Reflexiones de Esperanza: Alabanzas para el alma: Oraciones que nos hacen cantar – La vida ante los perfectos que provee Dios. (Parte 3)

Esta batería de reflexiones ha sido dedicada al análisis de los salmos como herramientas para combatir el Burnout y la Fatiga por Compasión. El primer salmo que hemos visitado para esta tarea es el Salmo 23 y lo hemos enfocado desde las perspectiva de “La vida ante los perfectos que provee Dios.” En las reflexiones anteriores hemos analizado la Revelación perfecta de Dios, el Guardador perfecto, la Satisfacción perfecta, la Provisión perfecta, la Orden perfecta, el Descanso perfecto, la Paz Perfecta y la Guianza Perfecta.

En esta ocasión nos detenemos para analizar la siguiente aseveración que hace el salmista en el verso tres (3): “Confortará mi alma” (vs 3). Esta aseveración ha sido clasificada como la Restauración Perfecta.

Decíamos en El Heraldo del 24 de julio de 2005 que dentro de las dificultades que tenemos “los mortales” al leer el libro de los salmos, se encuentra la incapacidad de recibir todo lo que sus versos intentan comunicarnos. Esta incapacidad tiene su origen en el desconocimiento que tenemos la mayoría de nosotros acerca del idioma en el que fueron escritos los Salmos; el Hebreo. Este idioma es muy rico en conceptos. Es tan rico que en muchas ocasiones necesitaríamos de muchas palabras en el idioma Español para poder definir lo que en Hebreo se dice con una sola palabra.

Tal es el caso del concepto traducido como “confortará.” Nuestras versiones bíblicas en español nos han regalado en ese verso la noticia de que Dios ha decidido confortar el alma nuestra.
Decíamos en el 2005 que la realidad es que la versión Reina Valera del 1960 traduce como “confortar” un concepto hebreo que en realidad define un proceso de restauración; (“shûb”,  H7725). Algunas versiones en inglés lo recogen así: “He restoreth my soul: he leadeth me in the paths of righteousness for his name’s sake” (Versión King James).

De aquí sabemos que lo que Dios intenta hacer es algo que va más allá que confortarnos; Dios anhela restaurarnos.

Hablar del “shûb” es hablar de un concepto que transmite la idea central de tornar o regresar. Entre otras cosas puede ser traducido como retirarse de un conflicto, como romper, como construir, circuncindar (establecer un pacto), cavar, alimentar, regocijar, responder, enviar, llorar, cargar, convertir y considerar. Tiene el efecto de que es una acción continua, que puede ser utilizado para definir la acción de sacar a uno de algún lugar, recompensar, hacer cesar, recuperar, y refrescar.

O sea, que Dios puede confortar, restaurar el alma rompiendo algo, construyendo algo, estableciendo un pacto con nosotros, cavando para encontrar cosas que habíamos enterrado o que perdimos. Dios puede restaurarnos el alma alimentándonos con el alimento del Espíritu, trayendo regocijo mediante Su Palabra, la oración, respondiendo a una petición, enviándonos a algún lugar o enviándonos algo, o haciéndonos llorar con las alabanzas y/o con Su Palabra.

Dios puede restaurarnos el alma llamándonos a la conversión, sacándonos de algún lugar, de alguna relación o de alguna labor. Dios puede restaurarnos el alma trayendo alguna recompensa, haciendo cesar algunas amistades o relaciones, algunas labores o costumbres, recuperando ministerios, llamados y gozos perdidos. Dios puede restaurarnos el alma trayendo el refrigerio de Su Santo Espíritu.

Reiteramos que estos procesos poseen la connotación de que pueden ser continuos y que la idea central que se transmite con este verbo es la de regresar.

Hablar de la restauración del alma significa e implica que el Señor nos quiere devolver a un estado nuevo de fuerza, de vigor y con perspectivas de eternidad. Cuando le permitimos al Señor que nos restaure, él no solo reconstruye y repara nuestro ser interior, sino que restaura nuestra mente, nuestro cuerpo, restaura la manera en la que nos acercamos a nuestras relaciones, a nuestro ambiente, a nuestras ocupaciones, a nuestra familia y al servicio a Dios.

