Notas del Pastor MJ: Un cambio de perspectiva para este tiempo.

Si alguien se te acercara hoy y te preguntara: ¿Qué haces retirado en tu casa por tanto tiempo?¿Por qué no sales de ahí? Estoy seguro que mirarías a esa persona con asombro y le preguntarías: ¿Eres tu la única persona que no sabes lo que está ocurriendo en el mundo? Sin duda alguna sería raro (y hasta preocupante) encontrarse con alguien así; ¿no? Sin embargo, te sorprendería saber que hay una experiencia parecida recogida en uno de los evangelios.

“Y les dijo: ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes? Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días?” (Lucas 24:17-18)

Cleofas y su compañero de viajes se encuentran con este personaje envuelto en un velo de misterio. Ellos no logran identificar de primera instancia quién es ese que les acompañaba en el camino. Pero su prioridad en ese instante era esconderse por los eventos que habían acontecido y que aparentemente ese invitado misterioso desconocía. Habían crucificado a Jesús y todo el mundo en Jerusalén lo sabía; todos, menos esa persona que ahora les acompañaba de camino a Emaús. Su pregunta parecía extraña y difícil de creer. Me imagino a Cleofas y a su acompañante pensando: ¿cómo es que este hombre no sabe lo que está ocurriendo? Poco sabían ellos que ese hombre que les acompañaba realmente sabía todas las cosas. Aquel que iba con ellos era Dios encarnado, el Cristo resucitado y lo que estaba buscando era abrirles los ojos, cambiarles la ruta y devolverles el propósito de vida. La historia de los caminantes a Emaús es una de las más ricas de los evangelios pues nos brinda múltiples enseñanzas. Pero una de las más hermosas es ver a Jesús en acción, revelándose a aquellos a quienes ama para dejarles saber que más allá del encierro hay oportunidad de vida, hay oportunidad de esperanza, hay oportunidad para adquirir valor para seguir caminando.

Si Cristo se te apareciera hoy y te hiciera esa misma pregunta; ¿Qué pláticas son estas que tienes y por qué estás triste? ¿Qué responderías? Estoy convencido de que Dios desea recalibrar nuestra visión en este tiempo. Lo que estamos experimentando es mucho más que un encierro establecido en favor de nuestra salud. Dios nos ha separado este tiempo para revelarse a nuestras vidas y mostrarnos que hay oportunidad de vida, oportunidad de esperanza y una oportunidad para adquirir valor para el camino. Dios quiere las escamas de los ojos de muchos se caigan para que redescubran sus llamados, redescubran sus ministerios, se afirmen en las promesas de Dios para sus vidas y reciban poder de Dios para la tarea que él les ha otorgado. Como a los caminantes, Dios está buscando hacernos retornar a nuestra “Jerusalén” al lugar en donde debimos comenzar, a los nuestros, a nuestra familia, para hablarles de Cristo. Dios está buscando fortalecer nuestra Fe y transformarnos para que no seamos meros discípulos nominales sino que seamos creyentes fortalecidos con su poder para marchar con valentía en medio de los retos de este tiempo.

No desaproveches esta oportunidad pensando que es meramente un tiempo de encierro. Dios ha detenido el mundo, literalmente, para alcanzarte a ti, para hablarte a ti, para que tuvieras un tiempo a solas con él.  Como hicieron estos caminantes de Emaús, invita a Cristo a entrar a tu casa y deja que parta el pan.  Deja que se revele a tu vida para que las escamas de tus ojos se caigan y que puedas salir de tu casa con una Fe renovada y con la plenitud de su poder.

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