777 • Ha llegado el año nuevo • El Heraldo Digital del 3 de enero de 2021

Ha llegado el año nuevo

11 Tú coronas el año con tus bienes, Y tus nubes destilan grosura.” (Sal 65:11, RV 1960)

Reflexión Pastor-Rector Mizraim Esquilín-García
  Es un “secreto a voces” que ha comenzado un nuevo año; el año 2021. Nadie puede negar que el año que acaba de concluir fue una montaña rusa de emociones y experiencias intensas. Por un lado, ese año trajo consigo la capacidad de experimentar unos niveles de cansancio, de frustración e impotencia, de ansiedad y de incertidumbre nunca antes vistos. Por otro lado, el 2020 permitió que la mayoría de nosotros pudiéramos experimentar la cercanía de Dios, los cuidados del Espíritu Santo, y la elevación de nuestra relación con Dios a unas dimensiones nunca antes vistas.

La experiencia de tener poner en pausa toda la agenda de la Iglesia para someter los ministerios y la programación de la Iglesia a procesos de reingeniería, fue algo asombroso. Sin duda alguna que el Señor nos vino a visitar. Tenemos que dar gracias al Señor por un ejército de personas anónimas, que trabajando tras las bambalinas, decidieron echarse sobre los hombros estas magnas tareas. Son hijos e hijas de esta casa que decidieron hacer posible que pudiéramos tener en nuestros hogares todo lo que la Iglesia ofrece. Las escuelas Bíblicas, los Oasis, el Altar Familiar, las intervenciones semanales del Cuerpo Pastoral, los podcasts, los blogs, son solo algunos de los resultados de la labor de estos titanes.

Tampoco podemos negar que “las mudanzas” a las moradas celestiales de tanta gente especial para esta casa se encargó de pintar el año 2020 con unos colores melancólicos. Nos consuela y nos alienta saber que todos ellos vencieron y que muy pronto les veremos; en las Bodas del Cordero.

No obstante, el Señor engalanó nuestra Iglesia con manifestaciones de su presencia, con milagros, señales y prodigios, con palabra profética certera y con abundancia de provisiones que pudimos compartir con otras Iglesias, así como con el pueblo al que servimos. La presencia del Señor nos impactó con una promesa: nada falta a los que esperan en el Señor; aquellos que le temen (Sal 34:9). No nos faltó el consuelo, no faltaron las fuerzas, no faltó la alabanza, no escaseó la esperanza, no faltó la provisión ni la dirección divina, no faltó la comunión con Dios, no faltó el ayuno ni escaseó el anhelo de buscar el rostro del Señor.

La juventud, en todas sus áreas comenzó a experimentar un despertar hermoso y revestido de la autoridad del Santo Espíritu de Dios. Damos gloria a Dios por esto y alabamos al Eterno por los facilitadores de todo esto. También hay que destacar las labores de los ministerios de adoración, de multimedios, de capellanía, de cuidado de la planta física, de administración, de alimentación y los pastores de nuestra Iglesia. Los miembros de estos ministerios son testigos presenciales de una cantidad impresionante de milagros que el Señor realizó entre nosotros. Estos milagros hicieron posible que la Iglesia pudiera adorar, recibir Palabra y consejo constantemente. El compromiso de estos equipos ministeriales les condujo a aceptar riesgos, a exponerse y a siempre estar dispuestos a correr varias millas extras. Dios decidió guardar en el hueco de Su mano herida a los integrantes de todos estos ministerios. ¡Ebenezer!: hasta aquí nos ha ayudado el Señor.

Un dato muy importante es que la Palabra inspirada por el Señor cada semana del año 2020 sorprendía a los mismos predicadores y directores de servicios que ocuparon el altar. Algunos de los temas presentados durante los pasados 10 meses fueron los siguientes:

  • ¿Qué hacer cuando no sabemos lo que hay que hacer?;
  • Enseñanzas en la cueva;
  • El Arca del Pacto, la agenda después de la cueva;
  • El Arca del Pacto como símbolo de la Presencia de Dios;
  • Alabanzas para el alma (el Salmo 23);
  • El que habita al abrigo del Altísimo.

