Reflexiones de Esperanza: Alabanzas para el alma: Oraciones que nos hacen cantar – La vida ante los perfectos que provee Dios.

Nuestra reflexión anterior nos permitió esbozar algunos planteamientos acerca de lo que son el Síndrome de Quemazón (“Burnout”) y la Fatiga por Compasión o el desgaste por empatía. En esa reflexión también adelantamos algunos lineamientos acerca de porqué es que los salmos nos pueden ayudar a lidiar con estas condiciones.

El primer salmo que hemos seleccionado para esta tarea es el Salmo 23.

Este es sin duda alguna el salmo más recitado aún por aquellos que no reconocen a Jesucristo como Salvador y Señor. Este es un salmo que nos permite reconocer la presencia de Dios en los momentos más difíciles de la vida. Este salmo nos permite encontrar la presencia de Dios en aquellos momentos en los que creemos que Él no está presente. O como diría Harold S. Kushner, nos ayuda a reconocer esa presencia en aquellos momentos en los que la hemos pasado por alto, por estar distraídos con nuestras preocupaciones.[1] Este salmo nos permite ver nuestro mundo tal y como es, con sus pastos delicados, sus aguas de reposo, sus valles de sombra de muerte, las cosas que tememos y aquellas cosas que nos angustian.

Este salmo nos invita a caminar a través de todas estas situaciones con valentía y con esperanza. Kushner enfatiza que este salmo afirma que nuestro mundo jamás será perfecto, pero el Señor está con nosotros y esto hace una gran diferencia. Lo puede hacer porque nos comunica con seguridad de que este sigue siendo el mundo de nuestro Dios. El mundo podrá ser peligroso, pero Dios está con nosotros. El mundo podrá sorprendernos con noticias que no esperábamos, pero Dios está con nosotros. El mundo podrá enfrentarnos a procesos que producen angustias, pero Él está con nosotros.

La Universidad Ana G. Méndez enseña que el Síndrome de “Burn Out” se manifiesta en los siguientes aspectos:

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  1. Psicosomáticos: fatiga crónica, frecuentes dolores de cabeza, problemas de sueño, úlceras y otros desórdenes gastrointestinales, pérdida de peso, dolores musculares, etc.
  2. Conductuales: absentismo laboral, abuso de drogas (café, tabaco, alcohol, fármacos, etc.), incapacidad para vivir de forma relajada, superficialidad en el contacto con los demás, comportamientos de alto riesgo, aumento de conductas violentas.
  3. Emocionales: distanciamiento afectivo de forma de protección del yo, aburrimiento y actitud cínica, impaciencia e irritabilidad, sentimiento de omnipotencia, desorientación, incapacidad de  concentración, sentimientos depresivos.
  4. En ambiente laboral: detrimento de la capacidad de trabajo, detrimento de la calidad de los servicios que se presenta a los clientes, aumento de interacciones hostiles, comunicaciones deficientes.[2]

Hemos iniciado la presentación de las herramientas para manejar esos síndromes utilizando el Salmo 23. La perspectiva seleccionada para enfocar este salmo es la siguiente: “La vida ante los perfectos que provee Dios.” La reflexión anterior concluyó con la presentación de un bosquejo de esos perfectos.

En primer lugar, este salmo inicia con la presentación de una visión perfecta de Dios. ¿Por qué?: porque comienza con uno de los nombres más relevantes de Dios que encontramos en la Biblia: Jehová. Hay varios nombres con los que la Biblia nos presenta a Dios. Podemos decir que cada uno de ellos posee en sí mismo una función descriptiva y operacional del Eterno. Recordemos que hablar de Dios es muy complicado. Para poder hacerlo tenemos que traducir en un lenguaje humano muchas cosas que son incomprensibles y que escapan a nuestras capacidades como seres humanos.

Ese nombre, Jehová (“Yehôvâ”, H3068) es el nombre que se utiliza para hablar del Dios “auto-existente”, inefable y Eterno. Es el nombre de Dios que más se utiliza en el Antiguo Testamento (6,823 veces)[3]. Además, es el nombre que se utiliza para describir al Dios que es conocido por medio de la revelación. O sea, que no se trata de un conocimiento adquirido de manera racional, sino de un conocimiento revelado.

El nombre Jehová es también conocido como el nombre impronunciable. Los judíos no se atreven pronunciarlo porque no saben cómo decir ese nombre. No olvidemos que el idioma hebreo original no posee vocales. Además, los judíos se acostumbraron a tomar muy en serio el no usar en vano el nombre de Dios.

El nombre Jehová aparece en los textos como si fueran cuatro (4) consonantes: YHWH. Es por esto que se le llama el tetragramatón, o el nombre de las cuatro (4) letras. Las vocales que aparecen en los textos más antiguos y que incluyen puntuaciones (como vocales , debajo de la palabra) pertenecen al nombre “Adonai.”[4],[5] Es por esto que en muchas ocasiones encontramos la sustitución del nombre de Jehová por el nombre “Señor.” La combinación de ambos nos ha regalado el nombre Jehová. Solo el Sumo Sacerdote tenía la oportunidad de decir ese nombre en dos (2) ocasiones en el año.

