August 6th, 2023
912 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 6 de AGOSTO 2023
El mensaje del profeta Isaías: conociendo el libro y el propósito de Dios para nuestras vidas (Análisis de Isa 49:9)
“9 para que digas a los presos: Salid; y a los que están en tinieblas: Mostraos. En los caminos serán apacentados, y en todas las alturas tendrán sus pastos.” (Isa 49:9, RV 1960)
La agenda de Dios descrita en el capítulo 49 del libro de Isaías nos ha impactado. Los resultados obtenidos del análisis de los conceptos utilizados por este profeta, bajo la inspiración del Espíritu Santo, no dejan de sorprendernos. Estos ejercicios nos han perimido ver que el plan para la salvación de nuestras almas posee una cantidad de beneficios aleatorios que están vestidos de gracia y de eternidad.
Tal y como hemos compartido anteriormente, los versos ocho (8) al doce (12) de ese capítulo nos revelan un sermón misionero acerca del reino de Cristo.
“8 Así dijo Jehová: En tiempo aceptable te oí, y en el día de salvación te ayudé; y te guardaré, y te daré por pacto al pueblo, para que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades; 9 para que digas a los presos: Salid; y a los que están en tinieblas: Mostraos. En los caminos serán apacentados, y en todas las alturas tendrán sus pastos. 10 No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos misericordia los guiará, y los conducirá a manantiales de aguas. 11 Y convertiré en camino todos mis montes, y mis calzadas serán levantadas. 12 He aquí éstos vendrán de lejos; y he aquí éstos del norte y del occidente, y éstos de la tierra de Sinim.” (Isa 49:8-12, RV 1960)
Lo que hemos visto hasta aquí es que se nos ha otorgado un privilegio a aquellos que hemos recibido el regalo de la salvación, el regalo de la vida eterna. Ese privilegio es la responsabilidad de poder decirles a otros que están presos en los calabozos del pecado, de la maldad, del abandono y el dolor, que pueden salir de esas cárceles y comenzar a disfrutar de todo lo que nosotros disfrutamos. Ese privilegio es la responsabilidad de anunciar el Evangelio a aquellos que viven sumidos en las tinieblas provocadas por la separación de Dios, por las angustias provocadas por una vida lejos de la voluntad del Eterno. No olvidemos que Juan dice en su Primera Carta que aquellos que no pueden amar a los demás están sumidos en las tinieblas (1 Jn 2:9-11). Hay que decirle a estos que ellos también pueden disfrutar de los beneficios que nos ha obsequiado el mensaje del Evangelio, el mensaje de las buenas de salvación.
“5 Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. 6 Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; 7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.” (1 Jn 1:5-7)
Los que hemos reconocido a Jesucristo como nuestro Señor y nuestro Salvador disfrutamos de la libertad con la que Cristo nos ha hecho libres (Jn 8:32). Además, esa agenda de salvación, de liberación e iluminación de esos calabozos y de esas tinieblas, incluye muchos beneficios que ellos también deben disfrutar. Ese es el mensaje que Isaías proclama en el capítulo cuarenta y nueve de su libro.
Hemos visto hasta aquí que esos beneficios incluyen la relación con un Dios que oye y que responde (“ʽânâh”, H6030).
“8 Así dijo Jehová: En tiempo aceptable te oí…” (v.8)
“El SEÑOR dice esto: «En el momento que yo te mostré mi bondad, respondí a tus oraciones.” (PDT)
Esos beneficios incluyen saber que Dios nos ayuda (“ʽâzar”, H5826) y nos guarda (“nâtsar”, H5341).
“y en el día de salvación te ayudé; y te guardaré….”
Esos beneficios incluyen la promesa de ser considerados como testimonio del pacto de Dios.
“y te daré por pacto al pueblo.”
Esos beneficios incluyen una agenda de restauración y de recuperación de la herencia que se había perdido.
“para que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades.”
