750 • Entre el Mar Rojo y la Tierra Prometida: “La transformación de un pueblo” – Parte IV • El Heraldo Digital del 28 de junio del 2020 • Volumen XV

Entre el Mar Rojo y la Tierra Prometida: “La transformación de un pueblo” [Parte IV]

Pastor Rector: Mizraim Esquilín-García
4 Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí. 5 Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. 6 Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.”   (Éxo 19:4-6)

Las reflexiones anteriores nos han permitido ensamblar una visión panorámica de los temas más relevantes que encontramos en la ruta entre el Mar Rojo y la Tierra Prometida. Ahora hace falta detenernos a examinar los puntos que hemos identificado en esas narrativas bíblicas.

El pueblo de Israel salió del cautiverio en Egipto a enfrentar un proceso de capacitación y de transformación en el desierto antes de llegar a la Tierra Prometida. Sin esta Universidad, título que le impuso Charles H. Spurgeon[1] a este proceso, este pueblo no hubiera sido capaz de hacer buen uso de las bendiciones prometidas, ni de poder asimilar los retos que esta Tierra les presentaría.

El texto bíblico que da inicio a esta reflexión presenta la meta y los objetivos de esta jornada; este pasaje define el propósito divino con ese pueblo.

Es muy interesante que esa definición es ofrecida por Dios antes de entrar a la Tierra Prometida y que esto viene acompañado de la Ley que va a regir en una Tierra que no habían recibido. O sea, esto es similar a recibir la Constitución del País y las definiciones y el alcance de su ciudadanía antes de poseer la tierra.  Hay mucho más en este pasaje: se trata de la definición de la misión de ese pueblo, antes de ocupar el lugar en el que habrían de desarrollarse como nación.

Hace 23 años Richard J. Leider escribió un libro titulado “The Power of Purpose”. Leider postula en ese libro que el propósito nos puede ofrecer la voluntad de vivir y que podemos morir si no lo tenemos. Cuando encontramos el propósito de nuestras vidas es entonces que logramos vivir con dignidad y que somos capaces de ser realmente compasivos. El propósito, dice Leider, es lo único que no nos pueden quitar. Él añade que el proceso de abrir el cofre que lo contiene y desarrollar la valentía para vivirlo es lo que él llama el Poder del Propósito. Esto, añade él, es la tarea de desarrollo más importante que podemos emprender. Encontrar el propósito y el poder del propósito.

Israel tenía ante sí ese reto. Ese pueblo tenía ante sí la oportunidad de aceptar el diseño de Dios y descubrir el poder que este propósito trae consigo. Todo esto requiere el uso de unos niveles de fe que Israel tendría que desarrollar en el desierto. No olvidemos que es la fe la que permite que Dios nos vea como producto terminado. La definición que ofrece el Nuevo Testamento para el concepto “producto terminado” es “justificado”. El Padre nos justifica cuando aceptamos a Cristo,” (Rom 3:28; 5:1-2; Gál 2:16). Lo que esto significa es que Dios nos ve como gente justa y santa, aunque todavía estemos atravesando los procesos de santificación. Esto es muy bueno, porque nos abre espacios para una gracia inefable. Sin embargo, posee sus dificultades porque Dios nos ve como producto terminado y no va a cesar de trabajar en y con nosotros hasta alcanzar que lo seamos.

Israel tenía ante sí un gran reto; un reto espiritual. Sacks resume esta idea señalando que esta es una fe social, que describe un “network” (una red) de relaciones porque la nación entera es el tesoro, y toda ella está compuesta por reyes y sacerdotes. Es un trato con cada familia y con cada una de las comunidades que ellos componían; todo el mundo poseía un rol en esta definición.[2] Sacks añade que esto que ellos, gente ordinaria, iban a conseguir como pueblo, ni siquiera Moisés lo pudo alcanzar. Moisés nunca fue rey y tampoco fue investido con vestiduras sacerdotales. Este escritor puntualizaba con esto que es por esto que una nación es más grande que un individuo.