Ese nombre puede ser interpretado “Él Quien hace Aquello que ha sido Hecho” o “Él que Trae a la Existencia Todo aquello que existe.” [6] Este fue el nombre que Dios utilizó cuando se le reveló a Moisés (Éxo 3:14): “Ehyeh ašer Ehyeh”:  Yo soy el que Soy y sigo Siendo.
Toda esta información técnica tiene un propósito evangélico, para comunicar buenas nuevas. El Apóstol Pablo dice que Jesucristo posee ese nombre.

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9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. (Fil 2:9-11).

Ese nombre que es sobre todo nombre es el nombre impronunciable. O sea, que cuando Pablo dice que Jesucristo posee el nombre que es sobre todo nombre, en realidad está diciendo que Jesucristo posee el nombre de Jehová y que Él es el Señor.

Sabiendo todo esto podemos concluir que cuando el Salmo 23 nos dice que Jehová es nuestro pastor nos está revelando que Jesucristo es nuestro Pastor.

Jesucristo es la revelación más completa de Dios. Esto es así porque Jesucristo es 100% Dios, pero al mismo tiempo es 100% hombre. O sea, que puede traducir para nosotros quién es Dios porque nosotros podemos entenderlo desde su naturaleza humana. Jesucristo es Dios encarnado. Es por esto que Él puede decir que el que le ha visto a visto al Padre (Jn 14:9). Jesucristo conoce el hambre, la sed, el sueño y los dolores de la muerte, pero al mismo tiempo es Dios, es Señor, es Eterno y es Santo. Esa revelación de Dios es insuperable.

Este conocimiento tiene que ser revelado; no se puede adquirir de manera intelectual o racional. Cristo tiene que ser revelado por el Espíritu Santo (Lcs 10:21; Rom 16:25-27). Esto nos incluye a nosotros los gentiles, los que no somos Judíos (Efe 3:1-5).

Cuando el Salmo 23 dice “Jehová es mi Pastor” está declarando la revelación perfecta de Dios; la del Dios que es perfecto. Es perfecto porque Él me hace saber que entiende mis miserias y que me puede dar a conocer quién es Dios. Esta es una de las razones por las que Jesucristo dijo que Él es el Buen Pastor (Jn 10:11-14).

El Salmo 23 dice que Jesucristo es nuestro pastor.

Un dato muy especial es que ese salmo dice mucho más. Ese salmo dice que esa revelación es perfecta porque Jesucristo no nos trata como miembros de un grupo. El texto dice que Él es; una relación personal. ¡Él es mi pastor!

Esa revelación de Dios es perfecta porque no dice que Él fue o que Él será nuestro Pastor. La definición de esa manifestación es constante; es un presente continuo. ¡Él es! ¡Él es! Ese concepto, “es” explica que Jesucristo es mi pastor aquí y ahora.

De lo antes dicho se deprende que este salmo también  revela al Guardador perfecto. ¿Qué significado tiene el que Jesús sea mi Pastor?  La respuesta es sencilla ¿Habrá alguien que se pueda comparar a Jesucristo? ¿Habrá otro que pueda entender nuestras necesidades como lo hace Él? ¿Habrá otro que pueda amarnos como nos ama Él?

Jesucristo ama las ovejas (Mat 9:36). Jesucristo conoce las ovejas (Jn 10:14) y se relaciona con las ovejas: “he aquí yo estoy con vosotros, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mat 28:20b) . Jesucristo hace las mejores provisiones para las ovejas (Jn 10:10).  Jesucristo se sacrificó por las ovejas (Jn 10:15)

La revelación perfecta de Dios y la del Guardador perfecto es seguida por la Satisfacción perfecta: “nada me faltará.” Especialistas tales como Elmer Towns y Warren W. Wiersbe han propuesto que este es el centro del Salmo 23: nada me faltará. Esto es así porque el ser humano siempre anda en búsqueda de la satisfacción de unas necesidades básicas. Estas son:
ser amado, ser aceptado, ser protegido y poder alcanzar sus metas. Todas estas necesidades están satisfechas en Cristo Jesús:

Necesidad de ser amado:

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8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.  (Rom 5:8)

Necesidad de ser aceptado:

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37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. (Jn 6:37)

Necesidad de ser protegido:

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27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, 28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. (Jn 10:27-28)

Necesidad de alcanzar metas:

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2 para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo, 3 en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento. (Col 2:2-3)

Nada nos falta con nuestro Pastor. No falta la paz que sobrepasa todo entendimiento, no falta el gozo, no falta la alegría, ni faltan las oportunidades. No faltan los testimonios, no faltan las puertas abiertas, ni falta la dirección para la vida. ¡Nada nos falta!