Esos beneficios incluyen vivir por adelantado en la libertad gloriosa que hasta la creación habrá de disfrutar.
“9 para que digas a los presos: Salid; (v.9)
Recordemos que el Apóstol Pablo señala en su Carta a los Romanos que nuestra libertad es gloriosa.
“20 Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; 21 porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.” (Rom 8:20-21).
Esos beneficios incluyen la promesa divina de viviremos fuera de las tinieblas, en la luz admirable del Señor (1 Pedro 2:9).
“y a los que están en tinieblas: Mostraos.”
Nosotros sabemos que la Biblia dice que no somos de la noche ni de las tinieblas:
“5 Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.
6 Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.” (1 Tes 5:5-6)
Esos beneficios incluyen la promesa divina de que seremos apacentados (“râʽâh”, H7462) en los caminos (“derek”, H1870).
“En los caminos serán apacentados.”
Este es el resumen de lo que hemos visto hasta aquí. La buena noticia es que hay mucho más en la agenda de Dios que Isaías describe. La próxima promesa es una gloriosa y milagrosa.
Tenemos que admitir que la versión bíblica Reina Valera no nos permite apreciar la profundidad de esta promesa. La reflexión anterior nos permitió atisbar porqué:
“y en todas las alturas tendrán sus pastos.” (RV 1960)
“y en todo monte árido, encontrarán pastos.” (PDT)
“y en cualquier monte desierto tendrán alimento para su ganado.” (DHH)
“se apacentarán en pastos verdes y en colinas que antes estaban desiertas.” (NTV)
“y en todo cerro árido hallarán pastos.” (NVI)
La semántica que el Espíritu Santo le inspiró a Isaías es sin duda alguna responsable de la diferencia entre la versión Reina Valera y las otras versiones bíblicas. Isaías utiliza el concepto hebreo “shephı̂y” (H8205). Es cierto que este concepto describe las alturas, pero casi siempre se utiliza para describir las alturas del desierto (Jer 4:11; 12:12), montes elevados en los que no hay vegetación,[1],[2] cerros pelados o descubiertos (Núm 23:3). [3],[4]
Con toda probabilidad este concepto surge del nombre de uno de los clanes, de las tribus, que se desarrollaron de la descendencia de Esaú y que vivía en la región que antes se conocía como Edom. El clan de Sefo (Gén 36:23; 1 Cró 1:40) quedaba al sur del Mar Muerto, particularmente en los cerros pelados que uno ve a la izquierda cuando uno termina de ver ese mar y va de camino a la ciudad de Eilat al sur de Israel.
La promesa que nos hace el Señor a través del profeta Isaías es que encontraremos alimento aún en esos cerros áridos y pelados. Esa promesa proclama que no existe escenario árido, de desolación, de abandono o imposible para sustentar la vida que pueda impedir que nuestro Señor nos conduzca a verdes pastos y aguas de reposo. Es que nuestro Dios es capaz de hacer florecer cualquier desierto.
En algunas ocasiones la vida nos sorprende con desiertos altos. Se trata de escenarios en los que podemos ver la vida a la distancia, desde las alturas provocadas por reflexiones que hacemos en medio de dolores y de angustias que pueden ser hasta paralizantes. Se trata de escenarios en los que miramos a la distancia y todo lo que vemos a nuestro alrededor es soledad, la posibilidad de la muerte o de la separación. Son aquellos momentos en los que no se ven alternativas, no hay productividad, solo hay desolación. Tan solo se ve un mar muerto que se dibuja en lontananza acompañado de ambientes imposibles por el calor desmedido de la prueba o por el frío inmisericorde de la soledad.
La promesa del Señor en el verso nueve (9) del capítulo 49 del libro de Isaías no es que seremos eximidos de estos escenarios. La promesa que Isaías describe con la inspiración del Espíritu de Dios es que Dios estará presente en esos escenarios y los transformará ante nuestros ojos.
