744 • El Éxodo: la vida después de las plagas / “Hacia donde miramos” (Parte IV) • El Heraldo Digital del 17 de mayo del 2020 • Volumen XV

Reflexión por el Pastor/Rector: Mizraim Esquilín-García

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“10 Y cuando Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que los egipcios venían tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran manera, y clamaron a Jehová. 11 Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto?  12 No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a los egipcios? Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto. 13 Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los  egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. 14 Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos. 15 Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Dí a los hijos de Israel que marchen.”    (Éxo 14:10-15, RV 1960)

El Profesor Nahum Sarna describe la narrativa del capítulo 14 del libro del Éxodo como un plan maestro con significado cósmico en el que Dios tiene el papel central. O sea, que la idea central y el empuje toda esta narrativa es afinar el enfoque de la presencia activa y dinámica de Dios en la vida y en la historia de Su pueblo. Sarna argumenta que uno puede enfrentar problemas muy grandes en este tipo de enfoque, particularmente cuando se trata de uno monoteístico. Por ejemplo, uno choca con interrogantes como esta: ¿cómo expresar la inmanencia de Dios, la habitación de Su Presencia en el mundo, la presencia de Dios que es totalmente accesible en el mundo físico, sin comprometer su trascendencia. La trascendencia de Dios significa el aspecto de su naturaleza divina que es completa y totalmente independiente del universo material, tal y como nosotros lo conocemos. Esa tensión se “respira” constantemente en los textos bíblicos. Dios es trascendente e inmanente al mismo tiempo.

Sarna argumenta que era necesario que Israel pudiera tener símbolos visibles de la Presencia protectora de Dios, particularmente en momentos de crisis suprema y de peligros extremos. [1] Esa es la razón por la que tenemos columna de nube y columna de fuego en estas historias. La presencia protectora de Dios dando dirección visible durante el día y calor y protección en la noche.

Es muy curioso, añade Sarna, que estas manifestaciones de la Presencia de Dios, estas teofanías, casi siempre sean expresadas en modo de tormentas. Los salmos 18 y 29, la profecía de Habacuc, la visión de Ezequiel, el llamamiento de Jonás, el arrebatamiento de Elías y la revelación de Dios a Job son algunos ejemplos adicionales acerca de esto.

¡Dios utiliza las tormentas para revelar su dirección, para manifestar su cuidado y para revelar su gloria! Dios se manifiesta en medio de estas para dejarnos saber que Él está presente y para mostrar su salvación.

Existen pruebas científicas fehacientes que apuntan a que esta historia está conectada a la explosión del Volcán en Thera, lo que hoy conocemos como Santorini, en las islas griegas. Por lo tanto, el Éxodo de los israelitas debe haber ocurrido alrededor del 1600 A.C. Las evidencias más recientes han movido el Éxodo de los israelitas de Egipto a esa fecha.

Antes de estos nuevos hallazgos se creía que el Faraón de la historia del Éxodo era Ramsés, en el siglo 13 AC. Esta teoría fue descartada. Luego de esto, de época del Faraón Amenhotep II pudo ser identificada como la más probable para estos eventos. Un dato que apuntaba a este Faraón es que fue muy famoso por sus incursiones militares en Canaán y que estas incursiones terminaron abruptamente. No sabemos si fue porque había perdido su ejército. Además, su hijo mayor no lo sucedió en el trono de Egipto. Esto apuntaba a que pudo haber perecido en la décima plaga. [2]

Una de las razones para relocalizar la fecha del Éxodo es que todas las plagas que ocurren en Egipto son cónsonas con lo que sucede en los alrededores de una zona en la que un volcán ha hecho erupción. [3]  Además, una tableta grabada conocida como el “Ahmose Stele,” descubierta por Henri Chevalier en Karnak en 1947, describe muchos eventos similares a las plagas. [4] Esta tableta pertenece a la misma época de la explosión del volcán antes mencionado. Otro dato apunta a documentos que explican que cerca de esas fechas los egipcios expulsaron de Egipto a los “Hyksos” y a otros pueblos. Por último, algunos lingüistas han señalado que el nombre del Faraón de esa época, “Ahmose I” puede significar hermano de Moisés.

