January 12th, 2025
987 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 12 de enero del 2025
Dirigidos por el Espíritu Santo: el lugar de los dones espirituales (XXIV)
“1 Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. 2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. 3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. 4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. 7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 8 El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. 9 Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; 10 mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.” (1 Cor 13:1-10, RV 1960)
Nota editorial:
Los incendios forestales que se han suscitado alrededor y cerca de la ciudad de Los Ángeles, California, han conmovido al mundo entero. En el momento en el que escribimos estas notas no se han podido controlar los incendios en esa zona.
La crisis humanitaria que se experimenta en esa región del país ha sido catalogada por muchos como una apocalíptica. Sabemos que los retos que están enfrentando los habitantes de esa región (y aquellos que vienen de la mano de esta tragedia) pondrán a prueba la fe y la esperanza de todos sus grupos poblacionales, así como la de toda la nación.
La Dra. Paibelixia Aguayo Hiraldo (puertorriqueña, especialista en Hematología-Oncología Pediátrica) es una de muchos hijos espirituales que tenemos residiendo allí. A continuación, algunas las expresiones que compartimos con ella:
“Nos alienta recordar las palabras del profeta Isaías quien decía que después de la destrucción provocada por el fuego llegaría el cumplimiento de la promesa del Niño Dios:
"5 Porque todo calzado que lleva el guerrero en el tumulto de la batalla, y todo manto revolcado en sangre, serán quemados, pasto del fuego. 6 Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. 7 Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto." (Isa 9:5-7)
Oramos e intercedemos ante el Señor por todos ustedes. Oramos por aquellos que lo han perdido todo, por los discapacitados, por los asmáticos y los que sufren otras clases de enfermedades respiratorias. Oramos pidiendo misericordia para los ancianos, los niños, las mujeres que crían solas, los deambulantes, los que están en los hospitales y en las cárceles. Oramos por aquellos que no pueden controlar su ansiedad, sus temores o su desasosiego. Oramos por los encamados y por los desprovistos de esperanza. Oramos por aquellos que tienen que tomar las decisiones a nombre del pueblo. Nos humillamos delante del trono del Eterno diciendo: "Señor ten piedad."
"1Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. 2 Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, Y se traspasen los montes al corazón del mar;" (Sal 46:1-2)”
Repetimos que los retos presentes que enfrenta esa región del país, así como los que vienen de camino son monumentales. Por ejemplo, una cantidad significativa de Angelinos no tiene póliza de seguros para sus propiedades porque muchas de las corporaciones de seguros dejaron de darle servicio a California. Al mismo tiempo, las crisis de salud física y mental pueden desencadenarse sino se activan centenares de grupos de apoyo de los sectores no-gubernamentales tales como Green Cross y los grupos de las comunidades de fe. La clase gobernante actual tendrá que sentarse a escribir protocolos para el manejo de esta clase de crisis. Es obvio que los cambios en el clima predicen que este evento puede volver a ocurrir. Hay que analizar con responsabilidad y seriedad los consejos y las prácticas que han desarrollado otros países (europeos). Muchos de ellos invierten en la limpieza de los bosques, para evitar que la madera seca se convierta en combustible instantáneo (Finlandia, Sambia, Kenya y Nepal son solo alguno de estos)[1]. En ninguno de ellos se “rastrillan” los bosques, pero procuran invertir en mantener limpias las áreas boscosas cerca de los centros poblacionales.
Sabemos que todo esto presupone costos exorbitantes. Sin embargo, creemos que en California, así como en el resto del país, hay muchos “gastos” que se han permitido, en cosas baladíes y puramente políticas, que necesitarán ser revisitados. La vida de cientos de miles de personas está en juego.
Por último, es cierto que ha quedado al descubierto la fragilidad de todas nuestras infraestructuras. La naturaleza es capaz de echar al suelo las infraestructuras de los débiles, así como la de los poderosos. No obstante, es mucho más severo el hecho de que ha sido expuesta la fragilidad de la vida espiritual de muchos habitantes de esa zona. Los californianos, así como todo el País, necesitan regresar a Dios.
El cielo no fue el que provocó esta tragedia. Esta tragedia fue engendrada por nuestra irresponsabilidad y la mala mayordomía de todos. Esta tragedia es en gran parte el resultado de un mal manejo de nuestros recursos y una mala mayordomía del espacio para vivir. Esta tragedia es también el producto de una pésima gerencia de los recursos gubernamentales. Dios, en su infinito amor, ha decidido insertarse en esta crisis y su primer llamado es a que busquemos su rostro y regresemos a Él. Hay que regresar a los principios básicos que le dieron forma a nuestro país: “One nation under God…” (Una nación bajo Dios).
Los retos que nos esperan son inmensurables, pero los enfrentaremos sostenidos por las piedades del Señor y por Sus promesas:
“7 De las misericordias de Jehová haré memoria, de las alabanzas de Jehová, conforme a todo lo que Jehová nos ha dado, y de la grandeza de sus beneficios hacia la casa de Israel, que les ha hecho según sus misericordias, y según la multitud de sus piedades. 8 Porque dijo: Ciertamente mi pueblo son, hijos que no mienten; y fue su Salvador. 9 En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó; en su amor y en su clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó todos los días de la antigüedad.” (Isa 63:7-9)
⁓
Reflexión
La penúltima característica del amor que Dios nos ofrece como creyentes en Cristo es la capacidad para soportarlo todo: “todo lo soporta” (1 Cor 13:7). San Agustín decía acerca de esto que el amor tiene su propia fuerza; y no puede permanecer ociosa en el alma del amante. Él decía que el amor debe atraer al alma.
