794 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVI • 2 de mayo del 2021

Entre el Mar Rojo y la Tierra Prometida
“La Educación Cristiana que transforma al pueblo: la salvación y el desarrollo del carácter”. Parte IV


Reflexión por el Pastor-Rector: Mizraim Esquilín-García
794 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVI • 2 de mayo del 2021


El tema de la salvación y el desarrollo del carácter del creyente han ocupado el centro de nuestros análisis en las pasadas reflexiones. Hemos analizado la salvación desde sus componentes y definiciones teológicas. Hemos considerado que el sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario es capaz de sustituir y de superar en grado superlativo todos los sacrificios y las ceremonias para la expiación de los pecados que encontramos en el Antiguo Testamento. Un solo sacrificio, como dice la carta a Los Hebreos:

“11 Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; 12 pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, 13 de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; 14 porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.”  (Heb 10:11-14)

Uno de los énfasis de este pasaje es que Cristo logró todo esto como una sola ofrenda; hacernos perfectos para siempre con Él como ofrenda en la Cruz del Calvario. Sabemos que no hemos analizado el concepto de la salvación desde las dimensiones de la revelación para la salvación. Esto es, la Biblia afirma que la salvación tiene que ser revelada. Los profetas del Antiguo Testamento señalaron que esto tendría que ser recibido por revelación:

“1 Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?” (Isa 53:1)

“37 Pero a pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él; 38 para que se cumpliese la palabra del profeta Isaías, que dijo: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor?” (Jn 12:37-38)

Cristo lo enseñó así:

“22 Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. 23 Y volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis; 24 porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oir lo que oís, y no lo oyeron.” (Lcs 10:22-24)

El Espíritu Santo nos revela a Cristo. Es Él quien convence al ser humano de pecado y de la ausencia de una relación correcta con Dios. Es entonces que el ser humano puede decidir aceptar o rechazar la oferta de salvación que nos hace Dios.

“7 Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros; más si me fuere, os lo enviaré. 8 Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. 9 De pecado, por cuanto no creen en mí; 10 de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; 11 y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.” (Jn 16:7-11)

Al mismo tiempo, el Apóstol Pablo enseñó que la revelación de la salvación es el mecanismo para dar a conocer el mensaje de salvación a todas las gentes de modo que estas puedan obedecer a la fe:

“24 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén. 25 Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, 26 pero que ha sido manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe, 27 al único y sabio Dios, sea gloria mediante Jesucristo para siempre. Amén.” (Rom 16:24-27)

Todo esto fue profetizado por los profetas del Antiguo Testamento como parte del anuncio de que el Señor establecería un nuevo pacto, una nueva alianza con Su pueblo.

“7 Y les daré corazón para que me conozcan que yo soy Jehová; y me serán por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios; porque se volverán a mí de todo su corazón.” (Jer 24:7)

“31 He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. 32 No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. 33 Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. 34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.” (Jer 31:31-34)

“39 Y les daré un corazón, y un camino, para que me teman perpetuamente, para que tengan bien ellos, y sus hijos después de ellos. 40 Y haré con ellos pacto eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí. 41 Y me alegraré con ellos haciéndoles bien, y los plantaré en esta tierra en verdad, de todo mi corazón y de toda mi alma.” (Jer 32:39-41)

“19 Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne, 20 para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios.” (Eze 11:19-20)

“25 Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. 26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. 27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. 28 Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios.”  (Eze 36:25-28)

Hemos compartido en otras publicaciones que es impactante el dato de que todas estas profecías señalan que es Dios el que pondría un corazón nuevo (Jer 24) en el ser humano. Es Dios el que pondría la Palabra en el corazón y en la mente del ser humano (Jer 31). Es Dios el que daría ese corazón nuevo y el camino (Jer 32) y que esto traería el bien a las generaciones subsiguientes. Es Dios el que quitaría el corazón de piedra para poner uno nuevo (Eze 11), para poder andar por el camino trazado. Es Dios el que esparciría agua limpia (Jn 4; Jn 7; Efe 5:26), daría ese corazón nuevo y pondría dentro de nosotros su Espíritu (Eze 36), para hacernos andar en sus estatutos y en sus decretos. Todo esto dentro de las reglas de un Nuevo Pacto, de una Nueva Alianza; un Nuevo Testamento.


