948 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 14 de abril del 2024

948 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII •  14 de abril del 2024
Una iglesia dirigida por el Espíritu de Dios (Pt. 12): la llegada del Espíritu Santo
 

“1 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. 2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; 3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. 4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. 5 Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. 6 Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. 7 Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? 8 ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? 9 Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, 10 en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, 11 cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios. 12 Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto? 13 Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto. 14 Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. 15 Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día. 16 Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: 17 Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños; 18 Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán. 19 Y daré prodigios arriba en el cielo, Y señales abajo en la tierra, Sangre y fuego y vapor de humo; 20 El sol se convertirá en tinieblas, Y la luna en sangre, Antes que venga el día del Señor, Grande y manifiesto; 21 Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.”  (Hch 2:1-21, RV 1960)
 
Las reflexiones anteriores a la celebración de la semana santa nos permitieron comenzar a analizar lo que ocurrió en el día de Pentecostés tal y como lo relata el capítulo dos (2) del Libro de Los Hechos de los Apóstoles. En la más reciente de esas reflexiones pudimos ver que ese pasaje bíblico posee tres (3) segmentos, a saber:

  • la descripción del evento (2:1-13)
  • la explicación del evento (2:14-41)
  • los resultados del evento (2:42-47)

Compartimos en esa reflexión que este evento surge en el mismo día en el que se celebraba la Fiesta Judía de las Cosechas, uno de tres (3) festivales anuales que celebra el pueblo judío.[1],[2] Esta fiesta se conoce en hebreo como Shavuot y se celebra siete (7) semanas después de la Pascua. La Pascua es la fiesta que se celebra para conmemorar la salida del pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto.[3]
 
Decíamos allí que el nombre “Pentecostés” es la traducción al griego de la Fiesta de las Cosechas: una fiesta que se celebra 50 días después de la Pascua (pentēkostē - 50th). Repetimos que Pentecostés es la traducción al griego de la fiesta y no del concepto Shavuot. La fiesta de Shavuot proviene del concepto “shâbûaʽ”, que significa semanas (H7620). Esta tiene su origen en el festival para celebrar la cosecha de los granos y también se utiliza para celebrar la entrega de la Torá en el Monte Sinaí.[4]

Entre otras cosas añadíamos en esa reflexión que la visitación del Espíritu Santo que Lucas describe en el capitulo dos (2) del Libro de Los Hechos sonaba como viento, pero no era viento, se veía como fuego, pero no era fuego y se oía como una conversación, pero eran palabras en otro idioma. Los idiomas en los que los 120 hablaban podían ser entendidos por la multitud reunida en esa mañana en la ciudad de Jerusalén. Estamos convencidos de que Lucas utiliza todas estas metáforas con la finalidad de explicar que lo que sucedió en el día de Pentecostés es un encuentro que cambia la visión, la capacidad para escuchar y la capacidad para hablar de todos aquellos que reciben la visitación del Espíritu Santo. Nos parece que esta es su forma de responder a la pregunta más importante que aparece en ese pasaje bíblico:

“12 Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto?”
 (Hch 2:12)

Concluimos esa reflexión afirmando que esa mañana dio inicio una nueva era: la de los últimos tiempos: la era del Espíritu Santo. Es importante señalar que Juan el Bautista había hablado acerca de esto.

“16 respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. 17 Su aventador está en su mano, y limpiará su era, y recogerá el trigo en su granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.” (Lcs 3:16-17).
 
Es interesante que Lucas nos permita conocer que esta visitación no se trataba de manipulaciones. Esto es así porque él nos dice que las multitudes se interesaban por escuchar, tenían la capacidad de cuestionar y había disposición para que el Espíritu Santo les pudiera transformar. Esto es lo que sucede en cualquier lugar en dónde el Espíritu Santo está obrando. El Espíritu transforma las capacidades de las personas para ver y escuchar; les transforma y cambia sus capacidades para hablar.

Hace algunos años escuchaba a un anciano pastor venerable, que ya está con el Señor, reflexionar acerca de las características que poseen el alma y la iglesia en la que esta visitación del Espíritu de Dios no está ocurriendo. Años más tarde leía un documento escrito por el Pastor Jim Cymbala que parecía haber sido extraído de esa conversación. Ambos destacaban las mismas características.

Para comenzar, decían ellos, en esos lugares y en esas vidas la música está vacía; los coros se convierten más y más en presentaciones artísticas hermosas, pero vacías de la presencia del Eterno. La imaginación sustituye la unción y los altares se convierten en escenarios en los que las estrategias de mercadeo son implantadas para apelar a las emociones de aquellos que han sido invitados a ver y a escuchar.

Al mismo tiempo, la Palabra de Dios deja de ser el centro de la predicación y es sustituida por estrategias y frases psico-espirituales extraídas de libros escritos y publicados por especialistas en la motivación. Añadieron que se pierde la atención a las Sagradas Escrituras para dedicar el tiempo a enfocarse en otras cosas. No hay tiempo para el estudio y la reflexión acerca de lo que dice la Palabra de Dios.

