Notas del Pastor MJ: Buenas Influencias

Muy a menudo el génesis de los casos de violencia y maltrato en las relaciones es uno: Carencias en los procesos de crianza.  Esto que voy a relatar puede suceder tanto en el hombre como la mujer, pero es bien común en la mujer.  Todo puede comenzar así:  Hay una figura paternal ausente, un padre que no vive en la casa o que vive ahí pero emocionalmente no está presente.  Por lo tanto, hay un amor no correspondido y se crean unos vacíos en el corazón de esta niña que está creciendo para convertirse en mujer.  Un buen día llega una persona que se interesa por esta chica y le pregunta acerca de sus amistades, los lugares que frecuenta e inclusive la ropa que se va a poner.  La chica interpreta esto como un acercamiento de alguien que está interesado en ella y que le quiere cuidar.  Pero sutilmente, esta persona cada vez le pide más cuentas sobre muchos asuntos, creando ambientes de codependencia y sometimiento.  Ante las carencias afectivas que esta chica lleva por dentro ella no se da cuenta de que, más que un interés, esta persona lo que desea es controlarla.  De ahí en adelante la historia se va desarrollando exponencialmente hasta convertirse en una experiencia de maltrato y violencia de la cual es bien difícil salir.

No todas las historias de violencia y maltrato comienzan de esta forma, pero este tipo de escenario es bien común.  Entonces se vuelve un asunto de extrema importancia el velar por los corazones de nuestros niños y jóvenes, en todas las etapas de su desarrollo. Es de extrema importancia cuidarles para que haya la menor cantidad posible de carencias afectivas en sus corazones.  En muchas ocasiones es imposible tener un hogar en donde ambos padres estén presentes.  Es cada vez más latente la realidad de familias rotas en nuestro contexto social.  No obstante, aún hay mucho que se puede hacer sobre este particular.  La Biblia habla de la historia de una chica cuyos padres murieron temprano en su desarrollo.  No obstante, esta chica tuvo presente la figura de un hombre que le sirvió como guía y mentor, una figura paternal que con sabiduría se encargó de dirigirle para que ella pudiera alcanzar el propósito de Dios para su vida.

“Y había criado a Hadasa, es decir, Ester, hija de su tío, porque era huérfana; y la joven era de hermosa figura y de buen parecer. Cuando su padre y su madre murieron, Mardoqueo la adoptó como hija suya… Y cada día Mardoqueo se paseaba delante del patio de la casa de las mujeres, para saber cómo le iba a Ester, y cómo la trataban.” - Ester 2:7, 11

Mardoqueo decidió ejercer el rol de figura paternal ante la ausencia de los padres de Ester.

Esta mujer se convirtió en la reina del imperio más poderoso de su época y sirvió como instrumento para la salvación de su pueblo.  Esto es un testimonio de la importancia de la buena influencia.  Hacen falta más Mardoqueos (y Mardoqueas) en este tiempo.  Si queremos que nuestra realidad cambie, tenemos que asumir la responsabilidad que Dios nos pone de frente.  Te invito a que ores en este tiempo y le pidas al Señor que te muestre como puedes influenciar a otros para bien y convertirte en ese mentor, esa figura guía que puede estar necesitando un niño o un joven en este tiempo.  Esto puede representarle literalmente la diferencia entre la vida y la muerte.  Pero ciertamente va a aportar al cumplimiento del propósito de Dios para su vida.

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