“¿Deseas, pues, conocer el carácter de un amor? Mira a dónde conduce”.[2]
El Apóstol Pablo señala que la penúltima característica del amor “agapē” (G26) es que este es capaz de soportarlo todo. Esta característica sirve para definir el carácter del amor que Dios nos da. Se trata de un amor que no se quita ni se rinde.
El análisis lingüístico y filológico del concepto griego que Pablo utiliza aquí (“hupomenō”, G5278), y que se traduce como soportar, es un reto en sí mismo. Basta señalar que en el idioma hebreo en el que se escribió el Antiguo Testamento se utilizan ocho (8) conceptos para describir lo que Pablo señala con un solo concepto griego.[3] O sea, que el reto que enfrentaron los ancianos que tradujeron el Antiguo Testamento al griego (Septuaginta o LXX) en el tercer siglo antes de Cristo debió haber sido monumental. Debe ser obvio que no podemos analizar todos esos conceptos en esta reflexión.
En el idioma de Cervantes el concepto “soportar”, que es derivado del latín “supportāre”, es similar a “llevar de abajo arriba”, “sostener o llevar sobre sí una carga o peso”, “aguantar”, “sustentar”, “mantener”, “tener,” “tolerar o llevar con paciencia,” “resistir”, “sufrir” y/o “sobrellevar”.[4] Claro está, dentro de las dimensiones bíblicas del mensaje paulino, este concepto (“hupomenō”, G5278) supera todas estas definiciones porque está vestido de eternidad, o como acostumbra decir un gran amigo y hermano, José Luis Navajo, “huele a cielo.”
Debemos considerar que el uso que se le da en la Biblia incluye el énfasis en perseverar, mantenerse firme, resistir, aguantar, padecer, sufrir, quedarse, permanecer. [5],[6] Pero es mucho más que esto. Los griegos lo utilizaban para describir la acción de “quedarse quieto” (“stand still”), manteniéndose firmes defendiendo una posición o esperando resultados.[7] Un ejemplo de esto lo encontramos en lo que le ocurrió al pueblo de Israel frente al Mar Rojo.
“13 Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. 14 Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.” (Éxo 14:13-14, RV 1960)
También, era utilizado por los griegos para describir la capacidad de esperar, la valiente resistencia activa, particularmente esperando ataques hostiles, aunque sin tener seguridad del éxito de esta resistencia. O sea, que se trata de la acción de mantener una posición aun cuando uno no sabe si saldrá airoso de esa contienda.[8] Esta es una de las características que trae consigo el amor de Dios: “todo lo soporta.”
Es muy importante destacar que este concepto es diferente al autocontrol (“egkrateia”, G1466) o la tolerancia (“anechomai”, G430). Aristóteles decía que el primero se basa en abstenerse de los placeres y perseverar en medio de la tristeza.[9] El concepto utilizado aquí va más allá. Además, la ética griega no provee espacio para entender que el “hupomenō” de la Biblia sea definido como capaz de soportar el sufrimiento aun cuando no se ha hecho nada malo o cosa alguna para merecerlo. Esta es una de las virtudes que trae consigo el amor de Dios: “todo lo soporta.” Esto, particularmente, cuando se trata de mantenernos firmes procurando cumplir con la voluntad de Dios.
La Biblia dice lo siguiente acerca de esto último:
“19 Pues Dios bendice a los que están dispuestos a sufrir y soportar dolor injustamente con tal de cumplir la voluntad de Dios. 20 Si son castigados por hacer el mal, no hay por qué felicitarlos cuando soporten el dolor, pero si hacen el bien y soportan con paciencia el sufrimiento, Dios los bendecirá. 21 Dios los llamó a soportar tal sufrimiento. Es que Cristo mismo sufrió por ustedes, y así les dejó un ejemplo a seguir para que ustedes sigan sus pasos.” (1 Ped 2:19-21)
El mensaje que la Palabra de Dios comunica con este concepto es que podemos estar rodeados de injusticia y sufriendo mucha angustia en nuestro interior y aun así saber que estamos protegidos por Dios. En otras palabras, que lo único que tenemos que hacer es esperar por la intervención de Dios: por la acción liberadora que traerá un alivio de nuestra situación.[10]
“7 Mas yo a Jehová miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá. 8 Tú, enemiga mía, no te alegres de mí, porque aunque caí, me levantaré; aunque more en tinieblas, Jehová será mi luz.” (Miq 7:7-8)
Después de todo, la fidelidad de Dios a sus promesas empodera ese amor y nos permite hasta cantar acerca de esto.
