783 • Entre el Mar Rojo y la Tierra Prometida: “ La Educación Cristiana que Sana al pueblo ” – Parte V • El Heraldo Institucional del 14 de febrero del 2021 • Volumen XVI

Entre el Mar Rojo y la Tierra Prometida: “La Educación Cristiana que sana al pueblo (Parte V)”
Reflexión por el Pastor/Rector: Mizraim Esquilín-García
El modelo para la educación del pueblo de Israel en el desierto es uno que ha sido estudiado por más de 3 milenios. De hecho, estos análisis no solo han incluido el estudio de la metodología educativa del pueblo de Israel en el desierto. Estos análisis también han incluido el estudio de la metodología educativa a la que Moisés fue sometido. El ensayo titulado “The Task and Education of Moses”, escrito en el siglo 19 por Anson D. Morse es un buen ejemplo de esto.[1]

Una de las fortalezas del modelo que Moisés estableció para la educación del pueblo de Israel en el desierto era su énfasis en la educación de la niñez; de los hijos de Israel. Este énfasis está diseminado en el libro del Deuteronomio. Veamos algunos ejemplos:
 “
8 Y ¿qué nación grande hay que tenga estatutos y juicios justos como es toda esta ley que yo pongo hoy delante de vosotros? 9 Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos.” (Det 4:8-9)
“6 Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; 7 y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.” (Det 6:6-7)
"
20 Mañana cuando te preguntare tu hijo, diciendo: ¿Qué significan los testimonios y estatutos y decretos que Jehová nuestro Dios os mandó? 21 entonces dirás a tu hijo: Nosotros éramos siervos de Faraón en Egipto, y Jehová nos sacó de Egipto con mano poderosa. 22 Jehová hizo señales y milagros grandes y terribles en Egipto, sobre Faraón y sobre toda su casa, delante de nuestros ojos; 23 y nos sacó de allá, para traernos y darnos la tierra que juró a nuestros padres. 24 Y nos mandó Jehová que cumplamos todos estos estatutos, y que temamos a Jehová nuestro Dios, para que nos vaya bien todos los días, y para que nos conserve la vida, como hasta hoy. 25 Y tendremos justicia cuando cuidemos de poner por obra todos estos mandamientos delante de Jehová nuestro Dios, como él nos ha mandado.” (Det 6:20-25)

“18 Por tanto, pondréis estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, y las ataréis como señal en vuestra mano, y serán por frontales entre vuestros ojos. 19 Y las enseñaréis a vuestros hijos
hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes, 20 y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas; 21 para que sean vuestros días, y los días de vuestros hijos, tan numerosos sobre la tierra que Jehová juró a vuestros padres que les había de dar, como los días de los cielos sobre la tierra.” (Det 11:18-21)
“12 Harás congregar al pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus ciudades, para que oigan y aprendan, y teman a Jehová vuestro Dios, y cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley; 13 y los hijos de ellos que no supieron, oigan, y aprendan a temer a Jehová vuestro Dios todos los días que viviereis sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para tomar posesión de ella.” (Det 31:12-13)

“45 Y acabó Moisés de recitar todas estas palabras a todo Israel; 46 y les dijo: Aplicad vuestro corazón a todas las palabras que yo os testifico hoy, para que las mandéis a vuestros hijos, a fin de que cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley.” (Det 32:45-46)
Zachary Garris abunda sobre esto en uno de sus ensayos, destacando las órdenes a los padres de  “enseñar” (“yâdaʽ”, H3045), “dar a conocer”, Dt 4:9), a “enseñar” (“shânan”, H8150, Dt 6:7; 11:19), “decir” (“ʼâmar”, H559, “responder”, “retar”, Dt 6:21) y “mandar” (“tsâvâh”, H6680,  “mandar”, “constituir”, “poner en orden”, Dt 32:46) [2]
Esta es una de las razones por las que se enfatiza que los procesos de Educación Cristiana no pueden estar limitados a lo que nuestros niños reciben a través de las Escuelas Dominicales en nuestras Iglesias. Hace falta desarrollar la costumbre de realizar estos ejercicios con ellos diariamente. Muchos padres Cristianos descansan en las Escuelas Bíblicas Dominicales y en una que otra intervención que ellos realizan con sus hijos durante la semana. Ese estilo jamás será capaz de producir todos los buenos frutos que se esperan de nuestros hijos. El énfasis educativo, además de ser intencional, tiene que ser consistente y practicado diariamente.
Sabemos que este ejercicio puede ser en ocasiones engorroso y hasta frustrante. No obstante, no puede ser abandonado. Repetimos, no puede ser abandonado. Hay que educar a diario a nuestros hijos en la fe de Cristo.