Son esenciales las metáforas proféticas acerca del “camino” (Jn 14:6) y “el agua limpia” para ser limpiados (Jn 15:3). A esto hay que añadir la declaración de la creación de un Nuevo Pacto (Mat 26:28; Mc 14:24; Lcs 22:20; 1 Cor 11:25; 2 Cor 3:16). Además, la promesa divina de que Dios escribiría esto en el corazón del ser humano (Heb 10:15-16).

Hace falta añadir a este análisis que la experiencia del creyente ofrece otra perspectiva para ver la salvación. Sabemos que esto es material que podemos encontrar en algunos diccionarios bíblicos. No obstante, también sabemos que muchos creyentes no se han detenido a examinar estos datos. El Diccionario Bíblico Holman  comienza resumiendo lo que ya hemos compartido y diciendo algo que es obvio: la experiencia de la salvación abarca el pasado, el presente y el futuro. Es aquí que se cumplen las palabras del salmista cuando dice que en las manos del Señor están nuestro tiempos (Sal 31:15).

La obra inicial de Dios en el creyente se desglosa en varias escenas: la convicción de pecado (John 16:8); el arrepentimiento (cambio de rumbo, girar) del pecado hacia Dios (Lcs 15:7, 10; 2 Cor. 7:10); la acción de confesar que Cristo es el Señor (Hch 2:21; Rom. 10:9-10) y la fe que incluye el compromiso de dar toda la vida a Cristo (Jn 3:16, 36).

La mayoría de los documentos teológicos acerca de este tema, el de la salvación,  enfatizan que la Sagradas Escrituras utilizan varias metáforas para describir todo esto:

-Nuevo nacimiento (Jn 3:3; Tit 3:5)
-Nueva creación (2 Cor. 5:17)
-Adopción (Rom. 8:15; Gal. 4:4-5; Efe. 1:5)
-Empoderamiento para ser hijos de Dios (Jn 1:12)
-Ser declarados santos (1 Cor. 1:2; 2 Cor. 1:1).

Este proceso incluye una operación de la obra de Cristo en el creyente que se llama justificación.
Esto abarca hasta el juicio final que hará Dios (Rom. 2:13; 3:20, 30). El bosquejo que ofrece el Diccionario Holman incluye que todo esto tiene que producir un proceso de maduración de la vida del creyente; maduración en Cristo (Heb. 2:3; 1 Ped. 2:2; 2 Ped. 3:18), de crecimiento en el servicio Cristiano (1 Cor. 7:20-22), y en la capacidad para experimentar la victoria sobre el pecado mediante la participación del Espíritu Santo en la vida del creyente (Rom. 7-8).

Es cierto que seguimos siendo pecadores, que el pecado continúa siendo una realidad en nuestras vidas. Así lo establece el Apóstol Pablo en su carta a los Romanos (Rom. 7; 1 Jn 1:8-2:1). La diferencia es que somos pecadores arrepentidos, proyectos en construcción y en desarrollo en las manos de Dios. El Holman define esto describiendo que el creyente está en el medio de lo que Dios ha comenzado a hacer y lo que Dios está por completar (Fil. 1:6; 2:12).

El Holman deja en el tintero algunas de dimensiones de la obra salvífica de Cristo en el creyente. Nos referimos a procesos que la Biblia define de la siguiente manera:

- Glorificación  (Rom. 8:17; Heb. 2:10).
- Finalización de la adopción (Rom 8:23)
- Santificación (1 Tes. 5:23).

Además, hay que añadir a todo esto que el plan de salvación trasciende al individuo para
insertarse en el proceso de salvar y redimir la Creación (Rom 8:20-22). Cielos nuevos y tierra nueva son parte de los temas finales en el libro de Apocalípsis (Apoc 21:1).

