November 22nd, 2020
Entre el Mar Rojo y la Tierra Prometida “Moisés: formación de un líder” [Parte VI]
Reflexión por el Pastor/Rector: Mizraim Esquilín-García
El modelo de Moisés como un líder escogido por Dios nos ha cautivado. Hay muchos datos que haya que analizar en el desarrollo de su liderazgo para poder ser capaz de lograr que el pueblo de Israel saliera de Egipto y que este pudiera llegar a la Tierra Prometida.
Los trabajos acerca del liderazgo publicados por el Dr. J. Robert Clinton[1] nos han servido como guías para muchos de estos análisis. Una de sus contribuciones más extraordinarias ha sido un artículo publicado hace 30 años (1990) titulado “Listen up leaders.” No tenemos el espacio para analizar todo el artículo. Es por esto que hemos incluido una dirección electrónica en la que los lectores pueden acceder el mismo libre de costo.[2]
Hay que estipular en unas aseveraciones que realiza Clinton: el liderazgo carga con responsabilidades muy pesadas. Tres de ellas son el “accountability” del ministerio (rendir cuentas), las expectativas de modelaje esperadas y los altos estándares con los que somos medidos. Además, como ha dicho el Dr. Warren W. Wiersbe, si separamos del ministerio el carácter que Dios pretende formar en nosotros, el ministerio se convierte en una actividad religiosa, o aún peor en un negocio religioso. Es aquí que reside la importancia de una de las expresiones del proverbista:
“
En el artículo antes mencionado, Clinton expone 4 observaciones acerca del liderazgo a base de los modelos bíblicos:
Observación 1. Pocos líderes terminan bien su carrera.
Observación 2. El liderazgo es difícil.
Observación 3. La presencia capacitadora – permisiva de Dios es el ingrediente esencial para un liderazgo.
Observación 4. El liderazgo espiritual puede hacer la diferencia.
La primera observación del Dr. Clinton surge luego de haber estudiado 100 de los cerca de 300 líderes que encontramos en la Biblia. Clinton señala que estudió líderes del Antiguo Testamento con modelos patriarcales, militares, civiles, religiosos formales (sacerdotales), informales (profetas) y carismáticos. Él también estudió modelos mayores del Nuevo Testamento, apóstoles, profetas, evangelistas, maestros y pastores. De los 100 estudiados encontró que la Biblia ofrece suficiente información para saber cómo terminaron cerca de la mitad de estos líderes. Luego de este estudio, Clinton procedió a establecer cinco (5) categorías de cómo concluyeron sus carreras:
Aunque Clinton admite que este ejercicio no es concluyente o decisivo, es un secreto a voces que muchos líderes en el ministerio no concluyen bien sus llamados. Un buen ejemplo de esto es Salomón. Tomando como correcta la tradición bíblica, ese sabio rey fue el escritor del libro de Eclesiastés. Como dice Clinton, si esto es así, podemos ver el cinismo apoderándose de su vida en los últimos años de su liderazgo. Hay que desatacar que el aspecto esencial y fundamental de la vida no es disfrutar de sus bienes ni de los éxitos que podamos cosechar. El escritor de este libro parece no haber visto esto con claridad.
Hace algunos años tuve el privilegio de escribir la introducción para un libro publicado por uno de mis maestros: el Rdo. Dr. Roberto Amparo Rivera. El título de ese libro es: “Vivo con el corazón partido: reflexiones sobre la vida, basadas en el libro de Eclesiastés.”[3] Roberto me pidió que usara esa introducción para retar su visión teológica acerca del libro de Eclesiastés.
Como parte de esa introducción tuve la oportunidad de concluir que la visión que Salomón tenía del dolor y de la miseria se fue deteriorando. Esto ocurrió al mismo tiempo que su visión e interpretación de las posesiones materiales también se transformaba. Se observa en este libro el aumento dramático de una visión materialista y la transformación de su interpretación del uso y del valor de las riquezas. Usando las palabras de un ilustrísimo amigo, el Dr. René Peñalba, Obispo de la Red del Centro Cristiano Internacional, en un sermón predicado en Panamá en el año 2006.
