August 10th, 2025
1017 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 10 de agosto del 2025
Funciones y operaciones del Espíritu Santo: nos lleva, nos guía, nos dirige y nos muestra las cosas profundas de Dios.
“13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. 14 Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. 15 Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.” (Jn 16:13-15, RV1960)
Damos comienzo a una nueva batería de reflexiones acerca de las funciones y operaciones que realiza el Espíritu Santo, la Tercera Persona de la Trinidad.
La batería anterior fue dedicada al tema de la adoración y cómo es que la Biblia describe las funciones y las operaciones que desarrolla el Espíritu Santo para dirigirnos y empoderarnos a hacerlo en Espíritu y en verdad. En esta ocasión estaremos concentrando nuestros esfuerzos en las funciones y operaciones del Espíritu en relación a la dirección, a la acción y el proceso de guiarnos, de conducirnos y mantenernos en la ruta que debemos seguir conforme al propósito de Dios, así como del conocimiento de Dios que cada creyente debe procurar tener.
Estas funciones y operaciones son valiosísimas en un mundo que no parece saber hacia dónde va. “¿Hacia dónde vamos?”: esta es la pregunta que muchos seres humanos se están formulando en este tiempo.
Estamos convencidos de que no son muchas las personas que entienden y disciernen la complejidad que genera la toma de decisiones en un mundo con más de 8,200,000,000 (ocho mil doscientos millones) de seres humanos. Las interacciones multidisciplinarias que se pueden desatar en este escenario pueden ser avasallantes, espeluznantes y hasta apocalípticas. Solo piense en las interacciones intrapersonales, interpersonales, de grupo, interculturales, económicas, socio-políticas y religiosas, que se desarrollan entre seres humanos que poseen, sangre, corazón, pulmones, piel etc., pero que piensan de manera individual y con sus propios criterios. Añada a esto, solo por mencionar algunos, las interacciones internacionales, las interacciones con los otros seres vivos que hay en la creación y con el medio ambiente y usted estará listo para llegar a la conclusión de que esta es una tarea sumamente difícil y complicada.
Hay que añadir a todo esto que lo antes presentado es tan solo la “punta del iceberg” de estos escenarios. Hace algunos años un sociólogo sueco llamado Göran Therborn[1] decidió publicar un libro en el que se proponía construir un mapa geológico sociocultural del mundo: más bien una sociología global, que debía ser vista como una “perspectiva novedosa.” Sus hallazgos fueron monumentales porque entre otras cosas, “descubrió” que lo disciplinar y lo interdisciplinar resultan ser enfoques completamente insuficientes para poder explicar y manejar el asunto de la globalización.
De hecho, estos escenarios son tan complejos que la academia decidió desarrollar algo que llamamos las ciencias de la complejidad con la finalidad de poder entender y “lidiar” con aspectos claves que se dan en estos ambientes: ej. anti-reduccionismo, individualismo metodológico, holismo totalizador. Si estos conceptos les parecen difíciles para manejar, imagine usted si decidimos enumerar los principios centrales de estas ciencias[2].
La complejidad de estos cambios es tan intensa que ha sido necesario desarrollar una teoría para manejarla: la Teoría de la complejidad.[3] Esto es así porque todo lo antes expuesto viene acompañado por la velocidad con la que ocurren los cambios en este tiempo y la incertidumbre que estos producen.
Un ejemplo del impacto generado por la complejidad mundial lo tenemos en una publicación corporativa: el “Índice Global de Complejidad Corporativa” (GBCI por sus siglas en inglés). Este índice estudia cientos de indicadores de complejidad en 79 jurisdicciones que representan el 94 % del Producto Interno Bruto (PIB) mundial. Veamos lo que sus escritores dicen acerca de una dimensión de la complejidad: la empresarial:
“La complejidad que mide el informe es un lastre para los negocios que sofoca la innovación local y disuade la inversión extranjera directa sin un beneficio social evidente”[4]
Hay otra cita directa de este informe que queremos compartir. La misma combina los elementos de la complejidad y la incertidumbre.
“El verdadero desafío para las empresas hoy no es la complejidad, sino la incertidumbre. Con las tensiones comerciales en aumento, un escenario geopolítico cambiante e imprevisibilidad económica, las compañías son forzadas a tomar decisiones en un entorno que puede cambiar repentinamente. Las tarifas son solo la última señal de los riesgos de la concentración de la cadena de suministro. La diversificación es una necesidad en este contexto, aunque conlleva un costo. La buena noticia es que las organizaciones pueden compensar algunas de las complejidades de la diversificación reduciendo sus propias complicaciones internas. Nuestro análisis comparativo revela diferencias marcadas en la complejidad estructural entre empresas similares. Vemos una oportunidad aquí: al simplificar sus estructuras y modelos de soporte —por ejemplo, teniendo menos entidades legales y unos pocos socios globales de confianza— las empresas pueden ganar flexibilidad. Si se hace correctamente, esto puede mejorar la eficiencia y la agilidad mientras las empresas navegan en un mundo incierto.”[5]
Señalamos como una nota editorial que este informe afirma que Reino Unido, los Países Bajos, Egipto y Arabia Saudita están entre los posibles ganadores en esos escenarios empresariales de nuestro orden mundial.
