962 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 21 de julio del 2024

962 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII •  21 de julio del 2024
Dirigidos por el Espíritu Santo: el lugar de los dones espirituales (V)

 
“7 Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. 8 Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; 9 a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. 10 A otro, el hacer milagros; a otro profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. 11 Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.” (1 Cor 12:7-11)
 
Las reflexiones acerca de los dones del Espíritu Santo han acaparado nuestra atención. Los conceptos “charismata” y “pneumatikon”[1] (plurales de “charisma” y "pneumatikos”) son utilizados por el Apóstol Pablo para describir estos. El concepto “charismata” implica que se trata de regalos de gracia toda vez que “charis” (G5485) significa gracia o favor no merecido.[2]

Este concepto, “charisma”, también es utilizado para describir varios regalos de Dios. En primer lugar, la acción salvadora de Dios en Cristo:

“15 Pero el don no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia (“charis”) y el don (“doÌ„rea”,G1431) de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo. 16 Y con el don (“doÌ„reÌ„ma”, G1434) no sucede como en el caso de aquel uno que pecó; porque ciertamente el juicio vino a causa de un solo pecado para condenación, pero el don (“charisma”) vino a causa de muchas transgresiones para justificación.”  (Rom 5:15-16)

En segundo lugar, es utilizado para describir el regalo de la vida eterna:

“23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva (“charisma”) de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Rom 6:23)

En tercer lugar, es utilizado para Pablo para describir lo que fue la intervención divina para librarlo de algún peligro de muerte.

“10 el cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos librará, de tan gran muerte; 11 cooperando también vosotros a favor nuestro con la oración, para que por muchas personas sean dadas gracias a favor nuestro por el don concedido a nosotros por medio de muchos.” (2 Cor 1:10-11)

“10 Él nos rescató del gran peligro de la muerte y nos seguirá rescatando. Pusimos nuestra esperanza en Dios y él nos rescatará de nuevo 11 si ustedes nos ayudan con sus oraciones. Si muchos oran por nosotros, también habrá muchos que den gracias a Dios por el beneficio que recibimos de él.” (PDT)

Regresando al tema de los “charismata” que regala el Espíritu Santo, sabemos que todos los creyentes poseen al menos uno de estos regalos de gracia (1 Cor 12:7, 11). Siendo esto así, entonces hay que afirmar que desde esta perspectiva todas las iglesias Cristianas son carismáticas porque todos los creyentes que las componen poseen al menos un “charisma.”

También sabemos que la Biblia dice que es el Espíritu Santo el que reparte estos dones, conforme a Su soberana voluntad (1 Cor 12:11, 18, 28; Rom 12:3; Efe 4:7–11). No obstante, hay que reconocer que la Biblia no cancela la necesidad y oportunidad que tenemos de procurar algunos de esto y de hacerlo esforzándonos y en oración.

“31 Procurad, pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aún más excelente.” (1 Cor 12:31)

“1 Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis.” (1 Cor 14:1)

“13 Por lo cual, el que habla en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla.” (1 Cor 14:13)

Debemos subrayar la importancia que poseía este tema para la iglesia del primer siglo. Basta conocer que el Apóstol Pablo identifica algunos de esos “charismata” como prerrequisitos para ocupar algunas posiciones en la vida de la Iglesia.[3]

“28 Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas.” (1 Cor 12:28)

“11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,” (Efe 4:11)

“14 No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio.” (1 Tim 4:14)

“6 Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.” (2 Tim 1:6)

Reafirmamos que todos los dones dados por el Espíritu y que son necesarios para el buen funcionamiento de la Iglesia (1 Cor 12:7-27). Reafirmamos que los dones espirituales continuarán dentro de la Iglesia hasta el regreso de Jesucristo y la consumación del plan de redención de Dios (1 Cor 13:8–12).[4]

Reconocemos que algunos de nuestros lectores más recientes deben estar inquietos con el tema del “charisma” para ser apóstol. La Biblia afirma que ese ministerio es un don del Espíritu. Ahora bien, les invitamos a estudiar reflexiones anteriores en las que hemos analizado este tema y en las que llegamos a las siguientes conclusiones:

  • Ser apóstol requiere haber visto a Cristo resucitado

“21 Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, 22 comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección.” (Hch 1:21-22).

