Reflexiones de Esperanza: Efesios: un paréntesis para pensar

“11 Dios nos eligió por medio de Cristo para ser su pueblo, tal como ya lo tenía planeado, pues él actúa de manera que todo lo que suceda salga de acuerdo con su voluntad. 12 Nosotros los judíos ya estábamos esperando al Cristo desde hace tiempo. Fuimos elegidos para alabarle por su grandeza, 13 y esto mismo sucede con ustedes: oyeron el mensaje de la verdad, o sea, las buenas noticias de su salvación y creyeron en Cristo. Por medio de él, Dios les puso el sello del Espíritu Santo que había prometido. 14 El Espíritu es un adelanto que se nos da como garantía de que recibiremos lo que Dios prometió, quien usó la garantía del Espíritu para darnos libertad. Como resultado Dios será alabado por su grandeza.”  (Efesios 1:11-14, NTV)

Hemos estado analizando el himno que el Apóstol Pablo nos comparte al inicio de su Carta a Los Efesios. Esto es, los versos 3-14 del capítulo uno (1) de esa carta. Algunos especialistas en este texto han descrito que ese himno comienza con una bendición (v.3). A renglón seguido, la primera estrofa se basa en el uso de participios activos que describen las acciones de Dios (vv.4-10). Mientras que la segunda estrofa utiliza verbos pasivos para describir la recepción de las bendiciones de Dios para la Iglesia (vv. 11-14).

Varios exégetas han llegado a la conclusión que este himno se cantaba en la celebración de los bautismos de la Iglesia de los primeros siglos de la era Cristiana. [1]
             
Este y otros datos hacen que esta carta sea muy interesante. Por ejemplo, el pasaje Efesios 1:3-14 es una de ocho (8) oraciones extensas que encontramos en esta carta:
 - Efesios 1:3-14                                                    -  Efesios 1:15-23
 - Efesios 2:1-7                                                      -  Efesios 3:2-13
 - Efesios 3:14-19                                                 -  Efesios 4:1-6
 - Efesios 4:11-16                                                 -  Efesios 6:14-20.
             
Otra cosa que Pablo hace en esta carta es repetir con frecuencia la frase “en Cristo”. Esta frase, junto a sus paralelos, él la utiliza 36 veces en esta carta.[2] La frase “en Cristo Jesús” aparece en siete (7) ocasiones en el texto original (Efesios 1:1; 2:6,7,10,13; 3:6, 21).
             
Ahora bien, en algún momento tendremos que detenernos a analizar el concepto de la “herencia” que poseemos los creyentes en Cristo y que Pablo inserta en el primer capítulo de esta carta. Sabemos que él utiliza este concepto en otras cartas, así como lo hicieron otros escritores neotestamentarios. Un poco más adelante repasaremos algunos de esos pasajes bíblicos. No obstante, adelantamos que nos llama la atención la manera en la que Pablo utiliza este concepto en esta carta.
 
Ralph Martin señala que el pueblo Judío había obtenido una herencia en el sentido del rol que Dios les había asignado como pueblo, en la historia y en la decisión divina de ser llamados especial tesoro, posesión especial (“klēros”, G2819). Pablo indica en esta carta que los Gentiles (aquellos que no son judíos) estábamos excluidos de esa bendición hasta que Cristo nos las extendió.[3]
 
Este concepto (“klēros”, G2819) describe un patrimonio que ha sido separado. Es de aquí que surge el concepto herencia que Pablo utiliza aquí: “klēronomia”(G2817). Este concepto describe una porción o un patrimonio segregado (“klēros”, G2819), como se segrega un terreno, que ha sido sometido a las regulaciones o leyes del dueño (“nomos”, G3551). Reiteramos que lo analizaremos en nuestras próximas reflexiones.
 
Ahora bien, partimos de lo antes mencionado para señalar que es muy interesante que en el pueblo de Israel encontremos, sacerdotes, una ciudad, labores y el mismo pueblo bajo esta misma clasificación. Esto es, personas o cosas escogidas por Dios para ser suyos o para desarrollar una tarea que Dios dijo que serían permanentes. Tenemos que detenernos a pensar críticamente acerca de esto.
 
El concepto que se utiliza en el Antiguo Testamento para describir el proceso para separar a los sacerdotes, la ciudad, a los levitas y al pueblo, se conoce como “escogido”. Cuando estos textos fueron traducidos del hebreo al griego (versión de la Septuaginta) este concepto fue traducido como “eklegomai”, (G1586). O sea, el mismo concepto que Pablo utilizó en el verso cuatro (4) del primer capítulo de la Carta a Los Efesios:
 
“4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,”
 
Este dato es muy importante. La importancia del mismo reside en que es desde este contexto que Pablo parte para compartir los conceptos de la “elección” y de la “predestinación” que él utiliza en sus cartas. Esto es, Pablo fue entrenado para el estudio y el análisis de los textos del Antiguo Testamento y en el uso del lenguaje y del vocabulario que se usa allí. Veamos algunos ejemplos de este contexto.
 