¡A Dios sea la gloria por lo que sucedió en cada servicio de adoración y en los de oración! El
Señor nos visitó y hemos comenzado a experimentar un avivamiento único en su clase.
Un dato interesantísimo es que Dios escogió esta temporada para el cumplimiento de muchas de las promesas que Él le hizo a esta Iglesia hace más de 40 años. El planeta está siendo alcanzado con el mensaje de salvación. La consagración, el testimonio de santidad de integridad y la unción de los ministros del altar durante todo ese año ha sido vital para poder alcanzar eso. Esto es el producto de la humillación diaria delante del Señor y la práctica constante de las disciplinas espirituales.

¡A Dios sea la gloria! Él escogió “los burros de AMEC” para glorificarse en todo el planeta. La palabra profética declarada desde el altar, con temor y temblor, ha sido respaldada y validada por el Espíritu de Dios con unos testimonios nunca antes vistos. En cada ocasión que las fuerzas parecían escasear, el Señor levantaba a algunos de los ancianos a quienes rendimos cuenta. Hombres y mujeres con responsabilidades mundiales, detenían lo que estaban haciendo a favor de sus organizaciones para hacernos escuchar la palabra necesaria de parte de Dios.

¿Hacia dónde nos dirigimos? ¿Cuáles son los lineamientos que seguiremos en el 2021? ¿Cuáles son las instrucciones programáticas para este año que se han recibido del cielo?

Sabemos que el 2021 va presentar algunos retos económicos para todo el planeta. Es común que esto ocurra luego de una pandemia. Esto fomentará el desarrollo de varias alianzas internacionales significativas. Estas alianzas provocarán cambios que nos acercarán más a la agenda y al orden mundial que anuncia el regreso de Cristo. Dios permitirá que los Estados Unidos sea sacudido para provocar que los fieles de esa nación decidan consagrarse a Dios y que la nación decida regresar al Señor. El regreso a la normalidad de la vida que conocíamos debe comenzar a materializarse durante los meses del verano.

En el plano local, el Señor ha señalado que el año 2021 será el primero de cuatro (4) años con énfasis en la Educación Cristiana integral de la niñez y de la juventud de nuestra Iglesia. El tema de nuestra programación es el siguiente:

“De generación en generación: el año de la educación”

A continuación los objetivos que procuramos alcanzar en este año
-  Reestructurar los ministerios, la vida y la programación de toda la Iglesia para que esté atemperada a un contexto post COVID-19.
-  Desarrollar una agenda de Educación Cristiana integral para la niñez y la juventud que promueva el desarrollo de una vida Cristiana madura.
  • Promover la reconstrucción y la transformación de las propuestas y la programación de los ministerios de la Iglesia de modo que el énfasis de estas sea educativo.
  • Fomentar la inserción de nuestra juventud y nuestra niñez en el desarrollo y la ejecución de los procesos que provoquen la transformación y la regeneración de estos mediante procesos intencionales para la Educación Cristiana de todos aquellos que adoran con nosotros.
- Ampliar la digitalización y la oferta de todas estas propuestas, de los programas y de los ministerios de la Iglesia en todas las plataformas de comunicación cibernética radial y televisiva que posea nuestra organización.

El énfasis más intenso de toda esta tarea serán las personas entre los 12 y 18 años de edad.

La Biblia nos enseña a enfrentar estos momentos agarrados de la esperanza y de la confianza que producen las promesas que Dios nos ha hecho. Una de esas promesas encabeza esta reflexión; Salmo 65:11. El Señor se especializa en coronar los años con sus bondades, bendecirlos con todo su bien. Tal y como recoge la Nueva Traducción Viviente lo que dice este Salmo: “Coronas el año con una copiosa cosecha; hasta los senderos más pisoteados desbordan de abundancia.”

