Reflexiones de Esperanza: La adoración en la navidad

“8 Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. 9 Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. 10 Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: 11 que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. 12 Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. 13 Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: 14 ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” (Lucas 2:8-14)
 
La navidad es una de las épocas más hermosas del año. Su hermosura no está supeditada a los colores de las luces, a sus adornos, ni a su música. La hermosura de la navidad tiene su génesis en las experiencias de adoración en las que ella nos inserta.

No podemos olvidar que la efectividad de la adoración no puede ser medida por la música, las palabras o el lugar en el que se adora. La verdadera y buena adoración (eusebia en griego) siempre es medida por las respuestas que Dios recibe desde el corazón del que le adora. La verdadera adoración no se mide por la intensidad de las palabras que se puedan usar, y sí por la transformación que experimentan aquellos que adoran. La verdadera adoración no permite que el adorador permanezca siendo la misma persona que comenzó en la peregrinación de la adoración. Los modos y modelos de adoración no son necesariamente lo más importante. Aquél al que adoramos es el que tiene toda la importancia. Al final del camino descubrimos que la verdadera adoración no cambia; somos nosotros, los que adoramos, los que experimentamos los cambios.    

La navidad nos regala muchas experiencias de adoración. Entre ellas hay una muy singular; el “magnificat,” la canción que levanta la Virgen María cuando recibe la visitación del ángel Gabriel (Lcs 1:38-55). Estudiar esta experiencia que nos regala la Palabra de Dios puede ofrecernos muchas “pistas” muy significativas para ayudarnos en nuestros procesos de adoración.

La adoración de María (Lcs 1:46-55)

Analicemos por un instante la adoración que levanta María (Lcs 1:46-55). Estos versos bíblicos nos obligan a que formulemos algunas preguntas. ¿Por qué adora María? ¿Qué experiencia le ha llevado a adorar? En primer lugar, María adora porque ha recibido a Cristo. En Lcs 1:35 encontramos que ella recibe y acepta que el Santo Ser, el Hijo de Dios, sea concebido dentro de ella. Ella ha decidido recibir a Cristo dentro de su ser. Ella es el primer ser humano que acepta ser transformado en templo del Espíritu Santo. No hay adoración genuina si uno no se ha rendido a los pies del único que nos puede abrir camino al Padre que está en los cielos. Su nombre es Jesús, nuestro Salvador.

En segundo lugar, ella adora porque ha decidido ser la sierva del Señor; “He aquí la sierva del Señor…...” (Lcs 1:38a). Solo aquellos que han decidido ser siervos de Dios pueden adorar al Creador como el Todopoderoso lo requiere. Recordemos que adorar es responder a la presencia de Dios en Cristo Jesús.

En tercer lugar, ella cede a la voluntad de Dios. En Lcs 1:38b leemos la expresión “hágase conmigo.” No se puede adorar si no se ha cedido a la voluntad del Padre.

En cuarto lugar, ella basa su adoración no solo en la experiencia celestial que está teniendo, sino en la Palabra de Dios: “conforme a tu palabra” (Lcs 1:38c). En otras palabras, la verdadera adoración tiene que poseer un fundamento bíblico.

En quinto lugar, María hace énfasis en la dimensión espiritual que posee su adoración cuando enfatiza que es su alma la que engrandece al Señor: “Engrandece mi alma al Señor;” (Lcs 1:46a). Es en el alma que se desata la dimensión de la adoración genuina.

En sexto lugar, ella testifica que ha recibido la salvación que ofrece Dios en Cristo cuando dice que se regocija en su espíritu en Dios su Salvador (Lcs 1:47). Para adorar como es necesario se necesita reconocer que Cristo es nuestro Salvador.

En séptimo lugar, ella puede adorar porque ha decidido recibir la operación, la labor que opera Dios, junto a los resultados que esta genera; “Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso” (Lcs 1:49). Aquellos que adoran abren espacios voluntarios para la operación del brazo de Dios.

En octavo lugar, ella adora porque reconoce el poder de Dios sobre ella; “hizo proezas con su brazo” (Lcs 1:51). No se puede adorar si no se reconoce la Omnipotencia de Dios.

En noveno lugar, ella reconoce que es Dios el que satisface el hambre del hambriento (Lcs 1:53); una forma poética de reconocer que sus vacíos habían sido satisfechos por Dios. Los que adoran han de reconocer que solo Dios puede satisfacer el hambre y la sed del alma.

En décimo lugar, María adora porque es consciente de la misericordia divina (Lcs 1:54); “acordándose de la misericordia.” ¿No le parece extraordinaria la adoración que levanta María?

