Notas del Pastor MJ: La Esperanza

Una de las situaciones más apremiantes y más difíciles de atender es cuando alguien pierde la esperanza.  Hay un dicho que dice que lo último que se pierde es la esperanza.  La razón de esto es que la esperanza en muchas ocasiones es lo que nos mantiene motivados y enfocados en una meta o en un objetivo.  Hay muchos tipos de “esperanzas”.  Las hay relacionadas a metas en particular, como la esperanza de que pueda entrar a una universidad, de que pueda conseguir ese empleo, de que me aprueben la casa o el auto.  Las hay relacionadas a un estado en particular, como la esperanza de que pueda tener salud, la esperanza de que otra persona se recupere de un mal, de que se fortalezca un vínculo, o de que se pueda conseguir una resolución que garantice la paz y la alegría que anhelamos.  En cambio, hay veces que la esperanza se torna en un elemento general de vida y cuando esta se pierde resulta en algo detrimental para el ser humano.  Hay muchas personas que viven de esa forma, sin esperanza de vida.  Uno los ve en las calles, con la mirada perdida, se dedican a ver a la gente pasar, parecería que no tienen rumbo y en ocasiones pueden sentir que han perdido su razón de ser.  Esta es una experiencia muy triste.  Sin embargo no debemos tener duda alguna de que Dios tiene respuestas para estos escenarios

“ Oh esperanza de Israel, Guardador suyo en el tiempo de la aflicción, ¿por qué te has hecho como forastero en la tierra, y como caminante que se retira para pasar la noche?”  (Jeremías 14:8)

El profeta Jeremías estaba frustrado porque estaba en medio de un pueblo que vivía en una ruina espiritual, producto de haberle dado la espalda a Dios.  No es de esperar que los efectos de esto se estaban sintiendo a todos los niveles, incluyendo políticos, sociales y espirituales.  En muchas ocasiones el profeta quiso rendirse.  Pero en estos versos el reconoce lo siguiente:

“¿Por qué eres como hombre atónito, y como valiente que no puede librar? Sin embargo, tú estás entre nosotros, oh Jehová, y sobre nosotros es invocado tu nombre; no nos desampares.” (Jeremías 14:9)

El profeta le dice a Dios, yo se que aunque la cosa está difícil, tu estás presente y no me vas a desamparar.  Esta es nuestra garantía de esperanza.  La situación que estamos enfrentando puede ser de tal magnitud que nos mueva a perder la esperanza, mientras pensamos que Dios se ha ido de nuestro lado.  Pero la realidad es que Dios nunca se ha marchado.  El siempre está, está presente y él no desampara a aquellos que le invocan.

A veces lo que hace falta es ir de rodillas y vacíar el alma delante del Señor.  En vez de sucumbir ante la ansiedad y la desesperanza, corre a los brazos de aquel que te ama y no te desampara.  En el idioma de Borinquen bella: “No te quites”.  Dios está presente, para levantarte, para renovar tu esperanza y dirigirte de nuevo hacia su propósito.

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