Dentro de las muchas aplicaciones que hemos encontrado para este verso bíblico se encuentra el desarrollo de la actitud necesaria para el análisis y la reflexión antes mencionada. Basta preguntarnos acerca de lo increíble que resultó ser el 2020 para aplicarnos ese poderoso verso bíblico. Aunque sabemos que el 2020 fue un año intenso para todos nosotros, también sabemos que fue uno súper-extraordinario para la Iglesia (en todos los sentidos). Vimos la mano de Dios descubriendo los mantos que cubrían nuevas rutas para proclamar la Palabra, enseñar, acompañar y adorar al Eterno. Vimos testimonios tangibles del poder de Dios sanando, restaurando, proveyendo, empoderando, salvando vidas y proveyendo oportunidades para que experimentáramos Su presencia.

Es cierto que podemos sentarnos a reflexionar sobre el año perdiendo el tiempo mientras nos preocupamos por las cosas que no pudimos alcanzar, los errores que cometimos o los dolores que experimentamos. Sí, podemos sentarnos a auto-conmiserarnos por aquellas cosas que no tuvieron el resultado esperado. O por otro lado, podemos decidir dejar todo eso atrás, dar gracias a Dios por Su cuidado y comenzar el nuevo año buscando las herramientas para transformarlo en el mejor año de nuestras vidas.

Hay cuatro (4) cosas que tenemos que formularnos de cara a todo lo antes dicho. En primer lugar, que estas promesas son condicionales. Somos nosotros los que decidimos si las aceptamos o no. Somos nosotros los que decimos si vamos o no vamos a poner en práctica lo que la Palabra enseña para poder ver el cumplimiento de estas. En segundo lugar, que las decisiones que tomamos tienen que estar regidas por lo que la Palabra del Señor nos enseña. No podemos soslayar que en la realidad los años se afectan positiva o negativamente en la medida que decidimos si confiamos o no confiamos en las promesas que Dios nos ha hecho.

En tercer lugar, recordemos que aquello que experimentamos cada año que pasa es en gran medida el producto de nuestras decisiones. Lo que decidimos hacer en términos de actitudes, acciones, las emociones que sustentamos y sostenemos, las relaciones que empezamos y favorecemos, las conversaciones y las tareas en las que nos involucramos, en gran medida afectan el balance final que encontramos cuando termina un año. En cuarto lugar, no podemos pasar por alto que el año que está a punto de concluir validó un máxima esgrimida por Abraham J. Heschel. Este hombre decía que vivir no es un asunto privado, porque vivir trata acerca de lo que hacemos con la vida que Dios nos ha dado. El año que está a punto de concluir validó esa aseveración. Solo hay que pensar todo lo que puede sucederle a nuestro prójimo cuando nosotros decidimos no usar las mascarillas, o no guardar el distanciamiento físico establecido. O sea, que esta es en entonces una aseveración que subraya la importancia de aceptar la responsabilidad que tenemos sobre nuestras vidas, reflexionando acerca del impacto que esto puede tener en la vida de los demás.

¿Cómo podemos integrar todo esto? ¿Qué decisiones debemos tomar para lograr ver el cumplimento de esas promesas? ¿Qué nos dice la Biblia acerca de lo que el Señor nos pide? Sabemos que hay muchos que pueden estar anonadados ante todos los requisitos que hemos formulado en los párrafos anteriores. La realidad es que todo lo que hemos propuesto puede ser alcanzado poniendo en acción una sola cosa: la adoración. La adoración es la clave para poder conseguir que el año que se aproxima sea coronado con una copiosa cosecha y que hasta los senderos más pisoteados en el 2020 se desborden de abundancia.

¿Por qué es que la adoración es una herramienta tan poderosa? ¿Cómo es que algo tan sencillo como adorar a Dios puede conseguir que un año se convierta en escenario de tantos testimonios? Las respuestas a estas preguntas las encontramos en las definiciones de lo que es la adoración y en las dimensiones y escenarios que ella facilita.

