August 3rd, 2025
1016 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 3 de agosto del 2025
Funciones y operaciones del Espíritu Santo: nos conduce a conocer al Padre para poder a adorar en Espíritu y en verdad.
“10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.” (Jn 4:23-24, RV1960)
Adorar a Dios requiere que le conozcamos. La sección final de nuestra reflexión anterior enfatizaba esto. Hay que señalar que no podemos realmente adorar aquello que no conocemos. También, que ambas acciones o procesos, la de adorar a Dios y la de conocerlo, van tomadas de la mano. Esto es, el crecimiento y desarrollo de nuestra adoración a Dios va de la mano del crecimiento y desarrollo de nuestro conocimiento de quién es Él.
Sabemos que dedicamos una parte esencial de las primeras reflexiones que compartimos sobre este tema para trabajar con la necesidad de conocer al Señor. Las definiciones de la adoración escritas por el Rdo. Abelardo Díaz Morales y el arzobispo William Temple nos trazaron gran parte de esa ruta analítica. La razón por la que hemos decidido regresar a este tema será presentada un poco más adelante.
Tal y como señalamos en esas reflexiones, la Biblia está llena de ejemplos, invitaciones y testimonios acerca de esto. Lo podemos ver en el testimonio del profeta Joel cuando dice lo siguiente acerca del anhelo de Dios: Dios quiere que conozcamos que Él está y que Él es.
“27 Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy Jehová vuestro Dios, y no hay otro; y mi pueblo nunca jamás será avergonzado.” (Joel 2:27)
“17 Y conoceréis que yo soy Jehová vuestro Dios, que habito en Sion, mi santo monte; y Jerusalén será santa, y extraños no pasarán más por ella.” (Joel 3:17)
Lo dice el salmista cuando nos revela que Dios quiere que conozcamos Su pacto, pero que esto requiere que se haya establecido una comunión íntima con Él. Esto es, el establecimiento de una amistad personal con aquellos que tienen un temor reverente (PDT).
“13 Gozará él de bienestar, Y su descendencia heredará la tierra. 14 La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, Y a ellos hará conocer su pacto.” (Sal 25:13-14)
Lo dice el Apóstol Pablo cuando nos revela que Dios, con mucho gusto, nos da a conocer el misterio de Su voluntad; y que todo esto sólo se puede conseguir en Cristo Jesús.
“6 para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado (que nos concedió en su Amado, DHH), 7 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, 8 que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, 9 dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo.” (Efe 1:6-9)
Y no solo esto, Pablo añade en esa misma carta que Dios quiere que nosotros seamos capaces de conocer el amor de Cristo, un amor que la Biblia dice que es demasiado grande para ser comprendido (NTV).
“17 para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, 18 seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, 19 y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.” (Efe 3:17-19)
Los lectores deben haberse percatado que este Apóstol señala que esta es la única forma de poder ser llenos de todo lo que es Dios: “estar completos con toda la plenitud de la vida y el poder que proviene de Dios.” (NTV)
Repetimos una aseveración que incluimos en nuestra reflexión anterior. El Apóstol Pablo afirma que las riquezas de todo este conocimiento, de este misterio, no se obtienen mediante un cociente de inteligencia elevado, ni a través de mucha educación formal. Pablo dice que lo que esto requiere es que Cristo viva en nosotros porque en Él están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y el conocimiento.
“27 Pues él quería que su pueblo supiera que las riquezas y la gloria de Cristo también son para ustedes, los gentiles. Y el secreto es: Cristo vive en ustedes. Eso les da la seguridad de que participarán de su gloria.” (Col 1:27, NTV)
“2 Quiero que ellos cobren ánimo y estén bien unidos con fuertes lazos de amor. Quiero que tengan la plena confianza de que entienden el misterioso plan de Dios, que es Cristo mismo. 3 En él están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y el conocimiento.” (Col 2:2-3, NTV)
Hemos afirmado que existen muchos modelos bíblicos que pueden ser utilizados aquí para afirmar estas aseveraciones. El Apóstol Pablo es sin duda uno de los más elocuentes. Saulo, transformado en Pablo, luego de varios años de haber conocido al Señor, nos dice que era capaz de sacrificarlo todo con tal de conocer a Cristo el Señor (Fil 3:8-10).
Es importante destacar que este apóstol dice esto luego de haber sido el último en ver a Cristo resucitado cuando iba de camino a la ciudad de Damasco. Es más, él lo dice luego de haber recibido la descripción y definición de lo que sería su ministerio (Hch 8:1-19). Aun más: Pablo dice esto luego de haber experimentado la revelación del cielo, de la meta final de los creyentes.
“2 Conozco a un seguidor de Cristo que hace 14 años fue llevado al tercer cielo, no sé si fue llevado en cuerpo o en espíritu, sólo Dios lo sabe. 3 Y conozco que ese hombre, no sé si en cuerpo o en espíritu, sólo Dios lo sabe, 4 fue llevado al paraíso y allí escuchó unas palabras tan maravillosas que no se pueden pronunciar y que a ningún hombre se le permiten repetir.” (2 Cor 12:2-4, PDT)
Pablo dice esto luego de afirmar que él hablaba en lenguas más que todos los miembros de la iglesia en Corinto (1 Cor 14:18). Luego de todo esto es que Pablo afirma que quería conocer al Señor.
