824 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 28 de Nov del 2021

Entrando a un nuevo tiempo (Parte #7)
Reflexión por el Pastor/Rector: Mizraím Esquilín-García
824 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 28 de Nov del 2021


“1 Despierta, despierta, vístete de poder, oh Sion; vístete tu ropa hermosa, oh Jerusalén, ciudad santa; porque nunca más vendrá a ti incircunciso ni inmundo. 2 Sacúdete del polvo; levántate y siéntate, Jerusalén; suelta las ataduras de tu cuello, cautiva hija de Sion. 3 Porque así dice Jehová: De balde fuisteis vendidos; por tanto, sin dinero seréis rescatados. 4 Porque así dijo Jehová el Señor: Mi pueblo descendió a Egipto en tiempo pasado, para morar allá, y el asirio lo cautivó sin razón. 5 Y ahora ¿qué hago aquí, dice Jehová, ya que mi pueblo es llevado injustamente? Y los que en él se enseñorean, lo hacen aullar, dice Jehová, y continuamente es blasfemado mi nombre todo el día. 6 Por tanto, mi pueblo sabrá mi nombre por esta causa en aquel día; porque yo mismo que hablo, he aquí estaré presente. 7 ¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina! 8 ¡Voz de tus atalayas! Alzarán la voz, juntamente darán voces de júbilo; porque ojo a ojo verán que Jehová vuelve a traer a Sion. 9 Cantad alabanzas, alegraos juntamente, soledades de Jerusalén; porque Jehová ha consolado a su pueblo, a Jerusalén ha redimido. 10 Jehová desnudó su santo brazo ante los ojos de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la salvación del Dios nuestro. 11 Apartaos, apartaos, salid de ahí, no toquéis cosa inmunda; salid de en medio de ella; purificaos los que lleváis los utensilios de Jehová. 12 Porque no saldréis apresurados, ni iréis huyendo; porque Jehová irá delante de vosotros, y os congregará el Dios de Israel. ” (Isa 52:1-12)
            El análisis de la palabra profética que el Señor inspiró a Isaías nos ha impactado. Es obvio que las necesidades que experimentamos en esta temporada marcada por el COVID-19 hace necesaria una palabra nos de dirección. El mundo en el que vivimos necesita un rumbo, un conjunto de datos y de informaciones precisas que le conduzcan a un futuro de esperanza. Los creyentes en Cristo sabemos que solo Él es el camino, la verdad y la vida y que nadie viene al Padre si no es por Él (Jn 14:6).
            También es obvio que esa necesidad que tiene nuestro mundo eventualmente le llevará a aceptar la dirección mundial de un líder que la Biblia llama el hombre de iniquidad, el hombre de pecado (2 Tes 2:1-5), el Anticristo (1 Jn 2:18).            La presencia de la Iglesia aquí es lo que ha detenido esta decisión. La Iglesia es dirigida y guardada por el Espíritu Santo (Jn 16:7-15). Es el Espíritu Santo el que detiene que esto suceda en estos momentos (2 Tes 2:6-8). Tan pronto la Iglesia sea arrebatada a los cielos, tal y como sucedió con Enoc y con Elías, el Espíritu Santo no tendrá lugar aquí y entonces vendrá el fin.
            Todos los caminos y todas las noticias afirman que esos escenarios se acercan. Se trata de un mundo necesitando dirección de un líder como nunca antes. Se trata de una palabra profética que está por cumplirse. Hay que estar preparados: ¡nuestra redención se acerca!
            Mientras tanto, la Iglesia del Señor también necesita una palabra de dirección. La Iglesia necesita una palabra precisa que le indique cómo manejar y enfrentar este tiempo; el tiempo del fin. Sabemos que el Señor nos ha dado Su Santa Palabra y ella es “la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;” (2 Ped 1:19). Es aquí, en estos escenarios, que la palabra profética de Isaías comienza a retumbar en nuestros oídos, en nuestras mentes y en nuestros corazones.
