November 18th, 2020
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¡Correr al bien de Jehová! ¡Correr al bien del Señor! Esta frase del profeta Jeremías (Jer 31:12) impactó nuestra reflexión anterior. Vimos en esa reflexión que Dios le reveló a este profeta que no tenemos que esperar que el bien del Señor nos alcance; podemos correr hacia él. Podemos correr al bien y a la misericordia que nos siguen todos los días de nuestras vidas, tal y como el salmista ha dicho.
Veamos esa palabra profética una vez más:
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Destacamos en esa reflexión que el contexto en el que el Señor le revela estas cosas a su siervo, es uno de calamidades, de cautiverios y de mucho dolor (Jer 30:1-20). Como dice la versión Dios Habla Hoy, tiempos en los que “¡Se oyen gritos de terror, de miedo e intranquilidad!”; tiempos en los que los hombres se retuercen de dolor como si tuvieran dolores de parto (Jer 30:5-6a, DHH). Ese pasaje añade que se trata de un día terrible, de un tiempo de angustia (v.7). Ese pasaje continúa diciendo que Dios sabe que la herida, la enfermedad que sufre el pueblo es incurable, que nuestro mal no tiene remedio (v.12), pero que no debemos temer, no debemos tener miedo (v.10). Ese pasaje dice que la enfermedad, la herida es tan seria que no hay quien la pueda curar, que hasta el dolor es incurable; que no hay medicamentos eficaces (v. 13-15, RV 1960). El Señor afirma en ese pasaje que nos devolverá la salud y sanará nuestras heridas (v.17, RV 1960).
Es en este contexto que el Señor afirma que será el Dios de todas las familias de Israel (Jer 31:1). Es en este contexto que el pueblo hallaría gracia en el desierto (Jer 31:2, RV 1960). ¡Alabado sea el Señor por esas promesas! Hallar gracia en los desiertos provocados por el COVID-19. Gracia en el desierto del dolor y de la aflicción provocado por las pérdidas de los nuestros. Gracia en el desierto provocado por las aflicciones económicas y las crisis de salud mental que sufre gran parte del pueblo. Gracia en el desierto provocado por la politización partidista de todos los procesos aleatorios a la sana convivencia, tales como; la educación, la salud y las comunicaciones.
Necesitamos dedicarle unos párrafos a este último escenario: el de las comunicaciones. Es altamente preocupante el modelo de censura al que nos estamos acostumbrando en los Estados Unidos. Esto es muy peligroso para la salud de la democracia y de nuestras familias. La radicalización de cualquier punto de vista es muy peligrosa. Recientemente, una escritora Norteamericana llamada Abigail Shrier publicó un libro titulado “Irreversible Damage”. En ese libro se destaca como manejan algunos Estados de la Unión Norteamericana los procesos para ofrecer los procedimientos para el cambio de género a menores de edad sin que se requiera el consentimiento de los padres. El libro fue retirado de los estantes de algunas de las súper tiendas (ej. Target) hasta que el público protestó. Entre las muchas complicaciones que estos procedimientos producen encontramos el aumento dramático de los riesgos de cáncer antes de que estos niños o niñas lleguen a los 40 años de edad. Esto, en adición a que sus capacidades reproductivas se anulan. Es preocupante que algunos gobiernos estatales permitan esto sin informar a los padres de estos menores de edad. Es mucho más preocupante que las personas que escriben acerca de esto sean censuradas. No hemos visto ni escuchado expresiones al respecto del partido político que ha ganado estas elecciones nacionales. ¡Esto es un desierto!
Es importante destacar que lo mismo ocurre con los gigantes de información tales como Facebook, Twitter y Google; el “Big Tech”. La política que han establecido acerca de las comunicaciones ha quedado al descubierto cuando han tenido que admitir que se equivocaron al censurar muchas de las comunicaciones conservadoras que se colocan en sus muros[1]. ¿Qué sucedería si las compañías que nos ofrecen servicio telefónico decidieran interrumpir nuestras llamadas telefónicas porque nuestras conversaciones no se ajustan a sus políticas? Eso es exactamente lo que estas corporaciones han hecho. Esto es un desierto muy preocupante.
