Reflexiones de Esperanza: Efesios: el poder de la oración (Parte XXV)

“15 Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos, 16 no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, 17 para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, 18 alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos,”  (Efesios 1:15-18, RV 1960)
 
Continuamos visitando un área de la oración del Padre Nuestro que no habíamos analizado antes. Nuestra reflexión anterior nos sirvió como introducción para formular y validar la importancia de este paréntesis reflexivo. Se trata del manejo de las tentaciones, el “peirasmos” (G3986) que aparece identificado como una de las necesidades básicas por las que tenemos que orar.

Reconocemos que el concepto “peirasmos” es utilizado en la Biblia para identificar pruebas, adversidades, tentaciones, plagas y situaciones que ponen a prueba nuestro carácter. Esto es, situaciones que sirven para que sepamos de qué madera estamos hechos y en qué áreas necesitamos que el Espíritu Santo trabaje en nosotros con mayor intensidad. Hay que aceptar que estas experiencias son necesarias.

Compartíamos en nuestra reflexión anterior que existe otra clase de “peirasmos” que no tenemos que experimentar. Decíamos allí que la oración que nos invita a pedir no quedarnos estancados en esas pruebas de nuestro carácter, también sirve para recibir el empoderamiento celestial, el discernimiento de Espíritu y la autoridad para no caer en estas clase de “peirasmos”: tentaciones.

Es de esto que hablaba Cristo cuando le dijo lo siguiente a los discípulos que le acompañaban la noche en que Él fue entregado:

“46 y les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos, y orad para que no entréis en tentación.”(Lucas 22:46)
           
Una vez más, “hay “peirasmos”, tentaciones con las que tenemos que batallar. No obstante, hay otras de las que podemos escapar y para esto contamos con la herramienta de la oración. Sabemos que existen otras herramientas para lidiar con esta plaga, sin embargo, estamos convencidos de que la efectividad de las otras herramientas que tengamos depende del uso que le demos a la oración.”[1]
 
Un pasaje bíblico nos sirvió como modelo para examinar algunas de estas herramientas: José, uno de los hijos de Jacob de frente a una tentación:
  
 “7 Aconteció después de esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo. 8 Y él no quiso, y dijo a la mujer de su amo: He aquí que mi señor no se preocupa conmigo de lo que hay en casa, y ha puesto en mi mano todo lo que tiene. 9 No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios? 10 Hablando ella a José cada día, y no escuchándola él para acostarse al lado de ella, para estar con ella, 11 aconteció que entró él un día en casa para hacer su oficio, y no había nadie de los de casa allí. 12 Y ella lo asió por su ropa, diciendo: Duerme conmigo. Entonces él dejó su ropa en las manos de ella, y huyó y salió.” (Génesis 39:7-12)
 
De los análisis que hace Abraham Maslow acerca de las gradaciones que tienen nuestras necesidades se deprende que la forma más segura de conocer a alguien es verlo cuando está en necesidad. Las reacciones que tenemos ante la necesidad y la crisis revelan quiénes somos en realidad. Además, esta es también la forma más segura de saber quienes están a nuestro lado. O sea, quiénes son nuestros amigos y quienes son nuestros aliados.      
 
Hay unos datos que necesitamos analizar antes de continuar con esta reflexión. Uno de estos datos es que muchas de las personas que ocupan posiciones de prestigio tardan mucho tiempo en descubrir una gran verdad. La mayoría de las personas que nos rodean están enamorados de las sillas que ocupamos. O sea, que dejarán de ser nuestros amigos, a veces poco a poco, tan pronto dejemos de ocupar esas sillas.
 
Repetimos las palabras de Jesucristo: “……y orad para que no entréis en tentación.”(Lucas 22:46b)
             
Otro dato es que las personas que son prestigiosas, por lo general se convierten en las figuras más sensuales y codiciadas. Muchos hombres ven a esas mujeres exitosas como las figuras más atractivas que existen  Así mismo le ocurre a muchas mujeres: “si mi marido hablara como habla ese hombre:” “si mi marido vistiera como viste ese hombre”: “si mi esposa vistiera como viste esa mujer”: “si mi esposa pudiera hablar como habla esa mujer.” Hay que puntualizar que este es uno de los elementos en la caída de muchas figuras pastorales y/o ministeriales.  
 
La Biblia dice que José era un joven exitoso que además era de hermoso semblante y bella presencia (Gén 39:6). La expresión que se traduce como hermoso semblante proviene de los conceptos hebreo “yâpheh” (H3303) “tôʼar” (H8389). Muy pocas personas en la Biblia son descritos con el concepto “yâpheh”. Entre ellos encontramos a David (1 Sam 16:12), a Tamar, la hija de David (2 Sam 13:1), a Absalón (2 Sam 14:25), a Ester (Est 2:7) y a las hijas de Job (Job 42:15). La expresión “tôʼar” significa su figura, su apariencia, “el bosquejo de su personalidad. ”
 
Por otro lado, la expresión que se traduce como “bella presencia” es la traducción de “yâpheh” (H3303) “marʼeh” (H4758). En otras palabras, que José poseía un cuerpo escultural.
 
