August 12th, 2020
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El pasaje bíblico que da inicio a esta reflexión ocurre luego de que el rey David experimentara un fracaso. David había fracasado en su primer intento para trasladar el Arca del Pacto a la ciudad de Jerusalén. Nuestras reflexiones más recientes han tratado los temas de las motivaciones interiores alternas y de las condiciones externas que pudieron haber provocado esto.
Un dato muy interesante que revela esta narrativa bíblica es que nos informa que David había arreglado un lugar para el Arca. Esto lo hizo como parte de las construcciones que él desarrolló después de no haber tenido éxito en el primer intento para trasladar el Arca del Pacto. No hay una mención acerca de preparativos similares en los relatos del primer intento para esta tarea. O sea, que podemos concluir que David no había levantado un lugar para el Arca como parte de los preparativos iniciales. David no había designado un lugar para la presencia de Dios en su ciudad.
La Biblia trata el tema del lugar de la presencia de Dios como algo de suprema importancia. Tenemos un ejemplo de esto cuando leemos que el salmista se pregunta “¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo?” (Sal 24:3). Tenemos otro ejemplo cuando leemos que el salmista revela el amor que siente por este sitio en particular: “8 Jehová, la habitación de tu casa he amado, Y el lugar de la morada de tu gloria” (Sal 26:8). Esto último era un distintivo de las personas piadosas y justas.
¿Qué lugar ocupa la presencia de Dios en nuestras vidas? Sabemos que le reconocemos como nuestro Salvador. Ahora bien, ¿le reconocemos como nuestro Señor? La importancia que poseen las respuestas a estas preguntas es que ellas revelan la relación que tenemos con el Señor, y cuál es el grado de compromiso que tenemos con esta relación.
El que Dios posea un lugar santo, sagrado, es un símbolo de una presencia permanente en medio de ese pueblo. Lo es también en el plano personal. Hay muchos creyentes que han identificado en sus hogares un lugar al que privilegian acudir para estar en comunión con Dios.
Esto es muy saludable, pero no es suficiente. Esta comunión y esta relación tienen que ser desarrolladas como algo prioritario en nuestras vidas como creyentes en Cristo Jesús.
Desatacar que las personas piadosas y justas aman estar en el lugar que ha sido designado y establecido como la habitación del Señor, revela, entre otras cosas, la prioridad que la presencia de Dios tiene en sus vidas.
El segundo intento para trasladar el Arca del Pacto a Jerusalén no podía desarrollarse sin que esta tuviera un lugar designado y preparado para recibirle. Esto tenía que ser prioritario. Había que estar preparados para recibir el Arca del Pacto. Había que estar preparados para recibir la presencia de Dios.
La Biblia describe que el deseo del corazón de David, preparar un lugar para la presencia de Dios, se convirtió en la prioridad más importante de su vida. Los salmistas posteriores a su época convirtieron ese deseo y esa tarea en un cántico de peregrinación que se cantaba mientras se subía a Jerusalén:
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David convirtió este traslado en su tarea de vida. Jerusalén tenía que estar preparada para albergar el símbolo de la presencia de Dios. El lugar de Dios en la ciudad de David no podía ser materia de improvisación. David también tenía que estar preparado para esto. Ese salmo dice que David decidió que no descansaría, que no dormiría, es más, que no se moriría sin haberle preparado una lugar al Señor. Claro está, esta tarea tenía como finalidad la construcción del templo de Jerusalén, pero tenía que ser iniciada con el lugar preliminarmente identificado para esto.
Además, todo esto formaba parte del testimonio acerca de la obediencia de este rey. David debió haber escuchado las historias de Saúl y las ocasiones en las que Samuel le llamó la atención a ese rey porque este no había sido obediente.
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De hecho, esta desobediencia le costó el trono a ese monarca. Dios lo desechó por no saber obedecer los mandatos del Eterno.
