June 3rd, 2020
Hemos comenzado el desarrollo de un nuevo tema: “El Arca del Pacto: la agenda después de la cueva”. Este tema nos brindará la oportunidad de trabajar con algunas de las agendas de trabajo que con toda probabilidad formarán parte de nuestras vidas después de la pandemia provocada por el COVID-19.
Nuestra reflexión anterior nos permitió presentar un resumen de por qué hemos escogido este tema. Esa reflexión también nos permitió presentar varios de los asuntos, las inquietudes bíblicas y algunas de las áreas de interés que formarán parte de esta nueva batería de reflexiones.
Ya sabemos que estas reflexiones tendrán como base los siguientes pasajes bíblicos: 2 Samuel 6:1-23; 1 Crónicas 13:1-14; 1 Crónicas 15:1-29. Ya sabemos que estos pasajes describen la historia de los procesos que se desarrollaron mientras David procuraba trasladar el Arca del Pacto a la ciudad de Jerusalén.
Sabemos que el Arca del Pacto era una caja hecha de madera de acacia que estaba revestida de oro puro por dentro y por fuera. Esta medía unos 3.75 pies de largo, por 2.25 de ancho y 2.25 pies de alto. El resto de las especificaciones de ésta las encontramos en el capítulo 25 del libro del Éxodo (Éxoda 25:10-22).
También sabemos que la Biblia dice que Dios se reunía a hablar con Moisés desde el Arca:
"
David quería trasladar el Arca del Pacto a la ciudad que él había construido porque él sabía que el Arca era una señal inequívoca, un símbolo de la presencia de Dios. Hacía muchos años que ella no se encontraba en el lugar que le correspondía: esto es, en el Tabernáculo que se encontraba en Silo (Jos 18:1; 1 Sam 1:3; 4:3). Los Israelitas la habían sacado de allí para ir a pelear contra los filisteos (1 Sam 4:4-6). La Biblia dice que los filisteos derrotaron al pueblo de Dios en esa batalla y se llevaron el Arca del Pacto (1 Sam 4:11-22) para Asdod (1 Sam 5:1).
Asdod (Ashdod) es hoy una ciudad muy importante en la parte sur de Israel. De hecho, es la sexta ciudad más importante de ese país y el más grande de los tres (3) puertos internacionales y uno de los centros industriales más importantes que tiene Israel. Asdod es el hogar de la comunidad más grande de Judíos Marroquíes y de Judíos Karaítas en todo Israel. [1]
La historia de esta ciudad es intensa y muy compleja. Sus inicios datan del siglo 17 antes de Cristo. Esto la convierte en una de las ciudades más antiguas del mundo. Era un baluarte militar , económico y estratégico codiciado por muchos reyes. Un ejemplo de esto es que Psamtik I, Faraón de Egipto del 664-610 AC la mantuvo sitiada durante 29 años para poder conquistarla. [2]
Esta ciudad era una de las cinco (5) ciudades claves de los filisteos. Era uno de los pocos lugares en los que quedaron anaceos (Jos 11:22; “ʽănâqı̂y” H6062): “gigantes.”[3] En ese lugar los filisteos erigieron un templo al dios Dagón.
Dagón era una deidad de origen mesopotámico que surge durante el tercer milenio antes de Cristo. Su nombre significa pequeño pez. Los escritos Ugaríticos del siglo 14AC lo identifican como el padre de Baal (“señor”). Se sabe que había un templo mayor erigido para Dagón en la ciudad marítima de Ugarit para el segundo milenio AC. Los filisteos adoptaron a Dagón como dios cuando conquistaron la región costera de Canaán. [4]
Fue a un templo similar que se encontraba en Gaza, que los filisteos llevaron a Sansón cuando lo capturaron (Jueces 16:23-31). O sea, que el templo de Dagón al que los filisteos llevaron el Arca debía haber sido una nueva construcción del anterior y en otra ciudad. Sabemos que fue al templo que estaba en Asdod que los filisteos llevaron la cabeza de Saúl cuando lo derrotaron en el monte de Gilboa (1 Crónicas 10:8-10).
Estas historias acerca de dioses adoptados, con templos construidos a dioses que no son nuestros, no han pasado de moda. Existen historias de templos de adoración al humanismo y al secularismo y otros tantos movimientos filosóficos y humanistas, que han sido destruidos y que luego son reconstruidos en otro lugar. Se trata de nuevos edificios, con nuevas fachadas, pero sirviendo a los mismos dioses. Las mismas instituciones, los mismos movimientos, las mismas filosofías, vestidos de otros ropajes y en otro lugar.