Otra figura bíblica que utilizamos aquí es la de Moisés. La Biblia dice que Moisés sabía quién es Dios, que conocía la voz del Eterno, que lo conocía por el Nombre que el Todopoderoso utiliza para revelarse y que había estado ante Su presencia.
Debemos comenzar detallando que el Señor había establecido los prerrequisitos para que todo el pueblo de Israel pudiera recibir la misma experiencia que Moisés tuvo con Dios; la experiencia de la revelación de Dios. Cuando leemos el capítulo 19 del Libro de Éxodo encontramos que Dios quería que todo su pueblo pudiera experimentar ese regalo del amor de Dios. Del análisis que realiza el Dr. Charles Swindoll sobre este capítulo,[1] se desprende que estos prerrequisitos son:
Sabemos que el pueblo de Israel no pudo hacer suya esta tarea y se perdió una oportunidad única en su clase.
La historia bíblica que acabamos de citar está enmarcada en una paradoja. Es muy cierto que la Biblia nos dice que el pueblo de Israel no quería acercarse a escuchar la voz de Dios por miedo a perecer.
“18 Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos. 19 Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos.” (Éxo 20:18-19).
Esto es paradójico porque al mismo tiempo, esta historia bíblica nos presenta a Moisés como alguien que decidió conocer muy bien a Dios. Un dato muy interesante es que ninguno de ellos, Moisés ni el pueblo, fueron obligados a acercarse a la revelación de Dios. Esto es siempre un ejercicio voluntario: una decisión personal e intransferible. El pueblo rechazó la oferta celestial mientras que Moisés decidió aceptarla.
Conocer a Dios hizo que Moisés supiera que para Dios no existe lo imposible. El Mar Rojo dividido, el ejército egipcio destruido, el maná y las codornices que descendían a diario y el agua que salía de la roca son solo algunos testimonios de esto. La Biblia dice que el Señor hablaba con “Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero” (Éxo 33:11). No solo eso, sino que añade que “…nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés, a quien haya conocido Jehová cara a cara;” (Det 34:10). O sea, que Moisés hablaba con Dios y conocía a Dios como nadie más en el planeta.
No obstante, leemos lo siguiente en la Biblia:
“12 Y dijo Moisés a Jehová: Mira, tú me dices a mí: Saca este pueblo; y tú no me has declarado a quién enviarás conmigo. Sin embargo, tú dices: Yo te he conocido por tu nombre, y has hallado también gracia en mis ojos. 13 Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira que esta gente es pueblo tuyo. 14 Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso.” (Éxo 33:12-14)
Este pasaje bíblico dice varias cosas que son importantísimas. Una de estas, que Dios le dijo a Moisés que Él lo conocía por su nombre y que esto le agradaba:
“…Me has dicho: “Yo te conozco por tu nombre y te miro con agrado.” (Éxo 33:12b, NTV)
Otra, que Moisés quería conocer los planes de Dios:
“13 Si en verdad estás contento conmigo, enséñame tus planes para así seguir siendo de tu agrado.” (Éxo 33:13a, PDT)
En otras palabras, que Moisés estaba argumentando que el conocimiento que debemos tener de Dios no puede limitarse a la revelación de aquello que nos deslumbra, extasía y nos deja absortos. El conocimiento de Dios que debemos procurar tiene que incluir la revelación de Sus propósitos.
Estas aseveraciones traen a nuestra memoria definiciones de adoración “hilvanadas” por dos (2) gigantes del Evangelio, Tim Keller y A. W. Tozer.
“Adoración es agarrar la verdad de Dios y permitir que ésta me impacte en el centro de mi vida. Me hace estremecer, me consuela. Esto sucede cuando esa verdad se ha trasladado del lado izquierdo del cerebro al lado derecho y de allí al corazón. En ese instante transformará cómo me siento. El cerebro completo, la persona en su totalidad tiene que ser afectada por ella.” (Tim Keller)
“No podemos confundir esto con el efecto sublime. Muchos serán desilusionados por lo que diré. Estar anonadados y experimentar lo sublime tiene que ser parte de la adoración. Pero se puede vivir ambas experiencias sin haber adorado.” (A.W. Tozer)
Este último, Aiden Wilson Tozer, decidió predicar y ofrecer una batería de sermones y conferencias acerca de la adoración. Esto ocurrió hace más de 65 años. Algunos de sus estudiantes y seguidores más cercanos decidieron que era necesario publicar un resumen de las enseñanzas de esas presentaciones.[2] Esto, debido a la pertinencia del tema y de los acercamientos que este siervo de Dios realizó en cada una de ellas.
Tozer comenzó sus presentaciones señalando que la Iglesia había perdido su batalla contra la invasión atroz del mundo en ella. Esto, decía Tozer, había producido como resultado una Iglesia anémica, en la que el cristianismo se había diluido hasta ser muy débil. Tan débil, señalaba Tozer, que si esta solución fuera un veneno, no sería capaz de envenenar a nadie, y si fuera medicina, no sería capaz de curar a nadie.
Los lectores deben internalizar que Tozer estaba describiendo la Iglesia de la década de los años 50, en el siglo pasado. No podemos imaginar cuáles serían sus reacciones frente a la Iglesia del siglo 21. Algunos de sus grandes señalamientos sobre este tema incluyen la necesidad que tenemos de recuperar el concepto correcto de quién es Dios. Él señalaba que algunas de las debilidades más nefastas de la Iglesia contemporánea son las siguientes:
- una visión pequeña de Dios (cosa que decía él se podía observar en las oraciones).
