966 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 18 de agosto del 2024

966 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII •  18 de agosto del 2024
Dirigidos por el Espíritu Santo: el lugar de los dones espirituales (VIII)

 
“1 Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. 2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. 3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. 4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. 7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 8 El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. 9 Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; 10 mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.” (1 Cor 13:1-10, RV 1960)
 
El análisis de los dones del Espíritu (“charismata”) nos ha llevado de la mano a la dimensión, al escenario y/o a la plataforma en la que estos tienen que operar según lo afirma la Palabra de Dios. Ese escenario, esa plataforma es el “agápē” (G26), el amor redentor de Dios.

Hemos visto que Pablo finaliza el capítulo 12 de la Primera Carta a los Corintios, capítulo en el que presenta algunos de esos dones, con un llamado a procurar los mejores dones y a comprender que existe un mejor camino.

Veamos cómo algunas versiones bíblicas recogen este verso:

“31 Por lo tanto, ustedes deberían desear encarecidamente los dones que son de más ayuda. Pero ahora déjenme mostrarles una manera de vida que supera a todas las demás.” (1 Cor 12:31, NTV)

“31 Busquen tener los dones del Espíritu que ustedes consideran mejores. Pero yo quiero mostrarles una manera de vivir que es mucho mejor.” (PDT)

“31 Ustedes deben ambicionar los mejores dones. (Supremacía del amor) Yo voy a enseñarles un camino mucho mejor.” (DHH)

Esa manera de vida que supera a las demás es el “agápē” de Dios. Es por esto que el próximo capítulo que aparece en esa Carta es el himno al y del amor de Dios.

En nuestra reflexión anterior comenzamos a analizar las 16 características de ese amor. Estas son: sufrido, benigno, no tiene envidia, no es jactancioso, no se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor, no se goza de la injusticia, se goza de la verdad, todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta, nunca deja de ser. Las primera tres (3) formaron parte de esa reflexión.
 
Vimos allí el análisis del concepto griego que se traduce como “sufrido” es (“makrothumeō”, G3114) y del concepto griego que se traduce como benigno, (“chrēsteuomai”, G5541). Tal y como compartimos en esa reflexión, este último es un verbo que proviene del vocablo griego “chrēstos” (G5543). El Diccionario Teológico del Nuevo Testamento (Kittel) dice lo siguiente acerca de este concepto:

“[Chrēstós] también es común como nombre propio. Por eso se utiliza en Pap. En Grenfell, I, 49, 11 (220/1 d.C.) para un [“hēgemṓn”, líder, guía, comandante, jefe]….Un obispo de Siracusa en el tiempo de Constantino también es llamado Chrēstós según Eus. Hist. Eccl., X, 5, 21. El nombre Chrestus para Cristo, atestiguado en Suet. Caes. Claudius, 25, puede mencionarse en esta conexión, y también el derivado Chrestiani, Tac. Ann., 15, 44, 2. Obviamente, estos no son “itacismos”[1] (cf. → 579, n. 546); tenemos más bien una versión del nombre de Cristo que los griegos podrían entender mejor que la derivada de [“chriō”, G5548].”[2] (Traducción libre).

O sea, que cuando Pablo utiliza el verbo que se traduce como benigno (“chrēsteuomai”, G5541), puede estar diciendo que el amor “agápē” pone en acción todo lo que es “chrēstos”. En otras palabras, todo lo que es Cristo.

A continuación, una cita directa de la reflexión anterior:

“Pablo ha acuñado un verbo [“chrēsteuomai”, G5541] que describe el “agapē” como algo que sabe poner en acción la excelencia, ser servicial, útil y adaptado a su propósito. Se trata de un amor que conoce la relación en la que la persona que ama con ese amor se encuentra con otras, o con su propósito. Se trata de un amor que desde el punto de vista relacional es como una “abeja obrera” y que posee como residencia del alma una residencia “chrēstē”; una casa ordenada. Se trata de un amor saludable, digno de disfrutar, “sabroso.” No olvidemos que los dones del Espíritu tienen que poseer y operar en estas características del amor…. que el “agápē” sea descrito como benigno significa que cuando ese verbo es puesto en acción, esto provoca que el creyente pueda ser llamado Cristiano, porque su vida y su testimonio emulan el nombre de Cristo.”