Usted debe haberse podido percatar del énfasis que se hace en la última cita que hemos compartido acerca de las complejidades que genera la diversificación, y el ambiente de incertidumbre en el que todo esto se desarrolla a nivel global. Esto es así porque las reconfiguraciones que observamos a diario de los mapas socioeconómicos, políticos, religiosos y culturales, además de intensas, son mucho más que preocupantes.
Ahora bien, consideremos que este cuadro se repite en las complejidades de los escenarios de la educación, de la política gubernamental, de la vida religiosa de los pueblos y, sobre todo, en las esferas familiares.
Añadimos a esto que los resultados y las crisis que generan estas realidades se acrecientan en esta generación. Esto es así porque ninguna otra generación en la historia de la humanidad había decidido aislarse como lo ha hecho la nuestra. El mundo de las comunicaciones cibernéticas ha roto con el paradigma de que los seres humanos somos sociales por naturaleza. Los nuevos paradigmas han comenzado a fomentar el desarrollo de seres humanos que pueden estar sentados en una misma mesa, pero que prefieren comunicarse entre sí por mensajes de texto en vez de hablar entre ellos. Esto, sin duda alguna, es una redefinición de lo que son las relaciones sociales.
Es muy temprano para poder conocer a cabalidad los resultados que traerá consigo este tipo de conducta. Lo que sí sabemos es que los experimentos y los ensayos desarrollados en otras generaciones con personas que decidieron aislarse, revelaron, entre otras, cómo se afecta nuestra cronobiología.
“La cronobiología es un campo de la biología que examina los procesos de sincronización, incluidos los fenómenos periódicos (cíclicos) en los organismos vivos, como su adaptación a los ritmos relacionados con el sol y la luna. Estos ciclos se conocen como ritmos biológicos. Cronobiología proviene del griego antiguo χρόνος (chrónos, que significa "tiempo"), y biología, que pertenece al estudio o ciencia de la vida. Los términos relacionados ‘cronomics’ y ‘chromome’ se han utilizado en algunos casos para describir los mecanismos moleculares involucrados en fenómenos cronobiológicos o los aspectos más cuantitativos de la cronobiología, particularmente cuando la comparación de ciclos entre se requieren organismos….Los estudios cronobiológicos incluyen, entre otros, anatomía comparativa, fisiología, genética, biología molecular y comportamiento de organismos relacionados con sus ritmos biológicos. Otros aspectos incluyen la epigenética, el desarrollo, la reproducción, la ecología y la evolución.” [6]
“La cronobiología es una disciplina cuyo campo de acción es el estudio de eventos biológicos en relación con el tiempo. La periodicidad de los ritmos biológicos coincide con la determinación de ritmos geofísicos, con el control de relojes biológicos presentes en el organismo y la manera de cómo son sincronizados por señales procedentes del medio externo. La cronobiología tiene bases moleculares y neurales. Se ha demostrado también que aproximadamente 7% de los genes controlados por el reloj biológico participan en la proliferación celular y la apoptosis [muerte celular programada]. Existen asociaciones importantes entre variantes polimórficas de genes pertenecientes al reloj molecular humano, estacionalidad, cronotipos y depresión. Se considera que en la medida de que avance la investigación en este campo habrá mayores aplicaciones en disciplinas como la farmacología y para el diagnóstico clínico en medicina.”[7]
A base de lo que dicen los ensayos escritos sobre este tema podríamos adelantar que podemos esperar cambios en el sentido que los seres humanos tenemos del tiempo y hasta prever el desarrollo de una pandemia de depresiones clínicas. De entrada, sabemos que los primeros resultados obtenidos de los estudios de esta clase de comportamiento incluyen que ha habido una disminución en las capacidades de los seres humanos para escribir, redactar, y para poder establecer relaciones interpersonales. Además, sabemos que a aquellos que se aíslan se les hace cada vez más difícil el poder discernir la veracidad o la falsedad de lo que están recibiendo como información en las redes. O sea, que confrontan problemas con el desarrollo del juicio crítico y valorativo.