Los filisteos sabían que el Dios de Sansón era superior a Dagón; Sansón les “rompió el templo”. Ellos conocían acerca de los testimonios que formaban parte de la historia del pueblo de Dios: las plagas de Egipto formaban parte de su folklore.
La Biblia dice que ellos le tenían miedo al Dios de Israel. Veamos lo que dice la Biblia acerca de lo que sucedió el día en el que los filisteos se llevaron el Arca del Pacto:
"
Hay que destacar que el miedo a Dios no impidió que los filisteos se olvidaran de lo que les había sucedido con Sansón. Tampoco les impidió hacerle un templo nuevo en otro lugar a un dios derrotado. Esto no les impidió pelear contra el pueblo de Dios. Es más, el miedo a Dios no les impidió apoderarse del símbolo inequívoco de la presencia del Dios que derrotó a Egipto.
Hay muchas personas así: que saben quién es Dios, que conocen acerca de su poder, que han tenido experiencias poderosísimas con Dios y que conocen las historias y los testimonios de otros, de otras familias y de otros pueblos. Sin embargo, ninguna de estas cosas les convencen para decidir dejar atrás a sus dioses e ir a rendirse ante el Dios vivo. Es más, son capaces de continuar construyendo templos para sus deidades (las riquezas, el humanismo, el poder, etc.) cuando Dios destruye los anteriores. No les tiembla el pulso cuando tienen que pelear contra Dios y contra Su poder y son capaces de masacrar al pueblo del Señor y exhibir sus despojos con sorna y sarcasmo.
La relación que estos quieren establecer con el Señor es una utilitaria y de beneficio personal, en lugar de una provocada por el arrepentimiento y el anhelo de recibir el favor del Señor. Se trata de un intento fútil para manipular la gloria de Dios y los beneficios que esta trae consigo.
Hay un excelente libro que trata este tema: “Idols for destruction”. Fue escrito en 1983 por Herbert Schlossberg.[5] El autor nos dice en ese libro que hasta los cínicos han establecido una jerarquía de valores y que son estos valores los que nos pueden llevar a sacrificar cualquier cosa por ellos. Entre estos valores encontramos la vida, la familia, las riquezas, el país, la clase y a Dios. Todo aquello que las personas coloquen en la cima de esa jerarquía, ese es su dios: ese es el ídolo al que ellos sirven.
Hay que comprender que esto implica que podemos tener a Dios y servirle como se le sirve a un ídolo. Esto sucede cuando nuestra idea de Dios gira alrededor de Él como un valor en nuestras jerarquías y no como una relación personal única.
Jonathan Sacks argumenta en sus escritos que un ídolo es un símbolo de poder.[6] Los ídolos ejercen poder e influencia sobre nosotros y sobre nuestras decisiones.
Schlossberg identifica varias clases de ídolos en su libro: ídolos de la historia, ídolos de la humanidad, ídolos de mamón (riquezas y necesidades que hemos definido y aceptado), ídolos de la naturaleza, ídolos de poder e ídolos de la religión.
Los lectores comprenderán que no podemos dedicar estas reflexiones a un examen profundo de todo lo que señala Schlossberg. Es por esto que presentamos un pequeño resumen del primero de estos ídolos: los ídolos de la historia.
Según Schlossberg estos ídolos exaltan y convierten en normativas algunas épocas (pasado, presente o futuro), o un proceso, una institución, alguna clase, alguna filosofía o alguna tendencia en estas. Observamos ejemplos de esto en miles de personas que “saben cómo utilizar” ideas tales como el complejo de inferioridad, la relatividad, el pragmatismo, aunque nunca se hayan sentado a estudiar responsablemente a Freud, a Einstein o a Dewey. Citan a estos autores y a sus filosofías sin conocerlos por completo.
Es de estas conexiones que las personas realizan que les escuchamos clasificar las conductas de otros. A veces los llaman burguéses, liberales, conservadores, socialistas, etc. sin poseer un método analítico para demostrar sus conclusiones. En muchas ocasiones, estas son solo excusas para rechazar la conducta de otra persona.
Es desde este proceso de idolatrar algo en la historia que muchos también deciden asumir que algún evento que ocurrió en el pasado tiene que ser la causa de que otro evento haya ocurrido.
En ocasiones, cerrados a esos contextos, descartan eventos que son históricos casi siempre argumentando que no existen evidencias suficientes para demostrar su veracidad. Esto les lleva irremediablemente a tejer una telaraña de conjeturas y a aceptar supuestos dominantes aun cuando no saben a ciencia cierta si estos son realmente históricos.