La Biblia dice que Dios escogió a Aarón y a sus hijos para ser familia sacerdotal para siempre.
 
“4 Las primicias de tu grano, de tu vino y de tu aceite, y las primicias de la lana de tus ovejas le darás; 5 porque le ha escogido Jehová tu Dios de entre todas tus tribus, para que esté para administrar en el nombre de Jehová, él y sus hijos para siempre.”  (Deuteronomios 18:4-5)
             
El texto de la LXX utiliza en el verso cinco (5) de este capítulo del Deuteronomio el mismo concepto que Pablo utiliza en Efesios 1:4: “exelexato”. Este es el verbo “eklegomai” (G1586), conjugado como un aoristo indicativo medio en tercera persona singular. Sabemos que todas estas explicaciones pueden ser irrelevantes para algunas personas, pero no lo son para la población académica que también procuramos alcanzar por medio de estas reflexiones.
 
Esta condición de “elección” permanente se la repitieron al sumo sacerdote Elí:
 
“27 Y vino un varón de Dios a Elí, y le dijo: Así ha dicho Jehová: ¿No me manifesté yo claramente a la casa de tu padre, cuando estaban en Egipto en casa de Faraón? 28 Y yo le escogí por mi sacerdote entre todas las tribus de Israel, para que ofreciese sobre mi altar, y quemase incienso, y llevase efod delante de mí; y di a la casa de tu padre todas las ofrendas de los hijos de Israel. 29 Por qué habéis hollado mis sacrificios y mis ofrendas, que yo mandé ofrecer en el tabernáculo; y has honrado a tus hijos más que a mí, engordándoos de lo principal de todas las ofrendas de mi pueblo Israel? 30 Por tanto, Jehová el Dios de Israel dice: Yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí perpetuamente; mas ahora ha dicho Jehová: Nunca yo tal haga, porque yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco.” (1 Samuel 2:27-28)
             
Los elementos de definición clara, de propósito establecido, de permanencia y de ser santos para Dios están presentes aquí. El pasaje no dice “algunos de tus hijos” ni “algunos de los miembros de tu familia.” El pasaje dice “él y sus hijos para siempre”. Nadie puede poner esto en duda. De hecho, la Biblia dice que Aarón y todos sus hijos fueron vestidos para esta tarea.
 
“1 Harás llegar delante de ti a Aarón tu hermano, y a sus hijos consigo, de entre los hijos de Israel, para que sean mis sacerdotes; a Aarón y a Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar hijos de Aarón. 2 Y harás vestiduras sagradas a Aarón tu hermano, para honra y hermosura….40 Y para los hijos de Aarón harás túnicas; también les harás cintos, y les harás tiaras para honra y hermosura. 41 Y con ellos vestirás a Aarón tu hermano, y a sus hijos con él; y los ungirás, y los consagrarás y santificarás, para que sean mis sacerdotes. 42 Y les harás calzoncillos de lino para cubrir su desnudez; serán desde los lomos hasta los muslos. 43 Y estarán sobre Aarón y sobre sus hijos cuando entren en el tabernáculo de reunión, o cuando se acerquen al altar para servir en el santuario, para que no lleven pecado y mueran. Es estatuto perpetuo para él, y para su descendencia después de él.”  (Éxodo 28:1-2, 40-43)
 
Sin embargo, todos sabemos que Dios no evitó que algunos de los hijos de Aarón murieran por haber presentado una ofrenda que no era agradable a Dios (Nm 3:2-4; 26:60-61). Ellos decidieron que podían hacer otras cosas y esto les costó la vida y una bendición que pudo haber sido permanente.
 
Lo mismo les sucedió a los hijos de Elí. Los elementos de definición clara, de propósito establecido, de permanencia y de ser santos para Dios están presentes aquí. Sin embargo, sus malas conductas produjeron el resultado de que Dios dejara sin efecto la “elección.” El texto es claro:
 
“30 Por lo tanto, el Señor, el Dios de Israel, que había dicho que tú y tu familia le servirían siempre, ahora declara: “Jamás permitiré tal cosa, sino que honraré a los que me honren, y los que me desprecien serán puestos en ridículo. Yo, el Señor, lo afirmo.” (1 Samuel 2:30, DHH).
 
¿Falló Dios? ¿Cambió de opinión el Todopoderoso? Dios nunca falla. Entonces, ¿qué sucedió con ellos? La respuesta a esta pregunta no es muy complicada. Los hijos de Aarón no fueron escogidos para ser salvos. Los escogieron para que fueran santos y sin mancha y para hacer lo que era correcto. Sus conductas determinaban el carácter de esa elección. Los hijos de Elí no fueron escogidos para otra cosa. Ellos tenían que tomar decisiones que fueran cónsonas con su elección.  
 