Añada el éxito a estas características y tendrá una invitación segura para la tentación.
 
Al mismo tiempo, estas son oportunidades únicas para ver caer todos los ropajes de religiosidad y espiritualidad que podamos tener y que sólo son vestiduras. Se trata de ropajes religiosos y hasta místicos que en realidad no forman parte de las herramientas para la lucha efectiva en contra de las tentaciones. Un ejemplo de estos ropajes lo encontramos en la historia de Job. Satanás, el probador y el acusador, creía que Job era fiel a Dios porque estaba vestido con estas ropas. El acusador creía que para hacer caer a Job bastaba despojarlo de estas:
 
“9 Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? 10¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. 11 Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia.” (Job 1:9-11)
 
Satanás creía que haría vulnerable a Job si provocaba que le robaran y lo despojaran de todo lo que Job tenía. Satanás estaba seguro de que estas situaciones pueden provocar que uno caiga hasta el punto de poder hasta blasfemar. Una nota al calce: la gente exitosa atrae la atención de Satanás.
 
Job no cayó en esa trampa. Él no dependía de sus ropajes de espiritualidad y sí de su relación con Dios. Es por esto que se escuchó decir lo siguiente: “15 He aquí, aunque él me matare, en él esperaré;” (Job 13:15)
 
¿Por qué sucede esto? Tenemos que considerar que en muchas ocasiones el éxito puede desarrollar en nosotros la tendencia, la inclinación de hasta querer manipular a Dios. Una “vida exitosa” puede convertirse en un escenario para la manipulación, para la necesidad de controlar. Swindoll decía que aquellos que caen en esta trampa, que se repiten “yo tengo todo bajo control”son dignos de lástima.[2] La tentación de querer manipular al Eterno siempre está presente. Es por esto que debemos repetirnos el consejo de Cristo: “……y orad para que no entréis en tentación.”
             
La oración nos ayuda a discernir todas estas cosas y a hacerlo con la capacidad de escuchar la voz de Dios. Es muy importante señalar que no podemos oir la voz de Dios sin antes haber renunciado a nuestra propia sabiduría. Es por esto que hay que orar intensamente. El uso de nuestra propia sabiduría y entendimiento solo conseguirá entenebrecer el consejo. La Biblia dice lo siguiente acerca de esto:  
 
“22 Profesando ser sabios, se hicieron necios,” (Romanos 1:22)
             
Es muy intersante el hecho de que la palabra griega que aquí se traduce como “necios” es el concepto griego “mōrainō” (G3471). En el Evangelio de Mateo se traduce como algo que se desvanece (Mat 5:13). En el Evangelio de Lucas se traduce como algo insípido (Lcs 14:34). Y en Primera de Corintios se traduce como “enloquecido” (1 Cor 1:20).
             
Lo que esto significa es que cuando decidimos enfrentar las tentaciones sin orar intensa y adecuadamente, sin contar con Dios, nuestra sabiduría y nuestras percepciones se desvanecen, se hacen insípidas, terminan pareciendo locuras. Es por esta necedad “puesta en acción” que se cae en la dimensión de las tinieblas y terminamos cambiando la imagen de la Gloria de Dios por la de las bestias.
             
En otras palabras, cuando solo uso mi percepción de las cosas en aquello que voy a decidir, hago desvanecer el propósito divino, hago insípida la bendición y sus resultados pueden ser enloquecedores. En cambio, si la dirección de Dios está allí, el Espíritu será más suficiente y será “mōrainō” todo lo demás.
 Consideremos una vez más lo dicho por Dietrich Bonhoeffer en su libro “Temptation”:[3]
 
 “The powers of clear discrimination and of decision are taken from us”
             
Bonhoeffer es amado por la Cristiandad porque entre muchas cosas honrosas que realizó, decidió abandonar la comodidad de su cátedra en Union Theological Seminary para acompañar a los miembros de sus congregación en la Alemania Nazi. Bonhoeffer ofrendó su vida por Cristo el 9 de abril de 1945 en el campamento de Flossenbürg. Un médico que fue testigo de su ejecución relató lo siguiente:
 
“The prisoners … were taken from their cells, and the verdicts of court martial read out to them. Through the half-open door in one room of the huts, I saw Pastor Bonhoeffer, before taking off his prison garb, kneeling on the floor praying fervently to his God. I was most deeply moved by the way this lovable man prayed, so devout and so certain that God heard his prayer. At the place of execution, he again said a prayer and then climbed the steps to the gallows, brave and composed. His death ensued in a few seconds. In the almost 50 years that I have worked as a doctor, I have hardly ever seen a man die so entirely submissive to the will of God.” [4]
             