             Reiteramos que el llamado que hace este profeta en el capítulo 52 de su libro puede ser sintetizado de la siguiente manera: ¡Hay que entrar a un nuevo tiempo! Dios nos está llamando a entrar a una nueva temporada. Esta es la temporada para afinar la Iglesia para completar su misión aquí y estar lista para las Bodas del Cordero.
            Hemos visto que el reto que nos lanza el profeta incluye unos requisitos básicos. En primer lugar, hay que despertar de la somnolencia emocional y espiritual en la que han caído muchos de los creyentes en Cristo. Estos requisitos incluyen vestirse del poder de Dios y de hermosura; vestirse de algo que hemos aprendido a llamar alabanza perfeccionada. Estos requisitos incluyen sacudirse el polvo de encima y levantarse del suelo. Hay que añadir a esto que el profeta, inspirado por el Señor, nos conmina a sentarnos en el lugar que nos corresponde. No podemos permitir que el mundo desplace a la Iglesia del Señor del lugar que Dios le ha asignado como el Cuerpo de Cristo aquí en la tierra, de su responsabilidad profética como voz que clama en el desierto anunciando el regreso de nuestro Salvador Isa 40:1-3), como sal de la tierra (Mat 5:13) y como luz del mundo (Mat 5:14).
             Es aquí que el profeta Isaías nos confronta con otra realidad que tenemos que aceptar. La Iglesia se ha convertido en cautiva, en prisionera del mundo, de sus decisiones, de sus agendas, prisionera de los deseos y anhelos de aquellos que no conocen al Señor ni le temen. Isaías nos hace un llamado, nos formula el próximo requisito para entrar a ese nuevo tiempo:
  “suelta las ataduras de tu cuello, cautiva hija de Sion”  (Isa 52:2c)
            La acción definida aquí como soltar es la traducción de un verbo hebreo: “pâthach”, (H6605).  Este concepto se utiliza en la Biblia para describir la acción de abrir los ojos (1 Rey 8:29), las puertas (Jue 3:25) y/o los libros (Neh 8:5). Se usa para describir la acción de abrir la boca para hablar (Sal 109:2; Prov 31:8) y abrir las manos para dar (Det 15:8, 11). Además, se utiliza para describir la acción de desenvainar las espadas y abrir las prisiones (Sal 37:14 Eze 21:33, Isa 14:17). Se usa para describir la acción de cantar para dirigir al pueblo (Sal 49:4), soltar las cadenas, las ataduras y el cilicio (Job 30:11; 38:31; 39:5; Sal 30:12; 116:16; Isa 20:2). [1] Se usa también para describir la acción de grabar, inscribir en una superficie sólida (Éxo 28:36c) tal como tallar en madera, abrir un cauce, hacer que un río fluya (Isa. 41:18), abrir los graneros de trigo para su venta (Am 8:5) y la acción de que se abran las flores (Cant 7:13).[2]
            Otros ejemplos de sus usos incluyen recuperar la acción de escuchar para obedecer (Isa 35:5; 50:5), ser liberados (Job 12:14; Sal 102:21; Isa 51:12), [3]y la acción de desdoblar o desplegar algo.[4] Estos son solo algunos ejemplos de sus usos.
            Sabemos que la mejor manera de poder desarrollar un entendimiento adecuado de lo que hemos formulado hasta aquí acerca de este concepto es examinar algunos bíblicos de esos usos. Por ejemplo, el libro del Génesis utiliza este concepto en la narrativa acerca del viaje que Eliezer, el mayordomo de Abraham, realizó para ir a buscar una esposa para Isaac, el hijo de la promesa.
“32 Entonces el hombre vino a casa, y Labán desató los camellos; y les dio paja y forraje, y agua para lavar los pies de él, y los pies de los hombres que con él venían. 33 Y le pusieron delante qué comer; mas él dijo: No comeré hasta que haya dicho mi mensaje. Y él le dijo: Habla.”  (Gn 24:32)
 
             Hay que explicar algunas cosas acerca de este pasaje antes de describir el significado de la acción que ejecuta Labán. El verano del año 2012 fue dedicado a analizar este personaje, el de Eliezer. En ese año publicamos algunas cosas que necesitamos repasar. Para esto, utilizamos unas notas de una conferencia dictada por el Dr. James O. Davis, el Fundador y Presidente de “Cutting Edge International” y del “Global Church Network” [5] Davis es además, co-fundador de “Billion Soul  Network” (www.billion.tv).