Temíamos que la radicalización de la derecha sería la responsable de estas atrocidades. Ahora hemos visto que la radicalización de la izquierda es la que está imponiendo esta censura. Venga de donde venga, esto es un desierto.
Tan solo piense en dónde quedan las enmiendas constitucionales que protegen nuestros derechos a la libre expresión, a practicar nuestra fe religiosa. Esto, cuando tenemos que medir y escoger que decir a base de lo que los otros piensan o creen. Esto es un desierto provocado por el cautiverio político partidista que nos ha arropado.
La buena noticia es que el Señor dice que es medio de todo esto que Él ha decidido demostrar ese amor eterno con el que nos ha amado y prolongarnos Su misericordia (Jer 31:2).
Un dato interesante en este pasaje es que Dios nos invita a regocijarnos en medio de esa crisis; a que alabemos en medio de esos desiertos (Jer 31:7). ¿Cómo podemos cantar y alegrarnos en medio de esos desiertos? Hay algunas cosas que podemos hacer para lograrlo. Lo podemos lograr escuchando la Palabra del Señor en vez de las voces de los pseudo- profetas posmodernos. Podemos alegrarnos y cantar alabanzas al Señor confiando en las promesas del Todopoderoso que nos invitan a mirar hacia el futuro de esperanza que el Señor nos ha asegurado. Lo podemos lograr poniendo nuestra mirada en el Señor:
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¡Hay un gozo puesto delante de cada cruz que cargamos! Hay que mirar a Jesús y hay que mirar el gozo puesto delante de nosotros.
Es este ejercicio de mirar al Eterno el que nos hace correr al bien del Señor. Sabemos que el concepto que se traduce aquí como “correr” es “nâhar” (H5102). Sabemos que este puede ser traducido como destellar, estar alegres, brillar, fluir, correr, y hacer una asamblea, etc. O sea, que el rostro del creyente se ilumina, se alumbra mirando a Jesús. Desaparecen las tinieblas del dolor y la aflicción, los desiertos provocados por el mal que nos acecha.
Es el cumplimento de la promesa que nos hace el Evangelio. La luz en el rostro del Amado, la gloria que el Padre ha puesto en el rostro del Hijo Amado, ilumina nuestros corazones:
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El poder que se desata en la Creación es el mismo que crea la aurora de la salvación (Lcs 1:78). Esa Luz, que es Cristo (Jn 8:12), nos invita a correr hacia Él; hacia el bien del Señor. ¿No le parece glorioso? La palabra profética se levanta en medio del desierto para invitarnos a correr hacia Jesús, hacia el bien del Señor. Los desiertos se acaban, hasta se alegran, se gozan y florecen como la rosa. Las manos cansadas se fortalecen, las rodillas endebles se afirman, los que poseen poco ánimo en sus corazones reciben palabra que los empodera….
Como decíamos en la reflexión anterior, la reacción que tienen todos aquellos que corren a ese bien es que sus rostros resplandecen, son alumbrados. Han visto al Señor y el cumplimiento de Sus promesas.
¿Por qué sabemos que correr al bien del Señor es correr hacia Cristo?
Es impresionante que sea el profeta Jeremías el que explique esto con una nomenclatura[2] Cristiana. Para empezar, este profeta dice que correr al bien del Señor es correr al pan (Jer 31:12). La Biblia dice que Jesucristo es el pan de vida y que Él es el pan vivo que descendió del cielo:
Ese pasaje del Evangelio de Juan dice que Jesucristo es el pan que da vida. Ese pasaje dice que aquellos que comieron el Maná en el desierto (Éxo 16:12-31; Núm 11:7-9) se pudieron alimentar durante esa travesía hasta la Tierra Prometida, pero que murieron. En cambio, no sucede así con los que comen el pan de vida, el pan vivo que descendió del cielo; estos vivirán para siempre. O sea, que correr al pan es correr a Jesucristo.
Esta conclusión necesita ser ampliada porque Jeremías dice mucho más de lo que acabamos de compartir aquí. El profeta recibió de Dios que correr al bien del Señor es correr al “dâgâh” (H1711). Este concepto hebreo literalmente significa trigo, harina; el componente principal del pan, aquello que tiene que ser molido y amasado para convertirse en pan. ¿Recuerda usted estas palabras?:
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Jeremías había recibido de parte de Dios que el pueblo se había ido a amasar panes, tortas para otros dioses (Jer 7:18); ofrendas a dioses ajenos. Ahora, el Señor le dice que llega un tiempo en que correremos a uno, al pan que fue molido, pulverizado, humillado por nuestros pecados, a la harina de la que está compuesta ese pan. ¡Qué poderosa razón para dejar los desiertos!
