Notas del Pastor MJ: Una historia de redención

Ella no pertenecía, eso era lo que decían los demás pues era extranjera. Pero no era cualquier extranjera. Ella era hija de un pueblo que nació por vías de un pecado vil, una relación incestuosa. Pero ese no era el único estigma con el que ella cargaba. La viudez le sorprendió temprano en la vida. Quizás eso fue producto de decisiones desacertadas por parte de una familia que no debió haber abandonado el lugar de su habitación. No había muchas esperanzas para el futuro, pues todos aquellos capaces de darle heredad a la familia habían desaparecido también. Pero la realidad de esta mujer se complicó aún más cuando aquellos que le amaban intentaron tratarle como un objeto. Las propuestas de la mamá de su difunto esposo le rebajaban a convertirse en una cualquiera. Pero en medio de un panorama adverso y cada vez más complicado Dios le vio. Ella era extrajera, pero Dios le dio heredad. Ella no pertenecía, pero Dios le hizo parte del linaje real. Ella no tenía parte, pero Dios le hizo madre de reyes. Ella no tenía esperanza, pero Dios la redimió. Ella estaba supuesta a pasar a la historia como alguien desapercibido, como alguien sin nombre. Sin embargo, hoy solo basta con mencionar a Rut la moabita y sabremos que se trata de la bisabuela del Rey David y miembro de linaje que trajo a Cristo a este mundo.

Esta historia sirve para confirmar que no importa el contexto que le haya dado origen a tu historia. Dios ha puesto su mirada en ti. No importan las adversidades que hayas experimentado en el camino. Dios está pensando en ti. Puede ser que se hayan acabado tus esperanzas. Dios te puede alcanzar. Puede ser que aún aquellos cercanos a ti te hayan lastimado. Pero Dios te puede redimir. Dios es aquel que extiende sus brazos de misericordia y te cubre con su manto. Dios es aquel que devuelve la heredad a aquellos que lo han perdido todo. El es aquel que defiende a los justos y se acuerda de aquellos que andan en necesidad. Es aquel que hace la provisión que necesitamos, más allá de lo que pueda verse en el horizonte.

Pero hoy en día esta historia cobra un significado especial. Rut fue víctima de racismo, injusticia, rechazo y discrimen; aún por parte de aquellos cercanos a ella. Pero ella no se victimizó a sí misma. Ella puso su mirada, no en los hombres, sino en aquel que podía garantizar un mejor futuro para ella. Ella se esforzó, en ocasiones arriesgando su vida misma para poder estar en una mejor posición. Ella también hizo algo extraordinario al cimentar su vida en los mandamientos del Señor. Aún siendo Moabita, ella demostró tener mayor conocimiento de la ley de Jehová que muchos Israelitas de nacimiento. Ese amor por la Palabra tuvo un efecto real en su vida, pues le movió a tener compasión y fidelidad para con Noemí; quien no necesariamente veló por sus mejores intereses. Pero Dios honró ese acto de misericordia por parte de Rut.

Este es un mensaje clave para este tiempo. Los conflictos sociales que son producto del pecado del discrimen y la segregación nunca van a ser resueltos por virtud de acciones que pueda tomar el hombre. Pero si dejamos a Dios intervenir, él puede escribir un desenlace final muy distinto al que asoma actualmente en el horizonte. Lo mismo puede hacer contigo a nivel personal. Si dejas que Dios intervenga en tu vida, los capítulos del rechazo, del abandono, del dolor, de la traición y de la desesperanza no van a ser los últimos. La Historia de tu vida la puede escribir el Señor, añadiendo capítulos de redención, provisión, compañía y heredad si decides refugiarte bajo sus alas.

Jehová recompense tu obra, y tu remuneración sea cumplida de parte de Jehová Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte.  Rut 2:12

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