Es interesante que el verbo “chrēsteuomai” (G5541) no aparezca en otro lugar en la Biblia.

Finalmente, esa reflexión concluyó con el análisis de la tercera característica del “agápē” que encontramos en el capítulo 13 de la Primera Carta a los Corintios: no tiene envidia (“zēloō”, G2206).

Luego de este repaso, procedemos al análisis de otras características del amor “agápē”. El Apóstol Pablo dice en ese himno que este amor no es jactancioso, (“perpereúomai”, G4068). Este concepto aparece en la Biblia sólo en este verso. En una nota pedagógica, los estudiosos de estos temas le han puesto un nombre a estos casos: “hapax legomenon”.

Algunos de los recursos académicos consultados se limitan a definir el concepto “perpereúomai” como envanecerse y/o jactarse (1 Cor 13:4+)[3], ser un fanfarrón o presumir.[4] O sea, que los dones no pueden ser utilizados para presumir, para jactarse, para envanecerse o convertir al creyente en un fanfarrón. En cambio, el Kittel añade otras cosas muy interesantes. Veamos lo que dice este recurso académico:

“Lo que tiene en mente [cuando habla de “perpereúomai”] es la arrogancia del habla. En ambos pasajes se usa con palabras como "locuaz", "hablador", "exagerado", "afirmativo, hiriente, atacando con palabras". La lista de vicios de Epict. (Diss., III, 2, 14) menciona [pérperos] junto con "cobarde", "irascible", "turbulento", especialmente en conexión con una manía de crítica expresada de diversas maneras, y con énfasis en lo real en comparación con esta mera exhibición de cultura…..El simple [“perpereúomai”], que hasta donde yo sé se usa solo una vez en Hell. lit. aparte de 1 Cor 13:4—se encuentra en M. Ant., V, 5, 4 junto con la censura, la codicia, la adulación, la auto-exculpación y la inquietud….. Si [pérperos/perpereúesthai] se debe traducir como “fanfarrón”, “fanfarronería”, el énfasis está entonces en la forma retórica o literaria de jactancia, en el elemento de exageración, intromisión, ofensa, inquietud o adulación, en la mera exhibición en oposición a la cultura genuina.…..Los traductores y lexicógrafos hablan de manera muy general de la acción corrupta o enfatizan en detalle la fanfarronería, la superfluidad, la futilidad y la presunción, unidas a la pereza.. El contexto inmediato coloca a [perpereúesthai] en el contexto de una conducta desafiante por la proximidad de [“zēloũn”] y de una arrogancia sin límites, que naturalmente tenía que ser reprendida en esta congregación feliz por la gnosis (1 C. 8:1 Lo que el helenismo repudia en la [perpereúesthai] desde Polibio hasta Marco Aurelio Antonino es esencialmente opuesto también en el NT, a saber, la forma estética, retórica de jactancia que hiere a otros, causa inquietud y discordia y representa una presunción infundada…La inclinación o la no-inclinación naturales no gobiernan la práctica o la renuncia a la [perpereúesthai], sino la [“agápē”], en la que se realiza la posibilidad de la vida escatológica revelada en [fe y esperanza].”[5] (Traducción libre)

Interesante por demás que este recurso académico concluya su definición de este concepto añadiendo que este verso no se trata de la descripción del cristiano amoroso, sino del [“agápē”] que no es [perpereúesthai.][6]
 
¿Cómo podemos aplicar estos datos al análisis de los dones del Espíritu? En primer lugar, hay que reafirmar que no existe otra plataforma bíblica en la que los dones pueden operar. La Biblia dice que el Espíritu Santo los regala y los empodera, pero es nuestra responsabilidad operarlos y administrarlos en el “agápē”. Conociendo esto, entonces es nefasto y contraproducente que los dones produzcan, o sean administrados desde la fanfarronería y/o el envanecimiento. Mucho menos desde la arrogancia del habla.

Conociendo lo que estos recursos comparten acerca de esta característica, tenemos que concluir que los usos de los dones no son compatibles con la exageración, con el carácter, hiriente, con la persona que ataca con palabras. El uso y la manifestación de esos dones no son compatibles con la cobardía, pero tampoco con el carácter irascible, turbulento y/o las críticas constantes.