Harry Emerson Fosdick decía que con la deformación y la devaluación del concepto de Dios perdemos la capacidad de establecer prioridades correctas. O sea, que cuando vemos que las prioridades han sido invertidas o alteradas, podemos en realidad estar viendo que el concepto que tenemos acerca de Dios ya no es lo que era antes. El Pastor Emerson Fosdick añadió a esto que el establecimiento de nuestras prioridades es un símbolo de nuestra madurez y del grado de desarrollo de nuestro carácter.
Es obvio que David no quería perder su trono. Su capacidad para obedecer había sido puesta a prueba. Esa capacidad estaba atada a su sensibilidad para escuchar, prestar atención a la voz de Dios. Samuel lo destaca así mismo en los versos antes citados: “prestar atención.”
Ya sabemos que David había orquestado un plan de trabajo para trasladar el Arca que poseía un proceso de selección y calificación (1 Cró 15:1-10), un proceso de santificación (1 Cró 15:11-14), un proceso de transportación (1 Cró 15:15) y otro de celebración (1 Cró 15:16-28).
Hay que admitir que todo esto era sumamente importante. Sin embargo, ninguno de estos procesos era más importante que el de tener preparado el lugar de la “habitación de Dios.” Esto se convirtió en la prioridad de este rey.
El concepto “prioridad” viene del latín prior (“anterior”), que significa “el primero entre dos.” Este hace referencia a la anterioridad de algo respecto de otra cosa, ya sea en tiempo o en orden. Aquel o aquello que tiene prioridad se encuentra primero en comparación con otras personas, objetos y/o cuestiones.
Es cierto que el concepto “prioridad” no aparece en las Sagradas Escrituras. Es también cierto que el establecimiento de las prioridades es sin duda alguna uno de los temas bíblicos más importantes y de los menos discutidos. La Teología Sistemática nos abre espacios para estudiar este énfasis desde el libro del Génesis hasta el libro del Apocalípsis. Como un ejemplo de esto, presentamos el tema de la Prioridad de Dios en Génesis 1.
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Esta aseveración es la primera que encontramos en la Biblia. Ese primer verso abre un universo de alternativas para la reflexión, particularmente sobre lo que son las prioridades. El Dr. James E. Smith presenta una discusión muy amplia acerca de todo esto en uno de sus libros.[1] Smith dice que ese capítulo del Génesis y ese verso en particular, revelan la prioridad de Dios respecto al tiempo. La frase bíblica original dice “en el principio creo Dios….”, colocando así la grandeza de Dios antes de todo lo demás. Dios ya estaba allí, antes de la creación, antes de la tierra y de los cielos. El texto anglosajón dice lo siguiente: “In the beginning God.” Esto revela prioridad en el tiempo y la revelación positiva para cancelar muchas de las ideas humanistas y opuestas a Dios.
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“En el principio creo Dios” implica que Dios existe y que es un solo Dios, en singular; la frase no dice dioses. O sea, que esto se opone al ateísmo y al politeísmo. Dios como prioridad en este verso revela esto. Es el concepto Dios, uno solo, que no tiene que probar Su existencia porque Él es y que es uno solo.
La frase “en el principio creo Dios” enfatiza el poder y la trascendencia de Dios, además describe su unidad pluralista. ¿Por qué?: porque se utiliza un nombre de Dios que es plural (“’elohim” H430) y se utiliza un verbo (“creó”) en singular. Repetimos, un solo Dios, en plural, que crea en singular. De entrada tenemos aquí la manifestación del Padre, del Hijo del Espíritu Santo. Con esto, este verso se opone al unitarianismo.
