Reflexiones de Esperanza: Efesios: el poder de la oración (Parte IX)

“15 Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos, 16 no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, 17 para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, 18 alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos,”  (Efesios 1:15-18, RV 1960)
           
El análisis del Padre Nuestro nos ha absorbido durante las pasadas reflexiones. El análisis de la estructura de esta oración nos está enseñando a manejar las herramientas necesarias para analizar las oraciones levantadas por el Apóstol Pablo en la Carta a Los Efesios. Esto, tomando en consideración que gran parte de las estructuras de las oraciones bíblicas emanan del vocabulario que se usa en estas y del orden en que este es utilizado.

Por ejemplo, cuando el Apóstol Pablo utiliza el concepto “energeia” (G1753) en esa oración (“según la operación de”, Efe 1:19b) lo hace sabiendo que no está haciendo referencia a un proceso y sí a la eficiencia de la actividad de Dios en nosotros. Lo mismo sucede cuando él lo vuelve a utilizar más adelante en esta misma carta:

“7 del cual yo fui hecho ministro por el don de la gracia de Dios que me ha sido dado según la operación de su poder.” (Efesios 3:7)

Pablo lo vuelve a utilizar en el caso de la descripción de la Iglesia como Cuerpo de Cristo, cuando él decide apelar a la eficiencia propia de cada uno de los miembros del cuerpo.

“16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.”  (Efesios 4:16)
 
Sin embargo, en una de las ocasiones en las que este concepto es utilizado en la Carta a los Colosenses, la dinámica parece ser distinta (Col 2:12). El énfasis allí es la operación, pero es también la manifestación del poder de Dios. Nos detendremos a analizar todo esto cuando analicemos las oraciones que Pablo nos regala en la Carta a Los Efesios. Basta señalar que dentro de los ejes en las que estas giran se encuentra la necesidad de vivir bajo la operación del poder de Dios.

Esta necesidad se acrecienta en épocas de grandes tribulaciones y desesperación. Estamos convencidos de que una de las crisis más grandes que ha traído consigo el COVID-19 es que ha provocado que la Iglesia del Señor confíe más en sus capacidades que en el poder de Dios.

Ahora bien, ya hemos visto que el análisis del Padre Nuestro nos ha colocado en el carril de procurar identificar el uso de los conceptos en estas oraciones. En esta reflexión tenemos que detenernos a reflexionar acerca de la frase “venga tu reino” (Mat 6:10a).

De entrada hay que señalar que esta frase procura hacer que los que oramos entendamos y proclamemos la importancia que posee el Reino de Dios. Esta expresión se utiliza en el Nuevo Testamento para describir la sociedad en la tierra en la que la voluntad de Dios se puede desarrollar con la misma perfección que en el cielo.

Debemos entender que Jesucristo no incluye esta frase en la oración desde un vacío teológico. El Antiguo Testamento posee muchas referencias acerca del Reino de Dios y de Dios como Rey. Por ejemplo, el Salmo 47:2 dice que Dios es Rey grande sobre toda la tierra. Otros salmistas no vacilan para decir que Dios posee el título de rey, que gobierna como Rey (Sal 93:1; 96:10), que Él se enseñorea sobre la tierra (Jue 8:23; Sal 22:28), que se sienta en Su trono (1 Rey  22:19; Sal 103:19; Ezeq 1:26–28), y que mantiene Su reino (2 Rey 19:15; Sal 45:6).[1]
 
El Antiguo Testamento predica la tesis de que la naturaleza de ese reino es eterna (Sal 145:11-13; Dan 2:44) y en algunas ocasiones coloca a reyes de otros países reconociendo esto (Dan 6:26). Hay aspectos históricos acerca de este reino diseminados en todo el Antiguo Testamento. Por ejemplo, se supone que los reyes de Israel fueran una extensión del gobierno celestial de Dios. La Biblia dice que los reyes de Israel se sentaban a gobernar desde un trono que le pertenecía a Dios; era el trono de Dios.
 
Veamos algunos ejemplos de esto:
  
“5 Y de entre todos mis hijos (porque Jehová me ha dado muchos hijos), eligió a mi hijo Salomón para que se siente en el trono del reino de Jehová sobre Israel.”  (1 Crónicas 28:5)
 
“23 Y se sentó Salomón por rey en el trono de Jehová en lugar de David su padre, y fue prosperado; y le obedeció todo Israel.” (1 Crónicas 29:23).
 