¿Cuál es la importancia detrás de todo esto? De estos análisis surgen normas que rigen sus vidas.
Uno de los problemas más grandes que surge con estos ídolos es la incapacidad para sostener esos principios cuando aparecen nuevos hallazgos en la historia. Un ejemplo de esto lo tenemos en la idea de que no existían construcciones ni códigos religiosos antes del sexto milenio AC. No había, decían los estudiosos del tema, herramientas ni códigos para hacerlo. Las escuelas históricas nos estuvieron enseñando que no existían templos ni sistemas religiosos antes de ese milenio. Esto era presentado como una verdad categórica y absoluta. En ocasiones no eran clasificados así, pero se manejaban en las discusiones y en los análisis como si lo fuesen. Esas conclusiones limitaban la probabilidad de la veracidad de algunas historias bíblicas del Antiguo Testamento.
Los descubrimientos de unos templos en Turquía que pertenecen al noveno milenio AC han puesto al mundo a reconsiderar todos esos supuestos sociológicos, religiosos y de antropología cultural.
Göbekli Tepe fue construido 6000 años antes que Stonehenge en Inglaterra[7] y 6500 años antes que las pirámides de Egipto.[8] Este lugar presenta una cantidad extraordinaria de construcciones, muchas de ellas concéntricas, con enormes columnas labradas y talladas. Este lugar tiene más de 11000 años de haber sido construido. Los especialistas que han venido estudiando este lugar han descubierto que estas estructuras son religiosas y que estas revelan detalles específicos de las razones de adoración en ese lugar. Además, estas estructuras están rodeadas de todo un modelo de vida sedentaria, con agricultura, fiestas y villas residenciales.
Hasta se ha demostrado que el trigo cosechado en Inglaterra y en el norte de Europa tuvo su origen en Göbekli Tepe. Un dato muy relevante es que algunos lugares de estudio secular de prestigio han conectado este lugar con el Jardín del Edén.[9]
Algo similar sucede con el tema de la historicidad de la resurrección de Jesús.
¿Qué sucederá ahora con las conclusiones desarrolladas a base de “supuestos históricos categóricos y absolutos”?
Una nota editorial: Schlossberg no menciona a Göbekli Tepe.
Invitamos a los lectores a adquirir el libro de este autor para profundizar en el análisis de las otras clases de ídolos que él identifica.
¿Qué relación puede tener todo esto con la historia de los filisteos que encontramos en el Primer Libro de Samuel? Los filisteos parecen haber descartado los eventos históricos relacionados a sus experiencias con el Dios de Israel. Sus ansias de conquista, de poder, de riqueza y de gloria, les llevaron a excluir y descartar todo aquello que pudiera amenazar sus filosofías de vida y los compromisos con sus ídolos.
Recordemos que los filisteos adoptaron a Dagón. El hecho de que un dios pueda ser adoptado refleja la idea de dios como una propiedad y como un valor. Además, esto revela el carácter de ese pueblo. Nosotros no adoptamos a Dios. Dios nos adoptó a nosotros a través del sacrificio de Cristo su Hijo en la Cruz del Calvario (Gál 4:4-5). Dios no es nuestra propiedad: nosotros somos propiedad de Dios (Efe 1:5; 2:10; 2 Tim 2:19). Al mismo tiempo, la realidad de que un dios haya podido ser adoptado implica la posibilidad de poder adoptar otros dioses: sujetando estos al dios de mayor rango en lo que el nuevo dios prueba que es más poderoso que anterior.
Esto fue lo que los filisteos hicieron: ellos decidieron colocar el Arca del Pacto en el templo de Dagón. Veamos lo que dice la Biblia acerca de esto:
"
El mundo gusta de repetir estas conductas. Las podemos clasificar como el síndrome filisteo. Esto es, la intención de querer manipular el poder y la gloria de Dios colocándolo al servicio de otros dioses tales como el poder, la riqueza, la religión imperante, etc. Este síndrome produce una amnesia selectiva en aquellos que lo sufren. Aquellos que no logran abrir sus ojos a tiempo terminan como los filisteos: enfermos, destruidos y pagando precios muy altos por su osadía. ¡Dios no puede ser manipulado! ¡Dios no puede ser manipulado!