 La meta de ambas organizaciones, que agrupan más de 1,300 ministerios a nivel mundial, es la de establecer 5 millones de Iglesias y ganar mil millones de almas para Cristo. La mentalidad evangelística y empresarial de Davis le ha llevado a identificar en este pasaje (Gn 24:1-67) el desarrollo de todo un proceso para realizar la tarea asignada por Dios. [6]
 Decíamos lo siguiente acerca de Eliezer en El Heraldo del 27 de mayo de 2012
  Davis ha propuesto que la tarea de Eliezer puede ser fragmentada como un proceso que posee cinco (5) elementos.
 El primero de ellos es el siguiente: establecer su causa o propósito (Gn 24:1-4).
 Este elemento surge de la necesidad imperante que posee todo ser humano de poseer al menos una causa, una tarea, un propósito específico que le motive a seguir adelante en la vida. Esa fuerza tiene que ser algo que esté más allá de las responsabilidades o carreras profesionales y/o vocacionales. Es más, va mucho más allá de la tarea de ser padre, porque los hijos abren las alas y vuelan a alcanzar sus propósitos. Se trata de una causa que nos hace buscar y ser conscientes de dónde estamos y hacia dónde vamos.  Si uno no sabe en dónde está, se le hará muy difícil saber hacia dónde va.
 Este elemento nos obliga a reflexionar acerca de la vaguedad o especificidad de nuestras metas en la vida. ¿Son estas metas cónsonas con esa tarea de vida que Dios nos ha encomendado? ¿Son tan específicas que las podemos escribir? Es necesario señalar que hay metas que pueden no ser malas y aun así ser indignas del Señor. Por ejemplo, se puede ser rico y famoso y aun así no ser un ser humano exitoso porque lo que se está haciendo se hace sin Dios en la vida, o lejos de aquello que Dios nos ha invitado a hacer y a ser. Se puede ser famoso y tener todo lo que nos hemos propuesto poseer en la vida, pero si lo que hacemos no está dentro de aquello que Dios nos ha encomendado hacer, entonces no seremos exitosos.
  El segundo elemento de este proceso es el siguiente: examinar las condiciones existentes (Gn 24:5-11).
 Eliezer necesitaba algunas cosas para poder llegar al lugar encomendado. Eliezer necesitaba una serie de materiales para cumplir con su misión una vez llegara al lugar designado para su cumplimiento. Eliezer necesitaba recursos para regresar de ese lugar. Eliezer necesitaba información precisa acerca de la necesidad del padre.  Este pasaje describe que Eliezer posee un inventario preciso y honesto de lo que habría de llevar para ese viaje y cumplir con su tarea. En adición a esto, Eliezer explora alternativas para su misión, posibilidades aceptables y alternativas no aceptables para el padre de su casa. Y es que la tarea asignada por el Padre es tan importante que en tanto que sea posible, necesitamos saber en dónde pueden estar los retos y las dificultades que podemos enfrentar en el camino. Un obstáculo no significa que Dios no está en una situación en particular. Este sólo representa una oportunidad divina para ensayar con las herramientas y las capacidades que Dios nos ha obsequiado. Una de esas herramientas se llama paciencia.  Es muy importante destacar que si no hubiera problemas en la vida, no habría trabajo.
 Eliezer examina sus condiciones y sus alternativas. Con ellas a la mano, Eliezer desarrolla un plan para encontrar a la chica correcta, qué hacer al llegar al lugar en el que ella se encontraba, cómo y cuándo compartir las promesas que estaban en juego, cuando hacer la pregunta, cómo pedir permiso a sus familiares y el informe de resultados que presentaría (Gn 24:66) luego de su viaje de regreso a casa.
  El tercer elemento de este proceso es el siguiente: alentar nuestros niveles de confianza (Gn 24:5-12).