Todos estos datos corroboran que el Éxodo de los israelitas ni es una leyenda ni es un mito. Se trata de una historia verídica que continuamos verificando científica e históricamente.
El libro del Éxodo nos dice que los Israelitas celebraron su primera Pascua la noche antes de salir de Egipto. Esa fue la noche de la última plaga, la de la muerte de los primogénitos de Egipto. La historia de esta celebración la encontramos en el capítulo 12 del libro del Éxodo.

Un teólogo del Antiguo Testamento, Sir Jonathan Sacks, ha ofrecido uno de los resúmenes analíticos más completos acerca de esta celebración. Sacks ocupó por mucho tiempo la posición de jefe de los rabinos de la mancomunidad británica. Esto es, de todos los países que formaban parte de lo que fue el imperio británico. En uno de sus libros acerca del libro del Éxodo [5] Sacks argumenta que la Pascua es sinónimo de Pacto al mismo tiempo que es sinónimo de esperanza.

Del análisis que él realiza de los textos ancestrales se desprende que hay un significado particular para cada una de las copas que forman parte de esta celebración del pueblo judío. Él concluye que la primera copa corresponde al mensaje: “Yo los llevaré fuera de este lugar.” La segunda copa corresponde a: “Yo los libertaré”. La tercera copa: “Yo los redimiré” y la cuarta: “Yo los sacaré de este lugar.”

La quinta copa completa el Hallel, la alabanza de la celebración de la Pascua con la lectura de los salmos 113 al 118. Esto se hace para dar gracias al Señor por sus actos portentosos.

Los creyentes en Cristo no necesitamos abrazarnos a esa Pascua. Nosotros celebramos la Cena del Señor. Esta cena fue preparada con los elementos que quedaban de la Pascua que Jesús celebró la noche antes de ir a la Cruz. Esa Cena del Señor garantiza todo lo que comunica la Pascua y mucho más. Esto es así, porque nos permite entrar a reconocer las dimensiones del amor de Dios manifestado en la Cruz de Cristo. Además, nos permite celebrar y disfrutar de la comunión con los hermanos, la seguridad del futuro en Cristo y la anticipación del banquete mesiánico al que hemos sido invitados por su sacrificio en el Gólgota. En el 2013 dedicamos algunos meses para el estudio y el análisis de esa Cena. Invitamos a los lectores a repasar las ediciones de esos Heraldos (Abril 28 – Junio 2 de 2013).

Sacks añade que la liberación que produce Dios es multifacética. En primer lugar es geográfica, los saca de Egipto. En segundo lugar es física porque los libertó de la opresión. En tercer lugar es legal porque los libertó del gobierno y de la regencia del faraón. Y en cuarto lugar es espiritual porque los sacó de ese lugar bajo Su protección y tutelaje.

La Biblia dice que nuestra libertad está garantizada en Cristo porque Él es la verdad:

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“Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” (Jn 8:36)

Hay un dato muy importante que hay insertar aquí. Los estudiosos del tema del Éxodo de los israelitas han concluido que el mal posee al menos dos rostros. El primer rostro es el que mira hacia el mundo exterior; lo que el mal le hace a sus víctimas. El segundo, el que mira hacia el interior, es lo que este le hace a sus perpetradores. Sacks dice sobre esto que el mal atrapa a aquellos que lo practican en sus propias redes, produce que estos pierdan su libertad lentamente y que terminen siendo esclavos y no amos.

Faraón nació libre, pero terminó siendo esclavo de su proceder, de su violencia y de su odio. Su terquedad le llevó a ordenar que su ejército se metiera dentro de un mar dividido para perseguir al pueblo de Dios. En cambio, Moisés nació en una nación de esclavos, pero concluyó liderando al pueblo a la libertad. Su sensibilidad a la voz del Señor le llevó a obedecer la orden divina y a ordenar que ocurriera lo imposible. Hay que subrayar que la libertad es un don precioso, que se pierde con facilidad y que es muy difícil de mantener.