Es un hecho que la complejidad y la incertidumbre en el orden mundial produce efectos inimaginables en los contextos locales y familiares. Basta considerar que cuatro explosiones en el Medio Oriente pueden producir que se disparen los precios del arroz y de la carne que usted consume, así como el de los intereses que cobran los bancos para que nosotros desarrollemos nuestras vidas.
Sabemos que hay miles de personas sobre la faz de la tierra dedicados a analizar y a estudiar todo esto. También sabemos que no anhelamos sus puestos de trabajo.
Hay varias reacciones que podemos encontrar frente a las realidades que acabamos de compartir con nuestros lectores. Por un lado, podemos decidir que vamos a ignorar todo esto y que vamos a continuar viviendo como si todo esto no fuera con nosotros. Por otro, podemos decidir que queremos entender un poco más acerca de estas cosas reconociendo que estos escenarios nos van a afectar de una u otra manera. Es cierto que es demasiado complicado y complejo tratar de entender todo esto y mucho más querer saber cómo podemos tomar decisiones asertivas en medio de ello.
La buena noticia es que Dios siempre ha querido dirigirnos y guiarnos; sin importar cuál sea el escenario global, familiar o individual en el que vivamos. Nadie como Él, como Padre y Creador, para poder hacerlo. No existe otra fuente, otro recurso que pueda ayudarnos a tomar decisiones y a dirigirnos en medio de este “mare magnum” de complejidades y de incertidumbre como lo puede hacer Dios. De hecho, la Biblia nos regala una cantidad inimaginable de pasajes, lecciones, promesas y planes de acción para que podamos ser capaces de ser dirigidos en medio de los mares insondables de los cambios, las complejidades mundiales y de la incertidumbre que hemos descrito en los párrafos anteriores.
Todos y cada uno de los pasajes bíblicos que describen esto afirman que el Espíritu de Dios ha sido enviado para dirigirnos en cualquier escenario de nuestras vidas.
Debemos comenzar definiendo algunos conceptos. El Diccionario de la lengua española define la acción de guiar como ir delante mostrando el camino: dirigir a alguien en un negocio. Algunos de sus sinónimos son los siguientes: dirigir, llevar, conducir, encaminar, orientar, indicar y/o, capitanear. Es obvio que estas definiciones alcanzan unas dimensiones exponenciales cuando se trata de la intervención del Espíritu Santo. Esto es, esta intervención produce que los resultados y los procesos que se obtengan se multipliquen por sí mismos hasta alcanzar niveles nunca antes imaginados.
Trae consuelo y alivio a alma saber que Dios, como Padre, está completa y absolutamente comprometido con esto. Nadie como Él, el Creador y Sustentador de todo lo que existe, para decirnos qué debemos hacer y en qué dirección debemos caminar. Lo podemos experimentar cuando tenemos que enfrentarnos a los escenarios en los que las bendiciones y la paz nos invaden: antes de que lleguen los tiempos en los que tendremos que enfrentar el valle de sombra de muerte. Es allí cuando podemos afirmar que Él ha prometido guiarnos por sendas de justicia por amor de su nombre (Sal 23:3b). Lo vemos cuando somos impactados por los dolores inenarrables de las pérdidas de los nuestros o de tener que prepararnos para dejar la vida aquí sin saber qué sucederá con los nuestros. Es allí que podemos afirmar que “este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre; Él nos guiará aún más allá de la muerte” (Sal 48:14).
Lo podemos ver cuando tenemos que enfrentar cambios súbitos o escenarios inestables que nos obligan a hacerle frente a nuestra fragilidad. Se trata de situaciones en las que en ocasiones nos sentimos que llegamos al cielo y en un abrir y cerrar de ojos podemos experimentar que tenemos enfrentar el mismo infierno. Es allí cuando podemos afirmar lo siguiente:
“8 Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. 9 Si tomare las alas del alba Y habitare en el extremo del mar, 10 Aun allí me guiará tu mano, Y me asirá tu diestra.” (Sal 139:80-10)
Lo podemos experimentar cuando tenemos que enfrentarnos a necesidades imperiosas que nos drenan las fuerzas físicas y espirituales. Se trata de esas necesidades que en ocasiones nos quieren convencer de que Dios se ha olvidado de nosotros. Es allí cuando podemos afirmar lo que dijo el profeta Isaías:
“8 Así dijo Jehová: En tiempo aceptable te oí, y en el día de salvación te ayudé; y te guardaré, y te daré por pacto al pueblo, para que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades; 9 para que digas a los presos: Salid; y a los que están en tinieblas: Mostraos. En los caminos serán apacentados, y en todas las alturas tendrán sus pastos. 10 No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos misericordia los guiará, y los conducirá a manantiales de aguas. 11 Y convertiré en camino todos mis montes, y mis calzadas serán levantadas.” (Isa 49:8-11)
La otra buena noticia es que el planeta recibió la oportunidad de disfrutar de regalos de gracia a través de la muerte y la resurrección de Cristo nuestro Señor. Uno de estos, por supuesto, la salvación del alma y el regalo de la vida eterna. Otro, la presencia constante del Espíritu Santo en la vida de aquellos que han aceptado el sacrificio de Cristo en la cruz del Calvario. Esa presencia es singular y única.
