980 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 24 de noviembre del 2024

980 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII •  24 de noviembre del 2024
Dirigidos por el Espíritu Santo: el lugar de los dones espirituales (XIX)

 
“1 Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. 2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. 3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. 4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. 7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 8 El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. 9 Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; 10 mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.” (1 Cor 13:1-10, RV 1960)

Nota editorial:

En el momento en que redactamos las notas finales de esta reflexión nos encontramos preparándonos para salir a la ciudad de Orlando, FL, para participar junto a toda la familia de la celebración de la vida de mami: Carmelina García Pérez (Minín).

Su vida entera fue un testimonio de lo que es la abnegación, el compromiso y el corazón de una mujer que amaba y conocía a Dios. Ella era la sexta de siete hijos que procrearon Ramón García Vargas (Abuelo Moncho) y Antonia Pérez Lebrón (Mami Toña). Mami conoció al Señor un poco después de haber cumplido los 14 años. Esto ocurrió en el capítulo de Canóvanas de la Iglesia Cruzada Evangélica Misionera. Fue allí que nuestro Pastor Fundador (Rdo. Jacinto Esquilín Robles) la conoció. La boda de ellos fue oficiada algunos años después por el Rdo. Mateo Cruz, Pastor de la Iglesia Defensores de la fe; en el mes de abril de 1957.

Mami era una mujer de convicciones firmes con un corazón tierno. Ella tenía la capacidad de hacer sentir a todo el mundo como parte de la familia. Al mismo tiempo, era capaz de hacer que todo el mundo entendiera la necesidad de vivir una vida disciplinada dentro y fuera de la iglesia. En nuestro hogar siempre hemos afirmado que mami era “la ley” y papi “la gracia.”

Además, mami fue la mejor maestra de canto. Sus capacidades para enseñarnos a cantar eran extraordinarias y sus técnicas para hacernos afinar no eran de este planeta. Dios le había concedido el privilegio de otorgarle la voz de un ruiseñor y ella sabía utilizar muy bien ese regalo.

Era una mujer de una fe muy fuerte y una confianza en Dios inquebrantable. Siempre creímos que Dios tenía un trato preferencial con mami al manejar las oraciones que ella levantaba ante la presencia del Todopoderoso. Llevo en mis recuerdos una experiencia de hace cerca de 20 años; verla postrada orando en un pasillo de hospital pidiendo a Dios que no se llevara a papi; que se lo dejara “un ratito más.” No se trataba de la oración, sino de la forma como ella hablaba con Dios. Está demás decir que el Señor la escuchó y el viejo ha permanecido con nosotros, fuerte y saludable.

Nosotros echaremos de menos sus comidas suculentas y como decía Shirley, una de mis hijas, su capacidad para que un caldero pequeño de arroz y medio galón de jugo sirviera para que muchas personas pudieran comer hasta saciarse. También echaremos de menos el café y el pan que nunca podían faltar en su mesa. Sobre todas las cosas, echaremos de menos sus consejos y los ratos de oración con ella, particularmente cuando teníamos que enfrentar situaciones muy especiales en nuestras vidas.

Estamos convencidos de que la tarde en la que el Señor la llevó a su regazo fue un acto de la gracia divina. El Alzheimer’s que la había atacado desde hace unos años había comenzado a exhibir otra camada de síntomas desgarradores. Mami ya comenzaba a experimentar algunos problemas para tragar cuando esto ocurrió. Además, es conocido por muchos que ella llevaba mucho tiempo pidiendo al Señor que la llamara a Su presencia antes de que el Todopoderoso requiriera la presencia del viejo. Este fue entonces uno de los muchos “antojos” que el Señor le concedió.

El martes 12 de noviembre del corriente la vio marchar a la eternidad. Los ángeles del cielo la escoltaron hasta encontrarse con su Amado, su Señor y Salvador. Somos muchos los que estamos convencidos de que ella entró por las puertas de perlas (Apo 21:21) cantando su himno favorito: “Que bonitos son los ojos de Jesús.” Una de sus estrofas dice lo siguiente:

“Ojos con destellos envidiados por los astros de la bóveda del cielo
Ojos que por mi tanto lloraron, aprisionados en un rústico madero.
En el día van conmigo donde voy y en la noche me vigilan mientras duermo.
Su mirada cautivó mi corazón.
¡Gloria a ti mi Salvador, rey de los cielos! ¡Gloria a ti mi bendecido Nazareno!
Qué bonitos son los ojos de mi Jesús; cuando brillan con destellos de arrebol.”

