Reflexiones de Esperanza: La carta los Efesios - Estructura de la carta y temas centrales

La historia que da vida y razón a la carta del Apóstol Pablo a Los Efesios la encontramos en el Libro de Los Hechos de los Apóstoles. Ese libro, escrito por Lucas, describe al menos dos (2) encuentros importantes entre el Apóstol Pablo y los habitantes de esa ciudad. El primer encuentro aparece documentado en el capítulo 18, justo cuando este Apóstol sale de la ciudad de Corinto; lugar en el que estuvo un año y medio (Hch 18:11). La Biblia dice que luego de salir de esa ciudad, Pablo navegó a Siria con Priscilla y Aquila y en ese proceso llegó a Éfeso (v. 18-19). En esa ocasión los hermanos en la fe le pidieron a Pablo que se quedara por más tiempo en esa ciudad, pero él no quiso hacerlo. Es entonces que Pablo decide ir a Cesarea para ver a los hermanos de la Iglesia en Israel y de allí marchó hasta llegar a Antioquia.

Hay que desatacar que la ciudad de Éfeso era una de las capitales de provincia en el Asia proconsular y que probablemente llegó a tener cerca de 300 mil habitantes.

Es en el capítulo 19 del libro de Los Hechos que se describe la segunda ocasión en la que el Apóstol Pablo visita la ciudad de Éfeso (Hch 19:1-41). La descripción que nos regala Lucas en ese capítulo nos permite saber que Pablo estuvo enseñando y predicado en esa ciudad por dos (2) años y medio (Hch 19:8, 10).Además, ese pasaje bíblico nos informa que esa ciudad estaba llena de corrientes y prácticas espiritualistas tales como el exorcismo (v.13) y la magia (v. 19).

Estos movimientos religiosos que patrocinaban la idolatría y el ocultismo, no eran simples cultos estandarizados. Los pasajes citados del Libro de Los Hechos nos dejan saber que las estructuras políticas, económicas y sociales se movían alrededor de estos. La corrupción moral y religiosa patrocinaba la corrupción política y económica de la ciudad. A todo esto hay que añadir que en esa ciudad se encontraban Gentiles que habían venido al Cristianismo y que habían decidido abrazar las mismas conductas que observaban aquellos que no conocían al Señor.

Cualquier parecido con realidades que enfrentamos en nuestros días no es una casualidad. La Iglesia siempre estará de frente a este tipo de coaliciones. Por un lado, las corrientes filosóficas, pseudo religiosas y sincretistas. Por el otro, las alianzas que estas hacen con las fuerzas políticas, económicas, sociales y religiosas de la época. A esto hay que añadir la cantidad de creyentes en Cristo que sucumben a las tentaciones de la época y abrazan las conductas y las filosofías de vida de aquellos que no conocen al Señor.

El enemigo de nuestras almas nunca ha cambado esa estrategia. Las fuerzas del mal que enfrentamos vienen disfrazadas de oportunidades para involucrar al ser humano en prácticas espirituales sincretistas. Además, estas prácticas casi siempre estarán aliadas y sustentadas desde las esferas políticas, económicas y sociales más altas de nuestra sociedad.

La conversión de muchos de los que practicaban estas cosas en la ciudad de Éfeso afirma la autoridad de la Palabra de Dios sobre todas estas corrientes. Los milagros que se desarrollaron allí confirman esta autoridad. No obstante, es la carta del Apóstol a la Iglesia que se desarrolló en esa ciudad la que nos permite analizar, revisar y entender las herramientas que poseía esa Iglesia para hacerle frente a todas estas embestidas.

Sobre estos datos, el profesor John R. W. Stott dijo lo siguiente:

"La carta a Los Efesios es un resumen comprensivo y maravillosamente conciso de las buenas nuevas Cristianas. Nadie puede leerla sin ser movido al asombro y a la adoración, y ser retado a vivir una vida consistente…. Efesios es el libro más contemporáneo de la Biblia porque promete comunidad en un mundo de desunión, reconciliación en un lugar de enajenación o alienación y paz en vez de guerra.”[1] (Traducción libre realizada por el escritor de esta reflexión)

Sabemos que fue el Apóstol Pablo el escritor de la carta porque las evidencias internas así lo
confirman (Efe 1:1; 3:1). Además, una cantidad inusitada de padres de la Iglesia y de los primeros siglos de la era Cristiana así lo afirman. Figuras tales como Ireneo, Clemente de Alejandría, Tertuliano, Orígenes, Clemente de Roma, e Ignacio son tan solo algunos de los que afirman que Pablo es el escritor de esta carta.