Tenemos que hacer un alto para explicar por qué es que los profetas pueden hablar así acerca de Cristo. En primer lugar, la Biblia dice que el Espíritu de Cristo inspiraba a los profetas y les instaba a administrar las cosas que anuncia el Evangelio (1 Ped 1:10-12). En segundo lugar, Cristo dijo que los profetas anunciaron esto:
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¿Por qué sabemos que correr al bien del Señor es correr hacia Cristo? Lo sabemos porque el capítulo 31 del Libro de Jeremías dice que correr al bien del Señor es correr al vino (Jer 31:12). Es un secreto a voces el significado que posee el vino en el mensaje del Evangelio. El vino es una metáfora central para el mensaje de la salvación que Cristo operó por nosotros en la Cruz del Calvario. La Biblia dice que el vino es el símbolo de la sangre de Cristo, que la copa que lo contiene es la copa de la bendición (1 Cor 10:16) y que esta es el Nuevo Pacto en la sangre derramada por el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo:
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Lo que esto significa es que correr al bien del Señor puede ser interpretado como correr al testimonio de la sangre de Cristo, del sacrificio que nos limpia, que nos hace aceptos ante en el Amado (Efe 1:6), “en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia” (Efe 1:7).
¿Por qué sabemos que correr al bien del Señor es correr hacia Cristo? Lo sabemos porque el capítulo 31 de Jeremías dice que correr al bien del Señor es correr al aceite (Jer 31:12). El aceite posee un sitial muy especial en el mensaje del Evangelio.
En primer lugar porque es una de las metáforas que utilizan los Evangelios para describir la llenura y la preparación de los creyentes que anhelan el regreso del Señor y Salvador del mundo: Cristo Jesús. Un ejemplo de esto lo encontramos en la parábola de las 10 vírgenes (Mat 25:1-13). Ese pasaje dice que cinco (5) de esas vírgenes fueron consideradas insensatas (“mōros”, G3474) porque no tenían aceite suficiente en sus lámparas. Al mismo tiempo, cinco (5) de ellas fueron consideradas prudentes (“phronimos”, G5429) porque tenían reservas de aceites para sus lámparas. Las primeras hicieron algo tonto, absurdo. Estas son algunas de las definiciones del concepto “mōros”. Las otras demostraron sagacidad, cautela, inteligencia y carácter. Estas son algunas de las definiciones del concepto “phronimos.” O sea, que tener aceite suficiente para esperar el regreso del Amado revela el carácter del creyente.
¿Cuál es la importancia de poseer “aceite” dentro del contexto del Evangelio? Cristo dijo que los creyentes hemos sido enviados “como a ovejas en medio de lobos” y que por lo tanto, tenemos que ser prudentes (“phronimos”), como serpientes, y sencillos como palomas” (Mat 10:16). O sea, que el “aceite” adicional nos permite mantener la integridad y la vida en Cristo en lo que el Amado regresa.
En segundo lugar, el aceite es símbolo de nuestras herramientas para la restauración y la sanidad de aquellos heridos que encontramos en el camino. La parábola del Buen Samaritano es un excelente ejemplo de esto (Lcs 10:30-36). El Buen Samaritano tenía aceite para ungir a aquella víctima de violencia que encontró en el camino.
En tercer lugar, porque el aceite es símbolo de la unción del Espíritu Santo sobre nosotros. Hemos sido ungidos con ese “aceite” (Isa 61:1; Lcs 4: 18). Es por esto que se nos ha entregado este mismo símbolo, el aceite, para ungir a los enfermos (Stg 5:14).
Repetimos que es impresionante que el profeta Jeremías haya sido instruido por el Señor para utilizar estos símbolos de la fe Cristiana para la descripción del bien del Señor.