Conociendo estos datos, entonces tenemos que concluir que los escenarios de aridez y de desolación son entonces una invitación para la intervención de la mano de Aquél que ha prometido hacer reverdecer nuestros desiertos:
“1 Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa. 2 Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo; la gloria del Líbano le será dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria de Jehová, la hermosura del Dios nuestro. 3 Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles. 4 Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará. 5 Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. 6 Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad. 7 El lugar seco se convertirá en estanque, y el sequedal en manaderos de aguas; en la morada de chacales, en su guarida, será lugar de cañas y juncos. 8 Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará. 9 No habrá allí león, ni fiera subirá por él, ni allí se hallará, para que caminen los redimidos. 10 Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido.” (Isa 35:1-10)
Estas son algunas de las razones por las que las promesas que Isaías describe en el capítulo 49 incluyen expresiones como las siguientes:
“10 No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos misericordia los guiará, y los conducirá a manantiales de aguas.” (Isa 49:10)
Estas expresiones formarán parte del análisis de nuestra próxima reflexión.
[1] Gesenius, W., & Tregelles, S. P. (2003). En Gesenius’ Hebrew and Chaldee lexicon to the Old Testament Scriptures (pp. 844–845). Logos Bible Software.
[2] Swanson, J. (1997). En Dictionary of Biblical Languages with Semantic Domains : Hebrew (Old Testament) (electronic ed.). Logos Research Systems, Inc.
[3] Chávez, M. (1992). En Diccionario de hebreo bı́blico (1. ed., p. 736). Editorial Mundo Hispano.
[4] Whitaker, R., Brown, F., Driver, S. R. (Samuel R., & Briggs, C. A. (Charles A. (1906). En The Abridged Brown-Driver-Briggs Hebrew-English Lexicon of the Old Testament: from A Hebrew and English Lexicon of the Old Testament by Francis Brown, S.R. Driver and Charles Briggs, based on the lexicon of Wilhelm Gesenius. Houghton, Mifflin and Company.
El mensaje del profeta Isaías: conociendo el libro y el propósito de Dios para nuestras vidas (Análisis de Isa 49:9)
“9 para que digas a los presos: Salid; y a los que están en tinieblas: Mostraos. En los caminos serán apacentados, y en todas las alturas tendrán sus pastos.” (Isa 49:9, RV 1960)
La agenda de Dios descrita en el capítulo 49 del libro de Isaías nos ha impactado. Los resultados obtenidos del análisis de los conceptos utilizados por este profeta, bajo la inspiración del Espíritu Santo, no dejan de sorprendernos. Estos ejercicios nos han perimido ver que el plan para la salvación de nuestras almas posee una cantidad de beneficios aleatorios que están vestidos de gracia y de eternidad.
Tal y como hemos compartido anteriormente, los versos ocho (8) al doce (12) de ese capítulo nos revelan un sermón misionero acerca del reino de Cristo.
“8 Así dijo Jehová: En tiempo aceptable te oí, y en el día de salvación te ayudé; y te guardaré, y te daré por pacto al pueblo, para que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades; 9 para que digas a los presos: Salid; y a los que están en tinieblas: Mostraos. En los caminos serán apacentados, y en todas las alturas tendrán sus pastos. 10 No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos misericordia los guiará, y los conducirá a manantiales de aguas. 11 Y convertiré en camino todos mis montes, y mis calzadas serán levantadas. 12 He aquí éstos vendrán de lejos; y he aquí éstos del norte y del occidente, y éstos de la tierra de Sinim.” (Isa 49:8-12, RV 1960)
Lo que hemos visto hasta aquí es que se nos ha otorgado un privilegio a aquellos que hemos recibido el regalo de la salvación, el regalo de la vida eterna. Ese privilegio es la responsabilidad de poder decirles a otros que están presos en los calabozos del pecado, de la maldad, del abandono y el dolor, que pueden salir de esas cárceles y comenzar a disfrutar de todo lo que nosotros disfrutamos. Ese privilegio es la responsabilidad de anunciar el Evangelio a aquellos que viven sumidos en las tinieblas provocadas por la separación de Dios, por las angustias provocadas por una vida lejos de la voluntad del Eterno. No olvidemos que Juan dice en su Primera Carta que aquellos que no pueden amar a los demás están sumidos en las tinieblas (1 Jn 2:9-11). Hay que decirle a estos que ellos también pueden disfrutar de los beneficios que nos ha obsequiado el mensaje del Evangelio, el mensaje de las buenas de salvación.