El unitarianismo es una corriente del Cristianismo que niega la doctrina de la Trinidad, creyendo que Dios existe sólo en una persona. Esa corriente sostiene que Dios es unipersonal y que Jesús no es el mismo Dios. Dios como prioridad en este verso revela la oposición a esto. El Dios Creador es uno sólo (Dt 6:4), pero constantemente habla de sí mismo en plural: “hagamos al hombre” (Gn 1:26), “quién ira por nosotros” (Isa 6:8b ). Ese Dios que es uno, se manifiesta como Padre, Hijo y Espíritu Santo constantemente en las Sagradas Escrituras (Mat 3:16-17; Jn 14:16-17; Rom 14:17-18; 1 Cor 12:4-6; Efe 4:4-6).
La frase “en el principio creo Dios” revela que el universo tuvo un principio, que la materia no es eterna, porque Dios la creó. Esto se opone al materialismo. El materialismo es un sistema filosófico, opuesto al espiritualismo, que considera que solamente existe la materia y que reduce el espíritu a una consecuencia de ella. Dios como prioridad en el primer verso de la Biblia revela la oposición a esto. Así como un reloj necesitó de un relojero para existir, así también la creación necesitó del Creador para existir.
La frase “en el principio creo Dios” revela que Dios es distinto a la naturaleza. Este verso dice que Él creó los cielos y la tierra. Esto se opone al panteísmo. El panteísmo (del griego “pan”-todos y “theos”-dios)”es una doctrina filosófica que niega la existencia de un dios personal sobrenatural y reconoce la de un espíritu impersonal internamente inherente a la naturaleza, que funde a esta con dios en un todo único. [2],[3] Dios como prioridad en el primer verso de la Biblia revela la oposición a esto. Dios está por encima de la naturaleza. Dios no es energía. Esta es una medida, es la capacidad para realizar un trabajo. Dios es mucho más que esa capacidad.
La frase “en el principio creo Dios” revela que ya que Dios creó el universo, es por lo tanto superior a este y que Él tiene el control del mismo. Esto se opone a la doctrina del fatalismo. El fatalismo es la doctrina o la creencia que sostiene que la totalidad de los acontecimientos se producen por acción del destino o por una predeterminación que no puede evitarse[4]. Dios como prioridad en el primer verso de la Biblia revela la oposición a esto. Dios posee el control de toda la creación.
La frase “en el principio creo Dios” revela que la creación de un universo material por parte del Creador, que es un Ser no-material, establece una relación y la interacción entre ambos. Esto se opone al dualismo. El dualismo es un sistema religioso y filosófico que admite la existencia de dos (2) principios diversos y contrarios entre sí, como el espíritu y la materia, el cuerpo y el alma, el bien o el mal, y que entre uno y otro, siempre están en un eterno conflicto. En China, el dualismo se observa en la materialización del yin y yang.[5] Dios como prioridad en el primer verso de la Biblia revela la oposición a esto. Dios está en armonía con lo creado.
En este tiempo escuchamos a muchos Cristianos mezclando los elementos de nuestra fe con muchas de las corrientes filosóficas que hemos identificado aquí. Los escuchamos hablar de las vibras, de la energía, del dios que está presente en todas las cosas, etc. Esto denota que sus prioridades no están alineadas con la Santa Palabra. La Biblia decide oponerse a todo esto en el primer verso que encontramos en las Sagradas Escrituras. Basta descubrir cuál es la prioridad de Dios en este primer verso para encontrar que Él ha definido ya todas estas cosas.
Ese primer capítulo del libro del Génesis también establece la prioridad de Dios respecto a la posición. Él es Dios y todo lo demás no lo es. Esa es la posición del Eterno y Él no compite con rival alguno por esa soberanía. Smith argumenta que los primeros dos (2) capítulos del libro del Génesis reconocen esa prioridad de cuatro (4) maneras distintas.
En primer lugar, Dios ejerce los derechos de Su soberanía cuando Él le pone nombre a varias facetas de Su creación. Aquél que pone el nombre es por definición superior a aquello que ha sido nombrado. Dios llama la luz, las tinieblas (Gn 1:5), la expansión (1:8), la reunión de las aguas y la tierra seca (1:10).