Ahora bien, sabemos que hay otros componentes en el bien del Señor que describe Jeremías. Sería muy agradable detenernos para examinarlos en detalle. Sin embargo, tenemos que realizar un paréntesis en estas reflexiones para insertar un dato que no se puede pasar por alto. Los elementos descritos hasta aquí, el pan, el vino y el aceite, son elementos que encontramos en la mesa. O sea, que correr al bien del Señor muy bien puede ser interpretado como correr a la mesa que el Señor ha aderezado para nosotros (Sal 23:5).
Jeremías nos invita a levantar las cabezas, a dejar por un instante de mirar las crisis que estamos enfrentando y que pongamos nuestra mirada en Jesús. El profeta ha anunciado que nuestros rostros van a resplandecer ante la gloria en el rostro de Cristo Jesús, ante su mirada. Esto nos conminará a correr a los brazos del Eterno Salvador, al arrullo protector de Su presencia. Esto nos llevará a correr a Su mesa, la mesa que Él ha aderezado en presencia de todo aquello que nos puede producir angustia. Esto nos llevará al trigo molido, al pan destrozado, al sacrificio en la Cruz, al vino, a esa preciosa sangre derramada, al Nuevo Pacto en la sangre de Cristo. Esto nos invitará a correr a la mesa para encontrar esa unción con aceite, para encontrar unción fresca del Espíritu, para encontrar herramientas que impidan que los lobos de este tiempo puedan destruir nuestra fe. Eso nos invitará a correr a la mesa para encontrar ese aceite con el que ungiremos a los enfermos y con el que trataremos a los heridos que hay en el camino. Esto nos llevará a la mesa a buscar ese aceite que nos permitirá estar preparados para el regreso del Amado.
Ese es el significado de correr al bien de Jehová.
6 Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días. (Sal 23:5-6)
¡Correr al bien de Jehová! ¡Correr al bien del Señor! Esta frase del profeta Jeremías (Jer 31:12) impactó nuestra reflexión anterior. Vimos en esa reflexión que Dios le reveló a este profeta que no tenemos que esperar que el bien del Señor nos alcance; podemos correr hacia él. Podemos correr al bien y a la misericordia que nos siguen todos los días de nuestras vidas, tal y como el salmista ha dicho.
Veamos esa palabra profética una vez más:
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11 Porque Jehová redimió a Jacob, lo redimió de mano del más fuerte que él. 12 Y vendrán con gritos de gozo en lo alto de Sion, y correrán al bien de Jehová, al pan, al vino, al aceite, y al ganado de las ovejas y de las vacas; y su alma será como huerto de riego, y nunca más tendrán dolor. 13 Entonces la virgen se alegrará en la danza, los jóvenes y los viejos juntamente; y cambiaré su lloro en gozo, y los consolaré, y los alegraré de su dolor. 14 Y el alma del sacerdote satisfaré con abundancia, y mi pueblo será saciado de mi bien, dice Jehová. 15 Así ha dicho Jehová: Voz fue oída en Ramá, llanto y lloro amargo; Raquel que lamenta por sus hijos, y no quiso ser consolada acerca de sus hijos, porque perecieron. 16 Así ha dicho Jehová: Reprime del llanto tu voz, y de las lágrimas tus ojos; porque salario hay para tu trabajo, dice Jehová, y volverán de la tierra del enemigo. 17 Esperanza hay también para tu porvenir, dice Jehová, y los hijos volverán a su propia tierra. (Jer 31:11-17).
Destacamos en esa reflexión que el contexto en el que el Señor le revela estas cosas a su siervo, es uno de calamidades, de cautiverios y de mucho dolor (Jer 30:1-20). Como dice la versión Dios Habla Hoy, tiempos en los que “¡Se oyen gritos de terror, de miedo e intranquilidad!”; tiempos en los que los hombres se retuercen de dolor como si tuvieran dolores de parto (Jer 30:5-6a, DHH). Ese pasaje añade que se trata de un día terrible, de un tiempo de angustia (v.7). Ese pasaje continúa diciendo que Dios sabe que la herida, la enfermedad que sufre el pueblo es incurable, que nuestro mal no tiene remedio (v.12), pero que no debemos temer, no debemos tener miedo (v.10). Ese pasaje dice que la enfermedad, la herida es tan seria que no hay quien la pueda curar, que hasta el dolor es incurable; que no hay medicamentos eficaces (v. 13-15, RV 1960). El Señor afirma en ese pasaje que nos devolverá la salud y sanará nuestras heridas (v.17, RV 1960).
