Notas del Pastor MJ: Como Carbones Encendidos

Uno de los pasatiempos que disfruto es hacer carnes a la barbacoa.  No me considero un maestro (“pitmaster”) pero el público que ha consumido de mis experimentos me ha dado buenas calificaciones.  Hacer carnes a la barbacoa puede ser un proceso artístico, particularmente si se usa un combustible como el carbón o la madera.  Este tipo de combustible, a diferencia del gas o de la electricidad, hay que encenderlo de acuerdo a un proceso particular.  También hay que asegurar que una vez encendido se puede alcanzar la temperatura de cocción aplicable al tipo de carne que se está cocinando.  Hay carnes que se cocinan rápidamente y en contacto directo con el fuego.  Pero hay carnes que se deben cocinar de forma indirecta y a través de largas horas.  Es ahí cuando se vuelve muy importante que el fuego se mantenga avivado.  Para que el proceso sea efectivo no podemos dejar que el fuego se apague.

Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer;  (Habacuc 3:2)  

El término que se traduce como ”aviva” en este pasaje se puede traducir como revivir, restaurar, sostener la vida y continuar viviendo; entre otros significados.  De ahí sale el término avivamiento.  Por definición, un avivamiento ocurre en algo que una vez estuvo vivo pero que ha perdido su vigor o su vitalidad.  Eso es precisamente lo que desea hacer el Señor con nosotros.  El avivamiento que necesitamos a título personal y colectivo es necesario porque una vez hubo un fuego en nuestro corazón que hoy en día se ha debilitado o tal vez se ha apagado por completo. De modo que los avivamientos son mucho mas que experiencias sensoriales o epidermales. El avivamiento real es un regalo del cielo para traer vida a aquello que se había apagado.

Cuando los carbones de la barbacoa se han apagado, el fuego disminuye y por ende el calor también.  Para poder avivar ese fuego, siempre va a hacer falta incluir combustible adicional porque los carbones nunca van a revivir por sí mismos.  Lo mismo sucede a nivel espiritual.  Un avivamiento requiere que algo del cielo sea puesto sobre nuestras vidas.  No son nuestras capacidades, nuestras agendas, nuestros cultos ni nuestras actividades lo que provocará el avivamiento.  No son nuestros coros, ni las muchas repeticiones, ni los acordes, ni las luces ni el humo; sino algo que no es nuestro y que lo tienen que poner desde el cielo para que el fuego de nuestro interior sea avivado.

Dios esta trayendo un avivamiento en múltiples partes del planeta; en Asbury Kentucky, en Lee Cleveland, en la universidad de Texas A&M, en Maron Indiana y en Ho Chi Minh Vietnam (en donde mas de 9 millones de personas tuvieron un encuentro con Jesus el pasado fin de semana).  Parte de ese avivamiento se está comenzando a sentir en algunos lugares de nuestro Puerto Rico. Dios está avivando los corazones para traer la autoridad, la unción, la gracia y la sabiduría que necesitamos para atender aquello que Dios nos ha puesto a la mano.  Hemos estado orando por un avivamiento y Dios está escuchando nuestro clamor.  Sigamos orando para que Dios continue avivando nuestros corazones. Sigamos orando por un avivamiento, a título personal, para los nuestros y para nuestro pueblo.

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