Post Script

Sus nietos y biznietos tienen muy claro que mami está adorando en el cielo. Sin embargo, algunos de ellos no tienen muy claro si ella ha logrado hacerle café a Dios.

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Nota:

La primera versión de esta reflexión fue publicada en El Heraldo del 15 de junio del 2008. La hemos revisado y actualizado a la luz de los análisis que estamos compartiendo recientemente. Esto es, el amor que todo lo cree porque posee una fe que adora (Abel), que agrada a Dios (Enoc), que trabaja y obedece (Noé) y que peregrina utilizando con responsabilidad las libertades que nos han concedido (Abraham).

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El libro de Génesis nos regala una cantidad extraordinaria de historias poderosísimas de hombres y mujeres de Dios. El pasaje de Gén 5:15-24 es sin duda alguna una de las más interesantes de ese grupo. Es esos versos se identifica y se describe el testimonio de un padre de familia llamado Enoc. Su nombre significa “el que instruye o enseña,” y la raíz de su nombre es similar a la raíz del nombre Ana (1 Sam 1:2 H2584) (Enoch es H2585). Su papá se llamaba Jared y ese nombre significa “el que desciende” o “el siervo”.

Es importante señalar que la Palabra implica que alguien le enseñó a Enoc acerca de la adoración y de la importancia de una buena relación con Dios. Lo sabemos porque su papá, Jared, se crio viendo “la gloria de Dios.” Esa es la traducción del nombre Mahaleel. Ese abuelo duró 895 años y el padre 960. Sin duda alguna, padre y abuelo decidieron contagiar a Enoc con la experiencia más poderosa que se puede tener en la vida; caminar con Dios. Esto es, ser guiados por el Espíritu Santo. La Biblia dice que los hijos de Dios son aquellos que se dejan guiar por el Espíritu de Dios (Rom 8:14; Gal 5:18). Enoc aprendió a vivir exhibiendo la conducta de alguien bajo la influencia del Espíritu Santo. Esto le permite marcar y establecer la diferencia en su tiempo. La Biblia dice que él se propuso caminar con Dios por 300 años (Gn 5:22).

El ambiente en el que Enoc se desarrolla, así como sus responsabilidades, deben ser objeto de estudio, toda vez que éstos nos permitirán determinar la relevancia de la enseñanza de su testimonio. Dentro de sus responsabilidades encontramos que le tocó ser esposo, patriarca, papá, sacerdote, profeta de su clan etc. Le tocó ser el que administraba la justicia, celebraba ritos en su familia, etc. En el descargo de estas responsabilidades Enoc es encontrado viviendo en santidad. Esto es tan obvio que D.L. Moody lo identifica como uno de los primeros profetas de la Biblia (Abel fue el primero; Lcs 11:49-51).

Enoc vivía en una época en la que no había revelación escrita, no había ley mosaica, ni sacerdocio establecido; solo dependía de la gracia (“chêsêd”, H2617). El ambiente que le rodeaba y las circunstancias en las que vivía, no eran las mejores. Era una época en la que los hijos de Caín “campeaban por su respeto.”  La maldad era tan alta que poco después Dios decidió limpiar el planeta. D.L. Moody dijo que por un lado los hijos de Caín eran hombres de “luz y dirección; de cultura y progreso.” Por ejemplo, Jabal dictó cátedra en la agricultura y la ganadería (Gén 4:20).  Tubal-Cain era un manufacturero (Gén 4:22) y Jubal era una artista (v.21). Por el otro, eran hombres malvados y crueles.

Hemos dicho que se trataba de una época muy complicada; tanto así, que le provocó indignación a Dios; le dolió el corazón (Gén 6:6; “ʽâtsab”, H6087). De hecho, la rebeldía de los seres humanos de esa época era tal que Lamec, descendiente de Caín e hijo de Metusael (Gén 4:17-18), es descrito como una persona más violenta y vengativa que Caín (Gén 4:23-24).