“
Hay tres (3) porciones del libro de Eclesiastés que nos pueden ayudar a entender estas aseveraciones. En la primera de ellas, el autor dice que el dinero no sirve para nada:
“
En la segunda, el autor dice que el dinero sirve para algo; como un escudo:
“
En la tercera, el dinero sirve para todo:
“
Es de todos conocido que Salomón no terminó bien su mandato. La ausencia de herramientas para liderar desde una espiritualidad sana hizo la diferencia. Tal y como dice Clinton, es común ver que según un líder va envejeciendo, aumenta su tendencia a confiar en sus capacidades competitivas, en sus sistemas, en su seguridad financiera y en otras clases de seguridades. Esto, le puede llevar a perder ese sentido de necesitar confiar en Dios en todos los aspectos de su liderazgo.
Esto puede ser descrito de otra manera: los líderes tienden a arribar a un “plateau”, una meseta, en términos de la espiritualidad y de las disciplinas que renuevan esa relación con Dios. Es necesario comprender que los líderes siempre están en desarrollo; un desarrollo por etapas. Cada una de estas etapas es distinta, diferente de las otras. Clinton destaca que cada una de ellas trae consigo nuevos retos, recompensas, y problemas.
El liderazgo espiritual siempre hace la diferencia. Esta es una pieza fundamental para concluir nuestras carreras ministeriales con honor. Sabemos que esto puede ser una preocupación para muchos de los líderes que leen estos párrafos. El Apóstol Pablo nos deja saber que él también tuvo esa preocupación en algún momento:
“
Invitamos a los lectores a acceder este artículo escrito por el Dr. J. Robert Clinton para que puedan recibir todo el insumo de todas sus observaciones. La cuarta fase del desarrollo de Moisés como líder ha sido clasificada por Clinton como la “madurez de la vida.” Uno de los elementos centrales de esta fase de desarrollo es que Dios nunca deja de trabajar con el desarrollo del carácter de aquellos que Él ha llamado. Dios continúa labrando ese carácter a lo largo de todos los años de servicio de ese líder. La madurez del ministerio fluye de ese carácter maduro y tal y como dice Clinton, ese carácter maduro es el producto de procesos difíciles y complicados a los que somos sometidos por el Señor. Transitar por estos procesos sin procurar identificar los beneficios que estos producen es desaprovechar los mismos.
Clinton señala acertadamente que la autoridad espiritual es un producto aleatorio de estos procesos y no una meta. Hay que reconocer que las personas que lideramos responden mucho mejor a nuestra influencia después de haber sido testigos de cómo manejamos los procesos que producen dolor, sufrimiento y que han puesto a prueba nuestra fe.
En muchas ocasiones, esta etapa enfoca la incapacidad que tienen muchos líderes para no darse cuenta de que no están creciendo espiritualmente. La tiranía de los itinerarios y las muchas ocupaciones pueden cegar a cualquiera. Es aquí que el Señor puede decidir irrumpir en la vida del líder.
Clinton ofrece un patrón de esa irrupción en las páginas 132 – 148 de su libro [4]. En primer lugar está lo que él llama el patrón reflexivo de evaluación. Este patrón comienza cuando Dios inicia un proceso intenso para llamar la atención del líder. Este estadio es seguido por una etapa en la que el líder se ve forzado a reflexionar seriamente acerca de su ministerio, de su vida y su realidad como persona que ha sido llamado por Dios. A esto le sigue una evaluación que el líder tiene que hacer. Esta resulta en el desarrollo de un pensamiento formativo y el compromiso de hacer crecer las medidas de crecimiento aprendidas en ese proceso intenso al que fue sometido por Dios. Esta etapa es seguida por una determinación renovada para conocer a Dios más profundamente. Es aquí que el Señor bendice ese compromiso y esa determinación haciendo que esa relación con Su siervo sea aún más profunda.
El éxito de este patrón depende de que el líder no rechace ver esas crisis como la intervención de Dios para renovar su relación con el Todopoderoso. Clinton destaca que si el líder no puede ver esto, este patrón no se desarrollará. Utilizando el testimonio de Watchman Nee, Clinton destaca que estos períodos pueden ser producidos y/o venir acompañados de aislamiento, conflictos y crisis.
Moisés atravesó por esta etapa de desarrollo. Dios le permitió experimentar esto en el mismo periodo en el que estaba instituyendo un sistema de gobierno (Éxo 18:13-26; Núm 11:16-30; Dt 1:9-18), recibiendo la Ley y las ordenanzas para el pueblo (Éxo 34:29-35), estableciendo el Tabernáculo (Éxo 24-40) y reprendiendo a Aarón por haber hecho el becerro de oro (Éx 32:22,23). Moisés vivió esta etapa mientras tenía que corregir algunas irregularidades en las ofrendas (Lev 10:16-20), enfrentar el celo de Aarón y de María (Núm 12:1-16) y la rebelión de Coré, Datán y Abiram (Núm 16:1-32).