Como rabino Judío, Sacks asevera que la disciplina más grande que podemos ejercitar es permitir que la voluntad de Dios rete nuestra libertad. Él dice que este es el camino hacia la verdadera libertad y la sanidad de la dureza del corazón. [6]

Los Cristianos creemos que el camino hacia la verdadera libertad es Cristo. Él es el camino, la verdad y la vida y nadie puede ir al Padre sino es por Él (Jn 14:6). Él es la verdad y conociendo la verdad es que somos verdaderamente libres (Jn 8:31-32).

El pueblo de Israel salió a hacer “avoda” (H5647), a servir y adorar para convertirse en “avadim”, en siervos, pero de Dios. O sea, que toda esta historia tiene como finalidad comunicarnos que el pueblo cambió de amo.

Hay que entender que la verdadera libertad no es la oportunidad para hacer lo que queramos: eso es anarquía: falta o ausencia de ley. De esto último nos habla el Apóstol Pedro cuando nos dice lo siguiente:

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“15 Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos; 16 como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios.”   (1 Ped 2:15-16)

La libertad de la voluntad no es un accidente. Esa libertad es una decisión y ésta es esencial para poder adorar a Dios. Citando a Sacks una vez más, habría sido muy fácil para Dios crear 1 billón de computadoras (ordenadores de datos) y programarlas para adorarle. Sin embargo, esto no sería adoración.  La adoración no es adoración cuando hay coerción, porque carece de virtud. La virtud tampoco es virtud si hemos sido compelidos por fuerzas internas o externas sobre las que no tenemos control.

Sacks cita en su libro muchos escritos de la teología Judía para sostener que Dios se colocó a sí mismo bajo un estatuto de auto-limitación para que nosotros pudiéramos tomar nuestras decisiones libremente.  Él concluye que esa auto-limitación, el “tzimtzum”, es la acción más grande del amor de Dios. [7]

Creemos que Sacks se equivoca en esto último porque la acción más grande del amor de Dios es que siendo nosotros pecadores, Cristo murió por nosotros:

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“8 Más Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Rom 5:8)

Esa libertad posee un precio fundamental que fue pagado por Cristo en la Cruz. Esa libertad posee también un precio procesal que nosotros tenemos que sufragar; mantenernos firmes en ella, no negociarla.

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“Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.”   (Gál 5:1)

Tenemos que puntualizar que la celebración de la Pascua antecede a la experiencia en el Mar Rojo. Esto sucedió así porque no existe la posibilidad de experimentar milagros que sean trans-generacionales sin que antes hayan ocurrido experiencias de comunión íntima con Dios.
De acuerdo con Maimónides, las plagas, los milagros son secundarias en toda esta narrativa.
Este rabino, cuyo nombre completo era Rabbi Mūsá ibn Maymūn, es representante de la escuela racionalista del judaísmo. Sus trabajos más importantes reconcilian la filosofía Aristotélica con la teología Judía. Él decía en la “Guía de los perplejos” que nada en la naturaleza puede cambiar a menos que sea a través de un milagro.[8]

Maimónides decía que todos los milagros descritos en el libro del Éxodo son secundarios ante la idea de un Dios soberano. El énfasis aquí está en la dimensión de lo sobrenatural: del agua que sube de una piedra, en vez de bajar de ella, del pan que desciende del cielo en vez de subir de la tierra como trigo, del mar que se abre para exponer la tierra seca. Todo esto sirve para explicar que las leyes de la naturaleza fueron suspendidas. Algo sucedió y esto que ocurrió posee un artífice que estaba imponiendo Su voluntad, manifestando Su poder y revelando Su misericordia. Las explicaciones científicas aquí no necesitan ser las adecuadas; no las hay porque se trata de la manifestación de la soberanía de Dios.