Esto provoca que la predicación sea mecánica, carente de la huella digital que identifica la Iglesia del Señor. Se trata de una predicación que es obtenida ya precocida y pre ensamblada por recursos religiosos que han preparado estos materiales por encargo y/o para satisfacer las demandas de un mercado.

La ausencia de la presencia y la acción del Espíritu Santo provoca que la convicción de pecado sea casi inexistente. Los asistentes no pueden ser convencidos de que están errados y esto les conduce a no ser capaces de salir, de abandonar conductas pecaminosas y erráticas. En otras palabras, no ocurre la transformación de aquellos que vienen a buscar al Señor.

El enemigo utiliza la ausencia de la presencia activa del Espíritu de Dios para insertar espíritus de relativismo, complacencia, materialismo, antropocentrismos, entre muchos otros. Esto lleva a los asistentes, así como a los líderes de esas congregaciones, a cuestionar cualquier señalamiento que se les haga a este respecto. Con orgullo, se rechazan las advertencias bíblicas aduciendo que nadie debe reclamar la autoridad para llamarles la atención; “ser juez sobre nosotros”. Lo que no logran discernir es que en ese ejercicio el orgullo se impone sobre la voz de Dios.

Cuando esto sucede los deseos de la carne y sus derivados terminan dictando los elementos de nuestra fe. Es por eso que la fe que se termina abrazando se convierte en un ejercicio mental más que en uno del corazón.

En esos corazones y en esos lugares los servicios de oración se van desvaneciendo y los cultos de adoración se hacen rutinarios.

Al final del camino, tanto el anciano como el Pastor Cymbala, presentaban la misma conclusión. Los llamados para servir y trabajar incesantemente para ganar a otros para Cristo también se desvanecen. Se termina imponiendo una programación que procura desarrollar una teología de mantenimiento para conservar lo que se tiene. El servicio se hace tibio y la tibieza se convierte en la moda del momento. Todos conocemos lo que dice la Biblia acerca de la reacción de Dios ante la tibieza de su pueblo (Apo 3:16).

Todos estos escenarios ocurren al mismo tiempo que se ha observado el crecimiento exponencial e inusitado de varias congregaciones alrededor del mundo. Este crecimiento extraordinario que ha ocurrido en muchas partes del mundo por los pasados 40 años, ha conducido a muchos a inquirir sobre las estrategias que estas iglesias siguen y no sobre los reclamos que realiza que el Espíritu Santo sobre estas.

Esta no es una preocupación reciente. Hace 28 años, Wilbert R. Shenk, Profesor Emérito de la Historia de la Misión y Cultura Contemporánea del Seminario de Fuller, escribía acerca de esto. Shenk, quien se mudó a las moradas celestiales el martes 13 de julio de 2021, decía que muchos de los estudios realizados para analizar estos crecimientos eran desarrollados desde la óptica occidental de la tradición Cristiana. Shenk decía que la investigación reciente de la historia de la misión y el crecimiento de la Iglesia ha sido generalmente desarrollada por personas que son “prisioneros de sus propios prejuicios y marcos de referencias.”[5] En otras palabras, que los resultados que algunos de estos estudios nos ofrecen no son necesariamente precisos, ni explican lo que han debido explicar.

Tenemos que señalar que se pueden identificar estudios que parecen precisos y pertinentes y que ofrecen características de esas congregaciones cuyo desarrollo y crecimiento ha sido súper extrardinario. George G. Hunter, Profesor Emérito de la Escuela Mundial de Misión y Evangelismo en el Seminario Ausbury Theological, en Kentucky, publicó uno de estos hace cerca de 30 años. A continuación un resumen de las características comunes que él encontró en esas congregaciones:

  • Fuerte contenido bíblico en la predicación y en la enseñanza.
  • Fervor en la oración.
  • Compasión por los perdidos.
  • Comprometidos y obedientes a la Gran Comisión.
  • Desarrollo de una visión acerca de lo que los convertido pueden llegar a ser.
  • Adaptación cultural acorde a la población y a la región en la que sirven.
  • Trabajo en grupos pequeños.
  • Un ministerio de laicos fuerte y comprometido.
  • Cada miembro y cada simpatizante recibe atención y cuidad pastoral regular, de un laico
  • que ha sido preparado para esto.
  • Desarrollo de muchos ministerios para acercarse a los que no asisten a la Iglesia. [6]

Es interesante el dato de que estas son las mismas características que el libro de Los Hechos utiliza para describir a la Iglesia del primer siglo (Hch 2:42-47). Hay un segmento del capítulo dos (2) del Libro de Los Hechos que nos revela estas características. Lucas, el escritor de este libro, presenta estas luego de hacernos saber algunas cosas acerca de la Iglesia que cobra aliento de vida en el día de Pentecostés.

Para Lucas esta es una Iglesia que había nacido del Espíritu de Dios. Lucas dice que esa Iglesia posee un mensaje dado por Dios, entregado por Cristo y empoderado por el Espíritu Santo. Él añade que esa Iglesia posee un carácter corporativo; opera como un solo cuerpo. Esa Iglesia también fomenta y practica el desarrollo del carácter individual de sus miembros.