“5 Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. 6 Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; 7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.” (1 Jn 1:5-7)
Los que hemos reconocido a Jesucristo como nuestro Señor y nuestro Salvador disfrutamos de la libertad con la que Cristo nos ha hecho libres (Jn 8:32). Además, esa agenda de salvación, de liberación e iluminación de esos calabozos y de esas tinieblas, incluye muchos beneficios que ellos también deben disfrutar. Ese es el mensaje que Isaías proclama en el capítulo cuarenta y nueve de su libro.
Hemos visto hasta aquí que esos beneficios incluyen la relación con un Dios que oye y que responde (“ʽânâh”, H6030).
“8 Así dijo Jehová: En tiempo aceptable te oí…” (v.8)
“El SEÑOR dice esto: «En el momento que yo te mostré mi bondad, respondí a tus oraciones.” (PDT)
Esos beneficios incluyen saber que Dios nos ayuda (“ʽâzar”, H5826) y nos guarda (“nâtsar”, H5341).
“y en el día de salvación te ayudé; y te guardaré….”
Esos beneficios incluyen la promesa de ser considerados como testimonio del pacto de Dios.
“y te daré por pacto al pueblo.”
Esos beneficios incluyen una agenda de restauración y de recuperación de la herencia que se había perdido.
“para que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades.”
Esos beneficios incluyen vivir por adelantado en la libertad gloriosa que hasta la creación habrá de disfrutar.
“9 para que digas a los presos: Salid; (v.9)
Recordemos que el Apóstol Pablo señala en su Carta a los Romanos que nuestra libertad es gloriosa.
“20 Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; 21 porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.” (Rom 8:20-21).
Esos beneficios incluyen la promesa divina de viviremos fuera de las tinieblas, en la luz admirable del Señor (1 Pedro 2:9).
“y a los que están en tinieblas: Mostraos.”
Nosotros sabemos que la Biblia dice que no somos de la noche ni de las tinieblas:
“5 Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.
6 Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.” (1 Tes 5:5-6)
Esos beneficios incluyen la promesa divina de que seremos apacentados (“râʽâh”, H7462) en los caminos (“derek”, H1870).
“En los caminos serán apacentados.”
Este es el resumen de lo que hemos visto hasta aquí. La buena noticia es que hay mucho más en la agenda de Dios que Isaías describe. La próxima promesa es una gloriosa y milagrosa.
Tenemos que admitir que la versión bíblica Reina Valera no nos permite apreciar la profundidad de esta promesa. La reflexión anterior nos permitió atisbar porqué:
“y en todas las alturas tendrán sus pastos.” (RV 1960)
“y en todo monte árido, encontrarán pastos.” (PDT)
“y en cualquier monte desierto tendrán alimento para su ganado.” (DHH)
“se apacentarán en pastos verdes y en colinas que antes estaban desiertas.” (NTV)
“y en todo cerro árido hallarán pastos.” (NVI)
La semántica que el Espíritu Santo le inspiró a Isaías es sin duda alguna responsable de la diferencia entre la versión Reina Valera y las otras versiones bíblicas. Isaías utiliza el concepto hebreo “shephı̂y” (H8205). Es cierto que este concepto describe las alturas, pero casi siempre se utiliza para describir las alturas del desierto (Jer 4:11; 12:12), montes elevados en los que no hay vegetación,[1],[2] cerros pelados o descubiertos (Núm 23:3). [3],[4]
Con toda probabilidad este concepto surge del nombre de uno de los clanes, de las tribus, que se desarrollaron de la descendencia de Esaú y que vivía en la región que antes se conocía como Edom. El clan de Sefo (Gén 36:23; 1 Cró 1:40) quedaba al sur del Mar Muerto, particularmente en los cerros pelados que uno ve a la izquierda cuando uno termina de ver ese mar y va de camino a la ciudad de Eilat al sur de Israel.