- querer los beneficios del cielo sin asumir sus responsabilidades y su posición ante el Dueño de todo lo que existe.
Tozer afirmaba que la idea de un dios barato produce una vida barata. La idea de un dios superficial produce relaciones y experiencias superficiales. En una de sus amonestaciones hacía énfasis en que el conocimiento de Dios que Él quiere que tengamos no es opcional. No podemos perder de vista, decía él, que es cierto que Dios es un Dios de gracia y que Él nos comprende. Sin embargo, no podemos llamarnos a engaño: Él es Dios. En otras palabras, no hay espacio para que nosotros establezcamos las reglas para acercarnos a Él.
Esto, decía Tozer, disminuiría la apreciación de la belleza de su santidad; un intento por degradarla. No podemos olvidar que Dios es ///Santo///; que Él es exaltado y coronado de gloria. Dios es el Creador Soberano y esto no es un examen de selección múltiple para escoger la mejor respuesta. Tozer afirmaba vez tras vez: “¡Él es!”
El amado Aiden decía que cuando Isaías recibió esa revelación, le vio sentado en un trono alto y sublime (Isa 6:1-8). Cuando Josué le vio, cayó rendido a sus pies (Jos 3:14). Cuando Ezequiel le vio, estuvo atónito siete (7) días (Eze 3:15). Cuando Dios se le reveló al pueblo de Israel, la nube de su gloria resplandecía de tal manera que las capacidades humanas no eran suficientes para poder explicarlo (Éxo 19:16-20; 20:18-19; 2 Cró 5:13-14; 7:1-3). Además, la Biblia dice que los cielos cuentan su gloria (Sal 19:1-3).
El Dios de Isaías, de Josué y de Ezequiel quiere ser conocido. El Dios de gloria quiere que le conozcamos y esto sólo es posible a través de Cristo. La adoración que la Biblia define nos ayuda a crecer en ese conocimiento.
Parafraseando a Harry Emerson Fosdick,[3] este decía que Dios invita a su Santo Monte a aquellos que “hacen sus asignaciones” (disposición para obedecer, oír, un corazón consagrado y mostrar un respeto profundo por la presencia de Dios) y los cubre allí con su nube. Es allí que la tierra tiembla y los relámpagos fluyen ante y desde su presencia.
“3 Dios vendrá de Temán, Y el Santo desde el monte de Parán. Selah Su gloria cubrió los cielos, Y la tierra se llenó de su alabanza. 4 Y el resplandor fue como la luz; Rayos brillantes salían de su mano, Y allí estaba escondido su poder.” (Hab 3:3-4, RV 1960)
O sea, que el Dios que Habacuc describe quiere ser conocido.
Ahora bien, los prerrequisitos establecidos para Israel no son distintos a los nuestros. Le invitamos a meditar sobre cuál era el propósito de esa reunión con el pueblo de Israel. La Biblia dlo describe de la siguiente manera:
“5 Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. 6 Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.” (Éxo 19:5-6)’’
¿Cuál es el propósito que Dios tiene con la Iglesia? Veamos cómo lo describe la Biblia:
“9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; 10 vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.” (1 Ped 2:9-10)
El conocimiento de Dios nos conduce a adorar dirigidos por el Espíritu Santo. La adoración en Espíritu y en verdad nos conmina a conocer más de Él. Esto, decía Fosdick, nos ayuda a establecer y a desarrollar un temor saludable: temor reverente. O sea, como decía él, sin intentos para excusar nuestra vida pecaminosa.
Fosdick añadía que hay naciones que necesitan recordar esto. A renglón seguido citaba unos parlamentos de Benjamín Franklyn en los debates constitucionales que ocurrieron en Pennsylvania en la parte final del siglo 18. Esto es, en los momentos en los que Franklyn proponía que se iniciaran todos los trabajos de esa asamblea con una oración a Dios.
“He vivido, señor, mucho tiempo, y cuanto más vivo, más pruebas convincentes veo de esta verdad: que Dios gobierna los asuntos de los hombres. Y si un gorrión no puede caer al suelo sin que él lo note, ¿es probable que un imperio pueda surgir sin su ayuda?” (Junio 28, 1787; traducción libre)
Aprovechamos la oportunidad para explicar que podemos cometer el error de internalizar todo lo antes expuesto como una batería de requerimientos legalistas, impuestos por el cielo. La realidad es que no es así. Estos requerimientos bíblicos pueden y deben ser analizados desde la perspectiva de alguien que se ha enamorado y que no quiere perder una sola oportunidad para estar y conocer más y más a la persona que ha decidido amar.
Al igual que le ocurrió al pueblo de Israel, Dios no nos obliga a hacerlo. La buena noticia es que Él nos ama tanto que continúa insistiendo con cada uno de nosotros para que decidamos movernos de ese lugar en el que observamos todo esto, “al pie del monte” (Éxo 19:17b). Esto es, viendo los testimonios, disfrutando los milagros, relatándole a otros lo que sucede en la periferia de la revelación de Dios.