En segundo lugar, Dios ejerce los derechos de Su soberanía cuando delega responsabilidades y autoridad. En el cuarto día Dios establece la lumbrera mayor para que señorease del día y la lumbrera menor para que señorease en la noche. La mitología pagana convirtió en divinidades estos astros. Sin embargo, en el libro del Génesis esto astros son definidos como sirvientes que han recibido órdenes y las descripciones de sus tareas de parte del Creador.
En el sexto día Dios le delega responsabilidades al ser humano. Smith destaca que el ser humano no recibe instrucciones allí para adorar cosa alguna en la creación, porque él es superior a todas estas y porque sólo puede adorar al Creador.
Smith apunta a un principio bíblico que dice que “el menor es bendecido por el mayor” (Heb 7:7).
Con esto, presenta que las tres (3) bendiciones que aparecen en los capítulos uno (1) y dos (2) del libro del Génesis son evidencias de la prioridad de Dios en Su posición. Dios bendice a los peces (Gn 1:22) al ser humanos (1:28), y al día de reposo (2:3). El mayor bendice al menor.
En cuarto lugar, Dios ejerce los derechos de Su soberanía imponiendo restricciones al orden creado. Smith destaca que Dios ordena en cuatro (4) ocasiones que varias formas de vida se reproduzcan según su género (1:11, 21, 24, 25).
Los lectores se habrán percatado que la primera aseveración bíblica define y establece a Dios como prioridad de tiempo y que los primeros dos (2) capítulos definen y establecen como prioridad la posición de Dios como el Creador. Como ha dicho James E. Smith, la creación revela a un Actor y este verso tiene todas “las luces” encendidas sobre Dios como prioridad. El énfasis no es tanto en “cómo” sino en “Quien.” Es Dios el Sujeto de los verbos de acción en ese capítulo inicial. Es Él el que se muestra satisfecho en ocho (8) ocasiones con los resultados obtenidos. Él es Dios y fuera de Él no hay otro.
Esto es tan solo un ejemplo de la importancia que tiene el tema de las prioridades en las Sagradas Escrituras.
¿Cree usted que podemos vivir en este planeta sin haber establecido al Dios Creador como la prioridad de nuestras vidas? No hay manera en que podamos vivir vidas productivas y completas si nuestra relación con Él no ha sido convertida en prioridad.
David entendió esto y decidió levantar un lugar al símbolo de esa presencia. Esto fue clave para que pudiera alzarse con el triunfo y las bendiciones en el segundo intento para trasladar el Arca del Pacto.
Dios es muy generoso y continúa concediéndonos oportunidades para hacer Su voluntad. Hace falta que levantemos un lugar para Él en nuestros corazones y en nuestras familias, para poder ser capaces de cumplir con esta. Esa es la prioridad.
1 Hizo David también casas para sí en la ciudad de David, y arregló un lugar para el arca de Dios, y le levantó una tienda. 2 Entonces dijo David: El arca de Dios no debe ser llevada sino por los levitas; porque a ellos ha elegido Jehová para que lleven el arca de Jehová, y le sirvan perpetuamente. (1 Cró 15:1-2, RV 1960)
El pasaje bíblico que da inicio a esta reflexión ocurre luego de que el rey David experimentara un fracaso. David había fracasado en su primer intento para trasladar el Arca del Pacto a la ciudad de Jerusalén. Nuestras reflexiones más recientes han tratado los temas de las motivaciones interiores alternas y de las condiciones externas que pudieron haber provocado esto.
Un dato muy interesante que revela esta narrativa bíblica es que nos informa que David había arreglado un lugar para el Arca. Esto lo hizo como parte de las construcciones que él desarrolló después de no haber tenido éxito en el primer intento para trasladar el Arca del Pacto. No hay una mención acerca de preparativos similares en los relatos del primer intento para esta tarea. O sea, que podemos concluir que David no había levantado un lugar para el Arca como parte de los preparativos iniciales. David no había designado un lugar para la presencia de Dios en su ciudad.