Es muy interesante el dato de que la carta a la Iglesia en Éfeso haya sido escrita desde la prisión en Roma en la que Pablo se encontraba preso. Esto abre espacio para que podamos encontrar razones de peso para las similitudes entre esta carta y otras cartas escritas desde esa prisión.

La prisión Mamertina, está cerca de la colina capitalina romana, en el corazón de la Roma Antigua; desde el siglo 7 AC. Esta estaba colocada en un lugar desde el que uno puede ver el Forum Romano[2]. Fue enviada a construir por Ancus Marcus, el cuarto rey de Roma.[3] Las tradiciones más antiguas identifican este lugar como la prisión final de Pablo y también de Pedro. Desde allí, Pablo escribió esta carta entre los años 61-62 de la era Cristiana.

Aquellos que hemos visitado esa prisión hemos visto los frescos recién descubiertos en algunas de sus paredes. Estas pinturas identifican a ambos apóstoles siendo recibidos por el Señor luego de sus martirios. Estos frescos se encuentran en el primer piso de ese edificio. Las prisiones se encontraban literalmente empotradas, como pozos, en el piso inferior. De hecho, las columnas que sostenían las cadenas que ataban a los presos fueron movidas recientemente a uno de los museos en la ciudad de Roma.

Estos datos le otorgan un sitial especial a las cartas escritas en la prisión. Estas destilan el mensaje más intenso, los pensamientos más profundos y los sentimientos más puros. Pablo estaba cerca del final de su vida en este lado del río y procuraba aquí abrir el corazón a los fieles.

Esta carta es uno de los documentos bíblicos de mayor influencia en la vida de la Iglesia. Crisóstomo, el príncipe de los predicadores de Constantinopla, decía en la introducción a sus homilías acerca de la carta a Los Efesios que esta carta está llena de los pensamientos sublimes de Pablo y de doctrinas que en muy pocas ocasiones él comparte en otro lugar. Samuel Taylor Coleridge, un extraordinario poeta y filósofo del siglo 19, decía que esta carta era una de las composiciones más divinas del ser humano; que abrazaba todas las doctrinas del Cristianismo.[4]

Sabemos que hay unos elementos que tenemos que conceder cuando analizamos esta carta. En primer lugar, la carta a Los Efesios no es una epístola en el sentido generalmente aceptado de este concepto. Esto es, una carta apostólica a una congregación específica en un área específica. En segundo lugar, esta carta posee unos destinatarios que trascienden la comunidad de la ciudad de Éfeso. La audiencia a la que está dirigida es tan amplia que nosotros nos beneficiamos de esto cerca de 2000 años más tarde. [5] De hecho, Ralph P. Martin ha dicho que esa carta parece más una homilía paulina que una carta pastoral dirigida a una Iglesia.[6]

Ahora bien, ¿de qué nos habla el Apóstol Pablo en esta carta? ¿Cuáles son los elementos centrales de los argumentos que esgrime aquí para esa Iglesia? C.H. Dodd, F.F. Bruce y otros especialistas en el análisis de los textos del Nuevo Testamento han dicho que la carta a Los Efesios es la corona o la quintaesencia de los documentos paulinos. Esto es así, porque en esta carta Pablo resume los temas centrales de la fe Cristiana. Esto es, temas teológicos que él refina aquí como quien se ha detenido a reflexionar sin prisa acerca de cada uno de estos.