La otra alternativa es decidir subir al monte, o lo que es mejor, entrar y permanecer en Cristo para conocer el don de Dios y quién es ese que nos está invitando a estar en comunión íntima con Él. Ya hemos visto que la Biblia dice que Dios ha decidido hacer conocer su pacto a aquellos que se atreven a desarrollar esa clase de comunión con Él (Sal 25:10);
“14 El secreto de Jehová es para los que le temen; Y á ellos hará conocer su alianza.” (Sal 25:14, RVA)
Por último, los creyentes en Cristo tenemos una ventaja que el pueblo de Israel y ni aún Moisés tuvieron. La Biblia lo describe así:
“18 Ustedes no se han acercado a una montaña que se pueda tocar, a un lugar que arde en llamas, un lugar de oscuridad y tinieblas, rodeado por un torbellino, como les sucedió a los israelitas cuando llegaron al monte Sinaí….. 21 Incluso Moisés se asustó tanto de lo que vio que dijo: «Estoy temblando de miedo» [Det 9:19]. 22 En cambio, ustedes han llegado al monte Sion, a la ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial, y a incontables miles de ángeles que se han reunido llenos de gozo. 23 Ustedes han llegado a la congregación de los primogénitos de Dios, cuyos nombres están escritos en el cielo. Ustedes han llegado a Dios mismo, quien es el juez sobre todas las cosas. Ustedes han llegado a los espíritus de los justos, que están en el cielo y que ya han sido perfeccionados. 24 Ustedes han llegado a Jesús, el mediador del nuevo pacto entre Dios y la gente, y también a la sangre rociada, que habla de perdón en lugar de clamar por venganza como la sangre de Abel.” (Heb 12:18, 21-24, NTV)
Aprovechemos cada oportunidad que Dios nos da. Enamorémonos de Él y de los procesos que la Biblia ha definido para poder conocer más y más al Eterno. Entremos a Su presencia en Cristo para aprender a adorar en Espíritu y en verdad. Esa adoración crecerá mientras más le conozcamos. Ese conocimiento se ampliará mientras más le adoremos.
[1] Swindoll, Charles R. 1999. Moses: a man of selfless dedication (Great lives from God’s Word). Thomas Nelson, pp. 265-69.
[2] “Tozer on Worship and Entertainment” @ por Zur Ltd. Compilado por James L. Snyder. Previamente publicado por Christian Publications, Inc. First Christian Publications Edition 1997. Hay otra publicación de este material por First WingSpread Publishers, edición 2006.)
[3] Fosdick, Harry Emerson. 1915. The meaning of prayer. London: Student Christian Movement.
Funciones y operaciones del Espíritu Santo: nos conduce a conocer al Padre para poder a adorar en Espíritu y en verdad.
“10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.” (Jn 4:23-24, RV1960)
Adorar a Dios requiere que le conozcamos. La sección final de nuestra reflexión anterior enfatizaba esto. Hay que señalar que no podemos realmente adorar aquello que no conocemos. También, que ambas acciones o procesos, la de adorar a Dios y la de conocerlo, van tomadas de la mano. Esto es, el crecimiento y desarrollo de nuestra adoración a Dios va de la mano del crecimiento y desarrollo de nuestro conocimiento de quién es Él.
Sabemos que dedicamos una parte esencial de las primeras reflexiones que compartimos sobre este tema para trabajar con la necesidad de conocer al Señor. Las definiciones de la adoración escritas por el Rdo. Abelardo Díaz Morales y el arzobispo William Temple nos trazaron gran parte de esa ruta analítica. La razón por la que hemos decidido regresar a este tema será presentada un poco más adelante.
Tal y como señalamos en esas reflexiones, la Biblia está llena de ejemplos, invitaciones y testimonios acerca de esto. Lo podemos ver en el testimonio del profeta Joel cuando dice lo siguiente acerca del anhelo de Dios: Dios quiere que conozcamos que Él está y que Él es.
“27 Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy Jehová vuestro Dios, y no hay otro; y mi pueblo nunca jamás será avergonzado.” (Joel 2:27)
“17 Y conoceréis que yo soy Jehová vuestro Dios, que habito en Sion, mi santo monte; y Jerusalén será santa, y extraños no pasarán más por ella.” (Joel 3:17)
Lo dice el salmista cuando nos revela que Dios quiere que conozcamos Su pacto, pero que esto requiere que se haya establecido una comunión íntima con Él. Esto es, el establecimiento de una amistad personal con aquellos que tienen un temor reverente (PDT).
“13 Gozará él de bienestar, Y su descendencia heredará la tierra. 14 La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, Y a ellos hará conocer su pacto.” (Sal 25:13-14)
Lo dice el Apóstol Pablo cuando nos revela que Dios, con mucho gusto, nos da a conocer el misterio de Su voluntad; y que todo esto sólo se puede conseguir en Cristo Jesús.
“6 para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado (que nos concedió en su Amado, DHH), 7 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, 8 que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, 9 dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo.” (Efe 1:6-9)
Y no solo esto, Pablo añade en esa misma carta que Dios quiere que nosotros seamos capaces de conocer el amor de Cristo, un amor que la Biblia dice que es demasiado grande para ser comprendido (NTV).
