965 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 11 de agosto del 2024

965 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII •  11 de agosto del 2024
Dirigidos por el Espíritu Santo: el lugar de los dones espirituales (VII)

 
“7 Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. 8 Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; 9 a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. 10 A otro, el hacer milagros; a otro profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. 11 Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.” (1 Cor 12:7-11)
 
La reflexión anterior nos permitió adentrarnos en la dimensión en la que operan los “charismata” del Espíritu; la dimensión del “agapē” (G26), el amor redentor de Dios.

Vimos en esa reflexión que la Biblia es directa cuando dice que ese amor no es algo que depende de lo que sentimos. La Biblia dice que ese amor posee identidad propia: Dios es amor: “agápē”.

“8 El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.” (1 Jn 4:8, RV 1960)

Luego de haber revisado varios planteamientos bíblicos y teológicos sobre este tema y definiciones que los griegos nos ofrecen acerca de los tipos de amor que ellos habían identificado, debemos considerar algunas aplicaciones prácticas. Se trata de instrucciones que los cristianos estamos llamados a seguir viviendo y practicando ese amor. Nos parece que una reflexión publicada en las redes cibernéticas nos puede ayudar en este escenario:

“El amor ágape bíblico es el amor de elección, el amor de servir con humildad, el tipo más elevado de amor, el tipo más noble de devoción, el amor de la voluntad (intencional, una elección consciente) y no motivado por la apariencia superficial, la atracción emocional, o relación sentimental. Agape no se basa en emociones placenteras o buenos sentimientos que puedan resultar de una atracción física o un vínculo familiar. Agape elige como acto de autosacrificio servir al destinatario. De todas las descripciones del amor agape, queda claro que el verdadero amor agape es una señal segura de salvación. Agape es volitivo….Fileo es emocional. El amor agape no depende de los criterios del mundo para el amor, como el atractivo, las emociones o el sentimentalismo. Los creyentes pueden caer fácilmente en la trampa de [seguir] ciegamente la exigencia del mundo de que un amante se sienta positivo hacia su amado. Este no es un amor agape, sino un amor basado en el impulso. El amor impulsivo caracteriza al cónyuge que anuncia al otro cónyuge que planea divorciarse de su pareja. ¿Por qué? Razonan: “No puedo evitarlo. ¡Me enamoré de otra persona! Los cristianos deben entender que este tipo de amor impulsivo es completamente contrario al amor decisivo de Dios, que es decisivo porque Él tiene el control y tiene un propósito en mente. Hay muchas razones por las que es fundamental una comprensión adecuada de la verdad de la palabra de Dios (y de la mentira del mundo) y una de las más importantes es la declaración de Jesús de que: "En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor (ágape) los unos por los otros." (Juan 13:35 ).”[1] (Traducción que provee la misma página de internet)

Concluimos esa reflexión presentando el vocabulario que nos ofrece el Apóstol Pablo acerca de las características del amor en el capítulo 13 de su Primera Carta a Los Corintios. Decíamos allí que al hacerlo, Pablo nos ofrece una imagen de espejo en la cual podemos evaluar y calificar cualquier otro amor. A continuación, las características que él describe:

“4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. 7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” (1 Cor 13:4-7)

El concepto griego que se traduce como “sufrido” (“makrothumeō”, G3114) es traducido como la capacidad de ser paciente, mostrar control interno y externo en circunstancias difíciles, ser sufrido (Mat 18:26, 29; 1 Cor 13:4; 1 Tes 5:14; Heb 6:15; Stg 5:7, 8; 2 P 3:9+). En otros versos bíblicos es traducido como tardarse en, o ser lento para (Lcs 18:7+).[2] Otro recurso académico lo traduce como demostrar paciencia a pesar de las dificultades: 'ser paciente, permanecer paciente, esperar pacientemente.'[3]

Artemidoro de Éfeso utilizó ese concepto en un contexto que sugiere demora o dilación, el aplazamiento de una acción, mientras que Areteus Medicus de Capadocia lo usó para describir, en el buen sentido, la paciencia y la resistencia del médico mientras trata pacientes con enfermedades crónicas graves y con sólo esperanzas dudosas de curación. De manera similar, otros escritores griegos previos al Nuevo Testamento lo utilizaban para referirse a la firmeza del general o el soldado al soportar las dificultades, es decir, la “resistencia” hasta alcanzar una meta.

Algunos de los recursos consultados añaden a todo esto que el verbo “makrothumeĩn” se encuentra en el mismo sentido cuando se compara a aquellos que participan en la batalla de la vida con nadadores en el mar que buscan seguridad en la orilla.

Estos recursos añaden que vale la pena señalar que “makrothumía” (G3115) no se encuentra en la literatura de los estoicos. Sin embargo, ocurre una vez en los trabajos de Marcos Aurelio quien lo utilizó para describir a alguien que es “perseverante en su trabajo”.[4]

Desde estas perspectivas, debemos concluir que el amor “agapē” que la Biblia describe es paciente, muestra control interno y externo en circunstancias difíciles, es sufrido, capaz de demostrar esa paciencia a pesar de las dificultades. Además, ese amor es capaz de demorar, dilatar una acción, y capaz de esperar con paciencia y resistencia mientras se acerca a lidiar con situaciones crónicas graves en las sólo le sostienen esperanzas mínimas de que se obtendrá el resultado esperado. Es un amor que se sostiene trabajando, demostrando firmeza y resistencia al soportar las dificultades, mientras espera alcanzar una meta.