Abraham J. Heschel (1907–1972) definió la adoración diciendo que adorar es un estilo de vida, una forma de ver el mundo en la luz de Dios….elevarse a un nivel de existencia, para ver el mundo desde el punto de vista de Dios. O sea, que los Cristianos creemos que el poder que desata la adoración está amarrado a la oftalmología espiritual que la adoración le provee a aquellos que creen Cristo Jesús como Señor y como Salvador. La invitación de esta reflexión de fin de año es que nos comprometamos, desarrollemos y nos apropiemos de la adoración y de sus beneficios. Esa decisión nos permitirá ver y disfrutar cómo es que Dios corona el 2021 con una cosecha fabulosa y que hace que los senderos más pisoteados en el 2020 se desborden de abundancia (PDT).

Existen seis (6) escenarios experienciales que la adoración desata.[1] El primero es el poder de la victoria. La adoración Cristiana, que también es definida como la respuesta que nosotros le damos a la presencia de Dios en Cristo Jesús, nos permite ver a Dios, responder a la presencia del Todopoderoso mientras Él está en acción. Los creyentes en Cristo hemos aprendido lo que el salmista dice en el Salmo 22; que el Señor habita en medio de las alabanzas de su pueblo (Sal 22:3).  La realidad es que lo que ese salmo dice puede ser traducido como que el Señor se entroniza o se casa (“yâshab”, H3427) en y con las alabanza de Su pueblo.  Así lo recogen varias versiones bíblicas.

3 Sin embargo, tú eres santo. Tú estás sentado como rey y tu trono son las alabanzas que te rinde Israel.”  (Sal 22:3, PDT)
“3 Sin embargo, tú eres santo, estás entronizado en las alabanzas de Israel.” (NTV)

Ese “sin embargo” implica que algo no muy halagüeño estaba sucediendo cuando el salmista dijo esto. No obstante, el salmista reconoció que la alabanza, la adoración, consigue que Dios establezca Su trono sobre cualquier situación y esto transforma cualquier panorama en uno de victoria. La fe nos conduce a alabar y esa es la victoria que vence al mundo (1 Jn 5:4)

El Apóstol Pablo decía que podemos estar enfrentando procesos de muerte y hacerlo con confianza porque gracias sean dadas a Dios, el Eterno nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo (1 Cor 15:57). La misma muerte ha sido sorbida en victoria (1 Cor 15:55). La primera herramienta de poder que desata la adoración es el poder de la victoria que Dios nos ha prometido. La Biblia dice que el caballo se alista para el día de la batalla; Mas es Jehová es el que da la victoria (Prov 21:31). Es Dios el que da la victoria a los reyes (Sal 144:10)

11 Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. 12 Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos. 13 Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre.”. (1 Cró 29:11-13)

La primera invitación es a adorar al Señor con todo el corazón durante el 2021 sabiendo que Él garantiza nuestras victorias. Cuando adoramos nos percatamos que nuestras batallas no son nuestras; le pertenecen al Señor: “17 No habrá para qué peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros.”(2 Cró 20:17)

El segundo escenario que descubre la adoración es el de los avances, los “breakthrough” que desata y promueve esta. El Pastor Stanley Vasu propuso algunas cosas sobre este escenario utilizando la narrativa bíblica que encontramos en el capítulo seis (6) del Libro de Josué; la caída de los muros de Jericó. Su presentación es una muy interesante. Este Pastor destaca que los muros de Jericó se fueron al suelo cuando el pueblo adoró en el momento en el que fueron instruidos a adorar. O sea, que hay que obedecer las instrucciones bíblicas que nos invitan a hacerlo porque en ello hay avances y victorias garantizadas.

Algo que Vasu no hace es analizar el texto. De ese análisis se desprende que hay mucho más en el texto cuando este nos dice en el verso 20 que el muro de Jericó se derrumbó. El texto bíblico dice en hebreo que el muro (“chômâh”, H2346) sufrió algo que se describe como que fue “echado al suelo” hasta el fondo, por completo. O sea, que los resultados de la adoración van más allá de ver el muro caer. No fue que el muro se cayó. La adoración provocó que el muro fuera echado al suelo por completo.