Es obvio que la salvación que estamos describiendo impone unas responsabilidades. O sea, que hay que hacer algo con esa revelación y con la experiencia de la salvación. Dios espera nuestras reacciones a base del cumplimiento de la promesa de salvarnos. Esto nos obliga a detenernos para analizar lo siguiente: ¿para qué nos salvan? ¿Cuáles son las responsabilidades que nos adscribe la salvación?
 
Hace cerca de 12 años trabajamos con este tema como parte de las publicaciones de nuestro boletín institucional: El Heraldo. El boletín del 22 de noviembre de 2009 formó parte de la batería de reflexiones para el análisis de la profecía de los capítulos 60-62 del libro del profeta Isaías. El tema de la salvación y para qué nos salvan surgió como parte del análisis de la profecía el capítulo 61 de ese libro.

“1 El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; 2 a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; 3 a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya. 4 Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones. 5 Y extranjeros apacentarán vuestras ovejas, y los extraños serán vuestros labradores y vuestros viñadores. 6 Y vosotros seréis llamados sacerdotes de Jehová, ministros de nuestro Dios seréis llamados; comeréis las riquezas de las naciones, y con su gloria seréis sublimes. 7 En lugar de vuestra doble confusión y de vuestra deshonra, os alabarán en sus heredades; por lo cual en sus tierras poseerán doble honra, y tendrán perpetuo gozo. 8 Porque yo Jehová soy amante del derecho, aborrecedor del latrocinio para holocausto; por tanto, afirmaré en verdad su obra, y haré con ellos pacto perpetuo. 9 Y la descendencia de ellos será conocida entre las naciones, y sus renuevos en medio de los pueblos; todos los que los vieren, reconocerán que son linaje bendito de Jehová. 10 En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas. 11 Porque como la tierra produce su renuevo, y como el huerto hace brotar su semilla, así Jehová el Señor hará brotar justicia y alabanza delante de todas las naciones.”

A continuación algunas citas de esa publicación:

“La profecía encerrada en los capítulos 60-62 del libro del profeta Isaías ha sido el objeto de nuestras reflexiones anteriores. En ellas nos hemos circunscrito al proceso de apuntalar las ideas centrales que emanan de esa profecía. La salvación fue el tema central de nuestra reflexión anterior. En ella compartimos que reflexionar acerca de la salvación es reflexionar acerca de las siguientes dimensiones:

  • -Cristo; su mensaje, su vida, la operación de la gracia de Dios en nosotros, la misericordia encarnada de Dios y puesta en la Cruz.
  • -un estilo de vida distinto, transformador e invitador.
  • -el tema de la vida abundante, el “shalom” de Dios, la libertad de los yugos de esclavitud que producen todas las dimensiones del pecado.
  • -una invitación a mirar de cerca el cielo, la Nueva Jerusalén, la Segunda Venida de Cristo, la eternidad.

Además, vimos en esa reflexión que el Profeta Isaías describe la salvación como un muro (Isa 60:18), coloca a cada creyente sobre éste (Isa 62:6-7) y nos ofrece la agenda y el plan de trabajo de la salvación como ningún otro (Isa 61). También analizamos que la Biblia enseña que el Señor Jesús nos dejó su plan de trabajo o su misión (Lcs 4:16-21); una “apropiación” de la profecía manifiesta en Isaías 61. El análisis de esta porción escritural es el objeto de esta reflexión.

Ese capítulo merece ser leído todos los días y con mucha atención. Para entender su importancia, solo basta saber que Jesús el Cristo lo hizo suyo. De la lectura de esa profecía (Isa 61:1-11) se estilan unos conceptos aleatorios a la salvación y que muy bien definen el plan de trabajo que en ella se encierra. Es por esto que necesitan ser analizados con mucho cuidado. He aquí un resumen muy sencillo de estos:

-La salvación definida aquí facilita una unción muy particular (“mâshach,” H4886)
oSer separados y/o consagrados para una tarea muy especial:
Predicar, vendar, publicar, abrir puertas, proclamar, consolar, ordenar.