Abrir o liberar ese propósito es en última instancia una peregrinación espiritual. Leider opina que según vamos madurando ese propósito se hace más profundo, más rico y más sabio. Además, para este escritor el propósito posee un componente vicario, sacrificial muy grande. El cita a Charles Handy, en su libro “The Age of Paradox”,  señalando que la verdadera satisfacción se obtiene viendo el crecimiento, el desarrollo, la satisfacción y el gozo de otras personas. [3] Es esto lo que le sucede a los padres, a los maestros y a los grandes gerentes que poseen la visión correcta. Viven y se gozan para ver que sus hijos y sus nietos, la gente que está bajo su supervisión alcance satisfacción, gozo, crecimiento y productividad en sus vidas.

¿Cuál es el propósito de Dios para Israel? En primer lugar, Dios lo quiere exhibir como su especial tesoro en todos los pueblos de la tierra. En segundo lugar, Dios quiere que ese tesoro tenga la forma de real sacerdocio y de gente santa. Ese es el propósito de Dios para Israel.

¿Qué dice la Biblia acerca del propósito de Dios para la Iglesia? En primer lugar la Biblia dice que así como le sucedió a Israel, Dios ha establecido un propósito con Su Iglesia. Leemos que el Apóstol Pablo le hace saber lo siguiente a la Iglesia en Efeso:

10 para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, 11 conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor, 12 en quien tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en él;”   (Efe 3:10-12)

Este pasaje dice ese propósito también requiere unas dimensiones de fe que hay que alcanzar en el camino. Además, posee un componente de fe social extraordinario porque el peso se coloca sobre la Iglesia y no sobre un individuo. Pablo añade sobre esto que esa meta se alcanza cuando “todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;” (Ef 4:13)

Este pasaje dice que el propósito que Dios tiene con la Iglesia incluye una dimensión más alta que la de Israel. La Iglesia tiene que dar a conocer la multiforme (el “manifold”) sabiduría de Dios a los principados y las potestades que hay en los cielos. La Nueva Traducción Viviente lo explica con mayor claridad:

10 El propósito de Dios con todo esto fue utilizar a la iglesia para mostrar la amplia variedad de su sabiduría a todos los gobernantes y autoridades invisibles que están en los lugares celestiales. 11 Ese era su plan eterno, que él llevó a cabo por medio de Cristo Jesús nuestro Señor.12 Gracias a Cristo y a nuestra fe en él,[d] podemos entrar en la presencia de Dios con toda libertad y confianza.”  (NTV)

La Biblia añade a esto que las personas que pueden confiar en que todo en la vida estará dispuesto para su bien son aquellas que aman a Dios y que se encuentran en ese propósito (Rom 8:28).

¿Cómo debe lucir ese pueblo llamado a desarrollar esta tarea tan trascendental? La Biblia dice lo siguiente :

9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; 10 vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.”(1 Ped 2:9-10)

Este es el mejor contexto para entender por qué es que el propósito tiene que ser definido como una jornada, una peregrinación espiritual. Recuerdo una visita que hice al principio de los años 90’s a la Clínica Mayo en Jacksonville, Florida. Estaba allí para visitar al siempre amado Chegüan (Juan José García Ríos). En una de sus facilidades choqué con la definición de espiritualidad que ellos han abrazado:

La espiritualidad como proceso dinámico ayuda a los individuos a descubrir significado y propósito en sus vidas, aun en medio de tragedias personales, crisis, estrés, enfermedad, dolor y sufrimiento. Este proceso es una búsqueda interna. Esta búsqueda involucra apertura a las insistencias (‘pomptings’) del alma de uno o del espíritu, silencio, contemplación, meditación, oración, diálogo interior y/o discernimiento. La espiritualidad empodera a una persona a estar completamente comprometida con las experiencias de la vida desde el nacimiento hasta la muerte, porque mediante estas él/ella descubre sabiduría interior y vitalidad que le dan significado y propósito a todos los eventos en la vida y a las relaciones.” (Traducción libre por el escritor de esta reflexión)

No olvidemos que nuestro mundo es esencialmente espiritual y que cada criatura ha sido creada a la imagen de Dios con unos dones únicos y con el propósito de usar esos dones para contribuciones valiosas al mundo.

