June 21st, 2020
Entre el Mar Rojo y la Tierra Prometida: “La transformación de un pueblo” [Parte III]
Reflexión por el Pastor/Rector: Mizraim Esquilín-García
El libro del Éxodo ha cautivado nuestra atención en estas ediciones de El Heraldo. Las narrativas bíblicas de este libro se han convertido en recetas celestiales para nosotros, los que hemos comenzado a salir de la cuarentena provocada por el COVID-19.
Ya conocemos que el Señor sacó a Israel de Egipto para establecer varias enseñanzas o lecciones para la vida de los creyentes de todas las generaciones. Estas lecciones han provocado a varios escritores a dirigir su atención a lo que ha sido llamada la Universidad del Desierto. Fue Charles H. Spurgeon el que señaló que el desierto era el Oxford o el Cambridge para el pueblo de Israel.[1] Esta Universidad es la más antigua del planeta. Su Presidente, su Rector, su Decano, su profesor y su currículo ha sido el mismo por miles de años.
En primer lugar, Dios quería enseñarle a Su pueblo que las rutas cortas casi nunca forman parte de los programas de Dios. Así como Dios no le permitió a los israelitas salir de Egipto por el camino corto, el de los filisteos (Éxo 13:17), tampoco les permitió llegar a la tierra de Canaán por la ruta más sencilla (Nm 14:34). Podemos concluir que en ambos casos la decisión es tomada considerando una necesidad fundamental para cualquier pueblo: su carácter. El desarrollo de nuestro carácter como pueblo de Dios y como hijos suyos, siempre será una prioridad en la voluntad de Dios. Esta enseñanza trata acerca de la prioridad divina; el desarrollo del carácter en los hijos de Dios.
En segundo lugar, Dios quería que los Egipcios conocieran que Él es el Señor. Moisés utiliza este principio cuando intercede ante el Señor, en una de las 10 experiencias de rebeldía del pueblo de Israel (Nm 14:11-20, 22). Dios continua haciéndoles saber a los Egipcios de todas las generaciones que Él es el Señor. Dios los usaría como instrumentos para que el mundo conociera que Él es el Señor. Esta enseñanza trata acerca de la promesa divina.
En tercer lugar, Dios quería hacerle saber a sus hijos que Él tiene planes grandes con este pueblo. Son planes para transformarlo en un reino de reyes y sacerdotes para su gloria. Un modelo de educación transformacional sería puesto en acción en el desierto. Jonathan Sacks resume esto como la jornada de la esclavitud a la libertad:
– La vida en una sociedad injusta (capítulos 1-6 del Éxodo)
– Liberación: 10 plagas (capítulos 7-13)
– División del Mar Rojo (capítulos 14-18)
– Libertad: 10 mandamientos (capítulos 19-20)
– Vida en una sociedad justa (capítulos 21-24).[2]
Dios comienza a asignarle responsabilidades a los seres humanos para el desarrollo de la sociedad que el cielo ideó. Es menos acerca del poder divino y más acerca de un pueblo empoderado para hacer lo que es correcto. O sea, que Dios aparece en estas narrativas como Educador además de ser el Libertador. Esta función divina aparece con mayor claridad en bosquejo de la segunda parte del libro:
– Tabernáculo: instrucción (capítulos 25-31:11)
– Sabbath (capítulos 31:12-18
– Becerro de oro (capítulos 32-34)
– Sabbath (capítulo 35:1-3)
– Tabernáculo: construcción (capítulo 35:4-40)[3]
Esta enseñanza trata acerca del propósito divino.
En cuarto lugar, Dios quiere que Su pueblo conozca que no hay marcha atrás en la peregrinación de este pueblo. Dios estaba dispuesto a esperar al nacimiento y al desarrollo de una nueva generación de Israelitas para cumplir su propósito con ellos. Ellos podían recordar a Egipto constantemente (Nm 11:5), pero no regresarían allá. Esa memoria y ese estilo de pensamiento esclavizado desarrollado en Egipto desaparecería en el desierto.
Para lograr esto necesitarían desarrollar el arte de escuchar. Escuchar la Palabra es más efectivo que leerla. Los maestros de Israel han señalado que ciertamente hay que leerla y escudriñarla. Cristo enfatizó en esto (Jn 5:39). Sin embargo, leerla nos puede provocar a avanzar en sus frases y en sus oraciones, mientras que escucharla nos obliga a colocar la atención en cada palabra. Esta enseñanza trata acerca de la permanencia en Sus propósitos.
En quinto lugar, Dios quería demostrar a los Israelitas que Él era más que suficiente para sustentarles en el desierto. Él es Yavé Jireh: nuestro proveedor. De esta manera los Israelitas no tendrían otra cosa que hacer sino prestar atención a las palabras del Señor, meditar en ellas y ponerlas en acción, ¿Se imagina no tener que cocinar ni preparar alimentos por 40 años? Esta enseñanza trata acerca de la provisión divina.
En sexto lugar, Dios quería que el pueblo de Israel desarrollara confianza en el liderato divino.
Esta era la única manera en que ellos podían prepararse para entrar a la Tierra Prometida.
Esta enseñanza trata acerca de la posesión ofrecida. Estas enseñanzas se repitieron en la vida de Israel antes de cruzar el Jordán. ¿Por qué fueron repetidas? Aparentemente hubo una gran cantidad de estudiantes fracasados en el programa y hubo que repetirlos. Es importante señalar que este sistema de enseñanza posee unas metas y unos componentes individuales, al mismo que posee metas y componente colectivos: “hasta que todos lleguemos…” (Efe 4:13a).
Hay un sermón extraordinario predicado por el Obispo T.D. Jakes acerca de esto: “The Power of His Presence.”[4]
Decíamos en las reflexiones anteriores que en el libro de El Éxodo encontramos que todo está en transición, todo está sufriendo o experimentando cambios. Hay cambios en los puntos de referencia, cambios en el entorno, cambios en los itinerarios diarios, cambios en las tareas, cambios en el idioma (de 2 idiomas a uno solo), cambios en las dietas alimentarias, cambios en las horas de descanso, etc. O sea, que estas escuelas divinas se producirán en medio de muchos cambios.
Hay que aceptar que los cambios son difíciles. Los cambios pueden producir temor, estrés, tensión, incertidumbre, inseguridad. Por ejemplo, las relocalizaciones traen consigo sus propios procesos de pérdida. Nos levantamos en la mañana para enfrentar un vecindario nuevo, cosas desconocidas, ambientes diferentes. Tenemos que internalizar nuevas costumbres y desechar muchas de las anteriores. Israel estaba sufriendo un proceso de relocalización.
Muchos de esos cambios se producen sin que nosotros los veamos y lo único que uno tiene a la mano cuando esto ocurre es la fe:
“
Por ejemplo, en Egipto la comida venía en ollas (Éxo 16:3: ollas de carne), pero en el desierto el pan va a venir del cielo, hay que recogerlo y no se puede dejar para mañana (Éxo 16:16-19).
Hay una razón espiritual detrás de esto. La dieta de una persona que está esclavizada no puede ser la misma que la dieta de una persona que ha sido liberada. Hay algo en la alimentación del corazón, de la mente y del alma de ese ser humano que tiene que cambiar. La razón detrás de esto es que sus responsabilidades y obligaciones han cambiado. Además, su salud tiene que ser cuidada. Las aplicaciones espirituales que hay para este punto son interesantísimas.
La primera enseñanza, la del desarrollo del carácter, siempre ha requerido del buen uso del tiempo, del desarrollo del discernimiento para entender el ambiente y de las situaciones que enfrentamos. Esta enseñanza requiere compromiso, valentía, perseverancia, paciencia y desarrollo de la visión de Dios para el creyente.
La escuela para el desarrollo del carácter procura que aprendamos a observar lo que tenemos en las manos y no a buscar lo que no tenemos. En muchas ocasiones no podemos ver lo primero por estar buscando lo segundo. Tomemos como ejemplo el problema que el pueblo de Israel tuvo frente a las aguas amargas: mara (Éxo 15:22-27- 16:1-3). La queja en Mara fue seguida por las doce fuentes de Elim y estas por la murmuración en el desierto). El milagro de las aguas endulzadas fue echado al olvido mes y medio después de haber salido de Egipto (Éxo 16:1; “a los 15 días del segundo mes después de…”). El pueblo de Israel no veía lo primero (los milagros) por estar buscando lo segundo (la satisfacción inmediata).
Los desiertos y esas luchas, incluyendo hasta la forma en que vemos a las personas, son indicadores de la etapa de la vida espiritual en la que estamos y el nivel de entrenamiento en el que hemos sido colocados. Hay que reconocer los caminos del desierto como los espacios en los que Dios está desarrollando nuestro carácter ministerial.
Al mismo tiempo, no se puede dar rienda suelta al temor provocado por la necesidad o por la incertidumbre. Estos escenarios son escenarios de oscuridad que forman parte del adiestramiento. No se puede tener temor de la oscuridad. No nos van a sacar a la luz hasta que la oscuridad haya hecho su trabajo. Es más, hace 11 años el Obispo Milton Granumm decía en Panamá que la luz nos puede matar si salimos antes de tiempo.
Moisés fue un buen ejemplo de esto. Él creía estar listo para la tarea de sacar a Israel de Egipto, solo por sus calificaciones y su estirpe (Hch 7:25). Dwight L. Moody acuñó una expresión que se ha convertido en lapidaria. La evidencia fidedigna del carácter es lo que hacemos cuando nadie nos está viendo. O sea, lo que hacemos en la oscuridad determina lo que haremos en la luz.