Por ejemplo, Pablo trabaja en esta carta con el tema de la Trinidad (Efe 1:4-14, 17; 2:18, 22; 3:4-5, 14-17; 4:4-6; 5:18-20). Él postula en esta carta que la Trinidad es la base que concede los beneficios espirituales a los creyentes por virtud de la selección del Padre (1:4-6), el sacrificio del Hijo (1:7-12) y el sello del Espíritu Santo (1:13-14).[7]

Pablo nos habla aquí de la paternidad de Dios; Dios como Padre (1:2,3,7; 2:18; 3:14-15; 4:6; 5:20; 6:23). Esto es, Pablo habla en esta carta acerca de Dios como Padre con mucha más frecuencia que en otras cartas del Nuevo Testamento. ¿Cuál la importancia de esto? Dios como Padre es el que concede la gracia y la paz (1:2; 6:23). Es como Padre que nos adopta a través de Jesucristo (1:3-6).

El Dr. Hoehner destaca que la cristología Paulina en esta carta es asombrosa. Cristo es desde antes de la fundación del mundo (1:4-5, 11), Jesús es el Cristo (1:15; 4:0-21), el Señor (1:2-3, 15, 17; 3:11; 4:5; 5:20; 6:23-24), que se hizo carne (2:14), que murió en la cruz (2:13, 16; 5:2, 25) que fue levantado de la muerte (1:20) y que está sentado en los cielos a la diestra de Dios (1:20; 4:8).[8]Hay mucho más acerca de este tema que compartiremos en otras reflexiones.

Otros temas que él presenta aquí son los siguientes:

- La soberanía de Dios sobre el cosmos (1:3–14; 3:20, 21; 4:10, 11)
- La supremacía de Cristo en el plan de Dios (2:6; 4:13)
- La gracia soberana de Dios y su sabiduría (1:8, 17; 3:10)
- El Espíritu Santo (1:13, 17; 2:18; 3:16; 4:3; 5:18; 6:18)
- Los lugares celestiales (1:3, 20; 2:6; 3:10; 6:12)
- La Iglesia (el concepto “ekklēsia”, G1577 aparece en nueve 9 ocasiones en esta carta: 1:22; 3:10, 21; 5:23,24,25,27,29,32).
o La Iglesia es descrita como cuerpo (1:23), edificio o templo (2:21), novia (5:27), esposa (5:24-25), nuevo hombre o varón perfecto (4:13).
- Teología del ministerio (4:1-32).
- Poderes espirituales (1:21; 2:2; 3:10; 6:12).
- La oración (1:15–21; 3:14–21).[9]

Hay mucho más que tenemos que compartir acerca de estos temas. El trabajo más intenso de estas reflexiones será acercarnos a ellos. Lo tenemos que hacer de un modo en el que aumenten nuestras capacidades teológicas para poder analizar los retos que tenemos para el desarrollo y la consecución de la tarea Cristiana en las temporadas que nos ha tocado vivir.

Tendremos que trabajar con el acercamiento que Pablo hace en esta carta acerca de Cristo como Salvador, pero también como cabeza de la Iglesia; énfasis en Cristo como el Exaltado.[10] El plan de Dios para la Iglesia que se describe aquí trasciende el tiempo y las generaciones. Nos detendremos a reflexionar sobre los principios y la ética para el matrimonio, relación descrita como una que existe entre un hombre y una mujer. Esa relación es comparada aquí con la relación que Cristo tiene con la Iglesia (5:23-33). Reflexionaremos acerca de la importancia de los dones, del desarrollo de la madurez Cristiana, y de la pureza espiritual.

Reflexionaremos acerca de cómo fortalecernos en el poder de la fuerza de Dios (6:10) y de la llenura espiritual (5:18-20). Reflexionaremos acerca de las batallas espirituales que se presentan como denominador común de la mayoría de nuestros conflictos. Hay un componente espiritual detrás de la mayoría de los conflictos que enfrentamos.
Cerramos esta reflexión con un ejemplo de lo que estaremos realizando en estos análisis. Se trata del análisis de un concepto que Pablo utiliza en el verso 11 del capítulo seis (6) de esta carta: “asechanzas”.