La revelación perfecta de Dios, el Guardador perfecto y la Satisfacción perfecta es seguida por la Provisión perfecta: “en lugares de delicados pastos.” Esos pastos delicados, esas verdes praderas, representan la provisión de Dios. Su Palabra Santa dice que Él bendice abundantemente nuestra provisión y que los pobres sacia de pan (Sal 132:15). En ella dice que los leoncillos necesitan, y tienen hambre; pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien (Sal 34:10). Ella también dice que no hay justo desamparado ni su descendencia que mendigue pan (Sal 37:25). Su Palabra enseña que es Pastor Perfecto porque sabe que los ojos de todos esperan en Él, y Él les da comida a su tiempo: “16 Abres tu mano, Y colmas de bendición a todo ser viviente” (Sal 145:15-16).

La revelación perfecta de Dios, el Guardador perfecto, la Satisfacción perfecta y la Provisión perfecta es seguida por la Orden Perfecta: “me hará.”

La mayoría de los seres humanos que sufren del síndrome del Burnout y/o de la Fatiga por Compasión tienen mucha dificultad para poder descansar. Algunos sufren de alteraciones en sus patrones de sueño. Otros, pueden dormir, pero no descansan. En ocasiones, ese sentimiento de impotencia les provoca sentirse cansados desde el momento en despiertan en las mañanas. Las experiencias de trabajo parecen no tener fin. A todo esto hay que añadir que síntomas tales como el insomnio, los dolores de cabeza y los trastornos digestivos impiden el poder descansar correcta y adecuadamente.

El Salmo 23 dice que Dios puede proveer un descanso perfecto porque Él nos hace descansar. Kushner destaca que de los estudios de los Arquitectos paisajistas se desprende que la vista más reconfortante que existe es ver un predio de terreno verde que conduce al agua rodeado de árboles.[7] Eso es lo que logran los lugares de delicados pastos.

La necesidad de descansar es tan importante que el profeta Isaías dijo en una ocasión que Dios usa el descanso y el reposo para salvar. Veamos lo que dice el capítulo 30 del libro de ese profeta:

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15 Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza. Y no quisisteis, 16 sino que dijisteis: No, antes huiremos en caballos; por tanto, vosotros huiréis. Sobre corceles veloces cabalgaremos; por tanto, serán veloces vuestros perseguidores.  (Isa 30:15-16)

Esa palabra profética añade que el pueblo no lo quiso aceptar y por eso sucumbió. O sea, que hay oportunidades de éxito y de triunfo que se pueden perder por no saber descansar.

Hay que reconocer que en muchas ocasiones el génesis, la fuente de nuestro cansancio, es la cantidad de actividades que desarrollamos. Existe una tendencia a la hipervigilancia y a la hiperactividad en muchos de los pacientes que sufren de estos embates. Es ahí en donde se inserta esta palabra con mucha fuerza. Hay que permitir que el Buen Pastor nos haga descansar.

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28 »Vengan a mí los que estén cansados y agobiados, que yo los haré descansar. 29 Acepten mi enseñanza y aprendan de mí que soy paciente y humilde. Conmigo encontrarán descanso. 30 Mi enseñanza es agradable y mi carga es fácil de llevar».  (Mat 11:28-29, PDT).

La conclusión lógica es que este salmo añade el descanso perfecto. Ese descanso (“râbats,” H7257) es tan perfecto que la Biblia lo utiliza para describir lo imposible: grupos incompatibles que Dios hace descansar juntos:

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6 Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. 7 La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja  (Isa 11:6-7)

¡Dios puede hacer que criaturas que son incompatibles descansen juntas!

Es más, la Biblia dice que el descanso perfecto del Señor elimina el temor y nos hace cantar:

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12 Y dejaré en medio de ti un pueblo humilde y pobre, el cual confiará en el nombre de Jehová. 13 El remanente de Israel no hará injusticia ni dirá mentira, ni en boca de ellos se hallará lengua engañosa; porque ellos serán apacentados, y dormirán, y no habrá quien los atemorice.  14 Canta, oh hija de Sion; da voces de júbilo, oh Israel; gózate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén.  (Sof 3:12-14)

Continuaremos este análisis en nuestra próxima reflexión. Mientras tanto, reiteramos el consejo que ofrecimos en la reflexión anterior. Les invitamos a leer este salmo una y otra vez ayudados por este bosquejo. Además, les sugerimos que realicen anotaciones de todas sus conclusiones. Recordemos que esto forma parte de las herramientas terapéuticas y es llamado escritura reflexiva.

No olviden hacer que sus arpas canten, que sus almas decidan levantar alabanzas al Señor.
Referencias

[1]   Kushner, Harold S.. The Lord Is My Shepherd (p. 6). Knopf Doubleday Publishing Group. Kindle Edition.
[2]   https://continua.uagm.edu/wp-content/uploads/2019/12/MODULO-SINDROME-QUEMAZON.pdf
[3] http://www.jewishencyclopedia.com/articles/11305-names-of-god
[4] https://www.mesacc.edu/~thoqh49081/handouts/divine-name.html
[5] http://www.jewishencyclopedia.com/articles/8568-jehovah
[6]https://www.ancient.eu/Yahweh/#:~:text=As the name of the,used in referencing a deity.
[7] Kushner, Harold S.. Ibid. p.39.

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