Notas del Pastor MJ: Una Semana Santa Distinta

Celebrar la Semana Santa en medio de un escenario como el que estamos viviendo va a ser una experiencia totalmente distinta. No van a haber procesiones ni ceremonias en las calles. No van a haber servicios evangelísticos en las esquinas. No van a haber obras temáticas en los teatros ni musicales en las iglesias. No habrá conciertos extraordinarios llenos de luces, sonido y bandas acompañando a los mejores intérpretes. No harán falta los vestidos de gala ni los atuendos fastuosos. Eso desde el punto de vista de las tradiciones cristianas puede ser raro e inclusive nostálgico. Por otro lado, no va a haber lugar para salir de paseo, las playas estarán cerradas y no habrá oportunidad para que los niños se reúnan a buscar sus huevos de pascua. Eso desde el punto de vista secular puede ser inusual e incluso chocante. Lo cierto es que a todos nos han cambiado las agendas. Tal parece que el Dios del cielo se las ha arreglado para que todos nos enfrentemos a esta semana, despojados de todas aquellas cosas que no son esenciales. Dios desea que todos nos sentemos a la mesa (a su mesa) a disfrutar de los manjares que él tiene para nosotros.

Recibía esta semana un comunicado de un amigo pastor el cual con mucha razón decía que nos ha tocado vivir un nuevo tiempo. Estamos de cara a una nueva temporada en donde toda teología que gira en torno al triunfalismo o al ser humano como eje central se ha desmoronado. Solo el mensaje de la Cruz es pertinente en este tiempo. Eso ha provocado un cambio en todos nosotros. Esta es la época en donde más sed hay de Dios. Gobiernos enteros están decretando días de ayuno y oración. Personas que no suelen creer han tenido en días recientes la frase “hay que orar. Creyentes asiduos están más a tono con su fe y buscando el rostro del Señor. Familias enteras están regresando a realizar sus reuniones de oración y sus altares familiares. Jóvenes y niños están descubriendo su amor por la alabanza y por la Palabra. Adultos y ancianos están buscando el rostro del Señor con mayor intensidad. Entonces tenemos que preguntarnos; ¿no es esto algo de parte del cielo? ¿Será esto lo que Dios ha anhelado por tanto tiempo? ¿Será este tiempo el principio de un avivamiento? Ciertamente Dios no se alegra de los tiempos de desgracia ni dolor, pero tal y como pasó en el caso de Job, Dios utiliza instantes como este para revelarse a los suyos, de modo que le conozcan con mayor intimidad. Esa precisamente es la idea central de la Semana Santa, celebrar la revelación más grande dada los hombres. Tenemos acceso directo para conocer íntimamente al Padre porque Cristo Jesús lo facilitó así. Celebramos la Semana Santa para proclamar que Jesús murió en la cruz para limpiar nuestros pecados y darnos salvación, y que resucitó al tercer día para garantizar nuestra eternidad junto a él.

Esta Semana Santa nos ha devuelto a lo básico. No vamos a contar con elementos externos que nos sirvan como un soporte técnico para una experiencia religiosa. Pero sí contamos con el tiempo para tener un encuentro real con Dios. Ciertamente no vamos a tener una Semana Santa como lo acostumbrado. Pero Dios sigue disponible. Su presencia está a una oración de distancia. Su compañía está a una canción de distancia. Su dirección está a un verso bíblico de distancia. Creo inclusive que este puede convertirse en el mejor tiempo; un tiempo determinante. Este puede ser un momento en el cual Dios forme nuestros corazones en medio de un encuentro íntimo, sin elementos adicionales. Esta va a ser una Semana Santa entre tú y Dios y él está disponible para hablarte de forma personal y específica. No desaproveches esta oportunidad.

“Más él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.” (Isaías 53:5)

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