Notas del Pastor MJ: Que vamos a decidir

Las imágenes quedarán para siempre grabadas en la historia.  Ver a múltiples personas corriendo en dirección de un avión o agarrarse de unas escalinatas para abordar una aeronave y escapar, evoca memorias de la caída de Saigón en Vietnam.  El juego de apuntar a los culpables puede extenderse sin fin. Pero si hay algo en lo que todo el mundo concuerda es que no se supone que hubiera ocurrido algo así.  El gobierno norteamericano ha quedado en vergüenza ante el mundo, no solamente por el mal manejo de esta situación, sino por todos los compromisos que se dejaron de cumplir.  Se faltaron a los compromisos con países aliados que en un principio colaboraron en este conflicto.  Se faltó al compromiso con cientos de miles de soldados que dieron de su tiempo (y en muchos casos su vida) por ese conflicto.  Se faltó al compromiso con ciudadanos Afganos que de una u otra forma dieron apoyo durante el conflicto y que hoy se exponen a represalias.

Todo esto dentro del marco del 20 aniversario del recordado 9/11, hace de este desenlace uno difícil de asimilar.  Es muy cierto que este conflicto nunca debió darse en un principio.  Pero el terminarlo de esta forma no solamente echa a la basura trillones de dólares del fisco, sino que deja en vano todo el trabajo de dos décadas y destruye las esperanzas de muchas familias afganas que estaban a la expectativa de un mejor porvenir.  Estados Unidos ha sido humillado en medio de un conflicto que no debió asumir.  

Mientras veía todas estas noticias, una pregunta rondaba mi corazón: ¿Acaso habrá quitado Dios su mano de la nación norteamericana? Quiero explicar mi pensar.  La nación que se supone que estuviera fundada a nivel constitucional bajo los preceptos del Dios todopoderoso, lo que ha hecho en años recientes es alejarse cada vez más de él.  Inclusive, durante los pasados años hemos jugado a ser nuestro propio Dios.  Tengo que hablar en inclusivo porque a todos nos corresponde esta responsabilidad.  Hemos decidido que podemos convertirnos en personas del sexo de nuestra preferencia, por encima de lo que Dios ha creado.  Hemos decidido que podemos disponer por elección de la vida de un feto dentro del vientre de una mujer.  Hemos decidido que podemos entregarnos a cualquier placer sin medir las consecuencias.  Hemos sacado a Dios de nuestro entorno, de nuestras familias y aún de nuestras iglesias.  Dios en su infinita misericordia ha decidido darnos nuestro espacio.  Pero cuando eso ocurre, nos ponen en evidencia.  No somos tan autosuficientes, no somos tan capaces, somos totalmente vulnerables.

Aún está por verse lo que estos eventos representan para la seguridad de muchos pueblos y naciones.  Creo que es una llamada de alerta.  Creo que es un tiempo profético. La Biblia comunica dos verdades en paralelo:

“Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová”  Salmo 33:12
“Maldito el varón que confía en el hombre” Jeremías 11:3

Nos toca a nosotros decidir cuál de estas dos vamos a seguir.

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