Reflexiones de Esperanza: Preparándonos para un nuevo año

Hay algunas preguntas que pululan en nuestras mentes de cara a la cercanía de un nuevo año. Por ejemplo, ¿cuál es la agenda de Dios para nuestras vidas en este nuevo año, para nuestras familias y la de nuestro país? ¿Cómo podemos tener acceso a ella? ¿Cómo podemos hacer realidad esa agenda en nuestras vidas?

Hay varios pasajes bíblicos que pueden proveernos respuestas para estas preguntas. Todos estos son sin duda, alguna pasajes bíblicos magistrales que nos sirven de bosquejo, de guía y plantilla de trabajo para encontrar respuestas a estas preguntas. Para esta ocasión hemos seleccionado uno del Evangelio de Marcos: Marcos 5:21-34.

El primero de estos pasajes (Mcs 5:21-34) nos ha acompañado a través de los 25 años que llevamos pastoreando la Iglesia AMEC: Casa de alabanza, en la Isla de Puerto Rico. De hecho, esta palabra fue validada por el Obispo Jeremías Torres, Obispo de la Iglesia Cristiana Pentecostal, en un sermón predicado en nuestra Iglesia el 16 de marzo del año 2014. Este extraordinario amigo y hermano de nuestra casa, identificó en su sermón que la Biblia enseña que hay un programa específico de trabajo que se desarrolla después de que se vencen las tormentas.

De hecho, reflexionamos acerca de su sermón en la reflexión escrita del domingo siguiente (3-23-14) lo recogió así:

“El pasado domingo (16 de marzo de 2014), Dios nos envió un profeta para ayudarnos a revisitar este análisis con ojos proféticos. El análisis Escritural que él nos regaló nos abrió los ojos del entendimiento para ser capaces de comprender el mensaje que Dios le había comisionado y darnos luz sobre aquel que ya habíamos escuchado…..Es absolutamente cierto que estos tres Evangelios [Mateo, Marcos y Lucas] colocan esta tormenta antes de la liberación del Gadareno, de la sanidad de la mujer y de la resurrección de la hija de Jairo (Mt 8:28-34; 9:18-26; Mc 5:1-20; 21-43; Lc 8:26-39; 40-56).
 
No olvidemos que el orden de los documentos bíblicos es uno teológico. Esto es, que procura suplir respuestas y dirección de manera teológica, y en este caso Cristocéntrica. La forma correcta y responsable de analizar cualquier porción bíblica es exactamente esta: observar los contextos para evitar los pretextos. Realizamos ese ejercicio para la reflexión de despedida de año, pero nos dedicamos allí a reflexionar en lo que está después de las tormentas y no nos habíamos detenido a explicar y a reflexionar, a mirar aquello que lo antecede y que lo provoca.”
 
El análisis del pasaje del Evangelio de Marcos (Mc 5:21-34) nos ha permitido encontrar dos personajes que sufren dolores que postran. El primero, un líder religioso llamado Jairo, será el objeto de otra ronda de reflexiones. El segundo personaje, una mujer que hacía doce (12) años que estaba enferma, es el objeto de esta.  El primer personaje, Jairo, es tipo de la Iglesia en PR. El segundo, la mujer enferma, es tipo de la Isla en su totalidad. Esta mujer lleva 12 años (3 administraciones) dejando su sangre en las calles, separada de todo aquello que le puede proveer confort, en la quiebra económica, con unos gastos médicos que la destruyeron y con todas las complicaciones que esto provoca. Hemos visto que el primero, Jairo, había echado a Jesús fuera de su institución religiosa (Lcs 4:28-30) y ahora necesitaba llevarlo a su casa. La segunda no puede siquiera ir al templo porque es considerada inmunda.

Ambos personajes poseen una necesidad común que va más allá de poder oír a Jesús. Ellos necesitan ver a Jesús, tocar a Jesús, postrarse ante Jesús y hablar con Jesús. Así como Jairo, la Iglesia necesita trascender de la dimensión de hablar acerca de Jesús y ascender a la dimensión en la que se facilita que la presencia de Jesús sea palpable. Jairo sabía a dónde ir para ver a Jesús. En cambio, la mujer con flujo de sangre no podía siquiera ir al templo.

A esta mujer le recetan cuatro (4) medicinas; una agenda de restauración que incluye 4 áreas de trabajo. El verso 34 de Marcos 5 lo explica de la siguiente manera:

34 Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote.