Bonhoeffer no sucumbió a la tentación de dejarse atrapar por la autoconmiseración. Él aprovechó los campos de exterminio para documentar muchas cosas acerca de la gracia. A continuación algunas de sus expresiones:

“La gracia barata es la gracia como doctrina, como principio, como sistema, es el perdón de los pecados considerado como una verdad universal, es el amor de Dios interpretado como idea cristiana de Dios. Quien la afirma posee ya el perdón de sus pecados. La Iglesia de esta doctrina de la gracia participa ya de esta gracia por su misma doctrina. En esta Iglesia, el mundo encuentra un velo barato para cubrir sus pecados, de los que no se arrepiente y de los que no desea liberarse. Por esto, la gracia barata es la negación de la palabra viva de Dios, es la negación de la encarnación del Verbo de Dios. La gracia barata es la justificación del pecado y no del pecador. Puesto que la gracia lo hace todo por sí sola, las cosas deben quedar como antes. «Todas nuestras obras son vanas». El mundo sigue siendo mundo y nosotros seguimos siendo pecadores «incluso cuando llevamos la vida mejor».”[5]

 “La gracia barata es la predicación del perdón sin arrepentimiento, el bautismo sin disciplina eclesiástica, la eucaristía sin confesión de los pecados, la absolución sin confesión personal. La gracia barata es la gracia sin seguimiento de Cristo, la gracia sin cruz, la gracia sin Jesucristo vivo y encarnado. La gracia cara es el tesoro oculto en el campo por el que el hombre vende todo lo que tiene; es la perla preciosa por la que el mercader entrega todos sus bienes; es el reino de Cristo por el que el hombre se arranca el ojo que le escandaliza; es la llamada de Jesucristo que hace que el discípulo abandone sus redes y le siga. La gracia cara es el Evangelio que siempre hemos de buscar, son los dones que hemos de pedir, es la puerta a la que se llama.”[6]
 
             
Es importante destacar que la vida de oración de este hombre era sin duda fundamental para poder desarrollar la visión teológica que desarrolló en la prisión. Su vida de oración fue punta de lanza para que Bonhoeffer no cediera a la tentación de dejarse morir sin expresar los fundamentos de su fe.
 
Regresando al pasaje bíblico del libro de Génesis que hemos citado al principio de esta reflexión, encontramos allí que Potifar parece no creerle mucho a su mujer. Es fácil deducir que si lo hubiese hecho, José sería un cadáver. La Biblia dice que José terminó en una cárcel a causa de decidir hacer lo que es correcto.
 
¿Qué podía estar pasando por la mente de José mientras se encontraba en la cárcel? Debemos recordar que este joven no tenía acceso al capítulo 41 del libro de Génesis. A lo que José sí tenía acceso era a la presencia de Dios, sin importar el lugar en el que él pudiera encontrarse. Estas son las expresiones que encontramos en la Biblia acerca de esto:
  
 “21 Pero Jehová estaba con José y le extendió su misericordia, y le dio gracia en los ojos del jefe de la cárcel. 22 Y el jefe de la cárcel entregó en mano de José el cuidado de todos los presos que había en aquella prisión; todo lo que se hacía allí, él lo hacía. 23 No necesitaba atender el jefe de la cárcel cosa alguna de las que estaban al cuidado de José, porque Jehová estaba con José, y lo que él hacía, Jehová lo prosperaba.” (Genesis 39:21-23)
             
La oración permitía que José pudiera echar mano de las otras herramientas que Dios le había dado para vencer las tentaciones porque ella, la oración, nos permite experimentar la presencia de Dios. La oración que la Biblia enseña no se limita a pedir que Dios cambie las circunstancias por las que estamos atravesando. La oración bíblica va más allá; implorando el favor, el cuidado y la presencia de Dios en cualquier sitiuación que enfrentemos.
 
Cuando el Profesor Swindoll visitó este tema aprovechó la oprotunidad para destacar algunas de estas herramientas.
  • No permitir debilidad por la situación.
  • No dejarse engañar por la persuasión.
  • No ser amable con nuestras emociones.
  • No dejarse confundir por los resultados inmediatos.[7]
 
Swindoll claificó estas herramientas como elemento claves de un plan para resistir la tentación. Expandiremos estos elementos en nuestra próxima reflexión.
 Referencias

[1] Reflexión del 30 de noviembre de 2021.
   
[2] Swindoll, Charles R. 1998. Joseph: A Man of Integrity and Forgiveness. Thomas Nelson: Nashville.
   
[3] Bonhoeffer, Dietrich. 1953. New York: Macmillan Publishing Co., Collier Books.
   
[4] https://www.christianitytoday.com/history/people/martyrs/dietrich-bonhoeffer.html.
   
[5] Bonhoeffer, Dietrich. 2004. “El precio de la gracia”, Ediciones Sígueme: Salamanca. p. 15
   
[6] Ibid. p. 16
   
[7] Swindoll, Charles R. Ibid. p. 34.

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