Es importante desatacar que la naturaleza pecaminosa que todos cargamos siempre estará procurando sabotear estos procesos educativos. Este es uno de los ángulos a los que la Biblia se refiere cuando nos dice que “los designios de la carne son enemistad contra Dios” (Rom 8:7). Esta realidad no puede ser utilizada como una excusa para dejar de insistir en la aplicación y el desarrollo de la metodología educativa que el Señor nos ha entregado. De hecho, Moisés vivió esta experiencia en el desierto con el pueblo de Israel. Moisés llegó a expresar esa frustración.
El profesor Steven Weitzman señaló en una ocasión que cuando Moisés estaba cerca de morir, se percató de que su muerte podía impactar de forma negativa al pueblo de Israel. Él había dejado, por orden divina, unas instrucciones para que los Levitas repasaran periódicamente con el pueblo la Ley que Dios les había dado (Det 31:9-13). Aun así, el pueblo decidió abandonar su metodología educativa, para la formación y la transformación de ellos como pueblo, y esto los condujo a varas temporadas de crisis.[3]

Un detalle muy interesante es que el Señor le reveló a Moisés que esto sucedería. Este hombre convirtió esa revelación en una canción de advertencia que los Judíos conocen como el Haazinu. De hecho, la Biblia dice que Dios instruyó a Moisés a que escribiera ese cántico y que se lo enseñara esa canción al pueblo de Israel. Estas fueron sus instrucciones:
"
19 Ahora pues, escribió este cántico, y enséñalo a los hijos de Israel; ponlo en boca de ellos, para que este cántico me sea por testigo contra los hijos de Israel. 20 Porque yo les introduciré en la tierra que juré a sus padres, la cual fluye leche y miel; y comerán y se saciarán, y engordarán; y se volverán a dioses ajenos y les servirán, y me enojarán, e invalidarán mi pacto. 21 Y cuando les vinieren muchos males y angustias, entonces este cántico responderá en su cara como testigo, pues será recordado por la boca de sus descendientes; porque yo conozco lo que se proponen de antemano, antes que los introduzca en la tierra que juré darles. 22 Y Moisés escribió este cántico aquel día, y lo enseñó a los hijos de Israel.… 30 Entonces habló Moisés a oídos de toda la congregación de Israel las palabras de este cántico hasta acabarlo.” (Det 31:19-22, 30).
Es cántico se encuentra en los versos 1 al 43 del capítulo 32 del Libro de Deuteronomio. El calendario litúrgico de lecturas generalmente coloca este capítulo para ser leído entre los meses de septiembre y octubre, dividiendo este en siete (7) partes. La séptima parte son los versos 44 al 52 del capítulo antes mencionado. Mencionamos este dato para hacer constar que el sistema educativo religioso del pueblo judío calendariza hasta las amonestaciones.

El profesor Wietzman no discute ninguno de los datos que hemos compartido hasta aquí. Lo que Wietzman sí subraya es que el centro de esa canción es el verso 18:
18 De la Roca que te creó te olvidaste; Te has olvidado de Dios tu creador.”  (Det 32:18)
Ese verso dice que la actitud negativa del pueblo, para aprender, para ser enseñado y para continuar siendo adiestrados en la Palabra, provocaría que el pueblo se olvidara de Dios.

Una de las contribuciones más significativas de Weitzman es que él explica que los Israelitas eran difíciles de enseñar y muy complicados para aprender. De hecho, Weitzman destaca el dato de que Moisés le haya dicho al pueblo de Israel que ellos no tenían corazón para entender, ni ojos para oír, ni oídos para ver (Det 29:4). Esto, aun cuando el currículo educativo que habían recibido, el mandamiento que habían recibido, no era demasiado difícil para ello ni se encontraba lejos de ellos (Det 30:11). Así lo dice la Biblia. Veamos como lo resume la Nueva Versión Internacional:
Este mandamiento que hoy te ordeno obedecer no es superior a tus fuerzas ni está fuera de tu alcance. 12 No está arriba en el cielo, para que preguntes: “¿Quién subirá al cielo por nosotros, para que nos lo traiga, y así podamos escucharlo y obedecerlo?” 13 Tampoco está más allá del océano, para que preguntes: “¿Quién cruzará por nosotros hasta el otro lado del océano, para que nos lo traiga, y así podamos escucharlo y obedecerlo? 14 ¡No! La palabra está muy cerca de ti; la tienes en la boca y en el corazón, para que la obedezcas.”   (Det 30:11-14, NVI)
Estas expresiones, sin duda alguna, fueron producidas por la frustración que Moisés tenía con el pueblo de Israel y la inefectividad de los modelos de educación que él había desarrollado. Como dice Weitzman, Moisés estaba diciendo en esos versos que la educación le entraba al pueblo por un oído y le salía por el otro. Todo el énfasis que se había realizado para que guardaran y no olvidaran las enseñanzas  parecía haber sido en vano (Det 4:9, 23; 6:12). Los Israelitas tenían dificultades para asimilar estas enseñanzas.