 Para conseguir esto Eliezer comienza con el “factor promesa” (vs 7 ): “(Dios)… enviará su ángel delante de ti.” Hay aliento en esto. Solo hace falta considerar que hay más promesas bíblicas que problemas en la vida. Luego hay echar mano del “factor ganancia.” Hay motivación y aliento en el repaso de lo que hemos de ganar al realizar la tarea encomendada (Heb 11:6). Las motivaciones efectivas provienen de motivos efectivos y correctos. Inmediatamente después Eliezer hace uso del “factor oración” (vs 12). La costumbre de orar constantemente hace fácil comprender que cómo Dios transforma los problemas en oportunidades.
  El cuarto elemento de este proceso es el siguiente: imponer y hacer respetar nuestro carácter como siervos de Dios (Gn 24: 21, 31, 56).
 Eliezer era un hombre disciplinado. Sus decisiones eran disciplinadas. Por ejemplo, cuando él ve a Rebeca (vs 15), se pregunta  si era esa la mujer correcta. Pone una señal profética, pero no se arroja a la respuesta ni siquiera cuando la ve cumplida. Eliezer había disciplinado sus apetitos; no come hasta que entrega sus órdenes (vs 33). Eliezer disciplinaba el uso de su tiempo (vs 56). El señala allí que no quería que le hicieran perder el tiempo; si la familia de Rebeca no estaba convencida del todo, él se iría a otra parte a cumplir con su tarea.
 Esta actitud consigue que se maximicen los resultados y aumente la efectividad de los dones y talentos que se ponen en acción para ello.
  El quinto elemento de este proceso es el siguiente: alinear a compañeros de la tarea (Gn 24:49-57).Eliezer consigue alinear a Labán, a Betuel y a Rebeca con el  propósito divino.
 Para ello describe con precisión la tarea y expone con claridad el orden de Dios. Eliezer sabía que no podía desarrollarla tarea como un “hombre orquesta.” Eliezer no tiene otra alternativa que descansar en las alianzas cooperativas y las decisiones de otros. [7]
              Las características que describen a este siervo llamado Eliezer fueron examinadas en El Heraldo
 del 10 de Junio del 2012:
  Abraham había comisionado a su siervo para que fuera a un lugar en específico a buscar la novia del hijo, traerla a la casa del padre y asegurar así que se cumpla la promesa eterna de redención. ¿Le suena familiar?
 Eliezer es fiel o digno que se pueda confiar en él (Gn 24:2; 15:2), es inteligente y obediente (Gn 24:2-11), está metido (“acquainted”) con Dios (Gn 24:12-14), sabe cómo orar (Gn 24:12-16), es sabio y cortés (Gn 24:17-25), es un adorador que se postra y sabe se agradecido (Gn 24:26-27), es paciente y capaz de creer en Dios (Gn 24:28-30), es desprendido y diligente en su negocio (Gn 24:31-49), sabe impresionar, causar presión y ganar sus batallas (Gn 24:50-58) y es exitoso y verdadero (Gn 24:59-67).[8]
              Dios hizo provisión para que apareciera alguien que hiciera  “pâthach” a los camellos, que se encargara de soltar las cargas que pesaban sobre estos cuando Eliezer llegara al sitio designado por Dios. En otras palabras, Eliezer andaba cargando y transportando mucho peso aleatorio a la misión que se le había encomendado. Él sería responsable de este peso hasta el momento de llegar al lugar que Dios había designado. En ese momento no sería Eliezer el responsable de soltar la carga. Dios había hecho provisión para esto. Dios obró la liberación en esta historia.
             Las implicaciones de estas acciones son inmensurables. Aquellos que han sido llamados a tareas ministeriales del Señor reconocen el peso que se carga a partir del llamado. Se trata de un peso aleatorio a las responsabilidades del llamado. Hay que consignar que aquellos que peregrinan livianos no poseen llamados ministeriales genuinos. La buena noticia es que Dios ha dispuesto un día para soltar esas cargas y disfrutar de los frutos de esa encomienda. La buena noticia es que no somos nosotros los llamados a  descargar nuestros camellos.