Hay movimientos pseudo-Cristianos que funcionan bajo este síndrome. Creen que tener a Dios en sus templos, mencionar su nombre, presentarle ofrendas y exhibirlo, los convierte en Cristianos. Estos movimientos no son otra cosa que herejías que apuntan a unos resultados devastadores en la comunidad y en sus líderes. Viene a nuestra memoria uno de los profetas norteamericanos de esta época. Este caballero le dijo al país que Dios le habló el 13 de Sept del 2012 para pedirle su consejo.[10] En qué lugar pondrán las respuestas que Dios le ofreció a Job (Job 38:2) y a Isaías (Isa 40:12-15) sobre este tema.
El mero hecho de que estén vivos es un testimonio elocuente de la misericordia de Dios.
Los filisteos en Asdod quisieron resolver su problema enviando el Arca a otra ciudad Filistea: la ciudad de Gat. Y los filisteos en la ciudad de Gat hicieron lo mismo enviando el Arca a la ciudad filistea de Ecrón (1 Sam 5:7-10). Lo único que lograron con esto fue aumentar el campo de acción del castigo de Dios sobre ese país (1 Sam 5:11-12).
Lo mismo sucede con aquellos que abandonan esos movimientos religiosos para unirse o fundar movimientos similares. Los resultados no pueden ser buenos si los fundamentos no son los correctos.
La vida después de la cueva nos va a proponer el sincretismo de lo santo de Dios con lo profano de algunos movimientos que procuran manipular la presencia de Dios. Pueden cantar como nosotros, utilizar las mismas Biblias, utilizar el mismo vocabulario que nosotros y hasta parecerse a nosotros.
Ya sabemos que no basta que Dios esté en el altar de esos templos. El discernimiento que da el Espíritu de Dios se hará indispensable para poder identificar si hay otros dioses en esos altares. Nuestro Dios no comparte altares: muchos menos Su gloria.
¿Qué relación tiene todo esto con el deseo del corazón de David de anhelar traer el Arca del Pacto a la ciudad que él construyó? La Biblia dice que fueron los filisteos los que decidieron trasladar el Arca en un carro nuevo tirado por vacas que criaban (1 Sam 6:7-12). David copia este modelo, ignorando las instrucciones que Dios le dio a Moisés y al pueblo acerca de cómo debía manejarse el Arca, e ignorando su historia. Lo único que David alteró del modelo filisteo fue que decidió utilizar bueyes en vez de vacas (2 Sam 6:3-6).
¿Por qué hizo esto David? ¿Qué implicaciones teológicas puede poseer esto para nuestro tiempo?
Estas preguntas serán el objeto de nuestra próxima reflexión.
Nuestra reflexión anterior nos permitió presentar un resumen de por qué hemos escogido este tema. Esa reflexión también nos permitió presentar varios de los asuntos, las inquietudes bíblicas y algunas de las áreas de interés que formarán parte de esta nueva batería de reflexiones.
Ya sabemos que estas reflexiones tendrán como base los siguientes pasajes bíblicos: 2 Samuel 6:1-23; 1 Crónicas 13:1-14; 1 Crónicas 15:1-29. Ya sabemos que estos pasajes describen la historia de los procesos que se desarrollaron mientras David procuraba trasladar el Arca del Pacto a la ciudad de Jerusalén.
Sabemos que el Arca del Pacto era una caja hecha de madera de acacia que estaba revestida de oro puro por dentro y por fuera. Esta medía unos 3.75 pies de largo, por 2.25 de ancho y 2.25 pies de alto. El resto de las especificaciones de ésta las encontramos en el capítulo 25 del libro del Éxodo (Éxoda 25:10-22).
También sabemos que la Biblia dice que Dios se reunía a hablar con Moisés desde el Arca:
"
Allí me encontraré contigo y, desde lo alto de la tapa, de entre los dos seres alados que están sobre el arca de la alianza, te haré saber todas mis órdenes para los israelitas. (Éxodo 25:22, Dios Habla Hoy)
David quería trasladar el Arca del Pacto a la ciudad que él había construido porque él sabía que el Arca era una señal inequívoca, un símbolo de la presencia de Dios. Hacía muchos años que ella no se encontraba en el lugar que le correspondía: esto es, en el Tabernáculo que se encontraba en Silo (Jos 18:1; 1 Sam 1:3; 4:3). Los Israelitas la habían sacado de allí para ir a pelear contra los filisteos (1 Sam 4:4-6). La Biblia dice que los filisteos derrotaron al pueblo de Dios en esa batalla y se llevaron el Arca del Pacto (1 Sam 4:11-22) para Asdod (1 Sam 5:1).