Es en medio de todo esto que Moisés se queja ante Dios de su itinerario (Núm 11:1-35) y pide ser raído del libro de la vida (Éxo 32:32). La tiranía de los itinerarios lo estaba drenando.
Es en medio de estas crisis que Moisés ve su rostro transfigurarse (Éxo 34:29-35; 2 Cor 3:13) y que puede ver la gloria de Dios (Éxo 33:12-23).
Un dato interesante es que en esta misma etapa Dios le ordena ungir a Josué como su sucesor (Núm 27:22,23; Dt 31:7, 8, 14, 23; 34:9) y se le informa que no podrá entrar a la tierra prometida (Núm 27: 12-14; Dt 1:37; 3:23-29; 32:48-52; 34:1-8). No encontramos en la Biblia ninguna reacción negativa de Moisés ante estos eventos.
No podemos obviar que en todos estos procesos, Moisés, así como todos aquellos que son llamados a liderar, estaba expuesto, era exhibido por Dio; él y sus familias. Este dato no es uno opcional. Muchos exégetas bíblicos concluyen que es acerca de esto que Pablo estaba “rumiando” cuando le dijo lo siguiente a la Iglesia de la ciudad de Filipo.
“
En nuestra próxima reflexión analizaremos el manejo de las críticas y el uso del poder en esta etapa de desarrollo.
Los trabajos acerca del liderazgo publicados por el Dr. J. Robert Clinton[1] nos han servido como guías para muchos de estos análisis. Una de sus contribuciones más extraordinarias ha sido un artículo publicado hace 30 años (1990) titulado “Listen up leaders.” No tenemos el espacio para analizar todo el artículo. Es por esto que hemos incluido una dirección electrónica en la que los lectores pueden acceder el mismo libre de costo.[2]
Hay que estipular en unas aseveraciones que realiza Clinton: el liderazgo carga con responsabilidades muy pesadas. Tres de ellas son el “accountability” del ministerio (rendir cuentas), las expectativas de modelaje esperadas y los altos estándares con los que somos medidos. Además, como ha dicho el Dr. Warren W. Wiersbe, si separamos del ministerio el carácter que Dios pretende formar en nosotros, el ministerio se convierte en una actividad religiosa, o aún peor en un negocio religioso. Es aquí que reside la importancia de una de las expresiones del proverbista:
“
23 Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida. 24 Aparta de ti la perversidad de la boca, Y aleja de ti la iniquidad de los labios. 25 Tus ojos miren lo recto, Y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante. 26 Examina la senda de tus pies, Y todos tus caminos sean rectos. 27 No te desvíes a la derecha ni a la izquierda; Aparta tu pie del mal.” (Prov 4:23-27, RV 1960)
En el artículo antes mencionado, Clinton expone 4 observaciones acerca del liderazgo a base de los modelos bíblicos:
Observación 1. Pocos líderes terminan bien su carrera.
Observación 2. El liderazgo es difícil.
Observación 3. La presencia capacitadora – permisiva de Dios es el ingrediente esencial para un liderazgo.
Observación 4. El liderazgo espiritual puede hacer la diferencia.
La primera observación del Dr. Clinton surge luego de haber estudiado 100 de los cerca de 300 líderes que encontramos en la Biblia. Clinton señala que estudió líderes del Antiguo Testamento con modelos patriarcales, militares, civiles, religiosos formales (sacerdotales), informales (profetas) y carismáticos. Él también estudió modelos mayores del Nuevo Testamento, apóstoles, profetas, evangelistas, maestros y pastores. De los 100 estudiados encontró que la Biblia ofrece suficiente información para saber cómo terminaron cerca de la mitad de estos líderes. Luego de este estudio, Clinton procedió a establecer cinco (5) categorías de cómo concluyeron sus carreras:
- cortados temprano: relevados del liderazgo, asesinados, muertos en batalla, denunciados proféticamente, derrocados, etc.
- conclusión pobre: la última parte de sus ministerios fue cuesta abajo, en relación a sus áreas de competencias, a su relación con Dios o a ambas.