Dentro de sus múltiples funciones encontramos que el Espíritu Santo ha sido enviado para llevarnos, guiarnos, impulsarnos, dirigirnos y mostrarnos las cosas profundas de Dios. Es precisamente esto lo que queremos analizar en esta nueva batería de reflexiones.
A continuación, algunas referencias bíblicas que pueden servir como brújulas para afinar nuestro sentido de dirección de modo que sepamos cuál es la ruta que vamos a tomar en estas reflexiones. Además, cuáles son algunos de los escenarios y las dimensiones bíblico-teológicas para las que debemos estar preparados. Es importante señalar que todas y cada una de estas referencias han sido extraídas del Nuevo Testamento.
“1 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.” (Mat 4:1)
“9 Aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. 10 Y luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma que descendía sobre él. 11 Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia. 12 Y luego el Espíritu le impulsó al desierto.” (Mcs 1:9-12)
“25 Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. 26 Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor. 27 Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley, 28 l le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo: 29 Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, Conforme a tu palabra; 30 Porque han visto mis ojos tu salvación, 31 La cual has preparado en presencia de todos los pueblos; 32 Luz para revelación a los gentiles, Y gloria de tu pueblo Israel. 33 Y José y su madre estaban maravillados de todo lo que se decía de él. 34 Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha 35 (y una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones.” (Lcs 2:25-35)
“1 Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto 2 por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre.” (Lcs 4:1-2)
“26 Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y vé hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto. 27 Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, 28 volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías. 29 Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. 30 Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? 31 Él dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él. 32 El pasaje de la Escritura que leía era este: Como oveja a la muerte fue llevado; Y como cordero mudo delante del que lo trasquila, Así no abrió su boca. 33 En su humillación no se le hizo justicia; Mas su generación, ¿quién la contará? Porque fue quitada de la tierra su vida. 34 Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro? 35 Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. 36 Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? 37 Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. 38 Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. 39 Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino. 40 Pero Felipe se encontró en Azoto; y pasando, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea.” (Hch 8:26-40)
“12 Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; 13 porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. 14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. 15 Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! 16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. 17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.” (Rom 8:12-17)
“9 Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman. 10 Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. 11 Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. 12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, 13 lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. 14 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. 15 En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. 16 Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.” (1 Cor 2:9-14, RV1960)
Les invitamos a leer estos pasajes y a estudiarlos con mucho detenimiento. Es nuestro anhelo que cada una de las reflexiones que compartamos acerca de estos pueda abonar y afinar el sentido de dirección que necesitamos para “navegar” en este mundo tan complejo e incierto. Esto es, mientras nos preparamos para el regreso de nuestro Señor o para ir a verlo cara a cara si es que Él nos convoca a estar en Su presencia.
[1] Therborn, Göran. El mundo una guía para principiantes, Madrid, Alianza, 2012.
[2] Hay buenos artículos que resumen todo esto. Uno de estos fue escrito por Iván Valenzuela Espinoza, un estudiante graduado de la Universidad Arturo Prat en Iquique, Chile. Complejidad, globalización y teoría social (Complexity, globalization and social theory): http://dx.doi.org/10.4067/S0718-65682012000100026 Polis, Revista Latinoamericana, Volumen 11, Nº 31, 2012, p. 499-520. (Otras direcciones para aquellos que lo quieran estudiar: https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-65682012000100026
https://journals.openedition.org/polis/4245
[3] https://www.redalyc.org/pdf/496/49611942024.pdf
[4] https://www.tmf-group.com/es-co/noticias-perspectivas/comunicados-prensa/tmf-group-lanzamiento-indice-global-complejidad-corporativa/
[5] Índice Global de Complejidad Corporativa, 2025: “Hundirse o salir a flote: definiendo el rumbo del crecimiento empresarial en un mundo cada vez más incierto.” TMF Group, p. 3.
[6] https://academia-lab.com/enciclopedia/cronobiologia/
[7] https://www.elsevier.es/es-revista-revista-medica-del-hospital-general-325-articulo-cronobiologia-correlatos- basicos-medicos-X0185106311242397
Funciones y operaciones del Espíritu Santo: nos lleva, nos guía, nos dirige y nos muestra las cosas profundas de Dios.
