June 20th, 2021
Nota editorial: Claves para la vida abundante: un padre en las manos de Dios
Reflexión por el Pastor/Rector: Mizraím Esquilín-García
801 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVI • 20 de junio de 2021
Esta reflexión fue publicada originalmente el 15 de Junio de 2008. Las ideas compartidas aquí parecían estar profetizando acerca de necesidades que tenemos en la actualidad. Invitamos a las familias de la Iglesia a leerla con detenimiento.
El libro de Génesis nos regala una cantidad extraordinaria de historias poderosísimas de hombres y mujeres de Dios. El pasaje de Gn 5:21-24 es sin duda alguna una de las más interesantes de ese grupo. Es esos versos se nos identifica y describe el testimonio de un padre de familia llamado Enoc. Su nombre significa “el que instruye o enseña,” y la raíz de su nombre es similar a la raíz del nombre Ana (1 Sam 1:2 H2584) (Enoch es H2585). Su papá se llamaba Jared (“el que desciende” “El siervo”).
Es importante señalar que alguien le enseñó en la Palabra, en la adoración y acerca de la relación con Dios. Su papá se crió viendo “la gloria de Dios” (traducción del nombre Mahaleel). Ese abuelo duró 960 años y sin duda alguna, padre y abuelo decidieron contagiar a a Enoc con la experiencia mas poderosa que se puede tener en la vida; caminar con Dios (Rom 8:14; Gal 5:18). Esto es, ser guiados por el Espíritu Santo. Enoc aprende a vivir exhibiendo la conducta de alguien bajo la influencia del Espíritu Santo. Esto le permite marcar y establecer la diferencia en su tiempo. El se propuso caminar con Dios por 300 años (Gn 5:22)
El ambiente en el que Enoc se desarrolla, así como sus responsabilidades, deben ser objeto de estudio, toda vez que éstos nos permitirán determinar la relevancia de la enseñanza de su testimonio. Dentro de sus responsabilidades encontramos que le tocó ser esposo, patriarca, papá, sacerdote, profeta de su clan etc. Le tocó ser el que administraba la justicia, celebraba ritos en su familia, etc. En el descargo de estas responsabilidades Enoc es encontrado viviendo en santidad. Esto es tan obvio que D.L. Moody lo identificó como el primer profeta de la Biblia.
El ambiente que le rodea y las circunstancias en las que vive, no son las mejores. Enoc vive en una época en la que no hay revelación escrita, no hay ley mosaica, ni sacerdocio establecido; solo depende de la gracia. Es una época en la que los hijos de Caín “campean por su respeto.” La maldad es tan alta que poco después Dios decide limpiar el planeta. DL Moody dijo que los por un lado los hijos de Caín eran hombres de “luz y dirección; de cultura y progreso.” Jabal dictó cátedra en la agricultura y la ganadería. Tubal-Cain era un manufacturero y Jubal era una artista (Gn 4:17-21). Por otro lado, era al mismo tiempo una época que le provocó indignación a Dios (Gn 6:6). Sin duda alguna que Enoc debe haber sido visto por sus contemporáneos como un “odd man” (raro). Enoc pudo haber pasado ante ellos como un hombre que no valoraba los progresos que ellos estaban facilitando a su sociedad y las contribuciones sin precedentes que ellos hacían a los grupos en los que vivían. Es muy probable que lo odiaran, pues en sus ambientes no había espacio para un profeta de Dios. Es muy probable que no tuvieran idea, y mucho menos pudieran ser capaces de percibir al Dios invisible con el que Enoc caminaba.
El nombre de Enoc habla de su carácter; muy disciplinado, regulado e instruido. El era una persona dedicada y cuyos hábitos eran regulados por la mano de Dios. Enoc podía ver en el horizonte como terminarían las cosas. Utilizando las genealogías como base de referencia, tenemos que Enoc tenía 57 años cuando Adán murió. Al tratar de imaginar una conversación entre ellos, me parece verle hablándole acerca de su relación con el “amigo” que Adán perdió en el Edén y de las noticias que había recibido del cielo; “el Señor va a regresar a la tierra vestido de gloria y acompañado de sus millares de santos” (Judas 14). Tiemblo al pensar en las lágrimas de Adán.