- conclusión promedio: no pudieron hacer lo que potencialmente debían haber hecho o lo que tenían que hacer. No completaron lo que Dios les había ordenado hacer. Esto puede indicar la presencia de ramificaciones negativas de sus ministerios o su reinos que los afectaron aun cuando estaban personalmente caminando con Dios al final de sus vidas.
- Terminaron bien sus carreras: significa que estaban caminando con Dios en el plano personal, contribuyendo a los propósitos de Dios con un alto potencial de realización.
- Los datos no nos permiten estar seguros de lo que les sucedió.
Aunque Clinton admite que este ejercicio no es concluyente o decisivo, es un secreto a voces que muchos líderes en el ministerio no concluyen bien sus llamados. Un buen ejemplo de esto es Salomón. Tomando como correcta la tradición bíblica, ese sabio rey fue el escritor del libro de Eclesiastés. Como dice Clinton, si esto es así, podemos ver el cinismo apoderándose de su vida en los últimos años de su liderazgo. Hay que desatacar que el aspecto esencial y fundamental de la vida no es disfrutar de sus bienes ni de los éxitos que podamos cosechar. El escritor de este libro parece no haber visto esto con claridad.
Hace algunos años tuve el privilegio de escribir la introducción para un libro publicado por uno de mis maestros: el Rdo. Dr. Roberto Amparo Rivera. El título de ese libro es: “Vivo con el corazón partido: reflexiones sobre la vida, basadas en el libro de Eclesiastés.”[3] Roberto me pidió que usara esa introducción para retar su visión teológica acerca del libro de Eclesiastés.
Como parte de esa introducción tuve la oportunidad de concluir que la visión que Salomón tenía del dolor y de la miseria se fue deteriorando. Esto ocurrió al mismo tiempo que su visión e interpretación de las posesiones materiales también se transformaba. Se observa en este libro el aumento dramático de una visión materialista y la transformación de su interpretación del uso y del valor de las riquezas. Usando las palabras de un ilustrísimo amigo, el Dr. René Peñalba, Obispo de la Red del Centro Cristiano Internacional, en un sermón predicado en Panamá en el año 2006.
“
Es como si el poder espiritual que posee el dinero se hubiera aprovechado de los efectos que han tenido en este hombre las tristezas, los dolores y las miserias de la vida y le convirtieran a un nuevo dios.”
Hay tres (3) porciones del libro de Eclesiastés que nos pueden ayudar a entender estas aseveraciones. En la primera de ellas, el autor dice que el dinero no sirve para nada:
“
10 El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad. 11 Cuando aumentan los bienes, también aumentan los que los consumen. ¿Qué bien, pues, tendrá su dueño, sino verlos con sus ojos?” (Ecl 5: 10-11; RV 1960)
En la segunda, el autor dice que el dinero sirve para algo; como un escudo:
“
12 Porque escudo es la ciencia, y escudo es el dinero; más la sabiduría excede, en que da vida a sus poseedores.” (Ecl 7:12)
En la tercera, el dinero sirve para todo:
“
19 Por el placer se hace el banquete, y el vino alegra a los vivos; y el dinero sirve para todo.
20 Ni aun en tu pensamiento digas mal del rey, ni en lo secreto de tu cámara digas mal del rico; porque las aves del cielo llevarán la voz, y las que tienen alas harán saber la palabra.” (Ecl 10:19-20)
A base de lo antes dicho se podría concluir que el a medida de que el dolor y las miserias aumentan en la vida del autor de Eclesiastés, así mismo él se va amarrando cada vez más a las cosas materiales.20 Ni aun en tu pensamiento digas mal del rey, ni en lo secreto de tu cámara digas mal del rico; porque las aves del cielo llevarán la voz, y las que tienen alas harán saber la palabra.” (Ecl 10:19-20)
Es de todos conocido que Salomón no terminó bien su mandato. La ausencia de herramientas para liderar desde una espiritualidad sana hizo la diferencia. Tal y como dice Clinton, es común ver que según un líder va envejeciendo, aumenta su tendencia a confiar en sus capacidades competitivas, en sus sistemas, en su seguridad financiera y en otras clases de seguridades. Esto, le puede llevar a perder ese sentido de necesitar confiar en Dios en todos los aspectos de su liderazgo.
Esto puede ser descrito de otra manera: los líderes tienden a arribar a un “plateau”, una meseta, en términos de la espiritualidad y de las disciplinas que renuevan esa relación con Dios. Es necesario comprender que los líderes siempre están en desarrollo; un desarrollo por etapas. Cada una de estas etapas es distinta, diferente de las otras. Clinton destaca que cada una de ellas trae consigo nuevos retos, recompensas, y problemas.