“11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.” (Efe 6:11)

El concepto que Pablo utiliza aquí es “methodeia” (G3180). Este concepto solo es usado en dos (2) ocasiones en la Biblia; ambas en esta carta. En la primera ocasión el texto en castellano se traduce como “emplean con astucia” (4:14), en referencia al uso premeditado de la estratagemas (“kubeia”, G2940) y de las artimañas (“panourgia”, G3834) del error, para engañar al creyente. Entienda esto bien, Pablo dice aquí que los creyentes pueden ser engañados por el enemigo. En la segunda ocasión, Pablo lo usa para describir las “asechanzas” del diablo.

El concepto “methodeía” es traducido en la Vulgata como “insidia”, palabras o acción que envuelven mala intención. Lutero lo tradujo como “ataques astutos”. El Diccionario teológico Kittel del Nuevo Testamento dice que no se trata de ataques metodológicos o una confusión metodológica de la verdad. Sus especialistas dicen que se trata de procesos astutos que procuran inducirnos al error. Se trata de un lenguaje militar para definir lo que ellos llaman el “sensu diabólico”, las maquinaciones, los esquemas y los ataques que solo pueden ser manejados si uno está armado.[11]

Recordemos que un esquema es una representación gráfica o simbólica de cosas materiales o inmateriales. También puede ser una idea o un concepto que alguien tiene de algo y que condiciona su comportamiento. O sea, que el enemigo posee sus esquemas para este ataque y su propósito es hurtar, matar y destruir (Jn 10:10). Este ataque de precisión no ha cambiado un ápice desde que la humanidad le falló a Dios. El enemigo continúa utilizando estos esquemas.

Desde esta perspectiva, la recomendación paulina en ese verso no es la de una Iglesia a la ofensiva, al ataque del enemigo. Eso tiene su lugar y su espacio en otros contextos bíblicos. Se trata aquí de una Iglesia y de unos creyentes que pueden y saben mantener sus posturas teológicas, que no claudican, que no rinden sus fundamentos porque están armados para defenderlos. Y hay que estar preparado para hacer esto constantemente.

La Iglesia en el mundo post-Covid va a ver un incremento monumental en esta clase de ataques. El enemigo ha descubierto que un sector muy significativo de la Iglesia desconoce esto y peor aún, no se ha armado con las armas descritas en el capítulo seis (6) de la carta a Los Efesios.

Esto es solo una muestra de la pertinencia de esta carta para nuestro tiempo. Te invito a que tomes del tuyo para leer esos seis (6) capítulos de modo que puedas acompañarnos en sus análisis conociendo lo que estos dicen.
Referencias

[1] Stott, John. The Message of Ephesians (The Bible Speaks Today Series) (pp. 15-16). InterVarsity Press.

[2] http://www.sacred-destinations.com/italy/rome-mamertine-prison
 
[3] https://www.abandonedspaces.com/public/mamertine-prison.html?chrome=1
 
[4] Hoehner, Harold W.. Ephesians (p. 32). Baker Publishing Group. Kindle Edition.
 
[5] Martin, Ralph P.. Ephesians, Colossians, and Philemon: Interpretation: A Bible Commentary for Teaching and Preaching (p. 3). Presbyterian Publishing Corporation. Kindle Edition.
 
[6] Ibid. p.4 7 Hoehner, Harold W.. Ephesians, ibid. (p. 121).
 
[8] Hoehner, Harold W.. Ephesians, ibid. (p. 122).
 
[9] Piccardo, H. R. (2006). Introducción al cuerpo epistolar del Nuevo Testamento: Tomo 2 (pp. 74–81). Buenos Aires, Argentina: Ediciones del centro.
 
[10] Klein, William W.. Ephesians, Philippians, Colossians, Philemon (The Expositor's Bible Commentary) (p. 67). Zondervan Academic. Kindle Edition.

[11] Michaelis, W. (1964–). ὁδός, ὁδηγός, ὁδηγέω, μεθοδία, εἵσοδος, ἔξοδος, διέξοδος, εὐοδόω. G. Kittel, G. W. Bromiley, & G. Friedrich (Eds.), Theological dictionary of the New Testament (electronic ed., Vol. 5, pp. 102– 103). Grand Rapids, MI: Eerdmans.

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