765 • Entre el Mar Rojo y la Tierra Prometida: “Moisés formación de un líder” [Parte III] / • 11 de octubre del 2020 • El Heraldo Digital -Institucional • Volumen XV

Entre el Mar Rojo y la Tierra Prometida: “Moisés: formación de un líder”

Reflexión por el Pastor/Rector: Mizraim Esquilín-García
Sir Jonathan Sacks es un rabino que dirigió a todos los rabinos de la mancomunidad británica de 1991 al 2013.[1] Del curriculum vitae de Sacks se desprende que fue exaltado a la realeza Británica, que es graduado de Cambridge, Oxford y Kings College, y que le han  conferido 18 títulos doctorales. Sus ejecutorias fueron premiadas con el premio Templeton,[2]un premio que otorga la Fundación que lleva ese nombre para honrar a individuos cuyos logros ejemplares pueden adelantar la visión filantrópica del fundador de esa organización: Fundación Sir John Templeton.

El discurso de Sacks para aceptar ese premio es una joya de la literatura, no solo por su composición, sino por el mensaje que comunicó. Ese discurso fue titulado “El peligro de subcontratar la moralidad.”[3] Este discurso fue analizado en El Heraldo de 24 de febrero de 2019. “Luego de los saludos protocolares y expresiones de gratitud el Dr. Sacks dio inicio a ese discurso señalando que la distinción que recibía trataba menos acerca de sus ejecutorias en el pasado y más acerca de sus responsabilidades en el futuro. Es por esto que decidió utilizar esa plataforma para hablar acerca del futuro.

Sacks comenzó esta parte de su disertación señalando que nuestro futuro es uno que se desarrolla en un momento fatídico de la historia. Esto es así, decía él, porque hay inseguridad e inestabilidad en todos los escenarios que se nos presentan. Con mucha razón él añadía que todos nuestros escenarios, políticos, religiosos, económicos, ambientales, etc., predican que nuestras formas de libertad están en riesgo. Sacks señaló que todo esto comenzó cuando decidimos extrapolar el tema de externalización (“outsourcing”), tercerización o subcontratación del mundo de la economía y de las comunicaciones para aplicarlo sin límites a casi todas las disciplinas de nuestra existencia.” [4]

Uno de los momentos más intensos de ese discurso es cuando Sacks describe la confusión que existe entre la historia y la memoria. Sacks comienza a intensificar su análisis cuando nos señala que en ese ejercicio hemos confundido la historia con la memoria. La historia, dice él, es la respuesta a “qué pasó”, acerca de datos, mientras que la memoria es la respuesta a “quién soy yo,” acerca de la identidad. Historia es “His” “story”, lo que le sucede a otro. Memoria es “my” “story,” lo que me sucede a mí, el pasado que me ha formado, que me ha convertido en el ser humano que yo soy, el legado del que soy el custodio para el beneficio de las generaciones futuras.

Nosotros somos los guardianes de ese pasado, guardianes para las generaciones que están por venir.

Es aquí que Sacks concluye que sin memoria no hay identidad y sin identidad tan solo somos una partícula de polvo en la superficie del infinito. Él añade que ante la ausencia de la memoria hemos olvidado las lecciones más importantes que emergieron de las guerras religiosas en los siglos pasados y el nuevo nacimiento de la libertad que siguió a estas. Esto nos ha llevado a confundir  la libertad (“freedom”) con la licencia (el permiso). Con la  primera procuramos hacer lo que nos corresponde hacer. Con la segunda procuramos hacer lo que queremos hacer.

Él añadía que las universidades Británicas y Americanas habían abandonado la libertad académica a nombre del derecho de no ser ofendidos al ser confrontados por visiones (posiciones) con las que no estamos de acuerdo. Para Sacks, esta acción posee un nombre: traición intelectual.

