Notas del Pastor MJ: Dependientes de su gracia

Pocas cosas son tan frágiles y vulnerables como la vida de un bebé recién nacido.  En esta etapa del desarrollo, el ser humano es totalmente dependiente.  No podemos valernos por nosotros mismos.  No podemos alimentarnos por nosotros mismos.  No podemos ambular por cuenta propia.  Ni siquiera podemos expresar con palabras, con un sentido coherente, nuestra propia necesidad.  No obstante, la Biblia toma ese momento como una imagen para una palabra poderosa.  


Dios escogió a los más vulnerables, a los más indefensos para fundar fortalezas.  Entonces eso lo que quiere decir es que hay esperanza para ti y para mi.  No importa cuán vulnerable te sientas, cuan indefenso creas estar o cuan insuficiente seas, Dios ha prometido que puede trabajar contigo para fundar fortalezas.  Dios puede trabajar en ti para fundar fortalezas.  Es hermoso saber que no tenemos que encontrarnos en nuestro mejor estado para que Dios trate con nosotros.  Solo hace falta que le demos una oportunidad.

Las fortalezas que Dios quiere construir en ti están atadas a su propósito y ese propósito es uno de victoria.  La Biblia dice que esas fortalezas son fundadas para hacer callar al enemigo y al vengativo (Salmo 8:2).  Puedes estar experimentando situaciones que amenazan tu paz y tu gozo.  Dios quiere equiparte, construyendo en ti fortalezas que garanticen tu victoria frente a esos enemigos.  Esto Dios lo ha prometido porque es parte de su propósito para ti.  Entonces hay varias preguntas que tienes que hacerte.  ¿Qué propósitos tiene Dios en medio de ese escenario de dificultad que estás enfrentando?  ¿Qué necesitas aprender? ¿Cómo ese propósito de Dios puede redundar en bendición para ti y para los que están a tu alrededor?

Nuestro Dios es tan grande que puede perfeccionar su obra en medio de nosotros, aún cuando no somos suficientes.  El puede tomar nuestra incapacidad, nuestra vulnerabilidad y nuestra insuficiencia para formar las fortalezas necesarias para nuestra victoria.  Solo hace falta darla una oportunidad a Dios.   Solo hace falta tornarnos como un niño recién nacido, totalmente dependientes de su gracia y amor.   Puede ser que tal y como un niño recién nacido, no puedas ni siquiera expresar lo que sientes en tu corazón.  No hacen falta las palabras ante el amor tan grande del Padre.  Llámale por su nombre, el te va a responder.