Reflexiones de Esperanza: Efesios: el poder de la oración (Parte XII)

“15 Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos, 16 no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, 17 para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, 18 alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos,,”  (Efesios 1:15-18, RV 1960)
           
El análisis de las oraciones que el Apóstol Pablo transcribe en la Carta a Los Efesios nos ha conducido a estudiar el tema de la voluntad de Dios. El “thelēma” (G2307) de Dios parece ser un tema importante en esta carta. De hecho, aparece en seis (6) ocasiones en la Carta a Los Efesios (Efe 1:1,5,9,11; 5:17; 6:6.), mientras que la voluntad del ser humano aparece en una sola ocasión (Efe 2:3). La voluntad de Dios priva sobre la nuestra. He aquí una de las razones por las que tenemos que hacer nuestra la instrucción que nos dejó Cristo: pedir en nuestras oraciones que Dios haga Su voluntad entre nosotros.

La oración del Padre Nuestro subraya que tenemos que pedir que lo que sucede en el cielo se reproduzca entre nosotros; aquí, en la tierra. O sea, que suceda entre nosotros, en el ambiente en el que nuestra naturaleza y pecaminosidad patrocina múltiples interrupciones, lo que sucede en el cielo: ambiente santo, sin pecado y sin interrupciones.

Cristo nos enseñó a pedir así:

“Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.” (Mateo 6:10b)

Hablar de la voluntad de Dios es hablar de la selección y la determinación que emanan de Su deseo. Hay que puntualizar aquí que hablar del “thelēma” de Dios trasciende la dimensión de la intención divina para insertarse en el deseo del corazón del Eterno.

¿Qué hay en el corazón de Dios?  La Biblia identifica muchas cosas en el corazón de Dios. Por ejemplo, la Biblia dice que el corazón de Dios es el asiento, por decirlo así, de Su integridad. Esta integridad se usa entre otras cosas para pastorear Su pueblo.

“72 Y los apacentó conforme a la integridad de su corazón, Los pastoreó con la pericia de sus manos.” (Salmos 78:72)
           
La integridad divina, el “tôm” (H8537) que utiliza el texto hebreo, describe el carácter de lo completo de Dios, Su perfección moral, Su santidad, Su perfección.

Al mismo tiempo, la Biblia dice que los “pensamientos” de Dios emanan de Su corazón.

“11 El consejo de Jehová permanecerá para siempre; Los pensamientos de su corazón por todas las generaciones.”  (Salmos 33:11)

Es muy interesante el hecho de que el concepto hebreo que se traduce aquí como pensamiento sea el vocablo “machăshâbâh” (H4284). Este concepto puede ser traducido como planes, como diseños, y/o como propósitos. Es por esto que otras traducciones bíblicas nos regalan las siguientes aseveraciones cuando ofrecen ese verso:

“pero los proyectos del Señor permanecen firmes para siempre.”  (DHH)

“11 Pero los planes del Señor quedan firmes para siempre.” (NVI)

“Pero Dios cumple sus propios planes, y realiza sus propósitos.” (TLA
)
             
O sea, que los proyectos, los planes, el propósito de Dios, emanan de Su corazón. Esta es la razón por la que el verso 12 del salmo antes citado declara que es feliz el pueblo cuyo Dios es el Señor el pueblo que ha escogido como suyo (DHH). Es por eso que el verso siguiente dice que es dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que escogió por su heredad (NVI). Es por eso que ese verso dice que es afortunada la nación que tiene al SEÑOR como su Dios; el pueblo que él eligió para ser de su exclusiva propiedad (PDT). Es feliz, es dichosa y afortunada porque esa nación camina dentro del propósito, de los planes, de los proyectos, dentro de la voluntad de Dios.

¿Qué relación tiene todo esto con la Carta a Los Efesios? El concepto “machăshâbâh” (H4284) que aparece en el Salmo 33:11 tiene una traducción en el idioma griego clásico que se utiliza en la Carta a Los Efesios. Se trata del concepto “prothesis” (G4286), concepto que describe entre otras cosas un plan establecido de antemano, un plano de construcción (“blueprint”) que surge del consejo de Dios.

“11 En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad,” (Efe 1:11)

Ya sabemos que los creyentes en Cristo no hemos sido predestinados para salvación, así como los que se pierden no están predestinados para la condenación. Sabemos que lo que está predestinado es que los creyentes sean adoptados y que se forma en ellos la imagen absoluta y total de Cristo.