La Biblia trata el tema del lugar de la presencia de Dios como algo de suprema importancia. Tenemos un ejemplo de esto cuando leemos que el salmista se pregunta “¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo?” (Sal 24:3). Tenemos otro ejemplo cuando leemos que el salmista revela el amor que siente por este sitio en particular: “8 Jehová, la habitación de tu casa he amado, Y el lugar de la morada de tu gloria” (Sal 26:8). Esto último era un distintivo de las personas piadosas y justas.
¿Qué lugar ocupa la presencia de Dios en nuestras vidas? Sabemos que le reconocemos como nuestro Salvador. Ahora bien, ¿le reconocemos como nuestro Señor? La importancia que poseen las respuestas a estas preguntas es que ellas revelan la relación que tenemos con el Señor, y cuál es el grado de compromiso que tenemos con esta relación.
El que Dios posea un lugar santo, sagrado, es un símbolo de una presencia permanente en medio de ese pueblo. Lo es también en el plano personal. Hay muchos creyentes que han identificado en sus hogares un lugar al que privilegian acudir para estar en comunión con Dios.
Esto es muy saludable, pero no es suficiente. Esta comunión y esta relación tienen que ser desarrolladas como algo prioritario en nuestras vidas como creyentes en Cristo Jesús.
Desatacar que las personas piadosas y justas aman estar en el lugar que ha sido designado y establecido como la habitación del Señor, revela, entre otras cosas, la prioridad que la presencia de Dios tiene en sus vidas.
El segundo intento para trasladar el Arca del Pacto a Jerusalén no podía desarrollarse sin que esta tuviera un lugar designado y preparado para recibirle. Esto tenía que ser prioritario. Había que estar preparados para recibir el Arca del Pacto. Había que estar preparados para recibir la presencia de Dios.
La Biblia describe que el deseo del corazón de David, preparar un lugar para la presencia de Dios, se convirtió en la prioridad más importante de su vida. Los salmistas posteriores a su época convirtieron ese deseo y esa tarea en un cántico de peregrinación que se cantaba mientras se subía a Jerusalén:
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1 Señor, acuérdate de David y de todo lo que sufrió. 2 Le hizo una promesa solemne al Señor; le juró al Poderoso de Israel: 3 «No iré a mi hogar ni me permitiré descansar; 4 no dejaré que mis ojos duerman ni cerraré los párpados adormecidos 5 hasta que encuentre un lugar donde construir una casa para el Señor, un santuario para el Poderoso de Israel. 6 Oímos que el arca estaba en Efrata; luego la encontramos en los campos distantes de Jaar. 7 Vayamos al santuario del Señor; adoremos al pie de su trono. 8 Levántate, oh Señor, y entra en tu lugar de descanso, junto con el arca, símbolo de tu poder. 9 Que tus sacerdotes se vistan de santidad; que tus leales servidores canten de alegría. (Sal 132:1-8, Nueva Traducción Viviente)
David convirtió este traslado en su tarea de vida. Jerusalén tenía que estar preparada para albergar el símbolo de la presencia de Dios. El lugar de Dios en la ciudad de David no podía ser materia de improvisación. David también tenía que estar preparado para esto. Ese salmo dice que David decidió que no descansaría, que no dormiría, es más, que no se moriría sin haberle preparado una lugar al Señor. Claro está, esta tarea tenía como finalidad la construcción del templo de Jerusalén, pero tenía que ser iniciada con el lugar preliminarmente identificado para esto.
Además, todo esto formaba parte del testimonio acerca de la obediencia de este rey. David debió haber escuchado las historias de Saúl y las ocasiones en las que Samuel le llamó la atención a ese rey porque este no había sido obediente.