“21 »Así que tenemos que elegir a uno que haya estado con nosotros durante todo el tiempo que estuvimos con el Señor Jesús: 22 desde que Juan comenzó a bautizar hasta el día en que Jesús subió al cielo. Tendrá también que dar testimonio con nosotros de la resurrección de Jesús».” (PDT)

“21 »Tenemos aquí hombres que nos han acompañado todo el tiempo que el Señor Jesús estuvo entre nosotros, 22 desde que fue bautizado por Juan hasta que subió al cielo. Es necesario, pues, que uno de ellos sea agregado a nosotros, para que junto con nosotros dé testimonio de que Jesús resucitó.»” (DHH)

  • La Biblia dice que Pablo fue el último de los apóstoles

“8 y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí.” (1 Cor 15:8)

“8 Por último, se me apareció a mí. Conmigo fue diferente, como a un bebé nacido a destiempo. 9 Porque soy el menos importante de los apóstoles, y ni siquiera merezco ser llamado apóstol porque perseguí a la iglesia de Dios.” (PDT)

“8 Por último, como si hubiera nacido en un tiempo que no me correspondía, también lo vi yo. 9 Pues soy el más insignificante de todos los apóstoles. De hecho, ni siquiera soy digno de ser llamado apóstol después de haber perseguido a la iglesia de Dios, como lo hice.” (NTV)

Hay que añadir a esto que conociendo que es el Espíritu Santo el que reparte los “carismas”, es muy lógico concluir que dejó de hacerlo en el primer siglo. En otras palabras, que la Biblia no concede espacios para el don de apóstol en el mundo posterior a la Iglesia con la que nació el Cristianismo.

Por último, ¿qué puede conseguir que un “charisma” sea efectivo? ¿La Biblia define el poder inherente a los dones? Las respuestas lógicas para estas preguntas apuntan a que el Espíritu Santo es quien hace que un don pueda ser efectivo. Sin embargo, la Biblia presenta algunas respuestas adicionales para estas preguntas. Pablo amplía esta respuesta cuando le dice lo siguiente a la iglesia que estaba localizada en la ciudad de Corinto:

“6 Hay diversas funciones (), pero es un mismo Dios el que hace todas las cosas en todos.”
(1 Cor 12:6, DHH)

El concepto que la versión bíblica Dios Habla Hoy traduce como “funciones” y que aparece traducido en la versión Reina Valera-1960 como “operaciones”, es el concepto “energeÌ„ma” (G1755).  Vimos en una reflexión anterior que este concepto significa lo que se efectúa, el acto o la acción.[5] Otro recurso bíblico básico lo describe de la siguiente manera:

“La palabra ‘energema’ se encuentra en 1 Co. 12:6, 10, refiriéndose a los variados dones de aquellos que integran la iglesia, dones que Dios da y hace eficaces por medio de su poder.” [6]

Tenemos que considerar que la palabra inglesa “energía” proviene de la misma raíz que el concepto “energēma”. Desde esta perspectiva, los dones espirituales son actividades del Espíritu que traen efectos espirituales, pero al mismo tiempo son operaciones energizadas por Dios. Por lo tanto, estos tienen consigo un poder inherente a Dios (no a nosotros), poder que provoca que los dones produzcan algunos efectos operacionales y de ministración. En otras palabras, Dios es quien hace que los dones sean operacionales.

Hay algo de esto en el verso 10 del capítulo 12 de la Carta a los Corintios. Un problema fundamental para verlo es que muchas traducciones de la Biblia en español no nos permiten observarlo.

“10 A otro, el hacer milagros; a otro profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.” (RV1960)

El texto original incluye la palabra “energēma”; “allō de energēmata dynameōn…..” (a otro la operación de hacer milagros). La Nueva Traducción Viviente lo recoge de la siguiente manera:

“A uno le da el poder para hacer milagros y a otro, la capacidad de profetizar.” (NTV)

La conclusión es entonces muy sencilla: es Dios el que hace operacionales los dones y el poder inherente a cada don proviene de Dios.
 


[1] “pneumatikos” (G4152): significa espiritual, no carnal, sobrenatural o divino.
[2] Fee, Gordon D. God’s Empowering Presence: The Holy Spirit in the Letters of Paul. Peabody, Mass.: Hendrickson, 1994., p.33; Berding, Kenneth. “Confusing Word and Concept in ‘Spiritual Gifts’: Have We Forgotten James Barr’s Exhortations?” Journal of the Evangelical Theological Society 43, no. 1 (March 2000):37–51.44), p.44.
[3] Zoccali, C. (2016). Spiritual Gifts. En J. D. Barry, D. Bomar, D. R. Brown, R. Klippenstein, D. Mangum, C. Sinclair Wolcott, L. Wentz, E. Ritzema, & W. Widder (Eds.), The Lexham Bible Dictionary. Lexham Press.
[4] Zoccali, Op.cit.
[5] Bertram, G. (1964–). ἔργον, ἐργάζομαι, ἐργάτης, ἐργασία, ἐνεργής, ἐνἑργεια, ἐνεργέω, ἐνέργημα, εὐεργεσία,  Îµá½ÎµÏÎ³ÎµÏ„ἑω, εὐεργέτης (ergon, ergazomai, ergátÄ“s, ergasía, energÄ“s, energeia, energéo, energÄ“ma, euergesía, eueryeteo, euergétÄ“s) . En G. Kittel, G. W. Bromiley, & G. Friedrich (Eds.), Theological dictionary of the New Testament (electronic ed., Vol. 2, p. 652). Eerdmans.
[6] Barclay, W. (1977). En Palabras griegas del Nuevo Testamento - su uso y su significado (p. 64). Casa Bautista de Publicaciones.





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