Moisés caminaba con lanzas y espadas en Egipto; en carruajes tirados por caballos. Dios lo llevó al desierto durante 40 años para enseñarle a andar con una vara de pastor y a caminar a pie. Las armas que había aprendido a utilizar y a exhibir en Egipto no servían. Moisés necesitó tiempo para aprender a andar con la nueva herramienta y para saber cómo usarla.
Una de las experiencias más difíciles de la vida de cualquier persona es aprender a andar en la oscuridad. Esto puede ser un sinónimo ministerial del anonimato. Es importante destacar que Dios usará los fracasos allí, en el anonimato, para desarrollar hambre y sed de buscar Su presencia.
Esta escuela nos ayuda además a aprender a combatir el temor y la tendencia a enmascararnos.
Es obvio que el desarrollo del carácter no se puede producir utilizando rutas cortas.
La segunda enseñanza, la de la promesa divina está ligada a la compañía del Señor. Dios prometió acompañar a Israel Su Pueblo, así como ha prometido acompañar a la Iglesia: “…y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” (Mat 28:20b).
En ocasiones encontramos creyentes en Cristo preocupados por los enemigos que se han levantado en contra de ellos: enemigos de adentro y de afuera de la Iglesia. La respuesta que le hemos ofrecido a todos y cada uno de ellos ha sido la misma. Hay que ocuparse de servir al Señor, de serle fiel y de crecer en la fe y la madurez de nuestra relación con Él. Dios ha prometido que es Él que le hará saber a Egipto que Él es el Señor. Hay que ocuparse de mantenerse en el propósito y no pre-ocuparse por lo que suceda o provenga de Egipto o de los hijos de Coré que siempre buscan rebelarse.
Su promesa dice que Él está con nosotros si tenemos trabajo y si lo perdemos. Esa promesa dice que Él está con nosotros si hay paz en el hogar, o si hay vientos contrarios que nos amenazan. Su promesa dice que Él está con nosotros cuando el médico dice cáncer o cuando gozamos de salud. Su promesa dice que él está con nosotros cuando Él decide que es el tiempo para llevar a la eternidad a un ser querido.
Los creyentes caminamos a base de Sus promesas. Esta es la escuela en la que Dios nos hace comprobar si somos capaces de seguir siendo fieles y de ser agradecidos antes de llegar a la Tierra Prometida. Esta es la escuela en la que Dios nos enfrenta a situaciones en las que vemos como Él destruye algunos de nuestros sueños, para ver si somos capaces de ponernos de pie, secarnos las lágrimas y de seguir diciéndole que Él es nuestro Dios.
Dios ha prometido levantar a Puerto Rico. Líderes carismáticos como Moisés serán levantados por el Señor en muchos de los rincones del Caribe. Puerto Rico no será la excepción. Son hombres y mujeres que levantarán las manos y los enemigos serán derrotados. Son hombres y mujeres que moverán las varas para sacar agua de las peñas y para dividir los mares. Algunos de nosotros nos estamos preparando para ser los Jetros de esa generación. Dios no falta a Su promesas. Pero el pueblo tiene que aprender a confiar en el Dios que las ha hecho.
La tercera enseñanza, la de los propósitos de Dios, siempre ha requerido una escuela intensa. Es cierto que la Biblia dice en Romanos 8:28 que “a los aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Sin embargo, es también cierto que ese propósito (“prothesis”, G4286) necesita ser instalado y tenemos que aprender a vivir con él.
El sermón de Spurgeon que hemos citado dice lo siguiente:
“
Spurgeon avanza a compartir en ese sermón que el desarrollo del carácter de ese pueblo fue desarrollado mediante las siguientes asignaturas:
Sobre estas últimas asignaturas hay que comentar que muchos Cristianos oran con frecuencia para que el Señor bendiga sus planes. El Cristiano que ha pasado por esta Universidad reconoce que la oración correcta debe ser para conocer si los planes nuestros forman parte de los planes de Dios. Si esos planes no forman parte del programa divino, entonces no serán bendecidos. Si esos planes forman parte de los planes divinos, no hay que orar para que Dios los bendiga porque ya tienen la bendición de Dios. Lo que corresponde hacer es ponerlos en acción.
Vivir en el propósito de Dios es el reconocimiento de la Presencia de lo sagrado, de la santidad de Dios en nosotros. La selección de una labor que sea consistente con esa Presencia casi siempre está ligada a las crisis que enfrentamos en la vida. Usualmente es en una crisis que decidimos abandonar los entuertos del día a día y dejar que la vida nos haga preguntas. La mayoría de esas preguntas son de carácter existencial: quienes somos y para qué estamos aquí.
Uno de los beneficios de las crisis es que usualmente nos permiten dejar a un lado las preocupaciones tontas, los conflictos y la necesidad de estar en el control de las situaciones. Casi siempre es allí que nos damos cuenta de que la vida es corta y cada momento en ella precioso. La Biblia dice que el Señor “nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos” (2 Tim 1:9)
El propósito de Dios tiene que ser la cualidad en la que queremos centralizar nuestro mundo, orientar nuestra vida, nuestro trabajo y nuestra vida de adoración.
La cuarta enseñanza, la de la permanencia, la de reconocer que no hay marcha atrás en la peregrinación del pueblo de Dios, también está ligada a la educación y los niveles de adiestramiento en el desierto. Las expresiones iniciales de Dios que encontramos en el Pacto del Sinaí (Éxo 19:1-6) recogen como algo imperativo el escuchar a Dios y guardar Sus mandamientos.
Jesucristo amplía estas condiciones en su mensaje. Leemos en el Evangelio de Juan que Cristo dijo o siguiente acerca de esto:
“
El mandato es que hay permanecer en el amor del Señor y para esto hay que guardar Sus mandamientos. Nuestro gozo está directamente relacionado a esas condiciones. Pero hay más: Jesucristo dijo que esta condición era imprescindible para poder ser sus discípulos (Jn 8:31). Además, que para poder permanecer en Él hay que andar como Cristo anduvo (1 Jn 2:6)
¿En qué consiste la importancia de escuchar y escudriñar la Palabra para adquirir este aprendizaje? La importancia reside en que la Biblia dice que la Palabra de Dios permanece para siempre (Isa 40:8; 1Ped 1:23-25). Además, que esa Palabra tiene que permanecer en nosotros (1 Jn 2:14) y que aquellos que hacen la voluntad del Señor (escrita en Su Palabra) permanecen para siempre (1 Jn 2:17).
El Señor está buscando una generación que salga de Egipto, de la cueva, para dar buen testimonio de lo que significa ser un verdadero creyente en Cristo. Esa generación tiene que desarrollar el arte de escuchar la Palabra de Dios y la disciplina de escudriñarla constantemente.
“
La quinta enseñanza, la de la provisión divina, está ligada a la total dependencia del poder de Dios y a la cercanía y apropiación de Cristo. El trayecto del Mar Rojo a la Tierra Prometida está caracterizado por la provisión divina. El nuestro también lo estará.
Se acerca una bonanza económica para nuestro País que será producida por las inversiones y la manufactura de productos farmacéuticos. El gobierno Norteamericano está caminando con paso firme para no querer depender más de la manufactura Asiática para las medicinas que se consumen en nuestra nación. Tal y como hemos venido adelantando, es aquí que Dios va a insertar a Puerto Rico en las bonanzas económicas. Hay que intensificar la oración para que los gobiernos locales de turno no echen a perder esas bendiciones.
Pero hay algo que va mucho más allá de la provisión divina. Esto último puede ser validado con tan solo considerar que Jesucristo es el maná vivo que descendió del cielo (Jn 6:51-58). O sea, que cuando el pueblo de Israel estaba extendiendo sus manos para agarrar el pan, estaban simbólicamente extendiendo la mano para agarrar a Jesucristo. A nosotros se nos estará pidiendo que agarremos a Cristo. Así como ellos se llevaban el maná para sus tiendas, así nosotros tenemos que llevárnoslo para nuestros hogares.
Dios es más que suficiente para sustentarnos en cualquier circunstancia. Él sigue siendo Yavé Jireh. Pero, ¿de qué sirven los panes y los peces, si perdemos la comunión o la compañía de Aquél que los puede multiplicar? El texto de Mat 6:33 nos invita a buscar primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas nos serán añadidas.
Dios es la porción de nuestra herencia (Sal 16:5). Él es la roca de nuestros corazones y nuestra porción para siempre (Sal 73:26). La Nueva Traducción Viviente recoge este verso del Salmo 73 de la siguiente manera:
“
Esta enseñanza tiene que ver con apropiarse de Dios.
La sexta enseñanza, la de la posesión, trata de poder desarrollar las metodologías espirituales y volitivas para estar preparados para poseer lo que Dios nos ha prometido. Esto requiere prepararse para los conflictos, porque las posesiones que Dios nos ha dado requieren conquistas.
Este es un tema que tendremos que analizar en otro momento.
Es obvio que ninguno de estos adiestramientos y aprendizajes pueden ser desarrollados por rutas cortas.
“El pan nuestro de cada día” Dios no prometió ponerlo en nuestras bocas:
El libro del Éxodo es mucho más que una colección de narrativas para explicar cómo se sale de Egipto para llegar a la Tierra Prometida.
El Modelo de David
“¿Cómo podemos lograr que esto [la gloria de Dios] llegue a nuestros hogares? Hay varias repuestas para esta pregunta. Una de ellas tiene que ver con nuestro sentido de responsabilidad ante las tareas que Dios nos asigna. El modelo de Moisés es excelente para corroborar este punto. Hayford destaca en su libro[7] que la fidelidad de Moisés provoca la gloria de Dios en sus responsabilidades (Ex 40:16,19,21,25, 26, 27, 29,30, 32, 33):
“
El Éxodo es entonces una narrativa histórica del desarrollo de la identidad del pueblo de Dios.