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20 Y Saúl respondió a Samuel: Antes bien he obedecido la voz de Jehová, y fui a la misión que Jehová me envió, y he traído a Agag rey de Amalec, y he destruido a los amalecitas. 21 Mas el pueblo tomó del botín ovejas y vacas, las primicias del anatema, para ofrecer sacrificios a Jehová tu Dios en Gilgal. 22 Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. (1 Sam 15:20-22, RV 1960)
De hecho, esta desobediencia le costó el trono a ese monarca. Dios lo desechó por no saber obedecer los mandatos del Eterno.
Harry Emerson Fosdick decía que con la deformación y la devaluación del concepto de Dios perdemos la capacidad de establecer prioridades correctas. O sea, que cuando vemos que las prioridades han sido invertidas o alteradas, podemos en realidad estar viendo que el concepto que tenemos acerca de Dios ya no es lo que era antes. El Pastor Emerson Fosdick añadió a esto que el establecimiento de nuestras prioridades es un símbolo de nuestra madurez y del grado de desarrollo de nuestro carácter.
Es obvio que David no quería perder su trono. Su capacidad para obedecer había sido puesta a prueba. Esa capacidad estaba atada a su sensibilidad para escuchar, prestar atención a la voz de Dios. Samuel lo destaca así mismo en los versos antes citados: “prestar atención.”
Ya sabemos que David había orquestado un plan de trabajo para trasladar el Arca que poseía un proceso de selección y calificación (1 Cró 15:1-10), un proceso de santificación (1 Cró 15:11-14), un proceso de transportación (1 Cró 15:15) y otro de celebración (1 Cró 15:16-28).
Hay que admitir que todo esto era sumamente importante. Sin embargo, ninguno de estos procesos era más importante que el de tener preparado el lugar de la “habitación de Dios.” Esto se convirtió en la prioridad de este rey.
El concepto “prioridad” viene del latín prior (“anterior”), que significa “el primero entre dos.” Este hace referencia a la anterioridad de algo respecto de otra cosa, ya sea en tiempo o en orden. Aquel o aquello que tiene prioridad se encuentra primero en comparación con otras personas, objetos y/o cuestiones.
Es cierto que el concepto “prioridad” no aparece en las Sagradas Escrituras. Es también cierto que el establecimiento de las prioridades es sin duda alguna uno de los temas bíblicos más importantes y de los menos discutidos. La Teología Sistemática nos abre espacios para estudiar este énfasis desde el libro del Génesis hasta el libro del Apocalípsis. Como un ejemplo de esto, presentamos el tema de la Prioridad de Dios en Génesis 1.
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1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
Esta aseveración es la primera que encontramos en la Biblia. Ese primer verso abre un universo de alternativas para la reflexión, particularmente sobre lo que son las prioridades. El Dr. James E. Smith presenta una discusión muy amplia acerca de todo esto en uno de sus libros.[1] Smith dice que ese capítulo del Génesis y ese verso en particular, revelan la prioridad de Dios respecto al tiempo. La frase bíblica original dice “en el principio creo Dios….”, colocando así la grandeza de Dios antes de todo lo demás. Dios ya estaba allí, antes de la creación, antes de la tierra y de los cielos. El texto anglosajón dice lo siguiente: “In the beginning God.” Esto revela prioridad en el tiempo y la revelación positiva para cancelar muchas de las ideas humanistas y opuestas a Dios.
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“En el principio creo Dios” implica que Dios existe y que es un solo Dios, en singular; la frase no dice dioses. O sea, que esto se opone al ateísmo y al politeísmo. Dios como prioridad en este verso revela esto. Es el concepto Dios, uno solo, que no tiene que probar Su existencia porque Él es y que es uno solo.
La frase “en el principio creo Dios” enfatiza el poder y la trascendencia de Dios, además describe su unidad pluralista. ¿Por qué?: porque se utiliza un nombre de Dios que es plural (“’elohim” H430) y se utiliza un verbo (“creó”) en singular. Repetimos, un solo Dios, en plural, que crea en singular. De entrada tenemos aquí la manifestación del Padre, del Hijo del Espíritu Santo. Con esto, este verso se opone al unitarianismo.