El liderazgo espiritual siempre hace la diferencia. Esta es una pieza fundamental para concluir nuestras carreras ministeriales con honor. Sabemos que esto puede ser una preocupación para muchos de los líderes que leen estos párrafos. El Apóstol Pablo nos deja saber que él también tuvo esa preocupación en algún momento:
“
25 Los que se preparan para competir en un deporte, evitan todo lo que pueda hacerles daño. Y esto lo hacen por alcanzar como premio una corona que en seguida se marchita; en cambio, nosotros luchamos por recibir un premio que no se marchita. 26 Yo, por mi parte, no corro a ciegas ni peleo como si estuviera dando golpes al aire. 27 Al contrario, castigo mi cuerpo y lo obligo a obedecerme, para no quedar yo mismo descalificado después de haber enseñado a otros.” (1 Cor 9:25-27, DHH)
Invitamos a los lectores a acceder este artículo escrito por el Dr. J. Robert Clinton para que puedan recibir todo el insumo de todas sus observaciones. La cuarta fase del desarrollo de Moisés como líder ha sido clasificada por Clinton como la “madurez de la vida.” Uno de los elementos centrales de esta fase de desarrollo es que Dios nunca deja de trabajar con el desarrollo del carácter de aquellos que Él ha llamado. Dios continúa labrando ese carácter a lo largo de todos los años de servicio de ese líder. La madurez del ministerio fluye de ese carácter maduro y tal y como dice Clinton, ese carácter maduro es el producto de procesos difíciles y complicados a los que somos sometidos por el Señor. Transitar por estos procesos sin procurar identificar los beneficios que estos producen es desaprovechar los mismos.
Clinton señala acertadamente que la autoridad espiritual es un producto aleatorio de estos procesos y no una meta. Hay que reconocer que las personas que lideramos responden mucho mejor a nuestra influencia después de haber sido testigos de cómo manejamos los procesos que producen dolor, sufrimiento y que han puesto a prueba nuestra fe.
En muchas ocasiones, esta etapa enfoca la incapacidad que tienen muchos líderes para no darse cuenta de que no están creciendo espiritualmente. La tiranía de los itinerarios y las muchas ocupaciones pueden cegar a cualquiera. Es aquí que el Señor puede decidir irrumpir en la vida del líder.
Clinton ofrece un patrón de esa irrupción en las páginas 132 – 148 de su libro [4]. En primer lugar está lo que él llama el patrón reflexivo de evaluación. Este patrón comienza cuando Dios inicia un proceso intenso para llamar la atención del líder. Este estadio es seguido por una etapa en la que el líder se ve forzado a reflexionar seriamente acerca de su ministerio, de su vida y su realidad como persona que ha sido llamado por Dios. A esto le sigue una evaluación que el líder tiene que hacer. Esta resulta en el desarrollo de un pensamiento formativo y el compromiso de hacer crecer las medidas de crecimiento aprendidas en ese proceso intenso al que fue sometido por Dios. Esta etapa es seguida por una determinación renovada para conocer a Dios más profundamente. Es aquí que el Señor bendice ese compromiso y esa determinación haciendo que esa relación con Su siervo sea aún más profunda.
El éxito de este patrón depende de que el líder no rechace ver esas crisis como la intervención de Dios para renovar su relación con el Todopoderoso. Clinton destaca que si el líder no puede ver esto, este patrón no se desarrollará. Utilizando el testimonio de Watchman Nee, Clinton destaca que estos períodos pueden ser producidos y/o venir acompañados de aislamiento, conflictos y crisis.
Moisés atravesó por esta etapa de desarrollo. Dios le permitió experimentar esto en el mismo periodo en el que estaba instituyendo un sistema de gobierno (Éxo 18:13-26; Núm 11:16-30; Dt 1:9-18), recibiendo la Ley y las ordenanzas para el pueblo (Éxo 34:29-35), estableciendo el Tabernáculo (Éxo 24-40) y reprendiendo a Aarón por haber hecho el becerro de oro (Éx 32:22,23). Moisés vivió esta etapa mientras tenía que corregir algunas irregularidades en las ofrendas (Lev 10:16-20), enfrentar el celo de Aarón y de María (Núm 12:1-16) y la rebelión de Coré, Datán y Abiram (Núm 16:1-32).