Sin duda alguna que Enoc debió haber sido visto por sus contemporáneos como un “odd man” (una persona rara). Enoc pudo haber pasado ante ellos como un hombre que no valoraba los progresos que ellos le estaban facilitando a su sociedad y las contribuciones sin precedentes que ellos hacían a los grupos en los que vivían. Enoc pudo aparecer ante ellos como alguien que no podía valorar la construcción de ciudades (Gén 4:17), ni los nuevos métodos de producción de ganancias y estilos de vida que sus pares habían desarrollado.

Es muy probable que lo odiaran, pues en sus ambientes no había espacio para un profeta de Dios (Jud 1:14-15). Es muy probable que no tuvieran idea, y mucho menos pudieran ser capaces de percibir al Dios invisible con el que Enoc caminaba. Basta pensar que Enoc se levantaba en medio de ese ambiente para profetizar acerca de la segunda venida del Señor.

“14 Enoc, quien vivió en la séptima generación después de Adán, profetizó acerca de estas personas. Dijo: «¡Escuchen! El Señor viene con incontables millares de sus santos 15 para ejecutar juicio sobre la gente de este mundo. Declarará culpables a los seres humanos por todos los actos perversos que cada uno haya hecho y a los pecadores rebeldes por todos los insultos que hayan dicho contra él».”  (Judas 1:14-15)

El nombre de Enoc (“el que instruye o enseña,”) habla de su carácter; muy disciplinado, regulado e instruido. Él era una persona dedicada y cuyos hábitos eran regulados por la mano de Dios. Esto era así porque Enoc podía ver en el horizonte como terminarían las cosas. Por ejemplo, utilizando la licencia poética al estudiar las genealogías como base de referencia, podemos ver que Enoc tenía 57 años cuando Adán murió. Al tratar de imaginar una conversación entre ellos, me parece verle hablándole acerca de su relación con el amigo que Adán perdió y de las noticias que Enoc había recibido del cielo; “el Señor va a regresar a la tierra vestido de gloria y acompañado de sus millares de santos” (Judas 14). Tiemblo al pensar en las lágrimas que Adán pudo haber derramado.

Enoc vio las promesas del Señor a la distancia y su relación con Dios le persuadió de que no había en el mundo entero algo más importante que esto: la relación con Dios y sus promesas. Enoc decidió caminar con Dios en medio del mundo en el que lo tocó vivir. El testimonio de su hoja de vida (“curriculum vitae”) incluye que su vida agradó a Dios (Heb 11:5). Se puede vivir así en cualquier época de la vida.

No olvidemos que este es el personaje bíblico más importante luego de Adán y antes del diluvio. Tampoco olvidemos que no es conocido por sus riquezas, por los milagros que pudo haber facilitado como instrumento de Dios, ni por su autoridad. Él es conocido porque caminaba con Dios; algo de tal importancia en la Biblia que, hasta el momento de escribir estas líneas, sólo él ha tenido el privilegio de ser traspuesto para no ver muerte.[1] La fe de Enoc (Heb 11:5) consiguió que Dios se bajara del cielo para venir a caminar con él. Su amistad y compañerismo con Dios son impresionantes. Un hombre que posee esta comunión es capaz de librar las batallas más grandes y ser capaz de vencer el mundo (1 Jn 5:4), la carne, al diablo y todas sus artimañas. Es desde esta perspectiva que Enoc se presenta como un guerrero de primera línea. Su amistad con Dios le hizo grande.

Enoc decidió vivir una vida limpia y balanceada. Él enseñó a sus hijos que la muerte no es la última palabra (Matusalén). Ese es el nombre de su primer hijo (“methûshelach”, H4968). Sabemos que este nombre posee varios significados. Uno de estos es “hombre de la javalina, del dardo o de la lanza.”  No obstante, hay otra traducción para este nombre: “el que trae con su muerte” o “con su muerte traerá.”[2]

Veamos algunas notas de los análisis que se han publicado acerca del significado de este nombre:
 
“Tengamos en cuenta que el hebreo bíblico antiguo consta únicamente de consonantes, sin vocales ni signos diacríticos que indiquen el sonido de las vocales. Por lo tanto, las vocales deben deducirse o adivinarse. Y este nombre en particular es muy antiguo: prediluviano. No sabemos qué idioma original se usaba en su época [la época de Matusalén]; la multiplicación de idiomas ocurrió después del Diluvio, en la Torre de Babel.