Weitzman clasifica esto como “resistencia estudiantil”, un tema que ha sido objeto de investigaciones académicas muy serias desde la época del Profesor John Dewey (1859-1952). Esta clase de investigación es la que procura analizar, entre otras cosas, por qué algunos estudiantes se sientan atrás en los salones a atender los mensajes de texto mientras se está impartiendo la enseñanza, por qué no les gusta leer, qué lugar ocupa el manejo de sus emociones en todo esto, etc.

Es muy interesante el dato de que Moisés haya concluido que todo esto respondía al hecho de que Dios no le había “dado mente para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír” al pueblo (Det 29:4, NVI). Este dato es interesante porque una de las premisas de las que parte el Evangelio es que los seres humanos necesitamos un Maestro muy especial que pueda hacernos aprender lo que Dios nos quiere enseñar en Cristo. Ese Maestro se llama el Espíritu Santo. El Evangelio y la Educación Cristiana que promueve este requieren de la participación del Espíritu Santo para que las personas se conviertan (Jn 16:8) y para que puedan ser educados.

Veamos lo que dice la Biblia acerca de la función educativa del Espíritu de Dios:

24 El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió. 25 Os he dicho estas cosas estando con vosotros. 26 Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. 27 La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.”  (Jn 14:24-27)
O sea, que Cristo como Maestro nos enseña el Evangelio, y nos ordena guardar Sus palabras, pero es el Espíritu Santo el que se encarga de enseñarnos y recordarnos todo lo que Cristo nos ha dicho. El proceso de permitir que el Espíritu Santo nos enseñe y nos recuerde toda la enseñanza de Jesucristo es el que produce esa paz que el mundo no nos puede quitar. De hecho, este principio bíblico educativo es tan escueto que la Biblia dice que en tiempo de persecuciones y de angustias, es el Espíritu Santo el que nos enseña cómo debemos comportarnos, cómo debemos responder; cómo debemos aplicar las enseñanzas de nuestro Amado Salvador:
11 Cuando os trajeren a las sinagogas, y ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis por cómo o qué habréis de responder, o qué habréis de decir; 12 porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que debáis decir.”  (Lcs 12:11-12)  
Estos datos nos obligan a subrayar el componente espiritual de la Educación Cristiana. Una de las conclusiones que producen estos datos es que ningún maestro, ningún padre o tutor podrá ser efectivo en esta tarea educativa sin la participación el Espíritu Santo. Esto es, tanto en él como en el estudiante, o en sus hijos. Hay que orar intencionalmente por esto. Repetimos, hay que cubrir estos procesos educativos con mucha oración de intercesión. El Nuevo Testamento hace énfasis en la presencia de la unción del Espíritu Santo para esta tarea cuando nos dice lo siguiente:
27 Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.” (1 Jn 2:27)
Sir Jonathan Sacks describe las escenas que hemos compartido del Libro de Deuteronomio con una maestría extraordinaria [4]. Sacks comienza su alocución señalando que Moisés estaba cerca de cumplir los 120 años cuando decidió compartir con el pueblo de Israel todas las enseñanzas que aparecen en el libro de Deuteronomio, incluyendo las que hemos mencionado aquí.

Moisés lo hizo habiendo experimentado la noticia de que no entraría a la Tierra Prometida, y luego de recibir muchos rechazos de parte del pueblo que había dirigido por cerca de 40 años. Moisés lo hizo sabiendo que sus hermanos, Aarón y María se le habían adelantado a la eternidad y que ninguno de sus dos (2) hijos, Gersón y Eliezer (Éxo 18:3-4), le sucederían como líderes del pueblo.

Sacks destaca que Moisés estuvo el último mes de su vida enseñándole al pueblo de Israel. En ese mes Moisés trascendió de la enseñanza de la Ley a la enseñanza de por qué la Ley poseía la estructura que la caracteriza. Sacks añade que a través del Deuteronomio Moisés alcanzó un nuevo nivel de autoridad y de sabiduría. De hecho, los discursos más extensos de Moisés están en ese libro de la Biblia. Ya no era un simple interlocutor, un retransmisor de la voz de Dios. Dios le había concedido poder hablar a ese pueblo desde su corazón como un maestro, como un verdadero líder moldeado por el Señor.