Asdod (Ashdod) es hoy una ciudad muy importante en la parte sur de Israel. De hecho, es la sexta ciudad más importante de ese país y el más grande de los tres (3) puertos internacionales y uno de los centros industriales más importantes que tiene Israel. Asdod es el hogar de la comunidad más grande de Judíos Marroquíes y de Judíos Karaítas en todo Israel. [1]
La historia de esta ciudad es intensa y muy compleja. Sus inicios datan del siglo 17 antes de Cristo. Esto la convierte en una de las ciudades más antiguas del mundo. Era un baluarte militar , económico y estratégico codiciado por muchos reyes. Un ejemplo de esto es que Psamtik I, Faraón de Egipto del 664-610 AC la mantuvo sitiada durante 29 años para poder conquistarla. [2]
Esta ciudad era una de las cinco (5) ciudades claves de los filisteos. Era uno de los pocos lugares en los que quedaron anaceos (Jos 11:22; “ʽănâqı̂y” H6062): “gigantes.”[3] En ese lugar los filisteos erigieron un templo al dios Dagón.
Dagón era una deidad de origen mesopotámico que surge durante el tercer milenio antes de Cristo. Su nombre significa pequeño pez. Los escritos Ugaríticos del siglo 14AC lo identifican como el padre de Baal (“señor”). Se sabe que había un templo mayor erigido para Dagón en la ciudad marítima de Ugarit para el segundo milenio AC. Los filisteos adoptaron a Dagón como dios cuando conquistaron la región costera de Canaán. [4]
Fue a un templo similar que se encontraba en Gaza, que los filisteos llevaron a Sansón cuando lo capturaron (Jueces 16:23-31). O sea, que el templo de Dagón al que los filisteos llevaron el Arca debía haber sido una nueva construcción del anterior y en otra ciudad. Sabemos que fue al templo que estaba en Asdod que los filisteos llevaron la cabeza de Saúl cuando lo derrotaron en el monte de Gilboa (1 Crónicas 10:8-10).
Estas historias acerca de dioses adoptados, con templos construidos a dioses que no son nuestros, no han pasado de moda. Existen historias de templos de adoración al humanismo y al secularismo y otros tantos movimientos filosóficos y humanistas, que han sido destruidos y que luego son reconstruidos en otro lugar. Se trata de nuevos edificios, con nuevas fachadas, pero sirviendo a los mismos dioses. Las mismas instituciones, los mismos movimientos, las mismas filosofías, vestidos de otros ropajes y en otro lugar.
Los filisteos sabían que el Dios de Sansón era superior a Dagón; Sansón les “rompió el templo”. Ellos conocían acerca de los testimonios que formaban parte de la historia del pueblo de Dios: las plagas de Egipto formaban parte de su folklore.
La Biblia dice que ellos le tenían miedo al Dios de Israel. Veamos lo que dice la Biblia acerca de lo que sucedió el día en el que los filisteos se llevaron el Arca del Pacto:
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5 Aconteció que cuando el arca del pacto de Jehová llegó al campamento, todo Israel gritó con tan gran júbilo que la tierra tembló. 6 Cuando los filisteos oyeron la voz de júbilo, dijeron: ¿Qué voz de gran júbilo es esta en el campamento de los hebreos? Y supieron que el arca de Jehová había sido traída al campamento. 7 Y los filisteos tuvieron miedo, porque decían: Ha venido Dios al campamento. Y dijeron: ¡Ay de nosotros! pues antes de ahora no fue así. 8 ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de la mano de estos dioses poderosos? Estos son los dioses que hirieron a Egipto con toda plaga en el desierto. 9 Esforzaos, oh filisteos, y sed hombres, para que no sirváis a los hebreos, como ellos os han servido a vosotros; sed hombres, y pelead. 10 Pelearon, pues, los filisteos, e Israel fue vencido, y huyeron cada cual a sus tiendas; y fue hecha muy grande mortandad, pues cayeron de Israel treinta mil hombres de a pie. (1 Samuel 4:5-10)
Hay que destacar que el miedo a Dios no impidió que los filisteos se olvidaran de lo que les había sucedido con Sansón. Tampoco les impidió hacerle un templo nuevo en otro lugar a un dios derrotado. Esto no les impidió pelear contra el pueblo de Dios. Es más, el miedo a Dios no les impidió apoderarse del símbolo inequívoco de la presencia del Dios que derrotó a Egipto.