El unitarianismo es una corriente del Cristianismo que niega la doctrina de la Trinidad, creyendo que Dios existe sólo en una persona. Esa corriente sostiene que Dios es unipersonal y que Jesús no es el mismo Dios. Dios como prioridad en este verso revela la oposición a esto. El Dios Creador es uno sólo (Dt 6:4), pero constantemente habla de sí mismo en plural: “hagamos al hombre” (Gn 1:26), “quién ira por nosotros” (Isa 6:8b ). Ese Dios que es uno, se manifiesta como Padre, Hijo y Espíritu Santo constantemente en las Sagradas Escrituras (Mat 3:16-17; Jn 14:16-17; Rom 14:17-18; 1 Cor 12:4-6; Efe 4:4-6).
La frase “en el principio creo Dios” revela que el universo tuvo un principio, que la materia no es eterna, porque Dios la creó. Esto se opone al materialismo. El materialismo es un sistema filosófico, opuesto al espiritualismo, que considera que solamente existe la materia y que reduce el espíritu a una consecuencia de ella. Dios como prioridad en el primer verso de la Biblia revela la oposición a esto. Así como un reloj necesitó de un relojero para existir, así también la creación necesitó del Creador para existir.
La frase “en el principio creo Dios” revela que Dios es distinto a la naturaleza. Este verso dice que Él creó los cielos y la tierra. Esto se opone al panteísmo. El panteísmo (del griego “pan”-todos y “theos”-dios)”es una doctrina filosófica que niega la existencia de un dios personal sobrenatural y reconoce la de un espíritu impersonal internamente inherente a la naturaleza, que funde a esta con dios en un todo único. [2],[3] Dios como prioridad en el primer verso de la Biblia revela la oposición a esto. Dios está por encima de la naturaleza. Dios no es energía. Esta es una medida, es la capacidad para realizar un trabajo. Dios es mucho más que esa capacidad.
La frase “en el principio creo Dios” revela que ya que Dios creó el universo, es por lo tanto superior a este y que Él tiene el control del mismo. Esto se opone a la doctrina del fatalismo. El fatalismo es la doctrina o la creencia que sostiene que la totalidad de los acontecimientos se producen por acción del destino o por una predeterminación que no puede evitarse[4]. Dios como prioridad en el primer verso de la Biblia revela la oposición a esto. Dios posee el control de toda la creación.
La frase “en el principio creo Dios” revela que la creación de un universo material por parte del Creador, que es un Ser no-material, establece una relación y la interacción entre ambos. Esto se opone al dualismo. El dualismo es un sistema religioso y filosófico que admite la existencia de dos (2) principios diversos y contrarios entre sí, como el espíritu y la materia, el cuerpo y el alma, el bien o el mal, y que entre uno y otro, siempre están en un eterno conflicto. En China, el dualismo se observa en la materialización del yin y yang.[5] Dios como prioridad en el primer verso de la Biblia revela la oposición a esto. Dios está en armonía con lo creado.
En este tiempo escuchamos a muchos Cristianos mezclando los elementos de nuestra fe con muchas de las corrientes filosóficas que hemos identificado aquí. Los escuchamos hablar de las vibras, de la energía, del dios que está presente en todas las cosas, etc. Esto denota que sus prioridades no están alineadas con la Santa Palabra. La Biblia decide oponerse a todo esto en el primer verso que encontramos en las Sagradas Escrituras. Basta descubrir cuál es la prioridad de Dios en este primer verso para encontrar que Él ha definido ya todas estas cosas.
Ese primer capítulo del libro del Génesis también establece la prioridad de Dios respecto a la posición. Él es Dios y todo lo demás no lo es. Esa es la posición del Eterno y Él no compite con rival alguno por esa soberanía. Smith argumenta que los primeros dos (2) capítulos del libro del Génesis reconocen esa prioridad de cuatro (4) maneras distintas.