Enoc vio las promesas a la distancia y su relación con Dios le persuadió de que no había en el mundo entero algo más importante que esto. En medio del mundo en el que lo tocó vivir, Enoc decidió caminar con Dios. El testimonio de su hoja de vida (“curriculum vitae”) incluye que su vida agradó a Dios (Heb 11:5). No olvidemos que este es el personaje bíblico más importante luego de Adán y antes del diluvio. Tampoco olvidemos que no es conocido por su fe, sus milagros o su autoridad. Es conocido porque caminaba con Dios; algo de tal importancia en la Biblia que hasta el momento de escribir estas líneas, sólo él ha tenido el privilegio de ser traspuesto para no ver muerte. La fe de Enoc (Heb 11:5) consiguió que Dios se bajara del cielo para venir a caminar con él. Su amistad y compañerismo con Dios son impresionantes. Un hombre que posee esta comunión es capaz de librar las más grandes batallas y ser capaz de vencer el mundo, la carne, al diablo y todas sus artimañas. Es desde esta perspectiva que Enoc era un guerrero de primera línea; su amistad con Dios le hizo grande.
Enoc decide vivir una vida limpia y balanceada. Él enseñó a sus hijos que la muerte no es la última palabra (Matusalén). Les enseñó a honrar a los suyos (viven mucho tiempo). Les enseñó que se puede vivir en el paraíso de Dios aunque que estemos aquí. Les enseñó con su testimonio el valor de admirar la gracia y el poder de Dios. Les enseñó que se puede vivir sin ofender a Dios.
Enoc el profeta decidió caminar con Dios. Estudiando la Palabra encontramos las características que Enoc exhibía debido a su caminar con Dios. En primer lugar, caminar con Dios es ir en la dirección en la que Dios va. Enoc decidió hacer esto cuando nace su primer hijo (vs 22). El primer bebé de la familia es el “turning point” de su vida. En segundo lugar, caminar con Dios significa caminar por fe. El texto de Hebreos 11 dice que lo hizo por fe. Y esto es así, porque caminamos por fe y no por vista (2 Cor 5:7). Esto es así porque sin fe es imposible agradar a Dios (Heb 11:6). Esto significa plena confianza. No olvidemos que la fe es la certeza de que tenemos en la mano lo que todavía no hemos recibido.
En tercer lugar, caminar con Dios significa disfrutar y compartir con otros su compañía. “Caminar” es la expresión bíblica usada para describir compañerismo y obediencia. Caminar con Dios significa comunión inquebrantable y amistad con Dios. Re-lea el texto para que se percate que la Biblia enfatiza con frase como “Enoc vivió…Enoc caminó.” Es allí que comenzamos a vivir, cuando hablamos y caminamos con El. Esto implica que Enoc era un hombre de oración; sus hijos deben haber disfrutado de esto, porque al final del camino siguieron el modelo de su papá y de su abuelo. Es que un hombre de rodillas es más poderoso que el Presidente de Estados Unidos.
En cuarto lugar, caminar con Dios significa ser testigo del poder de Dios; adentro y afuera. D.L. Moody insistía en que Enoc podía ser visto como alguien excéntrico, pasado de moda, pero sus hijos valoraban sus enseñanzas. Enoc era profeta entre los suyos. Bautizó a su primer hijo con un nombre que declaraba que la muerte de Matusalén sería la fecha de un juicio divino (el diluvio) Matusalén muere cuando Noé cumple 600 años (Gn 7:6); el año del diluvio. El nieto de Enoc vive 777 años y muere 5 años antes del juicio. El mensaje de Enoc era en contra del pecado y a favor de la segunda venida de un Cristo que aún no había nacido. Matusalén y Lamec le contaron esto a un muchacho llamado “Consuelo” (Noé). Le dijeron que no se pudo celebrar un funeral porque no había cuerpo. A Elías la gente le vio ir, pero Enoc se fue como se irá la Iglesia. Una pregunta obligada: ¿qué clase de hijos dejaremos aquí cuando nos vayamos al cielo?
En quinto lugar, caminar con Dios significa vivir con la seguridad de que seremos arrebatados para ir al cielo. Hebreos 11:5 dice que Enoc lo consiguió por fe y nos es una casualidad que el próximo verso subraye que sin fe es imposible agradar a Dios. Dios transfirió a Enoc; lo mudó a otra residencia. Le concedió una gracia única; no ver la muerte.
Es nuestro deseo que hoy día de los padres, cada uno de aquellos que poseemos responsabilidades paterno-filiales podamos retratarnos en el modelo de Enoc; el modelo de un padre que sabía caminar con Dios. ¡Feliz día de los Padres!