“17 para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, 18 seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, 19 y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.” (Efe 3:17-19)
Los lectores deben haberse percatado que este Apóstol señala que esta es la única forma de poder ser llenos de todo lo que es Dios: “estar completos con toda la plenitud de la vida y el poder que proviene de Dios.” (NTV)
Repetimos una aseveración que incluimos en nuestra reflexión anterior. El Apóstol Pablo afirma que las riquezas de todo este conocimiento, de este misterio, no se obtienen mediante un cociente de inteligencia elevado, ni a través de mucha educación formal. Pablo dice que lo que esto requiere es que Cristo viva en nosotros porque en Él están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y el conocimiento.
“27 Pues él quería que su pueblo supiera que las riquezas y la gloria de Cristo también son para ustedes, los gentiles. Y el secreto es: Cristo vive en ustedes. Eso les da la seguridad de que participarán de su gloria.” (Col 1:27, NTV)
“2 Quiero que ellos cobren ánimo y estén bien unidos con fuertes lazos de amor. Quiero que tengan la plena confianza de que entienden el misterioso plan de Dios, que es Cristo mismo. 3 En él están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y el conocimiento.” (Col 2:2-3, NTV)
Hemos afirmado que existen muchos modelos bíblicos que pueden ser utilizados aquí para afirmar estas aseveraciones. El Apóstol Pablo es sin duda uno de los más elocuentes. Saulo, transformado en Pablo, luego de varios años de haber conocido al Señor, nos dice que era capaz de sacrificarlo todo con tal de conocer a Cristo el Señor (Fil 3:8-10).
Es importante destacar que este apóstol dice esto luego de haber sido el último en ver a Cristo resucitado cuando iba de camino a la ciudad de Damasco. Es más, él lo dice luego de haber recibido la descripción y definición de lo que sería su ministerio (Hch 8:1-19). Aun más: Pablo dice esto luego de haber experimentado la revelación del cielo, de la meta final de los creyentes.
“2 Conozco a un seguidor de Cristo que hace 14 años fue llevado al tercer cielo, no sé si fue llevado en cuerpo o en espíritu, sólo Dios lo sabe. 3 Y conozco que ese hombre, no sé si en cuerpo o en espíritu, sólo Dios lo sabe, 4 fue llevado al paraíso y allí escuchó unas palabras tan maravillosas que no se pueden pronunciar y que a ningún hombre se le permiten repetir.” (2 Cor 12:2-4, PDT)
Pablo dice esto luego de afirmar que él hablaba en lenguas más que todos los miembros de la iglesia en Corinto (1 Cor 14:18). Luego de todo esto es que Pablo afirma que quería conocer al Señor.
Otra figura bíblica que utilizamos aquí es la de Moisés. La Biblia dice que Moisés sabía quién es Dios, que conocía la voz del Eterno, que lo conocía por el Nombre que el Todopoderoso utiliza para revelarse y que había estado ante Su presencia.
Debemos comenzar detallando que el Señor había establecido los prerrequisitos para que todo el pueblo de Israel pudiera recibir la misma experiencia que Moisés tuvo con Dios; la experiencia de la revelación de Dios. Cuando leemos el capítulo 19 del Libro de Éxodo encontramos que Dios quería que todo su pueblo pudiera experimentar ese regalo del amor de Dios. Del análisis que realiza el Dr. Charles Swindoll sobre este capítulo,[1] se desprende que estos prerrequisitos son:
- deseo de obedecer (Éxo 19:3-6)
- capacidad para oír (v.9)
- corazón consagrado (vv. 10-11,14),
- mostrar un respeto profundo por la presencia de Dios (vv.21, 23)
Sabemos que el pueblo de Israel no pudo hacer suya esta tarea y se perdió una oportunidad única en su clase.
La historia bíblica que acabamos de citar está enmarcada en una paradoja. Es muy cierto que la Biblia nos dice que el pueblo de Israel no quería acercarse a escuchar la voz de Dios por miedo a perecer.
“18 Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos. 19 Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos.” (Éxo 20:18-19).
Esto es paradójico porque al mismo tiempo, esta historia bíblica nos presenta a Moisés como alguien que decidió conocer muy bien a Dios. Un dato muy interesante es que ninguno de ellos, Moisés ni el pueblo, fueron obligados a acercarse a la revelación de Dios. Esto es siempre un ejercicio voluntario: una decisión personal e intransferible. El pueblo rechazó la oferta celestial mientras que Moisés decidió aceptarla.
Conocer a Dios hizo que Moisés supiera que para Dios no existe lo imposible. El Mar Rojo dividido, el ejército egipcio destruido, el maná y las codornices que descendían a diario y el agua que salía de la roca son solo algunos testimonios de esto. La Biblia dice que el Señor hablaba con “Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero” (Éxo 33:11). No solo eso, sino que añade que “…nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés, a quien haya conocido Jehová cara a cara;” (Det 34:10). O sea, que Moisés hablaba con Dios y conocía a Dios como nadie más en el planeta.
No obstante, leemos lo siguiente en la Biblia:
“12 Y dijo Moisés a Jehová: Mira, tú me dices a mí: Saca este pueblo; y tú no me has declarado a quién enviarás conmigo. Sin embargo, tú dices: Yo te he conocido por tu nombre, y has hallado también gracia en mis ojos. 13 Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira que esta gente es pueblo tuyo. 14 Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso.” (Éxo 33:12-14)
Este pasaje bíblico dice varias cosas que son importantísimas. Una de estas, que Dios le dijo a Moisés que Él lo conocía por su nombre y que esto le agradaba:
“…Me has dicho: “Yo te conozco por tu nombre y te miro con agrado.” (Éxo 33:12b, NTV)
Otra, que Moisés quería conocer los planes de Dios:
“13 Si en verdad estás contento conmigo, enséñame tus planes para así seguir siendo de tu agrado.” (Éxo 33:13a, PDT)
En otras palabras, que Moisés estaba argumentando que el conocimiento que debemos tener de Dios no puede limitarse a la revelación de aquello que nos deslumbra, extasía y nos deja absortos. El conocimiento de Dios que debemos procurar tiene que incluir la revelación de Sus propósitos.