Hay muchas personas así: que saben quién es Dios, que conocen acerca de su poder, que han tenido experiencias poderosísimas con Dios y que conocen las historias y los testimonios de otros, de otras familias y de otros pueblos. Sin embargo, ninguna de estas cosas les convencen para decidir dejar atrás a sus dioses e ir a rendirse ante el Dios vivo. Es más, son capaces de continuar construyendo templos para sus deidades (las riquezas, el humanismo, el poder, etc.) cuando Dios destruye los anteriores. No les tiembla el pulso cuando tienen que pelear contra Dios y contra Su poder y son capaces de masacrar al pueblo del Señor y exhibir sus despojos con sorna y sarcasmo.
La relación que estos quieren establecer con el Señor es una utilitaria y de beneficio personal, en lugar de una provocada por el arrepentimiento y el anhelo de recibir el favor del Señor. Se trata de un intento fútil para manipular la gloria de Dios y los beneficios que esta trae consigo.
Hay un excelente libro que trata este tema: “Idols for destruction”. Fue escrito en 1983 por Herbert Schlossberg.[5] El autor nos dice en ese libro que hasta los cínicos han establecido una jerarquía de valores y que son estos valores los que nos pueden llevar a sacrificar cualquier cosa por ellos. Entre estos valores encontramos la vida, la familia, las riquezas, el país, la clase y a Dios. Todo aquello que las personas coloquen en la cima de esa jerarquía, ese es su dios: ese es el ídolo al que ellos sirven.
Hay que comprender que esto implica que podemos tener a Dios y servirle como se le sirve a un ídolo. Esto sucede cuando nuestra idea de Dios gira alrededor de Él como un valor en nuestras jerarquías y no como una relación personal única.
Jonathan Sacks argumenta en sus escritos que un ídolo es un símbolo de poder.[6] Los ídolos ejercen poder e influencia sobre nosotros y sobre nuestras decisiones.
Schlossberg identifica varias clases de ídolos en su libro: ídolos de la historia, ídolos de la humanidad, ídolos de mamón (riquezas y necesidades que hemos definido y aceptado), ídolos de la naturaleza, ídolos de poder e ídolos de la religión.
Los lectores comprenderán que no podemos dedicar estas reflexiones a un examen profundo de todo lo que señala Schlossberg. Es por esto que presentamos un pequeño resumen del primero de estos ídolos: los ídolos de la historia.
Según Schlossberg estos ídolos exaltan y convierten en normativas algunas épocas (pasado, presente o futuro), o un proceso, una institución, alguna clase, alguna filosofía o alguna tendencia en estas. Observamos ejemplos de esto en miles de personas que “saben cómo utilizar” ideas tales como el complejo de inferioridad, la relatividad, el pragmatismo, aunque nunca se hayan sentado a estudiar responsablemente a Freud, a Einstein o a Dewey. Citan a estos autores y a sus filosofías sin conocerlos por completo.
Es de estas conexiones que las personas realizan que les escuchamos clasificar las conductas de otros. A veces los llaman burguéses, liberales, conservadores, socialistas, etc. sin poseer un método analítico para demostrar sus conclusiones. En muchas ocasiones, estas son solo excusas para rechazar la conducta de otra persona.
Es desde este proceso de idolatrar algo en la historia que muchos también deciden asumir que algún evento que ocurrió en el pasado tiene que ser la causa de que otro evento haya ocurrido.
En ocasiones, cerrados a esos contextos, descartan eventos que son históricos casi siempre argumentando que no existen evidencias suficientes para demostrar su veracidad. Esto les lleva irremediablemente a tejer una telaraña de conjeturas y a aceptar supuestos dominantes aun cuando no saben a ciencia cierta si estos son realmente históricos.
¿Cuál es la importancia detrás de todo esto? De estos análisis surgen normas que rigen sus vidas.
Uno de los problemas más grandes que surge con estos ídolos es la incapacidad para sostener esos principios cuando aparecen nuevos hallazgos en la historia. Un ejemplo de esto lo tenemos en la idea de que no existían construcciones ni códigos religiosos antes del sexto milenio AC. No había, decían los estudiosos del tema, herramientas ni códigos para hacerlo. Las escuelas históricas nos estuvieron enseñando que no existían templos ni sistemas religiosos antes de ese milenio. Esto era presentado como una verdad categórica y absoluta. En ocasiones no eran clasificados así, pero se manejaban en las discusiones y en los análisis como si lo fuesen. Esas conclusiones limitaban la probabilidad de la veracidad de algunas historias bíblicas del Antiguo Testamento.
Los descubrimientos de unos templos en Turquía que pertenecen al noveno milenio AC han puesto al mundo a reconsiderar todos esos supuestos sociológicos, religiosos y de antropología cultural.
