Notas del Pastor MJ: Dios está

El sábado 28 de Agosto, cerca de las 3:30 de la tarde, recibí una noticia de esas que uno nunca desea escuchar.  Frandiego fue un regalo que el cielo nos prestó por casi 11 años.  La última vez que tuve la oportunidad de verle en persona fue durante el mes de Diciembre del 2019 en la casa de sus padres en Maryland.  Destilaba una alegría y una serenidad inmensa.  Aún con sus limitaciones físicas exhibía una voluntad férrea y decidida.  El chico tenía su corazoncito bien afirmado.  Pero tenía un espíritu dócil y afable.  Verlo en acción con su hermana Julietta era algo extraordinario.  La relación de Frandiego con su hermana superaba las limitaciones de su comunicación.  Por supuesto, lo mismo sucedía con sus padres, sus abuelas, sus tíos y tías. 
Ver la vida de Frandiego era ver la gracia poderosa de Dios en acción.  Cada logro obtenido por él era objeto de celebración, desde lo más simple hasta lo más extraordinario, porque Dios estaba con él.  Pero si hay algo que siempre voy a recordar es que a Frandiego le encantaba la música.  La casa de Frandiego siempre ha estado llena de alabanza y esto él lo aprendió muy bien.  En múltiples ocasiones su familia compartió con nosotros experiencias en las cuales le escuchamos cantar.  Estoy totalmente convencido de que el Padre recibía su canción como la más hermosa.  Si me permites añadir algo, lo mismo hace el Padre contigo y conmigo.  Aún a pesar de cualquier limitación que podamos tener como seres humanos, el Padre recibe nuestra alabanza como la más hermosa expresión.

Frandiego debe estar cantando hoy delante de la presencia de su Señor.  ¿Cómo será su voz en el cielo sin las limitaciones de salud que tenía en este lado de la vida?  Es de Dios mostrar esa revelación si así él lo desea.  Pero sabemos que un día todos le vamos a escuchar y le vamos a ver correr y sonreír como solo él sabía hacerlo, porque sabemos en dónde él está.  También sabemos que un día tu y yo vamos a cantar de igual forma, sin ningún tipo de restricción, delante de la presencia de nuestro salvador.

Recuerdo que hace unos cuantos años atrás hablaba con un compañero de trabajo que los padres de Frandiego y yo tuvimos en común.  Nuestra conversación entre otros temas giraba en torno a la vida de este chico.  La conversación desembocó en una experiencia en la cual este compañero de trabajo aceptó a Jesús como su salvador, por virtud del testimonio de Frandiego y de su familia.  No tengo duda alguna de que esta historia se ha repetido en múltiples ocasiones.  Frandiego nunca predicó desde un altar, pero ganó muchas vidas para Cristo.  

La salvación de Dios nos es revelada de muchas formas distintas.  No siempre nos hace sentido, pero siempre Dios está.  Aún en medio del dolor, Dios está.  En medio de tu dolor, Dios siempre está.