Reflexiones de Esperanza: Salmo 91: la agenda de transformación (Parte III)

14 Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. 15 Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré. 16 Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación.  (Salmo 91:14-16)

El Salmo 91 siempre ha sido uno de los salmos favoritos de la Cristiandad. Los temas que este salmo nos ofrece son temas cotidianos y existenciales, pero al mismo tiempo son escenarios trascendentales para cualquier ser humano. Reconocemos que las imágenes literarias que presenta son  complejas e intensas. De hecho, este salmo es tan complejo que posee estructuras dentro de sus estructuras.

Un ejemplo de esto es la disposición de los primeros 13 versos.[1] El escritor de este salmo decidió utilizar el verso 8 como eje central para desde allí repetir los mensajes que el Espíritu Santo le inspiró a escribir. Los versos uno al dos (1-2) parecen repetirse en el verso nueve (9). El verso tres (3) parece repetirse en el verso 10. El verso cuatro (4) parece repetirse en los versos 11 y 12. Los versos cinco al siete (5-7) parecen repetirse en el verso 13.

(91:1-2)
1 El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente. 2 Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré.

(91:3)
3 Él te librará del lazo del cazador, De la peste destructora.

(91:4)
4 Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad.

(91:5-7)
5 No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día, 6 Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya. 7 Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará.

(91:8)
8 Ciertamente con tus ojos mirarás Y verás la recompensa de los impíos.

(91:9)
9 Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, Al Altísimo por tu habitación,

(91:10)
10 No te sobrevendrá mal, Ni plaga tocará tu morada.

(91:11-12)
11 Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos. 12 En las manos te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra.

(91:13)
13 Sobre el león y el áspid pisarás; Hollarás al cachorro del león y al dragón.

¿No le parece interesante? Esta estructura predica que podemos levantar la vista para ver que las tragedias y las cuitas que sufrimos en la vida pueden ser consideradas participantes habituales de la vida de cualquier ser humano. Sin embargo, que existe una gran diferencia en su manejo y en los resultados que se obtienen de ellas cuando habitamos al abrigo del Altísimo y moramos bajo la sombra del Omnipotente. ¿Qué es lo que vemos cuando levantamos la vista?

Ahora bien, nuestras reflexiones más recientes nos han conducido al análisis de los versos 14 al 16 viendo estos versos como la descripción del creyente como producto final. Esto es, cuando insertamos a Dios como Señor y Salvador en el manejo de nuestras crisis y en las tragedias que puede traer la vida. La base para esta aseveración es el reconocimiento de que la Palabra de Dios posee el poder para transformar al ser humano que se acerca a Dios.

El verso 14 nos ha revelado que ese creyente es uno que ama a Dios y que conoce el nombre de Dios. Esto es, que se deleita en entregarse a Dios por completo y que ha permitido que cada experiencia de su vida le sumerja en una relación con Dios que es cada vez más íntima y profunda. La teología del nombre de Dios y el amor de Dios revelado en Cristo Jesús son parte de las estructuras de su alma, de su mente y de su espíritu. Estos creyentes han recibido revelación profunda del carácter de Dios y de Su amor.

Es por eso que estos son creyentes que conocen y saben que Dios libra a los suyos. Ellos lo han experimentado. Es por eso que estos son creyentes que saben que Dios pone en alto a los que confían en Él. Ellos lo han experimentado. Es por eso que ellos saben que Dios es el más alto refugio. Ellos lo han lo han experimentado.

El verso 15 de este salmo nos revela cuatro (4) características adicionales. La primera de ellas es que estos creyentes han aprendido el valor y el misterio de la oración; saben invocar a Dios. Ellos son orantes, creyentes que poseen una vida dedicada a la oración efectiva, eficaz y a la práctica de las disciplinas espirituales. Esta característica define la dependencia total y absoluta de Dios. Ellos han aprendido a depender de Dios.

Como ha dicho Mónica Furlong en su análisis de la vida y el testimonio de Thomas Merton:

“La tarea de un hombre de Dios (religioso) es, en vez de procurar auto vaciarse de sí mismo, acallar y ordenar su vida mediante la oración, la negación de sí mismo y practicar la bondad de modo que Dios pueda tomar posesión de él. Con esta finalidad, el ser exterior, el ego empírico, la fascinación con nosotros mismos como objetos de reflexión  se tienen que ir y un vacío terrible tiene que ser enfrentado; una soledad absoluta con miras a alcanzar la próxima etapa. Este es el “desmayo del yo”, la acción de rendir la pequeña burbuja privada de ser, y solo en ese instante de “vaciedad”, de desolación  y desnudez total es que el alma es libre para ser llena de la presencia de Dios.”[2], [3] (Traducción libre)

Podemos resumir las primeras tres (3) características que nos regalan estos versos de la siguiente manera:

  • Son creyentes que aman a Dios.
  • Son creyentes que conocen quién es Dios.
  • Son creyentes que poseen una vida de oración eficaz; dependencia absoluta de Dios.

El verso 15 del Salmo 91 nos regala otra característica de ese creyente que Dios forma mientras lo acompaña a enfrentar el terror nocturno, la saeta que vuela de día, la pestilencia que anda en oscuridad y la mortandad que destruye a plena luz del día. Esa característica que describe el verso 15 es que es un creyente que sabe que nunca está solo. El Señor está con él como un Poderoso Gigante (Jer 20:11) y aun con más intensidad cuando llegan las temporadas que producen angustias.