“13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. 14 Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. 15 Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.” (Jn 16:13-15, RV1960)
Damos comienzo a una nueva batería de reflexiones acerca de las funciones y operaciones que realiza el Espíritu Santo, la Tercera Persona de la Trinidad.
La batería anterior fue dedicada al tema de la adoración y cómo es que la Biblia describe las funciones y las operaciones que desarrolla el Espíritu Santo para dirigirnos y empoderarnos a hacerlo en Espíritu y en verdad. En esta ocasión estaremos concentrando nuestros esfuerzos en las funciones y operaciones del Espíritu en relación a la dirección, a la acción y el proceso de guiarnos, de conducirnos y mantenernos en la ruta que debemos seguir conforme al propósito de Dios, así como del conocimiento de Dios que cada creyente debe procurar tener.
Estas funciones y operaciones son valiosísimas en un mundo que no parece saber hacia dónde va. “¿Hacia dónde vamos?”: esta es la pregunta que muchos seres humanos se están formulando en este tiempo.
Estamos convencidos de que no son muchas las personas que entienden y disciernen la complejidad que genera la toma de decisiones en un mundo con más de 8,200,000,000 (ocho mil doscientos millones) de seres humanos. Las interacciones multidisciplinarias que se pueden desatar en este escenario pueden ser avasallantes, espeluznantes y hasta apocalípticas. Solo piense en las interacciones intrapersonales, interpersonales, de grupo, interculturales, económicas, socio-políticas y religiosas, que se desarrollan entre seres humanos que poseen, sangre, corazón, pulmones, piel etc., pero que piensan de manera individual y con sus propios criterios. Añada a esto, solo por mencionar algunos, las interacciones internacionales, las interacciones con los otros seres vivos que hay en la creación y con el medio ambiente y usted estará listo para llegar a la conclusión de que esta es una tarea sumamente difícil y complicada.
Hay que añadir a todo esto que lo antes presentado es tan solo la “punta del iceberg” de estos escenarios. Hace algunos años un sociólogo sueco llamado Göran Therborn[1] decidió publicar un libro en el que se proponía construir un mapa geológico sociocultural del mundo: más bien una sociología global, que debía ser vista como una “perspectiva novedosa.” Sus hallazgos fueron monumentales porque entre otras cosas, “descubrió” que lo disciplinar y lo interdisciplinar resultan ser enfoques completamente insuficientes para poder explicar y manejar el asunto de la globalización.
De hecho, estos escenarios son tan complejos que la academia decidió desarrollar algo que llamamos las ciencias de la complejidad con la finalidad de poder entender y “lidiar” con aspectos claves que se dan en estos ambientes: ej. anti-reduccionismo, individualismo metodológico, holismo totalizador. Si estos conceptos les parecen difíciles para manejar, imagine usted si decidimos enumerar los principios centrales de estas ciencias[2].
La complejidad de estos cambios es tan intensa que ha sido necesario desarrollar una teoría para manejarla: la Teoría de la complejidad.[3] Esto es así porque todo lo antes expuesto viene acompañado por la velocidad con la que ocurren los cambios en este tiempo y la incertidumbre que estos producen.
Un ejemplo del impacto generado por la complejidad mundial lo tenemos en una publicación corporativa: el “Índice Global de Complejidad Corporativa” (GBCI por sus siglas en inglés). Este índice estudia cientos de indicadores de complejidad en 79 jurisdicciones que representan el 94 % del Producto Interno Bruto (PIB) mundial. Veamos lo que sus escritores dicen acerca de una dimensión de la complejidad: la empresarial:
“La complejidad que mide el informe es un lastre para los negocios que sofoca la innovación local y disuade la inversión extranjera directa sin un beneficio social evidente”[4]
Hay otra cita directa de este informe que queremos compartir. La misma combina los elementos de la complejidad y la incertidumbre.
“El verdadero desafío para las empresas hoy no es la complejidad, sino la incertidumbre. Con las tensiones comerciales en aumento, un escenario geopolítico cambiante e imprevisibilidad económica, las compañías son forzadas a tomar decisiones en un entorno que puede cambiar repentinamente. Las tarifas son solo la última señal de los riesgos de la concentración de la cadena de suministro. La diversificación es una necesidad en este contexto, aunque conlleva un costo. La buena noticia es que las organizaciones pueden compensar algunas de las complejidades de la diversificación reduciendo sus propias complicaciones internas. Nuestro análisis comparativo revela diferencias marcadas en la complejidad estructural entre empresas similares. Vemos una oportunidad aquí: al simplificar sus estructuras y modelos de soporte —por ejemplo, teniendo menos entidades legales y unos pocos socios globales de confianza— las empresas pueden ganar flexibilidad. Si se hace correctamente, esto puede mejorar la eficiencia y la agilidad mientras las empresas navegan en un mundo incierto.”[5]
Señalamos como una nota editorial que este informe afirma que Reino Unido, los Países Bajos, Egipto y Arabia Saudita están entre los posibles ganadores en esos escenarios empresariales de nuestro orden mundial.