La adoración de los pastores (Lcs 2:8-20)


Otra experiencia de adoración que nos regala la navidad es la adoración de los pastores (Lcs 2:8-20). ¿Por qué adoran los pastores? ¿Qué experiencia les ha llevado a adorar? El Dr. Elmer Towns analiza este pasaje[1] y concluye que hay que puntualizar que la ética de trabajo de los pastores es de gran influencia en su adoración:
 
“8 Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño” (Lucas 2:8)
 
Dicho de otra manera, aquellos que “se ausentaron del trabajo” esa noche no pudieron adorar. Dios nunca ocupa a los desocupados. Dios decide desocuparlos de sus labores cotidianas para ocuparlos con su Presencia.
 
En segundo lugar, esta es una experiencia de adoración que se inserta en aquello que los pastores estaban haciendo. El ángel del Señor se les presenta en medio de su lugar de trabajo: “9 Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor,” (Lcs 2:9). Hay momentos de adoración que van a sorprendernos cuando estamos en los lugares en los que debemos estar y haciendo aquello que hemos sido llamados a hacer. Esto es adoración en medio de la cotidianeidad.
 
En tercer lugar, los pastores adoran porque experimentan la atmósfera celestial que invita a la adoración. La Biblia dice en Lcs 2:9 que la gloria del Señor los rodeó. Repetimos que la adoración genuina se produce como respuesta a la presencia de Dios en Cristo Jesús. No olvidemos que Cristo es el resplandor de la gloria de Dios (Heb 1:3)

En cuarto lugar, los pastores adoran porque saben experimentar temor ante la presencia de Dios. Esta es una forma bíblica para describir un respeto reverente. En Lcs 2:10 leemos que los ángeles tienen que instruir a los pastores a no anquilosarse ante ese temor. Elmer Towns ha comentado en sus notas acerca de la navidad que el temor negativo nos produce miedo, mientras que el positivo genera confianza reverente.

En quinto lugar, los pastores adoran porque saben obedecer las instrucciones de la Palabra celestial recibida. En Lcs 2:15 leemos acerca de su obediencia instantánea para ir a encontrar la manifestación encarnada de la Gracia de Dios. Dicho de otra manera: la verdadera adoración requiere obediencia.

En sexto lugar, los pastores pueden adorar porque no separan la salvación de la invitación a adorar y viceversa. En Lcs 2:11 leemos que la anunciación describe que el recién nacido que está en la ciudad de David es el Salvador, pero al mismo tiempo es Cristo el Señor. No se puede desarrollar una adoración verdadera si la salvación es separada de ella y viceversa. Los salvados adoran y la verdadera adoración surge del alma de los salvados, aquellos que buscan a Dios en espíritu y en verdad (Jn 4:23-24); aquellos que reconocen a Cristo como Señor además de reconocerle como Salvador

En séptimo lugar, los pastores adoran porque abren sus corazones para el desarrollo de su discernimiento espiritual y de la experiencia divina que les lleva a adorar. En Lcs 2:15 leemos que ellos deciden pasar al lugar indicado para que la Palabra de Dios se convierta en hecho, y la manifestación y revelación de Jesucristo se convierta en experiencia personal para adorar a Dios cara a cara. La Palabra de Dios tiene que convertirse en vida y en hecho en los corazones de aquellos que adoran en espíritu y verdad.

En octavo lugar, los pastores adoran porque su búsqueda de Dios es intensa. La Biblia dice en Lcs 2:16 que se movieron al lugar indicado apresuradamente. No existe cosa alguna que pueda superar la prioridad que debe tener encontrarse personalmente con Dios para adorarle.

Regresando al análisis del Dr. Elmer Towns, indicamos que la novena razón por la que los pastores pueden adorar en verdad es porque permiten que la adoración les mueva a la acción. En Lcs 2:17 leemos que tan pronto fueron impactados por la presencia del Niño Dios, de inmediato se dieron a la tarea de decirle a otros el mensaje celestial que habían escuchado.

“17 Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño.”  (Lucas 2:17)
 
Tal y como dice el Apóstol Pablo, aquellos que adoran no pueden resistir la necesidad que nos ha sido impuesta (1 Cor 9:16).
 
En décimo lugar, los pastores adoran porque se convierten en instrumentos de la gracia divina que estremece los corazones de aquellos que oyen el mensaje de salvación. En Lcs 2:18 leemos que los que escuchaban a los pastores se maravillaban de su mensaje. No es lo mismo comunicar el mensaje de la salvación que comunicarlo y ver a otros asombrarse y maravillarse ante ese mensaje.

En undécimo lugar, los pastores adoran porque llegan a la conclusión de que la adoración nunca está basada en nuestras experiencias o en nuestras acciones y sí en la Presencia de Dios. En Lcs 2:20 leemos que los pastores alaban y glorifican a Dios. No solo esto, sino que lo hacían por la experiencia personal e individual que habían tenido oyendo y viendo la gracia divina manifiesta. La verdadera adoración alaba y glorifica a Dios y a nadie más.

¡Navidad es una época para adorar!

¿No le parece extraordinaria la adoración que ofrecen los pastores?
Referencias   

[1] https://digitalcommons.liberty.edu/ss_lesson_audio/

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