Reflexiones de Esperanza: Alabanzas para el alma: Oraciones que nos hacen cantar “La vida ante los perfectos que provee Dios.” (Parte 5)

Las reflexiones acerca del Salmo 23 han sido enfocadas en el manejo del Síndrome del Burnout y el de la Fatiga por Compasión. Este enfoque nos obliga a hacer un salto cualitativo  para considerar el centro de ese salmo. Ese centro es el inicio del cuarto verso:

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4 Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, (Sal 23:4, RV 1960)

Martin Buber señalaba que este verso iniciaba la transición entre hablar acerca del Buen Pastor, para comenzar a hablar con el Buen Pastor. El Salmo 23 dice que comenzamos a hablar con Él tan pronto entramos al valle de sombra de muerte.

En la batería de reflexiones acerca de estos síndromes esta expresión ha sido clasificada como la Confianza perfecta. Es la expresión de la Confianza perfecta porque nos revela que hay un secreto para evitar que el temor nos domine. Ese secreto es saber y confiar que el Señor Dios está con nosotros.

El texto hebreo que fue traducido así en la versión Reina Valera del 1960 posee una vertiente que esa versión hispana no incluye. El texto en hebreo dice “gam ki eléch begey tsalmawet.” Esto debe ser traducido “aún si camino por el valle de sombra de muerte.” O sea, que este texto puede trascender el tema de la muerte física y el tema de nuestra muerte.

¿Por qué? Lo trasciende porque hay un condicional acerca de ese valle. Además, porque este condicional puede hacernos ver que la muerte física no es una probabilidad cuando esta es una realidad absoluta para todos nosotros. Los seres humanos tenemos que enfrentar la muerte en algún momento en la vida.

Lo trasciende porque puede estar haciendo referencia a la muerte de alguien que amamos y no solo a la nuestra. No olvidemos que este salmo dice que luego de este valle hay una mesa preparada frente a nuestros angustiadores. Nosotros sabemos que los creyentes que se “mudan a los brazos del Señor” no tienen que sentarse en una mesa así en el cielo. En cambio, nosotros, los que nos quedamos de este lado de la eternidad, tenemos que lidiar con las angustias que produce la separación y las decisiones que hay que tomar luego de que esta ocurre. Además, cabe aquí la posibilidad de que esas sombras puedan estar describiendo otra clase de procesos parecidos a la muerte, o que evocan la muerte.

Otra vertiente hermenéutica o de interpretación, es la que plantea que estos valles pueden ser también espacios en los que nosotros decidimos caminar. El Buen Pastor que es descrito en los versos anteriores del Salmo 23, nos guía a otros ambientes. Este salmo no dice que el Buen Pastor nos lleva a ese valle. La buena noticia es que ese salmo garantiza que el Buen Pastor ha prometido estar con nosotros sin importar la naturaleza de los lugares en los que estemos caminando.

Harold S. Kushner ofrece una conclusión sólida para todo este entuerto. Él señala que no es la realidad objetiva de la muerte la que trae esas tinieblas sobre nosotros. Esas sombras provienen del conocimiento que tenemos como seres humanos de que en algún momento vamos a morir.[1] Las vacas, los perros, los canarios, ninguno de ellos vive consciente de que van a morir. Los seres humanos vivimos conscientes de esto.

Algunos filósofos y algunos poetas han llegado a plantear que esa conciencia es el génesis de la angustia. Esto no es cierto porque la Biblia dice que el origen de las angustias es el pecado y la ausencia de Dios (Det 31:17). La Biblia dice que el corazón es la fuente de las angustias (Sal 25:17). Es por esto que estas pueden ser redimidas (Sal 25:22), porque Dios rescata el corazón de aquellos que confiesan su nombre. La buena noticia es que la Biblia dice que Dios conoce nuestra alma en las angustias (Sal 31:7) y que ha prometido estar con nosotros en medio de ellas (Isa 63:9).

Es muy revelador que David haya decidido utilizar el concepto que él llama “sombra de muerte” (“tsalmawet”). Es revelador por las implicaciones que posee ese concepto. Veamos algunas de ellas.

Elmer L. Towns  destaca el hecho de que las sombras siempre han poseído una capacidad metafórica en nuestros pensamientos. Las relacionamos con algunos de los efectos de nuestra imaginación activada, o con la memoria de culpa, o con la inclinación a imaginar lo peor. Towns dice que las relacionamos con la auto-inclinación a lastimarnos. Las sombras no nos pueden lastimar, pero pueden provocar que nosotros nos lastimemos a nosotros mismos. Las sombras también se relacionan al robo o la pérdida de la felicidad. Las relacionamos a las ilusiones, particularmente a aquello que imaginamos y que no está ahí. Sin lugar a dudas, las sombras más temidas son las de la muerte. [2]

Towns enfatiza que el Buen Pastor no le teme a la sombra de muerte porque cuando se encarnó sabía que había una sombra de muerte sobre Él desde el mismo pesebre (Fil 2:5-11).