Puede oscurecer Dios ha sido fiel, Dios ha sido fiel
Puedo ser rodeado de lo que nunca esperé Su fidelidad, nunca acabará
Estar en la neblina de un gran dolor Permanecerá, siempre crecerá
Y pensar que no hay salida para mí Él ha sido fiel
Pero hay una verdad Y por siempre lo será
Que nunca me dejará desfallecer Él ha sido fiel
Y aunque yo no la deba merecer Y por siempre lo será
Me sostiene
Aunque en mi vida haya duda
En plena noche oscura
Él extiende sus brazos de amor
Y estando es la tormenta
Su mirada me alienta
Y otra vez me deja ver que ha sido fiel[11]
Los ancianos que tradujeron la Septuaginta parecen haber estado completamente convencidos de esto. Un ejemplo de ello es la frecuencia con la que utilizaron el concepto “hupomonē” en el libro de Job; 13 veces como verbo y en una ocasión como sustantivo.[12] No creemos que haga falta abundar sobre las capacidades que este patriarca tenía para soportar las pruebas. Aun así, él expresó que las fuerzas humanas no eran suficientes para poder sostenerse esperando:
“11 ¿Cuál es mi fuerza para esperar aún? ¿Y cuál mi fin para que tenga aún paciencia?” (Job 6:11)
Es más, él añadió a esto que en ocasiones podemos experimentar que la capacidad que tenemos para soportar se va erosionando y que en ocasiones podemos creer que Dios es el responsable de que esto suceda.
“19 Las piedras se desgastan con el agua impetuosa, que se lleva el polvo de la tierra; De igual manera haces tú perecer la esperanza del hombre.” (Job 14:19)
Indicamos que Job dijo esto no porque estuviera rindiéndose o renunciando a esperar respuesta de Dios o a continuar soportando sus pruebas. Él ya había expresado que de ser necesario esperaría toda la vida hasta ser liberado.
“14 Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir? Todos los días de mi edad esperaré, Hasta que venga mi liberación. 15 Entonces llamarás, y yo te responderé; Tendrás afecto a la hechura de tus manos.” (Job 14:14)
Es más, Job fue capaz de decir que esperaría hasta la muerte y si la muerte era la meta final, su esperanza (capacidad para soportar) se iría con él al sepulcro. En otras palabras: soportaría y esperaría hasta el momento de ir a la tumba.
“13 ¿Qué pasará si voy a la tumba y tiendo mi cama en las tinieblas? 14 ¿Qué pasará si llamo padre a la tumba y madre o hermana a los gusanos? 15 ¿Dónde está entonces mi esperanza? ¿Podrá alguien encontrarla? 16 No, mi esperanza descenderá conmigo a la tumba. ¡Descansaremos juntos en el polvo!».” (Job 17:13-16, NTV)
La pregunta obligada es esta: ¿de dónde emanaban sus fuerzas y esa capacidad para soportar las pruebas?
Debemos entender que para el creyente en Cristo la perseverancia posee mucha más fuerza que para los personajes del Antiguo Testamento. La capacidad para soportar que nos da el amor de Dios en Cristo es una de las actitudes básicas que se espera brote de nuestra fe. Esta característica emana de la esperanza bíblica que tenemos de la realización del reino de Dios. Esta característica es mucho más notable cuando nos toca enfrentar los ataques de un mundo hostil e incrédulo,[13] cuando nos encontramos en medio de las tentaciones y/o cuando enfrentamos calamidades como las que sacuden a nuestros hermanos en las inmediaciones de la ciudad de Los Ángeles, California.
Debemos entender que así como la esperanza del Cristiano es la esperanza de la resurrección, así también la capacidad que el amor de Dios nos da para soportar es una de santa expectación de que Cristo regresará en gloria. Esta es una condición previa decisiva para que el individuo alcance personalmente la salvación final de Dios[14] y al mismo tiempo la capacidad para soportar pruebas, quebrantos, injusticia, dolores y otras clases de ataques. Es de esto que tratan las expresiones de Juan, el vidente de Patmos, cuando dice lo siguiente:
“9 Yo, Juan, soy hermano de ustedes, y por mi unión con Jesús tengo parte con ustedes en el reino de Dios, en los sufrimientos y en la fortaleza para soportarlos. Por haber anunciado el mensaje de Dios confirmado por Jesús, me encontraba yo en la isla llamada Patmos.” (Apo 1:9, DHH)
Es a estos a quienes el Señor les ha prometido protegerles de los juicios y las pruebas del final de los tiempos.
“10 »Dado que has obedecido mi mandato de perseverar, yo te protegeré del gran tiempo de prueba que vendrá sobre el mundo entero para probar a los que pertenecen a este mundo.” (Apo 3:10, NTV)
Es muy interesante el dato de que el texto no dice proteger en o guardar en, o durante. El texto dice lo siguiente:
“te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero” (RV 1960)
“te protegeré del tiempo de sufrimiento que vendrá sobre todo el mundo” (PDT)
“te protegeré del gran tiempo de prueba que vendrá sobre el mundo entero” (NTV)
“te guardaré de la hora de prueba, que vendrá sobre el mundo entero” (NVI)
“te protegeré de la hora de prueba que va a venir sobre el mundo entero” (DHH)
O sea, este verso presupone que no estaremos aquí cuando llegue ese día. Esta es una de las razones por las que el Apóstol Pablo indica que el amor de Dios en nosotros nos hace capaces de soportarlo todo. El “hupomonē” que Pablo utiliza aquí es mucho más que una actitud: es una fuerza activa, desarrollada, demostrada y probada: que persigue una meta visible: la recompensa prometida.[15]
“12 He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. 13 Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.” (Apoc 22:12-13, RV 1960)
Repetimos que no se trata de algo derivado de la valentía personal o de la insensibilidad estoica. Esto se trata del amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu que nos ha sido dado.