Nos hemos tomado el atrevimiento de compartir las citas directas de algunos de los recursos consultados porque creemos que el tema de la jactancia relacionada a los carismas es algo que puede afectar a cualquier creyente en Cristo. La observación que realiza el Kittel acerca de la relación de este concepto con las actitudes que procuran censurar a otros, codiciar, la adulación, y hasta la auto-exculpación debe inquietarnos y provocar que busquemos el rostro de Dios.

Los dones no son entonces una licencia para una “forma retórica o literaria de jactancia”, para la exageración, para la intromisión, para ofender a otros o la mera exhibición en oposición a la cultura de otros. Esto último ha provocado crisis y desastres en algunos campos misioneros. Muchos buenos cristianos convocados por el Señor para llevar el mensaje del Evangelio a tierras lejanas han terminado destruyendo lo que Dios quería y anhelaba hacer en esos lugares. Esto, debido a no ser conscientes de que habían caído en la trampa del maligno para utilizar sus dones con arrogancia, cancelando la cultura de esos países y/o territorios. Como dice el Kittel, algunos con “arrogancia sin límites” al hablar, otros con fanfarronería, otros con la superfluidad, con futilidad y la presunción de muchos datos no confirmados y otros hasta unidos a la pereza.

Repetimos lo que dicen estos recursos: estas actitudes tienen que ser reprendidas.

Pablo dice que otra característica que posee el “agápē” es que no tiene la capacidad para envanecerse (“phusioō”, G5448). Este concepto, de entrada, parece sencillo de analizar, sin embargo, el análisis de la raíz de donde este procede (“phusis”, G5449) puede sumergirnos en un mar insondable. Tan solo considere que uno de los recursos consultados dedica 26 páginas al análisis de esa raíz etimológica.[7]
 
El concepto que Pablo utiliza aquí describe algo que se hincha, que se infla. También, describe el proceso para hacer que alguien sea orgulloso, arrogante o altivo. Pablo lo utiliza en 1 Corintios 8:1 para describir lo que puede producir el conocimiento mal utilizado: “…El conocimiento envanece, pero el amor edifica.” También lo utiliza para llamarle la atención a la iglesia en Corinto respecto a los juicios que hacemos antes de tener toda la información y los datos necesarios y que pueden provocar que nos envanezcamos unos contra otros (1 Cor 4:6).

Esta iglesia, que estaba localizada en la ciudad que ocupaba la centralidad en ese istmo en Grecia, parece haber sido víctima de esa característica. Lo sabemos porque esa iglesia recibe por escrito seis (6) de las siete (7) ocasiones en las que se utiliza este concepto en el Nuevo Testamento. Veamos algunas de estas:

“18 Mas algunos están envanecidos, como si yo nunca hubiese de ir a vosotros. 19 Pero iré pronto a vosotros, si el Señor quiere, y conoceré, no las palabras, sino el poder de los que andan envanecidos. 20 Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder.”  (1 Cor 4:18-20)

El mensaje explícito aquí es terrible. El pecado estaba acabando con la fibra moral de ellos, pero no podían reaccionar, ni siquiera denunciarlo por estar envanecidos.

“1 De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles; tanto que alguno tiene la mujer de su padre. 2 Y vosotros estáis envanecidos. ¿No debierais más bien haberos lamentado, para que fuese quitado de en medio de vosotros el que cometió tal acción?”  (1 Cor 5:1-2)

¿No le parece que esto es muy lamentable? Pablo está diciendo aquí que en la Iglesia del Señor pueden ocurrir barbaridades que no ocurren en el mundo de aquellos que no conocen al Señor. Y no solo esto, que podemos estar tan envanecidos, hinchados, inflados, orgullosos, arrogantes o altivos que no reaccionamos ante esas catástrofes morales y ni siquiera nos indignamos ante estas. No olvidemos que Pablo le está escribiendo a una iglesia carismática, una en la que estaban presente los “charismata” del Espíritu. Sin embargo, era una iglesia que no operaba en el “agápē” de Dios y que por lo tanto, no podía utilizar esos dones de manera correcta y saludable.

Dicho de otra forma, la incapacidad para operar y administrar los dones sobre la plataforma del “agápē” se puede convertir en un escenario que sirve para que el maligno ciegue a la Iglesia y que esta no pueda reaccionar ante los pecados ocultos y/o revelados que haya en su seno.