El significado exacto del nombre muy antiguo de Matusalén no es seguro. El erudito bíblico y científico Dr. Henry Morris dijo que puede significar: “Cuando muera, juicio”, refiriéndose al juicio mundial del diluvio. De manera similar, Cornwall y Smith dicen que su nombre significa: “Cuando muera, será enviado” (“será” se refiere al Diluvio) (Cornwall y Smith, Exhaustive Dictionary of Bible Names). Los hechos en torno a su vida, más el posible significado de Matusalén, sugieren que el muy piadoso padre de Matusalén, Enoc, recibió una profecía de Dios cuando nació su hijo, de ahí el nombre. La avanzada edad de Matusalén puede ser una prueba más de la “paciencia de Dios… en los días de Noé” (1 Pedro 3:20; 2 Pedro 3:9).”[3] (Traducción libre)
 
“Pero, hay otro posible significado para este nombre. La palabra metu puede derivar de la palabra mot que significa muerte y la "u" es un sufijo que significa "su" - "su muerte". No hay forma de saber con certeza si la vocal final en metu era una "o" o una "u" ya que las vocales que hacen esa distinción son de origen bastante reciente. Si originalmente era una "o" entonces el sufijo cambiaría a "su" - "su muerte".

La palabra shelach (misil o arma) es la forma nominal del verbo shalach que significa "enviar" (un misil o arma que se envía). Shelach tiene el significado más literal de "enviar algo".

Ahora tenemos el posible significado de "su muerte envía" o "su muerte envía". Suena como una oración incompleta, ¿no? Bueno, es interesante notar que el año en que murió Matusalén, algo muy grande fue enviado: el diluvio. El nombre de Matusalén puede ser una profecía de que el día de su muerte "su muerte enviará" el diluvio.”[4] (Traducción libre)

Todo esto implica que Enoc marcó proféticamente a su familia. Él no se limitó a enseñarle a honrar a los suyos (recordemos que vivían mucho tiempo). Enoc convirtió a su familia en un símbolo profético porque la muerte de Matusalén marcaría la fecha para el inicio del diluvio. Él también les enseñó que se puede vivir en el paraíso de Dios, aunque estemos residiendo en los infiernos que se desatan aquí. Él les enseñó con su testimonio el valor de admirar la gracia y el poder de Dios. Además, les enseñó que se puede vivir sin ofender a Dios.

Enoc el profeta decidió caminar con Dios. El Rdo. Dr. Nino González predicaba acerca de este personaje bíblico durante las exequias del siempre recordado Rdo. Dr. Mauricio Guidini (agosto, 2024). Como parte de su exposición, el amado “Pastor Nino” subrayaba la siguiente expresión del profeta Amós:

“¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Amós 3:5)

Estudiando la Palabra encontramos otras características que Enoc exhibía debido a su caminar con Dios. En primer lugar, caminar con Dios es ir en la dirección en la que Dios va. Ya hemos visto que Enoc decidió hacer esto cuando nació su primer hijo (vs 22) y que el primer bebé de la familia es el “turning point” (momento crucial) de la vida de estos. En segundo lugar, caminar con Dios significa caminar por fe. El texto de la Carta a los Hebreos dice que Enoc lo hizo por fe.

“5 Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios. 6 Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” (Heb 11:5-6)

Y esto es así, porque la Biblia dice que caminamos por fe y no por vista (2 Cor 5:7). Esto es así porque sin fe es imposible agradar a Dios (Heb 11:6). Caminar por fe significa plena confianza en Dios y en sus promesas. No olvidemos que la fe es la certeza de que tenemos en las manos lo que todavía no hemos recibido.