Señalábamos en el 2005 que es muy cierto que la palabra de Dios y su Espíritu traen gozo, paz, paciencia, bondad, benevolencia, provocan fidelidad y dominio propio. Es también incuestionable que ellas nos ayudan a deshacernos de todas esas tendencias autodestructivas y/o contaminantes que llevamos por dentro.

Pero no es menos cierto que esto es algo más que el producto de una visitación divina. Esto es en sí un proceso de restauración. Es más, veremos que se trata de más de uno de ellos. Hay que enfatizar que la pieza más importante en todos ellos es la presencia del Señor.

Mi experiencia me ha enseñado que sin esa presencia cualquier proceso de restauración puede producir resultados desalentadores y/o destructivos, puede generar actitudes incorrectas y hasta tentaciones para hacer lo que no es correcto ni sabio. Sin duda alguna tenemos que explorar como permitir que el Señor nos restaure en las dimensiones emocionales, mentales y espirituales.

Por muchos años el Dr. J. Elder Cumming contendió con algo que finalmente terminó aceptando como cierto: “in almost every case the beginning of new blessing is a new revelation of the character of God--more beautiful, more wonderful, more precious” (en casi todos los casos el principio de una nueva bendición comienza con una revelación del carácter de Dios- más bello, más maravilloso, más precioso). Decimos esto porque cada proceso de restauración es también un proceso de revelación.

La Biblia identifica una cantidad significativa de procesos de restauración. En ella encontramos ejemplos de la restauración de personas, como David, el Apóstol Pedro y el profeta Jonás. Hallamos la restauración de la unción, de la pasión por alcanzar a los perdidos, de la compasión, del deseo de estar en la casa del Señor y de trabajar en ella. Hallamos la restauración de la efectividad en el ministerio, de la fidelidad, de la gloria de Dios en nuestras vidas, del hambre y la sed por las cosas de Dios, de la iluminación del alma y de la mente a través de Cristo y de nuestro gozo. Hallamos la restauración de la bondad, del amor, de la motivación y de la frescura del Espíritu, del optimismo, de la autoridad y el poder de Dios en nosotros y del carácter. Hallamos ejemplos de la restauración de nuestra relación con el Señor, de nuestra sinceridad, del uso de nuestros talentos, de nuestra adoración y de nuestro celo por el Señor.

Ahora bien, una pregunta obligada es la siguiente; ¿cuáles son algunos de los procesos o “mecánicas” que Dios acostumbra usar para restaurar el alma? Me parece que si buscamos la respuesta a esta pregunta en el plano individual, no terminaríamos jamás de responder a la misma.

Compartimos en El Heraldo del 22 de marzo del 2008 unas referencias bíblicas que nos ofrecen las pistas necesarias para poder entender el significado y el alcance de ese concepto que se traduce como “confortar”. El concepto “shûb” se utiliza en todas y cada una de ellas. Hemos decidido hacerlo así, de modo que podamos llegar a conclusiones informadas sobre las dimensiones del mismo, al mismo tiempo que obtenemos herramientas bíblicas para la tarea que nos compete. Esto es, herramientas para lidiar con el Burnout y la Fatiga por Compasión. Identificaremos en negrillas (“bold”) la traducción del concepto “shûb”.

La primera referencia bíblica, se trata de la restauración de la historia familiar y la historia de una nación mediante la confianza en las promesas de Dios (Gn 15:13-16).

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13 Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. 14 Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza. 15 Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez. 16 Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí.

Dios le prometió a Abraham que la nación que nacería de su simiente sería esclavizada, pero que Él se encargaría de restaurar su libertad y la tierra prometida. A ellos les correspondía confiar en las promesas del Señor. Hay promesas que pueden tardar en cumplirse. En ocasiones Dios puede operar la restauración haciéndonos aprender a confiar durante ese tiempo de espera.

La segunda referencia bíblica se trata de la restauración de la bendición y de la paz mediante el proceso de retomar responsabilidades que habíamos abandonado (Gn 16:7-11).