Estas aseveraciones traen a nuestra memoria definiciones de adoración “hilvanadas” por dos (2) gigantes del Evangelio, Tim Keller y A. W. Tozer.
“Adoración es agarrar la verdad de Dios y permitir que ésta me impacte en el centro de mi vida. Me hace estremecer, me consuela. Esto sucede cuando esa verdad se ha trasladado del lado izquierdo del cerebro al lado derecho y de allí al corazón. En ese instante transformará cómo me siento. El cerebro completo, la persona en su totalidad tiene que ser afectada por ella.” (Tim Keller)
“No podemos confundir esto con el efecto sublime. Muchos serán desilusionados por lo que diré. Estar anonadados y experimentar lo sublime tiene que ser parte de la adoración. Pero se puede vivir ambas experiencias sin haber adorado.” (A.W. Tozer)
Este último, Aiden Wilson Tozer, decidió predicar y ofrecer una batería de sermones y conferencias acerca de la adoración. Esto ocurrió hace más de 65 años. Algunos de sus estudiantes y seguidores más cercanos decidieron que era necesario publicar un resumen de las enseñanzas de esas presentaciones.[2] Esto, debido a la pertinencia del tema y de los acercamientos que este siervo de Dios realizó en cada una de ellas.
Tozer comenzó sus presentaciones señalando que la Iglesia había perdido su batalla contra la invasión atroz del mundo en ella. Esto, decía Tozer, había producido como resultado una Iglesia anémica, en la que el cristianismo se había diluido hasta ser muy débil. Tan débil, señalaba Tozer, que si esta solución fuera un veneno, no sería capaz de envenenar a nadie, y si fuera medicina, no sería capaz de curar a nadie.
Los lectores deben internalizar que Tozer estaba describiendo la Iglesia de la década de los años 50, en el siglo pasado. No podemos imaginar cuáles serían sus reacciones frente a la Iglesia del siglo 21. Algunos de sus grandes señalamientos sobre este tema incluyen la necesidad que tenemos de recuperar el concepto correcto de quién es Dios. Él señalaba que algunas de las debilidades más nefastas de la Iglesia contemporánea son las siguientes:
- una visión pequeña de Dios (cosa que decía él se podía observar en las oraciones).
- querer los beneficios del cielo sin asumir sus responsabilidades y su posición ante el Dueño de todo lo que existe.
Tozer afirmaba que la idea de un dios barato produce una vida barata. La idea de un dios superficial produce relaciones y experiencias superficiales. En una de sus amonestaciones hacía énfasis en que el conocimiento de Dios que Él quiere que tengamos no es opcional. No podemos perder de vista, decía él, que es cierto que Dios es un Dios de gracia y que Él nos comprende. Sin embargo, no podemos llamarnos a engaño: Él es Dios. En otras palabras, no hay espacio para que nosotros establezcamos las reglas para acercarnos a Él.
Esto, decía Tozer, disminuiría la apreciación de la belleza de su santidad; un intento por degradarla. No podemos olvidar que Dios es ///Santo///; que Él es exaltado y coronado de gloria. Dios es el Creador Soberano y esto no es un examen de selección múltiple para escoger la mejor respuesta. Tozer afirmaba vez tras vez: “¡Él es!”
El amado Aiden decía que cuando Isaías recibió esa revelación, le vio sentado en un trono alto y sublime (Isa 6:1-8). Cuando Josué le vio, cayó rendido a sus pies (Jos 3:14). Cuando Ezequiel le vio, estuvo atónito siete (7) días (Eze 3:15). Cuando Dios se le reveló al pueblo de Israel, la nube de su gloria resplandecía de tal manera que las capacidades humanas no eran suficientes para poder explicarlo (Éxo 19:16-20; 20:18-19; 2 Cró 5:13-14; 7:1-3). Además, la Biblia dice que los cielos cuentan su gloria (Sal 19:1-3).
El Dios de Isaías, de Josué y de Ezequiel quiere ser conocido. El Dios de gloria quiere que le conozcamos y esto sólo es posible a través de Cristo. La adoración que la Biblia define nos ayuda a crecer en ese conocimiento.
Parafraseando a Harry Emerson Fosdick,[3] este decía que Dios invita a su Santo Monte a aquellos que “hacen sus asignaciones” (disposición para obedecer, oír, un corazón consagrado y mostrar un respeto profundo por la presencia de Dios) y los cubre allí con su nube. Es allí que la tierra tiembla y los relámpagos fluyen ante y desde su presencia.
“3 Dios vendrá de Temán, Y el Santo desde el monte de Parán. Selah Su gloria cubrió los cielos, Y la tierra se llenó de su alabanza. 4 Y el resplandor fue como la luz; Rayos brillantes salían de su mano, Y allí estaba escondido su poder.” (Hab 3:3-4, RV 1960)
O sea, que el Dios que Habacuc describe quiere ser conocido.