Leider señala que el propósito es la razón por la que nacemos. Es el “quest” (la búsqueda) del alma desde que nacemos y que el reto del ser humano es descubrirlo. Los creyentes en Cristo creemos que esta búsqueda es mucho más fácil cuando aceptamos que Dios ha definido el propósito nuestro, el de nuestras vidas. Descubrirlo se convierte entonces en un asunto de encontrar y aceptar la revelación de Dios. Es cierto que hay propósitos individuales dentro de esta definición. Todos ellos son correctos en la medida en que nos mantiene alineados con el propósito central que Dios ha definido para nosotros.

El propósito se convierte entonces en la dimensión más profunda en nosotros. Es el “central core”, el núcleo central, la esencia de nuestras vidas. Es la cualidad que escogemos para darle forma a nuestra vida. Es una fuente de energía y dirección. Israel y la Iglesia han recibido esto de las manos de Dios.

Leider añade que el propósito tiene adscrito un llamado.  Es por esto que tener propósito es uno de los requisitos básicos para disfrutar la vida. El propósito  nos permite saber quiénes somos y para qué estamos aquí. El propósito desata evidencias de que somos y sabemos que somos gente que no solo es buena, sino que conocemos que estamos alineados con el plan de Dios.

Esto ayuda a clarificar y a satisfacer necesidades básicas. Un buen ejemplo es escuchar al Dr. Abelardo Vargas Rivera decir a su 94 años que su pasión de cada día es poder “escuchar a alguien y poder ayudarle a tener una vida saludable, de calidad.” Es, como dice Leider, la mezcla del espíritu y la curiosidad de un niño con la madurez y la visión de los años. Los especialistas seculares en este campo han definido el propósito como la cualidad en la que queremos centralizar nuestro mundo; orientar nuestra vida y nuestro trabajo. Es poder llegar a momentos de gran transición en la vida y tener respuestas para preguntas tales como “quién soy yo”, “para qué estoy aquí” y “qué estoy tratando de hacer con mi vida.”

Es muy interesante que el pueblo de Israel haya recibido las respuestas para esas preguntas 90 días después de haber salido de Egipto (Éxo 19:1). El propósito definido por Dios en este pasaje conecta las definiciones de trabajo, del éxito, de las transiciones en la vida (divorcio, retiro, pérdida de empleo, muerte de un ser querido, graduación, enfermedad), etc. con una sola manera de sentirse realizado. Para conseguirlo había que alcanzar ser transformado en ese especial tesoro que Dios había definido.

Es aquí que se requiere especificar que el propósito requiere intuición; discernimiento. Esto es independiente del razonamiento consciente que podamos tener.

El propósito definido para Israel no estaba tanto atado a lo que harían como a lo que tenían que ser. Podemos ser capaces de desarrollar un plan tipo Bill Gates para procurar satisfacer las necesidades del mundo que nos rodea con nuestros talentos. Todo esto será hermosísimo, pero carecerá del lustre celestial sin el camino no alcanzamos convertirnos en esos seres humanos que Dios anhela que seamos.

Ese es el llamado: trabajar en esto nos da dirección. Sin ello perdemos el gozo real de trabajar en la vida. Se trata de un estilo de vida, una disciplina para ser practicada cada día en la que somos transformados en ese hombre, en esa mujer que Dios anhela y que al mismo tiempo puede realizar las  tareas asignadas y designadas por el Señor.

¿Para qué nos levantamos cada mañana? La sabiduría para preguntar y la valentía de responder es la esencia de trabajar en el propósito. Sin importar las metas que hayamos podido alcanzar en el plano individual, nos levantamos para anunciar las virtudes de Aquél que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable. Lo podemos hacer porque somos  “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios” (1 Ped 2:9b).

Desde esta perspectiva es que podemos ver con mayor claridad que el propósito es un “inside out processs”; de adentro hacia afuera. Es de esto que habla Pablo en el capítulo tres (3) de  2 Corintios :

18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.” (2 Cor 3:18)

Esto nos permite organizar nuestras vidas, encontrarle sentido y significado a las experiencias de la vida y clarificar los llamados específicos que hemos recibido.

El propósito es una dimensión profunda: desarrolla compromisos con algo más grande que nuestro éxito. La primera pregunta luego de dar gracias por esto es la siguiente: ¿para qué ha permitido Dios que alcancemos estos logros?