             Algo similar ocurre con una historia que aparece en el capítulo 29 del mismo libro:
  “31 Y vio Jehová que Lea era menospreciada, y le dio hijos; pero Raquel era estéril. 32 Y concibió Lea, y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Rubén, porque dijo: Ha mirado Jehová mi aflicción; ahora, por tanto, me amará mi marido.  (Gen 29:31)
              Este pasaje puntualiza que Lea, la de los ojos delicados (v, 17), era menospreciada, considerada inferior a su hermana Raquel. El peso de esta opresión se había convertido en oprobio, en ignominia, en una afrenta. No obstante la buena noticia es que Dios se acordó de ella y vino a libertarla. El texto de la versión King James traduce de manera literal las expresiones que encontramos en el texto hebreo: “when the LORD saw that Leah was hated, he opened her womb.” Esta noticia describe el fin de la esterilidad de Lea, el comienzo de un nuevo tiempo para esta mujer; un tiempo productivo.
 El análisis de la vida de Lea nos conduce a enterarnos de que Jacob podía considerar que Raquel era superior. No obstante, al final del camino, todos los hijos de Jacob llamarían madre a Lea. Además, el cumplimiento de la promesa, el nacimiento del Redentor del mundo, no ocurriría del linaje de Raquel. Cristo es descendiente de Lea, la de los ojos delicados. Dios obró la liberación en esta historia. El vientre de Lea fue abierto ante el menosprecio de aquel que debía amarla y cuidar de ella.
             Las implicaciones de este pasaje están vestidas de gracia. Se trata de Dios prometiendo y garantizando el fin de la esterilidad y de la marginación de aquellos creyentes que se han sentido vilipendiados, oprimidos y/o abusados. Dios ha prometido que hará “pâthach” en ellos: cancelación de la esterilidad, la libertad de la opresión y del desprecio.
 Hay muchos pasajes adicionales que debemos considerar antes de llegar a las conclusiones que queremos compartir. En nuestras próximas reflexiones examinaremos la saga de José abriendo los graneros en Egipto (Gen 41:54-56). Examinaremos la acción de la hija de faraón de rescatar a Moisés de las aguas del Nilo (Éxo 2:6-7). Examinaremos las instrucciones de Dios para grabar los nombres de los hijos de Israel en las piedras que llevaba el sumo sacerdote como parte de sus vestiduras sacerdotales (Éxo 28:9). Examinaremos la gracia de Dios abriendo al boca del asna sobre la que cabalgaba Balaam (Núm 28:27-31). Y examinaremos la descripción que nos regala el salmista acerca de lo que sucedió con la peña de Horeb (Sal 105:40-41).
 Estamos convencidos de que estos pasajes bíblicos nos arrojarán suficiente luz para que seamos capaces de entender el alcance que posee la instrucción del profeta Isaías: “suelta las ataduras de tu cuello, cautiva hija de Sion”  (Isa 52:2c)
   
   [1] Gesenius, W., & Tregelles, S. P. (2003). Gesenius’ Hebrew and Chaldee lexicon to the Old Testament Scriptures
  (pp. 696–697). Bellingham, WA: Logos Bible Software.
[2] Chávez, M. (1992). Diccionario de hebreo bı́blico (1. ed., pp. 563–564). El Paso, Tx: Editorial Mundo Hispano.
[3] Swanson, J. (1997). Dictionary of Biblical Languages with Semantic Domains : Hebrew (Old Testament)
  (electronic ed.). Oak Harbor: Logos Research Systems, Inc.
[4] Whitaker, R., Brown, F., Driver, S. R. (Samuel R., & Briggs, C. A. (Charles A. (1906). The Abridged Brown-      Driver-Briggs Hebrew-English Lexicon of the Old Testament: from A Hebrew and English Lexicon of the Old Testament by Francis Brown, S.R. Driver and Charles Briggs, based on the lexicon of Wilhelm Gesenius. Boston; New York: Houghton, Mifflin and Company.
[5] https://jamesodavis.com/
   [6] https://jamesodavis.com/2020/01/01/how-to-have-a-new-decade-of-prosperity/
   [7]  El Heraldo, Mayo 27, 2012.
   [8]  El Heraldo, Junio 10 de 2012.

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