Reflexión por el Pastor/Rector: Mizraím Esquilín-García
801 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVI • 20 de junio de 2021
Esta reflexión fue publicada originalmente el 15 de Junio de 2008. Las ideas compartidas aquí parecían estar profetizando acerca de necesidades que tenemos en la actualidad. Invitamos a las familias de la Iglesia a leerla con detenimiento.
El libro de Génesis nos regala una cantidad extraordinaria de historias poderosísimas de hombres y mujeres de Dios. El pasaje de Gn 5:21-24 es sin duda alguna una de las más interesantes de ese grupo. Es esos versos se nos identifica y describe el testimonio de un padre de familia llamado Enoc. Su nombre significa “el que instruye o enseña,” y la raíz de su nombre es similar a la raíz del nombre Ana (1 Sam 1:2 H2584) (Enoch es H2585). Su papá se llamaba Jared (“el que desciende” “El siervo”).
Es importante señalar que alguien le enseñó en la Palabra, en la adoración y acerca de la relación con Dios. Su papá se crió viendo “la gloria de Dios” (traducción del nombre Mahaleel). Ese abuelo duró 960 años y sin duda alguna, padre y abuelo decidieron contagiar a a Enoc con la experiencia mas poderosa que se puede tener en la vida; caminar con Dios (Rom 8:14; Gal 5:18). Esto es, ser guiados por el Espíritu Santo. Enoc aprende a vivir exhibiendo la conducta de alguien bajo la influencia del Espíritu Santo. Esto le permite marcar y establecer la diferencia en su tiempo. El se propuso caminar con Dios por 300 años (Gn 5:22)
El ambiente en el que Enoc se desarrolla, así como sus responsabilidades, deben ser objeto de estudio, toda vez que éstos nos permitirán determinar la relevancia de la enseñanza de su testimonio. Dentro de sus responsabilidades encontramos que le tocó ser esposo, patriarca, papá, sacerdote, profeta de su clan etc. Le tocó ser el que administraba la justicia, celebraba ritos en su familia, etc. En el descargo de estas responsabilidades Enoc es encontrado viviendo en santidad. Esto es tan obvio que D.L. Moody lo identificó como el primer profeta de la Biblia.
El ambiente que le rodea y las circunstancias en las que vive, no son las mejores. Enoc vive en una época en la que no hay revelación escrita, no hay ley mosaica, ni sacerdocio establecido; solo depende de la gracia. Es una época en la que los hijos de Caín “campean por su respeto.” La maldad es tan alta que poco después Dios decide limpiar el planeta. DL Moody dijo que los por un lado los hijos de Caín eran hombres de “luz y dirección; de cultura y progreso.” Jabal dictó cátedra en la agricultura y la ganadería. Tubal-Cain era un manufacturero y Jubal era una artista (Gn 4:17-21). Por otro lado, era al mismo tiempo una época que le provocó indignación a Dios (Gn 6:6). Sin duda alguna que Enoc debe haber sido visto por sus contemporáneos como un “odd man” (raro). Enoc pudo haber pasado ante ellos como un hombre que no valoraba los progresos que ellos estaban facilitando a su sociedad y las contribuciones sin precedentes que ellos hacían a los grupos en los que vivían. Es muy probable que lo odiaran, pues en sus ambientes no había espacio para un profeta de Dios. Es muy probable que no tuvieran idea, y mucho menos pudieran ser capaces de percibir al Dios invisible con el que Enoc caminaba.
El nombre de Enoc habla de su carácter; muy disciplinado, regulado e instruido. El era una persona dedicada y cuyos hábitos eran regulados por la mano de Dios. Enoc podía ver en el horizonte como terminarían las cosas. Utilizando las genealogías como base de referencia, tenemos que Enoc tenía 57 años cuando Adán murió. Al tratar de imaginar una conversación entre ellos, me parece verle hablándole acerca de su relación con el “amigo” que Adán perdió en el Edén y de las noticias que había recibido del cielo; “el Señor va a regresar a la tierra vestido de gloria y acompañado de sus millares de santos” (Judas 14). Tiemblo al pensar en las lágrimas de Adán.