Esta perspectiva del propósito tiene que cambiar la forma y la manera (lo externo y los modos)   en que vemos y enfrentamos la vida. Leider cita a Albert Schweitzer cuando este último hacía referencia a algo que él llamó “reverencia por la vida.” Se trata, decía Schweitzer, de “ver la profundidad del río que pasa frente a nosotros.”[4] Esto nos permite adentrarnos en unas nuevas dimensiones y opciones para organizar nuestras vidas, de modo que nuestras vidas puedan tener coherencia. Esto tiene que provocar cambios en el enfoque, en el uso del tiempo, en el uso de los talentos y en el del tesoro. Como decía Richard Gregg: esto un proceso de simpleza voluntaria, sencillez de propósito, sinceridad y honestidad desde el interior, evitando el desorden y las posesiones irrelevantes. Esto nos permite cuidar nuestras energías y nuestros deseos, restringiendo parcialmente algunas de nuestras rutas de vida e involucrando la organización deliberada de los propósitos de la vida.[5]

Es de esto que Pablo le habla a Timoteo cundo le dice lo siguiente:

8 Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, 9 quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos” (2 Tim 1:8-9).

Este es un buen ejemplo que hemos utilizado en otras ocasiones: “Si no te gusta tu trabajo cambia de jefe…..”

Sabemos que hay algunas personas que pueden llegar a pensar que el propósito de Dios les puede alcanzar en el camino. Esto es muy cierto: existen personas que descubren ese propósito casi como un accidente. Tal es el caso de  Rosa Louise McCauley Parks. Esta mujer ha dejado grabado en la historia que cuando subió a un autobús en Montgomery Alabama el 1 de diciembre de 1955. Ella declaró que lo único que llevaba en su mente ese día era regresar a casa después de un día de trabajo. Rosa Parks colocó su nombre en las páginas de los gigantes que abren camino cuando se negó a dejarle su asiento en la sección de gente de color a un caballero blanco, cuando los asientos de las personas blancas estaban todos ocupados. Es cierto que el propósito encontró a Rosa Parks, pero ella no se negó a aceptar su oportunidad ni el reto que estaba frente a ella.

Rosa Louise McCauley Parks y el Dr. Martin Luther King Jr. [Imagen recuperada de https://es.wikipedia.org/wiki/Rosa_Parks#/media/Archivo:Rosaparks.jpg

Teodoro Roosevelt decía que nuestra utilidad principal hacia la humanidad descansa en la capacidad para combinar el poder con un propósito más elevado; más alto. Decía Roosevelt que el poder que no está dirigido por un propósito más alto significa desastre, y el poder más elevado por sí mismo es totalmente inútil si el poder para ponerlo en práctica está ausente. La Biblia enseña vez tras vez que en el caso del propósito de Dios, la ausencia de un poder humano para realizar una tarea puede ser remplazada por otro que ser humano que esté dispuesto a realizar la tarea y convertirse en el ser humano que Dios espera que este sea. Dios puede levantar hijos a Abraham aun de unas piedras (Mat 3:9b). Es interesante saber que al pueblo de Israel se le concedió un plazo de 40 años para trabajar con todo esto. Los resultados de esa peregrinación son muy interesantes. En primer lugar, los Judíos nunca han sido un reino de sacerdotes. De hecho, tal y como puntualiza Jonathan Sacks, ni siquiera Moisés fue ungido como tal.[6] De hecho, ellos ni siquiera pudieron alcanzar que todos ellos fueran profetas (Nm 11:29).

Algunos rabinos en la historia han llegado a la conclusión de que el término que se traduce como sacerdotes (“kohanim”, H3548), puede ser interpretado en este caso como príncipes. Ese el trato que se le da a este concepto para identificar a los hijos de David en 2 Samuel 8:18[7]. Otros rabinos, como Obadiah Sforno (Rabino italiano de los siglos 15 y 16), han dicho que es que los Israelitas se han colocado ante el resto de la humanidad como los hijos de Abraham e hijos de Aarón. Esto es, como sacerdotes mundiales cuya tarea es la de enseñar a la raza humana que todos deben invocar el nombre del Señor y de servirle.[8]

Un dato muy interesante acerca de Sforno es la interpretación que él tenía de la frase “seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra” (Éxo 19:5b). Sforno argumentaba que aunque los Judíos son amados por Dios, así también son amados los justos en todo el planeta porque de Dios es toda la tierra.