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7 Y la halló el ángel de Jehová junto a una fuente de agua en el desierto, junto a la fuente que está en el camino de Shur. 8 Y le dijo: Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde vienes tú, y a dónde vas? Y ella respondió: Huyo de delante de Sarai mi señora. 9 Y le dijo el ángel de Jehová: Vuélvete a tu señora, y ponte sumisa bajo su mano. 10 Le dijo también el ángel de Jehová: Multiplicaré tanto tu descendencia, que no podrá ser contada a causa de la multitud. 11 Además le dijo el ángel de Jehová: He aquí que has concebido, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Ismael, porque Jehová ha oído tu aflicción.

En ese pasaje Dios le dice a una mujer joven llamada Agar que decida regresar al lugar del que había huido. La promesa del Señor incluía que Dios iba a proteger y a prosperar tanto a Agar como al hijo que ella daría a luz. A ella le correspondía regresar a su lugar de trabajo y retomar sus responsabilidades por un tiempo adicional, sin importar las complicaciones. Hay tareas que no nos gustan por ellas mismas, o por el ambiente en el que hay que realizarlas. Hay momentos en los que Dios decide restaurarnos haciéndonos regresar a ellas, con la confianza que da saber que Él ha oído nuestra aflicción.

La tercera referencia bíblica se trata de la restauración mediante la cancelación de la esterilidad y el cumplimiento de las promesas (Gn 18:9-14).

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9 Y le dijeron: ¿Dónde está Sara tu mujer? Y él respondió: Aquí en la tienda. 10 Entonces dijo: De cierto volveré a ti; y según el tiempo de la vida, he aquí que Sara tu mujer tendrá un hijo. Y Sara escuchaba a la puerta de la tienda, que estaba detrás de él. 11 Y Abraham y Sara eran viejos, de edad avanzada; y a Sara le había cesado ya la costumbre de las mujeres. 12 Se rio, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo? 13 Entonces Jehová dijo a Abraham: ¿Por qué se ha reído Sara diciendo: ¿Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja? 14 Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo.

Dios prometió cancelar la esterilidad de Sara y pasar por encima de las limitaciones aleatorias a las edades de ella y de su esposo. A ellos les tocaba esperar.  En ocasiones no se trata de que la promesa de Dios se tarde, sino que se trata de que las condiciones no son las más auspiciosas. Dios puede traer la restauración enseñándonos a esperar.

La cuarta referencia se trata de la restauración mediante la adoración (Gn 22:5).

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5 Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros…..

Dios probó la fe de Abraham para que este hombre se convenciera de que era capaz de confiar más en el Dador de las Promesas que en la promesa misma. Abraham decidió enfrentar este reto adorando y creyendo. La adoración en la fe le garantizaba a su espíritu que volvería; que regresaría con su hijo Isaac vivo, que sería restaurado. Es por eso que su fe le fue contada por justicia y fue capaz de recibir la restauración de todas las promesas (Rom 4:20-25).

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20 Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, 21 plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; 22 por lo cual también su fe le fue contada por justicia. 23 Y no solamente con respecto a él se escribió que le fue contada, 24 sino también con respecto a nosotros a quienes ha de ser contada, esto es, a los que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro, 25 el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.

La quinta referencia bíblica se trata de la restauración mediante la readquisición de las posiciones perdidas (Gn 40:13).

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12 Y le dijo José: Esta es su interpretación: los tres sarmientos son tres días. 13 Al cabo de tres días levantará Faraón tu cabeza, y te restituirá a tu puesto, y darás la copa a Faraón en su mano, como solías hacerlo cuando eras su copero. 14 Acuérdate, pues, de mí cuando tengas ese bien, y te ruego que uses conmigo de misericordia, y hagas mención de mí a Faraón, y me saques de esta casa.

Hay ocasiones en las que la restauración de Dios nos puede llegar mediante el cumplimiento de una palabra profética. A nosotros nos toca confiar en la Palabra hablada por el Señor.

La sexta referencia bíblica se trata de ser restaurados porque el Señor pelea nuestras batallas y se hace cargo de nuestros conflictos (Dt 32:43).

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43 Alabad, naciones, a su pueblo, Porque él vengará la sangre de sus siervos, Y tomará venganza de sus enemigos, Y hará expiación por la tierra de su pueblo.

Esta es una promesa de restauración que necesita ser analizada. El profeta Isaías comunica en su libro que Dios ha prometido que ningún arma forjada contra los creyentes puede prosperar.