Es en este contexto que el Señor afirma que será el Dios de todas las familias de Israel (Jer 31:1). Es en este contexto que el pueblo hallaría gracia en el desierto (Jer 31:2, RV 1960). ¡Alabado sea el Señor por esas promesas! Hallar gracia en los desiertos provocados por el COVID-19. Gracia en el desierto del dolor y de la aflicción provocado por las pérdidas de los nuestros. Gracia en el desierto provocado por las aflicciones económicas y las crisis de salud mental que sufre gran parte del pueblo. Gracia en el desierto provocado por la politización partidista de todos los procesos aleatorios a la sana convivencia, tales como; la educación, la salud y las comunicaciones.
Necesitamos dedicarle unos párrafos a este último escenario: el de las comunicaciones. Es altamente preocupante el modelo de censura al que nos estamos acostumbrando en los Estados Unidos. Esto es muy peligroso para la salud de la democracia y de nuestras familias. La radicalización de cualquier punto de vista es muy peligrosa. Recientemente, una escritora Norteamericana llamada Abigail Shrier publicó un libro titulado “Irreversible Damage”. En ese libro se destaca como manejan algunos Estados de la Unión Norteamericana los procesos para ofrecer los procedimientos para el cambio de género a menores de edad sin que se requiera el consentimiento de los padres. El libro fue retirado de los estantes de algunas de las súper tiendas (ej. Target) hasta que el público protestó. Entre las muchas complicaciones que estos procedimientos producen encontramos el aumento dramático de los riesgos de cáncer antes de que estos niños o niñas lleguen a los 40 años de edad. Esto, en adición a que sus capacidades reproductivas se anulan. Es preocupante que algunos gobiernos estatales permitan esto sin informar a los padres de estos menores de edad. Es mucho más preocupante que las personas que escriben acerca de esto sean censuradas. No hemos visto ni escuchado expresiones al respecto del partido político que ha ganado estas elecciones nacionales. ¡Esto es un desierto!
Es importante destacar que lo mismo ocurre con los gigantes de información tales como Facebook, Twitter y Google; el “Big Tech”. La política que han establecido acerca de las comunicaciones ha quedado al descubierto cuando han tenido que admitir que se equivocaron al censurar muchas de las comunicaciones conservadoras que se colocan en sus muros[1]. ¿Qué sucedería si las compañías que nos ofrecen servicio telefónico decidieran interrumpir nuestras llamadas telefónicas porque nuestras conversaciones no se ajustan a sus políticas? Eso es exactamente lo que estas corporaciones han hecho. Esto es un desierto muy preocupante.
Temíamos que la radicalización de la derecha sería la responsable de estas atrocidades. Ahora hemos visto que la radicalización de la izquierda es la que está imponiendo esta censura. Venga de donde venga, esto es un desierto.
Tan solo piense en dónde quedan las enmiendas constitucionales que protegen nuestros derechos a la libre expresión, a practicar nuestra fe religiosa. Esto, cuando tenemos que medir y escoger que decir a base de lo que los otros piensan o creen. Esto es un desierto provocado por el cautiverio político partidista que nos ha arropado.
La buena noticia es que el Señor dice que es medio de todo esto que Él ha decidido demostrar ese amor eterno con el que nos ha amado y prolongarnos Su misericordia (Jer 31:2).
Un dato interesante en este pasaje es que Dios nos invita a regocijarnos en medio de esa crisis; a que alabemos en medio de esos desiertos (Jer 31:7). ¿Cómo podemos cantar y alegrarnos en medio de esos desiertos? Hay algunas cosas que podemos hacer para lograrlo. Lo podemos lograr escuchando la Palabra del Señor en vez de las voces de los pseudo- profetas posmodernos. Podemos alegrarnos y cantar alabanzas al Señor confiando en las promesas del Todopoderoso que nos invitan a mirar hacia el futuro de esperanza que el Señor nos ha asegurado. Lo podemos lograr poniendo nuestra mirada en el Señor:
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2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz… (Heb 12:2a, RV 1960)
¡Hay un gozo puesto delante de cada cruz que cargamos! Hay que mirar a Jesús y hay que mirar el gozo puesto delante de nosotros.