El Antiguo Testamento también predica el establecimiento futuro de ese reino sobre toda la tierra (Sal 103:19). Ese mensaje dice que todas las naciones estarán sujetas al reino de Dios. Los profetas del Antiguo Testamento son muy vocales en todo esto. La profecía de Abdías (Abd 21) y de Daniel (7:13-14) son solo algunos ejemplos de esto.        
 
El pueblo de Israel estaba convencido de todo esto. De hecho, el pueblo de Israel reconocía a Dios como Rey antes de que se estableciera la monarquía. Martin Buber dice esto en la página 48 de su libro “Kingship of God.”[2]
 
El profeta Isaías, el profeta evangélico, había adelantado en su profecía algunos detalles acerca del Reino que Dios habría de establecer en la tierra. En primer lugar, que ese reino no tendría límite, que  sería establecido del linaje de David.
  
“7 Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.”  (Isaias 9:7)
 
Al mismo tiempo, este profeta describió cómo sería el gobierno en ese reino:
 
“22 Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará.” (Isaias 33:22)
               
En otras palabras, que Dios ocupa las tres (3) ramas del poder constitucional de Su gobierno. El poder judical está en Su manos. El poder legislativo está en Sus manos. El poder ejecutivo está en sus manos.
 
El mensaje del Evangelio anuncia en su predicación que ese reino ha llegado con la encarnación, la muerte y la resurrección de Jescuristo nuestro Señor y Salvador.
 
Conociendo esto, podemos afirmar que cuando Cristo nos invita a orar diciendo “venga tu reino,” lo que nos está enseñando es a orar por el establecimiento del gobierno de Dios. Esto es, pedir, aceptar y declarar que Dios gobierna en nuestras vidas, en nuestros hogares, sobre nuestro tiempo, nuestros espacios, nuestras mentes y nuestras emociones. Es pedir, aceptar y declarar que Dios gobierna en nuestras Iglesias, en nuestros proyectos, en nuestros llamados, en nuestras decisiones y en nuestros programas. Es pedir, aceptar y declarar que Dios gobierna en nuestros países, sobre nuestros gobernantes, sobre nuestras leyes, nuestras instituciones y sobre las organizaciones privadas. Es pedir, aceptar y declarar que Dios convierta todos estos en Su sociedad; en el ambiente y contexto en el cual Él domina.
 
O sea, que esta frase describe el anhelo del corazón del orante: que anhelamos entregar nuestra voluntad y nuestra vida entera a Dios y a Su reino: que anhelamos que todo lo que está a nuestro alrededor también sea entregado a la volunta de Dios y a Su reino. Además, esta frase pone en los labios de aquellos que oran el deseo de que se produzca el rapto de la Iglesia y la Segunda Venida de Cristo.
 
No podemos olvidar que el mensaje del Evangelio, las buenas noticias de salvación, es el mensaje del establecimiento del reino de Dios o del reino de los cielos. Hay docenas de versos bíblicos en el Nuevo Testamento que enfatizan esto.
 
“23 Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.” (Mateo 4:23)
 
“3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.” (Mateo 5:3)
 
“33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. (Mateo 6:33)
             
La mayoría de las enseñanzas de Jesús giraban alrededor del mensaje de este reino.
 
“33 Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado.” (Mateo 13:33)

“44 Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo. 45 También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, 46 que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró. 47 Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces; 48 y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera.”  (Mateo 13:43-48)
 
“10 Y él dijo: A vosotros os es dado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan.” (Lucas 8:10)
 
“16 La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él.”  (Lucas 16:16)
             
El Dr. Tony Evans ha dicho que un hombre o una mujer del reino de Dios es uno que vive para demostrar, visiblemente, el gobierno absoluto de Dios bajo el Señorío de Jesucristo: en todas las áreas de sus vidas. Estos reconocen que esto no será una tarea fácil de desarrollar, pero que sus resultados son tan poderosos que merecen todo el esfuerzo que necesitemos poner en ello. Estos poseen una sola meta, un solo propósito: promover y avanzar el reino para beneficio de todos los que pertenecen a este y de esta forma glorificar a Dios, el Rey de este reino.
             