Sabemos que la primera receta trata con la restructuración de su estructura familiar, incluyendo su interpretación de lo que es una familia: Cristo la llama hija. Hace algunos años predicamos un sermón que nos conducía a entender que un choque con la presencia de Dios activa el lugar del cerebro en el que está nuestra identidad. Esa área se le activó a esta mujer cuando ella chocó con Jesucristo. Él la llama hija (mujer), le asigna familia (una hija posee un padre) y por ende le restablece las redes (“network”) de relaciones necesarias para una vida sana y balanceada. Este es el primer punto de esa agenda.

Lo primero que Jesús le receta luego de salvarla y sanarla de su enfermedad es un nuevo concepto de familia. Así como le ocurría a esta mujer, las Islas de PR necesitan programas que salgan del corazón del Amado que apunten a la restauración de nuestras familias. Esto incluye el regreso a la definición de familia que está en el corazón de Dios.  

La segunda receta es apoderamiento: le dicen que es su fe la que ha hecho posible que todo esto sucediera. Este elemento del “empowerment” es vital para los sectores de la comunidad que han perdido la confianza en sí mismos y en las decisiones que pueden tomar.

Una receta similar a esta Dios la usó con Gedeón cuando le dijo lo siguiente:

“14 Y mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza (énfasis añadido), y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo? 15 Entonces le respondió: Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre. 16 Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre.” (Jueces 6:14-16)

Dios no le dice a Gedeón que la mano del Todopoderoso derrotaría a los Madianitas. Dios le dice a su siervo que él le había capacitado, le había apoderado para realizar esta conquista.

Esta receta Dios se la ofrece a los pueblos que necesitan recuperar su confianza en sí mismos. Las personas que viven en las Islas de PR tienen que ser capaces de entender que un encuentro genuino con Dios nos capacita para ello. La fuerza de Dios se transforma en fuerza nuestra y con ella somos capaces de tomar decisiones que salven nuestro pueblo.

¿Se ha preguntado usted alguna vez por qué es que Dios decide usar la vara de Moisés para provocar milagros y desatar el poder del Creador de los cielos y la tierra? La respuesta es una muy simple: porque ese era el instrumento de trabajo de Moisés. Era muy natural para este líder del pueblo de Israel tener una vara en su mano. Esa vara nunca tuvo autoridad en sí misma. Sin embargo, Dios decide apoderar (“empowerment”) a Moisés haciéndole saber que desde el momento de su llamamiento habría un poder sobrenatural depositado en el uso de un instrumento común y corriente. No hay que esforzarse en presentar muchas explicaciones acerca del efecto que esto tuvo en Moisés.

La tercera receta le dibuja rutas de esperanza esta mujer: le dicen que vaya en paz. La restauración de nuestra Isla requiere que se le dibujen rutas de esperanza y paz.

Son muchos los ejemplos bíblicos en los que Dios comisiona rutas de esperanza para aquellos que confían en Él. En Gén 13:17-18 leemos lo siguiente:

“17 Levántate, ve por la tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti la daré. 18 Abram, pues, removiendo su tienda, vino y moró en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, y edificó allí altar a Jehová”

Algo similar leemos en Éxo 3:11-12 y en Éxo 4:11-12:

“11 Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel? 12 Y él respondió: Ve, porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte.”  (Éxodo 3:11-12)

“11 Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿O quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová? 12 Ahora, pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar.” (Éxodo 4:11-12)

Es obvio que lo que esta receta encierra no se circunscribe a una ruta en particular. Esta receta describe que las avenidas de esperanza por las que Dios nos puede llevar son muchas. Lo que las convierte en avenidas de esperanza es la seguridad, la confianza de que Dios nos acompaña. Esa es la garantía de paz que recibe la mujer del relato del Evangelio de Marcos. Esa frase, “ve en paz,” le garantiza que la vida no se acababa el día en el que recibió su milagro. Esa expresión le garantizaba que había camino para caminar y rutas que cubrir. Esa frase le hace saber que el shalom de Dios (el bienestar integral) va con ella, que el Dios de paz va con ella, que las rutas que le esperan en la vida serán seguras.

Ella fue por sanidad y Jesús le dio mucho más.