No olvidemos que Pablo utiliza estas mismas frases en la Carta a Los Efesios: “nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él”. Pablo conocía el contexto del que emanan los conceptos que él estaba utilizando. Dios nos ha escogido en Cristo para que seamos santos y sin mancha. Cristo está predestinado y nosotros somos escogidos y predestinados en Él. Nosotros somos responsables de mantener estas condiciones. Nos exponemos a perder nuestra salvación como escogidos y predestinados si no lo hacemos.
 
Otro ejemplo singular es el de la elección de la ciudad de Jerusalén. La Biblia dice lo siguiente acerca de esto:
 
“5 Desde el día que saqué a mi pueblo de la tierra de Egipto, ninguna ciudad he elegido de todas las tribus de Israel para edificar casa donde estuviese mi nombre, ni he escogido varón que fuese príncipe sobre mi pueblo Israel. 6 Mas a Jerusalén he elegido para que en ella esté mi nombre, y a David he elegido para que esté sobre mi pueblo Israel.” (2 Crónicas 6:5-6)
 
La versión de los LXX traduce el concepto “elegido” como “exelexamen”: verbo conjugado como un aoristo indicativo medio en primera persona singular. Este es el mismo uso que encontramos en Juan 6:70.
 
Una vez más, los elementos de definición clara, de propósito establecido, de permanencia y de ser una ciudad santa para Dios (Nehemías 11:1) están presentes aquí.
 
Es muy interesante el hecho de que Cristo lloró sobre Jerusalén porque esta ciudad decidió que quería rechazar la gracia de Dios (Mateo 23:37; Lucas 13:34). ¿Falló Dios? ¿Se equivocó el Todopoderoso al escoger esa ciudad? Dios nunca se equivoca y nunca falla. Entonces, ¿qué sucedió con esto? La respuesta a esta pregunta tampoco es muy complicada. El concepto de elección y de predestinación (previo conocimiento de Dios) nunca cancela nuestra libertad para escoger. La ciudad escogida tenía la libertad de escoger otra cosa.
 
El Apóstol Pablo fue educado para utilizar estos contextos en sus textos. Es por esto que la predestinación (el previo conocimiento de Dios) él lo circunscribe a Cristo, al cielo y al regalo de la salvación. Otra conclusión, la que concluye que los que van a ser salvos han sido predestinados, describiría una imagen de Dios como el que provoca que el ser humano caiga ante una fruta para luego hacerlo responsable de ese pecado. Además, obligaría la predestinación al infierno para todos aquellos que se pierden. La Biblia nunca habla de tal clase de predestinación.
 
Otro ejemplo es el de la selección de los levitas, los ministros a cargo del servicio del tabernáculo. La Biblia dice lo siguiente acerca de estos:
 
“1 Hizo David también casas para sí en la ciudad de David, y arregló un lugar para el arca de Dios, y le levantó una tienda. 2 Entonces dijo David: El arca de Dios no debe ser llevada sino por los levitas; porque a ellos ha elegido Jehová para que lleven el arca de Jehová, y le sirvan perpetuamente.”  (1 Crónicas 15:1-2)
             
La versión de los LXX utiliza “exelexato”. Otra vez, este es el verbo “eklegomai” (G1586) conjugado como un aoristo indicativo medio en tercera persona singular. Este es el mismo concepto que Pablo utiliza en Efesios 1:4. Reiteramos que los elementos de definición clara, de propósito establecido, de permanencia y de ser santos para Dios están presentes aquí. La Biblia dice que esta elección es para un servicio perpetuo; para siempre.

Sin embargo, esta elección perpetua no logró evitar que un grupo de levitas, de la descendencia de Coré, murieran por haber realizado sacrificios y presentado ofrendas que no eran agradables a Dios (Numeros 16:35-40).
             
Una vez más, ¿qué sucedió aquí? ¿Falló Dios? ¿Se equivocó el Todopoderoso al escoger a los levitas y señalar que su servicio sería para siempre? Dios nunca se equivoca y nunca falla. Entonces, ¿qué sucedió con ellos? La respuesta a esta pregunta tampoco es muy complicada. Otra vez, el concepto de elección y de predestinación (previo conocimiento de Dios) que se describe en la Biblia nunca cancela nuestra libertad para escoger. Pablo conocía esto muy bien. Esta es una de las razones por las que encontramos traducciones bíblicas como las que hemos citado en el epígrafe de esta reflexión y que hace énfasis en la elección del pueblo judío.
 