La segunda invitación es a adorar al Señor con todo el corazón durante el 2021 sabiendo que el Señor echará los muros al suelo; por completo. Los muros que oprimen, que impiden, que esclavizan, que obstaculizan y/o anquilosan nuestras peregrinaciones y nuestras conquistas. Aquellos que adoran en espíritu y verdad (Jn 4:24) verán que esos muros serán echados al suelo.

El tercer escenario que descubre la adoración es el de la libertad que ella trae consigo. La historia bíblica del Apóstol Pablo y de Silas aprisionados en Filipos es una de las muchas evidencias que la Palabra nos regala acerca de esto (Hch 16:19-26). Esa narrativa bíblica postula que a toda cárcel le llega su medianoche; su cambio de día. Cada nuevo día se recibe con la esperanza que da saber que habrá nuevas misericordias de Dios bañándoles con gracia, poder y virtud. Es por esto que Pablo y Silas deciden recibir el nuevo día con alabanzas. La adoración de estos presos provoca que las cadenas se cayeran y que las puertas de la prisión se abrieran. Pablo y Silas comenzaron a disfrutar de una libertad provocada por el Espíritu Santo.

No solo esto, esa manifestación de la presencia de Dios provocó que Pablo y Silas entendieran que esa cárcel tenía un propósito que ellos no habían visto. Esa cárcel era la excusa de Dios para que los otros presos escucharan el mensaje de salvación. Es interesante que ellos no se escaparon de la cárcel. Además, esa cárcel fue el vehículo de Dios para que el carcelero no se inmolara y terminara aceptando a Jesús como su Señor y Salvador. Esa es la verdadera libertad; la que Cristo Jesús le ofrece a todo aquel que le recibe (Jn 8:36).

La tercera invitación es a adorar al Señor con todo el corazón durante el 2021 sabiendo que le llegará la medianoche a todas las cárceles que hemos encontrado en el año que se acaba. La adoración romperá las cadenas y abrirá las puertas de las prisiones en las que muchos han estado. Esas prisiones emocionales, espirituales, económicas, de salud física y otras tantas, encontrarán su fecha de expiración en la adoración. La adoración que se levanta cuando comienza cada día garantiza la libertad.

La adoración garantiza que nuestras cárceles se convertirán en la “excusa” de Dios para que otros    puedan disfrutar de la libertad con la que Cristo nos hace libres (Jn 8:36), y mantenernos firmes en ella (Gál 5:1).

El cuarto escenario que descubre la adoración es el de la liberación de opresiones espirituales. El Dr. Vasu hace uso del pasaje de 1 Sam 16:14-23 para explicar este punto. Este pasaje bíblico trata acerca de la capacidad que Dios le dio a un joven llamado David para ahuyentar las fuerzas espirituales, un espíritu malo (v. 23) que atormentaba a un rey llamado Saúl. La Biblia describe las características de este joven que adoraba a Dios: era de Belén (de la casa del pan), sabía tocar muy bien, era un guerrero valiente, hablaba con sensatez, es bien parecido y contaba con la ayuda del Señor (1 Sam 16:18, Dios Habla Hoy).

La base empírica de esta aseveración es que no existe posesión demoníaca que pueda resistir un ambiente en el que Dios está presente. Dios está presente en todo lugar que se adora genuinamente. El enemigo tiene que huir si Él está presente. Otra manera de interpretar este axioma es que hay que aceptar que falta adoración genuina cuando el enemigo se ha enseñoreado de alguna situación.