Göbekli Tepe fue construido 6000 años antes que Stonehenge en Inglaterra[7] y 6500 años antes que las pirámides de Egipto.[8] Este lugar presenta una cantidad extraordinaria de construcciones, muchas de ellas concéntricas, con enormes columnas labradas y talladas. Este lugar tiene más de 11000 años de haber sido construido. Los especialistas que han venido estudiando este lugar han descubierto que estas estructuras son religiosas y que estas revelan detalles específicos de las razones de adoración en ese lugar. Además, estas estructuras están rodeadas de todo un modelo de vida sedentaria, con agricultura, fiestas y villas residenciales.
Hasta se ha demostrado que el trigo cosechado en Inglaterra y en el norte de Europa tuvo su origen en Göbekli Tepe. Un dato muy relevante es que algunos lugares de estudio secular de prestigio han conectado este lugar con el Jardín del Edén.[9]
Algo similar sucede con el tema de la historicidad de la resurrección de Jesús.
¿Qué sucederá ahora con las conclusiones desarrolladas a base de “supuestos históricos categóricos y absolutos”?
Una nota editorial: Schlossberg no menciona a Göbekli Tepe.
Invitamos a los lectores a adquirir el libro de este autor para profundizar en el análisis de las otras clases de ídolos que él identifica.
¿Qué relación puede tener todo esto con la historia de los filisteos que encontramos en el Primer Libro de Samuel? Los filisteos parecen haber descartado los eventos históricos relacionados a sus experiencias con el Dios de Israel. Sus ansias de conquista, de poder, de riqueza y de gloria, les llevaron a excluir y descartar todo aquello que pudiera amenazar sus filosofías de vida y los compromisos con sus ídolos.
Recordemos que los filisteos adoptaron a Dagón. El hecho de que un dios pueda ser adoptado refleja la idea de dios como una propiedad y como un valor. Además, esto revela el carácter de ese pueblo. Nosotros no adoptamos a Dios. Dios nos adoptó a nosotros a través del sacrificio de Cristo su Hijo en la Cruz del Calvario (Gál 4:4-5). Dios no es nuestra propiedad: nosotros somos propiedad de Dios (Efe 1:5; 2:10; 2 Tim 2:19). Al mismo tiempo, la realidad de que un dios haya podido ser adoptado implica la posibilidad de poder adoptar otros dioses: sujetando estos al dios de mayor rango en lo que el nuevo dios prueba que es más poderoso que anterior.
Esto fue lo que los filisteos hicieron: ellos decidieron colocar el Arca del Pacto en el templo de Dagón. Veamos lo que dice la Biblia acerca de esto:
"
2 Y tomaron los filisteos el arca de Dios, y la metieron en la casa de Dagón, y la pusieron junto a Dagón. 3 Y cuando al siguiente día los de Asdod se levantaron de mañana, he aquí Dagón postrado en tierra delante del arca de Jehová; y tomaron a Dagón y lo volvieron a su lugar. 4 Y volviéndose a levantar de mañana el siguiente día, he aquí que Dagón había caído postrado en tierra delante del arca de Jehová; y la cabeza de Dagón y las dos palmas de sus manos estaban cortadas sobre el umbral, habiéndole quedado a Dagón el tronco solamente. 5 Por esta causa los sacerdotes de Dagón y todos los que entran en el templo de Dagón no pisan el umbral de Dagón en Asdod, hasta hoy. 6 Y se agravó la mano de Jehová sobre los de Asdod, y los destruyó y los hirió con tumores en Asdod y en todo su territorio. (1 Samuel 5-2:6)
El mundo gusta de repetir estas conductas. Las podemos clasificar como el síndrome filisteo. Esto es, la intención de querer manipular el poder y la gloria de Dios colocándolo al servicio de otros dioses tales como el poder, la riqueza, la religión imperante, etc. Este síndrome produce una amnesia selectiva en aquellos que lo sufren. Aquellos que no logran abrir sus ojos a tiempo terminan como los filisteos: enfermos, destruidos y pagando precios muy altos por su osadía. ¡Dios no puede ser manipulado! ¡Dios no puede ser manipulado!
Hay movimientos pseudo-Cristianos que funcionan bajo este síndrome. Creen que tener a Dios en sus templos, mencionar su nombre, presentarle ofrendas y exhibirlo, los convierte en Cristianos. Estos movimientos no son otra cosa que herejías que apuntan a unos resultados devastadores en la comunidad y en sus líderes. Viene a nuestra memoria uno de los profetas norteamericanos de esta época. Este caballero le dijo al país que Dios le habló el 13 de Sept del 2012 para pedirle su consejo.[10] En qué lugar pondrán las respuestas que Dios le ofreció a Job (Job 38:2) y a Isaías (Isa 40:12-15) sobre este tema.