Cuando Pablo dice que el “agapē” es sufrido, también está diciendo que se trata de un amor que puede batallar en la vida sabiendo que hay una “orilla” que provee seguridad. Esa “orilla” puede ser el cumplimiento de las promesas que Dios nos ha hecho en Su Palabra. Por último, se trata de un amor que es “perseverante en su trabajo”.

No olvidemos que esta es una de las características en la que tienen que operar los dones del Espíritu Santo.

Pablo continúa diciendo que el “agapē” es benigno, (“chrēsteuomai”, G5541). Esta es la única ocasión en la que este concepto aparece en el Nuevo Testamento. Sabemos que puede ser traducido como ser amable y/o mostrar compasión (1 Cor 13:4+),[5] proporcionar algo beneficioso para alguien como un acto de bondad—‘actuar bondadosamente, ser bondadoso, bondad.’ O sea, que es un amor que es paciente y actúa con bondad’.[6]

Ahora bien, también sabemos que la raíz de este concepto proviene del griego “chrēstos” (G5543) que puede ser traducido como bueno, superior para un uso o propósito particular (Lcs 5:39 (moralmente) bueno (1 Cor 15:33+); amable, amoroso, afable (Lcs 6:35; Rom 2:4; Efe 4:32; 1 Ped 2:3+); fácil, relativo a lo que es agradable, con la implicación de ser apropiado (Mat 11:30+).[7]

El concepto “chrēsteuomai” (G5541) es un verbo conjugado en tercera persona (presente indicativo medio o pasivo) que proviene del concepto “chrēstos”. En otras palabras, podemos decir que es lo que pone en acción lo que significa “chrēstos”.

El estudio del mundo griego previo a la redacción del Nuevo Testamento nos ofrece mucha información para poder comprender estos conceptos. Allí podemos encontrar que los griegos utilizaban el concepto “chrēstos” para describir algo que tiene el sentido básico de “excelente”, “servicial”, “útil”, “adaptado a su propósito”, “bueno, de su tipo”: también, para “tomar en uso”. O sea, que el término expresa así una relación en la que la persona o cosa designada se encuentra con otras o con su propósito. Los recursos consultados explican que, como término relacional, “chrēstos” puede tener significados muy diferentes, tales como la “abeja obrera”. Otro ejemplo, una residencia “chrēstē” es una casa ordenada. Este concepto denota algo “saludable” o “sabroso” o el “resultado favorable de un asunto”.

Los recursos dicen que cuando este concepto se usa para personas, la palabra puede significar “digno”, “decente”, “honesto”, “recto”, en un sentido moral. Pablo cita en 1 Cor 15:33 que las buenas costumbres son “chrēstos”: “buenos modales”, “un buen carácter” en el pleno sentido de integridad moral. Estos recursos añaden que se trata de una expresión corriente para una “forma de vida moral” y una “disposición humana”, es decir, “un buen carácter” en el sentido pleno. Estos continúan diciendo que, como término relacional, en el siglo 2 A.C se utilizaba para describir a una persona como “excelente” para una función o tarea específica. Sin embargo, la palabra no denota superioridad, como puede verse por su uso más crítico e incluso despectivo para “de buen corazón”, “simple” e incluso en ocasiones “tonto”.

No olvidemos que el concepto que Pablo utiliza aquí para describir el amor en el que operan los dones es el verbo que pone en acción todo esto.

El concepto “chrēstos” era comúnmente utilizado como nombre propio. Algunos estudiosos del tema describen que esta es la base filológica para el nombre Chrestus como el nombre de Cristo. Así aparece en los trabajos de Suetonius Tranquillus (De Vita Caesarum y Suetonius Divus Claudius, 25) y también el derivado Chrestiani en el trabajo de Cornelius Tacitus, historiador contemporáneo de Plutarco.

Desde estas perspectivas podemos concluir que cuando Pablo dice que el amor “agapē” es benigno, (“chrēsteuomai”, G5541), está diciendo mucho más de que se trata de un amor que sabe ser amable y/o mostrar compasión, proporcionar algo beneficioso para alguien como un acto de bondad, que actúa bondadosamente y/o que sabe ser paciente y que actúa con bondad.

Pablo ha acuñado un verbo que describe el “agapē” como algo que sabe poner en acción la excelencia, ser servicial, útil y adaptado a su propósito. Se trata de un amor que conoce la relación en la que la persona que ama con ese amor se encuentra con otras o con su propósito. Se trata de un amor que desde el punto de vista relacional es como una “abeja obrera” y que posee como residencia del alma una residencia “chrēstē”; una casa ordenada. Se trata de un amor saludable, digno de disfrutar, “sabroso.”

