Notas del Pastor MJ: La gracia de Dios

Conocí a Meryl Saunders en un vuelo internacional a finales del 2018.  De primera instancia me pareció que iba a ser uno de estos compañeros de avión que apenas interactúa con otros.   Pero mi primera impresión estaba errada.  Meryl resultó ser una persona encantadora.  Este caballero de edad avanzada y veterano de la guerra de Vietnam se dirigía hacia Alemania.  “Voy de camino a ponerle punto final a todos mis compromisos de negocios en este país.  Mis hijos me quieren de vuelta en Texas, cerca de ellos”; exclamó este anciano.  Le pregunté acerca de su salud y me comentó que hacía un tiempo atrás le habían diagnosticado cáncer, producto de los efectos ocasionados por el agente naranja.  Este herbicida utilizado durante la guerra de Vietnam ha tenido ese mismo efecto en múltiples habitantes del área y en múltiples veteranos también.  Pero Meryl no tuvo mucho tiempo para sumirse en el lamento de su condición.  Otra situación difícil ocupaba su corazón.  Su esposa de más de 51 años había sido diagnosticada con otro tipo de cáncer; enfermedad que la mantuvo encamada por varios años.

En Marzo del 2018 su esposa falleció. Le pregunté a Meryl cómo estaba manejando su pérdida significativa.  Me dijo que era un asunto de día a día.  “El día que falleció”; me comentaba Meryl, “me llamaron del hogar en donde la cuidaban”.  “Me dejaron un mensaje diciéndome: señor Saunders, su esposa se encuentra muy inquieta, por favor pase tan pronto pueda”.  “ Me apresuré a llegar hasta donde ella estaba, la besé, la abracé, le tomé de la mano y comencé a susurrarle al oído diciéndole que todo iba a estar bien, que no estaba sola, que yo estaba a su lado”.  Los ojos de Meryl se llenaban de lágrimas mientras contaba esta historia.  

Varios minutos antes habíamos compartido acerca de nuestra Fé mutua en Jesús, de modo que no tuve reparos en insertarme en su relato para decirle las siguientes palabras.  Le dije: “Meryl; ¿sabes que las mismas palabras que tu esposa escuchó de tus labios fueron las que escuchó en el cielo mientras se mudaba desde este lado de la vida hacia la eternidad?” Meryl asintió con su cabeza.  Continué diciéndole: “Tu esposa tuvo que haber escuchado una dulce voz desde el cielo, la voz de su amado salvador, diciéndole: todo va a estar bien, no estás sola, yo estoy a tu lado”.  “Jesús se acercó, le abrazó, la besó, la tomó de la mano y le llevó hacia sus moradas celestiales”.  Meryl y yo terminamos haciendo una oración juntos.  Aquella fila de asientos de aquella aeronave se convirtió en un lugar en donde la presencia de Dios descendió.

Este tipo de citas divinas como las que tuve junto a Meryl son eventos que me recuerdan varias cosas.  Lo primero es que la gracia de Dios es infinita y opera a favor de aquellos a quienes El ama, y que le aman de vuelta.  Lo segundo: siempre tenemos que estar listos para compartir las verdades del amor de Dios a otros.  Lo tercero: tenemos que valorar cada instante que tenemos junto a aquellos a quienes amamos.  En muchas ocasiones las pequeñas cosas de la vida son las más importantes y las más que terminamos atesorando. Así que no debemos desaprovechar cada instante que tenemos para fortalecer nuestras relaciones y estrechar lazos con aquellos a quienes amamos.  Por último, el tema de la vida y la muerte solo puede ser manejado con esperanza y paz cuando Cristo está en la ecuación.  Si aún no lo has hecho, te invito; déjalo entrar en tu vida hoy.

Esta semana en la cual celebramos el día de acción de gracias aprovecha y da gracias por todos los cuidados, todas las bendiciones y toda la fidelidad que has recibido del cielo; aún en los momentos difíciles.  Dios siempre ha estado, está y estará junto a nosotros.  Por eso tenemos esperanza. Por eso El es digno de nuestra mayor expresión de gratitud.    

“Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.” (Romanos 15:13)

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