En primer lugar, Dios ejerce los derechos de Su soberanía cuando Él le pone nombre a varias facetas de Su creación. Aquél que pone el nombre es por definición superior a aquello que ha sido nombrado. Dios llama la luz, las tinieblas (Gn 1:5), la expansión (1:8), la reunión de las aguas y la tierra seca (1:10).
En segundo lugar, Dios ejerce los derechos de Su soberanía cuando delega responsabilidades y autoridad. En el cuarto día Dios establece la lumbrera mayor para que señorease del día y la lumbrera menor para que señorease en la noche. La mitología pagana convirtió en divinidades estos astros. Sin embargo, en el libro del Génesis esto astros son definidos como sirvientes que han recibido órdenes y las descripciones de sus tareas de parte del Creador.
En el sexto día Dios le delega responsabilidades al ser humano. Smith destaca que el ser humano no recibe instrucciones allí para adorar cosa alguna en la creación, porque él es superior a todas estas y porque sólo puede adorar al Creador.
Smith apunta a un principio bíblico que dice que “el menor es bendecido por el mayor” (Heb 7:7).
Con esto, presenta que las tres (3) bendiciones que aparecen en los capítulos uno (1) y dos (2) del libro del Génesis son evidencias de la prioridad de Dios en Su posición. Dios bendice a los peces (Gn 1:22) al ser humanos (1:28), y al día de reposo (2:3). El mayor bendice al menor.
En cuarto lugar, Dios ejerce los derechos de Su soberanía imponiendo restricciones al orden creado. Smith destaca que Dios ordena en cuatro (4) ocasiones que varias formas de vida se reproduzcan según su género (1:11, 21, 24, 25).
Los lectores se habrán percatado que la primera aseveración bíblica define y establece a Dios como prioridad de tiempo y que los primeros dos (2) capítulos definen y establecen como prioridad la posición de Dios como el Creador. Como ha dicho James E. Smith, la creación revela a un Actor y este verso tiene todas “las luces” encendidas sobre Dios como prioridad. El énfasis no es tanto en “cómo” sino en “Quien.” Es Dios el Sujeto de los verbos de acción en ese capítulo inicial. Es Él el que se muestra satisfecho en ocho (8) ocasiones con los resultados obtenidos. Él es Dios y fuera de Él no hay otro.
Esto es tan solo un ejemplo de la importancia que tiene el tema de las prioridades en las Sagradas Escrituras.
¿Cree usted que podemos vivir en este planeta sin haber establecido al Dios Creador como la prioridad de nuestras vidas? No hay manera en que podamos vivir vidas productivas y completas si nuestra relación con Él no ha sido convertida en prioridad.
David entendió esto y decidió levantar un lugar al símbolo de esa presencia. Esto fue clave para que pudiera alzarse con el triunfo y las bendiciones en el segundo intento para trasladar el Arca del Pacto.
Dios es muy generoso y continúa concediéndonos oportunidades para hacer Su voluntad. Hace falta que levantemos un lugar para Él en nuestros corazones y en nuestras familias, para poder ser capaces de cumplir con esta. Esa es la prioridad.
Referencias
[1] Smith, J. E. (1993). The Pentateuch (2nd ed., pp. 47–49). Joplin, MO: College Press Pub. Co.
[2] https://www.ecured.cu/Panteísmo
[3] https://www.caracteristicas.co/panteismo/
[4] https://definicion.de/fatalismo/
[5] https://www.significados.com/dualismo/
[1] Smith, J. E. (1993). The Pentateuch (2nd ed., pp. 47–49). Joplin, MO: College Press Pub. Co.
[2] https://www.ecured.cu/Panteísmo
[3] https://www.caracteristicas.co/panteismo/
[4] https://definicion.de/fatalismo/
[5] https://www.significados.com/dualismo/
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2023
January
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February
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March
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April
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