La razón por la que hemos dedicado estos párrafos a las contribuciones de este rabino es porque solo así podemos ser capaces de encontrar que hace sentido uno de los modelos que el comparte en ese discurso: el modelo del pueblo de Israel.

Sacks señala que no debe ser extraño para nadie que el Judaísmo y el pueblo Judío hayan sobrevivido por dos mil años luego de la destrucción del Segundo Templo y habiendo perdido todo aquello en que predicaba su existencia y su identidad según lo que dice la Biblia. Esto es, su tierra, sus hogares, su libertad, su templo, sus reyes, sus profetas y sus sacerdotes.

La explicación para esto la encontramos en lo opuesto a la subcontratación o externalización de recursos: la internalización de lo que antes había sido externo. Sacks explica que los Judíos decidieron que iban a convertir en templo cualquier lugar en el que pudieran orar; incluyendo los campos de concentración. Cada oración sería un sacrificio, cada Judío sería un sacerdote y cada comunidad sería un fragmento de la ciudad de Jerusalén.

Hay algunas que debemos formularnos aquí: ¿por qué lograron hacerlo? ¿De qué cosas echaron mano para poder lograr esto?

Las respuestas para estas preguntas, dice Sacks, la encontramos en el libro del Éxodo, libro que él describe como una meta-narrativa de esperanza. Ese es el libro que describe cómo un grupo de esclavos fueron liberados del imperio más poderoso del mundo antiguo. En el libro del Éxodo, que es el libro en el que sopla el viento (Exo 10:13,19; 14:21; 15:10), encontramos que el Poder Supremo (Dios) interviene en la historia en defensa de los desvalidos. Esa intervención es tan poderosa que logra que sea un extranjero el primero en utilizar el concepto “pueblo” (“ʽam”, H5971) para referirse al pueblo de Israel; el faraón.

“
8 Entretanto, se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a José; y dijo a su pueblo: 9 He aquí, el pueblo de los hijos de Israel es mayor y más fuerte que nosotros.” (Éxo 1:8-9)

O sea, que la familia se había convertido en pueblo, en una nación, tal y como Dios le había prometido a Abraham.

“
1 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. 3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.”  (Gn 12:1-3)

Sacks argumenta que esta historia trasciende el tema y la dimensión del poder porque el poder destruye a los que no lo poseen. El poder oprime a unos mientras corrompe a otros. La narrativa bíblica añade una aseveración muy importante: “12 Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían, de manera que los egipcios temían a los hijos de Israel.”

O sea, que las aflicciones y los sufrimientos, la opresión y la esclavitud no podían cancelar la identidad que Dios estaba formando y la memoria que estaba desarrollando en ellos como pueblo.

Esa narrativa trasciende a las dimensiones del poder para tejer la identidad de este pueblo en la memoria de cada uno de sus integrantes. Esta narrativa dice que se provocó así que las generaciones subsiguientes entendieran este mensaje: aquello que ocurrió una vez puede ocurrir otra vez en aquellos que tienen fe en Aquél que lo hizo la primera vez.[5]

Dios interviene en la historia de los seres humanos y da la Ley a ese pueblo, las regulaciones religiosas y sociales. No obstante es el ejercicio que profetizó Jeremías lo único que puede garantizar la transformación de la historia de ese pueblo:

“
33 Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.” (Jer 31:33)

Los Cristianos sabemos que hay que tener por cierto que Jesucristo es el cumplimiento absoluto de esa profecía. El pueblo Judío va ver el cumplimiento absoluto de esa profecía cuando acontezca la Segunda Venida de Cristo. Esta posición no le resta mérito alguno a la apropiación que el pueblo Judío ha realizado de esta promesa de Dios. Ese pueblo decidió apropiarse de su memoria y por ende de su identidad. La memoria de este pueblo y su identidad están definidas en la Palabra de Dios. Por lo tanto, no nos debe sorprender que posean sus propias interpretaciones de lo que dicen estas profecías.

