el desarrollo de milagros o de recibir y poner en funciones los dones que nos regala el Espíritu Santo.
 
Otra vez regresamos a la metáfora del teléfono. ¿Qué tal vez en lugar de utilizarlo para obtener lentes especiales para ver un concierto, pudiéramos utilizar el teléfono para estar en el medio de ese concierto? Así mismo el Espíritu de Dios nos ofrece que podamos trascender de querer disfrutar de una fiesta a la distancia, a ser transportados al centro de la fiesta. En este caso, la fiesta del Espíritu.

Es más, que tal vez sin en lugar de pedir al Espíritu que nos permita recibir revelación para entender los pasajes bíblicos que describen el Calvario o el cielo, nos acerquemos a intensificar nuestra amistad con Él y encontremos allí que le podemos pedir que nos lleve al Calvario y que nos permita tener experiencias visitando el cielo. Piense usted qué sucedería con su vida como creyente en Cristo si además de conocer lo que dicen los pasajes bíblicos acerca del Calvario usted pudiera tener la experiencia de ser llevado en “alas del Espíritu” a visitar el Gólgota al medio día, cuando comenzaron las tinieblas (Mcs 15:33) o a las tres (3) de la tarde cuando nuestro Señor entregó su vida por nosotros (v.34).

Existen muchos testimonios acerca de esto último. Uno de estos es el de un compositor de música no muy conocido: Geoffrey O'Hara. Una experiencia con el Señor le llevó a escribir un himno titulado “I walked today where Jesus walked.”[8] El escritor de ese himno testifica que una visita histórica que realizó a Tierra Santa fue transformada en la oportunidad para subir al Calvario y ver allí al Señor. Hemos incluido aquí un enlace para escuchar la interpretación de ese himno que hace Larnelle Harris. Además, a continuación, incluimos la traducción libre de la letra del mismo:

  “Caminé hoy donde Jesús caminó, En días de hace mucho tiempo.
  Vagué por cada camino que Él conocía, Con paso reverente y lento.

  Esos pequeños carriles, no han cambiado,
  Una dulce paz llena el aire.

  Caminé hoy donde Jesús caminó, Y sentí Su presencia allí.

  Mi camino pasó por Belén, ¡Ah! Recuerdos siempre dulces
  Las pequeñas colinas de Galilea, Eso conoció sus pies infantiles.

  El Monte de los Olivos, escenas sagradas, Que Jesús sabía antes
  Vi rodar al poderoso Jordán, Como en los tiempos de antaño.

  Me arrodillé hoy donde Jesús se arrodilló, Donde completamente solo oró.
  El Huerto de Getsemaní, Mi corazón no sintió miedo.
  Recogí mi pesada carga, Y con Él a mi lado,
  ///Subí al Calvario donde Él///
  ¡Donde en la Cruz murió!

  Caminé hoy donde Jesús caminó,
  Y allí yo lo sentí.”

Por la gracia de Dios he tenido varias experiencias así con el cielo y con el Calvario. Algunas de estas fueron transcritas en himnos.[9],[10]

¿Qué tal si la amistad con el Dador de la promesa nos permite tener la revelación de lo que hay dentro del corazón de papi, de mami, de ese hijo o de ese cónyuge? ¿Qué tal si el compañerismo con el Espíritu de Dios nos permite entrar al foco de la enfermedad de ese ser querido?

¿Qué tal si la amistad con el Dador de la promesa nos permite tener la revelación de aquello
que todavía llevamos como un lastre dentro de nuestro corazón? ¿Qué tal si esa revelación nos permite ser capaces de ver por qué es que nos sentimos solos y deprimidos? ¿Qué tal si la amistad con el Dador de la promesa nos permite aprender y nos enseña cómo escoger y alimentar la naturaleza correcta (de las 2 que poseemos)?

¿Qué tal si la oportunidad de ser participantes de esa naturaleza divina nos permite contemplar un atisbo, un destello, una muestra de la majestad divina, de Su santidad y las implicaciones de esto? ¿Qué tal si la amistad con el Dador de la promesa nos permite experimentar cómo es que Él nos abraza hasta quedar vestidos de la santidad de Su presencia?

Definitivamente que el regalo del teléfono jamás será más importante que la relación con aquél que nos lo obsequió. Del mismo modo, la relación con la promesa jamás será más importante ni producirá los resultados que se obtienen con la amistad con el Dador de la misma. Después de todo, el pasaje bíblico del capítulo uno y verso ocho (8) del Libro de los Hechos dice que el poder se obtiene con la llegada del Espíritu Santo.
 
[1] Es muy importante destacar que describimos la persona del Espíritu Santo y sus características en las reflexiones iniciales acerca de este tema, a principio de año.
[2] https://www.apple.com/iphone-15-pro/specs/
[3] https://www.samsung.com/us/smartphones/galaxy-s24-ultra/
[4]https://www.cnbc.com/2023/03/01/mobile-phone-inventor-next-generation-will-have-devices-in-their-skin.html
[5] https://metro.co.uk/2012/06/28/heres-a-real-close-call-implanting-your-mobile-phone-under-your-skin-483932/
[6] Hauck, F. (1964–). κοινός, κοινωνός, κοινωνέω, κοινωνία, συγκοινωνός, συγκοινωνέω, κοινωνικός, κοινόω (koinós, koinōnós, koinōnéo, koinōnia, sugkoinōnos, sugkoinōneō, koinōnikós, koinóō). En G. Kittel, G. W. Bromiley, & G. Friedrich (Eds.), Theological dictionary of the New Testament (electronic ed., Vol. 3, p. 797). Eerdmans.
[7] Louw, J. P., & Nida, E. A. (1996). En Greek-English lexicon of the New Testament: based on semantic domains (electronic ed. of the 2nd edition., Vol. 1, p. 584). United Bible Societies.
[8] https://open.spotify.com/track/6GVATpq8V8mhoTQ6tZsGzA?si=3c027eecd98a4ed3
[9] https://open.spotify.com/track/6WCkQOQT0HFRFy4EzwFaPZ?si=b8d785fd4d5447d6
[10] https://open.spotify.com/track/1pe5VHbAwng8Fmj68u2a5L?si=849f9d8fce9d4d33





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