“29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.”  (Romanos 8:29)   
     
Adrian Rogers, Pasado Presidente de las Iglesias Bautistas del Sur lo afirmaba así:

“God doesn’t predestine some people to go to Hell, and God doesn’t predestine some people to go to Heaven. God predestines every child of God, everyone who is born again, to be like Jesus.”[1]
 
“2. You’re predestined to be like Jesus.
 
"For whom He foreknew, He also predestined to be conformed to the image of His Son" (Romans 8:29).
 
God predestines everyone who is born again to be like Jesus. When in His omniscience He saw you receiving the Lord Jesus Christ, He said, “I’m going to make you just like Jesus.”
 
Don’t get the idea God predestined some for Heaven and some for Hell. God doesn’t pick and choose who’ll be saved. He wants everyone to be saved. If you disagree, don’t argue with me—argue with Scripture:
 
For this is good and acceptable in the sight of God our Savior, who desires all men to be saved and to come to the knowledge of the truth. (1 Timothy 2:3-4)
[3 Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, 4 el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.]

The Lord is…not willing that any should perish but that all should come to repentance. (2 Peter 3:9)
[9 El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.]”[2]
 

Pablo dice en el capítulo uno de la Carta a Los Efesios que todo esto emerge de la voluntad de Dios (“thelēma,” G2307), del designio (“boulē”, G1012), del consejo, de la determinación divina. (Efe 1:11). 

Pablo dice que Dios nos ha dado a conocer lo que hay en Su corazón, conocer el misterio de Su voluntad, la que Él se propuso. Esto es, lo que Él se había propuesto hacer a través de Cristo.
 
“9 Ahora Dios nos ha dado a conocer su misteriosa voluntad respecto a Cristo, la cual es llevar a cabo su propio buen plan.” (Efesios 1:9, NTV)
       
Sabemos que los seres humanos contamos con la libertad para rechazar el deseo del corazón de Dios.  El Pastor Rogers, quien está en la eternidad desde el año 2005 afirmó lo siguiente a este respecto:
 
“Some say, “When God calls, you can’t resist.” They call this “irresistible grace.” Oh yes, you can. There aren’t enough angels in Heaven to make you say “Yes” to the Lord Jesus. The Holy Spirit can be resisted. Read Acts 7:51 and Proverbs 1:22-25, for example.
 
Irresistible grace is forced love—a contradiction in terms. To be love, it cannot be forced. You can resist the Holy Spirit if you wish. You’re free to say, “Not Your will but mine be done” and trample underfoot the precious blood of Christ. You’ll hear a brokenhearted God say: “I wasn’t willing that you perish. Not My will but yours be done,” as you drop into Hell.”[3]
 
“51 ¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros.” (Hch 7:51)
 
“22 ¿Hasta cuándo, oh simples, amaréis la simpleza, Y los burladores desearán el burlar, Y los insensatos aborrecerán la ciencia? 23 Volveos a mi reprensión; He aquí yo derramaré mi espíritu sobre vosotros, Y os haré saber mis palabras. 24 Por cuanto llamé, y no quisisteis oír, Extendí mi mano, y no hubo quien atendiese, 25 Sino que desechasteis todo consejo mío Y mi reprensión no quisisteis,”  (Proverbios 1:22-25)
 
Repetimos que la Biblia nos indica que todo esto emana del corazón de Dios, del asiento de Su voluntad.
 
Sabemos que este tema ha levantado muchos conflictos e interrogantes a través de los siglos. No es nuestra intención agotar el análisis de este en una (1) o dos (2) reflexiones. Tampoco, el de cancelar la efectividad y la hermandad que nos une a compañeros que piensan distinto a nosotros: que creen que la salvación no se puede perder. Sabemos que frases tales como la que citamos de Romanos 8:29, “Porque a los que antes conoció, también los predestinó…”, pueden crear mucha confusión. Volvemos a citar a uno de los Pastores Calvinistas más respetados de los últimos 70 años: Adrian Rogers:
 
“But the point I want you to understand is that your election is based upon God’s foreknowledge. To “foreknow” does not mean to cause. It doesn’t mean from before the foundation of the world God says, “I’m going to send this one to Hell, and I’m going to send that one to Heaven.”[4] ”
             
El mensaje es uno muy sencillo: el amor que emana del corazón de Dios procura que le aceptemos. El corazón de Dios es el asiento de Su voluntad, la que no debemos rechazar. Rechazarlo es similar a rechazar la voluntad, el deseo, el propósito, los planes que hay en el corazón de Dios.
 