Los textos del Pentateuco describen una jornada de 40 años pastoreando en el desierto:
“
“
¿Por qué permite Dios estas cosas?
“
¿Habrá alguien que pueda pensar que la vida de los creyentes puede ser alejada de estos hornos de hierro?
El pueblo de Israel encontró en estas palabras que se recogen en el capítulo 19 del libro del Éxodo las respuestas a las siguientes preguntas:
Los creyentes en Cristo creemos que nosotros somos el Israel de Dios (Gál 6:15-16); somos pueblo de Dios. El Apóstol Pedro lo señaló así:
“
Esa identidad es adquirida gracias al sacrificio de Cristo en el Calvario. Esa identidad también es moldeada por el Espíritu Santo a través de hornos de fundición y de peregrinaciones en nuestros desiertos. No se nos puede olvidar que nosotros somos extranjeros y peregrinos en Egipto.
Pedro dice lo siguiente acerca de esto: “no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese,” (1 Ped 4:12b). Pablo añade a esto lo siguiente: “hasta que todos lleguemos la unidad de la fe” (Efe 4:13a).
Propósitos de cuidado pastoral
Propósitos bíblico- teológicos
Un Rabino llamado Saadya ben Joseph (Saadya Gaon)[9] decía que la liberación era diferente al poder y al libre albedrío. Lo primero es un regalo que recibimos sin que se nos exija participación alguna. Lo segundo es un regalo que nos conmina a cooperar. Solo así, cooperando, decidiendo no regresar a Egipto, es que somos verdaderamente libres.[10] Es de aquí que surge la libertad positiva: algo de que Rousseau se apropió en el desarrollo del Contrato Social.
La Biblia nos dice que el Evangelio establece parámetros similares. Veamos lo que dice el Evangelio de Juan acerca de esto:
“
La Biblia dice que la liberación del yugo del pecado y la salvación del alma son regalos que recibimos como un milagro de Dios a través del sacrificio de Cristo. Este pasaje dice que la vida discipular se desarrolla permaneciendo en la palabra de Cristo. Esa vida se desarrolla conociendo a Cristo que es la verdad (Jn 14:6). Esa vida se desarrolla decidiendo que cambiaremos nuestras conductas pecaminosas para no permanecer en la casa de la esclavitud. Para esto, nos han dado poder del Espíritu Santo y libre albedrío que tenemos que utilizar con sabiduría para cooperar con esta oferta de gracia.
El pueblo de Israel peregrinó aproximadamente durante tres (3) meses entre el Mar Rojo y el Monte Sinaí. Los capítulos 13 al 18 del Libro del Éxodo recogen esas experiencias. Sinaí es mucho más que una montaña. El Monte Sinaí es el lugar en el que Dios establece un Pacto con Su pueblo. Los capítulos 19 al 24 del libro del Éxodo describen todo esto.
Este Pacto es único en su clase por las siguientes razones. En primer lugar, Dios es uno de los participantes del mismo. Esto convierte este pacto en uno singular porque las deidades que se conocen en la historia acostumbran regir a los pueblos: no a pactar con ellos. En segundo lugar, la nación entera fue invitada a pactar con Dios. No fue un Pacto entre Dios y un grupo elitistas o los líderes de ese pueblo (Exo 19:8; 24:3). Este punto se agiganta cuando leemos que el Pacto incluyó a los descendientes de todos los que se encontraban en ese lugar (Dt 29:10-15). En tercer lugar, el Pacto en Sinaí no dependía de relaciones externas a los que pactan.[11] Esto es, sigue siendo un trato entre Dios e Israel.
El Pacto en Sinaí es mucho más que un contrato con obligaciones civiles, morales y sociales. Este pacto establece una relación única entre Dios y Su pueblo. Los lectores deben internalizar que la liberación del pueblo de Israel de la opresión de Egipto no dependía de la conducta de ese pueblo. O sea, esta liberación era un regalo incondicional. En cambio, los resultados del Pacto dependían de la voluntad del pueblo de Israel para obedecer y someterse al gobierno de Dios. O sea, se establecía una relación condicional:
“4 Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí. 5 Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. 6 Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.” (Éxo 19:4-6)
Ese énfasis en “si diereis oído a mi voz” y “guardareis” define las condiciones. O sea, el pueblo de Israel tenía por primera vez ante sí la capacidad para escoger.
El pueblo de Israel encontró en estas palabras que se recogen en el capítulo 19 del libro del Éxodo las respuestas a las siguientes preguntas:
O sea, que este pasaje es un mapa fundamental para la travesía espiritual. Charles Swindoll ha dicho sobre el libro del Éxodo que hay tres (3) enseñanzas principales en todos los procesos que se describen en este. La primera es que la libertad que perdura es el resultado directo de la intervención divina. En segundo lugar, que cuando Dios interviene con procesos de liberación es Él quien decide cuáles son los instrumentos que se van a utilizar para esto. En tercer lugar que el ejercicio para disfrutar de esa liberación requiere es que esta esté balanceada con la sumisión y sujeción a la autoridad divina. [12]
Hay algo que debemos considerar aquí: particularmente aquellos que se acercan a estas aseveraciones batallando contra las disciplinas estrictas que se postulan en los requisitos que establecen en este Pacto. Los resultados de la obediencia o la desobediencia a estos estatutos están ligados a la capacidad que tenía el pueblo para escoger lo que iban a hacer.
Veamos lo que la Biblia dice acerca de esto:
“
Hemos destacado algunas frases en este pasaje con el fin de destacar la capacidad para decidir que identifica y que cubre todos estos procesos. Es el pueblo el que decide si deja su corazón apartarse y/o no escuchar. Es el pueblo el que decide dejarse extraviar e inclinarse a otros dioses. Es al pueblo al que le exhortan a escoger; entre la bendición y la maldición. Escoger implica hacerse responsable de los resultados adscritos a ese proceso de selección.
Los Israelitas han mantenido esto como norma durante toda su existencia. Fue el Rabino Akiva ben Joseph (50 – 132 DC)[13] el que dijo lo siguiente:
“
(Todo ha sido previsto, pero la libertad para escoger ha sido dada)
Fue Jonathan Sacks el que señaló que ver el juego de fútbol en la televisión al otro día de haber ocurrido no le quita la autonomía a los jugadores.
“
Ver ese juego no va a afectar lo que los jugadores decidieron hacer. Nosotros vivimos en el tiempo. Dios vive por encima de este. Dios no está afectado por el tiempo. Diferentes perspectivas de tiempo permiten diferentes niveles de conocimiento.
Esto también implica que las consecuencias de nuestras acciones solo pueden ser observadas mirando atrás. Solo mirando hacia atrás podemos ver la providencia de Dios entretejida en nuestras vidas. Nunca lo podremos lograr mirando hacia el frente. Hacia al frente “mira” la fe, y ella no opera por vista, sino con los espejuelos de la obediencia.
Tenemos entonces que concluir que la estadía del pueblo de Israel frente al Monte de Sinaí va mucho más allá de una oportunidad para recibir los 10 mandamientos y los códigos de conducta. El pueblo de Israel estuvo frente al Monte Sinaí cerca de un año. No se necesita un año para recibir un código de ética. El tiempo frente a este Monte obedece a que el Pacto de Sinaí es un pacto creador; uno que procura crear una nación santa para Dios.
El énfasis en la santidad de la vida, la integridad de la familia, el respecto y la obediencia a la verdad y a la propiedad transforman su mensaje en algo que va más allá de la recepción de los Mandamientos.
El Rdo. Dr. Roberto Amparo Rivera decía en una de sus predicaciones en nuestra Iglesia que los 10 Mandamientos son como un marco que es colocado sobre una obra de arte cuyo precio es tan alto que no puede ser comprada. Esto es mucho más que un documento para ser memorizado.
Las implicaciones que encontramos en todo esto para nuestras realidades pos COVID-19 son inmensas, retadoras y muy intensas. Basta considerar lo que dice 1 Ped 2:9-10 y aplicarle a este pasaje los postulados acerca de lo que hacemos con el ejercicio de la libertad y del libre albedrío:
“
Las experiencias que vivió el pueblo de Israel en el desierto procuraban convertirse en una serie de procesos para la transformación de un grupo de tribus hasta llevarlos a ser una nación. La imagen de las águilas que se utiliza en Éxo 19:4 es muy significativa y adecuada para estos fines. Cuando visitemos las opiniones de Warren Wiersbe acerca de este tema encontraremos que él señala que Israel experimentó tres (3) clases de libertades en los procesos ocurridos entre el Mar Rojo y el Río Jordán. Todas y cada de estas libertades están relacionadas con el desarrollo de las águilas:
¿Cómo aplicamos esto a los procesos de madurez como Cristianos? Estos serán algunos de los énfasis que realizaremos en estas reflexiones.
Moisés representa un nueva forma de liderazgo; ese modelo no lo encontramos en el libro de el Génesis. Este hombre era una combinación de profeta, libertador, dador de leyes, voz de Dios para el pueblo y voz del pueblo para Dios. Su modelo como líder debe ser estudiado con detenimiento. zNunca se comportó como un dictador, ni como un monarca.
Tenemos la necesidad de detenernos a analizar las cosas que Moisés conocía como líder, que cosas sabía y aquellas que no. Ese ejercicio habrá que repetirlo con personajes tales como Aarón, Jetro, María la hermana de Moisés, Séfora la esposa de este, con algunos de los hijos de los sacerdotes y con algunos de los enemigos del pueblo de Israel.