Esto, provocó que decidieran vaciar su identidad en documentos y en comentarios que los han acompañado hasta el día de hoy. Los judíos saben que no hay templo ni sacerdocio, pero hay Palabra de Dios y hay reuniones familiares para celebrar lo que dice esa Palabra.

A esto hay que añadirle un dato muy importante: Dios decidió levantar líderes para esto. Estos líderes serían capaces de comprender esta necesidad. Estos líderes tenían que ser capaces de desarrollar estrategias para que el pueblo aceptara implantar esta realidad como una nueva normalidad para ellos. Y no solo el pueblo que vivió el proceso de recibir las definiciones de esto que llamamos nueva realidad, sino las generaciones subsiguientes por más de 3 mil años; desde los tiempos de Moisés.

Este hombre, Moisés, es uno de los líderes más influyentes en todos estos procesos para trascender de ser una familia a ser un pueblo, de ser un grupo de tribus a ser una nación. Este hombre aparece cuando se abren las narrativas del libro del Éxodo, y con él, por primera vez, aparece la figura de un líder transformativo. Sacks explica con toda intención, que este hombre surge de las sombras de lo desconocido, de lo que él califica como una niñez improbable, para convertirse en el hombre que deja sus marcas en el pueblo judío.

Ya hemos visto que Moisés representa una clase de liderazgo que no encontramos en el libro del Génesis. Este hombre es una combinación de profeta, libertador, juez  y dador de la ley. Hay que señalar que Moisés nunca fue ungido como sacerdote, aunque fungía como tal porque intercedía por el pueblo ante Dios. Tampoco fue ungido como rey ni como dictador.

Los resultados de su liderazgo han sido vitales para la supervivencia del pueblo de Israel a través de los últimos 2 mil años. Además, su liderazgo ha trascendido en el tiempo de tal manera que las escuelas gerenciales de la posmodernidad han decidido estudiarlo.

Un buen ejemplo de esto lo tenemos en la publicación de un ensayo titulado “Transformational Leadership: Lessons in Management for Today.”[6] Ese documento examina las diferencias que existen entre la efectividad y la medición de avances tecnológicos del presente en los métodos gerenciales de negocio y cómo es que los aspectos del liderazgo transformativo, como el exhibido por Moisés, podrían contribuir ampliamente al éxito organizacional a largo plazo. Esto es, en vez de algunos de los procedimientos y las metodologías utilizadas hasta el momento. Este ensayo se clasifica a Moisés como un líder que seguía la Teoría del líder Transformativo o la Teoría del líder Carismático.

Veamos una cita directa de ese artículo:

“
This is the kind that it appears, from all scripture and tradition, Moses possessed and what we call “charismatic leadership.” What is meant by this term, also called “transformational” at times? It is based on personal values, beliefs, and qualities in combination with the ability to elevate the interests, awareness, and acceptance of the group and to stir followers to look beyond their own interests.”[7]

Otro buen ejemplo de esto lo tenemos en un ensayo escrito por Paul J. Herskovitz y Esther E. Klein, “The Biblical Story of Moses: Lessons in Leadership for Business”[8]

Hay que entender que este tema del liderazgo de Moisés ha sido estudiado de manera extensa en libros, artículos, ensayos y otras clases de publicaciones. Creemos que los miembros de nuestras Iglesias son los únicos sorprendidos al conocer este dato.

Hay publicaciones que identifican su liderazgo como un Líder Laboral[9], mientras que otros lo clasifican como un Líder político.[10] Otros lo identifican como un Líder Siervo.[11]

¿Cómo podemos identificar la filosofía, la teoría, los modelos y los estilos del liderazgo de este hombre? La respuesta a esta pregunta requiere que realicemos algunos ejercicios técnicos. Por ejemplo, la identificación de la filosofía de liderazgo de Moisés puede ser desarrollada a base de la identificación de los valores centrales que sustentaban su vida y su ministerio. Esto es, luego de haber aceptado el llamado que el Señor le extendió en el Monte Sinaí.