“5 Esa esperanza no nos va a fallar porque Dios nos dio el Espíritu Santo, quien ha derramado el amor de Dios en nosotros.” (Rom 5:5, PDT)
Es por esto que podemos esperar con firmeza, perseverantes, con capacidad para soportar los días malos y que nos parecen injustos.
“25 Pero si lo que esperamos es algo que todavía no vemos, tenemos que esperarlo sufriendo con firmeza.” (Rom 8:25, DHH)
Recordemos que somos moldeados y modelados por aquello que amamos.[16] Los padres son moldeados por el amor que profesan a sus hijos. Así también los abuelos por el amor de sus nietos. Esto aumenta de manera logarítmica cuando hablamos del amor de Dios en Cristo nuestro Señor y Salvador. Es por esto que el amor de Dios que hemos recibido nos permite soportarlo todo. Es cierto que ese amor nos exige mucho más de lo que cualquier ley humana pueda requerir. Ese amor exclama que todo lo que hacemos jamás será suficiente, porque no se trata de obligaciones o requisitos que nos hayan impuesto. Este amor trata de entrega. Como decía un proverbista anónimo: es como los panes y los peces. En otras palabras, estos sólo comienzan a multiplicarse cuando decidimos entregarlos. Es por esto que ese amor todo lo soporta: porque se entrega a Cristo y al prójimo.
Es más, ya que somos definidos por aquello que decidimos amar, esta característica del amor Cristiano nos coloca en la misma dimensión del amor que Dios exhibió en Cristo en la cruz del Calvario.
Billy Graham decía que Dios demostró su amor en la cruz. Cristo colgando del madero, sangrando y muriendo por nosotros era Dios diciéndonos: “les amo”.
Por último, algunos exégetas han llegado a la conclusión de que los textos bíblicos apuntan a que la batalla más grande que enfrenta el “hupomonē” es más interna que externa. Quizás sea este el enfoque del escritor de la Carta a los Hebreos cuando expresó el siguiente consejo:
“32 Recuerden aquellos días cuando acababan de conocer la verdad. Enfrentaron muchos sufrimientos, pero siguieron firmes. 33 En unas ocasiones sufrieron insultos y persecución, y en otras ayudaron a los que estaban sufriendo lo mismo. 34 Se condolieron de los encarcelados y soportaron con alegría cuando a ustedes les quitaron sus propiedades. Siguieron felices porque sabían que poseían algo mucho mejor, algo que dura para siempre. 35 Así que no pierdan la valentía que tenían antes, pues tendrán una gran recompensa. 36 Tengan paciencia y hagan la voluntad de Dios para que reciban lo prometido. 37 «Dentro de poco, el que va a venir, vendrá; no tarda. 38 El aprobado por Dios, vivirá por la fe; pero no me agradará si por temor se vuelve atrás». 39 Pero nosotros no somos de los cobardes que se vuelven atrás y se pierden, sino de los que se salvan por su fe.” (Heb 10: 32-39, PDT)
[1] https://www.finlex.fi/fi/laki/kaannokset/1996/en19961093_20140567.pdf https://www.parliament.gov.zm/sites/default/files/documents/acts/The Forest Act 2015.pdf
https://dmgnepal.gov.np/uploads/documents/the-forests-act-2019-2076pdf-3933-223-1686833362.pdf http://kenyalaw.org:8181/exist/rest//db/kenyalex/Kenya/Legislation/English/Acts and Regulations/F/Forest Conservation and Management Act - No. 34 of 2016/docs/ForestConservationandManagementAct34of2016.pdf
[2] Draper, Edythe. Draper’s book of quotations for the Christian world. Tyndale House publisher Inc., Wheaton, Illinois, (quote 7167).
[3] Hauck, F. (1964–). μένω, ἐμ-, παρα-, περι-, προσμένω, μονή, ὑπομένω, ὑπομονή (menō, em, para, peri, prosménō, monē, hupomenō, hupomonē). En G. Kittel, G. W. Bromiley, & G. Friedrich (Eds.), Theological dictionary of the New Testament (electronic ed., Vol. 4, pp. 574–588). Eerdmans.
[4] https://dle.rae.es/soportar?m=form
[5] Tuggy, A. E. (2003). En Lexico griego-español del Nuevo Testamento (p. 976). Editorial Mundo Hispano.
[6] Swanson, J. (1997). En Diccionario de idiomas bı́blicos: Griego (Nuevo testamento) (Edición electrónica.). Logos Bible Software.
[7] Hauck, F. (1964–). μένω, ἐμ-, παρα-, περι-, προσμένω, μονή, ὑπομένω, ὑπομονή (menō, em, para, peri, prosménō, monē, hupomenō, hupomonē). En G. Kittel, G. W. Bromiley, & G. Friedrich (Eds.), Theological dictionary of the New Testament (electronic ed., Vol. 4, pp. 574–588). Eerdmans.
[8] Op. cit.
[9] Op. cit
[10] Op. cit
[11] “Dios ha sido fiel”: escrita por Marcos Witt.
[12] Op. cit.
[13] Hauck, F. (1964–). Op. cit.
[14] Op. cit.
[15] Op. cit.