El mero hecho de que estén vivos es un testimonio elocuente de la misericordia de Dios.
Los filisteos en Asdod quisieron resolver su problema enviando el Arca a otra ciudad Filistea: la ciudad de Gat. Y los filisteos en la ciudad de Gat hicieron lo mismo enviando el Arca a la ciudad filistea de Ecrón (1 Sam 5:7-10). Lo único que lograron con esto fue aumentar el campo de acción del castigo de Dios sobre ese país (1 Sam 5:11-12).
Lo mismo sucede con aquellos que abandonan esos movimientos religiosos para unirse o fundar movimientos similares. Los resultados no pueden ser buenos si los fundamentos no son los correctos.
La vida después de la cueva nos va a proponer el sincretismo de lo santo de Dios con lo profano de algunos movimientos que procuran manipular la presencia de Dios. Pueden cantar como nosotros, utilizar las mismas Biblias, utilizar el mismo vocabulario que nosotros y hasta parecerse a nosotros.
Ya sabemos que no basta que Dios esté en el altar de esos templos. El discernimiento que da el Espíritu de Dios se hará indispensable para poder identificar si hay otros dioses en esos altares. Nuestro Dios no comparte altares: muchos menos Su gloria.
¿Qué relación tiene todo esto con el deseo del corazón de David de anhelar traer el Arca del Pacto a la ciudad que él construyó? La Biblia dice que fueron los filisteos los que decidieron trasladar el Arca en un carro nuevo tirado por vacas que criaban (1 Sam 6:7-12). David copia este modelo, ignorando las instrucciones que Dios le dio a Moisés y al pueblo acerca de cómo debía manejarse el Arca, e ignorando su historia. Lo único que David alteró del modelo filisteo fue que decidió utilizar bueyes en vez de vacas (2 Sam 6:3-6).
¿Por qué hizo esto David? ¿Qué implicaciones teológicas puede poseer esto para nuestro tiempo?
Estas preguntas serán el objeto de nuestra próxima reflexión.
Referencias
[1] https://theisraelbible.com/glossary/ashdod/.
[2] https://www.britannica.com/place/Ashdod.
[3] https://www.jewishvirtuallibrary.org/ashdod.
[4] Holman Bible Dictionary, “Dagon”.
[5] Schlossberg, Herbert. (1983). Idols for Destruction. Wheaton, Illinois: Crossway.
[6] Sacks, Jonathan,Lessons in Leadership A Weekly Reading of the Jewish Bible. First Edition, 2015, New Milford, CT: Maggid Books, p. 14.
[7] https://www.smithsonianmag.com/history/gobekli-tepe-the-worlds-first-temple-83613665/
[8] http://globalheritagefund.org/what-we-do/projects-and-programs/gobekli-tepe-turkey/?gclid=Cj0KCQjwlN32BRCCARIsADZ-J4vhjj7EUHwTQxAaLL9BkNv9ZyFhVOK0NETztcmhHNTnGlnC_SeZQAsaAiAwEALw_wcB
[9] https://www.smithsonianchannel.com/shows/secrets/garden-of-eden/1003102/3446874
[10] https://www.youtube.com/watch?v=_zYFRXSeoWQ&feature=youtu.be
[1] https://theisraelbible.com/glossary/ashdod/.
[2] https://www.britannica.com/place/Ashdod.
[3] https://www.jewishvirtuallibrary.org/ashdod.
[4] Holman Bible Dictionary, “Dagon”.
[5] Schlossberg, Herbert. (1983). Idols for Destruction. Wheaton, Illinois: Crossway.
[6] Sacks, Jonathan,Lessons in Leadership A Weekly Reading of the Jewish Bible. First Edition, 2015, New Milford, CT: Maggid Books, p. 14.
[7] https://www.smithsonianmag.com/history/gobekli-tepe-the-worlds-first-temple-83613665/
[8] http://globalheritagefund.org/what-we-do/projects-and-programs/gobekli-tepe-turkey/?gclid=Cj0KCQjwlN32BRCCARIsADZ-J4vhjj7EUHwTQxAaLL9BkNv9ZyFhVOK0NETztcmhHNTnGlnC_SeZQAsaAiAwEALw_wcB
[9] https://www.smithsonianchannel.com/shows/secrets/garden-of-eden/1003102/3446874
[10] https://www.youtube.com/watch?v=_zYFRXSeoWQ&feature=youtu.be
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