Es este ejercicio de mirar al Eterno el que nos hace correr al bien del Señor. Sabemos que el concepto que se traduce aquí como “correr” es “nâhar” (H5102). Sabemos que este puede ser traducido como destellar, estar alegres, brillar, fluir, correr, y hacer una asamblea, etc. O sea, que el rostro del creyente se ilumina, se alumbra mirando a Jesús. Desaparecen las tinieblas del dolor y la aflicción, los desiertos provocados por el mal que nos acecha.
Es el cumplimento de la promesa que nos hace el Evangelio. La luz en el rostro del Amado, la gloria que el Padre ha puesto en el rostro del Hijo Amado, ilumina nuestros corazones:
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6 Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. (2 Cor 4:6)
"6 El mismo Dios que dijo: «La luz brillará en la oscuridad», iluminó nuestro corazón para que conociéramos su gloria que brilla en el rostro de Jesucristo. (PDT)
El poder que se desata en la Creación es el mismo que crea la aurora de la salvación (Lcs 1:78). Esa Luz, que es Cristo (Jn 8:12), nos invita a correr hacia Él; hacia el bien del Señor. ¿No le parece glorioso? La palabra profética se levanta en medio del desierto para invitarnos a correr hacia Jesús, hacia el bien del Señor. Los desiertos se acaban, hasta se alegran, se gozan y florecen como la rosa. Las manos cansadas se fortalecen, las rodillas endebles se afirman, los que poseen poco ánimo en sus corazones reciben palabra que los empodera….
…los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. 6 Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad. 7 El lugar seco se convertirá en estanque, y el sequedal en manaderos de aguas; en la morada de chacales, en su guarida, será lugar de cañas y juncos. 8 Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará. 9 No habrá allí león, ni fiera subirá por él, ni allí se hallará, para que caminen los redimidos. 10 Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido. (Isa 35:5-10)
Como decíamos en la reflexión anterior, la reacción que tienen todos aquellos que corren a ese bien es que sus rostros resplandecen, son alumbrados. Han visto al Señor y el cumplimiento de Sus promesas.
¿Por qué sabemos que correr al bien del Señor es correr hacia Cristo?
Es impresionante que sea el profeta Jeremías el que explique esto con una nomenclatura[2] Cristiana. Para empezar, este profeta dice que correr al bien del Señor es correr al pan (Jer 31:12). La Biblia dice que Jesucristo es el pan de vida y que Él es el pan vivo que descendió del cielo:
48 Yo soy el pan de vida. 49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. 50 Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera. 51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. (Jn 6:48-51, RV 1960)
Ese pasaje del Evangelio de Juan dice que Jesucristo es el pan que da vida. Ese pasaje dice que aquellos que comieron el Maná en el desierto (Éxo 16:12-31; Núm 11:7-9) se pudieron alimentar durante esa travesía hasta la Tierra Prometida, pero que murieron. En cambio, no sucede así con los que comen el pan de vida, el pan vivo que descendió del cielo; estos vivirán para siempre. O sea, que correr al pan es correr a Jesucristo.
Esta conclusión necesita ser ampliada porque Jeremías dice mucho más de lo que acabamos de compartir aquí. El profeta recibió de Dios que correr al bien del Señor es correr al “dâgâh” (H1711). Este concepto hebreo literalmente significa trigo, harina; el componente principal del pan, aquello que tiene que ser molido y amasado para convertirse en pan. ¿Recuerda usted estas palabras?:
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5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. (Isa 53:5, Rv 1960)
Jeremías había recibido de parte de Dios que el pueblo se había ido a amasar panes, tortas para otros dioses (Jer 7:18); ofrendas a dioses ajenos. Ahora, el Señor le dice que llega un tiempo en que correremos a uno, al pan que fue molido, pulverizado, humillado por nuestros pecados, a la harina de la que está compuesta ese pan. ¡Qué poderosa razón para dejar los desiertos!