La cuarta invitación es a adorar al Señor con todo el corazón durante el 2021 sabiendo que ningún espíritu malo podrá permanecer de pie ante los hijos de Dios. Solo hace falta que decidamos adorar. Tal y como le sucedió a David, esa adoración debe surgir de corazones que vivan en la casa del pan de vida (Jn 6:35), que quieran hacerlo bien y que no tengan temor de combatir con valentía. Esa adoración debe salir de corazones que hayan aceptado la sensatez que da el Espíritu Santo, que sus testimonios de vida hayan sido hermoseados por la Palabra. Esa adoración debe salir de corazones de los que se pueda decir que el Señor les acompaña.

El quinto escenario que descubre la adoración es el de la revelación. Esto es, la revelación de los propósitos y de la voluntad de Dios. El Evangelio nos dice que Pedro adoró a Cristo con una declaración que es central a la fe Cristiana: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mat 16:16b). Esa confesión de fe provocó que Jesucristo  le dijera a Pedro que lo que él había dicho había sido adquirido por revelación (v. 17). Los sabios de Oriente adoraron a Jesús y esto provocó que recibieran revelación del cielo para cambiar la ruta de regreso a sus tierras (Mat 2:11-12). La Biblia dice que Juan estaba en el Espíritu en el día del Señor, cuando recibió la revelación que escribió como el Libro del Apocalípsis (Apo 1:10). Lo que esto significa es que el vidente de la Isla de Patmos estaba bajo el poder del Espíritu el día del Señor; el domingo (DHH); bajo el control del Señor (PDT); adorando. Es por eso que Dios le dio una revelación; un “apokalupsis” (G602).

Vasu destaca la experiencia de un rey de Judá llamado Josafat que salió a la guerra contra el reino de los Moabitas, en compañía de los reyes de Israel y de Edom (2 Rey 3:1-20). Ese pasaje dice que la ruta que estos reyes siguieron les condujo a enfrenar una crisis muy grande. Ellos se encontraron sin agua en el desierto después de siete (7) días de camino. La Biblia dice que un profeta llamado Eliseo fue convocado para declararles la voluntad de Dios y que este no quería hacerlo. Su resistencia inicial obedecía a que Eliseo no respetaba la autoridad del rey de Israel debido al mal testimonio que este rey tenía. Lo que convenció a Eliseo de buscar la revelación de Dios fue el buen testimonio de Josafat, el rey de Judá.

Ese relato bíblico no se limita a destacar la necesidad de tener un buen testimonio. Ese relato dice que Eliseo decidió invitar a alguien que adoraba con arpa (tañedor). La Biblia dice que fue así que el Señor reveló el curso de acción que había que seguir para alcanzar la victoria sobre los Moabitas. Dios se reveló mientras se adoraba al Señor con arpa.

La quinta invitación es a adorar al Señor con todo el corazón durante el 2021 sabiendo que el  Todopoderoso se va a revelar. Dios quiere darnos la revelación de los planes de trabajo, del rumbo que hay que seguir, de las decisiones que hay que tomar. La mejor manera de poder tener acceso a esto es adorando porque la adoración desata el poder de la revelación de Dios.
El sexto escenario que descubre la adoración es el de la sanidad. La adoración desata el poder sanador del Señor. Los Evangelios están repletos de experiencias y de testimonios que entrelazan la adoración con la sanidad divina. Uno de estos es el testimonio de Jetro, un líder de la sinagoga de Capernaum, centro de operaciones del ministerio de Jesús (Mcs 5:21-43). Ese pasaje bíblico lo describe postrado delante del Señor exponiendo la necesidad de su hija y el dolor que él sentía como padre (vv.21-22). Sabemos que hay dolores que postran. También sabemos que el mejor lugar que existe para llevar estos dolores es a los pies de Jesús; postrados ante Él: adorándole. La hija de Jairo se sanó. El Señor la resucitó.