Ahora bien, los prerrequisitos establecidos para Israel no son distintos a los nuestros. Le invitamos a meditar sobre cuál era el propósito de esa reunión con el pueblo de Israel. La Biblia dlo describe de la siguiente manera:
“5 Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. 6 Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.” (Éxo 19:5-6)’’
¿Cuál es el propósito que Dios tiene con la Iglesia? Veamos cómo lo describe la Biblia:
“9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; 10 vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.” (1 Ped 2:9-10)
El conocimiento de Dios nos conduce a adorar dirigidos por el Espíritu Santo. La adoración en Espíritu y en verdad nos conmina a conocer más de Él. Esto, decía Fosdick, nos ayuda a establecer y a desarrollar un temor saludable: temor reverente. O sea, como decía él, sin intentos para excusar nuestra vida pecaminosa.
Fosdick añadía que hay naciones que necesitan recordar esto. A renglón seguido citaba unos parlamentos de Benjamín Franklyn en los debates constitucionales que ocurrieron en Pennsylvania en la parte final del siglo 18. Esto es, en los momentos en los que Franklyn proponía que se iniciaran todos los trabajos de esa asamblea con una oración a Dios.
“He vivido, señor, mucho tiempo, y cuanto más vivo, más pruebas convincentes veo de esta verdad: que Dios gobierna los asuntos de los hombres. Y si un gorrión no puede caer al suelo sin que él lo note, ¿es probable que un imperio pueda surgir sin su ayuda?” (Junio 28, 1787; traducción libre)
Aprovechamos la oportunidad para explicar que podemos cometer el error de internalizar todo lo antes expuesto como una batería de requerimientos legalistas, impuestos por el cielo. La realidad es que no es así. Estos requerimientos bíblicos pueden y deben ser analizados desde la perspectiva de alguien que se ha enamorado y que no quiere perder una sola oportunidad para estar y conocer más y más a la persona que ha decidido amar.
Al igual que le ocurrió al pueblo de Israel, Dios no nos obliga a hacerlo. La buena noticia es que Él nos ama tanto que continúa insistiendo con cada uno de nosotros para que decidamos movernos de ese lugar en el que observamos todo esto, “al pie del monte” (Éxo 19:17b). Esto es, viendo los testimonios, disfrutando los milagros, relatándole a otros lo que sucede en la periferia de la revelación de Dios.
La otra alternativa es decidir subir al monte, o lo que es mejor, entrar y permanecer en Cristo para conocer el don de Dios y quién es ese que nos está invitando a estar en comunión íntima con Él. Ya hemos visto que la Biblia dice que Dios ha decidido hacer conocer su pacto a aquellos que se atreven a desarrollar esa clase de comunión con Él (Sal 25:10);
“14 El secreto de Jehová es para los que le temen; Y á ellos hará conocer su alianza.” (Sal 25:14, RVA)
Por último, los creyentes en Cristo tenemos una ventaja que el pueblo de Israel y ni aún Moisés tuvieron. La Biblia lo describe así:
“18 Ustedes no se han acercado a una montaña que se pueda tocar, a un lugar que arde en llamas, un lugar de oscuridad y tinieblas, rodeado por un torbellino, como les sucedió a los israelitas cuando llegaron al monte Sinaí….. 21 Incluso Moisés se asustó tanto de lo que vio que dijo: «Estoy temblando de miedo» [Det 9:19]. 22 En cambio, ustedes han llegado al monte Sion, a la ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial, y a incontables miles de ángeles que se han reunido llenos de gozo. 23 Ustedes han llegado a la congregación de los primogénitos de Dios, cuyos nombres están escritos en el cielo. Ustedes han llegado a Dios mismo, quien es el juez sobre todas las cosas. Ustedes han llegado a los espíritus de los justos, que están en el cielo y que ya han sido perfeccionados. 24 Ustedes han llegado a Jesús, el mediador del nuevo pacto entre Dios y la gente, y también a la sangre rociada, que habla de perdón en lugar de clamar por venganza como la sangre de Abel.” (Heb 12:18, 21-24, NTV)
Aprovechemos cada oportunidad que Dios nos da. Enamorémonos de Él y de los procesos que la Biblia ha definido para poder conocer más y más al Eterno. Entremos a Su presencia en Cristo para aprender a adorar en Espíritu y en verdad. Esa adoración crecerá mientras más le conozcamos. Ese conocimiento se ampliará mientras más le adoremos.
[1] Swindoll, Charles R. 1999. Moses: a man of selfless dedication (Great lives from God’s Word). Thomas Nelson, pp. 265-69.
[2] “Tozer on Worship and Entertainment” @ por Zur Ltd. Compilado por James L. Snyder. Previamente publicado por Christian Publications, Inc. First Christian Publications Edition 1997. Hay otra publicación de este material por First WingSpread Publishers, edición 2006.)
[3] Fosdick, Harry Emerson. 1915. The meaning of prayer. London: Student Christian Movement.