Tenemos que hacer un alto para explicar por qué es que los profetas pueden hablar así acerca de Cristo. En primer lugar, la Biblia dice que el Espíritu de Cristo inspiraba a los profetas y les instaba a administrar las cosas que anuncia el Evangelio (1 Ped 1:10-12). En segundo lugar, Cristo dijo que los profetas anunciaron esto:
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45 Los profetas escribieron: “Y Dios les enseñará a todos”. Todo el que escuche al Padre y aprenda de él, viene a mí. (Jn 6:45, PDT)
¿Por qué sabemos que correr al bien del Señor es correr hacia Cristo? Lo sabemos porque el capítulo 31 del Libro de Jeremías dice que correr al bien del Señor es correr al vino (Jer 31:12). Es un secreto a voces el significado que posee el vino en el mensaje del Evangelio. El vino es una metáfora central para el mensaje de la salvación que Cristo operó por nosotros en la Cruz del Calvario. La Biblia dice que el vino es el símbolo de la sangre de Cristo, que la copa que lo contiene es la copa de la bendición (1 Cor 10:16) y que esta es el Nuevo Pacto en la sangre derramada por el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo:
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25 Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí. (1 Cor 11:25)
Lo que esto significa es que correr al bien del Señor puede ser interpretado como correr al testimonio de la sangre de Cristo, del sacrificio que nos limpia, que nos hace aceptos ante en el Amado (Efe 1:6), “en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia” (Efe 1:7).
¿Por qué sabemos que correr al bien del Señor es correr hacia Cristo? Lo sabemos porque el capítulo 31 de Jeremías dice que correr al bien del Señor es correr al aceite (Jer 31:12). El aceite posee un sitial muy especial en el mensaje del Evangelio.
En primer lugar porque es una de las metáforas que utilizan los Evangelios para describir la llenura y la preparación de los creyentes que anhelan el regreso del Señor y Salvador del mundo: Cristo Jesús. Un ejemplo de esto lo encontramos en la parábola de las 10 vírgenes (Mat 25:1-13). Ese pasaje dice que cinco (5) de esas vírgenes fueron consideradas insensatas (“mōros”, G3474) porque no tenían aceite suficiente en sus lámparas. Al mismo tiempo, cinco (5) de ellas fueron consideradas prudentes (“phronimos”, G5429) porque tenían reservas de aceites para sus lámparas. Las primeras hicieron algo tonto, absurdo. Estas son algunas de las definiciones del concepto “mōros”. Las otras demostraron sagacidad, cautela, inteligencia y carácter. Estas son algunas de las definiciones del concepto “phronimos.” O sea, que tener aceite suficiente para esperar el regreso del Amado revela el carácter del creyente.
¿Cuál es la importancia de poseer “aceite” dentro del contexto del Evangelio? Cristo dijo que los creyentes hemos sido enviados “como a ovejas en medio de lobos” y que por lo tanto, tenemos que ser prudentes (“phronimos”), como serpientes, y sencillos como palomas” (Mat 10:16). O sea, que el “aceite” adicional nos permite mantener la integridad y la vida en Cristo en lo que el Amado regresa.
En segundo lugar, el aceite es símbolo de nuestras herramientas para la restauración y la sanidad de aquellos heridos que encontramos en el camino. La parábola del Buen Samaritano es un excelente ejemplo de esto (Lcs 10:30-36). El Buen Samaritano tenía aceite para ungir a aquella víctima de violencia que encontró en el camino.
En tercer lugar, porque el aceite es símbolo de la unción del Espíritu Santo sobre nosotros. Hemos sido ungidos con ese “aceite” (Isa 61:1; Lcs 4: 18). Es por esto que se nos ha entregado este mismo símbolo, el aceite, para ungir a los enfermos (Stg 5:14).
Repetimos que es impresionante que el profeta Jeremías haya sido instruido por el Señor para utilizar estos símbolos de la fe Cristiana para la descripción del bien del Señor.
Ahora bien, sabemos que hay otros componentes en el bien del Señor que describe Jeremías. Sería muy agradable detenernos para examinarlos en detalle. Sin embargo, tenemos que realizar un paréntesis en estas reflexiones para insertar un dato que no se puede pasar por alto. Los elementos descritos hasta aquí, el pan, el vino y el aceite, son elementos que encontramos en la mesa. O sea, que correr al bien del Señor muy bien puede ser interpretado como correr a la mesa que el Señor ha aderezado para nosotros (Sal 23:5).