-La salvación nos llama a predicar de una manera y un estilo único (“bâsar,” H1319)
oUna proclamación que anuncia, que publica, que es fresca, concreta, alegre y trae buenas noticias.

-La salvación privilegia que se le predique a los abatidos (“ânâv,” H6035)
oEsto es, los deprimidos en sus mentes o en sus circunstancias, los pobres, los humildes y/o los que están en necesidad.

-La salvación nos llama a llevar vendajes con nosotros (“châbashs,” H2280)
oHerramientas que ayuden a detener la hemorragia, a dirigir, a gobernar y que ayuden a sanar y/o estabilizar a otros.

-La salvación define aquellos que necesitan esos vendajes: los quebrantados (“shâbar,” H7665)
oLos que están hechos pedazos, destruidos, heridos, exprimidos y/o que necesitan ser ayudados en sus procesos de nacimientos (ser paridos).

-La salvación nos llama a publicar (“qârâ”H7121)
oLo que publicamos es libertad (“derôr,” H1865)

-La salvación define aquellos que necesitan esa publicación: los cautivos (“shebîy,” H7628)
oLos que han sido capturados, exilados y/o son considerados botín o posesión de otros.

-La salvación nos comisiona a abrir las puertas de los presos (“’asar,” H631)
oAquellos que llevan yugo, que están atados, que han sido aprisionados.

-La salvación nos comisiona la tarea de la proclamación (“qârâ”) de un nuevo tiempo
oEl tiempo de la buena voluntad (“râtsôn” H7522) o deleite y reconciliación del Señor.
-La salvación nos llama a consolar (“nâcham,” H5162)

oSentir tristeza con los que están tristes y dar confort.
-La salvación define aquellos que necesitan ese consuelo: los enlutados (“âbêl,” H57)
-La salvación nos llama a dar directrices y poner orden(“śûm,” H7760)
oOrganizar, designar, llamar, comprometer, determinar, disponer, dar, sostener, preservar, colocar, recompensar, etc.

-La salvación define aquellos que necesitan esa organización: los afligidos  o enlutados (“âbêl,” H57)
-La salvación nos define en qué consiste esa reorganización:
  • Gloria en lugar de ceniza,
  • Oleo de gozo en lugar de luto,
  • Manto de alegría en lugar del espíritu angustiado
  • Enseñarles que todos ellos serán llamados:
árboles de justicia,
plantío de Jehová

Y que esto será para la gloria de Dios.

Este es el resumen de los primeros once versos del capítulo 61 del libro del profeta Isaías.”

Esta información abre las puertas para que insertemos algunas preguntas diagnósticas acerca de la salvación y otros aspectos teológicos menos cotidianos de ésta que no hemos considerado hasta aquí. En otras palabras, el análisis de los conceptos que el profeta Isaías nos regala en su profecía acerca de Cristo y de su ministerio.  


Referencias:
 [1] Holman Bible Dictionary, Trent C. Butler, Ph.DD, General Editor. Ten: Holman Bible Publishers, 1991.


Colaboradores:

Reflexión Pastoral: Rev. Mizraim Esquilín-García, PhD.  / Pastor de Comunicaciones: Mizraim Esquilín-Carrero, Jr. / Webmaster: Hno. Abner García y José Braiden / Social-Media- Curadora: Hna. Frances González • Montaje Reflexión-web/curadora Heraldo Digital Institucional-WordPress: Hna. Eunice Esquilín-voluntaria / Diseñadora-Curadora El Heraldo Institucional Edición Impresa Interactiva en InDesign CC: Dra. Eunice Esquilín-voluntaria / Fotografías gratuitas: Recuperadas de Unsplash.com. Imagen foto-editada en Photoshop CC: Dra. Eunice Esquilín López ITDE EdD – voluntaria 2 de mayo del 2021.

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