Categories
Archive
2025
January
986 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 5 de enero del 2025987 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 12 de enero del 2025988 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 19 de enero del 2025989 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 26 de enero del 2025
February
990 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 2 de febrero del 2025991 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 9 de febrero del 2025992 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 16 de febrero del 2025993 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 23 de febrero del 2025
March
994 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 2 de marzo del 2025995 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 9 de marzo del 2025996 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 16 de marzo del 2025997 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 23 de marzo del 2025998 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 30 de marzo del 2025
April
999 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 6 de abril del 20251000 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 13 de abril del 20251001 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 20 de abril del 20251002 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 27 de abril del 2025
May
1003 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 4 de mayo del 20251004 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 11 de mayo del 20251005 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 18 de mayo del 20251006 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 25 de mayo del 2025
June
1007 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 1 de junio del 20251008 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 8 de junio del 20251009 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 15 de junio del 20251010 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 22 de junio del 20251011 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 29 de junio del 2025
July
1012 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 6 de julio del 20251013 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 13 de julio del 20251014 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 20 de julio del 20251015 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 27 de julio del 2025
2024
January
934 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 7 de enero del 2024935 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 14 de enero del 2024936 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 21 de enero del 2024937 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 28 de enero del 2024
February
938 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 4 de febrero del 2024939 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 11 de febrero del 2024940 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 18 de febrero del 2024941 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 25 de febrero del 2024
March
942 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 3 de marzo del 2024943 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 10 de marzo del 2024944 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 17 de marzo del 2024945 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 24 de marzo del 2024946 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 31 de marzo del 2024
April
947 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 7 de abril del 2024948 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 14 de abril del 2024949 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 21 de abril del 2024950 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 28 de abril del 2024
May
951 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 5 de mayo del 2024952 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 12 de mayo del 2024953 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 19 de mayo del 2024954 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 26 de mayo del 2024
June
955 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 2 de junio del 2024956 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 9 de junio del 2024957 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 16 de junio del 2024958 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 23 de junio del 2024959 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 30 de junio del 2024
July
960 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 7 de julio del 2024961 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 14 de julio del 2024962 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 21 de julio del 2024963 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 28 de julio del 2024Nota pastoral editorial sobre los actos de apertura de los Juegos Olímpicos París 2024
August
964 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 4 de agosto del 2024965 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 11 de agosto del 2024966 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 18 de agosto del 2024967 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 25 de agosto del 2024
September
968 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 1 de septiembre del 2024969 • El Heraldo Digital - Institucional • Volumen XVII • 8 de septiembre del 2024970 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 15 de septiembre del 2024971 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 22 de septiembre del 2024972 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 29 de septiembre del 2024
October
973 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 6 de octubre del 2024974 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 13 de octubre del 2024Celebremos el don inefable que nos ha dado Dios975 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 20 de octubre del 2024976 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 27 de octubre del 2024
November
977 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 3 de noviembre del 2024978 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 10 de noviembre del 2024Carmelina García Pérez “Minín”979 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 17 de noviembre del 2024980 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 24 de noviembre del 2024
December
981 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 1 de diciembre del 2024982 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 8 de diciembre del 2024983 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 15 de diciembre del 2024984 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 22 de diciembre del 2024985 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 29 de diciembre del 2024
2023
January
881 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 1 de enero 2023Reflexiones de Esperanza: La plenitud de Dios: el propósito para la vidaReflexiones de Esperanza: Isaías: El profeta Isaías y su mensajeNotas del Pastor MJ: El año del propósito de Dios882 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 8 de enero 2023Reflexiones de Esperanza: El mensaje del profeta Isaías: conociendo el libro y el propósito de Dios para nuestras vidasReflexiones de Esperanza: El mensaje del profeta Isaías: conociendo el libro el propósito de Dios para nuestras vidas (Parte II)883 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 15 de enero 2023Reflexiones de Esperanza: El mensaje del profeta Isaías: conociendo el libro el propósito de Dios para nuestras vidas (Parte III)Reflexiones de Esperanza: El mensaje del profeta Isaías: conociendo el libro el propósito de Dios para nuestras vidas (Parte IV)Notas del Pastor MJ: Calma y paz884 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 22 de enero 2023885 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 29 de enero 2023
Recent
1017 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 10 de agosto del 2025
August 10th, 2025
1016 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 3 de agosto del 2025
August 3rd, 2025
1015 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 27 de julio del 2025
July 27th, 2025
1014 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 20 de julio del 2025
July 20th, 2025
1013 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 13 de julio del 2025
July 13th, 2025
Tags
#vidaamec
AUTOR: MIZRAIM ESQUILIN GARCIA
AUTOR: PASTOR MJ
Editorial AMEC-CDA
Editorial Pastoral
Efesios
El Heraldo
Epistolas Paulinas
Heraldo Digital
Heraldo
Isaias
MIsiones
Navidad 2022
Notas del Pastor MJ
Pastor Mizraim Esquilin
SALMO 23
SALMO 91
SERIE: ALABANZAS PARA EL ALMA: ORACIONES
SERIE: DIOS NOS HABLA EN MEDIO DE LAS CRISIS
SERIE: EL ARCA DEL PACTO
SERIE: EL EXODO - LA VIDA DESPUES DE LAS PLAGAS
SERIE: ENSEÑANZAS EN LA CUEVA
SERIE: ENTRE EL MAR Y LA TIERRA PROMETIDA
SERIE: LOS ANGELES DE DIOS
Serie: El mensaje del profeta IsaÃas
Serie: La Agenda de la Transformación
Serie: La Carta a los Efesios
VidaAMEC
Volumen XVI
Volumen XV
mundo post-COVID
No Comments