Otro pasaje bíblico es el de un leproso postrado delante del Señor diciéndole a Jesús que él estaba dispuesto a someterse a la voluntad del Hijo de Dios: “Señor, si quieres, puedes limpiarme” (Mat 8:2b). La verdadera adoración sale del corazón de alguien que no tiene reparos en decirle a Dios que estamos dispuestos a someternos a lo que Él quiera hacer. El leproso fue sano. Otro pasaje bíblico describe a una mujer extranjera, cananea, postrada delante del Señor implorando la sanidad de su hija (Mat 15:18-26). La verdadera adoración surge del corazón de alguien que no tiene dificultad alguna para renunciar a los dioses que ha servido para servir únicamente al  Señor. La hija de esta mujer fue sanada.

La Biblia relata la historia de una mujer enferma que decidió ir a tocar el borde de las vestiduras del Señor (Ms 5:25-34). Es cierto que el toque de esas vestiduras fue más que suficiente para que ella fuera sanada físicamente. No obstante, es la acción posterior de esta mujer la que produce una sanidad holística. La Biblia dice que luego de su sanidad física ella vino ante Jesús temiendo, temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, y se postró delante de él, diciéndole toda la verdad. Esa es una excelente definición de lo que es la adoración. Es entonces que Jesús decide llamarla hija (sanidad de sus relaciones familiares), decirle que fue la fe de ella la que la hizo salva (sanidad de su capacidad para confiar), que podía marcar en paz (sanidad su futuro en peregrinación) y que quedaba sana del azote (de las marcas traumáticas que había producido la enfermedad que la había atormentado).

La sexta invitación es a adorar al Señor con todo el corazón durante el 2021 sabiendo que la adoración desata el poder sanador del Señor.

El año que ha comenzado será uno extraordinario para todos aquellos que decidan ser transformados en adoradores genuinos. La adoración al Señor va a desatar el poder de Dios garantizando victorias extraordinarias. La adoración al Señor va a desatar el poder de Dios provocando avances, “breakthroughs”, muros que serán echados al suelo. La adoración al Señor va a desatar el poder de Dios que garantiza la libertad de las prisiones. La adoración al Señor va a desatar el poder de Dios que garantiza la liberación de las fuerzas antagónicas y demoniacas. La adoración al Señor va a desatar el poder de Dios que garantiza la revelación. La adoración al Señor va a desatar el poder de Dios que garantiza las sanidades.

Esa adoración, la que se convierte en un estilo de vida, es la que nos permite ver el mundo en la luz de Dios, elevados a un nivel de existencia, para ver el mundo desde el punto de vista de Dios. Esa adoración nos conduce a vivir bajo las promesas del Señor. Esa adoración nos conduce a vivir regidos por lo que la Palabra del Señor nos enseña. Esa adoración nos conduce a tomar decisiones correctas; dentro de la voluntad divina. Esa adoración nos lleva a entender que lo que Dios hace con nosotros y en nosotros no es un asunto privado. Esto trata de lo que hacemos con la vida que Dios nos ha dado.

Ha llegado el año nuevo. A la medianoche del 31 de diciembre comenzó un año nuevo, un día nuevo, una nueva y buena temporada para adorar a Dios y vivir así un año bajo el poder del Trino Dios.

¡Feliz Año 2021!
Referencias

[1] Para propósitos de esta reflexión seguiremos un bosquejo provisto por el Dr. Stanley Vasu en febrero de 2007.
Colaboradores:
Reflexión pastoral: Rev.  Mizraim Esquilín-García, PhD.  /  Pastor de Comunicaciones: Mizraim Esquilín-Carrero, Jr. / Webmaster: Hno. Abner García  /  Social-Media : Hna. Frances González / Adalian Rodríguez. •  Montaje reflexión-web/curadora Heraldo Digital Institucional-WordPress: Hna. Eunice Esquilín-voluntaria  /  Diseñadora El Heraldo Institucional Edición Impresa Interactiva en InDesign CC: Hna. Eunice Esquilín-voluntaria  /  Fotografías Recuperadas del internet CC - Unsplash por: Matt Botsford / Oskars Sylwan / https://www.shutterstock.com/search/child+praying. Imagen editada en Photoshop CC: Dra. Eunice Esquilín López – voluntaria 3 de enero del 2021.

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