“12 Nosotros los judíos ya estábamos esperando al Cristo desde hace tiempo. Fuimos elegidos para alabarle por su grandeza, 13 y esto mismo sucede con ustedes: oyeron el mensaje de la verdad, o sea, las buenas noticias de su salvación y creyeron en Cristo. Por medio de él, Dios les puso el sello del Espíritu Santo que había prometido.”  (Efesios 1:12-13, NTV)
 
El patrón que hemos descrito aquí se repite con la elección del pueblo de Dios. La Biblia dice lo siguiente acerca de esto:
 
“21 Y qué pueblo hay en la tierra como tu pueblo Israel, cuyo Dios fuese y se redimiese un pueblo, para hacerte nombre con grandezas y maravillas, echando a las naciones de delante de tu pueblo, que tú rescataste de Egipto? 22 Tú has constituido a tu pueblo Israel por pueblo tuyo para siempre; y tú, Jehová, has venido a ser su Dios.” (1 Crón 17:21-22)
 
“1 Hijos sois de Jehová vuestro Dios; no os sajaréis, ni os raparéis a causa de muerto. 2 Porque eres pueblo santo a Jehová tu Dios, y Jehová te ha escogido para que le seas un pueblo único de entre todos los pueblos que están sobre la tierra.” (Det 14:1-2)
             
La versión de los LXX vuelve a utilizar el concepto “exelexato.” Repetimos que este es el mismo concepto que Pablo utiliza en Efe 1:4
             
Nuevamente, los elementos de definición clara, de propósito establecido, de permanencia y de ser santos para Dios están presentes aquí. La Biblia dice que esta elección es para un servicio perpetuo; para siempre.
 
No obstante, es un hecho que el pueblo de Israel experimentó en muchas ocasiones los efectos de la justicia de Dios provocada por las malas conductas de ellos como pueblo. Otra vez, ¿qué sucedió aquí? ¿Falló Dios? ¿Se equivocó el Todopoderoso al escoger al pueblo y señalar que serían su pueblo, único, para siempre? Dios nunca se equivoca y nunca falla. Entonces, ¿qué sucedió con esto? La respuesta a esta pregunta tampoco es muy complicada. Otra vez, el concepto de elección y de predestinación (previo conocimiento de Dios) que se describe en la Biblia nunca cancela nuestra libertad para escoger.

Afirmamos que Israel es el pueblo escogido por Dios. No hay duda alguna de esto. Sin embargo, es necesario destacar que uno de los pasajes bíblicos que describe esa elección impone unas condiciones para poder mantener esa bendición.
 
“5 Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. 6 Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.”  (Éxodo 19:5-6, RV 1960)

Adelantamos que hay publicaciones académicas que trabajan con estos análisis bíblicos y teológicos. [4],[5]

Afirmamos que no pretendemos agotar la discusión de este tema en una reflexión laica como esta. Este es un tema que ha generado debates intensos por más de 20 siglos. La historia revela que la Iglesia de los primeros siglos del Cristianismo se expresó acerca de esto reprendiendo aquellos esfuerzos que procuraban radicalizar la salvación bajo el palio de la elección y de la predestinación. De hecho, la Iglesia le llamó la atención a Agustín de Hipona por algunas de sus posturas teológicas acerca de esto catalogándolas como maniqueístas; extraídas del maniqueísmo.[6]

El resumen de este análisis es que cuando Pablo hace referencia a la elección y a la predestinación, lo hace en el contexto que hemos descrito aquí. La elección que el describe y el previo conocimiento al que hace referencia no están separados del ejercicio de la libre voluntad del ser humano. Dios no tiene problema alguno en dejarnos decidir lo que queremos y lo que vamos a hacer. Dios muestra mucho más poder regalando esas libertades mientras mantiene su omnisciencia. Lo contrario resultaría en una salvación impuesta y no en un regalo de gracia.

Es desde este contexto que Pablo describe la herencia y el sello de propiedad que poseemos como Cristianos. Este será el tema de nuestra próxima reflexión.
Referencias

[1]  Hoehner, Harold W.. Ephesians (p. 170). Baker Publishing Group. Kindle Edition. Nota: el Profesor Hoehner comparte una tabla en las página 172-174 de este libro en la que resume las contribuciones más importantes que se han realizado acerca de la estructura hímnica de esos versos.

[2] Ibid. pp.184-185.

[3]  Martin, Ralph P.. Ephesians, Colossians, and Philemon: Interpretation: A Bible Commentary for Teaching and Preaching (p. 19). Presbyterian Publishing Corporation. Kindle Edition.

[4]  Barth, Markus. Ephesians: Introduction, Translation, and Commentary on Chapters 1– 3. AB, ed. William Foxwell Albright and David Noel Freedman, vol. 34. Garden City, Ν.Υ.: Doubleday, 1974.

[5] Barth, Markus. “Traditions in Ephesians.” NTS 30 (January 1984): 3– 25.

[6] https://www.significados.com/maniqueismo/

No Comments


Categories

Archive

 2023

Recent

Tags