Usted debe haberse podido percatar del énfasis que se hace en la última cita que hemos compartido acerca de las complejidades que genera la diversificación, y el ambiente de incertidumbre en el que todo esto se desarrolla a nivel global. Esto es así porque las reconfiguraciones que observamos a diario de los mapas socioeconómicos, políticos, religiosos y culturales, además de intensas, son mucho más que preocupantes.
Ahora bien, consideremos que este cuadro se repite en las complejidades de los escenarios de la educación, de la política gubernamental, de la vida religiosa de los pueblos y, sobre todo, en las esferas familiares.
Añadimos a esto que los resultados y las crisis que generan estas realidades se acrecientan en esta generación. Esto es así porque ninguna otra generación en la historia de la humanidad había decidido aislarse como lo ha hecho la nuestra. El mundo de las comunicaciones cibernéticas ha roto con el paradigma de que los seres humanos somos sociales por naturaleza. Los nuevos paradigmas han comenzado a fomentar el desarrollo de seres humanos que pueden estar sentados en una misma mesa, pero que prefieren comunicarse entre sí por mensajes de texto en vez de hablar entre ellos. Esto, sin duda alguna, es una redefinición de lo que son las relaciones sociales.
Es muy temprano para poder conocer a cabalidad los resultados que traerá consigo este tipo de conducta. Lo que sí sabemos es que los experimentos y los ensayos desarrollados en otras generaciones con personas que decidieron aislarse, revelaron, entre otras, cómo se afecta nuestra cronobiología.
“La cronobiología es un campo de la biología que examina los procesos de sincronización, incluidos los fenómenos periódicos (cíclicos) en los organismos vivos, como su adaptación a los ritmos relacionados con el sol y la luna. Estos ciclos se conocen como ritmos biológicos. Cronobiología proviene del griego antiguo χρόνος (chrónos, que significa "tiempo"), y biología, que pertenece al estudio o ciencia de la vida. Los términos relacionados ‘cronomics’ y ‘chromome’ se han utilizado en algunos casos para describir los mecanismos moleculares involucrados en fenómenos cronobiológicos o los aspectos más cuantitativos de la cronobiología, particularmente cuando la comparación de ciclos entre se requieren organismos….Los estudios cronobiológicos incluyen, entre otros, anatomía comparativa, fisiología, genética, biología molecular y comportamiento de organismos relacionados con sus ritmos biológicos. Otros aspectos incluyen la epigenética, el desarrollo, la reproducción, la ecología y la evolución.” [6]
“La cronobiología es una disciplina cuyo campo de acción es el estudio de eventos biológicos en relación con el tiempo. La periodicidad de los ritmos biológicos coincide con la determinación de ritmos geofísicos, con el control de relojes biológicos presentes en el organismo y la manera de cómo son sincronizados por señales procedentes del medio externo. La cronobiología tiene bases moleculares y neurales. Se ha demostrado también que aproximadamente 7% de los genes controlados por el reloj biológico participan en la proliferación celular y la apoptosis [muerte celular programada]. Existen asociaciones importantes entre variantes polimórficas de genes pertenecientes al reloj molecular humano, estacionalidad, cronotipos y depresión. Se considera que en la medida de que avance la investigación en este campo habrá mayores aplicaciones en disciplinas como la farmacología y para el diagnóstico clínico en medicina.”[7]
A base de lo que dicen los ensayos escritos sobre este tema podríamos adelantar que podemos esperar cambios en el sentido que los seres humanos tenemos del tiempo y hasta prever el desarrollo de una pandemia de depresiones clínicas. De entrada, sabemos que los primeros resultados obtenidos de los estudios de esta clase de comportamiento incluyen que ha habido una disminución en las capacidades de los seres humanos para escribir, redactar, y para poder establecer relaciones interpersonales. Además, sabemos que a aquellos que se aíslan se les hace cada vez más difícil el poder discernir la veracidad o la falsedad de lo que están recibiendo como información en las redes. O sea, que confrontan problemas con el desarrollo del juicio crítico y valorativo.