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16 He aquí que yo hice al herrero que sopla las ascuas en el fuego, y que saca la herramienta para su obra; y yo he creado al destruidor para destruir. 17 Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová.   (Isa 57:16-17)

Ese mismo profeta nos dice que es el Espíritu del Señor el que levanta bandera a favor de los creyentes y de sus familias.

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19 Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria; porque vendrá el enemigo como río, más el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él. 20 Y vendrá el Redentor a Sion, y a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dice Jehová. 21 Y este será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para siempre.     (Isa 59:19-21)

El cumplimiento de estas promesas no ocurre por otra razón que no sea que Dios ha tenido misericordia de nosotros. Moisés le indicó esto al pueblo de Israel en el mismo capítulo 32 del libro del Deuteronomio cuando le dijo lo siguiente:

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36 Porque Jehová juzgará a su pueblo, Y por amor de sus siervos se arrepentirá, Cuando viere que la fuerza pereció, Y que no queda ni siervo ni libre.

La restauración provocada por la intervención de Dios en nuestros conflictos ocurre entonces cuando decidimos dejar nuestras batallas a Dios.

En la séptima referencia bíblica veremos la restauración de la posición y el reconocimiento a los que pertenecen a la tercera edad (Rut 4:14-22).

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14 Y las mujeres decían a Noemí: Loado sea Jehová, que hizo que no te faltase hoy pariente, cuyo nombre será celebrado en Israel; 15 el cual será restaurador de tu alma, y sustentará tu vejez; pues tu nuera, que te ama, lo ha dado a luz; y ella es de más valor para ti que siete hijos. 16 Y tomando Noemí el hijo, lo puso en su regazo, y fue su aya. 17 Y le dieron nombre las vecinas, diciendo: Le ha nacido un hijo a Noemí; y lo llamaron Obed. Este es padre de Isaí, padre de David. 18 Estas son las generaciones de Fares: Fares engendró a Hezrón, 19 Hezrón engendró a Ram, y Ram engendró a Aminadab, 20 Aminadab engendró a Naasón, y Naasón engendró a Salmón, 21 Salmón engendró a Booz, y Booz engendró a Obed, 22 Obed engendró a Isaí, e Isaí engendró a David.

Aquellos que conocen el libro de Rut saben que Noemí no merecía ser restaurada. Hay que condenar la conducta de esta mujer y los patrones de abusos que ella desarrolló con su nuera. Sin embargo, Dios la rodeó de gracia y de las personas correctas para que pudiera experimentar la restauración de su alma en su vejez. Hay ocasiones en las que el Señor utiliza miembros de la familia para operar esa restauración.

Hay muchas referencias adicionales que pueden ser consideradas aquí. Por ejemplo, la restauración mediante el gozo de la salvación (Sal 51:12), la restauración mediante la cancelación del cautiverio (Sal 126:1), la restauración de algunos proyectos de vida desde sus mismos cimientos (Isa 58:12).

Hemos visto que el salmista decía en el Salmo 23 que Dios ha prometido restaurarnos el alma. Hemos visto en este análisis que esa restauración incluye muchas áreas de nuestras vidas. Esto es muy importante cuando se trata de lidiar con los efectos del Burnout y de la Fatiga por Compasión. Un buen ejemplo de esto es el testimonio del Dr. Charles Drake.

El Dr. Charles Drake decía en una entrevista que su Burnout le condujo a necesitar la restauración de los cuatro (4) componentes básicos de la vida: su trabajo, su salud física, sus relaciones y sus estructuras espirituales[1]. El Burnout provocó que este Neurocirujano de calibre mundial tuviera que abandonar su carrera por un tiempo y dedicarse a estibar camiones de carga.

Dios cumplió sus promesas y restauró al Dr. Drake. Creemos y confiamos que también lo hará con cada uno de nosotros.
Referencias

[1] Maroon, Joseph. C. “From Icarus to Aequanimitas, Revisited,” JACS (Journal of the American College of  Surgeons), Vol.  230, Issue 1, January 2020 (journalacs.org) (https://doi.org/10.1016/j.jamcollsurg. 2019.10.008,  ISSN:1072-7515/19)

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