Hay cinco verdades fundamentales adscritas a la frase “venga tu reino.”[3]

  1. Cuando decimos “venga tu reino” estamos diciendo que anhelamos entregar nuestra voluntad al reinado de Dios y a Su Rey que es Cristo Jesús.
  2. Cuando decimos “venga tu reino” estamos declarando la guerra al reino de las tinieblas.
  3. Cuando decimos “venga tu reino” decimos que estamos esperando el establecimiento de un reino celestial en la tierra (“….así en la tierra como en cielo”).
  4. Cuando decimos “venga tu reino”  estamos declarando que vivimos en ese reino, el reino de Dios, bajo las reglas de ese reino y en común acuerdo con las exigencias de ese reino.
  5. Cuando decimos “venga tu reino” estamos pidiendo por la expansión de ese reino entre nosotros.
 
Ahora bien, ¿por qué es que Jesús nos enseña a hacer tanto énfasis acerca de este reino en nuestras oraciones? Robert Law ha dicho que la oración es un instrumento poderoso, no para conseguir que la voluntad del hombre se establezca en los cielos, sino para que la voluntad de Dios se establezca en la tierra. Él añade que es por esto que no tenemos el derecho de pedir a Dios cosa alguna que pueda deshonrar Su nombre, dilatar Su reino y/o entorpecer Su voluntad en la tierra.[4]
 
“[La expresión] “Venga tu reino” no es una simple petición. Ya hemos visto que cuando yo oro de esta manera estoy declarando que le entrego el dominio de mi vida al reino de Dios, que le declaro la guerra al reino de las tinieblas, que estoy esperando el reino futuro terrenal y sobre todo, que al orar así espero que el reino de los cielos se expanda según Mateo 24:14. Pero al orar así ¿en verdad deseo que eso ocurra?” [5]
 
Los principios que rigen el Reino de Dios fueron descritos por nuestro Rey en el Sermón del Monte (Mat 5-7). Warren Wiersbe ha propuesto que el capítulo cinco describe la rectitud del reino. El capítulo seis describe la adoración del Reino y el capítulo siete describe la justicia de ese reino. Es muy interesante saber que la oración del Padre Nuestro aparezca en el capítulo que describe la adoración en el reino (Mat 6:9-13).
 
Conocer todos estos datos nos tiene que llevar a la conclusión de que el COVID-19 no puede entorpecer ni detener el establecimiento de ese reino. Las ansiedades, las depresiones, las tribulaciones y toda otra suerte de crisis que podamos enfrentar tampoco podrán hacerlo. La Iglesia del Señor ha vivido predicando y extendiendo ese reino y el mensaje de ese reino durante dos (2) milenios. Durante ese tiempo ella ha tenido que enfrentar amenazas inimaginables. Ataques y amenazas al reino de Dios que han surgido desde afuera de la Iglesia y desde adentro de ella. Guerras mundiales, pandemias, persecuciones, gobiernos y toda clase de administraciones públicas que son enemigos acérrimos de nuestro Señor, de nuestra fe y del Reino de Dios. Todas estas amenazas y peligros han dejado de existir y la Iglesia del Señor, centrada en el Reino de Dios, continúa aquí predicando el mensaje del reino de los cielos. El COVID-19 es una amenaza más dentro de estas cosas con las que hemos tenido que lidiar. Este virus también será derrotado y pasará a la historia como otra amenaza que hemos logrado vencer.
 
La invitación para los seres humanos del siglo 21 sigue siendo la misma:
 ….El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.” (Mcs 1:15)
Referencias

[1] Seal, D. (2016). Kingdom of God. In J. D. Barry, D. Bomar, D. R. Brown, R. Klippenstein, D. Mangum, C. Sinclair Wolcott, … W. Widder (Eds.), The Lexham Bible Dictionary. Bellingham, WA: Lexham Press.
   
[2]  Buber, Martin. Kingship of God. London: Allen and Unwin 1967. Repr., Amherst, N.Y.: Humanity Books, 1990.
 
[3] https://entrecristianos.com/venga-tu-reino/

[4]  Wiersbe, Warren W.. Be Loyal (Matthew): Following the King of Kings (The BE Series Commentary) (p. 57). David C Cook. Kindle Edition.
   
[5] https://entrecristianos.com/venga-tu-reino/,  Ibid.

1 Comment


Julia mendez - October 12th, 2021 at 8:18pm

Amén!! Bendiciones !



Sólo quería preguntar si fuera posible usar un color más oscuro/o en bold para escribir sería más cómodo al leer para mi y estoy segura qué a muchas otras personas en la cual la vista ya no es tan joven.☺️



Gracias! Dios les bendiga!





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