Es un hecho que la complejidad y la incertidumbre en el orden mundial produce efectos inimaginables en los contextos locales y familiares. Basta considerar que cuatro explosiones en el Medio Oriente pueden producir que se disparen los precios del arroz y de la carne que usted consume, así como el de los intereses que cobran los bancos para que nosotros desarrollemos nuestras vidas.
Sabemos que hay miles de personas sobre la faz de la tierra dedicados a analizar y a estudiar todo esto. También sabemos que no anhelamos sus puestos de trabajo.
Hay varias reacciones que podemos encontrar frente a las realidades que acabamos de compartir con nuestros lectores. Por un lado, podemos decidir que vamos a ignorar todo esto y que vamos a continuar viviendo como si todo esto no fuera con nosotros. Por otro, podemos decidir que queremos entender un poco más acerca de estas cosas reconociendo que estos escenarios nos van a afectar de una u otra manera. Es cierto que es demasiado complicado y complejo tratar de entender todo esto y mucho más querer saber cómo podemos tomar decisiones asertivas en medio de ello.
La buena noticia es que Dios siempre ha querido dirigirnos y guiarnos; sin importar cuál sea el escenario global, familiar o individual en el que vivamos. Nadie como Él, como Padre y Creador, para poder hacerlo. No existe otra fuente, otro recurso que pueda ayudarnos a tomar decisiones y a dirigirnos en medio de este “mare magnum” de complejidades y de incertidumbre como lo puede hacer Dios. De hecho, la Biblia nos regala una cantidad inimaginable de pasajes, lecciones, promesas y planes de acción para que podamos ser capaces de ser dirigidos en medio de los mares insondables de los cambios, las complejidades mundiales y de la incertidumbre que hemos descrito en los párrafos anteriores.
Todos y cada uno de los pasajes bíblicos que describen esto afirman que el Espíritu de Dios ha sido enviado para dirigirnos en cualquier escenario de nuestras vidas.
Debemos comenzar definiendo algunos conceptos. El Diccionario de la lengua española define la acción de guiar como ir delante mostrando el camino: dirigir a alguien en un negocio. Algunos de sus sinónimos son los siguientes: dirigir, llevar, conducir, encaminar, orientar, indicar y/o, capitanear. Es obvio que estas definiciones alcanzan unas dimensiones exponenciales cuando se trata de la intervención del Espíritu Santo. Esto es, esta intervención produce que los resultados y los procesos que se obtengan se multipliquen por sí mismos hasta alcanzar niveles nunca antes imaginados.
Trae consuelo y alivio a alma saber que Dios, como Padre, está completa y absolutamente comprometido con esto. Nadie como Él, el Creador y Sustentador de todo lo que existe, para decirnos qué debemos hacer y en qué dirección debemos caminar. Lo podemos experimentar cuando tenemos que enfrentarnos a los escenarios en los que las bendiciones y la paz nos invaden: antes de que lleguen los tiempos en los que tendremos que enfrentar el valle de sombra de muerte. Es allí cuando podemos afirmar que Él ha prometido guiarnos por sendas de justicia por amor de su nombre (Sal 23:3b). Lo vemos cuando somos impactados por los dolores inenarrables de las pérdidas de los nuestros o de tener que prepararnos para dejar la vida aquí sin saber qué sucederá con los nuestros. Es allí que podemos afirmar que “este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre; Él nos guiará aún más allá de la muerte” (Sal 48:14).
Lo podemos ver cuando tenemos que enfrentar cambios súbitos o escenarios inestables que nos obligan a hacerle frente a nuestra fragilidad. Se trata de situaciones en las que en ocasiones nos sentimos que llegamos al cielo y en un abrir y cerrar de ojos podemos experimentar que tenemos enfrentar el mismo infierno. Es allí cuando podemos afirmar lo siguiente:
“8 Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. 9 Si tomare las alas del alba Y habitare en el extremo del mar, 10 Aun allí me guiará tu mano, Y me asirá tu diestra.” (Sal 139:80-10)
Lo podemos experimentar cuando tenemos que enfrentarnos a necesidades imperiosas que nos drenan las fuerzas físicas y espirituales. Se trata de esas necesidades que en ocasiones nos quieren convencer de que Dios se ha olvidado de nosotros. Es allí cuando podemos afirmar lo que dijo el profeta Isaías:
“8 Así dijo Jehová: En tiempo aceptable te oí, y en el día de salvación te ayudé; y te guardaré, y te daré por pacto al pueblo, para que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades; 9 para que digas a los presos: Salid; y a los que están en tinieblas: Mostraos. En los caminos serán apacentados, y en todas las alturas tendrán sus pastos. 10 No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos misericordia los guiará, y los conducirá a manantiales de aguas. 11 Y convertiré en camino todos mis montes, y mis calzadas serán levantadas.” (Isa 49:8-11)
La otra buena noticia es que el planeta recibió la oportunidad de disfrutar de regalos de gracia a través de la muerte y la resurrección de Cristo nuestro Señor. Uno de estos, por supuesto, la salvación del alma y el regalo de la vida eterna. Otro, la presencia constante del Espíritu Santo en la vida de aquellos que han aceptado el sacrificio de Cristo en la cruz del Calvario. Esa presencia es singular y única.