Hay un dato muy interesante en este milagro, el de la división del Mar Rojo. Se trata de que este mar no se dividió instantáneamente. El texto bíblico dice lo siguiente:

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“21 Y extendió Moisés su mano sobre el mar, e hizo Jehová que el mar se retirase por recio viento oriental toda aquella noche; y volvió el mar en seco, y las aguas quedaron divididas.”  (Éxo 14:21, RV 1960)
“21 Moisés extendió su brazo sobre el mar, y toda la noche el Señor envió sobre el mar un recio viento del este que lo hizo retroceder, convirtiéndolo en tierra seca. Las aguas del mar se dividieron,” (NVI)

Tenemos ante nosotros un milagro paulatino; el mar fue dividido durante toda la noche. El Mar Rojo no experimentó un cambio súbito en su comportamiento. Dios decidió que esto iba a tomar tiempo. Esa fue la respuesta de Dios para un pueblo que había sido libertado de la esclavitud, pero que había sido esclavizado por el temor, por el miedo. Veamos
“10 Y cuando Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que los egipcios venían tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran manera, y clamaron a Jehová. 11 Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto? 12 No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a los egipcios?
Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto.” (Éxo 14:10-12)

El texto dice que los israelitas temieron en gran manera (“vayiroo meod”). Lo que esto significa es que se encontraban vehementemente afectados por el miedo. Eso les llevó a concluir que la esclavitud era más preciada que la libertad. Para ellos era mucho más loable ser sepultados como esclavos en las necrópolis egipcias, las ciudades de los muertos. Veamos este pasaje en otra versión bíblica:

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“10 Mientras el faraón se acercaba, los israelitas levantaron la vista y se llenaron de pánico al ver que los egipcios los alcanzaban. Entonces clamaron al Señor 11 y le dijeron a Moisés: —¿Por qué nos trajiste aquí a morir en el desierto? ¿Acaso no había suficientes tumbas para nosotros en Egipto? ¿Qué nos has hecho? ¿Por qué nos obligaste a salir de Egipto? 12 ¿No te dijimos que esto pasaría cuando aún estábamos en Egipto? Te dijimos: “¡Déjanos en paz! Déjanos seguir siendo esclavos de los egipcios. ¡Es mejor ser un esclavo en Egipto que un cadáver en el desierto!”  (Éxodo 14:10-12, Nueva Traducción Viviente)

Esta es una de las reacciones características que produce el temor: obligarnos a vivir en el pasado. El temor nos puede convencer de que todo tiempo pasado fue mejor.

Hay que comprender que existe una diferencia entre vivir con el pasado y vivir en el pasado. Una cosa es poder recordar de dónde nos sacó el Señor y otra vivir re-experimentando la pasada manera de vivir. Ese es uno de los castigos que trae consigo el temor (1 Jn 4:18b).

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“Civilization always runs the risk of substituting ‘seems’ for ‘is’”[9]

Estas son experiencias que revelan nuestra humanidad y se repiten con mucha frecuencia. El temor de los discípulos les condujo a creer que el Cristo que caminaba sobre las aguas era un fantasma (Mat 14:26). El temor de los Israelitas a encontrarse en el desierto sin Moisés les condujo a pedir que le fabricaran dioses egipcios (Api) dedicados al placer. Es más, ese temor les nubló el entendimiento provocando que creyeran que podían hacer esto para honrar a Jehová, el que los había libertado de la esclavitud en Egipto (Éxo 32:1-5).

Hay que tener mucho cuidado con los temores que podemos experimentar en esta temporada. Nuestros temores necesitan ser manejados con mucha prudencia y con el favor y la misericordia de Dios. De no hacerlo así podremos encontrarnos temiendo más a los egipcios de nuestros tiempos que obedeciendo al Todopoderoso que nos está sacando de nuestros cautiverios. No manejarlos correctamente nos puede conducir a creer que vemos lo que en realidad no existe. Esto puede echar a perder los milagros del Señor y la capacidad de escuchar Su voz en medio de nuestras tormentas.

Los temores que no son manejados correctamente nos pueden llevar anhelar regresar a ser esclavos de Egipto: “¡Es mejor ser un esclavo en Egipto que un cadáver en el desierto!” Esos temores nos pueden conducir a querer adorar nuestros placeres y creer que estamos adorando a Dios con ello.

Esta admonición incluye a los líderes religiosos. No tenemos una idea de cuál fue la reacción de Aarón frente al Mar Rojo. La Biblia guarda silencio acerca de él en el capítulo 14 de Éxodo. Aarón reaparece tocando un pandero cuando el problema se había acabado. Esto, sumado a sus reacciones en el desierto ante la ausencia de su hermano Moisés, revelan algunos problemas de fondo en su personalidad.