¿Qué significado posee saber, conocer que el Señor está con nosotros en el día de la angustia? Esta pregunta es una muy importante. Por un lado podríamos esgrimir el principio teológico de la omnipresencia de Dios. Esto es, que Dios está en todas partes. La Biblia lo enseña así.

¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba Y habitare en el extremo del mar, Aun allí me guiará tu mano, Y me asirá tu diestra.  (Sal 139:7-10)
24 Se ocultará alguno, dice Jehová, en escondrijos que yo no lo vea? ¿No lleno yo, dice Jehová, el cielo y la tierra?  (Jer 23:24)

Como ha dicho A.W. Tozer en uno de sus libros:

Pocas verdades se enseñan en las Escrituras con más claridad que la doctrina de la omnipresencia divina. Aquellos pasajes que apoyan esta verdad, son tan claros que requerirían un esfuerzo considerable para comprenderlos. Declaran que Dios es inminente en Su creación, que no existe lugar en el cielo, en la tierra o en el infierno donde el hombre pueda esconderse de Su presencia. Enseñan que Dios está al mismo tiempo, lejos y cerca y que en Él los hombres se mueven, viven y tienen su ser [4]  (Traducción libre)

Esta verdad Escritural podría hacer creer a alguno que no debe haber algo sobrenatural ni especial en la segunda característica que describe el verso 15 del Salmo 91, toda vez que Dios está presente en todo lugar. Es cierto que Dios está en todo lugar, sin embargo, la promesa que describe el verso 15 del Salmo 91 trasciende la omnipresencia de Dios. Esa promesa predica una cercanía provocada por la relación que se ha establecido entre el creyente y Dios. Esa característica describe algo más que la presencia de Dios. Esa característica describe el cumplimiento de una promesa divina para estar presto y asistir a aquellos que le buscan con todo el corazón.

Dios siempre estaba cerca del pueblo de Israel. Sin embargo, para ellos esa presencia en ocasiones podía ser considerada como una amenaza o un peligro debido a las conductas pecaminosas que ellos solían mantener. La santidad de Dios no es compatible con la testarudez del ser humano.[5]

La característica que describe el verso 15 el Salmo 91 define que Dios no solo está presente sino que está cercano y comprometido con la situación que experimenta el creyente.
Veamos algunos ejemplos bíblicos de esta clase de cercanía y de respuesta divina.
Cercano está Jehová a todos los que le invocan, A todos los que le invocan de veras. Cumplirá el deseo de los que le temen; Oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará. (Sal 145:18–19)

Decir que Dios está cercano (“qârôb”, H7138), como lo enseña el Salmo 145, significa que Dios ha establecido una relación de familiaridad con aquellos que le invocan.[6]

Al mismo tiempo, esa cercanía de la presencia de Dios con nosotros que describe el Salmo 91 predica la acción y la intervención divina en medio de las angustias que podemos experimentar. Veamos como lo expresa el profeta Isaías:

1 Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. 2 Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. 3 Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti.  (Isa 43:1-3)

La característica que describe el verso 15 del salmo que estamos analizando también predica la cancelación de los temores, de las ansiedades y de las amenazas que procuran robarnos la paz. Veamos lo que dice la Biblia acerca de esto:

4 Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. 5 Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. 6 Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días.” (Sal 23:4-6)

Esa característica describe y predica la firmeza, la confianza y la resiliencia que poseen aquellos que conocen en dónde está Dios cuando los justos sufren.

Siempre tengo presente al Señor; con él a mi derecha, nada me hará caer.9 Por eso, dentro de mí, mi corazón está lleno de alegría. Todo mi ser vivirá confiadamente, 10 pues no me dejarás en el sepulcro, ¡no abandonarás en la fosa a tu amigo fiel!;  (Sal 16:8-10, DHH)

El verso 15 del Salmo 91 describe al creyente que conoce estas verdades porque las ha experimentado. Ese creyente ha experimentado y comprobado la cercanía de Dios en medio de las pruebas. Ese creyente ha experimentado y comprobado la cancelación de los temores, de las ansiedades y de las amenazas que procuraban robarle la paz. Ese creyente ha experimentado y comprobado la firmeza, la confianza y la resiliencia que la presencia de Dios le otorga a aquellos que le invocan en el valle de sombra de muerte. Ese creyente ha experimentado todo esto enfrentando la plaga que se asoma a la puerta  y los mil y los diez mil que caen a ambos lados del camino por el que él transita.

La cuarta verdad transformativa que describen los versos 14 al 16 del Salmo 91 es que Dios utiliza los días difíciles para formar en nosotros un corazón que no tenga dudas de en dónde está Dios en el día del conflicto. Es por eso que caminamos con confianza. Es por esto que no mueren nuestras esperanzas. Es por esto que  no nos apartamos de la misión ni de las tareas que se nos han asignado.

19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.  (Mat 28:19-20)
Referencias:

[1] https://www.alittleperspective.com/psalm-91-chiastic-structure-2/
[2] Monica Furlong, Merton, a Biography, (San Francisco: Harper & Row, Publishers, Inc., 1980), p. 265.
[3] Jones, G. C. (1986). 1000 illustrations for preaching and teaching. Nashville, TN: Broadman & Holman Publishers.
[4] A.W. Tozer, The Knowledge of the Holy (San Francisco: Harper and Row, Publishers, 1961), p. 80.
[5] https://bible.org/seriespage/la-cercaní-de-dios-éxodo-331-16-348-10-deuteronomio-41-7.
[6] Landes, G. M. (2001). Building your Biblical Hebrew vocabulary: learning words by frequency and cognate (Vol. 41, p. 67). Atlanta, GA: Society of Biblical Literature.

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