Estos análisis deben poder ayudarnos a identificar características, estilos y filosofías de liderazgo que pudieran se cónsonos con nuestras necesidades posmodernas. Además nos pueden ayudar a identificar estilos de algunos líderes que poseen agendas para alejarnos del Señor.
La Biblia dice que “las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza” (Rom 15:4). La Biblia también nos enseña que estas historias hay que conocerlas porque ellas “te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (2 Tim 3:15). Además, no podemos perder de vista que “16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra ” (2 Tim 3:16-17).
El libro del Éxodo no es una excepción a estas reglas.
Por último, algunos de los sabios de Israel han puntualizado que el libro de El Éxodo es el libro en el que sopla el viento (Exo 10:13,19; 14:21; 15:10). Debe haber más de una avenida para relacionar esto con la experiencia que vive la Iglesia nacida en el Calvario en el día de Pentecostés (Hchs 2:1-13).
Esta aseveración nos conmina a mirar de cerca los bosquejos bíblicos que ofrece el libro del Éxodo, procurando analizar estos con una perspectiva Cristiana. A continuación compartimos el bosquejo de uno de sus capítulos. Este bosquejo sirve como un ejemplo de lo antes dicho.
Bosquejo de los capítulos 19 y parte del 20 del Libro de Éxodo:
Invitamos a los lectores a orar por estos análisis y a estudiar con detenimiento y devoción los 40 capítulos del libro del Éxodo.
Ya conocemos que el Señor sacó a Israel de Egipto para establecer varias enseñanzas o lecciones para la vida de los creyentes de todas las generaciones. Estas lecciones han provocado a varios escritores a dirigir su atención a lo que ha sido llamada la Universidad del Desierto. Fue Charles H. Spurgeon el que señaló que el desierto era el Oxford o el Cambridge para el pueblo de Israel.[1] Esta Universidad es la más antigua del planeta. Su Presidente, su Rector, su Decano, su profesor y su currículo ha sido el mismo por miles de años.
En primer lugar, Dios quería enseñarle a Su pueblo que las rutas cortas casi nunca forman parte de los programas de Dios. Así como Dios no le permitió a los israelitas salir de Egipto por el camino corto, el de los filisteos (Éxo 13:17), tampoco les permitió llegar a la tierra de Canaán por la ruta más sencilla (Nm 14:34). Podemos concluir que en ambos casos la decisión es tomada considerando una necesidad fundamental para cualquier pueblo: su carácter. El desarrollo de nuestro carácter como pueblo de Dios y como hijos suyos, siempre será una prioridad en la voluntad de Dios. Esta enseñanza trata acerca de la prioridad divina; el desarrollo del carácter en los hijos de Dios.
En segundo lugar, Dios quería que los Egipcios conocieran que Él es el Señor. Moisés utiliza este principio cuando intercede ante el Señor, en una de las 10 experiencias de rebeldía del pueblo de Israel (Nm 14:11-20, 22). Dios continua haciéndoles saber a los Egipcios de todas las generaciones que Él es el Señor. Dios los usaría como instrumentos para que el mundo conociera que Él es el Señor. Esta enseñanza trata acerca de la promesa divina.
En tercer lugar, Dios quería hacerle saber a sus hijos que Él tiene planes grandes con este pueblo. Son planes para transformarlo en un reino de reyes y sacerdotes para su gloria. Un modelo de educación transformacional sería puesto en acción en el desierto. Jonathan Sacks resume esto como la jornada de la esclavitud a la libertad:
– La vida en una sociedad injusta (capítulos 1-6 del Éxodo)
– Liberación: 10 plagas (capítulos 7-13)
– División del Mar Rojo (capítulos 14-18)
– Libertad: 10 mandamientos (capítulos 19-20)
– Vida en una sociedad justa (capítulos 21-24).[2]
Dios comienza a asignarle responsabilidades a los seres humanos para el desarrollo de la sociedad que el cielo ideó. Es menos acerca del poder divino y más acerca de un pueblo empoderado para hacer lo que es correcto. O sea, que Dios aparece en estas narrativas como Educador además de ser el Libertador. Esta función divina aparece con mayor claridad en bosquejo de la segunda parte del libro:
– Tabernáculo: instrucción (capítulos 25-31:11)
– Sabbath (capítulos 31:12-18
– Becerro de oro (capítulos 32-34)
– Sabbath (capítulo 35:1-3)
– Tabernáculo: construcción (capítulo 35:4-40)[3]
Esta enseñanza trata acerca del propósito divino.
En cuarto lugar, Dios quiere que Su pueblo conozca que no hay marcha atrás en la peregrinación de este pueblo. Dios estaba dispuesto a esperar al nacimiento y al desarrollo de una nueva generación de Israelitas para cumplir su propósito con ellos. Ellos podían recordar a Egipto constantemente (Nm 11:5), pero no regresarían allá. Esa memoria y ese estilo de pensamiento esclavizado desarrollado en Egipto desaparecería en el desierto.
Para lograr esto necesitarían desarrollar el arte de escuchar. Escuchar la Palabra es más efectivo que leerla. Los maestros de Israel han señalado que ciertamente hay que leerla y escudriñarla. Cristo enfatizó en esto (Jn 5:39). Sin embargo, leerla nos puede provocar a avanzar en sus frases y en sus oraciones, mientras que escucharla nos obliga a colocar la atención en cada palabra. Esta enseñanza trata acerca de la permanencia en Sus propósitos.
En quinto lugar, Dios quería demostrar a los Israelitas que Él era más que suficiente para sustentarles en el desierto. Él es Yavé Jireh: nuestro proveedor. De esta manera los Israelitas no tendrían otra cosa que hacer sino prestar atención a las palabras del Señor, meditar en ellas y ponerlas en acción, ¿Se imagina no tener que cocinar ni preparar alimentos por 40 años? Esta enseñanza trata acerca de la provisión divina.
En sexto lugar, Dios quería que el pueblo de Israel desarrollara confianza en el liderato divino.
Esta era la única manera en que ellos podían prepararse para entrar a la Tierra Prometida.
Esta enseñanza trata acerca de la posesión ofrecida. Estas enseñanzas se repitieron en la vida de Israel antes de cruzar el Jordán. ¿Por qué fueron repetidas? Aparentemente hubo una gran cantidad de estudiantes fracasados en el programa y hubo que repetirlos. Es importante señalar que este sistema de enseñanza posee unas metas y unos componentes individuales, al mismo que posee metas y componente colectivos: “hasta que todos lleguemos…” (Efe 4:13a).
Hay un sermón extraordinario predicado por el Obispo T.D. Jakes acerca de esto: “The Power of His Presence.”[4]
Decíamos en las reflexiones anteriores que en el libro de El Éxodo encontramos que todo está en transición, todo está sufriendo o experimentando cambios. Hay cambios en los puntos de referencia, cambios en el entorno, cambios en los itinerarios diarios, cambios en las tareas, cambios en el idioma (de 2 idiomas a uno solo), cambios en las dietas alimentarias, cambios en las horas de descanso, etc. O sea, que estas escuelas divinas se producirán en medio de muchos cambios.
Hay que aceptar que los cambios son difíciles. Los cambios pueden producir temor, estrés, tensión, incertidumbre, inseguridad. Por ejemplo, las relocalizaciones traen consigo sus propios procesos de pérdida. Nos levantamos en la mañana para enfrentar un vecindario nuevo, cosas desconocidas, ambientes diferentes. Tenemos que internalizar nuevas costumbres y desechar muchas de las anteriores. Israel estaba sufriendo un proceso de relocalización.
Muchos de esos cambios se producen sin que nosotros los veamos y lo único que uno tiene a la mano cuando esto ocurre es la fe:
“
1 Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. 2 Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos.” (Heb 11:1)
“11 La fe es la confianza de que en verdad sucederá lo que esperamos; es lo que nos da la certeza de las cosas que no podemos ver. 2 Por su fe, la gente de antaño gozó de una buena reputación.” NTV
“11 Tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera; es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos. 2 Nuestros antepasados fueron aprobados porque tuvieron fe.” DHH
“11 Tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera; es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos. 2 Nuestros antepasados fueron aprobados porque tuvieron fe.” DHH
Por ejemplo, en Egipto la comida venía en ollas (Éxo 16:3: ollas de carne), pero en el desierto el pan va a venir del cielo, hay que recogerlo y no se puede dejar para mañana (Éxo 16:16-19).
Hay una razón espiritual detrás de esto. La dieta de una persona que está esclavizada no puede ser la misma que la dieta de una persona que ha sido liberada. Hay algo en la alimentación del corazón, de la mente y del alma de ese ser humano que tiene que cambiar. La razón detrás de esto es que sus responsabilidades y obligaciones han cambiado. Además, su salud tiene que ser cuidada. Las aplicaciones espirituales que hay para este punto son interesantísimas.
La primera enseñanza, la del desarrollo del carácter, siempre ha requerido del buen uso del tiempo, del desarrollo del discernimiento para entender el ambiente y de las situaciones que enfrentamos. Esta enseñanza requiere compromiso, valentía, perseverancia, paciencia y desarrollo de la visión de Dios para el creyente.
La escuela para el desarrollo del carácter procura que aprendamos a observar lo que tenemos en las manos y no a buscar lo que no tenemos. En muchas ocasiones no podemos ver lo primero por estar buscando lo segundo. Tomemos como ejemplo el problema que el pueblo de Israel tuvo frente a las aguas amargas: mara (Éxo 15:22-27- 16:1-3). La queja en Mara fue seguida por las doce fuentes de Elim y estas por la murmuración en el desierto). El milagro de las aguas endulzadas fue echado al olvido mes y medio después de haber salido de Egipto (Éxo 16:1; “a los 15 días del segundo mes después de…”). El pueblo de Israel no veía lo primero (los milagros) por estar buscando lo segundo (la satisfacción inmediata).