Ese momento, añade Sacks, fue uno de definición para este hombre. Moisés no sabía que con  estas acciones le estaba regalando al pueblo de Israel su contribución más grande acerca del concepto del liderazgo. Sacks le llama a esto la idea del maestro como un héroe.

Sus victorias como héroe en este “campo de batalla” no serían físicas ni militares. Estas victorias serían espirituales, morales y culturales. Una nueva espiritualidad, la redefinición de la cultura y el establecimiento de los estándares morales que pide Dios. Las victorias que se alcanzan en el campo militar pueden cambiar las fichas en el tablero de ajedrez de la historia. En cambio, destaca Sacks, las victorias que se alcanzan en esas dimensiones, particularmente las espirituales, no se olvidan; duran para siempre. Duran para siempre porque cambian vidas.

Es por eso que el pueblo Judío se ha destacado por ser un pueblo cuyos héroes más grandes fueron maestros, cuyos castillos y fortines más importantes han sido las escuelas y cuya pasión más intensa es el estudio de la vida y de la mente.

Los creyentes en Cristo sabemos que nuestro Señor y Salvador es el Maestro más grande que ha existido. Sus enseñanzas transforman las vidas de aquellos que se le acercan como ninguna otra fuente de educación o religiosa puede hacerlo. Cristo Jesús nos invita a hacer nuestra la área de educar y preparar discípulos maduros, íntegros, discípulos de los que se pueda decir que el mundo no es digno de ellos (Heb 11:38).

Moisés entendió esto, aun sin haber contado con la presencia permanente del Espíritu Santo. Este hombre no se amilanó al entrar a la última parte de su vida y decidió cumplir con su encomienda a pesar de las frustraciones, los rechazos, los fracasos que había experimentado y las malas noticias que había recibido. Gracias a su resiliencia hay un texto Sagrado y muchas historias y lecciones que han trascendido la historia.

Nuestro reto es similar al de Moisés. El Señor nos invita a trascender de la enseñanza del Evangelio a la enseñanza de por qué el Evangelio posee la estructura que lo caracteriza. Dios nos invita a que permitamos que el Espíritu Santo no lleve a alcanzar un nuevo nivel de autoridad y de sabiduría en la Palabra. Dios no nos está invitando a dejar la función de interlocutores, de retransmisores de la voz de Dios. A lo que Dios nos invita es añadir a esto poder hablar a nuestros hijos, al pueblo de Dios desde corazones de maestros, como verdaderos líderes que han sido moldeados por el Señor.

Por último, nuestro reto es diferente al de Moisés: nosotros contamos con la presencia permanente del Espíritu Santo. Moisés no tenía esa ventaja.

¿Cómo hemos de responder nosotros a este reto?

Referencias:
[1] Morse, Anson D. “The Task and Education of Moses”. Fuente: The Old Testament Student  Sep., 1887, Vol. 7, No. 1 (Sep., 1887), pp. 16-20. Publicado por: The University of Chicago Press. Stable URL: https://www.jstor.org/stable/3156271
[2] https://teachdiligently.com/articles/moses-was-really-concerned-about-teaching-children
[3] https://www.thetorah.com/article/was-moses-our-teacher-a-good-teacher
[4] https://rabbisacks.org/wp-content/uploads/2019/08/CC-5779-The-Teacher-as-Hero-Devarim-5779.pdf
Colaboradores:
Reflexión pastoral: Rev. Mizraim Esquilín-García, PhD.  /  Pastor de Comunicaciones: Mizraim Esquilín-Carrero, Jr. / Webmaster: Hno. Abner García  /  Social-Media- Curadora: Hna. Frances González •  Montaje reflexión-web/curadora Heraldo Digital Institucional-WordPress: Hna. Eunice Esquilín-voluntaria  /  Diseñadora El Heraldo Institucional Edición Impresa Interactiva en InDesign CC: Dra. Eunice Esquilín-voluntaria  /  Fotografías gratuitas: Recuperadas de Unsplash.com por: Nong Vang / David Boca / Diego PH / Benwhite/Priscilla Du Preez /Mathew-Schwartz /Monika Grabkowska/ Annie Spratt. Imagen editada en Photoshop CC: Dra. Eunice Esquilín López – voluntaria 14 de febrero del 2021.

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