[16] Esta frase es de Johann Wolfgang von Goethe.
Dirigidos por el Espíritu Santo: el lugar de los dones espirituales (XXIV)
“1 Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. 2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. 3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. 4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. 7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 8 El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. 9 Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; 10 mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.” (1 Cor 13:1-10, RV 1960)
Nota editorial:
Los incendios forestales que se han suscitado alrededor y cerca de la ciudad de Los Ángeles, California, han conmovido al mundo entero. En el momento en el que escribimos estas notas no se han podido controlar los incendios en esa zona.
La crisis humanitaria que se experimenta en esa región del país ha sido catalogada por muchos como una apocalíptica. Sabemos que los retos que están enfrentando los habitantes de esa región (y aquellos que vienen de la mano de esta tragedia) pondrán a prueba la fe y la esperanza de todos sus grupos poblacionales, así como la de toda la nación.
La Dra. Paibelixia Aguayo Hiraldo (puertorriqueña, especialista en Hematología-Oncología Pediátrica) es una de muchos hijos espirituales que tenemos residiendo allí. A continuación, algunas las expresiones que compartimos con ella:
“Nos alienta recordar las palabras del profeta Isaías quien decía que después de la destrucción provocada por el fuego llegaría el cumplimiento de la promesa del Niño Dios:
"5 Porque todo calzado que lleva el guerrero en el tumulto de la batalla, y todo manto revolcado en sangre, serán quemados, pasto del fuego. 6 Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. 7 Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto." (Isa 9:5-7)
Oramos e intercedemos ante el Señor por todos ustedes. Oramos por aquellos que lo han perdido todo, por los discapacitados, por los asmáticos y los que sufren otras clases de enfermedades respiratorias. Oramos pidiendo misericordia para los ancianos, los niños, las mujeres que crían solas, los deambulantes, los que están en los hospitales y en las cárceles. Oramos por aquellos que no pueden controlar su ansiedad, sus temores o su desasosiego. Oramos por los encamados y por los desprovistos de esperanza. Oramos por aquellos que tienen que tomar las decisiones a nombre del pueblo. Nos humillamos delante del trono del Eterno diciendo: "Señor ten piedad."
"1Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. 2 Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, Y se traspasen los montes al corazón del mar;" (Sal 46:1-2)”
Repetimos que los retos presentes que enfrenta esa región del país, así como los que vienen de camino son monumentales. Por ejemplo, una cantidad significativa de Angelinos no tiene póliza de seguros para sus propiedades porque muchas de las corporaciones de seguros dejaron de darle servicio a California. Al mismo tiempo, las crisis de salud física y mental pueden desencadenarse sino se activan centenares de grupos de apoyo de los sectores no-gubernamentales tales como Green Cross y los grupos de las comunidades de fe. La clase gobernante actual tendrá que sentarse a escribir protocolos para el manejo de esta clase de crisis. Es obvio que los cambios en el clima predicen que este evento puede volver a ocurrir. Hay que analizar con responsabilidad y seriedad los consejos y las prácticas que han desarrollado otros países (europeos). Muchos de ellos invierten en la limpieza de los bosques, para evitar que la madera seca se convierta en combustible instantáneo (Finlandia, Sambia, Kenya y Nepal son solo alguno de estos)[1]. En ninguno de ellos se “rastrillan” los bosques, pero procuran invertir en mantener limpias las áreas boscosas cerca de los centros poblacionales.
Sabemos que todo esto presupone costos exorbitantes. Sin embargo, creemos que en California, así como en el resto del país, hay muchos “gastos” que se han permitido, en cosas baladíes y puramente políticas, que necesitarán ser revisitados. La vida de cientos de miles de personas está en juego.
Por último, es cierto que ha quedado al descubierto la fragilidad de todas nuestras infraestructuras. La naturaleza es capaz de echar al suelo las infraestructuras de los débiles, así como la de los poderosos. No obstante, es mucho más severo el hecho de que ha sido expuesta la fragilidad de la vida espiritual de muchos habitantes de esa zona. Los californianos, así como todo el País, necesitan regresar a Dios.
El cielo no fue el que provocó esta tragedia. Esta tragedia fue engendrada por nuestra irresponsabilidad y la mala mayordomía de todos. Esta tragedia es en gran parte el resultado de un mal manejo de nuestros recursos y una mala mayordomía del espacio para vivir. Esta tragedia es también el producto de una pésima gerencia de los recursos gubernamentales. Dios, en su infinito amor, ha decidido insertarse en esta crisis y su primer llamado es a que busquemos su rostro y regresemos a Él. Hay que regresar a los principios básicos que le dieron forma a nuestro país: “One nation under God…” (Una nación bajo Dios).
Los retos que nos esperan son inmensurables, pero los enfrentaremos sostenidos por las piedades del Señor y por Sus promesas:
“7 De las misericordias de Jehová haré memoria, de las alabanzas de Jehová, conforme a todo lo que Jehová nos ha dado, y de la grandeza de sus beneficios hacia la casa de Israel, que les ha hecho según sus misericordias, y según la multitud de sus piedades. 8 Porque dijo: Ciertamente mi pueblo son, hijos que no mienten; y fue su Salvador. 9 En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó; en su amor y en su clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó todos los días de la antigüedad.” (Isa 63:7-9)
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Reflexión
La penúltima característica del amor que Dios nos ofrece como creyentes en Cristo es la capacidad para soportarlo todo: “todo lo soporta” (1 Cor 13:7). San Agustín decía acerca de esto que el amor tiene su propia fuerza; y no puede permanecer ociosa en el alma del amante. Él decía que el amor debe atraer al alma.