Dentro de sus múltiples funciones encontramos que el Espíritu Santo ha sido enviado para llevarnos, guiarnos, impulsarnos, dirigirnos y mostrarnos las cosas profundas de Dios. Es precisamente esto lo que queremos analizar en esta nueva batería de reflexiones.
A continuación, algunas referencias bíblicas que pueden servir como brújulas para afinar nuestro sentido de dirección de modo que sepamos cuál es la ruta que vamos a tomar en estas reflexiones. Además, cuáles son algunos de los escenarios y las dimensiones bíblico-teológicas para las que debemos estar preparados. Es importante señalar que todas y cada una de estas referencias han sido extraídas del Nuevo Testamento.
“1 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.” (Mat 4:1)
“9 Aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. 10 Y luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma que descendía sobre él. 11 Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia. 12 Y luego el Espíritu le impulsó al desierto.” (Mcs 1:9-12)
“25 Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. 26 Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor. 27 Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley, 28 l le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo: 29 Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, Conforme a tu palabra; 30 Porque han visto mis ojos tu salvación, 31 La cual has preparado en presencia de todos los pueblos; 32 Luz para revelación a los gentiles, Y gloria de tu pueblo Israel. 33 Y José y su madre estaban maravillados de todo lo que se decía de él. 34 Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha 35 (y una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones.” (Lcs 2:25-35)
“1 Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto 2 por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre.” (Lcs 4:1-2)
“26 Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y vé hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto. 27 Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, 28 volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías. 29 Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. 30 Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? 31 Él dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él. 32 El pasaje de la Escritura que leía era este: Como oveja a la muerte fue llevado; Y como cordero mudo delante del que lo trasquila, Así no abrió su boca. 33 En su humillación no se le hizo justicia; Mas su generación, ¿quién la contará? Porque fue quitada de la tierra su vida. 34 Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro? 35 Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. 36 Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? 37 Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. 38 Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. 39 Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino. 40 Pero Felipe se encontró en Azoto; y pasando, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea.” (Hch 8:26-40)
“12 Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; 13 porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. 14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. 15 Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! 16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. 17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.” (Rom 8:12-17)
“9 Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman. 10 Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. 11 Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. 12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, 13 lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. 14 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. 15 En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. 16 Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.” (1 Cor 2:9-14, RV1960)
Les invitamos a leer estos pasajes y a estudiarlos con mucho detenimiento. Es nuestro anhelo que cada una de las reflexiones que compartamos acerca de estos pueda abonar y afinar el sentido de dirección que necesitamos para “navegar” en este mundo tan complejo e incierto. Esto es, mientras nos preparamos para el regreso de nuestro Señor o para ir a verlo cara a cara si es que Él nos convoca a estar en Su presencia.
[1] Therborn, Göran. El mundo una guía para principiantes, Madrid, Alianza, 2012.
[2] Hay buenos artículos que resumen todo esto. Uno de estos fue escrito por Iván Valenzuela Espinoza, un estudiante graduado de la Universidad Arturo Prat en Iquique, Chile. Complejidad, globalización y teoría social (Complexity, globalization and social theory): http://dx.doi.org/10.4067/S0718-65682012000100026 Polis, Revista Latinoamericana, Volumen 11, Nº 31, 2012, p. 499-520. (Otras direcciones para aquellos que lo quieran estudiar: https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-65682012000100026
https://journals.openedition.org/polis/4245
[3] https://www.redalyc.org/pdf/496/49611942024.pdf
[4] https://www.tmf-group.com/es-co/noticias-perspectivas/comunicados-prensa/tmf-group-lanzamiento-indice-global-complejidad-corporativa/
[5] Índice Global de Complejidad Corporativa, 2025: “Hundirse o salir a flote: definiendo el rumbo del crecimiento empresarial en un mundo cada vez más incierto.” TMF Group, p. 3.
[6] https://academia-lab.com/enciclopedia/cronobiologia/
[7] https://www.elsevier.es/es-revista-revista-medica-del-hospital-general-325-articulo-cronobiologia-correlatos- basicos-medicos-X0185106311242397
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