Los creyentes en Cristo hemos sido llamados a esforzarnos por conocer la voluntad de Dios[5]; por inquirir, con la ayuda del Espíritu Santo a estar y aceptar la voluntad del Eterno. Pablo lo pedía así en sus cartas. Pablo oraba para que los creyentes en la Iglesia fuesen llenos del conocimiento de la voluntad divina (Col 1:9). En su Carta a Los Romanos e-él pide oración para que la voluntad de Dios sea permitirle ir a ver a los hermanos (Rom 1:10). O sea, que no nos movemos ni viajamos a dónde queremos. Él decía que no estar inmersos en esa voluntad es sinónimo de insensatez (Efe 5:17).
 
El salmista decía que este conocimiento era vital para poder salir de las angustias.
 
“10 Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud. 11 Por tu nombre, oh Jehová, me vivificarás; Por tu justicia sacarás mi alma de angustia.” (Salmos 143:10-11)
 
Esta es una de las razones por las que oramos pidiendo que se haga la voluntad de Dios; el puro afecto, la satisfacción, la bondad, el deleite (“eudokia”, G2107) de la voluntad de Dios (Efe 1:5). Mantenerse en el centro de esta es sinónimo de madurez (Sal 40:8). Jesucristo decía que ese era Su alimento: hacer la voluntad de Aquél que lo había enviado (Jn 4:34).
 
Ahora bien, hay que reconocer que hay instantes en los que la voluntad divina nos hará pasar por el valle del dolor (Rom 8:28; Stgo 1:2–4; 1 Ped 3:17), tal y como lo hizo con Cristo, el Hijo de Dios (Isa 53:10; Mat. 26:39, 42). [6] El aliento que nos regala la Palabra de Dios es que el valle de lágrimas no es ni será la última palabra. Los creyentes en Cristo sabemos que tendremos la unción de Dios para transformar ese valle en fuentes de agua. La Biblia dice que peregrinaremos con valentía, de poder en poder y que veremos a Dios reinar sobre nuestras vidas.
“6 Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, Cuando la lluvia llena los estanques.
7 Irán de poder en poder; Verán a Dios en Sion.” (Salmos 84:6-7)
           
Por último, Andrew Murray decía que aquellos que han saboreado las bendiciones celestiales saben que el Padre Celestial anhela que se desate en nosotros el mismo ambiente y las mismas bendiciones que hay en los cielos.[7] Murray argumentaba que el trono de Dios es el centro de ese lugar. Decía él que alrededor de este hay multitudes innumerables de seres puros y libres, todos ordenados bajo el poder y el dominio del Eterno. Una vida de actividades indescriptiblemente ricas llenan sus vidas. No les preocupa otra cosa que no sea adorar a Dios. La conciencia de su libertad les lleva a rendir adoración libremente.
 
La voluntad de Dios es que nosotros podamos comenzar a vivir esa experiencia aquí en la tierra.
 
Para poder conseguirlo necesitamos orar por sabiduría, por inteligencia espiritual, por iluminación para posicionarnos en el centro de la voluntad de Dios.
Referencias

[1] https://www.lwf.org/pdfs/YOU-CAN-BE-SURE-TRANSCRIPT-2063.pdf  (page 5)

[2] https://www.lwf.org/articles/can-you-be-absolutely-sure

[3] Ibid.

[4] https://www.lwf.org/pdfs/YOU-CAN-BE-SURE-TRANSCRIPT-2063.pdf (page 4).

[5] Brand, C., Draper, C., England, A., Bond, S., Clendenen, E. R., & Butler, T. C. (Eds.). (2003). Will of God. In   Holman Illustrated Bible Dictionary (p. 1673). Nashville, TN: Holman Bible Publishers.

[6]  Brand, C., Draper, C., England, A., Bond, S., Clendenen, E. R., & Butler, T. C. (Eds.). (2003). Will of God. In    Holman Illustrated Bible Dictionary (p. 1673). Nashville, TN: Holman Bible Publishers.

[7]  Murray, A. (1891). The New Life: Words of God for Young Disciples of Christ (pp. 215–225). New York: Hurst &    Company.

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