“¿Deseas, pues, conocer el carácter de un amor? Mira a dónde conduce”.[2]
El Apóstol Pablo señala que la penúltima característica del amor “agapē” (G26) es que este es capaz de soportarlo todo. Esta característica sirve para definir el carácter del amor que Dios nos da. Se trata de un amor que no se quita ni se rinde.
El análisis lingüístico y filológico del concepto griego que Pablo utiliza aquí (“hupomenō”, G5278), y que se traduce como soportar, es un reto en sí mismo. Basta señalar que en el idioma hebreo en el que se escribió el Antiguo Testamento se utilizan ocho (8) conceptos para describir lo que Pablo señala con un solo concepto griego.[3] O sea, que el reto que enfrentaron los ancianos que tradujeron el Antiguo Testamento al griego (Septuaginta o LXX) en el tercer siglo antes de Cristo debió haber sido monumental. Debe ser obvio que no podemos analizar todos esos conceptos en esta reflexión.
En el idioma de Cervantes el concepto “soportar”, que es derivado del latín “supportāre”, es similar a “llevar de abajo arriba”, “sostener o llevar sobre sí una carga o peso”, “aguantar”, “sustentar”, “mantener”, “tener,” “tolerar o llevar con paciencia,” “resistir”, “sufrir” y/o “sobrellevar”.[4] Claro está, dentro de las dimensiones bíblicas del mensaje paulino, este concepto (“hupomenō”, G5278) supera todas estas definiciones porque está vestido de eternidad, o como acostumbra decir un gran amigo y hermano, José Luis Navajo, “huele a cielo.”
Debemos considerar que el uso que se le da en la Biblia incluye el énfasis en perseverar, mantenerse firme, resistir, aguantar, padecer, sufrir, quedarse, permanecer. [5],[6] Pero es mucho más que esto. Los griegos lo utilizaban para describir la acción de “quedarse quieto” (“stand still”), manteniéndose firmes defendiendo una posición o esperando resultados.[7] Un ejemplo de esto lo encontramos en lo que le ocurrió al pueblo de Israel frente al Mar Rojo.
“13 Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. 14 Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.” (Éxo 14:13-14, RV 1960)
También, era utilizado por los griegos para describir la capacidad de esperar, la valiente resistencia activa, particularmente esperando ataques hostiles, aunque sin tener seguridad del éxito de esta resistencia. O sea, que se trata de la acción de mantener una posición aun cuando uno no sabe si saldrá airoso de esa contienda.[8] Esta es una de las características que trae consigo el amor de Dios: “todo lo soporta.”
Es muy importante destacar que este concepto es diferente al autocontrol (“egkrateia”, G1466) o la tolerancia (“anechomai”, G430). Aristóteles decía que el primero se basa en abstenerse de los placeres y perseverar en medio de la tristeza.[9] El concepto utilizado aquí va más allá. Además, la ética griega no provee espacio para entender que el “hupomenō” de la Biblia sea definido como capaz de soportar el sufrimiento aun cuando no se ha hecho nada malo o cosa alguna para merecerlo. Esta es una de las virtudes que trae consigo el amor de Dios: “todo lo soporta.” Esto, particularmente, cuando se trata de mantenernos firmes procurando cumplir con la voluntad de Dios.
La Biblia dice lo siguiente acerca de esto último:
“19 Pues Dios bendice a los que están dispuestos a sufrir y soportar dolor injustamente con tal de cumplir la voluntad de Dios. 20 Si son castigados por hacer el mal, no hay por qué felicitarlos cuando soporten el dolor, pero si hacen el bien y soportan con paciencia el sufrimiento, Dios los bendecirá. 21 Dios los llamó a soportar tal sufrimiento. Es que Cristo mismo sufrió por ustedes, y así les dejó un ejemplo a seguir para que ustedes sigan sus pasos.” (1 Ped 2:19-21)
El mensaje que la Palabra de Dios comunica con este concepto es que podemos estar rodeados de injusticia y sufriendo mucha angustia en nuestro interior y aun así saber que estamos protegidos por Dios. En otras palabras, que lo único que tenemos que hacer es esperar por la intervención de Dios: por la acción liberadora que traerá un alivio de nuestra situación.[10]
“7 Mas yo a Jehová miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá. 8 Tú, enemiga mía, no te alegres de mí, porque aunque caí, me levantaré; aunque more en tinieblas, Jehová será mi luz.” (Miq 7:7-8)
Después de todo, la fidelidad de Dios a sus promesas empodera ese amor y nos permite hasta cantar acerca de esto.