Jeremías nos invita a levantar las cabezas, a dejar por un instante de mirar las crisis que estamos enfrentando y que pongamos nuestra mirada en Jesús. El profeta ha anunciado que nuestros rostros van a resplandecer ante la gloria en el rostro de Cristo Jesús, ante su mirada. Esto nos conminará a correr a los brazos del Eterno Salvador, al arrullo protector de Su presencia. Esto nos llevará a correr a Su mesa, la mesa que Él ha aderezado en presencia de todo aquello que nos puede producir angustia. Esto nos llevará al trigo molido, al pan destrozado, al sacrificio en la Cruz, al vino, a esa preciosa sangre derramada, al Nuevo Pacto en la sangre de Cristo. Esto nos invitará a correr a la mesa para encontrar esa unción con aceite, para encontrar unción fresca del Espíritu, para encontrar herramientas que impidan que los lobos de este tiempo puedan destruir nuestra fe. Eso nos invitará a correr a la mesa para encontrar ese aceite con el que ungiremos a los enfermos y con el que trataremos a los heridos que hay en el camino. Esto nos llevará a la mesa a buscar ese aceite que nos permitirá estar preparados para el regreso del Amado.
Ese es el significado de correr al bien de Jehová.
Referencias
[1] Jack Dorsey, CEO de Twitter admitió públicamente, en unas vistas del comité de lo jurídico del Senado de EUA (Nov 17, 2020) que había sido un error censurar al New York Post, el cuarto periódico de mayor circulación en los Estados Unidos (Alexander Hamilton fue su fundador).
[2] Una nomenclatura es el conjunto de términos que conforman un área del conocimiento. Este vocablo deriva del latín, concretamente de la unión de las palabras nomen y calare (nomen significa nombre y calare quiere decir llamar). De esta manera, si atendemos a su significado etimológico la nomenclatura es la denominación de las cosas y se refiere normalmente al vocabulario de una materia. De esta manera, cualquier materia tiene un terminología definida, con sus términos específicos, sus fórmulas, sus acepciones particulares, etc. (https://www.definicionabc.com/general/nomenclatura.php).
[1] Jack Dorsey, CEO de Twitter admitió públicamente, en unas vistas del comité de lo jurídico del Senado de EUA (Nov 17, 2020) que había sido un error censurar al New York Post, el cuarto periódico de mayor circulación en los Estados Unidos (Alexander Hamilton fue su fundador).
[2] Una nomenclatura es el conjunto de términos que conforman un área del conocimiento. Este vocablo deriva del latín, concretamente de la unión de las palabras nomen y calare (nomen significa nombre y calare quiere decir llamar). De esta manera, si atendemos a su significado etimológico la nomenclatura es la denominación de las cosas y se refiere normalmente al vocabulario de una materia. De esta manera, cualquier materia tiene un terminología definida, con sus términos específicos, sus fórmulas, sus acepciones particulares, etc. (https://www.definicionabc.com/general/nomenclatura.php).
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2023
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February
Reflexiones de Esperanza: El mensaje del profeta Isaías: conociendo el libro el propósito de Dios para nuestras vidas (Parte VI)Notas del Pastor MJ: No dejes pasar la oportunidad.886 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 5 de febrero 2023Reflexiones de Esperanza: El mensaje del profeta Isaías: conociendo el libro el propósito de Dios para nuestras vidas (Parte VII)Reflexiones de Esperanza: El mensaje del profeta Isaías: conociendo el libro el propósito de Dios para nuestras vidas (Parte VIII)887 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 12 de febrero 2023Reflexiones de Esperanza: El mensaje del profeta Isaías: conociendo el libro el propósito de Dios para nuestras vidas (Parte IX)Reflexiones de Esperanza: El mensaje del profeta Isaías: conociendo el libro el propósito de Dios para nuestras vidas (Parte X)Notas del Pastor MJ:888 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 19 de febrero 2023Reflexiones de Esperanza: El mensaje del profeta Isaías: conociendo el libro el propósito de Dios para nuestras vidas (Parte XI)Reflexiones de Esperanza: El mensaje del profeta Isaías: conociendo el libro el propósito de Dios para nuestras vidas (Parte XII)Notas del Pastor MJ: Paz sinigual889• El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 26 de febrero 2023Reflexiones de Esperanza: El mensaje del profeta Isaías: conociendo el libro el propósito de Dios para nuestras vidas (Parte XIII)
March
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