Esta tarea Dios se la entregó a la Iglesia; anunciar las virtudes de Aquél que nos llamó de las tinieblas a Su luz admirable.

El desierto fue la escuela, la Universidad preparada por el Señor para ensamblar todo esto. No había interrupciones en las asignaturas en las que se enseñaban estas destrezas, salvo cuando los estudiantes se entretenían con el desierto o se rebelaban contra el Maestro y/o sus dos (2) asistentes.

Los primeros 603,550 alumnos varones que fueron matriculados en esta escuela (Éxo 38:26) fueron dados de baja de la escuela. Estos fueron sustituidos 40 años más tarde por 601,730 (Nm 26:51) que habían nacido en el desierto, o que tenían menos de 20 años cuando la Universidad del desierto abrió sus puertas.

En otras palabras, que se cumple lo que dice la Santa Palabra: tenemos que retener lo que tenemos, aquello que nos han obsequiado, para que ninguno nos quite la corona (Apo 3:11).

¿Por qué Dios prefiere ensayar todo esto en el desierto; antes de que el pueblo entre a la Tierra Prometida? En primer lugar, porque en el desierto se eliminan todas las distracciones y Dios puede poseer toda la atención del pueblo. En este desierto no hay preocupación por las necesidades básicas y tampoco hay muchos enemigos. En segundo lugar, porque tal y como ha dicho TD Jakes en uno de sus sermones,  el Señor tenía que probar si ese pueblo podía ser agradecido antes de entrar a la Tierra Prometida.

Hay que recordar que un reino de reyes y sacerdotes es sinónimo de un reino de adoradores. Este dato es muy relevante porque la estabilización de la vida de adoración/devoción de un adorador, por lo general desestabiliza su entorno. Esto es así porque tan pronto procuramos adorar, la carne se rebela, las potestades celestiales se alteran y nos hacemos sensibles ante cualquier necesidad.

Sabiendo esto, entonces este pueblo necesitaba practicar esto en el desierto para poder entrar en contacto con la desestabilización que ocurriría y poder tomar medidas correctivas al respecto.

Por último, estar en el propósito de Dios es lo más importante para cualquier creyente, sin importar el lugar en el que este se encuentre.
Referencias:

[1] “Marah better than Elim”. NO. 2301 A sermon intended for reading on Lord’s-Day, Marzo 26,1893. Predicado por Charles H. Spurgeon en el Metropolitan Tabernacle, Newington, el jueves 4 de Abril de 1889.
[2] Sacks, Jonathan. Exodus: The Book of Redemption (Covenant & Conversation 2), p.130. Kindle Edition.
[2] Ibid. p. 322.[3] Leider, Richard.1997.“The Power of Purpose: Creating Meaning in your Life and Work” San Francisco: Barret-Koehler, p. 155.
[4] Leider, Richard J. The Power of Purpose: Find Meaning, Live Longer, Better, p. 38. Berrett-Koehler Publishers- Kindle Edition.
[5] Ibid. p 61.
[6] Sacks, Jonathan. Exodus: The Book of Redemption (Covenant & Conversation 2), p.131. Kindle Edition
[7] Entre ellos encontramos a Saadia Gaon, a Rashi y a Rashbam.
[8] Sacks,....Ibid. p. 132.
Colaboradores:

Reflexión pastoral: Rev.  Mizraim Esquilín-García, PhD.  /  Pastor de Comunicaciones: Mizraim Esquilín-Carrero, Jr. / Webmaster: Hno. Abner García  /  Social-Media : Hna. Frances González   / Montaje reflexión-web/curadora Heraldo Digital-WordPress: Hna. Eunice Esquilín-voluntaria  /  Diseñadora El Heraldo Institucional Edición Impresa Interactiva en InDesign CC: Hna. Eunice Esquilín-voluntaria  /  Fotografías gratuitas: Recuperadas de Unsplash.com por: Nong Vang / David Boca / Diego PH / Benwhite/Priscilla Du Preez /Mathew-Schwartz /Monika Grabkowska. Imagen editada en Photoshop CC: Hna. Eunice Esquilín López – voluntaria 28 de junio del 2020.

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