Los desiertos y esas luchas, incluyendo hasta la forma en que vemos a las personas, son indicadores de la etapa de la vida espiritual en la que estamos y el nivel de entrenamiento en el que hemos sido colocados. Hay que reconocer los caminos del desierto como los espacios en los que Dios está desarrollando nuestro carácter ministerial.
Al mismo tiempo, no se puede dar rienda suelta al temor provocado por la necesidad o por la incertidumbre. Estos escenarios son escenarios de oscuridad que forman parte del adiestramiento. No se puede tener temor de la oscuridad. No nos van a sacar a la luz hasta que la oscuridad haya hecho su trabajo. Es más, hace 11 años el Obispo Milton Granumm decía en Panamá que la luz nos puede matar si salimos antes de tiempo.
Moisés fue un buen ejemplo de esto. Él creía estar listo para la tarea de sacar a Israel de Egipto, solo por sus calificaciones y su estirpe (Hch 7:25). Dwight L. Moody acuñó una expresión que se ha convertido en lapidaria. La evidencia fidedigna del carácter es lo que hacemos cuando nadie nos está viendo. O sea, lo que hacemos en la oscuridad determina lo que haremos en la luz.
Moisés caminaba con lanzas y espadas en Egipto; en carruajes tirados por caballos. Dios lo llevó al desierto durante 40 años para enseñarle a andar con una vara de pastor y a caminar a pie. Las armas que había aprendido a utilizar y a exhibir en Egipto no servían. Moisés necesitó tiempo para aprender a andar con la nueva herramienta y para saber cómo usarla.
Una de las experiencias más difíciles de la vida de cualquier persona es aprender a andar en la oscuridad. Esto puede ser un sinónimo ministerial del anonimato. Es importante destacar que Dios usará los fracasos allí, en el anonimato, para desarrollar hambre y sed de buscar Su presencia.
Esta escuela nos ayuda además a aprender a combatir el temor y la tendencia a enmascararnos.
Es obvio que el desarrollo del carácter no se puede producir utilizando rutas cortas.
La segunda enseñanza, la de la promesa divina está ligada a la compañía del Señor. Dios prometió acompañar a Israel Su Pueblo, así como ha prometido acompañar a la Iglesia: “…y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” (Mat 28:20b).
En ocasiones encontramos creyentes en Cristo preocupados por los enemigos que se han levantado en contra de ellos: enemigos de adentro y de afuera de la Iglesia. La respuesta que le hemos ofrecido a todos y cada uno de ellos ha sido la misma. Hay que ocuparse de servir al Señor, de serle fiel y de crecer en la fe y la madurez de nuestra relación con Él. Dios ha prometido que es Él que le hará saber a Egipto que Él es el Señor. Hay que ocuparse de mantenerse en el propósito y no pre-ocuparse por lo que suceda o provenga de Egipto o de los hijos de Coré que siempre buscan rebelarse.
Su promesa dice que Él está con nosotros si tenemos trabajo y si lo perdemos. Esa promesa dice que Él está con nosotros si hay paz en el hogar, o si hay vientos contrarios que nos amenazan. Su promesa dice que Él está con nosotros cuando el médico dice cáncer o cuando gozamos de salud. Su promesa dice que él está con nosotros cuando Él decide que es el tiempo para llevar a la eternidad a un ser querido.
Los creyentes caminamos a base de Sus promesas. Esta es la escuela en la que Dios nos hace comprobar si somos capaces de seguir siendo fieles y de ser agradecidos antes de llegar a la Tierra Prometida. Esta es la escuela en la que Dios nos enfrenta a situaciones en las que vemos como Él destruye algunos de nuestros sueños, para ver si somos capaces de ponernos de pie, secarnos las lágrimas y de seguir diciéndole que Él es nuestro Dios.
Dios ha prometido levantar a Puerto Rico. Líderes carismáticos como Moisés serán levantados por el Señor en muchos de los rincones del Caribe. Puerto Rico no será la excepción. Son hombres y mujeres que levantarán las manos y los enemigos serán derrotados. Son hombres y mujeres que moverán las varas para sacar agua de las peñas y para dividir los mares. Algunos de nosotros nos estamos preparando para ser los Jetros de esa generación. Dios no falta a Su promesas. Pero el pueblo tiene que aprender a confiar en el Dios que las ha hecho.
La tercera enseñanza, la de los propósitos de Dios, siempre ha requerido una escuela intensa. Es cierto que la Biblia dice en Romanos 8:28 que “a los aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Sin embargo, es también cierto que ese propósito (“prothesis”, G4286) necesita ser instalado y tenemos que aprender a vivir con él.
El sermón de Spurgeon que hemos citado dice lo siguiente:
“
Israel gained by EDUCATION. The Lord was not going to lead a mob of slaves into Canaan to go and behave like slaves there! They had to be tutored. The wilderness was the Oxford and Cambridge for God’s students. There they went to the University, and He taught and trained them, and they took their degree before they entered into the Promised Land. There is no University for a Christian like that of sorrow and trial.”
“Israel ganó a base de la educación. ¡El Señor no iba a dirigir una turba de esclavos a Canaán para permitirles que se comportaran allí como esclavos! Ellos necesitaban clases particulares (tutor). El desierto era el Oxford y el Cambridge para los estudiantes de Dios. Ellos fueron a la Universidad, y Él les enseño y los entrenó, y ellos recibieron su grado antes de entrar a la Tierra Prometida. No hay una Universidad para los Cristianos como la de las aflicciones y las pruebas.”(Traducción libre por el escritor de esta reflexión)
“Israel ganó a base de la educación. ¡El Señor no iba a dirigir una turba de esclavos a Canaán para permitirles que se comportaran allí como esclavos! Ellos necesitaban clases particulares (tutor). El desierto era el Oxford y el Cambridge para los estudiantes de Dios. Ellos fueron a la Universidad, y Él les enseño y los entrenó, y ellos recibieron su grado antes de entrar a la Tierra Prometida. No hay una Universidad para los Cristianos como la de las aflicciones y las pruebas.”(Traducción libre por el escritor de esta reflexión)
Spurgeon avanza a compartir en ese sermón que el desarrollo del carácter de ese pueblo fue desarrollado mediante las siguientes asignaturas:
- Desconfianza en sí mismos (la canción en Elim luego de la murmuración en Mara; Éxo 15:22-26).
- Dependencia diaria (hasta para una gota de agua).
- El poder de la oración.
- La separación de Egipto (los Egipcios nunca bebieron aguas amargas: ellos tenían plagas).
- El lugar que ocupa la obediencia (vv. 26-27).
- La naturaleza de la obediencia (ir más allá de lo que tengo que hacer: qué debo hacer).
- Las promesas adscritas a la obediencia.
Sobre estas últimas asignaturas hay que comentar que muchos Cristianos oran con frecuencia para que el Señor bendiga sus planes. El Cristiano que ha pasado por esta Universidad reconoce que la oración correcta debe ser para conocer si los planes nuestros forman parte de los planes de Dios. Si esos planes no forman parte del programa divino, entonces no serán bendecidos. Si esos planes forman parte de los planes divinos, no hay que orar para que Dios los bendiga porque ya tienen la bendición de Dios. Lo que corresponde hacer es ponerlos en acción.
Vivir en el propósito de Dios es el reconocimiento de la Presencia de lo sagrado, de la santidad de Dios en nosotros. La selección de una labor que sea consistente con esa Presencia casi siempre está ligada a las crisis que enfrentamos en la vida. Usualmente es en una crisis que decidimos abandonar los entuertos del día a día y dejar que la vida nos haga preguntas. La mayoría de esas preguntas son de carácter existencial: quienes somos y para qué estamos aquí.
Uno de los beneficios de las crisis es que usualmente nos permiten dejar a un lado las preocupaciones tontas, los conflictos y la necesidad de estar en el control de las situaciones. Casi siempre es allí que nos damos cuenta de que la vida es corta y cada momento en ella precioso. La Biblia dice que el Señor “nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos” (2 Tim 1:9)
El propósito de Dios tiene que ser la cualidad en la que queremos centralizar nuestro mundo, orientar nuestra vida, nuestro trabajo y nuestra vida de adoración.
La cuarta enseñanza, la de la permanencia, la de reconocer que no hay marcha atrás en la peregrinación del pueblo de Dios, también está ligada a la educación y los niveles de adiestramiento en el desierto. Las expresiones iniciales de Dios que encontramos en el Pacto del Sinaí (Éxo 19:1-6) recogen como algo imperativo el escuchar a Dios y guardar Sus mandamientos.
Jesucristo amplía estas condiciones en su mensaje. Leemos en el Evangelio de Juan que Cristo dijo o siguiente acerca de esto:
“
9 Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. 10 Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. 11 Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.” (Jn 15:9-11)
El mandato es que hay permanecer en el amor del Señor y para esto hay que guardar Sus mandamientos. Nuestro gozo está directamente relacionado a esas condiciones. Pero hay más: Jesucristo dijo que esta condición era imprescindible para poder ser sus discípulos (Jn 8:31). Además, que para poder permanecer en Él hay que andar como Cristo anduvo (1 Jn 2:6)
¿En qué consiste la importancia de escuchar y escudriñar la Palabra para adquirir este aprendizaje? La importancia reside en que la Biblia dice que la Palabra de Dios permanece para siempre (Isa 40:8; 1Ped 1:23-25). Además, que esa Palabra tiene que permanecer en nosotros (1 Jn 2:14) y que aquellos que hacen la voluntad del Señor (escrita en Su Palabra) permanecen para siempre (1 Jn 2:17).