¿Por qué podemos llegar a esta conclusión? Sabemos que hay trabajos académicos responsables y muy serios acerca de este tema y que existen varias avenidas que podemos seguir para llegar a una conclusión sobria.

Para estas reflexiones hemos decidido que debemos analizar algunos de estos trabajos desde los datos que ofrecen y no desde sus conclusiones. Esto es comenzando por las estructuras de las filosofías de  liderazgo que predican y las estructuras que le dan apoyo a las teorías que sugieren. Así mismo a las bases que sustentan su selección de modelos y de estilos de liderazgo.

En esta reflexión hemos privilegiado los análisis del Dr. Aubrey Malphurs sobre el tema del liderazgo. Malphurs es un Ministro Evangélico que ha pastoreado varias Iglesias. Malphurs es además un profesor reconocido del Seminario Teológico de Dallas, especialista en plantación y crecimiento de Iglesias, así como en el desarrollo de liderazgo.[12] Además, Malphurs es el presidente del Malphurs Group, entrenador y consultor para Iglesias, denominaciones y organizaciones ministeriales en Norteamérica y en Europa.[13] Uno de sus libros sobre este tema, “Developing a Vison for Ministry in the 21st Century” (1992), marcó un hito histórico en el análisis del mismo.

Malphurs ha identificado diez (10) razones por las que los valores centrales que sustentan un ministerio son extremadamente importantes:

  • Los valores determinan los distintivos ministeriales.
  • Los valores dictan la participación (“involvement”) personal.
  • Los valores comunican lo que es realmente importante.
  • Los valores abrazan, adoptan cambios.
  • Los valores influyen en el comportamiento en su totalidad.
  • Los valores influyen inspiran a las personas a la acción.
  • Los valores realzan un liderazgo creíble o que goza de credibilidad.
  • Los valores le dan forma al carácter del ministerio.
  • Los valores contribuyen al éxito del ministerio.
  • Los valores afectan la planeación estratégica.[14]
 
Sabiendo esto, no nos debe sorprender que la identificación de los valores centrales que sustentaban la vida de Moisés nos puedan ayudar a identificar su filosofía de liderazgo, así como al teoría de liderazgo que sustentaba su llamado.

Ari. Z. Zivotofsky señala que los rabinos han identificado tres (3) cualidades básicas centrales en Moisés que fueron esenciales para que Dios lo escogiera como líder. La primera es su sentido de la justicia. La segunda es la habilidad que él poseía para ver las necesidades de los demás y su disposición para para echar a un lado las suyas para atender las de los otros. La tercera, la capacidad para liderar de manera positiva aun en medio de la adversidad.[15]

Ahora bien, ¿cuáles son los valores centrales que sustentaban la vida de este hombre? Existen varias formas de acercarse a las múltiples respuestas que puede poseer esta pregunta. Una de ellas es acercándonos a los modos y maneras en los que Dios se acercaba a Moisés y cómo este le respondía.

Otra es identificar las características que definen la personalidad de este hombre. Sabemos que esas características se desarrollaron a partir de los valores centrales que regían su vida.

¿Cuáles eran las características personales de Moisés? En primer lugar, Moisés fue llamado por Dios. En segundo lugar, Moisés caminaba de cerca con Dios. En tercer lugar, Moisés era un hombre de integridad y de un carácter aprobado por Dios. En cuarto lugar, Moisés era un hombre de fe. En quinto lugar, Moisés era un hombre de oración. En sexto lugar, Moisés era un hombre que poseía una gran determinación. En séptimo lugar, él era un hombre de visión. En octavo lugar, él era un hombre audaz. En noveno lugar, él era un hacedor de discípulos. En décimo lugar, sabía delegar. En undécimo lugar, era un hombre humilde.