No olvidemos que los dones del Espíritu tienen que poseer y operar en estas características del amor.

Cuando Pablo dice que el “agapē” que practica el creyente mientras opera los dones es un amor benigno, está diciendo que ese creyente es una persona digna, decente, honesta y recta. Pablo está diciendo que es una persona con buenas costumbres, buenos modales, con un buen carácter, en el pleno sentido de integridad moral. Pablo está diciendo que ese creyente no actúa así denotando superioridad, sino que posee un buen corazón, aún cuando lo estimen como un tonto.

Finalmente, que el “agapē” sea descrito como benigno significa que cuando ese verbo es puesto en acción, esto provoca que el creyente pueda ser llamado Cristiano, porque su vida y su testimonio emulan el nombre de Cristo.

Las descripciones que hace el Apóstol Pablo acerca de ese amor continúan señalando que el “agapē” no tiene envidia (“zēloō”, G2206). Este es un concepto griego que puede ser traducido de manera positiva o de manera negativa. En el caso positivo, el celo por el Señor y por Su Palabra. En los casos negativos significa poner el corazón en algo que le pertenece a otra persona, estar profundamente comprometido con algo (1 Cor 12:31); tener profundo interés o celo por (Gál 4:17); codiciar, desear las posesiones ajenas (Stg 4:2); ser celoso, envidioso (Hch 7:9; 17:5; 1 Cor 13:4; Stg 4:2).[8]

Otros recursos consultados hacen referencia a “envidiar” en el sentido más hostil de no querer que otros tengan cosas. Hay que subrayar que el contexto de cada pasaje bíblico en el que se usa este concepto resulta vital para poder determinar sus usos. La academia está convencida de que tanto en 1 Corintios 13:4 como en Santiago 4:2, se puede deducir del contexto que “zēloō” no está tan dirigido a la edificación de la comunidad, sino que es más bien un estallido incontrolado. Así, en 1 Cor. 13:4 tiene el sentido general de “envidiar”, “apasionarse”, mientras que en Stg 4:2 se sugiere la traducción: “luchar con codicia envidiosa”; es decir, por los bienes de otros.[9]
 
Estos datos nos llevan a la conclusión de que cuando Pablo afirma que el amor “agapē” no tiene envidia, lo que está afirmando describe algo que va más allá de lo evidente. Lo evidente es que ese creyente no permite que su corazón sea invadido por algo que le pertenece a otra persona, codiciar, desear las posesiones ajenas; ser celoso o envidioso. Pablo está afirmando que ese creyente opera dentro de la fe Cristiana y administra los dones que posee procurando evitar todo aquello que menoscabe la edificación de la comunidad. Esto incluye los estallidos incontrolados.

Creo que estas descripciones de las primeras características que posee el amor “agapē” deben provocar nuestra reflexión y la búsqueda del rostro del Señor.

El análisis de las otras características que encontramos en el capítulo 13 de la Primera Carta a los Corintios será el objeto de nuestras próximas reflexiones.


 
[1] https://www-preceptaustin-org.translate.goog/love-agape?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es&_x_tr_pto=rq#:~:text=Biblical agape love is the,emotional attraction, or sentimental relationship
[2] Swanson, J. (1997). En Diccionario de idiomas bı́blicos: Griego (Nuevo Testamento) (Edición electrónica.). Logos Bible Software.
[3] Louw, J. P., & Nida, E. A. (1996). En Greek-English lexicon of the New Testament: based on semantic domains (electronic ed. of the 2nd edition., Vol. 1, pp. 306–307). United Bible Societies.
[4] Horst, J. (1964–). μακροθυμία, μακροθυμέω, μακρόθυμος, μακροθύμως  (makrothumía, makrothumeō, makróthumos, makrothúmos). En G. Kittel, G. W. Bromiley y G. Friedrich (Eds.), Diccionario teológico del Nuevo Testamento (edición electrónica, vol. 4, p. 375). Eerdmans.
[5] Swanson, J. (1997). En Diccionario de idiomas bı́blicos: Griego (Nuevo Testamento) (Edición electrónica.). Logos Bible Software.
[6] Louw, J. P., & Nida, E. A. (1996). En Greek-English lexicon of the New Testament: based on semantic domains (electronic ed. of the 2nd edition., Vol. 1, p. 749). United Bible Societies.
[7] Swanson, J. (1997). En Diccionario de idiomas bı́blicos: Griego (Nuevo Testamento) (Edición electrónica.). Logos Bible Software.
[8] Swanson, J. (1997). En Diccionario de idiomas bı́blicos: Griego (Nuevo Testamento) (Edición electrónica.). Logos Bible Software.
[9] Stumpff, A. (1964–). ζῆλος, ζηλόω, ζηλωτής, παραζηλόω (zēlos, zēloō, zēlōtēs, parazēloō). En G. Kittel, G. W. Bromiley y G. Friedrich (Eds.), Diccionario teológico del Nuevo Testamento (edición electrónica, vol. 2, p. 888). Eerdmans.





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