Puede oscurecer Dios ha sido fiel, Dios ha sido fiel
Puedo ser rodeado de lo que nunca esperé Su fidelidad, nunca acabará
Estar en la neblina de un gran dolor Permanecerá, siempre crecerá
Y pensar que no hay salida para mí Él ha sido fiel
Pero hay una verdad Y por siempre lo será
Que nunca me dejará desfallecer Él ha sido fiel
Y aunque yo no la deba merecer Y por siempre lo será
Me sostiene
Aunque en mi vida haya duda
En plena noche oscura
Él extiende sus brazos de amor
Y estando es la tormenta
Su mirada me alienta
Y otra vez me deja ver que ha sido fiel[11]
Los ancianos que tradujeron la Septuaginta parecen haber estado completamente convencidos de esto. Un ejemplo de ello es la frecuencia con la que utilizaron el concepto “hupomonē” en el libro de Job; 13 veces como verbo y en una ocasión como sustantivo.[12] No creemos que haga falta abundar sobre las capacidades que este patriarca tenía para soportar las pruebas. Aun así, él expresó que las fuerzas humanas no eran suficientes para poder sostenerse esperando:
“11 ¿Cuál es mi fuerza para esperar aún? ¿Y cuál mi fin para que tenga aún paciencia?” (Job 6:11)
Es más, él añadió a esto que en ocasiones podemos experimentar que la capacidad que tenemos para soportar se va erosionando y que en ocasiones podemos creer que Dios es el responsable de que esto suceda.
“19 Las piedras se desgastan con el agua impetuosa, que se lleva el polvo de la tierra; De igual manera haces tú perecer la esperanza del hombre.” (Job 14:19)
Indicamos que Job dijo esto no porque estuviera rindiéndose o renunciando a esperar respuesta de Dios o a continuar soportando sus pruebas. Él ya había expresado que de ser necesario esperaría toda la vida hasta ser liberado.
“14 Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir? Todos los días de mi edad esperaré, Hasta que venga mi liberación. 15 Entonces llamarás, y yo te responderé; Tendrás afecto a la hechura de tus manos.” (Job 14:14)
Es más, Job fue capaz de decir que esperaría hasta la muerte y si la muerte era la meta final, su esperanza (capacidad para soportar) se iría con él al sepulcro. En otras palabras: soportaría y esperaría hasta el momento de ir a la tumba.
“13 ¿Qué pasará si voy a la tumba y tiendo mi cama en las tinieblas? 14 ¿Qué pasará si llamo padre a la tumba y madre o hermana a los gusanos? 15 ¿Dónde está entonces mi esperanza? ¿Podrá alguien encontrarla? 16 No, mi esperanza descenderá conmigo a la tumba. ¡Descansaremos juntos en el polvo!».” (Job 17:13-16, NTV)
La pregunta obligada es esta: ¿de dónde emanaban sus fuerzas y esa capacidad para soportar las pruebas?
Debemos entender que para el creyente en Cristo la perseverancia posee mucha más fuerza que para los personajes del Antiguo Testamento. La capacidad para soportar que nos da el amor de Dios en Cristo es una de las actitudes básicas que se espera brote de nuestra fe. Esta característica emana de la esperanza bíblica que tenemos de la realización del reino de Dios. Esta característica es mucho más notable cuando nos toca enfrentar los ataques de un mundo hostil e incrédulo,[13] cuando nos encontramos en medio de las tentaciones y/o cuando enfrentamos calamidades como las que sacuden a nuestros hermanos en las inmediaciones de la ciudad de Los Ángeles, California.
Debemos entender que así como la esperanza del Cristiano es la esperanza de la resurrección, así también la capacidad que el amor de Dios nos da para soportar es una de santa expectación de que Cristo regresará en gloria. Esta es una condición previa decisiva para que el individuo alcance personalmente la salvación final de Dios[14] y al mismo tiempo la capacidad para soportar pruebas, quebrantos, injusticia, dolores y otras clases de ataques. Es de esto que tratan las expresiones de Juan, el vidente de Patmos, cuando dice lo siguiente:
“9 Yo, Juan, soy hermano de ustedes, y por mi unión con Jesús tengo parte con ustedes en el reino de Dios, en los sufrimientos y en la fortaleza para soportarlos. Por haber anunciado el mensaje de Dios confirmado por Jesús, me encontraba yo en la isla llamada Patmos.” (Apo 1:9, DHH)
Es a estos a quienes el Señor les ha prometido protegerles de los juicios y las pruebas del final de los tiempos.
“10 »Dado que has obedecido mi mandato de perseverar, yo te protegeré del gran tiempo de prueba que vendrá sobre el mundo entero para probar a los que pertenecen a este mundo.” (Apo 3:10, NTV)
Es muy interesante el dato de que el texto no dice proteger en o guardar en, o durante. El texto dice lo siguiente:
“te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero” (RV 1960)
“te protegeré del tiempo de sufrimiento que vendrá sobre todo el mundo” (PDT)
“te protegeré del gran tiempo de prueba que vendrá sobre el mundo entero” (NTV)
“te guardaré de la hora de prueba, que vendrá sobre el mundo entero” (NVI)
“te protegeré de la hora de prueba que va a venir sobre el mundo entero” (DHH)
O sea, este verso presupone que no estaremos aquí cuando llegue ese día. Esta es una de las razones por las que el Apóstol Pablo indica que el amor de Dios en nosotros nos hace capaces de soportarlo todo. El “hupomonē” que Pablo utiliza aquí es mucho más que una actitud: es una fuerza activa, desarrollada, demostrada y probada: que persigue una meta visible: la recompensa prometida.[15]
“12 He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. 13 Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.” (Apoc 22:12-13, RV 1960)
Repetimos que no se trata de algo derivado de la valentía personal o de la insensibilidad estoica. Esto se trata del amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu que nos ha sido dado.