El Señor está buscando una generación que salga de Egipto, de la cueva, para dar buen testimonio de lo que significa ser un verdadero creyente en Cristo. Esa generación tiene que desarrollar el arte de escuchar la Palabra de Dios y la disciplina de escudriñarla constantemente.
“
24 Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.” (1 Jn 3:24)
La quinta enseñanza, la de la provisión divina, está ligada a la total dependencia del poder de Dios y a la cercanía y apropiación de Cristo. El trayecto del Mar Rojo a la Tierra Prometida está caracterizado por la provisión divina. El nuestro también lo estará.
Se acerca una bonanza económica para nuestro País que será producida por las inversiones y la manufactura de productos farmacéuticos. El gobierno Norteamericano está caminando con paso firme para no querer depender más de la manufactura Asiática para las medicinas que se consumen en nuestra nación. Tal y como hemos venido adelantando, es aquí que Dios va a insertar a Puerto Rico en las bonanzas económicas. Hay que intensificar la oración para que los gobiernos locales de turno no echen a perder esas bendiciones.
Pero hay algo que va mucho más allá de la provisión divina. Esto último puede ser validado con tan solo considerar que Jesucristo es el maná vivo que descendió del cielo (Jn 6:51-58). O sea, que cuando el pueblo de Israel estaba extendiendo sus manos para agarrar el pan, estaban simbólicamente extendiendo la mano para agarrar a Jesucristo. A nosotros se nos estará pidiendo que agarremos a Cristo. Así como ellos se llevaban el maná para sus tiendas, así nosotros tenemos que llevárnoslo para nuestros hogares.
- D. Jakes predicaba acerca de esto hace varios meses. El énfasis de esa sección de su sermón era que los creyentes tienen que ponerle su huella digital a ese “maná.”
Dios es más que suficiente para sustentarnos en cualquier circunstancia. Él sigue siendo Yavé Jireh. Pero, ¿de qué sirven los panes y los peces, si perdemos la comunión o la compañía de Aquél que los puede multiplicar? El texto de Mat 6:33 nos invita a buscar primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas nos serán añadidas.
Dios es la porción de nuestra herencia (Sal 16:5). Él es la roca de nuestros corazones y nuestra porción para siempre (Sal 73:26). La Nueva Traducción Viviente recoge este verso del Salmo 73 de la siguiente manera:
“
Puede fallarme la salud y debilitarse mi espíritu, pero Dios sigue siendo la fuerza de mi corazón; él es mío para siempre.”
Esta enseñanza tiene que ver con apropiarse de Dios.
La sexta enseñanza, la de la posesión, trata de poder desarrollar las metodologías espirituales y volitivas para estar preparados para poseer lo que Dios nos ha prometido. Esto requiere prepararse para los conflictos, porque las posesiones que Dios nos ha dado requieren conquistas.
Este es un tema que tendremos que analizar en otro momento.
Es obvio que ninguno de estos adiestramientos y aprendizajes pueden ser desarrollados por rutas cortas.
“El pan nuestro de cada día” Dios no prometió ponerlo en nuestras bocas:
- Eso es para los pajaritos que no saben conseguir su comida
- Hay que estirar los brazos y recogerlo
- “Si estiras tus brazos vas a comer”
El libro del Éxodo es mucho más que una colección de narrativas para explicar cómo se sale de Egipto para llegar a la Tierra Prometida.
- Jonathan Sacks nos dice que el Éxodo es una narrativa de liberación y rescate expresado en términos religiosos.[5]
- Es también la narrativa de una historia secular; una narrativa histórica. Esto no significa que el libro es una representación específica de la historia del Éxodo.
- Jürgen Moltmann
- Uno de los libros de Jürgen Moltmann describe esta relación: “The Coming of God: Christian Eschatology.” En ese libro Moltmann destaca que la presencia y la aparición de la “Shekinah” en la historia está amarrada a la historia de las liberaciones y de las redenciones de Dios y de Israel como comunidad especial de Dios.
- Hay narrativas bíblicas en las que encontramos que la “Shekinah” está lejos mientas que en otras ella desciende. La “Shekinah” estaba en el Jardín del Edén, pero se separó de los seres humanos cuando estos pecaron contra Dios. Hay historias acerca de esa manifestación en todas las narrativas bíblicas desde Abraham hasta Moisés. La “Shekinah” salió de Egipto acompañando a Israel, abriendo el Mar Rojo. La vemos luego reposar sobre el Monte de Sión y sobre el Arca del Pacto.
- Moltmann describe que cada evento de redención del pueblo de Dios es seguido por el regreso de ese pueblo a la “Tierra Prometida”, y por lo tanto del regreso de la “Shekinah” al santuario. [6]
- “Voy de camino a tierra de Canaán”
- La “Shekinah” tiene que regresar al Santuario
El Modelo de David
- Al salir de la cueva no quiere ir a Silo
- La “Shekinah”no está allí
- Hay puerta, lavatorio, y sacrificio
- Hay pan de la proposición, has lámparas encendidas, hay incienso
- Hay cortinas, hay sacerdotes
- Hay canciones y levitas
- Pero Dios nos está allí
- David decide ir al lugar en el que Dios va a estar
- Él se va a asegurar de que Dios esté allí
- ¿Cómo?: Con Alabanza
- “Él habita en las alabanzas de Su pueblo”
- ¿Cómo?: con obediencia
“¿Cómo podemos lograr que esto [la gloria de Dios] llegue a nuestros hogares? Hay varias repuestas para esta pregunta. Una de ellas tiene que ver con nuestro sentido de responsabilidad ante las tareas que Dios nos asigna. El modelo de Moisés es excelente para corroborar este punto. Hayford destaca en su libro[7] que la fidelidad de Moisés provoca la gloria de Dios en sus responsabilidades (Ex 40:16,19,21,25, 26, 27, 29,30, 32, 33):
“
16 Y Moisés hizo conforme a todo lo que Jehová le mandó; así lo hizo.. levantó la tienda…metió el arca en el tabernáculo….encendió las lámparas delante de Jehová…puso el altar de oro…quemó sobre él el incienso aromático….colocó el altar del holocausto….puso la fuente….se lavaban cuando se acercaban al altar, como Dios había mandado…erigió el atrio.”
- ¿Cuál fue el resultado de todo esto?: el verso 34 dice que la gloria de Dios llenó esa casa.”
- La invitación que nos hace el Señor está en pie. Tenemos que decidir que le permitiremos al Señor que desarrolle un proceso de transformación de identidad y del carácter en nosotros. Ya sabemos que ese proceso será desarrollado a través de experiencias en nuestra historia.
El Éxodo es entonces una narrativa histórica del desarrollo de la identidad del pueblo de Dios.
- Es muy importante destacar que Dios no lleva a este pueblo a Canaán en las alas del águila (Éxo 19:4).
- Dios los obliga a confrontar y enfrentar a Faraón.
- Luego de esto, el Señor les permite enfrentar dificultades, marchas, desiertos, crisis, conflictos, luchas, sed, hambre, soledad, frío, temor.
- Es más, ese pueblo se ve obligado a depender de la fe para poder comer, poder beber, poder dormir, y hasta para poder derrotar al enemigo.
- No fueron en carrozas, en Uber, en trenes: Hay huellas de los pies de los caminantes en toda la ruta:
- Nuestras huellas estarán en esta ruta
Los textos del Pentateuco describen una jornada de 40 años pastoreando en el desierto:
“
28 Diles: Vivo yo, dice Jehová, que según habéis hablado a mis oídos, así haré yo con vosotros. 29 En este desierto caerán vuestros cuerpos; todo el número de los que fueron contados de entre vosotros, de veinte años arriba, los cuales han murmurado contra mí. 30 Vosotros a la verdad no entraréis en la tierra, por la cual alcé mi mano y juré que os haría habitar en ella; exceptuando a Caleb hijo de Jefone, y a Josué hijo de Nun. 31 Pero a vuestros niños, de los cuales dijisteis que serían por presa, yo los introduciré, y ellos conocerán la tierra que vosotros despreciasteis. 32 En cuanto a vosotros, vuestros cuerpos caerán en este desierto. 33 Y vuestros hijos andarán pastoreando en el desierto cuarenta años, y ellos llevarán vuestras rebeldías, hasta que vuestros cuerpos sean consumidos en el desierto. 34 Conforme al número de los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra, llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día; y conoceréis mi castigo.” (Núm 14:28-34)
- ¿Cómo se pastorea en un desierto?
- Con mucho trabajo y muchas dificultades.
- ¿Por qué tanto tiempo?
- Es muy probable que el desarrollo de la identidad requiera proceso intergeneracionales.
- Ese libro comienza afirmando que Dios llama “mi pueblo” a los hijos de Israel, a ese grupo de hombres y mujeres que estaba sufriendo todo esto:
“
7 Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias, 8 y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo. 9 El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen. 10 Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel.” (Éxo 3:7-10).
- O sea, que ese pueblo, esclavizado por el poder de Egipto, es considerado el pueblo de Dios.
- Estaban presos y eran oprimidos, pero Dios los consideraba Su pueblo.
- O sea, que todo esto sucedió sabiendo Dios que ese era y sigue siendo su pueblo.
¿Por qué permite Dios estas cosas?
- Esta pregunta es imposible de obviar.