Enoc vio las promesas a la distancia y su relación con Dios le persuadió de que no había en el mundo entero algo más importante que esto. En medio del mundo en el que lo tocó vivir, Enoc decidió caminar con Dios. El testimonio de su hoja de vida (“curriculum vitae”) incluye que su vida agradó a Dios (Heb 11:5). No olvidemos que este es el personaje bíblico más importante luego de Adán y antes del diluvio. Tampoco olvidemos que no es conocido por su fe, sus milagros o su autoridad. Es conocido porque caminaba con Dios; algo de tal importancia en la Biblia que hasta el momento de escribir estas líneas, sólo él ha tenido el privilegio de ser traspuesto para no ver muerte. La fe de Enoc (Heb 11:5) consiguió que Dios se bajara del cielo para venir a caminar con él. Su amistad y compañerismo con Dios son impresionantes. Un hombre que posee esta comunión es capaz de librar las más grandes batallas y ser capaz de vencer el mundo, la carne, al diablo y todas sus artimañas. Es desde esta perspectiva que Enoc era un guerrero de primera línea; su amistad con Dios le hizo grande.
Enoc decide vivir una vida limpia y balanceada. Él enseñó a sus hijos que la muerte no es la última palabra (Matusalén). Les enseñó a honrar a los suyos (viven mucho tiempo). Les enseñó que se puede vivir en el paraíso de Dios aunque que estemos aquí. Les enseñó con su testimonio el valor de admirar la gracia y el poder de Dios. Les enseñó que se puede vivir sin ofender a Dios.
Enoc el profeta decidió caminar con Dios. Estudiando la Palabra encontramos las características que Enoc exhibía debido a su caminar con Dios. En primer lugar, caminar con Dios es ir en la dirección en la que Dios va. Enoc decidió hacer esto cuando nace su primer hijo (vs 22). El primer bebé de la familia es el “turning point” de su vida. En segundo lugar, caminar con Dios significa caminar por fe. El texto de Hebreos 11 dice que lo hizo por fe. Y esto es así, porque caminamos por fe y no por vista (2 Cor 5:7). Esto es así porque sin fe es imposible agradar a Dios (Heb 11:6). Esto significa plena confianza. No olvidemos que la fe es la certeza de que tenemos en la mano lo que todavía no hemos recibido.
En tercer lugar, caminar con Dios significa disfrutar y compartir con otros su compañía. “Caminar” es la expresión bíblica usada para describir compañerismo y obediencia. Caminar con Dios significa comunión inquebrantable y amistad con Dios. Re-lea el texto para que se percate que la Biblia enfatiza con frase como “Enoc vivió…Enoc caminó.” Es allí que comenzamos a vivir, cuando hablamos y caminamos con El. Esto implica que Enoc era un hombre de oración; sus hijos deben haber disfrutado de esto, porque al final del camino siguieron el modelo de su papá y de su abuelo. Es que un hombre de rodillas es más poderoso que el Presidente de Estados Unidos.
En cuarto lugar, caminar con Dios significa ser testigo del poder de Dios; adentro y afuera. D.L. Moody insistía en que Enoc podía ser visto como alguien excéntrico, pasado de moda, pero sus hijos valoraban sus enseñanzas. Enoc era profeta entre los suyos. Bautizó a su primer hijo con un nombre que declaraba que la muerte de Matusalén sería la fecha de un juicio divino (el diluvio) Matusalén muere cuando Noé cumple 600 años (Gn 7:6); el año del diluvio. El nieto de Enoc vive 777 años y muere 5 años antes del juicio. El mensaje de Enoc era en contra del pecado y a favor de la segunda venida de un Cristo que aún no había nacido. Matusalén y Lamec le contaron esto a un muchacho llamado “Consuelo” (Noé). Le dijeron que no se pudo celebrar un funeral porque no había cuerpo. A Elías la gente le vio ir, pero Enoc se fue como se irá la Iglesia. Una pregunta obligada: ¿qué clase de hijos dejaremos aquí cuando nos vayamos al cielo?
En quinto lugar, caminar con Dios significa vivir con la seguridad de que seremos arrebatados para ir al cielo. Hebreos 11:5 dice que Enoc lo consiguió por fe y nos es una casualidad que el próximo verso subraye que sin fe es imposible agradar a Dios. Dios transfirió a Enoc; lo mudó a otra residencia. Le concedió una gracia única; no ver la muerte.
Es nuestro deseo que hoy día de los padres, cada uno de aquellos que poseemos responsabilidades paterno-filiales podamos retratarnos en el modelo de Enoc; el modelo de un padre que sabía caminar con Dios. ¡Feliz día de los Padres!
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AUTOR: MIZRAIM ESQUILIN GARCIA
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