Notas del Pastor MJ: Escucha la voz de Dios

¿Alguna vez has tenido dificultades para comprender lo que Dios desea comunicarte? Si tu respuesta es si, no tienes que preocuparte; todos hemos pasado por esta situación. Es cierto que en muchas ocasiones no se trata de entender sino más bien de obedecer a Dios. Pero hay otras veces que podríamos captar mejor lo que Dios nos quiere decir, si prestamos mejor atención.

Y le volvió a decir: Toma las saetas. Y luego que el rey de Israel las hubo tomado, le dijo: Golpea la tierra. Y él la golpeó tres veces, y se detuvo. Entonces el varón de Dios, enojado contra él, le dijo: Al dar cinco o seis golpes, hubieras derrotado a Siria hasta no quedar ninguno; pero ahora sólo tres veces derrotarás a Siria. (2 Reyes 13:18-19)

El ejercito Sirio se acercaba ferozmente a atacar al reino de Israel. Joás, rey de Israel, va a la casa del profeta Eliseo, a buscar intervención divina, pues no tenía la capacidad de derrotar a ese ejército por sí mismo. Dios le da una palabra profética a través de Eliseo. ¡Si tan solo hubiera prestado más atención, hubiera podido derrotar por completo a los Asirios!

Eso es exactamente lo que nos pasa a ti y a mi de vez en cuando. La pregunta que debemos hacernos es la siguiente: ¿Por qué no podemos prestar mejor atención? La respuesta a esa pregunta puede ser diversa. En ocasiones es porque simplemente no nos detenemos a escuchar. Puede ser un aspecto de dedicarnos un poco más a la oración y en ese proceso dedicarnos más a escuchar la voz de Dios en vez de hacer de nuestro clamor un monólogo. Hay un autor de nombre Peter Scazzero que en sus libros devocionarios siempre invita a comenzar cada experiencia de oración y lectura de la Palabra con dos minutos de silencio. Ciertamente debemos provocar los silencios del alma y del corazón para preparar nuestros oídos espirituales.

Pero hay veces que no prestamos atención a la voz de Dios porque estamos llenos de nuestras propias ideas. Recientemente el esposo de una de mis hermanas me contó que fue a un establecimiento de donas a pedir una docena de esos dulces. La persona que lo atendió le dijo que no vendían las donas por docenas. Mi cuñado le dijo que no había problemas, el quería doce donas. La persona que atendía el local volvió a mencionar que ellos no vendían una docena donas. Mi cuñado tuvo que indicarle que el las podía pagar aparte; lo que quería era comprar doce donas. Esta experiencia, aunque un poco increíble y hasta graciosa me trajo de vuelta a este pasaje. En cuantas ocasiones dejamos de prestar atención a lo que Dios nos quiere decir porque ya estamos totalmente dirigidos por nuestros propios lineamientos. Muchas veces reaccionamos como autómatas siguiendo las ideas y los planteamientos que llevamos por dentro sin pausar y considerar que Dios puede estar invitándonos a acercarnos a nuestra situación de vida, desde otra perspectiva; proveyendo otras alternativas, otra ruta, otra instrucción que garantiza nuestra victoria.

La invitación de hoy es a que prestemos más atención a la instrucción de Dios. Haciendo así vamos a poder hallar propósito, claridad para la visión de Dios y podremos obtener una mayor determinación para obedecer lo que El nos quiere comunicar.

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