- Sabemos que Dios utilizó ese poder de Egipto como un horno de hierro para moldear el carácter de una nación: el pueblo que Dios había escogido para que fuese suyo:
“
20 Pero a vosotros Jehová os tomó, y os ha sacado del horno de hierro, de Egipto, para que seáis el pueblo de su heredad como en este día.” (Dt 4:20) “3 Y les dirás tú: Así dijo Jehová Dios de Israel: Maldito el varón que no obedeciere las palabras de este pacto, 4 el cual mandé a vuestros padres el día que los saqué de la tierra de Egipto, del horno de hierro, diciéndoles: Oíd mi voz, y cumplid mis palabras, conforme a todo lo que os mando; y me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios;” (Jer 11:3-4)
¿Habrá alguien que pueda pensar que la vida de los creyentes puede ser alejada de estos hornos de hierro?
- La formación de nuestro carácter y de nuestra identidad como pueblo de Dios tiene como génesis estos hornos.
- Las experiencias que vivió el pueblo de Israel en el desierto procuraban convertirse en una serie de procesos para la transformación de un grupo de tribus hasta llevarlos a ser una nación.
- La imagen de las águilas que se utiliza en Éxo 19:4 es muy significativa y adecuada para estos fines.
- Cuando visitemos las opiniones de Warren Wiersbe acerca de este tema encontraremos que él señala que Israel experimentó tres (3) clases de libertades en los procesos ocurridos entre el Mar Rojo y el Río Jordán. Todas y cada de estas libertades están relacionadas con el desarrollo de las águilas:
- Libertad de (fuera del nido)
- Libertad en (sintiéndose en casa mientras están volando)
- Libertad para (cumplir su propósito en la vida)[8]
El pueblo de Israel encontró en estas palabras que se recogen en el capítulo 19 del libro del Éxodo las respuestas a las siguientes preguntas:
- ¿Qué ha hecho Dios? (v. 4)
- ¿Qué nos pide Dios? (v. 5a)
- ¿Quiénes nos ofrece Dios? (v. 5b)
- ¿Qué se nos pide que hagamos y que seamos (v. 6)
Los creyentes en Cristo creemos que nosotros somos el Israel de Dios (Gál 6:15-16); somos pueblo de Dios. El Apóstol Pedro lo señaló así:
“
9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; 10 vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia. 11 Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma,” (1 Ped 2:9-11)
Esa identidad es adquirida gracias al sacrificio de Cristo en el Calvario. Esa identidad también es moldeada por el Espíritu Santo a través de hornos de fundición y de peregrinaciones en nuestros desiertos. No se nos puede olvidar que nosotros somos extranjeros y peregrinos en Egipto.
Pedro dice lo siguiente acerca de esto: “no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese,” (1 Ped 4:12b). Pablo añade a esto lo siguiente: “hasta que todos lleguemos la unidad de la fe” (Efe 4:13a).
Propósitos de cuidado pastoral
- Desarrollar conciencia acerca de lo que nos puede esperar en la travesía que sigue a la salida del período de cuarentena provocado por el COVID-19.
- Identificar las herramientas necesarias para manejar adecuadamente los procesos de transformación que experimentaremos en esa travesía.
- Aquilatar los encuentros que tendremos con el Señor y de sus invitaciones, para discernir las respuestas que Él espera de nosotros durante esta temporada.
- Crecer en nuestra relación con el Señor. Esto es, procurar alcanzar la madurez necesaria para poder entrar a los períodos de cumplimiento de las promesas que Él nos ha hecho.
- Establecer puntos de referencia entre nuestra travesía y la que vivió el pueblo de Israel en todos sus procesos.
Propósitos bíblico- teológicos
- Analizar el significado de la libertad.
Un Rabino llamado Saadya ben Joseph (Saadya Gaon)[9] decía que la liberación era diferente al poder y al libre albedrío. Lo primero es un regalo que recibimos sin que se nos exija participación alguna. Lo segundo es un regalo que nos conmina a cooperar. Solo así, cooperando, decidiendo no regresar a Egipto, es que somos verdaderamente libres.[10] Es de aquí que surge la libertad positiva: algo de que Rousseau se apropió en el desarrollo del Contrato Social.
La Biblia nos dice que el Evangelio establece parámetros similares. Veamos lo que dice el Evangelio de Juan acerca de esto:
“
31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. 33 Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres? 34 Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. 35 Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. 36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. ” (Jn 8:31:-36)
La Biblia dice que la liberación del yugo del pecado y la salvación del alma son regalos que recibimos como un milagro de Dios a través del sacrificio de Cristo. Este pasaje dice que la vida discipular se desarrolla permaneciendo en la palabra de Cristo. Esa vida se desarrolla conociendo a Cristo que es la verdad (Jn 14:6). Esa vida se desarrolla decidiendo que cambiaremos nuestras conductas pecaminosas para no permanecer en la casa de la esclavitud. Para esto, nos han dado poder del Espíritu Santo y libre albedrío que tenemos que utilizar con sabiduría para cooperar con esta oferta de gracia.
- Analizar que significa ser el pueblo del Pacto: pueblo de Dios. (1 Ped 2:9-10)
El pueblo de Israel peregrinó aproximadamente durante tres (3) meses entre el Mar Rojo y el Monte Sinaí. Los capítulos 13 al 18 del Libro del Éxodo recogen esas experiencias. Sinaí es mucho más que una montaña. El Monte Sinaí es el lugar en el que Dios establece un Pacto con Su pueblo. Los capítulos 19 al 24 del libro del Éxodo describen todo esto.
Este Pacto es único en su clase por las siguientes razones. En primer lugar, Dios es uno de los participantes del mismo. Esto convierte este pacto en uno singular porque las deidades que se conocen en la historia acostumbran regir a los pueblos: no a pactar con ellos. En segundo lugar, la nación entera fue invitada a pactar con Dios. No fue un Pacto entre Dios y un grupo elitistas o los líderes de ese pueblo (Exo 19:8; 24:3). Este punto se agiganta cuando leemos que el Pacto incluyó a los descendientes de todos los que se encontraban en ese lugar (Dt 29:10-15). En tercer lugar, el Pacto en Sinaí no dependía de relaciones externas a los que pactan.[11] Esto es, sigue siendo un trato entre Dios e Israel.
El Pacto en Sinaí es mucho más que un contrato con obligaciones civiles, morales y sociales. Este pacto establece una relación única entre Dios y Su pueblo. Los lectores deben internalizar que la liberación del pueblo de Israel de la opresión de Egipto no dependía de la conducta de ese pueblo. O sea, esta liberación era un regalo incondicional. En cambio, los resultados del Pacto dependían de la voluntad del pueblo de Israel para obedecer y someterse al gobierno de Dios. O sea, se establecía una relación condicional:
“4 Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí. 5 Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. 6 Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.” (Éxo 19:4-6)
Ese énfasis en “si diereis oído a mi voz” y “guardareis” define las condiciones. O sea, el pueblo de Israel tenía por primera vez ante sí la capacidad para escoger.
El pueblo de Israel encontró en estas palabras que se recogen en el capítulo 19 del libro del Éxodo las respuestas a las siguientes preguntas:
- ¿Qué ha hecho Dios? (v. 4)
- ¿Qué nos pide Dios? (v. 5a)
- ¿Quiénes nos ofrece Dios? (v. 5b)
- ¿Qué se nos pide que hagamos y que seamos (v. 6)
O sea, que este pasaje es un mapa fundamental para la travesía espiritual. Charles Swindoll ha dicho sobre el libro del Éxodo que hay tres (3) enseñanzas principales en todos los procesos que se describen en este. La primera es que la libertad que perdura es el resultado directo de la intervención divina. En segundo lugar, que cuando Dios interviene con procesos de liberación es Él quien decide cuáles son los instrumentos que se van a utilizar para esto. En tercer lugar que el ejercicio para disfrutar de esa liberación requiere es que esta esté balanceada con la sumisión y sujeción a la autoridad divina. [12]
Hay algo que debemos considerar aquí: particularmente aquellos que se acercan a estas aseveraciones batallando contra las disciplinas estrictas que se postulan en los requisitos que establecen en este Pacto. Los resultados de la obediencia o la desobediencia a estos estatutos están ligados a la capacidad que tenía el pueblo para escoger lo que iban a hacer.
Veamos lo que la Biblia dice acerca de esto:
“
17 Mas si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres, 18 yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella. 19 A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; 20 amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar.” (Dt 30:17-20)
Hemos destacado algunas frases en este pasaje con el fin de destacar la capacidad para decidir que identifica y que cubre todos estos procesos. Es el pueblo el que decide si deja su corazón apartarse y/o no escuchar. Es el pueblo el que decide dejarse extraviar e inclinarse a otros dioses. Es al pueblo al que le exhortan a escoger; entre la bendición y la maldición. Escoger implica hacerse responsable de los resultados adscritos a ese proceso de selección.
Los Israelitas han mantenido esto como norma durante toda su existencia. Fue el Rabino Akiva ben Joseph (50 – 132 DC)[13] el que dijo lo siguiente:
“
All is foreseen, yet freedom of choice is given” (Misna, Avot 3:15)
(Todo ha sido previsto, pero la libertad para escoger ha sido dada)
Fue Jonathan Sacks el que señaló que ver el juego de fútbol en la televisión al otro día de haber ocurrido no le quita la autonomía a los jugadores.
“
We live in time. God lives beyond it. Different time perspectives allow for different levels of Knowledge.” [14]
Ver ese juego no va a afectar lo que los jugadores decidieron hacer. Nosotros vivimos en el tiempo. Dios vive por encima de este. Dios no está afectado por el tiempo. Diferentes perspectivas de tiempo permiten diferentes niveles de conocimiento.