Es aquí que Dios puede decidir que los milagros que recibiremos no sean inmediatos y sí milagros paulatinos.

Hay unos datos muy interesantes en estas historias. Mientras todo esto acontecía, mientras Aarón preparaba el becerro, mientras se mentía a sí mismo y le mentía al pueblo, el Señor le estaba dictando a Moisés el diseño del ropaje que Aarón tendría que vestir. TD Jakes apuntó que Aarón se hundía en el cieno profundo mientras Dios estaba preparando su promoción.
¡Qué manifestación más elocuente de la misericordia de Dios! Más es necesario recordar que Aarón no entró a la Tierra Prometida.

El temor de los israelitas revela la mentalidad de esclavos que conservaban. Esta mentalidad le acompañó por 40 años en el desierto. Es por esto que esa generación no entró a la tierra prometida: porque no pudieron ser capaces de sacar a Egipto de sus sistemas.

Ahora bien, las consecuencias provocadas por el milagro del Mar Rojo son dramáticas. De repente los Israelitas se encontraron disfrutando de unas ventajas que no habían reconocido. Ir a pie por el medio del mar era mejor que ir en los carros del faraón. Los carros del faraón eran las máquinas de guerra más novedosas de esa época. Esos carros eran el equivalente a los tanques de guerra de nuestro tiempo. Estos sufrirían mucho en ese ambiente porque sus ruedas se atascaban en el suelo de un mar recién expuesto.

Es obvio que los egipcios parecen haber decidido que no abandonarían sus máquinas y esto, junto a la terquedad de su líder político y religioso, les costó la vida. El ejército más poderoso de esa época fue derrotado y sus guerreros se ahogaron. Esto no lo produjo una fuerza militar superior ni la oposición humana. Esto fue provocado por la temeridad y la ira necia que les llevó a no aceptar lo que habían visto antes y lo que tuvieron que declarar muy tarde: el Señor pelea por su pueblo (Éxo 14:25).

El pueblo de Israel tenía ante sí dos (2) opciones: mirar hacia atrás, al ejército de Egipto o mirar hacia el frente, la manifestación de lo imposible. Lo real, lo explicable y lo racional: la persecución vs. lo trans-racional y trans-lógico; el mar seco, la ruta creada por la fe: Dios.

Robert J. Morgan, uno de los miembros del equipo de la Asociación Evangelística Billy Graham (BGEA por sus siglas en inglés), decidió utilizar esta experiencia para armonizar algunas reglas que nos pueden servir para el manejo de los tiempos difíciles. [10] En su libro, “The Red Sea Rules: 10 God-Given Strategies for difficult times”, Morgan presenta 10 estrategias que nos pueden servir para manejar tiempos difíciles y muy complicadas. Estas son:

  1. Reconoce que Dios quiere que estés en donde te encuentras. (Éxo 14:1-2)
  2. Ocúpate más en la Gloria de Dios que en tu propio alivio. (v. 4)
  3. Reconoce a tu enemigo, pero mantén tu mirada en el Señor. (vv. 9-10)
  4. Ora. (v.10b)
  5. No temas. Mantén la calma, la confianza y dale tiempo a Dios para que Él obre.
  6. Cuando te sientas inseguro, da el próximo paso lógico por fe. (v.15)
  7. Medita y reflexiona acerca de la cobertura de la Presencia de Dios (vv. 19-20)
  8. Confía en que Dios va a obrar con su forma única de realizar las cosas (vv. 21-22)
  9. Contempla tu crisis como un escenario para el desarrollo de tu fe para el futuro (vv. 30-31)
  10. No olvides alabar al Señor (Éxo 15:1-2)

El temor es sin duda un enemigo de la planificación estratégica. Esto representa una complicación aún más grande cuando se enfrentan escenarios en los que necesitamos las intervenciones milagrosas de Dios.