Ella nace del Espíritu, del poder del Espíritu Santo, porque los que estaban aposentados “…fueron todos llenos del Espíritu Santo…” (v.4). Ella posee un mensaje dado por Dios porque todos los aposentados “comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen” (v.4). Esa Iglesia posee un carácter corporativo porque todos “…perseveraban en la doctrina de los apóstoles” (v.42) y porque “Todos los que habían creído estaban juntos” (v.44). Sabemos que esa Iglesia fomenta el desarrollo del carácter individual de sus miembros porque la Biblia dice que cuando el Espíritu Santo descendió sobre ellos las lenguas de fuego se asentaron sobre cada uno de ellos. Esto es, de manera individual.

Es entonces que Lucas presenta las características de la Iglesia que nació del Espíritu el día de Pentecostés. Él nos dice que la Iglesia del primer siglo poseía las siguientes características corporativas; es decir, como cuerpo:

Una iglesia que aprendía.
“42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles,…”

Una iglesia que amaba.
“en la comunión unos con otros,…”

Una iglesia que adoraba y servía.
“en el partimiento del pan y en las oraciones……44 Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; 45 y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno.”

Una iglesia gozosa y reverente.
“43 Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los
apóstoles…. 46 Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón.”


Una iglesia evangelística,
“47 alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.”

Esas características son similares a las encontradas por el Profesor Hunter.
Concluimos esta reflexión señalando que el Dr. Elmer L. Towns, uno de los fundadores de Liberty University en Lynchburg ,Virginia, también publicó un estudio muy responsable acerca de este tema. Towns presentó sus resultados hace cerca de 30 años. Los resultados de ese estudio fueron muy iluminadores. Lo fueron porque los datos compartidos por el Dr. Towns revelaron fortalezas y debilidades de estas congregaciones. O sea, que hace cerca de 30 años conocíamos algunos de los elementos que podían convertirse en productores de crisis en las mismas.

Towns señaló los siguientes puntos en su publicación:

  • Grandes en tamaño, con facilidades desarrolladas para multiusos.
  • En ellas se fomenta un sentimiento familiar y sin exclusivismo.
  • Se observa el cruce de clases socioeconómicas.
  • Son dirigidas por pastores-líderes carismáticos.
  • La mayoría son independientes o interdependientes.
  • Existe en ellas una inclinación teológica al Nuevo Testamento.
  • Están matizadas por pasión por el derramamiento del Espíritu Santo.
  • Están vinculadas por metodología y no por teología.[7]

El último punto despertó el interés de muchos eclesiólogos. La razón de este interés no fue el rechazo de la metodología porque como hemos visto, la Iglesia del primer siglo tenía y seguía una metodología. No obstante, su razón de ser y el hilo conductual de sus procesos era uno teológico y no metodológico. Recordemos que la metodología es efectiva en tanto y en cuanto pueda responder al contexto real y a las necesidades que existen en el momento en el que estas son puestas en vigor.

Muchas de esas congreaciones continúan activas y algunas de ellas continúan creciendo en esta época. Un elemento común en estas es la pasión por el derramamiento y la dirección del Espíritu Santo, así como un énfasis fuerte en el estudio de la Palabra de Dios y la educación cristiana de sus miembros. Otras han visto un descenso en sus crecimientos, y algunas se han dividido o han desaparecido. No existen datos empíricos para explicar esto último. No obstante, sospechamos que la metodología utilizada por estas no dio buenos resultados.

Tenemos que admitir que el modelo de la Iglesia que nació el día de Pentecostés no solo revolucionó el mundo y la historia de la humanidad. Ese modelo provocó que la Iglesia del Señor pudiera prevalecer contra todas las oposiciones y retos que esta ha tenido que enfrentar por los pasados dos mil años. Estamos convencidos de que necesitamos revisitar ese modelo para conseguir que la Iglesia de la posmdernidad pueda vencer los suyos. Es por esto que muchos especialistas en eclesiología y espiritualidad cristiana llevan cerca de 30 años insitiendo que la Iglesia de la posmodernidad necesita otro pentecostés.


[1] https://www.gov.il/es/departments/news/shavuot2023#:~:text=La festividad de Shavuot conmemora,judío en el Monte Sinaí.
[2] Las tres fiestas son Pesaj (Pascua), Shavuot (Semanas o Cosecha) y Sucot (Tabernáculos)
[3] https://www.nationalgeographicla.com/historia/2023/05/que-se-conmemora-en-pentecostes-y-cual-es-el-origen-de-esta-fiesta religiosa#:~:text=Pentecostés tiene sus raíces en,de la cosecha de trigo.
[4]https://www.myjewishlearning.com/article/shavuot-101/
[5] Shenk, Wilbert R. “Toward a Global Church History,” publicado en International Bulletin of Missionary Research, Abril 1996, p. 50.
[6] Publicado en el “Leadership Network Forum”, 1996.
[7] Understanding the Cycles of Church Renewal. En Ministry Advantage, July-Aug 1996.







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