Es curioso, pero fue Charles H. Spurgeon el que dijo en el contexto del Salmo 23, que las sombras son el producto de la luz sobre un objeto. O sea, que si el valle es de sombra, entonces hay una luz en algún lugar que ha provocado que se formen las sombras. Spurgeon decía que la muerte se estaciona por el lado de la avenida de la vida en la que transitamos. Él añadía que la luz del cielo, brillando sobre ella, lanza una sombra sobre nuestra ruta. Acto seguido, él invitaba al pueblo a regocijarse porque hay una luz por encima de la muerte; por encima del valle de sombra de muerte. Sabiendo esto, entonces no debemos temer a las sombras porque ninguna sombra nos puede detener.

En uno de sus libros, Spurgeon decía que la sombra de un perro no nos puede morder y la sombra de una espada no nos puede herir. Por lo tanto, la sombra de la muerte no nos puede destruir.[3] Este príncipe de los predicadores también enfatizaba que el texto no dice que no existirá el mal. Ese salmo asume que el mal existe, pero nos invita a que no temamos a ningún mal.

El “mal” en este salmo tiene que ser interpretado desde el contexto hebreo en el que este fue escrito. El “râʽâh” (H7451) hebreo representa el mal en su esencia misma, pero también representa la adversidad, la aflicción, las calamidades, los desastres, aquello que nos produce grandes disgustos, el agotamiento y el sufrimiento. Ese concepto incluye entre otras cosas aquello que nos ha hecho daño, la miseria, aquello que es nocivo, la tristeza extrema, aquello que nos irrita, la desdicha y la miseria.

La aplicación de estas traducciones amplia el campo de interpretación de este salmo. El valle de sombra de muerte puede producir todas estas cosas.

El Burnout puede producir un ambiente similar al antes descrito. Christina Maslach y Susan E. Jackson definieron el Burnout como un síndrome de agotamiento emocional, de cinismo que ocurre frecuentemente entre individuos que trabajan atendiendo personas. Ellas han dicho que un aspecto clave del síndrome del burnout es el aumento del sentimiento de agotamiento emocional. Las personas que sufren este síndrome ven que no son capaces de continuar ofreciendo sus servicios en el mismo nivel psicológico en el que lo hacían antes y que esto ocurre según se van reduciendo sus recursos emocionales. Otro aspecto es el desarrollo de actitudes negativas, cínicas y sentimientos acerca de las personas a las que ellos sirven. Esta percepción deshumanizante puede dirigirlos a ver que esas personas se merecen los problemas que tienen.[4]

El agotamiento emocional, la despersonalización y la insatisfacción de logro que son provocadas por el burnout,  pueden hacernos sentir que andamos por ese valle de sombra de muerte.

Sabiendo esto, que este valle se trata de sombras y que la existencia de estas predica que hay una luz: ¿cuál debe ser entonces nuestra respuesta?  La Biblia dice que Jesús es la luz del mundo. Hay que acercarse a esa luz. La Biblia también dice que nosotros podemos caminar en esa luz y que podemos confiar en los beneficios que esto nos va a producir:

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12 Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.     (Jn 8:12)

Hay que analizar la oferta que nos hace Jesús en un contexto más amplio. La frase “sombra de muerte” aparece en varias ocasiones en la Biblia. Veamos algunos ejemplos:

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18 No se ha vuelto atrás nuestro corazón, Ni se han apartado de tus caminos nuestros pasos, 19 Para que nos quebrantases en el lugar de chacales, Y nos cubrieses con sombra de muerte. (Sal 44:18-19)
10 Algunos moraban en tinieblas y sombra de muerte, Aprisionados en aflicción y en hierros, 11 Por cuanto fueron rebeldes a las palabras de Jehová, Y aborrecieron el consejo del Altísimo.   (Sal 107:10-11)
13 Luego que clamaron a Jehová en su angustia, Los libró de sus aflicciones; 14 Los sacó de las tinieblas y de la sombra de muerte, Y rompió sus prisiones. 15 Alaben la misericordia de Jehová, Y sus maravillas para con los hijos de los hombres.  (Sal 107:13-15)
2 El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos.   (Isa 9:2)

Es maravilloso saber que estos pasajes bíblicos confirman que lo único que tenemos que hacer cuando entramos al “tsalmawet”, al valle de sombra de muerte, es clamar y confiar. Clamamos y confiamos y el Buen Pastor nos libra de las aflicciones y nos saca de la sombra de muerte.
Estos ambientes pueden funcionar como prisiones, pero el Buen Pastor ha prometido romperlas. Es maravilloso saber que los pueblos también pueden experimentar esto, pero Dios ha hecho provisión de Su luz para hacerla resplandecer sobre ellos.

El profeta Isaías provee una definición de esa luz:

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6 Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. 7 Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto. (Isa 9:6-7)

La clave para entender estas promesas está en saber y confiar que el Buen Pastor ha decidido estar con nosotros. Esta es una de las promesas básicas de la revelación Escritural. Esta es la promesa que Dios le hizo a Jacob:

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15 He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho. (Gen. 28:15).