Veamos el consejo que Pablo le ofrece a la iglesia localizada en la ciudad de Colosas para trabajar con esta situación:

“18 Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal, 19 y no asiéndose de la Cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios.” (Col 2:18, RV 1960)
           
Las próximas versiones bíblicas que incluimos aquí son más puntillosas y claras en la advertencia que encierra este mensaje paulino.

“18 Hay gente que aparenta tener humildad, adora a los ángeles, siempre habla de las visiones que ha tenido y quiere que todos la imiten. No les hagan caso ni dejen que decidan lo que ustedes deben hacer. Ellos presumen de lo que no han visto y se guían sólo por ideas humanas. 19 No están bajo el mando de Cristo, quien es la cabeza y de quien depende todo el cuerpo. Cristo es quien hace posible que todas las partes del cuerpo estén unidas y se ayuden mutuamente, fortaleciendo y manteniendo unido al cuerpo para que crezca como Dios quiere.” (PDT)

O sea, que no podemos hacerle caso a personas que operan los dones desde el envanecimiento, la arrogancia y el orgullo. Pablo dice algo que es muy duro: no están operando como parte del cuerpo de Cristo.

La próxima versión bíblica dice que no podemos permitir que sus mensajes nos condenen porque estos operan a base de lo que pretenden haber visto y del orgullo que los ha “hinchado.”

“18 No dejen que los condenen esos que se hacen pasar por muy humildes y que dan culto a los ángeles, que pretenden tener visiones y que se hinchan de orgullo a causa de sus pensamientos humanos. 19 Ellos no están unidos a la cabeza, la cual hace crecer todo el cuerpo al alimentarlo y unir cada una de sus partes conforme al plan de Dios.” (DHH)

La próxima versión bíblica subraya que este comportamiento es pecaminoso.

“18 No dejen que los condene ninguno de aquellos que insisten en una religiosa abnegación o en el culto a los ángeles, al afirmar que han tenido visiones sobre estas cosas. Su mente pecaminosa los ha llenado de arrogancia 19 y no están unidos a Cristo, la cabeza del cuerpo. Pues él mantiene todo el cuerpo unido con las articulaciones y los ligamentos, el cual va creciendo a medida que Dios lo nutre.” (NTV)

Dicho de otra forma: la manifestación de los dones del Espíritu genuina y pura no es compatible con la arrogancia, la jactancia y el orgullo. Estos, pueden terminar cegando la iglesia para que esta no pueda reaccionar ante los pecados y los ataques que siempre están amenazando con entrar por las puertas de la iglesia del Señor.

Desde esta perspectiva, la plataforma que el “agápē” le ofrece a los dones debe mantener al creyente humilde, sencillo y postrado ante la presencia de nuestro Señor.
 


[1] El iotacismo (“itacism” en inglés) es el proceso de cambio de vocales mediante el cual una serie de vocales y diptongos convergieron hacia la pronunciación [i] en el griego posclásico y el griego moderno. El término "iotacismo" se refiere a la letra iota, el signo original de [i], con la que estas vocales se fusionaron.
[2] Weiss, K. (1964–). χρηστός, χρηστότης, χρηστεύομαι, χρηστολογία (chrēstós, chrēstotēs, chrēsteuomai, chrēstologia). En G. Kittel, G. W. Bromiley, & G. Friedrich (Eds.), Theological dictionary of the New Testament (electronic ed., Vol. 9, pp. 484–485). Eerdmans.
[3] Swanson, J. (1997). En Diccionario de idiomas bı́blicos: Griego (Nuevo testamento) (Edición electrónica.). Logos Bible Software.
[4] Louw, J. P., & Nida, E. A. (1996). En Greek-English lexicon of the New Testament: based on semantic domains (electronic ed. of the 2nd edition., Vol. 1, p. 430). United Bible Societies.
[5] Braun, H. (1964–). περπερεύομαι (perpereuomai). En G. Kittel, G. W. Bromiley, & G. Friedrich (Eds.), Theological dictionary of the New Testament (electronic ed., Vol. 6, pp. 93–95). Eerdmans.
[6] Op.cit.
[7] Köster, H. (1964–). φύσις, φυσικός, φυσικῶς (phusis, phusikos, phusikōs). En G. Kittel, G. W. Bromiley, & G. Friedrich (Eds.), Theological dictionary of the New Testament (electronic ed., Vol. 9, pp. 251–277). Eerdmans.







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