La promesa que nos hace el Señor a través del profeta Isaías es que encontraremos alimento aún en esos cerros áridos y pelados. Esa promesa proclama que no existe escenario árido, de desolación, de abandono o imposible para sustentar la vida que pueda impedir que nuestro Señor nos conduzca a verdes pastos y aguas de reposo. Es que nuestro Dios es capaz de hacer florecer cualquier desierto.
En algunas ocasiones la vida nos sorprende con desiertos altos. Se trata de escenarios en los que podemos ver la vida a la distancia, desde las alturas provocadas por reflexiones que hacemos en medio de dolores y de angustias que pueden ser hasta paralizantes. Se trata de escenarios en los que miramos a la distancia y todo lo que vemos a nuestro alrededor es soledad, la posibilidad de la muerte o de la separación. Son aquellos momentos en los que no se ven alternativas, no hay productividad, solo hay desolación. Tan solo se ve un mar muerto que se dibuja en lontananza acompañado de ambientes imposibles por el calor desmedido de la prueba o por el frío inmisericorde de la soledad.
La promesa del Señor en el verso nueve (9) del capítulo 49 del libro de Isaías no es que seremos eximidos de estos escenarios. La promesa que Isaías describe con la inspiración del Espíritu de Dios es que Dios estará presente en esos escenarios y los transformará ante nuestros ojos.
Conociendo estos datos, entonces tenemos que concluir que los escenarios de aridez y de desolación son entonces una invitación para la intervención de la mano de Aquél que ha prometido hacer reverdecer nuestros desiertos:
“1 Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa. 2 Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo; la gloria del Líbano le será dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria de Jehová, la hermosura del Dios nuestro. 3 Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles. 4 Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará. 5 Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. 6 Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad. 7 El lugar seco se convertirá en estanque, y el sequedal en manaderos de aguas; en la morada de chacales, en su guarida, será lugar de cañas y juncos. 8 Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará. 9 No habrá allí león, ni fiera subirá por él, ni allí se hallará, para que caminen los redimidos. 10 Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido.” (Isa 35:1-10)
Estas son algunas de las razones por las que las promesas que Isaías describe en el capítulo 49 incluyen expresiones como las siguientes:
“10 No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos misericordia los guiará, y los conducirá a manantiales de aguas.” (Isa 49:10)
Estas expresiones formarán parte del análisis de nuestra próxima reflexión.
[1] Gesenius, W., & Tregelles, S. P. (2003). En Gesenius’ Hebrew and Chaldee lexicon to the Old Testament Scriptures (pp. 844–845). Logos Bible Software.
[2] Swanson, J. (1997). En Dictionary of Biblical Languages with Semantic Domains : Hebrew (Old Testament) (electronic ed.). Logos Research Systems, Inc.
[3] Chávez, M. (1992). En Diccionario de hebreo bı́blico (1. ed., p. 736). Editorial Mundo Hispano.
[4] Whitaker, R., Brown, F., Driver, S. R. (Samuel R., & Briggs, C. A. (Charles A. (1906). En The Abridged Brown-Driver-Briggs Hebrew-English Lexicon of the Old Testament: from A Hebrew and English Lexicon of the Old Testament by Francis Brown, S.R. Driver and Charles Briggs, based on the lexicon of Wilhelm Gesenius. Houghton, Mifflin and Company.
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