Esta es la palabra de afirmación que Dios le dio al profeta Jeremías:

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8 No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová…. 19 Y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte. (Jer 1:8,19)

Esa es la misma palabra que ese profeta le transmitió al pueblo de Judá:

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20 Y te pondré en este pueblo por muro fortificado de bronce, y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo para guardarte y para defenderte, dice Jehová. 21 Y te libraré de la mano de los malos, y te redimiré de la mano de los fuertes. (Jer 15:20)

Este profeta repitió esa promesa en otras ocasiones (Jer 30:11; 42:11; 46:28).

Este es el corazón del mensaje que Dios le dijo a Isaías que tenía que comunicarle al pueblo:

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10 No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.  (Isa 41:10)
5 No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu generación, y del occidente te recogeré. (Isa 43:5).

Es también el mensaje que comunica Hageo a aquellos que regresaron del exilio (Hag. 1:13; 2:4).

Y es la promesa que empoderó a la Iglesia para abrazar la misión que le había sido encomendada.

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y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. (Mat 28:20b)
9 Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles; 10 porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad.  (Hch 18:9-10)

¡Él ha prometido que estará con nosotros! Él es el Emanuel: ¡Dios ha prometido que estará con nosotros!

La Profesora Nancy deClaisse-Walford señala en su análisis del Salmo 23 que en este salmo las palabras familiares de seguridad y afirmación se transforman en oración de confianza, habladas a Dios. Esa frase, “Tú estarás comigo, ” forma parte de ese clamor. Ella destaca que es notable que es precisamente en el medio de la crisis, en el valle de sombra de muerte (“tsalmawet”) que el salmista realiza un cambio “pivotal”; cambia de realizar afirmaciones de su credo, de su fe acerca de Dios, para comenzar a orar con confianza en Dios. Dice ella que es en esos momentos de crisis que el Señor nos mueve de los conceptos abstractos a la experiencia con el Dios vivo, con el que hemos aprendido a relacionarnos, a quien le podemos hablar y en quien podemos confiar.[5]

Por último, un secreto a voces es que este salmo, el salmo 23, compara a los seres humanos con las ovejas. La razón por la que esto ocurre la encontramos en los paralelismos que existen entre las ovejas y nosotros. W. Phillip Keller se hizo famoso por escribir un libro con este acercamiento: “A Shepherd Looks at Psalm 23.” Keller argumenta en ese libro que hay cuatro (4) requisitos que las ovejas necesitan que sean satisfechos antes de acostarse junto a las aguas de reposo. El primer requisito es ser libres de temor. Ellas necesitan que su pastor le garantice que no deben temer. El segundo requisito es estar libres de fricciones con sus pares. Ellas no se sientan si el pastor no garantiza esto. El tercer requisito es la liberación de los parásitos y de las moscas. Ellas no se sientan a menos que el pastor las haya librado de esto. El cuarto requisito es que ellas no se acuestan en el suelo si tienen necesidad de encontrar alimento.[6]

O sea, que las ovejas necesitan sentirse libres del temor, de las tensiones, de aquello que las irrita y/o que las enferma, así como libertad del hambre.

El burnout se produce cuando caminamos sin haber encontrado satisfacer algunos de estos requisitos. El Salmo 23 nos alienta a creer y a confíar que el Buen Pastor ha prometido y es capaz de satisfacer todos estos requisitos.

En nuestra próxima reflexión abordaremos el mensaje que transmiten la vara y el cayado, así como el significado que posee el aliento que ha prometido darnos el Señor.

Concluimos esta reflexión señalando que el valle de sombra de muerte no es una estación o un lugar al que nos mudamos. Este valle define una experiencia transitoria. El Salmo 23 dice que andamos por ese valle; no dice que corremos por este. Las implicaciones que posee esta aseveración son muy importantes. Una de ellas destaca que no importa si nuestra presencia en ese valle fue provocada por acciones conscientes o inconscientes. Lo que importa es que el Buen Pastor quiere que aprovechemos esa experiencia para crecer y para madurar como seres humanos y madurar en nuestra relación con Él.
Referencias

[1]   Kushner, Harold S.. The Lord Is My Shepherd (p. 86). Knopf Doubleday Publishing Group. Kindle Edition.
[2]  Towns, Elmer L. 2001. Praying the 23rd Psalm. Ventura, California: Regal Books.
[3]  Spurgeon, Charles H.. The Treasury of David: Charles Spurgeon Commentary on Psalms (with Active Table of  Contents) [Illustrated] . Niche Edition. Kindle Edition.
[4]  Maslach, Christina y Jackson, Susan E. “The measurement of experienced burnout”. Journal of Occupational  Behaviour, Vol. 2, 99-113 (1981).
[5]  deClaisse-Walford, Nancy L.. The Book of Psalms (New International Commentary on the Old Testament  (NICOT)) (pp. 243-244). Wm. B. Eerdmans Publishing Co.. Kindle Edition.
[6]  Keller, W. Phillip. A Shepherd Looks at Psalm 23 (p. 24). Zondervan. Kindle Edition.

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