Es en medio de todo esto que Moisés se queja ante Dios de su itinerario (Núm 11:1-35) y pide ser raído del libro de la vida (Éxo 32:32). La tiranía de los itinerarios lo estaba drenando.
Es en medio de estas crisis que Moisés ve su rostro transfigurarse (Éxo 34:29-35; 2 Cor 3:13) y que puede ver la gloria de Dios (Éxo 33:12-23).
Un dato interesante es que en esta misma etapa Dios le ordena ungir a Josué como su sucesor (Núm 27:22,23; Dt 31:7, 8, 14, 23; 34:9) y se le informa que no podrá entrar a la tierra prometida (Núm 27: 12-14; Dt 1:37; 3:23-29; 32:48-52; 34:1-8). No encontramos en la Biblia ninguna reacción negativa de Moisés ante estos eventos.
No podemos obviar que en todos estos procesos, Moisés, así como todos aquellos que son llamados a liderar, estaba expuesto, era exhibido por Dio; él y sus familias. Este dato no es uno opcional. Muchos exégetas bíblicos concluyen que es acerca de esto que Pablo estaba “rumiando” cuando le dijo lo siguiente a la Iglesia de la ciudad de Filipo.
“
9 Hagan todo lo que les enseñé, todo lo que aprendieron al verme y oírme, y el Dios de paz estará con ustedes.” (Fil 4:9 PDT)
En nuestra próxima reflexión analizaremos el manejo de las críticas y el uso del poder en esta etapa de desarrollo.
Referencias
[1] J. Robert Clinton, The Making of a Leader: recognizing the lessons and stages of leadership development,” Colorado Springs: NavPress, 1988, 2012.
[2] http://www.cityvision.edu/courses/coursefiles/304/leaders.PDF
[3] Rivera, Roberto A. Vivo con el corazón partido: reflexiones sobre la vida, basadas en el libro de Eclesiastés. Ediciones Uelomuki:
Carolina, Puerto Rico, 2009
[4] J. Robert Clinton, The Making of a Leader:….Ibid, pp. 132-148.
[1] J. Robert Clinton, The Making of a Leader: recognizing the lessons and stages of leadership development,” Colorado Springs: NavPress, 1988, 2012.
[2] http://www.cityvision.edu/courses/coursefiles/304/leaders.PDF
[3] Rivera, Roberto A. Vivo con el corazón partido: reflexiones sobre la vida, basadas en el libro de Eclesiastés. Ediciones Uelomuki:
Carolina, Puerto Rico, 2009
[4] J. Robert Clinton, The Making of a Leader:….Ibid, pp. 132-148.
Colaboradores:
Reflexión pastoral: Rev. Mizraim Esquilín-García, PhD. / Pastor de Comunicaciones: Mizraim Esquilín-Carrero, Jr. / Webmaster: Hno. Abner García / Social-Media : Hna. Frances González / Montaje reflexión-web/curadora Heraldo Digital Institucional-WordPress: Hna. Eunice Esquilín-voluntaria / Diseñadora El Heraldo Institucional Edición Impresa Interactiva en InDesign CC: Hna. Eunice Esquilín-voluntaria / Fotografías gratuitas: Recuperadas de Unsplash.com por: Nong Vang / David Boca / Diego PH / Benwhite/Priscilla Du Preez /Mathew-Schwartz /Monika Grabkowska. Imagen editada en Photoshop CC: Dra. Eunice Esquilín López – voluntaria 22 de noviembre del 2020.
Reflexión pastoral: Rev. Mizraim Esquilín-García, PhD. / Pastor de Comunicaciones: Mizraim Esquilín-Carrero, Jr. / Webmaster: Hno. Abner García / Social-Media : Hna. Frances González / Montaje reflexión-web/curadora Heraldo Digital Institucional-WordPress: Hna. Eunice Esquilín-voluntaria / Diseñadora El Heraldo Institucional Edición Impresa Interactiva en InDesign CC: Hna. Eunice Esquilín-voluntaria / Fotografías gratuitas: Recuperadas de Unsplash.com por: Nong Vang / David Boca / Diego PH / Benwhite/Priscilla Du Preez /Mathew-Schwartz /Monika Grabkowska. Imagen editada en Photoshop CC: Dra. Eunice Esquilín López – voluntaria 22 de noviembre del 2020.
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Posted in SERIE: ENTRE EL MAR Y LA TIERRA PROMETIDA, AUTOR: MIZRAIM ESQUILIN GARCIA
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