¿Cuáles eran algunos de los principios que regían la vida de Moisés? En primer lugar, Moisés era un hombre temeroso de Dios. En segundo lugar, él vivía anhelando la gloria de Dios. En tercer lugar, Moisés no toleraba el pecado; procuraba erradicarlo. En cuarto lugar, Moisés no tenía temor de asumir la responsabilidad sacerdotal que tenía ante Dios y ante el pueblo; interceder por el pueblo ante el Señor. En quinto lugar, Moisés no temía realizar sacrificios a favor del pueblo.

¿Cuáles eran algunos de los principios gerenciales que Moisés seguía? En primer lugar, se consiguió buenas escoltas en Aarón y Hur. En segundo lugar, él sabía escoger sus consejeros. En tercer lugar, él sabía delegar. En cuarto lugar, él no rehuía las complicaciones ni los problemas. En quinto lugar, sabía utilizar la humildad de manera efectiva. En sexto lugar, defendía al pueblo y no se servía de este. En séptimo lugar, sabía reconocer sus errores. En octavo lugar, Moisés supo preparar su sucesor: Josué.

Estas aseveraciones serán el eje de nuestras próximas reflexiones sobre este tema.
Referencias:
[1] https://rabbisacks.org/
[2] https://www.templetonprize.org/
[3] http://rabbisacks.org/danger-outsourcing-morality-read-rabbi-sacks-speech-accepting-templeton-prize
[4] El Heraldo, 24 de febrero de 2019 • Volumen XIV • No. 680
[5] Sacks, Rabbi Sir Jonathan. Exodus: The Book of Redemption (Covenant & Conversation) (p. 2). Kindle Edition.
[6]  Berendt, Charles, Andreas C. Christofi, etal. Transformational Leadership: Lessons in Management for Today June 2012International Business Research 5(10) DOI: 10.5539/ibr.v5n10p227
[7]  Ibid. p. 238
[8]  The Biblical Story of Moses: Lessons in Leadership for Business, escrito por Paul J. Herskovitz y Esther E. Klein, Publicado en The Journal of Leadership Studies, 199, Vol. 6, No. 3/4.
[9]  Steffens, Lincoln. Moses in Red. Philadelphia: Dorrance, 1926.
[10] Wildavsky, Aaron. The Nursing Father: Moses as a Political Leader. University, Ala.: University of Alabama Press, 1984.
[11] Bell, S. (Ed.) (2014). Servants and Friends: A Biblical Theology of Leadership. Berrien Springs: MI: Andrews University Press.
[12] https://voice.dts.edu/contributor/aubrey-m-malphurs/
[13] https://malphursgroup.com/
[14] Malphurs, Aubrey. Values-Driven Leadership: Discovering and Developing Your Core Values for Ministry (pp. 13-14). Baker Book Group - A. Kindle Edition.
[15] Zivotofsky, A. Z. (1994). The leadership qualities of Moses. Judaism: A Quarterly Journal of Jewish Life and Thought, 43(3), 258+
Colaboradores:
Reflexión pastoral: Rev.  Mizraim Esquilín-García, PhD.  /  Pastor de Comunicaciones: Mizraim Esquilín-Carrero, Jr. / Webmaster: Hno. Abner García  /  Social-Media : Hna. Frances González /  Montaje reflexión-web/curadora Heraldo Digital Institucional-WordPress: Hna. Eunice Esquilín-voluntaria  /  Diseñadora El Heraldo Institucional Edición Impresa Interactiva en InDesign CC: Hna. Eunice Esquilín-voluntaria  /  Fotografías gratuitas: Recuperadas de Unsplash.com por: Nong Vang / David Boca / Diego PH / Benwhite/Priscilla Du Preez /Mathew-Schwartz /Monika Grabkowska. Imagen editada en Photoshop CC: Dra. Eunice Esquilín López – voluntaria 11 de octubre del 2020.

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