“5 Esa esperanza no nos va a fallar porque Dios nos dio el Espíritu Santo, quien ha derramado el amor de Dios en nosotros.” (Rom 5:5, PDT)
Es por esto que podemos esperar con firmeza, perseverantes, con capacidad para soportar los días malos y que nos parecen injustos.
“25 Pero si lo que esperamos es algo que todavía no vemos, tenemos que esperarlo sufriendo con firmeza.” (Rom 8:25, DHH)
Recordemos que somos moldeados y modelados por aquello que amamos.[16] Los padres son moldeados por el amor que profesan a sus hijos. Así también los abuelos por el amor de sus nietos. Esto aumenta de manera logarítmica cuando hablamos del amor de Dios en Cristo nuestro Señor y Salvador. Es por esto que el amor de Dios que hemos recibido nos permite soportarlo todo. Es cierto que ese amor nos exige mucho más de lo que cualquier ley humana pueda requerir. Ese amor exclama que todo lo que hacemos jamás será suficiente, porque no se trata de obligaciones o requisitos que nos hayan impuesto. Este amor trata de entrega. Como decía un proverbista anónimo: es como los panes y los peces. En otras palabras, estos sólo comienzan a multiplicarse cuando decidimos entregarlos. Es por esto que ese amor todo lo soporta: porque se entrega a Cristo y al prójimo.
Es más, ya que somos definidos por aquello que decidimos amar, esta característica del amor Cristiano nos coloca en la misma dimensión del amor que Dios exhibió en Cristo en la cruz del Calvario.
Billy Graham decía que Dios demostró su amor en la cruz. Cristo colgando del madero, sangrando y muriendo por nosotros era Dios diciéndonos: “les amo”.
Por último, algunos exégetas han llegado a la conclusión de que los textos bíblicos apuntan a que la batalla más grande que enfrenta el “hupomonē” es más interna que externa. Quizás sea este el enfoque del escritor de la Carta a los Hebreos cuando expresó el siguiente consejo:
“32 Recuerden aquellos días cuando acababan de conocer la verdad. Enfrentaron muchos sufrimientos, pero siguieron firmes. 33 En unas ocasiones sufrieron insultos y persecución, y en otras ayudaron a los que estaban sufriendo lo mismo. 34 Se condolieron de los encarcelados y soportaron con alegría cuando a ustedes les quitaron sus propiedades. Siguieron felices porque sabían que poseían algo mucho mejor, algo que dura para siempre. 35 Así que no pierdan la valentía que tenían antes, pues tendrán una gran recompensa. 36 Tengan paciencia y hagan la voluntad de Dios para que reciban lo prometido. 37 «Dentro de poco, el que va a venir, vendrá; no tarda. 38 El aprobado por Dios, vivirá por la fe; pero no me agradará si por temor se vuelve atrás». 39 Pero nosotros no somos de los cobardes que se vuelven atrás y se pierden, sino de los que se salvan por su fe.” (Heb 10: 32-39, PDT)
[1] https://www.finlex.fi/fi/laki/kaannokset/1996/en19961093_20140567.pdf https://www.parliament.gov.zm/sites/default/files/documents/acts/The Forest Act 2015.pdf
https://dmgnepal.gov.np/uploads/documents/the-forests-act-2019-2076pdf-3933-223-1686833362.pdf http://kenyalaw.org:8181/exist/rest//db/kenyalex/Kenya/Legislation/English/Acts and Regulations/F/Forest Conservation and Management Act - No. 34 of 2016/docs/ForestConservationandManagementAct34of2016.pdf
[2] Draper, Edythe. Draper’s book of quotations for the Christian world. Tyndale House publisher Inc., Wheaton, Illinois, (quote 7167).
[3] Hauck, F. (1964–). μένω, ἐμ-, παρα-, περι-, προσμένω, μονή, ὑπομένω, ὑπομονή (menō, em, para, peri, prosménō, monē, hupomenō, hupomonē). En G. Kittel, G. W. Bromiley, & G. Friedrich (Eds.), Theological dictionary of the New Testament (electronic ed., Vol. 4, pp. 574–588). Eerdmans.
[4] https://dle.rae.es/soportar?m=form
[5] Tuggy, A. E. (2003). En Lexico griego-español del Nuevo Testamento (p. 976). Editorial Mundo Hispano.
[6] Swanson, J. (1997). En Diccionario de idiomas bı́blicos: Griego (Nuevo testamento) (Edición electrónica.). Logos Bible Software.
[7] Hauck, F. (1964–). μένω, ἐμ-, παρα-, περι-, προσμένω, μονή, ὑπομένω, ὑπομονή (menō, em, para, peri, prosménō, monē, hupomenō, hupomonē). En G. Kittel, G. W. Bromiley, & G. Friedrich (Eds.), Theological dictionary of the New Testament (electronic ed., Vol. 4, pp. 574–588). Eerdmans.
[8] Op. cit.
[9] Op. cit
[10] Op. cit
[11] “Dios ha sido fiel”: escrita por Marcos Witt.
[12] Op. cit.
[13] Hauck, F. (1964–). Op. cit.
[14] Op. cit.
[15] Op. cit.
[16] Esta frase es de Johann Wolfgang von Goethe.
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