Esto también implica que las consecuencias de nuestras acciones solo pueden ser observadas mirando atrás. Solo mirando hacia atrás podemos ver la providencia de Dios entretejida en nuestras vidas. Nunca lo podremos lograr mirando hacia el frente. Hacia al frente “mira” la fe, y ella no opera por vista, sino con los espejuelos de la obediencia.
Tenemos entonces que concluir que la estadía del pueblo de Israel frente al Monte de Sinaí va mucho más allá de una oportunidad para recibir los 10 mandamientos y los códigos de conducta. El pueblo de Israel estuvo frente al Monte Sinaí cerca de un año. No se necesita un año para recibir un código de ética. El tiempo frente a este Monte obedece a que el Pacto de Sinaí es un pacto creador; uno que procura crear una nación santa para Dios.
El énfasis en la santidad de la vida, la integridad de la familia, el respecto y la obediencia a la verdad y a la propiedad transforman su mensaje en algo que va más allá de la recepción de los Mandamientos.
El Rdo. Dr. Roberto Amparo Rivera decía en una de sus predicaciones en nuestra Iglesia que los 10 Mandamientos son como un marco que es colocado sobre una obra de arte cuyo precio es tan alto que no puede ser comprada. Esto es mucho más que un documento para ser memorizado.
Las implicaciones que encontramos en todo esto para nuestras realidades pos COVID-19 son inmensas, retadoras y muy intensas. Basta considerar lo que dice 1 Ped 2:9-10 y aplicarle a este pasaje los postulados acerca de lo que hacemos con el ejercicio de la libertad y del libre albedrío:
“
9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; 10 vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.”
- Analizar los efectos y las implicaciones de la madurez
Las experiencias que vivió el pueblo de Israel en el desierto procuraban convertirse en una serie de procesos para la transformación de un grupo de tribus hasta llevarlos a ser una nación. La imagen de las águilas que se utiliza en Éxo 19:4 es muy significativa y adecuada para estos fines. Cuando visitemos las opiniones de Warren Wiersbe acerca de este tema encontraremos que él señala que Israel experimentó tres (3) clases de libertades en los procesos ocurridos entre el Mar Rojo y el Río Jordán. Todas y cada de estas libertades están relacionadas con el desarrollo de las águilas:
- Libertad de (fuera del nido)
- Libertad en (sintiéndose en casa mientras están volando)
- Libertad para (cumplir su propósito en la vida)[15]
¿Cómo aplicamos esto a los procesos de madurez como Cristianos? Estos serán algunos de los énfasis que realizaremos en estas reflexiones.
- Analizar las características del liderazgo necesario para el desarrollo de estas tareas
Moisés representa un nueva forma de liderazgo; ese modelo no lo encontramos en el libro de el Génesis. Este hombre era una combinación de profeta, libertador, dador de leyes, voz de Dios para el pueblo y voz del pueblo para Dios. Su modelo como líder debe ser estudiado con detenimiento. zNunca se comportó como un dictador, ni como un monarca.
Tenemos la necesidad de detenernos a analizar las cosas que Moisés conocía como líder, que cosas sabía y aquellas que no. Ese ejercicio habrá que repetirlo con personajes tales como Aarón, Jetro, María la hermana de Moisés, Séfora la esposa de este, con algunos de los hijos de los sacerdotes y con algunos de los enemigos del pueblo de Israel.
Estos análisis deben poder ayudarnos a identificar características, estilos y filosofías de liderazgo que pudieran se cónsonos con nuestras necesidades posmodernas. Además nos pueden ayudar a identificar estilos de algunos líderes que poseen agendas para alejarnos del Señor.
La Biblia dice que “las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza” (Rom 15:4). La Biblia también nos enseña que estas historias hay que conocerlas porque ellas “te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (2 Tim 3:15). Además, no podemos perder de vista que “16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra ” (2 Tim 3:16-17).
El libro del Éxodo no es una excepción a estas reglas.
Por último, algunos de los sabios de Israel han puntualizado que el libro de El Éxodo es el libro en el que sopla el viento (Exo 10:13,19; 14:21; 15:10). Debe haber más de una avenida para relacionar esto con la experiencia que vive la Iglesia nacida en el Calvario en el día de Pentecostés (Hchs 2:1-13).
Esta aseveración nos conmina a mirar de cerca los bosquejos bíblicos que ofrece el libro del Éxodo, procurando analizar estos con una perspectiva Cristiana. A continuación compartimos el bosquejo de uno de sus capítulos. Este bosquejo sirve como un ejemplo de lo antes dicho.
Bosquejo de los capítulos 19 y parte del 20 del Libro de Éxodo:
- Una vida de madurez (Éxo 19:1-4)
- Una vida digna (Éxo19:5-8)
- Una vida de santidad (Éxo 19:9-25)
- Un vida de responsabilidad (Éxo 20:1-17)
Invitamos a los lectores a orar por estos análisis y a estudiar con detenimiento y devoción los 40 capítulos del libro del Éxodo.
Referencias:
[1] Marah better than Elim. NO. 2301 A sermon intended for reading on Lord’s-Day, Marzo 26,1893. Predicado por Charles H. Spurgeon en el Metropolitan Tabernacle, Newington, el jueves 4 de Abril de 1889.
[2] Sacks, Jonathan. Exodus: The Book of Redemption (Covenant & Conversation 2), p.330. Kindle Edition.
[3] Ibid. p. 322.
[4] https://www.youtube.com/watch?v=_DxtXuRASV4
[5] Sacks, Jonathan. Exodus: The Book of Redemption (Covenant & Conversation 2) (p. 9). Kindle Edition.
[6] Moltmann, Jürgen. 1996. The Coming of God: Christian Eschatology Ltd St Albans Place, London: SCM Press, (1996) (p.304).
[7] Hayford, Jack. 1994. La Gloria en su Casa. Miami: Editorial Vida.
[8] Wiersbe, Warren W.. Be Delivered (Exodus): Finding Freedom by Following God (The BE Series Commentary) (p. 120). David C Cook. Kindle Edition.
[9] http://www.jewishencyclopedia.com/articles/12953-saadia-b-joseph-sa-id-al-fayyumi.
[10] Michael Walzer. 1985. Exodus and Revolution. np: BasicBooks (pp. 79-82).
[11] Sacks, Jonathan. Exodus: The Book of Redemption (Covenant & Conversation 2) (p. 11). Kindle Edition.
[12] Swindoll, Charles R. GOD’s Masterwork: Genesis through Second Chronicles, Vol 1. Insight for Living: Anaheim California (p.25)
[13] http://www.jewishencyclopedia.com/articles/1033-akiba-ben-joseph
[14] Sacks, Jonathan. Genesis: The Book of Redemption (Covenant & Conversation 1) (loc 4727). Kindle Edition.
[15] Wiersbe, Warren W.. Be Delivered (Exodus): Finding Freedom by Following God (The BE Series Commentary) (p. 120). David C Cook. Kindle Edition.
[1] Marah better than Elim. NO. 2301 A sermon intended for reading on Lord’s-Day, Marzo 26,1893. Predicado por Charles H. Spurgeon en el Metropolitan Tabernacle, Newington, el jueves 4 de Abril de 1889.
[2] Sacks, Jonathan. Exodus: The Book of Redemption (Covenant & Conversation 2), p.330. Kindle Edition.
[3] Ibid. p. 322.
[4] https://www.youtube.com/watch?v=_DxtXuRASV4
[5] Sacks, Jonathan. Exodus: The Book of Redemption (Covenant & Conversation 2) (p. 9). Kindle Edition.
[6] Moltmann, Jürgen. 1996. The Coming of God: Christian Eschatology Ltd St Albans Place, London: SCM Press, (1996) (p.304).
[7] Hayford, Jack. 1994. La Gloria en su Casa. Miami: Editorial Vida.
[8] Wiersbe, Warren W.. Be Delivered (Exodus): Finding Freedom by Following God (The BE Series Commentary) (p. 120). David C Cook. Kindle Edition.
[9] http://www.jewishencyclopedia.com/articles/12953-saadia-b-joseph-sa-id-al-fayyumi.
[10] Michael Walzer. 1985. Exodus and Revolution. np: BasicBooks (pp. 79-82).
[11] Sacks, Jonathan. Exodus: The Book of Redemption (Covenant & Conversation 2) (p. 11). Kindle Edition.
[12] Swindoll, Charles R. GOD’s Masterwork: Genesis through Second Chronicles, Vol 1. Insight for Living: Anaheim California (p.25)
[13] http://www.jewishencyclopedia.com/articles/1033-akiba-ben-joseph
[14] Sacks, Jonathan. Genesis: The Book of Redemption (Covenant & Conversation 1) (loc 4727). Kindle Edition.
[15] Wiersbe, Warren W.. Be Delivered (Exodus): Finding Freedom by Following God (The BE Series Commentary) (p. 120). David C Cook. Kindle Edition.
Colaboradores:
Reflexión pastoral: Rev. Mizraim Esquilín-García, PhD. / Pastor de Comunicaciones: Mizraim Esquilín-Carrero, Jr. / Webmaster: Hno. Abner García / Social-Media : Hna. Frances González / Montaje reflexión-web/curadora Heraldo Digital-WordPress: Hna. Eunice Esquilín-voluntaria / Diseñadora El Heraldo Institucional Edición Impresa Interactiva en InDesign CC: Hna. Eunice Esquilín-voluntaria / Fotografías gratuitas: Recuperadas de Unsplash.com por: Nong Vang / David Boca / Diego PH / Benwhite/Priscilla Du Preez /Mathew-Schwartz /Monika Grabkowska. Imagen editada en Photoshop CC: Hna. Eunice Esquilín López – voluntaria 21 de junio del 2020.
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