Es acerca de esa esperanza que escribe el salmista en los siguientes Salmos:

Salmos 62:5-8
“5 Alma mía, en Dios solamente reposa, Porque de él es mi esperanza. 6 Él solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré. 7 En Dios está mi salvación y mi gloria; En Dios está mi roca fuerte, y mi refugio. 8 Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; Derramad delante de él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio. Selah”

Salmos 65:2-5
“2 Tú oyes la oración; A ti vendrá toda carne. 3 Las iniquidades prevalecen contra mí; Mas nuestras rebeliones tú las perdonarás. 4 Bienaventurado el que tú escogieres y atrajeres a ti, Para que habite en tus atrios; Seremos saciados del bien de tu casa, De tu santo templo. 5 Con tremendas cosas nos responderás tú en justicia, Oh Dios de nuestra salvación, Esperanza de todos los términos de la tierra, Y de los más remotos confines del mar.”

Salmos 71:5-9
“5 Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza, Seguridad mía desde mi juventud. 6 En ti he sido sustentado desde el vientre; De las entrañas de mi madre tú fuiste el que me sacó; De ti será siempre mi alabanza. 7 Como prodigio he sido a muchos, Y tú mi refugio fuerte. 8 Sea llena mi boca de tu alabanza, De tu gloria todo el día. 9 No me deseches en el tiempo de la vejez; Cuando mi fuerza se acabare, no me desampares.”

Salmos 73:28
“28 Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; He puesto en Jehová el Señor mi esperanza, Para contar todas tus obras.”

Salmos 91:1-12
“1 El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente. 2 Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré. 3 Él te librará del lazo del cazador, De la peste destructora. 4 Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad. 5 No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día, 6 Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya. 7 Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará. 8 Ciertamente con tus ojos mirarás Y verás la recompensa de los impíos. 9 Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, Al Altísimo por tu habitación, 10 No te sobrevendrá mal, Ni plaga tocará tu morada. 11 Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos. 12 En las manos te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra.”

¿No le parece que este es el mejor regalo de Navidad que podemos recibir este año?

Sabemos que ha habido instantes en la vida en los que nos ha parecido que Dios no está con nosotros. De eso hablaba el profeta Jeremías cuando decía lo siguiente: “Oh esperanza de Israel, Guardador suyo en el tiempo de la aflicción, ¿por qué te has hecho como forastero en la tierra, y como caminante que se retira para pasar la noche?” (Jer 14:8). Sin embargo, todo cambia cuando el Dios de Esperanza nos dice “ve en paz.”

La Palabra de Dios nos enseña que la agenda que el Todopoderoso pone en acción con Su pueblo después de una tormenta incluye avenidas de esperanza para el país.

La cuarta receta que esta mujer recibe tiene que ver con la sanidad de su alma. La Biblia dice que esta mujer llevaba doce (12) años sufriendo de una enfermedad. Ningún ser humano puede sufrir dolores por un espacio de tiempo tan prolongado sin que se produzcan marcas en su alma. Jesús le dice “queda sana de tu azote.” Jesús la había sanado por fuera y ahora la sanaba por dentro.

Esta es la mejor manera de prepararnos para el año nuevo: recordando las promesas que nos ha hecho el Señor. Esta es la mejor manera de estar listos para el año nuevo: reconociendo que nuestro Dios es fiel y sus promesas son siempre sí y amén en Cristo Jesús. Esa es la mejor manera para ser capaces de obtener el máximo del año entrante: reconociendo que la Iglesia del Señor no gira alrededor de las agendas del mundo. El mundo gira alrededor de la agenda que Dios le ha dado a Su Iglesia. Así lo dice, lo recoge la versión bíblica “The Message” cuando nos rinde los versos 21-23 del capítulo uno (1) de la Carta a los Efesios (Efe 1:21-23)[1]. Esto es así, porque la Iglesia es el Cuerpo de Cristo.
 
Esta es la mejor manera de celebrar y disfrutar las bendiciones del año nuevo: reconociendo que tenemos en nuestras manos algo más poderoso que la vara de Moisés: el Espíritu de Dios está con nosotros: el Emanuel está con nosotros. Esta es la mejor manera de disfrutar el próximo año: reconociendo que el Señor ha prometido restauración de nuestras estructuras familiares, empoderar nuestra fe, asegurarnos un futuro lleno de esperanza y sanar las heridas del alma que se han producido en medio de todas las temporadas de embates y de tribulaciones que hemos tenido que enfrentar hasta aquí.
 
Esta es la mejor manera de meternos en la agenda de Dios para el año nuevo: reconociendo que hay una agenda de liberación, de sanidad y de resurrección después de cada tormenta.

Feliz año nuevo.
Referencias

[1] At the center of all this, Christ rules the church. The church, you see, is not peripheral to the world; the world is peripheral to the church. The church is Christ’s body, in which he speaks and acts, by which he fills everything with his presence. (https://www.biblegateway.com/passage/?search=efesios 1&version=MSG)

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