En tercer lugar, caminar con Dios significa disfrutar y compartir con otros los beneficios de su compañía. “Caminar” (“hâlak”, H1980) es la expresión bíblica usada para describir compañerismo y obediencia. Caminar con Dios significa mantener una amistad y una comunión inquebrantable con el Eterno. Relea el texto del libro del Génesis para que se percate que la Biblia enfatiza esto con frases como “Vivió Enoc…Caminó pues Enoc” (Gén 5:21-24). Es allí que comenzamos a vivir, cuando hablamos y caminamos con Él. Esto implica que Enoc era un hombre de oración[5]; sus hijos debieron haber disfrutado de esto. Lo sabemos porque al final del camino siguieron el modelo de su papá y de su abuelo. Es que un hombre de rodillas es más poderoso que el Presidente de Estados Unidos.
 
En cuarto lugar, caminar con Dios significa ser testigo del poder de Dios; adentro y afuera. D.L. Moody insistía en que Enoc podía ser visto como alguien excéntrico, pasado de moda, pero sus hijos valoraban sus enseñanzas. Enoc era profeta entre los suyos. Repetimos que él bautizó a su primer hijo con un nombre que declaraba que la muerte de este, Matusalén, sería la fecha de un juicio divino (el diluvio). Matusalén muere cuando Noé cumple 600 años (Gén 7:6); el año del diluvio. Lamec, el nieto de Enoc, vive 777 años y muere 5 años antes de ese juicio. El mensaje de Enoc era en contra del pecado y a favor de la segunda venida de un Cristo que aún no había nacido ni muerto en la cruz del Calvario.

Es obvio que Matusalén y Lamec le contaron esto a un muchacho llamado “Consuelo” (Noé). Recordemos que la tradición oral es lo que luego se convierte en tradición escrita. Ellos le dijeron que no se pudo celebrar un funeral para Enoc porque no había cuerpo. A Elías la gente le vio ir, pero Enoc se fue como se irá la Iglesia; arrebatada para no ver muerte (1 Tes 4:14-18).  Una pregunta obligada: ¿qué clase de hijos dejaremos aquí cuando nos vayamos al cielo, si es que Cristo no ha venido antes por nosotros?

En quinto lugar, caminar con Dios significa vivir con la seguridad de que seremos arrebatados para ir al cielo. Hebreos 11:5 dice que Enoc lo consiguió por fe y no es una casualidad que el próximo verso subraye que sin fe es imposible agradar a Dios.

La Biblia dice que Dios transfirió a Enoc; lo mudó (metatithēmi, G3346) a otra residencia. El concepto “meta” (G3326) significa acompañamiento, transferencia o secuencia.[6]  El concepto griego “tithemi” (G5087) significa lugar, meta a la que hay llegar. La Biblia dice que fue así que Dios le concedió una gracia única; no ver la muerte.
 
Enoc es entonces un testimonio vivo del amor que todo lo cree. Su amor por el Señor le llevó a creer y esa fe le condujo a amar el caminar con Dios, agradándolo. Este es sin duda uno de los proyectos de vida más importantes que produce y patrocina la fe en Cristo Jesús: la fe que nos hace caminar con Dios y que nos invita a agradar al Eterno con todo lo que hacemos, sentimos y somos. Esto es, convencidos de que todo lo que hacemos, sentimos o pensamos, lo hacemos para honrarle a Él (Col 3:23-24).
            
 

[1] Nota: comprenda el lector que hay dos cosas que considerar si Cristo viene en el tiempo que existe entre la redacción y la publicación de esta reflexión. La primera de ellas, que Enoc tendría compañía con nosotros los que nos vamos. La segunda de ellas, que si ese evento ya ha sucedido y ud. está leyendo esto, ud. tiene un problema muy grande en las manos.  
[2] https://www.abarim-publications.com/Meaning/Methuselah.html
[3] https://christiananswers.net/dictionary/methuselah.html
[4] https://www.ancient-hebrew.org/names/Methuselah.htm
[5] Orar es hablar con Dios.
[6] Strong, J. (2009). En A Concise Dictionary of the Words in the Greek Testament and The Hebrew Bible (Vol. 1, p. 47). Logos Bible Software.





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