Hay que reconocer  que el COVID-19 ha desarrollado muchos escenarios que producen temor: temores producidos por situaciones reales. Es obvio que muchos de estos temores se pueden salir de nuestro control ante los retos que estas situaciones presentan. Entre ellos encontramos escenarios nunca antes vistos, la impotencia ante un enemigo invisible que no hemos podido vencer, la necesidad de adaptarse a una nueva normalidad que no hemos sido capaces siquiera de definir, etc.

El temor sin control de cara a estos retos puede inclinarnos a tomar decisiones equivocadas. Entre ellas, regresar a nuestros cautiverios, decidir crear nuevos dioses para atender nuestros placeres y hasta  llegar a creer que estamos bien con Dios cuando abrazamos nuestros becerros de oro. No olvidemos que las riquezas de Egipto fueron usadas para esto. En fin, el temor sin control nos puede mantener como esclavos del desvarío.

La historia de Israel nos revela que ese pueblo fue impactado por los milagros y los prodigios desarrollados por Dios para librarlos, para cuidarlos, proveerles y dirigirles. Desgraciadamente, nada de esto pudo conseguir que soltaran su temor y por ende, la mentalidad de esclavos. Esto le costó la tierra prometida a la inmensa mayoría de los que salieron de Egipto. Tomemos como ejemplo que Dios les dijo que jamás volverían a ver a esos egipcios que ellos veían. Dios cumplió su promesa, pero ellos no cambiaron.

Nuestro reto no es muy distinto al de ellos. Egipto nos perseguirá cuando termine el aislamiento y nos provocará para que decidamos que es mejor ser esclavos. Sabemos que Egipto no es nuestro peor enemigo. Nuestro peor enemigo es el temor que cancela la fe. Ese enemigo quizás no impedirá que crucemos el Mar Rojo, pero puede costarnos la entrada a las Promesas del Señor. Lo único que el temor tiene que hacer para conseguirlo es mantenernos atados a la mentalidad de esclavos.

La invitación que nos hace el Señor es muy simple. Si permitimos que nos dirija el temor, miraremos a Egipto y a nuestras necesidades, a nuestros dioses. No entraremos a la temporada del cumplimiento de las promesas el Eterno. Si permitimos que nos dirija la fe, confirmaremos lo que dice la Escritura:

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“22 Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más.”(Isa 45:22, RV 1960)
Referencias:

[1]  Sarna, Nahum M. Exploring Exodus. Knopf Doubleday Publishing Group. Kindle Edition.
[2] https://biblemesh.com/blog/the-date-of-the-exodus/
[3] https://thebiomedicalscientist.net/science/ten-plagues-egypt.
[4] http://www.sci-news.com/othersciences/linguistics/science-tempest-stela-ahmose-worlds-oldest-weather-report-01826.html
[5]  Sacks, Jonathan. Exodus: The Book of Redemption (Covenant & Conversation 2) (pp. 44–52). Kindle Edition.
[6] Sacks, Jonathan. Ibid. pp. 49-52.
[7]   Sacks, Jonathan, Ibid. pp. 86-99.
[8] Maimónides, The Guide for the Perplexed, 2:29; 3:17.
[9] Sacks, Jonathan. Exodus: The Book of Redemption (Covenant & Conversation 2) (p. 244). Kindle Edition.
[10] Robert J. Morgan, The Red Sea Rules: 10 God-Given Strategies for difficult times, Billy Graham Library Selection. Thomas Nelson: Nashville, (2016).
Colaboradores:

Reflexión pastoral: Rev.  Mizraim Esquilín-García, PhD.  /  Pastor de Comunicaciones: Mizraim Esquilín-Carrero, Jr. / Webmaster: Hno. Abner García  /  Social-Media : Hna. Frances González   / Montaje reflexión-web/curadora Heraldo Digital-WordPress: Hna. Eunice Esquilín-voluntaria  /  Diseñadora El Heraldo Institucional Edición Impresa en InDesign CC: Hna. Eunice Esquilín-voluntaria  /  Fotografías gratuitas: Recuperadas de Unsplash.com/Photo by Zac Durant/ Diego PH.  Imagen editada en Photoshop CC: Hna. Eunice Esquilín López – voluntaria 17 de mayo del 2020.

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